I. Introducción
La ciencia política sostiene que la existencia de partidos fuertes, esto es, coherentes y cohesivos en términos ideológicos y programáticos, es fundamental para el desarrollo y consolidación de las democracias representativas.1 Cuando los partidos son coherentes ―es decir, cuando sus miembros expresan preferencias ideológicas y programáticas consistentes entre sí―2 contribuyen a la integración de sus miembros con base en posturas programáticas estables que, a su vez, limitan el accionar de los representantes. Asimismo, ayuda a que la composición de las coaliciones o pactos, la dirección del voto en el Legislativo o el contenido de las políticas de gobierno sean más previsibles y efectivas. Además, a que los electores controlen a los funcionarios según se ajusten a los programas de sus organizaciones, lo que hace que sea más claro identificar la posición ideológica de los partidos y el conjunto de medidas que estarían dispuestos a apoyar. Todo ello favorece la formación de una opinión pública ―informada, crítica y reflexiva― y la calidad del debate público.
En América Latina, la caracterización personalista y clientelista de los partidos además de los sucesivos procesos autoritarios que ocurrieron durante el siglo XX debilitaron el interés tanto por el análisis de la dimensión ideológica y programática3 como por la coherencia partidaria.4 Respecto de Argentina en específico, los estudios señalan que el predominio de reglas informales dentro del ámbito público incentiva a los miembros partidarios a priorizar sus carreras políticas5 por encima de consideraciones ideológicas y programáticas.6
Sin embargo, es poco lo que se sabe sobre los grados de coherencia7 de los partidos políticos argentinos. Si bien es cierto que podría alegarse que sus miembros son coherentes pero su accionar pragmático, el escaso conocimiento sobre sus grados de consistencia no permite afirmar dicha aseveración. Este trabajo se interesa por el grado de coherencia sustantiva de los principales partidos de la arena legislativa nacional durante la democracia argentina contemporánea. La pregunta principal es: ¿cuál es el grado de (in)coherencia ideológica y programática de los bloques legislativos nacionales Partido Justicialista (PJ) y Unión Cívica Radical (UCR) entre 1996 y 2010? A su vez: ¿a qué factores podrían obedecer esas diferencias? Responder a estos interrogantes contribuirá al conocimiento sobre los partidos argentinos y el modo en que se organizan e igualmente, a los estudios de opinión pública, que podrán analizar, por ejemplo, el grado en que la coherencia se relaciona con el comportamiento del voto o los niveles de aprobación de los partidos.
Después de esta introducción, se repasan los estudios sobre la dimensión ideológica y programática y sobre la coherencia en América Latina y Argentina; luego se exponen los conceptos claves seguidos de la metodología utilizada y los principales resultados; finalmente, los hallazgos más relevantes y las posibles agendas de investigación a futuro.
