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Revista mexicana de opinión pública

versión On-line ISSN 2448-4911versión impresa ISSN 1870-7300

Rev. mex. opinión pública  no.31 Ciudad de México jul./dic. 2021  Epub 11-Oct-2021

https://doi.org/10.22201/fcpys.24484911e.2022.31.79855 

Presentación

Presentación

Norma Pareja Sánchez1


La pandemia de COVID-19 que ha asolado el mundo durante 2020 y 2021, sin duda, alteró todos los mecanismos de organización social, política y económica: la estructura de la cotidianeidad y la normalidad se desdibujó, y gobiernos y sociedades debieron enfrentar una serie de cambios derivados de ello.

En la dimensión social y de la salud, la contingencia implicó un altísimo número de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos; asimismo, en la mayoría de los países se hizo necesaria la reestructuración de los sistemas de salud, que resultaron precarios o insuficientes para la nueva realidad, sin olvidar lo visible que fue la imperante y aguda desigualdad social a escala global.

En la dimensión política, la relación Estado-sociedad se puso a prueba y las fronteras entre la normalidad democrática y los autoritarismos se trastocaron. Pudieron observarse: 1) despliegues de intensas estrategias de comunicación gubernamental para informar sobre la gestión de las epidemias y mitigar su impacto, a través de múltiples canales; 2) crisis políticas enmarcadas en controversias por el establecimiento de medidas de bioseguridad muy duras, en algunos casos, con el argumento de excepcionalidad que se tensionaba con derechos fundamentales (por ejemplo, la libre manifestación de ideas o la libre circulación), como los toques de queda; el uso obligatorio de mascarillas y hasta vacunaciones obligadas, que supusieron limitantes a las libertades individuales y colectivas propias de la democracia; así como cuestionamientos a algunas de las gestiones que obligaron a la remoción de altos funcionarios públicos y declives en la popularidad de mandatarios; 3) diversos movimientos sociales con expresiones de negacionismo y antivacunas, o legítimas protestas por exceso del uso de la fuerza y confinamientos duros; 4) expresiones de autocracias con medidas coercitivas y violaciones a derechos; 5) un enorme flujo informativo en coberturas noticiosas convergentes y divergentes de las agendas políticas sobre la epidemia, así como de las agendas públicas, y 6) procesos electorales con votaciones contaminadas por el lucro de la enfermedad, publicidad política anclada al miedo, castigo de los votantes a las diversas gestiones de la pandemia, retrasos en fechas de elección, entre otros.

En la dimensión económica quedaron claras la globalidad de los mecanismos del mercado y cómo estos plantearon nuevas formas de satisfacer las demandas de productos con aceleradas innovaciones en la relación entre ciencia, tecnología y sociedad, así como las pugnas en el espacio de la geopolítica actual.

En ese inusual panorama, fue posible observar un sinfín de nuevos procesos, pero en México y en el mundo, destacan dos íntimamente vinculados entre sí y con el aislamiento social impuesto por la pandemia: la expansión del uso de internet como plataforma de comunicación a escala global con enormes flujos reticulares y una creciente demanda de información y entretenimiento, y la desinformación que, en su ángulo sociopolítico, alcanzó dimensiones nunca vistas con un importante impacto en los procesos de formación de la opinión pública, pues al tiempo que el virus se propagaba velozmente, también lo hacían las noticias falsas, sobre todo a través de las redes sociodigitales, con lo que se complejizó aún más el ya sacudido ambiente mundial.

La Revista Mexicana de Opinión Pública buscó recuperar diversos análisis y estudios de caso que observaron de cerca, in situ, algunos de estos múltiples procesos sociales y políticos emanados de o potencializados por la pandemia. Se logró conformar un número temático con diversos ángulos de análisis respecto del efecto del contexto en la formación de la opinión pública, tales como: digitalización de la información con una estrategia gubernamental y control-vigilancia a partir de ecosistemas de atención; consonancia de agendas mediáticas, desigualdad social e invisibilización en la prensa, así como comportamiento electoral y abstencionismo.

