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Estudios sociales. Revista de alimentación contemporánea y desarrollo regional

versión On-line ISSN 2395-9169

Estud. soc. Rev. aliment. contemp. desarro. reg. vol.29 no.53 Hermosillo ene./jun. 2019

https://doi.org/10.24836/es.v29i53.652 

Artículos

La adecuación de la imagen urbana como propuesta para el desarrollo turístico de la Región del Río Sonora, México. El caso de Ures.

The adjustment of a destination image as a proposal for the tourism development of the Rio Sonora Region, in Mexico. The case of Ures.

Martha Cajigas-Heredia* 
http://orcid.org/0000-0003-0025-1646

Patricia Lorena Salido-Araiza** 
http://orcid.org/0000-0001-9516-956X

David Manuel Romero-Escalante* 
http://orcid.org/0000-0002-3886-3472

Pablo Wong-González* 
http://orcid.org/0000-0002-3678-1828

*Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C.

**Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. Carretera Gustavo Enrique Astiazarán Rosas No. 46. Col. La Victoria, km 0.6. Hermosillo, Sonora, México, México. Tel. (52) 298 2400 ext. 135


Resumen

Objetivo:

Analizar el potencial de desarrollo turístico de Ures, Sonora, en relación con los elementos arquitectónicos de su imagen urbana y las percepciones que éstos generan en los diferentes actores del sector turístico.

Metodología:

Para la realización del estudio se utilizó un procedimiento metodológico basado en un enfoque de carácter exploratorio-descriptivo, el cual combina métodos y técnicas, que incluyen la aplicación de entrevistas semiestructuradas, observación directa, taller comunitario participativo y encuesta turística.

Resultados:

En general, la valorización que dan los visitantes a la imagen urbana de Ures, tiene una connotación distinta a la emitida por sus habitantes, para quienes su significado es más profundo al considerar que las edificaciones antiguas contienen elementos de su identidad y cultura, que difícilmente podrían ser expresados a través de otros medios. El surgimiento del patrimonio arquitectónico de Ures está fuertemente ligado al desarrollo histórico y económico de la localidad; pese al reconocimiento de su importancia, en gran parte se encuentra en estado de franco deterioro.

Limitaciones:

Este trabajo ofrece un primer acercamiento al estudio de la imagen urbana en su relación con el turismo en Ures; no obstante, se requiere una evaluación detallada de la potencialidad individual de cada elemento patrimonial para el diseño e implementación de planes y proyectos de desarrollo turístico focalizados a este tipo de recursos.

Conclusiones:

Para que el pueblo de Ures pueda aprovechar las oportunidades que actualmente ofrece la actividad turística, entre otras cosas es necesario adecuar y poner en valor los recursos tangibles de su legado histórico-cultural, mediante la articulación efectiva entre los distintos actores. Ures pudiera potenciar significativamente su desarrollo turístico, y en consecuencia, al ser la principal puerta de entrada a la Ruta del Río Sonora, incidiría favorablemente en el desarrollo turístico sustentable de esta amplia región.

Palabras clave: desarrollo regional; turismo; imagen urbana; patrimonio arquitectónico; conservación; Río Sonora

Abstract

Objective:

To analyze the tourism development potentialities of Ures, Sonora, Mexico, in relation to the architectonic components of the town´s urban image, as well as the perceptions of the different actors in the tourism sector.

Methodology:

This is an exploratory-descriptive study; the technics used included the application of a tourist survey, semi structured interviews; also, a participative workshop was held with local residents.

Results:

In general, the valorization of visitors to Ures as a destination image has a different connotation to that perceived by local residents. To the latter, the meaning is more profound, arguing that the original constructions contain important aspects of their cultural identity, which cannot be expressed by other means. The rise of Ures architectonic heritage is strongly linked to its historic and economic development; in spite of the recognition of the importance of this legacy, at present most of the buildings are in open detriment.

Limitations:

This paper offers a first approach to the study of urban image related to tourism in Ures; nonetheless, a more detailed evaluation of each historic legacy element should be carried out, as a basis of design and implementation of projects of tourism development focused on this type of resources.

Conclusions:

In order to take advantage of the opportunities offered by tourism, among other things, it is necessary to adjust and revalorize the tangible resources of Ures´s historic legacy, through and effective articulation of the different actors in the tourism activity. The town of Ures, being the main entrance to the Region of Rio Sonora, could stimulate considerably the sustainable tourism development of this large area.