II. Dimensión ideológica y programática: Argentina y América
Los estudios centrados en América Latina sobre la dimensión ideológica y programática y sobre la coherencia sustantiva se encuentran en un estado incipiente. Respecto de la primera, la mayoría se ha basado en el análisis de las preferencias de los diputados latinoamericanos8 y el modelo de clivajes9 con el objeto de conocer la relevancia de la ideología y los programas en el ámbito partidario. Los principales resultados muestran que es posible subsumir las posiciones de los congresistas en temas de interés público a partir de sus ubicaciones en el eje ideológico izquierda-derecha;10 que los temas que permiten diferenciar los conceptos izquierda-derecha han variado en el tiempo,11 y que las posiciones ideológicas de los líderes partidarios12 influyen en la inclinación de sus legisladores. Por su parte, los estudios13 sobre la coherencia sustantiva ―entre los que se incluyen los trabajos sobre la estructuración programática de los sistemas partidarios latinoamericanos―14 señalan que los niveles de congruencia partidaria varían entre los países de la región y que ―contrariamente a las investigaciones sobre la dimensión ideológica y programática― en Argentina y Venezuela, por ejemplo, no es claro cuál es el conjunto de temas que los miembros de los partidos asocian a los conceptos izquierda y derecha.15
Los estudios sobre la dimensión ideológica y programática centrados en Argentina también son escasos. Como excepciones, se pueden mencionar, en primer término, las investigaciones de Ostiguy,16 quien examina, a partir del modelo de clivajes, los ejes de polarización de la competencia partidaria nacional desde 1945 hasta la actualidad. Según el autor, el espacio político argentino no sólo estaría atravesado por la tradicional dimensión ideológica izquierda-derecha sino también por una dimensión socio-cultural: “peronismo- antiperonismo” o “populismo-antipopulismo”. En segundo término, se encuentra el análisis de D’Alessandro sobre el contenido de las plataformas electorales17 y las campañas presidenciales18 entre 1983 y 2011. Respecto de las plataformas, dicho autor muestra que la relevancia que los partidos les han adjudicado a los diferentes asuntos ha variado en el tiempo y que no han invertido muchos recursos en plasmar propuestas empíricamente realizables. En relación con las campañas, señala que el principal asunto tratado en esos años fue la economía.19 En cuanto a los estudios sobre coherencia partidaria, no hay por el momento trabajos centrados específicamente en Argentina. Avanzar en esta dirección contribuirá al conocimiento sobre los partidos argentinos y su relación con la opinión pública.20
III. Marco teórico
Muchas veces se usa el concepto coherencia para referirse a la cohesión.21 Este trabajo entiende la cohesión22 como alusiva a la disciplina y/o unidad partidaria; y la coherencia, al grado de congruencia en las posturas ideológicas y programáticas de los miembros de un partido.23 Con fines analíticos, se diferencia la coherencia en tres dimensiones: 1) la dimensión ideológica, referente al grado de acuerdo de los congresistas de un mismo partido en el eje izquierda-derecha; 2) la dimensión programático-económica, referente a los grados de afinidad en temas relativos al papel del Estado y el mercado, y 3) la dimensión programático-valorativa, vinculada con asuntos morales. A su vez, a éstas se las distingue de la coherencia total, que remite a la congruencia integral entre las actitudes expresadas por los legisladores de un mismo partido en la dimensión ideológica, programático-económica y programático-valorativa. Así, la convergencia o divergencia de los congresistas en estas dimensiones revelan si el partido está programática e ideológicamente orientado hacia ellas.
Las variables explicativas señaladas por los especialistas para dar cuenta de la variación de la coherencia son de dos tipos: las referentes al nivel del sistema de partidos, esto es, las que afectan a todos los partidos que lo integran ―variables “exógenas”―24 y aquellas con un valor diferente para cada partido ―variables “endógenas”―. Como este trabajo analiza las diferencias entre los partidos de un mismo sistema, sólo se consideran las variables endógenas.25
Respecto de las variables endógenas que afectan los grados de coherencia en América Latina, cabe nombrar, en primer lugar, 1) los factores internos que afectan la coherencia total. Los estudios26 indican dos más relevantes: i) la ideología, cuyo indicador es la posición promedio que asumen los partidos en la escala izquierda-derecha y de la cual se señala que los partidos de izquierda expresan niveles de coherencia más altos que los de derecha,27 y, por otro lado, ii) el tamaño del partido cuyo indicador es la magnitud promedio de su fuerza en relación con el conjunto de la Cámara. Los estudios muestran que, a mayor tamaño del partido, menor es la coherencia.28
Asimismo, algunos análisis de tipo cualitativo identifican dos factores endógenos más para explicar las variaciones de la coherencia total. En primer término, iii) la experiencia en el gobierno,29 que supone que cuanto más tiempo ocupa un partido posiciones de gobierno en un ámbito informal, menor es su coherencia total.30 En segundo término, iv) su origen personalista/no personalista,31 según el cual los partidos que nacen de un proyecto personalista presentan bajos grados de coherencia total.32
Respecto del segundo aspecto, 2) los factores endógenos que afectan la coherencia ideológica, Ruiz Rodríguez y García Montero33 evidencian que la ideología del partido es la de mayor peso explicativo. Muestran que los partidos que se sitúan a la izquierda de la escala ideológica izquierda-derecha son más coherentes. En tercer lugar, Alcántara Sáez y Rivas34 señalan que 3) los factores internos que alteran la coherencia programático-económica se vinculan con la ideología: los partidos que se posicionan a la izquierda de la escala ideológica tienden a asumir posiciones a favor de la mayor participación del Estado en diferentes ámbitos.35 Por último, en referencia a 4) los factores internos que afectan la coherencia programático-valorativa, los especialistas no han encontrado hasta el día de hoy factores internos relevantes para explicar su cambio.36