La edición abre, en su Dossier, con un trabajo que se enmarca en los flujos de desinformación y la importancia de las estrategias de su mitigación. El investigador Raul Anthony Olmedo Neri, de la Universidad Nacional Autónoma de México, desarrolla un novedoso y cuidado trabajo sobre la estructura y potencial comunicativo de la red sociodigital Twitter en México, en el que observa el despliegue comunicativo del Gobierno federal frente a la contingencia sanitaria en la campaña de Susana Distancia en 2020; esto constituye un innovador uso de la tecnología en el actual contexto de crisis al ser “transmedia y multiformato”. En el texto denominado “#SusanaDistancia ante COVID-19 en México. Campañas y redes gubernamentales en Twitter”, Olmedo describe cómo la estrategia gubernamental en esa red constituyó un relevante espacio y mecanismo de información y reacción frente a la diseminación de noticias falsas en el espacio digital. El autor identifica, mediante un Análisis de Redes Sociales (ARS), cómo diversos personajes, tanto del Gobierno federal como de medios de comunicación afines al Gobierno, se posicionaron de forma importante para socializar la gestión de la pandemia y tratar de mitigar sus efectos en el nivel de la salud y en el de la opinión pública.

En el tenor de la expansión de procesos de digitalización de la información, Dante Avaro, miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la República de Argentina, reflexiona amplia y profundamente sobre los alcances de la inteligencia artificial, sobre todo, para procesos de vigilancia y control. El contexto de la pandemia de COVID-19 le permite establecer la importancia de los ecosistemas de gestión de la atención como redes sociodigitales y sitios de consumo (Facebook, Twitter, YouTube, Instagram, Amazon, Netflix, etcétera), así como el imperativo y las dificultades en su regulación. El texto “Algoritmos y pandemia. Tres claves emergentes para futuros análisis sobre opinión pública”, revisa cómo el entorno del aislamiento social, confinamiento o encierro propició condiciones muy ventajosas para el consumo en línea y, por ende, para la captación, jerarquización y uso de una inmensa cantidad de datos a partir de las múltiples interacciones a través de la red, que abonan al fortalecimiento de la inteligencia artificial mediante algoritmos.

Por su parte, Rocío Pereyra, de la Universidad Nacional de la Plata, en el trabajo denominado “Periodismo y COVID-19. Homogeneización de contenidos en Argentina. Un análisis de caso”, desarrolla un oportuno estudio sobre el fenómeno de consonancia informativa en la prensa argentina durante la pandemia, que, como aristas centrales, tiene la desinformación y un efecto de unificación limitante de un acceso amplio a la información periodística, lo cual es grave per se y, más aún, en condiciones de emergencia sanitaria, en la que predomina la incertidumbre y la necesidad de orientación se agudiza. Pereyra toma como estudio de caso la información vertida en torno a la presunta liberación de presos en Argentina que se derivó de una entrevista realizada por un medio radiofónico al Presidente de ese país, Alberto Fernández, y que fue rápidamente retomada y sacada de contexto por el diario Clarín en su portal digital. Mediante la técnica de análisis de contenido, la investigadora detectó que la misma nota fue replicada de manera inmediata por un importante número de medios tanto de manera impresa como digital en el nivel nacional. Un elemento interesante del trabajo es que la autora ubica el papel de ese rotativo en el sistema mediático de Argentina, en el cual posee un lugar predominante, en términos de tradición y propiedad, y sobre todo sus significativas confrontaciones con los gobiernos de izquierda de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, quien fue expresidenta y es actual vicepresidenta, desde la promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009. Por supuesto, el trabajo permite reflexionar en torno a las implicaciones de la propagación de noticias sin verificación de fuentes y con un mismo encuadre y, por ende, sobre los posibles efectos perniciosos en la formación de la opinión pública.