Keywords: regional development; tourism; destination image; architectonic legacy; conservation; Rio Sonora

Introducción

En las últimas décadas del siglo XX, la actividad turística experimentó una revalorización y se posicionó como impulsora del desarrollo en varios países. En México, la oferta turística se ha diversificado, lo que se traduce en oportunidades para complementar las actividades económicas tradicionales de destinos de menor escala a los grandes polos turísticos. Dentro de las localidades con potencial de desarrollo se encuentran aquellas que poseedoras de valiosos elementos patrimoniales, los cuales les confieren un acervo de recursos turísticos sumamente atractivos para las demandas actuales. Entre los elementos más relevantes del patrimonio tangible que condicionan directamente el desarrollo del turismo, se encuentran los que componen la imagen urbana del destino (Organización Mundial del Turismo, OMT 2008).

De la mano del surgimiento de las nuevas tendencias turísticas también se ha desarrollado interés internacional por el cuidado y la conservación de los recursos y la conciencia del compromiso que se tiene con el pasado y el futuro (Díaz, 2004). Diversos autores han resaltado la importancia de preservar y cuidar la cultura ante los efectos derivados de la incesante dinámica global, en donde la identidad de los pueblos se ve amenazada por la mercantilización del patrimonio y la homogenización cultural (Díaz, 2004).

La estrecha relación entre cultura y turismo se sustenta en los datos que indican las crecientes preferencias de los turistas por visitar destinos alternativos y en la participación que tienen los ingresos derivados de la actividad en la economía local. En el caso de México, el turismo cultural representó en 2015 una derrama económica de 184 mil millones de pesos (Secretaría de Turismo, 2016), poco más del 50 % del total generado por la actividad turística en general durante el mismo año; asimismo, de entre la variada oferta cultural con la que cuenta México, el disfrute y contemplación de los elementos tangibles del patrimonio, como la imagen urbana, son las actividades preferidas por los visitantes, tanto nacionales como internacionales. La vinculación entre población y marco físico crea un carácter y una imagen atractiva para los turistas, por lo que el patrimonio edificado es uno de los soportes fundamentales de la actividad, pues además de su valor cultural también puede ser un generador de recursos que contribuye al cuidado, protección y mejoramiento del mismo. El reto que representa la imagen urbana como factor para el desarrollo turístico consiste en conciliar los intereses de los turistas con la imagen sin alterar el desarrollo histórico y el significado cultural original de los espacios. En este sentido, se considera que el patrimonio, reflejado en la imagen urbana de las localidades, es un recurso que al ponerlo en valor es capaz de actuar detonando distintas vertientes del desarrollo (Crespo-Toral, 2001).

Recientemente, en México, el gobierno ha creado programas para impulsar el turismo alternativo en aquellas zonas que no son polos turísticos, pero que cuentan con características favorables para ejercer la actividad como un complemento a sus actividades económicas tradicionales (Fernández, 2016). Dentro de estos destinos con gran potencial turístico se encuentra el pueblo de Ures, Sonora, el mayor receptor de turistas de la Ruta del Río Sonora y una de las puertas de entrada a la región. En la localidad se encuentran vestigios del acervo histórico-cultural del estado, reflejados, principalmente, en sus antiguas construcciones arquitectónicas, que pese a la riqueza patrimonial que significan, muchas se encuentran en evidente detrimento. El propósito central de este trabajo es analizar el potencial de desarrollo turístico de Ures, en relación con los elementos arquitectónicos de su imagen urbana y las percepciones que generan en los diferentes actores vinculados al turismo, para proponer acciones de rescate, restauración y conservación. En el primer apartado se revisan algunos programas y proyectos orientados a la protección del patrimonio edificado, así como la conceptualización de patrimonio e imagen urbana y la relación que guardan con la actividad turística. En siguiente apartado se describe la metodología empleada para delimitar el área de estudio y las técnicas utilizadas para la obtención de información. El tercer apartado aborda los aspectos más importantes del contexto regional y de la localidad de estudio, incluyendo una caracterización del turismo que visita la zona. En el cuarto apartado, con base en los principales hallazgos, se plantean algunas reflexiones en torno a la situación actual del turismo e imagen urbana de Ures, y se resaltan algunas recomendaciones para la puesta en valor de los recursos patrimoniales.

El rescate del patrimonio edificado

La imagen urbana de las ciudades va más allá de un conglomerado de elementos estáticos que componen el espacio físico; Lynch (1960) y Falcón (2017) destacan la importancia que tiene para la sociedad como reflejo de la propia cultura y como elementos invaluables e insustituibles de su patrimonio. Es así que históricamente se ha intentado salvaguardar, no sólo por el valor económico que representan, sino por la manera en la que inciden en el desarrollo de los pueblos. Durante el siglo XX, se propusieron a nivel internacional diversas acciones que buscaron proteger los sitios patrimoniales, resultando productos que han tenido gran influencia, como el listado de Sitios Patrimonio de la Humanidad y la definición del concepto de patrimonio, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1972, (UNESCO, 1988). Así también trabajos que han abordado el estudio de la gestión del patrimonio vinculado al turismo, como lo es el manual de la UNESCO, dirigido por Arthur Pedersen (Pedersen, 2005).

