Los procesos migratorios son consustanciales a la evolución de los grupos sociales que han constituido nuestra civilización a lo largo de su historia. Los muy lejanos ancestros africanos, aprovechando la bonanza climática ocurrida hace millón y medio de años aproximadamente, invadieron los territorios de las actuales Europa y Asia mitigando así los efectos colaterales del aumento de la población. Ya en tiempos del hombre moderno (del Homo sapiens sapiens) hace unos 15 mil años tuvo lugar la ocupación del continente americano, estableciendo el carácter de inmigrante de los primeros pobladores de esta región, un hecho sin duda muy aleccionador para aquellos que sacralizan recientemente la xenofobia en aquellos lares. Definitivamente, nómadas e invasores, peregrinos, comerciantes y colonizadores han construido el mundo que hoy conocemos.

Los viajes de navegación de finales del siglo XV fueron el sustrato del primer intento de globalización de la cultura occidental. Trajeron como consecuencia (entre otras) que los herederos de la cuna de nuestra especie fueran esclavizados por los descendientes de aquellos que emigraron de ella.

Las condiciones de subdesarrollo generadas por la colonización abrieron una brecha entre los centros de poder económico y la periferia que se ha ensanchado conforme el progreso científico técnico ha aumentado. Estos avances han propiciado recientemente la disponibilidad y abaratamiento de los medios de transporte, dando lugar a oleadas de migrantes desde las antiguas colonias hacia los centros de poder.

Un caso muy particular es el ocurrido en América del Norte. El despojo de una inmensa área del norte de México por parte de EEUU trazó una línea imaginaria (aunque coercitiva) que dividió zonas con culturas homogéneas al norte y sur de la misma. El deterioro de las condiciones de vida en México, consecuencia en parte del desigual intercambio económico, ha generado un fenómeno migratorio percibido más como una reivindicación de derechos enajenados que como un desafío al status quo.

Este número de la revista está dedicado a diferentes facetas del fenómeno migratorio mexicano. Desde la representación social de los migrantes en comunidades foráneas hasta la percepción del suceso en los medios masivos son tratados en estas páginas. Asimismo, nuestra editora invitada entrevista a Raúl Hinojosa Ojeda, profesor de la UCLA y destacado académico en asuntos migratorios. Si bien existe una pródiga literatura sobre este tema, los trabajos contenidos en esta edición la convierten en una contribución esencial para la comprensión del fenómeno migratorio con nuestros vecinos del norte.