IV. Metodología: ¿cómo medir la coherencia?
Para el estudio de la coherencia sustantiva de los bloques legislativos nacionales PJ37 y UCR, se toma como unidad de análisis a los partidos políticos y como unidad de medida a los diputados nacionales que respondieron a las encuestas38 del Proyecto de Élites39 Parlamentarias (PELA)40 entre 1996 y 2010.41
La elección de la muestra se debe a la tradición bipartidista ―por lo menos, hasta 1994― del sistema partidario nacional; de allí que se analice al PJ y a la UCR, que son, además, los únicos partidos con representación parlamentaria nacional continuada entre 1996 y 2010. El recorte temporal responde tanto a la disponibilidad y limitación de los datos como a la pretensión de analizar y comparar varios años de estudio. El periodo permite evaluar la coherencia del PJ como partido de gobierno,42 y de la UCR como oposición, además de sus ubicaciones ideológicas y programáticas entre la década del 90 y del 2000.43
Respecto de las variables que integran el concepto de (in)coherencia partidaria, se seleccionaron tres dimensiones: 1) la dimensión (in)coherencia ideológica, que se mide con el autoposicionamiento ideológico de los legisladores en la escala izquierda-derecha; 2) la dimensión (in)coherencia programático-económica, que integra las posiciones de los legisladores en i) la escala estatismo-mercado, ii) el grado de intervención del Estado sobre los precios, y iii) la postura sobre los servicios públicos, y 3) la dimensión (in)coherencia programático-valorativa, que se mide a partir de sus preferencias sobre i) el divorcio, ii) el aborto y iii) la religión.
Para el cálculo de la (in)coherencia44 en cada componente se sumaron, primero, las respuestas de cada miembro de un mismo partido a las preguntas que forman dicho componente y se las dividió entre el número de preguntas. Como existen diferencias entre los valores de las escalas que pueden afectar los promedios, las variables se rescalaron al valor de 0 a 10,45 donde 0 remite a las posiciones de izquierda en lo ideológico, proestado en lo programático-económico y liberal en lo programático-valorativo, y 10 a las posiciones de derecha en lo ideológico, promercado en los asuntos programático-económicos y conservadoras en los temas programático-valorativos.46 Posteriormente, con los valores de esta operación se calculó el desvío estándar para cada partido en cada componente; cuanto mayor es su valor, mayor incoherencia representa. Los resultados de ambas operaciones se expresaron en el índice de incoherencia.47 Por último, se clasificó a los partidos de acuerdo con su nivel de incoherencia en cada una de las dimensiones de cada año de estudio. Asimismo, se calculó el índice de incoherencia total que resulta de sumar los desvíos estándar de todas las dimensiones. Para facilitar el análisis de los índices, se identificaron tres niveles de incoherencia: baja, media y alta.48
A continuación, se detallan los rangos de valores a los que aluden los distintos niveles de incoherencia (baja, media, alta): en el índice de incoherencia total (IIT) entre 1996 y 2010:49 20-23.33, baja; 23.34-26.67, media; 26.68-30.01, alta; en el índice de incoherencia total entre 1996 y 2010 discriminado por dimensiones ―dimensión ideológica (IIT ID), económica (IIT ECO), valorativa (IITVAL) ―:50 5-7.33, baja; 7.34-9.67, media; 9.68-12.01, alta; índice de incoherencia total anual (IITA)51: 3-4, baja; 4.1-5.1, media; 5.2-6.2, alta, e índice de incoherencia anual por dimensiones ―ideológica (ID), económica (ECO), valorativa (VAL) ―:52 0-1, baja; 1.1-2.1, media; 2.2-3.2, alta.53