En el contexto de América Latina se tiene como referente el Programa Monumenta, impulsado a mediados de los años 1990s en Brasil, cuyos objetivos fueron rescatar, restaurar y preservar las más significativas edificaciones antiguas, involucrando a la población en dichas acciones (Duarte, 2010, p. 51). En el caso de México, el interés por la vinculación del turismo con el patrimonio edificado se manifiesta en la realización de talleres impulsados por la Secretaría de Turismo en 1993, “La Imagen Urbana en Ciudades Turísticas con Patrimonio Histórico. Manual de Protección y Mejoramiento”, donde de forma ilustrativa se describe cómo deben de cuidarse los aspectos básicos de la imagen urbana y la importancia de difundir su relevancia económica, cultural y social (SECTUR, 1997, p. 8). A inicios del siglo XXI, se creó uno de los programas más ambiciosos en materia de innovación turística, el Programa Pueblos Mágicos (PPM), mediante el cual se busca el empoderamiento de los habitantes y la preservación del patrimonio cultural de las localidades integradas al programa. Se destacan entre sus principales significancias el cambio en el enfoque del tamaño de las localidades (Velásquez, 2013). En el estado de Sonora existen dos destinos con nombramiento de Pueblo Mágico: Álamos y Magdalena, cuya incorporación al programa federal mencionado, se ha visto reflejada en la imagen urbana y la promoción turística de sus eventos y festivales culturales. Por su parte, la región del río Sonora aún conserva edificaciones patrimoniales como reflejo de su desarrollo histórico; sin embargo, tal como lo indica la evidencia empírica e investigaciones llevadas a cabo en la región, el estado de muchas de esas construcciones es de franco detrimento (Salido, 2007).

Turismo, activos locales y desarrollo regional

Desde la perspectiva de la teoría del desarrollo endógeno, se reconoce el valor del potencial interno (atractivos) de un territorio como inductor del desarrollo regional-local por la actividad turística (Butowsky, 2010). El legado cultural de un territorio o la densidad de los elementos tangibles de la herencia cultural, han sido altamente relevantes para la valoración del potencial turístico de paisajes culturales (Jansen-Verbeke, 2009).

En función de estos importantes atractivos locales, naturales o culturales, se considera que el turismo puede contribuir al desarrollo económico de regiones atrasadas, incluyendo las de tipo rural. Precisamente, el reconocimiento de los paisajes culturales como portadores de la herencia abre nuevas perspectivas para áreas y comunidades rurales (Butowsky, 2010; Jansen-Verbeke, 2009).

Asimismo, el creciente interés por las expresiones territoriales de la historia, el hábitat y la herencia, está a tono con el actual interés por la identidad cultural de regiones y comunidades (Jansen-Verbeke, 2009). De acuerdo con este autor, en el contexto del turismo como fenómeno global, se presenta una renovada atracción por la diferenciación regional, por imágenes y paisajes singulares, así como por narrativas urbanas localizadas. En esta idea de la diferenciación regional, ciertamente el turismo adquiere un rol relevante en la intensificación en las capacidades y recursos diferenciados de las regiones, a la vez que contribuye a la viabilidad de un desarrollo regional sustentable (Vaz, Silva y Pires, 2010).

Imagen urbana y sustentabilidad

En el marco de la globalización emerge una de las principales preocupaciones relacionadas con la dimensión social de la sustentabilidad; las obras de autores como Kravzov (2003) y Molina (2007) mencionan el riesgo generado por el deseo de imitación de patrones culturales que tienden hacia la homogenización cultural y la pérdida de identidad. En contraste con las hipótesis de los autores mencionados, Véjar (2004), ve en la globalización una oportunidad donde se pueden generar reforzamientos de identidades locales, en un mundo homogéneo la autenticidad, el folklor y el patrimonio se vuelven un objeto de valor incalculable. Wong-González argumenta que no necesariamente tiene que haber una ruptura entre globalización e identidad, pues “El individuo contemporáneo se identifica con su territorio original-local, pero propende simultáneamente a desplegar y compartir hábitos y patrones de comportamiento globales” (Wong-González, 2002, p. 129).