Tatiana Marisel Pizarro, de la Universidad Nacional de San Juan, hace un agudo análisis de la cobertura noticiosa en Argentina en el contexto de la pandemia, en el que registra cómo la prensa de ese país prácticamente invisibilizó de la agenda pública a un segmento particular de la población históricamente relegado de la vida social y de la agenda mediática, el de mujeres trabajadoras indígenas rurales con empleos temporales. Además, examina cómo se construyeron discursos a partir de sesgos noticiosos de género, clase y raza. En el trabajo “Las golondrinas no volvieron a casa. La cobertura periodística sobre las trabajadoras rurales durante la pandemia”, la investigadora estudia, mediante la técnica del análisis del discurso y la etnografía mediática, la campaña #ElDerechoARetornarAcasa, creada por el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir en Argentina, en la cual se difundía la problemática de que, en su calidad de trabajadoras temporales, estas personas estuvieron impedidas de retornar a sus hogares por la prohibición de la movilidad social, pero esto no figuró de forma importante entre los ítems que más cubrió la prensa digital, y cuando lo hizo, fue de manera sesgada. Los hallazgos del trabajo permiten observar que las históricas y sistemáticas exclusiones sociales encuentran un negativo eco en la prensa de referencia, que puede, a su vez, ser parte del ciclo de rechazo que involucra discriminación y estigmatización en la triple dimensión de género, raza y clase. La autora señala que, a partir de esos sesgos en los discursos noticiosos, no solo se invisibiliza tal problemática, sino que se enmarca de manera que la percepción y concepción social respecto de ello puede ser muy limitada e incluso distorsionada. El estudio de caso da cuenta de tendencias sociales preexistentes a la pandemia que se manifestaron y agudizaron de manera muy clara con ella.

La sección cierra con un trabajo clave sobre comportamiento electoral en el contexto de la pandemia, en particular, sobre la importancia de la participación versus el abstencionismo como factor de deslegitimación y desestabilización en un sistema político. En un estudio de caso, Guillermo Lizama Carrasco, de la Universidad Nacional Autónoma de México, desarrolla un estudio en una entidad que tuvo elecciones en este periodo. En el texto “Pandemia de COVID-19 y abstencionismo en las elecciones municipales del estado de Hidalgo”, el investigador analiza la relación entre la participación electoral y la percepción del riesgo mediante un procedimiento estadístico de asociación de variables, en el que plantea que la crisis sanitaria podría haberse agregado a los de por sí ya múltiples factores que propician la baja participación electoral. Aunque Lizama no encuentra un efecto directo o relación significativa entre abstencionismo y las condiciones de la pandemia, el trabajo resulta relevante al señalar las alteraciones en los procesos electorales, como la reprogramación de elecciones, las ampliaciones de plazos para gobernar, las modificaciones en las campañas, los mayores costos para los votantes y los cambios en el proceso electoral. Al mismo tiempo, puede notarse también la complejidad del abstencionismo y su configuración estructural e histórica.

En la sección Diversa, el lector encontrará el trabajo de Héctor Gutiérrez Sánchez, de la Universidad de Guadalajara, nombrado “Evaluación de los candidatos políticos por estudiantes mexicanos de Puebla en el año 2019”. El investigador hace un muy interesante análisis de los determinantes del voto en México, sobre todo a partir de que la elección presidencial de 2018 ha abierto nuevas interrogantes en el campo. Para ello, Gutiérrez Sánchez pone a prueba los modelos tradicionales de comportamiento electoral de la ciencia política norteamericana con jóvenes estudiantes. Los hallazgos, de manera muy reveladora, permiten identificar una dificultad para su aplicación directa en el contexto mexicano con una historia sociopolítica particular y compleja. A partir de los resultados obtenidos, el investigador observa un probable y exclusivo mecanismo que incorporaría elementos de varias teorías clásicas que han sido históricamente opuestas. Derivado de ello, propone la sugerente hipótesis que denomina del “partido marca”, en la que destaca que los determinantes del voto podrían fincarse preponderantemente en los candidatos y no tanto en los partidos, a partir de una asociación entre rasgos pragmáticos y morales de los candidatos con el partido político, sin que este último tenga un peso relevante. Gutiérrez registró en su muestra escasos elementos de racionalidad. Los datos le hacen considerar el peso de la moralidad e identificación entre las posibles explicaciones, pero no necesariamente del candidato local sino centralmente con la figura del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, pues, con el arrastre del proceso electoral de 2018, dicho personaje otorgaría a todo su partido una imagen moral. MORENA es muy joven en el espectro político mexicano para motivar una identificación partidista, apunta el autor, como lo propone la escuela de Michigan que había sido la más eficaz para explicar el voto mexicano. Pese a que se trabaja con una muestra no representativa, sin duda, se abre un debate interesante para el análisis de la opinión pública en esta línea.