Igualmente, se reconoce una serie de limitaciones metodológicas. En primer lugar, la selección de preguntas puede aumentar o disminuir los grados de coherencia sustantiva. En segundo lugar, las respuestas de los legisladores pueden estar distorsionadas por diversos factores. En tercer lugar, no se cuenta con los datos del PELA pertenecientes al periodo 1999-2001 (únicos en que el PJ no fue gobierno) y, por tanto, no se pudo evaluar si los niveles de incoherencia de los partidos se relacionaban con su papel oficialista u opositor. En cuarto lugar, son escasos los datos relativos a los bloques minoritarios, lo que imposibilitó evaluar si los niveles de incoherencia de los bloques legislativos mayoritarios (PJ y UCR) difieren de los minoritarios. Tampoco hay información sobre las preferencias de los senadores nacionales cuyas posiciones pueden alterar la coherencia. Además, como se trata de un diseño muestral no probabilístico, no se pudieron establecer los márgenes de error ni los niveles de confianza.
Incoherencia Partidaria | Variable | ||||||
Programático-valorativa | Programático-económica | Ideológica | Dimensiones | ||||
Vínculo con la religión | Opinión sobre el aborto | Opinión sobre el divorcio | Posicionamiento estatización-privatización de servicios públicos |
Opinión sobre la intervención del Estado en el control de precios |
Posicionamiento Estado-mercado |
Autoposicionamiento en la escala izquierda derecha |
Indicadores |
VAL (0-5 puntos) | ECO (0-5 puntos) | ID (0-5 puntos) | |||||
Índice de incoherencia total programático-valorativa (IITVAL) (0-25 puntos) | Índice de incoherencia total programático-económica (IITIECO) (0-25 puntos) | Índice de incoherencia total ideológica (IITID) (0-25 puntos) | Índices | ||||
Índice de incoherencia total anual (IITA) (0-15 puntos) | |||||||
Índice de incoherencia total (IIT) (0 - 75 puntos) |
Fuente: elaboración propia con base en los cuestionarios del PELA54 correspondientes a los años 1996, 1998, 2004, 2008 y 2010.
V. Principales resultados
El indicador de incoherencia total (IIT) permite valorar el grado de estructuración ideológica, programático-económica y programático-valorativa de los partidos. La Tabla A (ver anexo) muestra los resultados de calcular el índice de incoherencia total del PJ y la UCR entre 1996 y 2010. Como se aprecia, la UCR expresa menor incoherencia total que el PJ. Esto se manifiesta en el nivel medio del IIT UCR (24.16 puntos) y en nivel alto del IIT PJ (27.12 puntos). Dicha descripción es consistente con los estudios sobre coherencia partidaria en América Latina,55 que evidencian que la UCR tiene mayor coherencia total que el PJ.
En cuanto a los factores endógenos, pareciera que el mayor IITPJ entre 1996 y 2010 podría vincularse tanto con el factor mayor tamaño del partido56 como con su mayor experiencia en el gobierno,57 además de su origen personalista58 ―en contraposición con el origen colegiado de la UCR.