La relación entre cultura, identidad, patrimonio y desarrollo es indisociable. Verhelst (1994) en su propia definición de cultura concluye que al estar compuesta por elementos vivos de origen transgeneracional y transterritorial, cumple funciones sociales indispensables para el desarrollo personal o colectivo. A pesar de que la identidad trasciende fronteras también se encuentra vinculada al territorio y juega un papel substancial en el desarrollo del mismo (Molano, 2007), debido a que dentro de esos límites territoriales se lleva a cabo la recreación de los elementos identitarios de una sociedad, de esa manera, el sentido de pertenencia e identificación del individuo con las partes que la componen pueden incidir en el interés local por la detonación de acciones en beneficio de la misma sociedad.

La posibilidad de que las culturas trasciendan en tiempo y espacio es gracias a la evidencia de sus expresiones culturales reflejadas en el patrimonio, el cual funciona como repositorio y medio de comunicación de esas expresiones que las sociedades consideran dignas de preservarse. El término es definido por la UNESCO (2014, p. 132) como el “bagaje de recursos culturales con los que cuenta una sociedad y que se heredan, se crean y se transmiten”. El patrimonio se divide en dos grandes grupos: el patrimonio intangible, conjunto de elementos y expresiones sin sustancia física pero que son vehículo y reflejo de la cultura viva; y el patrimonio tangible, el cual es el conjunto de bienes materiales donde el ser humano ha influido en su creación y reflejan la cultura de una sociedad en un tiempo determinado (UNESCO, 2014). En relación con el turismo, la preferencia que expresan los visitantes por el disfrute y la contemplación de los elementos físicos del patrimonio cultural ha resultado en acciones cuyos objetivos han sido dirigidos a embellecer la ciudad por medio de intervenciones en la imagen urbana de las mismas.

De acuerdo con Kevin Lynch, la imagen urbana es una “red de significados y recuerdos por medio de la cual el ser humano y en consecuencia los grupo sociales crean vínculos y relaciones con los contornos y con partes de la ciudad en un proceso constante y cíclico (Lynch, 1960). Por su parte la Sectur define a la imagen urbana como el “conjunto de elementos naturales y artificiales que constituyen una ciudad y que forman parte del marco visual de sus habitantes” (Sectur, 1997, p. 17).

El nivel de atracción que la imagen urbana ejerce y su influencia en la decisión de compra de los turistas han ocasionado que en muchas ocasiones se apliquen modificaciones contraproducentes en la composición física de la imagen de los destinos, al grado de atentar contra la identidad cultural de la sociedad que habita en ellos. Quiroz Rothe denuncia que en las últimas décadas se ha llevado a cabo un proceso de alteración de la imagen urbana, en especial en la parte de los centros históricos (Quiroz, 2006). Dichas modificaciones mal encaminadas resultan ser altamente nocivas, si se considera que los centros históricos son las áreas en donde se encuentran los elementos que constatan el génesis de las ciudades y es en donde se puede encontrar el reflejo de la parte más genuina de la identidad cultural del lugar (Bazant, 2012).

Metodología

La finalidad de las investigaciones que se hacen en torno a la actividad turística, generalmente, responde a problemas prácticos (Sancho, 2001), esto hace pertinente abordar un enfoque mixto de investigación para alcanzar los objetivos planteados. En cuanto al tipo de estudio, según la clasificación de Dankhe y Fernández-Collado (1989), éste es del tipo exploratorio-descriptivo. La unidad del caso de estudio es la localidad de Ures, Sonora, por lo que para el análisis de contexto se consideraron los indicadores socio demográficos y económicos del municipio.

Con el objetivo de conocer la percepción que tienen los visitantes sobre la imagen urbana del centro histórico, se llevó a cabo la aplicación de una encuesta turística durante el periodo de Semana Santa 2017, ya que ésta es una de las fechas en las que el centro histórico de Ures registra el mayor número de visitantes, según los datos de Salido (2007) y los obtenidos por observación directa. Al desconocerse el total de la población de visitantes no se estimó el tamaño de la muestra por medio de métodos estadísticos, sino que se tomaron como base las recomendaciones de Rescoe, 1975 (citado en Sekaran 2000), para casos similares. Se considera que una muestra de cien sujetos es apropiada para lograr representatividad y predecir patrones de comportamiento. Así, se aplicó un total de 110 cuestionarios a visitantes mayores de edad (de acuerdo con los objetivos de la encuesta) que se encontraban en el área del centro histórico, con una permanencia mínima de tres horas en la localidad.

De los residentes se buscó conocer el sentido de pertenencia que guardan en relación con las edificaciones de la localidad, así como conocer su apreciación sobre la actividad turística; para ello se realizó un taller comunitario con vecinos del lugar. Aunado a esto, se realizaron entrevistas semiestructuradas a prestadores de servicios turísticos locales y expertos en temas relacionados con el turismo y la cultura; también se consultó a individuos que se encuentran al frente de instituciones gubernamentales y organizaciones civiles relacionadas con la actividad turística.

