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Revista mexicana de opinión pública

versión On-line ISSN 2448-4911versión impresa ISSN 1870-7300

Rev. mex. opinión pública  no.29 Ciudad de México jul./dic. 2020  Epub 21-Oct-2020

https://doi.org/10.22201/fcpys.24484911e.2020.29.76061 

Reseña

Fake News, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales por Ernesto Calvo y Natalia Aruguete

Ezequiel Alexander Rivero1 

Juan Martín Zanotti2 

1Ezequiel Alexander Rivero es doctorando en ciencias sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), maestro en industrias culturales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Buenos Aires, Argentina, licenciado en comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y actualmente becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (UNQ/CONICET). squielrivero@gmail.com.

2Juan Martín Zanotti es especialista en medios audiovisuales y maestro en comunicación y cultura contemporánea por la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina. Se desempeña como docente de política y comunicación en la Universidad Nacional de San Luis, San Luis, Argentina. jmartinzanotti@gmail.com.

Calvo, Ernesto; Aruguete, Natalia. Fake News, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales. Siglo XXI, Buenos Aires, Argentina: 2020. 240p. ISBN: 978- 987-629-998-5.


Fake News, trolls y otros encantos es una apuesta interdisciplinaria, una triangulación teórico-empírica entre los estudios de la comunicación, la ciencia política y la estadística. El trabajo de Calvo y Aruguete recupera categorías de análisis de textos clásicos y de otros más actuales. Establece, además, un diálogo crítico con planteamientos teóricos pensados en otros contextos mediáticos para actualizarlos a la luz de las formas de conversación pública mediada por redes sociales digitales.

Natalia Aruguete y Ernesto Calvo conforman un tándem académico que potencia sus contribuciones particulares, apoyadas tanto en la larga trayectoria de estudio del periodismo y agendas mediáticas cuanto en el vasto recorrido del autor en investigaciones sobre representación política, medios y sistemas electorales. En este sentido, se establece un cruce virtuoso entre las tesis de obras anteriores como El poder de la agenda,3 de Aruguete, y Anatomía política de Twitter en Argentina,4 de Calvo, ambas publicadas en el año de 2015.

La apuesta central del texto es tornar legible la forma de funcionamiento de las redes sociales digitales (con especial énfasis en Twitter), esas esferas privadas donde acontece parte significativa de la discusión pública actual. Se trata de hacer visible no sólo las formas en que las propias redes están estructuradas, sino, además, identificar y dar sentido a los comportamientos individuales y colectivos de los distintos tipos de usuarios que las habitan. Para los autores, hacer legibles las redes supone, entre otras cosas, volverlas gobernables y ejercer sobre ellas alguna acción transformadora que les devuelva su potencial como espacios para una conversación democrática, más horizontal y menos violenta.

Los capítulos que integran el libro presentan distintos experimentos y casos de estudio sobre eventos políticos que tuvieron lugar en Argentina, Brasil y Estados Unidos. Esta abundante evidencia empírica, basada en el procesamiento de grandes volúmenes de datos, incorpora debates centrales planteados desde la comunicación política y la ciencia política, y echa luz sobre análisis originales y argumentos sólidos, sostenidos en un basamento empírico inusualmente abundante. El diseño metodológico de los casos de estudio representa en sí mismo una aportación al campo de la comunicación y la política, en la medida en que invita a ser replicado en el estudio de otros casos de interés, en otros contextos y momentos políticos.

El libro asume el desencanto ante el actual estado de cosas que contrasta con la utopía originaria de un diálogo virtual libre y abierto con alto potencial democratizador. Calvo y Aruguete se preguntan cómo fue que aquel espacio que prometía una comunicación más horizontal y democrática se convirtió, al menos parcialmente, en este otro lugar donde las operaciones políticas, la manipulación y la violencia organizada son parte de las actividades más habituales. Para los autores, aunque la conducta de los usuarios en las redes sociales esté conformada por la suma de acciones individuales, el saneamiento y recuperación de este espacio para el debate democrático es necesariamente una tarea colectiva. Por lo pronto, la evidencia empírica que brinda el libro muestra que los mismos mecanismos que favorecen la propagación de conflictos y consolidan un diálogo polarizado pueden facilitar formas de convivencia política y activismo social en torno a una causa.