No obstante, la relación entre el factor ideología y el IITes menos clara. En la Tabla B (ver anexo) se aprecia que, mientras las ubicaciones ideológicas promedio totales de ambos partidos se han mantenido relativamente estables en valores cercanos al 4 ―hacia la centro-izquierda de la escala―, los niveles de IIT (ver Tabla A) han oscilado entre bajo (PJ) y medio (UCR). De esta manera, los niveles IIT del PJ y la UCR no estarían vinculados con sus ubicaciones ideológicas promedio. De otro modo, en consonancia con la similitud de sus promedios ideológicos, los niveles de incoherencia total de los partidos deberían ser parecidos.
Respecto de la incoherencia total anual, el Gráfico 1 muestra el nivel de ésta del PJ y la UCR en los temas que integran las tres dimensiones en cada legislatura.
Se observa (Gráfico 1) que los niveles de incoherencia ideológica-programática total anual (IITA) del PJ y la UCR tienen una trayectoria similar. Entre 1996 y 2008, el IITA de los partidos tendió a descender, mientras que, entre 2008 y 2010, el IITA de los dos partidos ascendió abruptamente. Ello indicaría que los niveles del IITA son independientes de las etiquetas partidarias, lo que podría implicar que existen otras variables explicativas asociadas al IITA PJ y UCR.59 En cuanto al trayecto del IITA PJ, se aprecia que muestra mayores grados de desacuerdos que la UCR. En todos los años, el nivel IITA PJ (línea sólida) se encuentra por encima de la UCR (línea de guiones). A su vez, el IITA PJ es predominantemente alto en todas las legislaturas (Gráfico 1 y Tabla A) con la excepción del año 2008 (nivel medio). A diferencia del PJ, los niveles del IITA UCR son mayormente medianos (Gráfico 1 y Tabla A). De las cinco legislaturas, el IITA UCR es alto en 2010 y 1998, aunque levemente menor que el del PJ, mientras que, en los años restantes, el nivel IITA UCR cambia de medio a bajo. Con ello se constata que sus integrantes expresan, en general, mayores grados de consistencia total anual que los del PJ.
En cuanto al factor ideología,60 su relación con la variación de los niveles del IITA PJ y UCR es, nuevamente, discutible. En la Tabla B se observa que las posiciones ideológicas promedio de los partidos se mantienen en la centro-izquierda y sus niveles IITA varían (Tabla A). Por ejemplo, aun cuando las posiciones ideológicas promedio del PJ se desplazan hacia valores cercanos a la izquierda ideológica, su nivel IITA se mantiene predominantemente alto. Así, el factor ideología no explicaría la variación en los niveles de incoherencia total anual.
En cuanto al resto de los factores,61 la impresión es que el más relevante para explicar la variación del IITA PJ podría ser su origen personalista, porque su experiencia en el gobierno se mantuvo relativamente estable en los años estudiados62 y su menor tamaño en la legislatura de 201063 no disminuyó, como se esperaba, el nivel de incoherencia. Sin embargo, no esclarecería por qué en 2008 el PJ oficialista alcanzó su nivel IITA más bajo entre 1996 y 2010 (Tabla A) ni su nivel IITA más alto en 2010. Una explicación tentativa podría estar vinculada con las coyunturas políticas nacionales (tras la Resolución 125)64 que ocurrieron durante las legislaturas de 200865 y 2010.66
Los bajos y medianos niveles de incoherencia total de la UCR en la legislatura de 2008, 2004 y 1996 (ver Tabla A) pueden estar vinculados con el menor tamaño del partido y su menor experiencia en el gobierno, además de su origen partidario colegiado. Pero estos factores no explican los altos niveles IITA de la UCR en 1998 y 2010. Posiblemente los reacomodamientos internos (programáticos y partidarios) de esos años67 y la cercanía de las elecciones presidenciales nacionales (1999 y 2011) hayan afectado sus niveles de incoherencia.