Por otra parte, atendiendo al objetivo general, resulta primordial delimitar el centro histórico. No existe una metodología rigurosa establecida para la delimitación; según Carrión (2000) los centros históricos se definen en función del concepto y los atributos que buscan analizarse. Tomando como base lo anterior, la delimitación del centro histórico de Ures se hizo por medio de la contrastación de dos planos urbanos. El del Plan de Desarrollo Urbano de Ures, Sonora, publicado en 1988 y, el segundo, elaborado con base en la información consultada en los catálogos de monumentos históricos y monumentos culturales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y en el que se identificaron los edificios con catalogación histórica, cultural y conjuntos arquitectónicos.

Para el examen de los elementos de la imagen urbana del centro histórico de la localidad, se pretendió extraer aspectos técnicos y legales del objeto de estudio, como lo son: el uso de suelo, la reglamentación de imagen urbana, el año de construcción, el nombramiento o catalogación por parte del INAH, estado de conservación y, en algunos casos, dimensiones y material de construcción. Con el propósito de obtener la información relacionada con el grado de conservación de los edificios, se aplicó la observación y el análisis empírico, tomando como referentes los criterios correspondientes a las categorías propuestas en Métodos de Valuación de Inmuebles Históricos, por Arechederra (2010).

La región del Río Sonora

En los municipios del río Sonora se concentra alrededor del 2.2 % de la población estatal, según la encuesta intercensal de INEGI 2015. En esta zona la población ha mostrado un crecimiento diferenciado, mientras que los municipios de Cananea, Aconchi, Huépac y San Felipe de Jesús arrojan una tasa de crecimiento anual positiva; el resto de los municipios han registrado un decrecimiento, lo cual se debe, entre otro aspectos, al estancamiento económico y la migración en busca de empleo hacia ciudades como Hermosillo (Salido et al, 2009). Por otra parte, se ha logrado un avance significativo en los rubros de salud, educación y en la disposición de servicios públicos, registrando un nivel de marginación bajo (INEGI, 2015).

La cuenca del río Sonora es, históricamente, una de las más relevantes a nivel estatal. El constante flujo de agua permitió a las antiguas comunidades desarrollarse a lo largo de la cuenca, por lo que se considera que es ahí donde se encuentran los asentamientos humanos más estables y con mayor tradición del estado (Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, 2013). Además, con frecuencia se le identifica como base fundamental de la cultura sonorense. La región del río Sonora está integrada por nueve municipios que en total representan el 14.7 % de la superficie estatal (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2016) (Mapa 1).

Fuente: elaboración propia.

Mapa 1 Ubicación y municipios de la región del Río Sonora. 

Un gran porcentaje de la actividad productiva basada en el uso de los recursos naturales del estado se ha llevado a cabo en esa zona, que se encuentra insertada en la cuenca hidrográfica 9 de la región II Noroeste de México (Vega-Granillo, Cirett-Galán, De la Parra-Velasco, Zavala, 2011) De acuerdo con Dourojeanni (2002), en las cuencas hidrográficas, los sistemas bióticos, físicos y factores socioeconómicos son interdependientes, por tal razón las similitudes de todos los pueblos que componen el río Sonora han facilitado que sea tomada como una ruta turística, entendida como un itinerario basado en el río Sonora, que integra los recursos turísticos de la región que recorre (Salido et al, 2009). Todos los pueblos comparten características similares en la mayoría de los elementos que los conforman (sociedad, historia, cultura, tradición y medio ambiente). La región muestra vestigios de la presencia de la antigua industria expresados en sus viejos molinos harineros, minas, vinaterías; destacan por otra parte sus templos y pinturas rupestres.

Tradicionalmente, la economía de la región se ha sustentado en su dotación de recursos naturales. La mayoría de los municipios y pueblos asentados en esta región tienen como base las actividades agropecuarias, con excepción de Cananea y Banámichi, donde la principal actividad es la minería (Salido, 2007). La superficie destinada a las actividades del sector primario, cuenta con una mayor presencia histórica en la región, llega a cubrir alrededor de 24 veces más la superficie ocupada por la zona urbana.

La tradición minera en el río Sonora se explica por la presencia de yacimientos minerales en el área norte; si bien esto ha beneficiado a la economía regional, existe una situación de alerta por los riesgos químico-tecnológicos propios de la industria y el antecedente de una contingencia ambiental ocurrida en el año 2014, que impactó, fuertemente, a la agricultura, ganadería, comercio y al turismo gastronómico de los municipios de la ruta, por lo que algunos organismos han aconsejado disminuir la dependencia de esta industria (Toscana y Hernández, 2017).