Jorge Francisco Aguirre Sala, investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el trabajo “Réplica y notas complementarias al estudio de las opciones por la democracia en los ciudadanos neoleoneses”, establece una discusión interesante con José María Infante en torno a la percepción de los neoleneses sobre la democracia, a partir del texto publicado en esta misma revista el año pasado. La discusión resulta sugestiva, dado que deja ver tanto la complejidad de las consideraciones en torno a la democracia como algunos elementos de la cultura política de los ciudadanos en Nuevo León, trascedentes a la luz de los profundos cambios en el panorama político en México y los distintos procesos de alternancia con sus respectivos cortes geográficos. Llama la atención las sugerencias para elevar la calidad y la satisfacción con la democracia: “1) adecuar la legislación para que tanto los gobernantes como los ciudadanos puedan tener participaciones de cuatro tipos (permitir a ciudadanos votar asuntos importantes; construir espacios deliberativos; integrar consejos ciudadanos, y elegir especialistas para complementar la toma de decisiones) y 2) aceptar que el parecer de especialistas y consejos ciudadanos, así como los acuerdos alcanzados en los espacios de discusión, sean vinculantes”. Sin duda, la propuesta ofrece elementos clave de participación de la ciudadanía que abonan a la reflexión y discusión sobre el desempeño de la democracia.

Finalmente, la edición cierra con un muy acertado trabajo del reconocido investigador latinoamericano Luis Ramiro Beltrán, quien fuera miembro del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL). En el texto denominado “Salud pública y comunicación social”, que se publicó originalmente en la Revista Chasqui, en 1995, Beltrán establece la importancia del concepto de comunicación para el desarrollo con la noción asociada de comunicación para la salud, para describir el papel de la intervención gubernamental mediante la promoción de diversas estrategias mediáticas en la búsqueda de prácticas adecuadas para la salud pública, tanto de la sociedad como de los proveedores de los servicios de esta.

En sus palabras, la comunicación para la salud se trata de “la aplicación planificada y sistemática de medios de comunicación al logro de comportamientos activos de la comunidad, compatibles con las aspiraciones expresadas en políticas, estrategias y planes de salud pública. Vista como proceso social, es un mecanismo de intervención para generar, a escala multitudinaria, influencia social que proporcione conocimientos, forje actitudes y provoque prácticas favorables al cuidado de la salud pública”. Sin duda, el artículo que se enmarcara en la comunicación para el desarrollo, impulsada en la época de la posguerra y hasta finales de los setenta en América Latina, ofrece indicadores clave que, desde el multilateralismo, deben considerarse en el marco de la actual pandemia por COVID-19, pero también en posibles futuras amenazas o emergencias sanitarias globales. Entre dichos indicadores se encuentran la salud como un derecho fundamental, permanentes programas de salud, priorización máxima de la salud de la infancia, así como la eliminación de la inequidad determinante de la mala salud de las mayorías, etcétera.

La autora desea agradecer el invaluable apoyo del comprometido y profesional equipo editorial de la RMOP, así como de la Mtra. Alma Iglesias, exdirectora de la revista, por la invitación a la coordinación de este trabajo que esperamos sea de utilidad e interés. Asimismo, deseo expresar mi agradecimiento y felicitación al Dr. Carlos Luis Sánchez y Sánchez, nuevo director de esta reconocida publicación científica, al mismo tiempo que le deseo el mejor de los trayectos en esta etapa que comienza para la Revista Mexicana de Opinión Pública, enhorabuena.

1Coordinadora del número

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