Por otra parte, al comparar los resultados del cálculo del índice de incoherencia total ideológica (IIT ID), programático-económica (IIT ECO) y programático-valorativa (IIT VAL) del PJ y la UCR entre 1996 y 2010 (Tabla A), se aprecia que los partidos expresan bajos niveles de incoherencia ideológica; medianos niveles de incoherencia económica, y altos niveles de incoherencia valorativa. Estos resultados son consistentes con los patrones hallados en América Latina.68 En cuanto a los puntajes totales obtenidos por cada partido en las tres dimensiones, la UCR expresa menor incoherencia ideológica, programático-económica y programático-valorativa que el PJ. Enseguida se grafican los niveles de incoherencia anual por dimensiones.
Los Gráficos 2 y 3 muestran que el PJ y la UCR presentan distintos grados de congruencia partidaria en cada una de las dimensiones para cada año. En términos generales, se observa que los niveles de incoherencia ideológica anual (ID) del PJ (Gráfico 2) y la UCR (Gráfico 3) son menores que los niveles de incoherencia programático-económica (ECO) y valorativa (VAL). Asimismo, a partir de 1996 y 1998 el nivel ID y ECO de los partidos tiende a descender y alcanza su valor más bajo en 2008. Contrariamente, a partir de 1996 el nivel VAL de ambos tiende a subir hasta alcanzar su valor más alto en 2010 ―la excepción es la legislatura del año 2008.
En relación con el ID de ambos partidos (Gráfico 2 y Gráfico 3), se observa que en la UCR se producen menos disensos que en el PJ. Específicamente el nivel ID UCR es bajo en cuatro de las cinco legislaturas (Tabla A). La excepción es 1996, cuando el nivel ID UCR es medio. En el PJ, en cambio, el nivel ID es predominantemente medio. Una vez más, el caso singular es 2008, cuando el nivel ID PJ disminuye de medio a bajo. Nuevamente, esta descripción está en sintonía con los trabajos sobre coherencia partidaria en América Latina,69 que evidencian que la UCR es ideológicamente más consistente que el PJ.
En cuanto al grado en que la ubicación ideológica promedio (factor ideología) se relaciona con la variación de la incoherencia ideológica anual (ID) del PJ y la UCR, la evidencia no es concluyente. Como se aprecia en la Tabla A, los niveles de ID de los partidos varían entre bajo (el nivel ID UCR es predominantemente bajo con la excepción de 1996, año en que resulta medio) y medio (el nivel ID PJ es siempre medio, con la excepción de 2008, en que se manifiesta bajo), y sus ubicaciones ideológicas promedio (Tabla B) se mantienen en la centro-izquierda de la escala ideológica. A su vez, en 2008 la UCR se mueve abruptamente hacia el centro de la escala ideológica izquierda-derecha (pasa de valores promedios cercanos al 3 ―centro-izquierda― hacia el valor 5.11 ―el centro de la escala izquierda-derecha, o sea, el valor 5―, con lo cual adquiere su ubicación más alta de todas las legislaturas) y expresa su nivel ID más bajo (equivalente al ID UCR de 0.78 presente en la Tabla A) de todos los años. Esto indicaría que, contrario a lo que establece el factor ideología, cuando el partido se deslizó hacia posiciones más cercanas al centro de la escala izquierda-derecha, se volvió más coherente. Asimismo, a partir del periodo 1996-1998, el PJ se movió desde ubicaciones promedio de centro-izquierda hacia valores más cercanos a la izquierda de la escala ideológica, sin que ello implicara un descenso en su nivel ID. De esta manera, la relación entre el factor ideología y una menor incoherencia ideológica no es clara.70
En cuanto a los niveles de incoherencia programático-económica anual (ECO) de la UCR y el PJ, se aprecia (Tabla A) que los legisladores radicales son menos incongruentes que los diputados peronistas. De las cinco legislaturas analizadas, el nivel ECO UCR es alto sólo en 1998 y medio en los años restantes; mientras que los niveles de ECO PJ son altos en dos legislaturas (1996 y 1998) y medios en las demás ―aunque con un nivel de dispersión levemente mayor que los legisladores radicales en 2004 y 2008. Los resultados están en sintonía con el trabajo de Ruiz Rodríguez,71 quien evidencia que los diputados de la UCR tienen preferencias económicas más congruentes que los del PJ.