A pesar de las características favorables con las que cuenta la región para el desarrollo de las actividades mencionadas, éstas no han sido suficientes para sostener el crecimiento de sus municipios. Desde las últimas décadas del siglo XX, las comunidades han experimentado una pérdida de su dinamismo económico, reflejado en la depresión del sector agropecuario y el decrecimiento de la población, resultado de la emigración en busca de oportunidades laborales que no se satisfacen dentro de las localidades (Salido, 2007).

Ante ese escenario, el turismo ha sido visto como una oportunidad para diversificar la economía regional, con pronósticos favorables de crecimiento (Salido, 2015). La región del río Sonora capta el 33.7 % del total de la afluencia de visitantes en zonas rurales y pueblos de Sonora durante el periodo de Semana Santa, lo que la convierte en el itinerario turístico rural del estado con más visitantes y con mayor tendencia de crecimiento (Cuadro 1)

Cuadro 1 Sonora. Afluencia turística en períodos de Semana Santa en pueblos y zonas rurales 2010-2015 

2010 2014 2015 Var. 2010 - 2014 Var. 2010 - 2015
Total de turistas en pueblos y zonas rurales 330,519 438,353 460,453 33% 5%
Álamos 23,451 40,775 42,324 74% 4%
Zona serrana alta 48,576 55,995 58,235 15% 4%
Zona serrana baja 12,045 16,263 16,799 35% 3%
Río Sonora 96,132 146,766 155,425 53% 6%
Yécora Sierra 6,450 7,418 7,677 15% 4%
Ruta de las Misiones 95,745 113,436 118,541 18% 5%
Comunidades y centros ceremoniales 48,120 57,701 61,452 20% 7%

Fuente: elaboración propia con base en Salido, 2015.

La intención de poner en valor el patrimonio edificado de los pueblos de la región atiende a dos necesidades; por un lado la diversificación de la economía regional y, por el otro, la urgencia por la preservación de las edificaciones invaluables. Como una de las áreas más antiguas del estado, en esta región se encuentran dos de los municipios que más número de inmuebles registran a nivel estatal en el Catálogo Nacional de Inmuebles Históricos del INAH, los cuales son Ures y Arizpe. El primero dispone del mayor número de inmuebles, como se ilustra en el Cuadro 2. La cantidad de edificaciones patrimoniales, así como el acervo histórico, las festividades y la apreciada oferta gastronómica, sumado al hecho de ser la localidad de la región que más afluencia turística registra durante el año, hacen de este municipio un punto con grandes posibilidades de consolidarse como un destino turístico, referente estatal, y con ello aprovechar los beneficios de la actividad en pos de su desarrollo.

Cuadro 2 Cantidad de bienes inmuebles registrados en los catálogos del INAH (Región río Sonora)*  

Municipio Número de bienes inmuebles históricos (inmuebles construidos durante el siglo XIX o anterior) Número de bienes inmuebles de valor cultural (Inmuebles construidos durante el siglo XX o posterior) Número de conjuntos arquitectónicos**
Arizpe 79 92 10
Cananea 1 38 2
Ures 166 53 8

Fuente: elaboración propia con base en los datos de INAH, 2016. Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles.

*Incluye conjuntos funerarios

**La información acerca de la cantidad de inmuebles del resto de los municipios no se encuentra disponible.

Ures, Sonora: entorno local, patrimonio arquitectónico y turismo

El municipio de Ures se localiza en el centro de Sonora, al noroeste de México; su relieve que es, mayormente, un valle rodeado por lomeríos; representa el 1.72 % de la superficie total del estado, mientras que su población concentra el 0.3 % estatal. A una distancia de 67 km, colinda con el municipio de Hermosillo, capital de Sonora y la ciudad con mayor población en el estado. La zona urbana de Ures es atravesada por el río Sonora y es alrededor de ésta en donde se han aprovechado la mayor parte de los suelos para la agricultura (Mapa 2).

Fuente: INEGI, 2009. Prontuario de información geográfica municipal de los Estados Unidos Mexicanos.

Mapa 2 Ures, Sonora. Localidades e infraestructura para el transporte. 

Según la encuesta intercensal del INEGI 2015, la población de Ures, en ese año, registró un total de 8,704 habitantes, con una edad media de 38 años. En términos de crecimiento, se observa que de 1970 a 2015 la población disminuyó considerablemente; en este lapso, la tasa de crecimiento promedio anual registró una cifra negativa de -0.2 %, mientras que la tasa de natalidad también observó una reducción de -3.2 % durante el periodo 1994-2016. Una de la razones que han contribuido al descenso de la población, ha sido consecuencia, principalmente, del detrimento de las actividades económicas, especialmente del sector agropecuario, de la falta de inversión y la escasa innovación tecnológica (Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano, SIDUR 2017). El retraimiento de estas actividades ha condicionado un proceso migratorio hacia otras regiones del estado, en busca de oportunidades de empleo.