El texto estudia, además, el comportamiento de actores centrales para explicar cómo funcionan las redes sociales. En esta comprensión macro de la dinámica de las redes, se analizan sus lógicas de funcionamiento y cómo son habitadas por distintos tipos de usuarios que dialogan con, en y a través de ellas. Respecto de los usuarios se hace una clara distinción entre aquellos que, por su posición privilegiada, se constituyen en “autoridades de la red” -aquí se incluye a políticos, celebridades y/o medios de comunicación-, y otros usuarios, que a priori cuentan con menor capacidad de incidencia en la fijación de la agenda de discusión y la diseminación de mensajes.

Aunque en términos analíticos esta distinción entre redes en su calidad de plataformas y usuarios es útil en la práctica, el libro muestra que ambos están interrelacionados. Y aunque se reconocen las asimetrías preexistentes y las particularidades de cada uno, se evidencia también una situación en que las redes determinan algunas conductas, a la vez que las conductas de los usuarios imprimen huellas y, con ellas, modifican la topología de las redes. En suma, el análisis esquiva el determinismo tecnológico al ocuparse no tanto de aquello que las redes hacen con los usuarios sino de lo que los distintos tipos de usuarios son capaces de hacer (para bien y para mal) con -y en- las redes.

Tal como se desprende de diversos estudios empíricos incluidos aquí, al encontrarse con informaciones de distinto tipo, los usuarios seleccionan qué mensajes “activar” (mediante la denominada “activación en cascada”) y, por ende, habilitar en su red de contactos, y cuáles ignorar (a partir de una “atención selectiva” sobre el contenido circulado en la red). Esta decisión se basa tanto en sesgos ideológicos e intereses conscientes cuanto en el diseño y estructura de las redes que propician la formación de burbujas, dentro de de las cuales circulan mensajes que son en su mayoría congruentes con las creencias y preferencias de cada usuario. Esto último se vincula directamente con la existencia de filtros personalizados y mecanismos de funcionamiento basados en algoritmos que “aprenden” a servir, en mayor medida, aquellos contenidos con los que el usuario está más predispuesto a interactuar. La combinación de los sesgos de los usuarios y las propiedades de las redes, evidencia el texto, introduce una miríada de distorsiones en la circulación de mensajes y en la forma en que se dan las interacciones.

Es importante puntualizar una serie de conceptos centrales que los autores clarifican. Uno de ellos es el de polarización en redes sociales, que se explica por la polarización afectiva. En palabras de los autores: la polarización “no constituye solo un alineamiento cognitivo con la interpretación del evento sino, ante todo, una defensa encendida de creencias propias ante los objetivos comunicacionales del otro” (p. 60). La polarización, pensada en estos términos, nos permite entender, afirman, que “odiar las redes es un acto afectivo, cognitivo y político” (p. 70).

En un sentido similar, se destaca la conceptualización de las fake news, entendidas como un acto performativo, que provoca la ruptura de tres consensos básicos (el cognitivo, el político y el ciudadano). La ruptura del consenso cognitivo “nos mueve a aceptar enseguida la evidencia que apoya nuestras creencias, induce a su vez a emitir enunciados falsos para producir un daño al oponente, como una forma de violencia política”. En el último plano, la ruptura del consenso ciudadano “promueve que las creencias y la evidencia que sostienen los enunciados se distingan entre comunidades” (p. 41). Por ello es posible advertir que las fake news no conforman una estrategia informativa, encierran más bien una acción política, fundamentalmente ejercida por usuarios de alto rango o autoridades de la red.