Respecto del factor ideología,72 su vinculación con los niveles ECO PJ y UCR no es clara. Como se aprecia en la Tabla B, las posiciones ideológicas anuales promedio del PJ y la UCR se concentran en valores cercanos al punto 4 (centro-izquierda) de la escala ideológica izquierda-derecha y sus niveles ECO (Tabla A) oscilan entre medio y alto. Una vez más, contrario a la evidencia sobre coherencia partidaria en América Latina,73 sus posicionamientos ideológicos promedio no parecen vincularse con sus niveles ECO. De otro modo, tal como sus posicionamientos ideológicos promedio, los acuerdos en torno a los temas económicos (esto es, sus preferencias en torno al grado en que el Estado debería intervenir en el mercado, los precios y los servicios públicos) deberían mantenerse relativamente estables.
En relación con los niveles de incoherencia programática-valorativa anual (VAL) de la UCR y el PJ, se aprecia (Tabla A) que estos temas (aborto, divorcio y religión) despiertan mayores desacuerdos entre sus legisladores que los asuntos económicos y sus autoposicionamientos ideológicos. En concreto, los niveles VAL PJ y UCR fueron predominantemente altos en todas las legislaturas. El VAL PJ es alto en todos los años ―con la excepción de 2008, en que se registra un nivel medio― y el VAL UCR es alto en tres ―1998, 2004 y 2010― y mediano en las dos restantes, lo que indica que la UCR es levemente más coherente. Igualmente es interesante que ―tal como sucedió en la dimensión ideológica y programático-económica―, ambos partidos expresaron menores niveles de desacuerdos valorativos en 200874 y mayores en 2010.75 Estos resultados son consistentes con los estudios sobre coherencia en América Latina,76 que muestran que los temas valorativos son los que mayores desacuerdos provocan.77
Finalmente, en cuanto a los factores internos que podrían estar alterando la coherencia valorativa, los especialistas no han profundizado en su estudio.78
VI. Comentarios finales
El trabajo procuró contribuir al conocimiento de los grados de coherencia de los partidos argentinos, en particular el PJ y la UCR, sobre los que no hay estudios específicos hasta el momento. Los principales resultados mostraron que los niveles de incoherencia partidaria del PJ y la UCR son, en general, medianos y altos; que los legisladores de ambos partidos expresan mayores acuerdos en torno a sus autoposicionamientos ideológicos que respecto de los asuntos económicos (vinculados con el grado de intervención del Estado sobre el mercado, los precios y los servicios públicos) y valorativos (relacionados con el aborto, el divorcio y la religión), y que la UCR es usualmente más coherente que el PJ. A su vez, se demuestra que la trayectoria de los niveles de incoherencia total anual de los partidos es similar, y que los partidos se volvieron notablemente más coherentes en la legislatura de 2008 y menos coherentes en 2010. Por su parte, los factores endógenos hallados por los especialistas ―en particular la, ideología― no explican de modo claro las diferencias entre los niveles de incoherencia. Así, aún quedan preguntas por responder y factores explicativos por indagar.
De este modo, los resultados habilitan agendas de investigación a futuro en, por lo menos, dos direcciones. Por un lado, se sugiere considerar la coherencia como variable dependiente, e indagar en los factores endógenos y exógenos que inciden en los grados de acuerdo partidarios; responder, por ejemplo: ¿cuánto influye la opinión pública (en temas como el aborto o la intervención del Estado en los precios) sobre la formación de consensos dentro de los partidos? Por otro, resulta pertinente considerar la coherencia como variable independiente e indagar en sus efectos sobre la actuación de los partidos en los diferentes ámbitos (entre otros, la opinión pública, las elecciones y la arena legislativa); investigar, por ejemplo: ¿cómo influye la congruencia partidaria en la dirección del voto, la imagen de los actores políticos o sus grados de aprobación?