En las últimas décadas, el dinamismo del sector agropecuario en el municipio de Ures, se ha caracterizado por la pérdida de importancia de la agricultura respecto a la ganadería, expresado en un mayor crecimiento del valor generado por esta última actividad. Lo anterior se refleja en las disparidades en las tasas de crecimiento anualizadas del valor de la producción de ambas actividades, en el caso de la ganadería, de 2006 a 2016 alcanzó un nivel de 31.5 %, mientras que la producción agrícola, apenas rebasó el 2 % durante el período 2003 a 2015 (Servicio de Información agroalimentaria y Pesquera SIAP, 2018). Actualmente, se ha visto una reconfiguración en el conjunto de actividades productivas que componen la Población Económicamente Activa: la mayoría (30.6 %) se dedica al sector de servicios, seguido del sector secundario (25.9%), primario (25.6%) y comercio (6.7%); el resto no especificó (INEGI, 2015). Lo anterior se ha reflejado en la variedad en el giro de las unidades económicas, siendo la mayoría pequeños comercios, industrias manufactureras y otros servicios (INEGI, 2016).

El patrimonio arquitectónico

El surgimiento del patrimonio arquitectónico de Ures, está fuertemente ligado al desarrollo histórico de la localidad. Las primeras manifestaciones se remontan a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, años después de la fundación de la ciudad como misión, cuando se iniciaron las obras para la construcción del templo católico de San Miguel Arcángel, clasificado como edificio de arquitectura jesuita (Hernández, 2012). El templo fue construido con adobe (ladrillo sin cocer), madera y materiales disponibles en la región. Posterior al levantamiento del templo se construyó un gran edificio que en los albores de la ciudad funcionó como hospicio y convento, el edificio fue conocido como La Casa Corrección; sin embargo, como evidencia de su existencia sólo quedan fotografías, un reloj y un bulto de la Virgen Dolorosa. Hacia finales del siglo XVIII, se construyó, por iniciativa de un español de apellido Aróstegui, originario de Vasconia, España, el edificio, actualmente conocido como Molino Harinero, el cual permanece en pie hasta la actualidad (Real, 1982).

Casi un siglo después, con la llegada de numerosas familias españolas, el centro histórico fue tomando la disposición actual; es pertinente aclarar que el estado de Sonora nació con Ures como su capital (Torres, 2010), por lo que durante una época la ciudad gozó de un importante renombre. Se construyeron grandes casonas de arquitectura relevante y el embellecimiento de los espacios para la convivencia fue demandante para la sociedad de la época. Por otro lado, al ser Ures la ciudad del génesis de la educación en el estado, tener espacios que fungieran como centros educativos se convirtió en una necesidad. En las épocas de mayor bonanza del pueblo se levantaron monumentos como el Arco del Centenario o Monumento a la Independencia, en 1910, en el barrio La Alameda y el kiosco de la plaza de armas fue enmarcado por cuatro esculturas de bronce originarias de Nueva York, que representan a dioses de la mitología romana (Real de López, 1967). A pesar de que algunas construcciones se perdieron, deliberadamente, como la citada Casa Corrección, el antiguo Palacio de Gobierno y la escuela Lafontaine; hoy día aún sobreviven edificios como la Casa del Gral. Pesqueira, el molino harinero y el conjunto de casonas antiguas dispuestas en el área del centro histórico. En la Mapa 3 se ilustra la ubicación de los inmuebles catalogados como histórico culturales por el INAH, cuya categorización se especificó en Cuadro 2.

FUENTE: elaboración propia con base en los datos de INAH, 2016. Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles.

Mapa 3 Ubicación de los inmuebles históricos y culturales de Ures, Sonora.  

El turismo en la localidad

Se considera que el turismo en Ures comenzó a crecer en la década de los años setenta, a partir de la construcción de la carretera Hermosillo-Moctezuma; la incipiente afluencia de aquella época se relaciona con tradiciones que perduran hasta la actualidad, como el corredor gastronómico que se creó en el poblado de Guadalupe de Ures, a 13 km de la cabecera municipal y la tradicional Caravana del Recuerdo, llevada a cabo anualmente.