Otra de las líneas trabajadas por los autores se enfoca en la actuación de los medios de comunicación y su relación con los usuarios, condensadas en experimentos que contrastan los alcances de los periódicos Página/12, La Nación y Clarín, en comunidades virtuales oficialistas y opositoras de Argentina, o entre republicanos y demócratas, a partir de experimentos realizados en Estados Unidos con contenidos publicados por The New York Times, Fox News o Associated Press. A partir del estudio de estos casos, evidencian los efectos de estos distintos medios -mediante mecanismos de preactivación (primining)- así como la disposición de los distintos usuarios a la hora de propagar mensajes. Ello pone de manifiesto que en el diálogo en las redes sociales los intermediarios tradicionales no son eliminados. Por el contrario, las redes sociales se nutren de ellos y, en algún momento, “los reemplazan por otros” (p. 163).

Estas elaboraciones se complementan con el análisis de la confirmación singular de encuadres mediáticos en Twitter, a partir de la agregación de contenidos que constituyen y dan forma a un evento comunicacional. Los encuadres colaboran a crear narrativas localmente coherentes en una determinada región de la red. Estos encuadres definen efectos o condiciones como problemáticas, que, a su vez, apoyan juicios y promueven soluciones respecto a diferentes temas, como estableció Entman en 2004.5 Como dirán los autores, aunque las redes sociales están habitadas por actores dominantes, el control de la narrativa no reside en ellos, sino que depende también de la decisión de los usuarios de compartir algunos de los contenidos a los que están expuestos. La misma dinámica, explicada por la activación de encuadres en red, también habilita la configuración de contraencuadres, entendidos como aquellos que se forman en los planos inferiores del circuito comunicacional y que pueden desafiar la definición oficial de la situación. En esta dirección, observan también situaciones de asimetría, al advertir que sólo un porcentaje ínfimo de cuentas generan el volumen mayoritario de temas o contenidos.

El texto expone con nitidez la preocupación por las características y formas que adoptó en los últimos años el funcionamiento de las redes sociales digitales, desvirtuadas y transformadas en espacios tóxicos que alojan parte del debate público mediado en la actualidad. La preocupación reside, en mayor medida, en los efectos que esto tiene para la vida democrática. Las redes, en un momento de aceleración de flujos de información, cada vez más grandes, dejan ver, con más intensidad que en otros momentos históricos, la diversidad de la que estamos hechos, la diversidad social. La reacción ante la sobreexposición de esa diversidad no es siempre ni necesariamente comprender la necesidad de negociar, construir acuerdos y puntos de contacto, esenciales para posibilitar la vida democrática. Por el contrario, asistimos al riesgo de que dispositivos presuntamente diseñados para facilitar el flujo de información y la comunicación se conviertan (si no lo han hecho ya) en aceleradores del odio, la incomprensión y la violencia organizada.

Referencias

Aruguete, Natalia, El poder de la agenda, Biblos (Cuadernos de Comunicación), Buenos Aires, 2015. [ Links ]

Calvo, Ernesto, Anatomía política de Twitter en Argentina, Capital intelectual, Ciudad de Buenos Aires, Argentina 2015. [ Links ]

Entman, Robert M., Projections of Power: Framing News, Public Opinion, and U.S. Foreign Policy, University of Chicago Press, Chicago, Illinois, EE. UU., 2004. [ Links ]

3 Natalia Aruguete, El poder de la agenda, Biblos (Cuadernos de Comunicación), Buenos Aires, 2015.

4 Ernesto Calvo, Anatomía política de Twitter en Argentina, Capital intelectual, Ciudad de Buenos Aires, Argentina 2015, 159 pp.

5 Robert M. Entman, Projections of Power: Framing News, Public Opinion, and U.S. Foreign Policy, University of Chicago Press, Chicago, Illinois, EE. UU., 2004.

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