A pesar de que la actividad turística tiene varias décadas ejerciéndose en la localidad, los estudios formales que ofrecen indicadores acerca de la misma son recientes. Con el objetivo de actualizar los datos acerca de las características de los viajes a Ures y del perfil de los visitantes, se aplicó una encuesta turística durante el festival cultural Prof. Enrique Quijada Parra, en el periodo de Semana Santa 2017. Los resultados coinciden con los datos previos publicados por Sosa y Salido (2013), en tanto que el 78 % de los visitantes de Ures provienen de Hermosillo, la mayoría de éstos se encuentra en el rango de edad de entre 25 y 44 años. Del total de encuestados el 70 % dijo viajar acompañado de familiares. En cuanto promedio del ingreso familiar de los visitantes, este se encuentra en $14,968.00 y el gasto diario que hacen se estima en $687.00.

Las principales razones expresadas por los turistas para visitar Ures, son en primer término, la visita a familiares y amigos en un 38 % de las respuestas; por otro lado el 28 % de los encuestados mencionó como más importante motivo las fiestas y el 19 % lo refirió como el consumo de alimentos locales. Se trata en su mayoría de visitantes constantes, el 70 % expresó acudir a la localidad en más de una ocasión al año, mientras que el 30 % dijo sólo visitarla en el periodo de Semana Santa. El 71 % de los visitantes tuvo como destino la localidad de Ures. El 60 % visita otros lugares del río Sonora, por ello resalta la importancia de potenciar a Ures como destino turístico, como parte de una estrategia para el desarrollo de la región. En lo que respecta a las actividades relacionadas con la imagen urbana de Ures, éstas se posicionaron de forma explícita e intrínseca entre las preferencias de los visitantes. Ante la pregunta: ¿Qué fue lo que más le gustó de la localidad? El paseo por el centro histórico, la arquitectura y los sitios histórico culturales, en conjunto, representaron el 26 % del gusto preferencial (Gráfica 1).

Fuente: elaboración propia con base en encuesta aplicada en el periodo de Semana Santa 2017.

Gráfica 1 Aspectos de la localidad que más gustan a los turistas que visitan la localidad de Ures, Sonora. 

En contraste con el punto anterior, los visitantes mencionaron que entre las cosas que menos les agradan de la localidad se encuentran aquellas relacionadas directamente con la falta de servicios, como la disponibilidad de baños públicos, la falta de información turística y fue recurrente la alusión a la poca flexibilidad que tienen los comercios para recibir pagos con tarjetas bancarias. Estas deficiencias evitan que los visitantes permanezcan por más tiempo en la zona, pues ante tales carencias se ven obligados a trasladarse hacia otras zonas del municipio o, incluso, hacia otras localidades aledañas en busca de dichos servicios.

Un punto crucial es conocer las percepciones que tienen los visitantes sobre la imagen urbana de la localidad. De acuerdo con los resultados de la encuesta, en general, la apreciación que tienen los turistas acerca del estado de los distintos elementos que componen la imagen urbana fluctúa entre buena y regular, lo que indica que existe un amplio margen de mejoramiento y un área de oportunidad para dar un giro turístico a las edificaciones que no están en uso, aprovechando de esa manera el patrimonio que ya existe y la afluencia turística al centro histórico de Ures. La valorización que dan los visitantes a la imagen urbana tiene un giro distinto al que le dan los habitantes de la localidad, para quienes el significado es más profundo, al considerar que en las edificaciones antiguas se contienen elementos de su identidad que difícilmente podrían ser expresados a través de otros medios.

Cuadro 3 Percepción de los visitantes sobre algunos de los principales elementos que componen la imagen urbana de la localidad 

Excelente Bueno Regular Malo Muy malo
Estado de las calles de la localidad. 46% 25% 15% 10% 4%
Estado de conservación de los edificios antiguos del centro histórico. 40% 37% 14% 6% 3%
Estado de los sitios histórico-culturales (museo, iglesia, molino, etc.). 47% 32% 17% 4% 0%
Limpieza. 60% 19% 13% 5% 3%

Fuente: elaboración propia con base en encuesta aplicada en el período de Semana Santa 2017.

En el taller comunitario realizado en Ures, los participantes mostraron preocupación por el estado actual de la imagen urbana, asimismo expresaron gran interés por la preservación y puesta en valor de la misma; demostraron también tener una noción firme sobre la historia y la cultura del lugar. En sus propias palabras, los participantes señalaron los derrumbes de la Casa Corrección, de la escuela Lafontaine y del antiguo edificio del ayuntamiento, como ejemplos de lo que no se debe permitir que suceda en el presente, pues consideran que ningún argumento es válido para deshacerse de joyas arquitectónicas de tal magnitud. Coinciden en que los edificios emblemáticos que aún se conservan incluyen el viejo molino harinero, la casa del Gral. Pesqueira y algunas casonas antiguas del centro histórico. En relación al desempeño de la actividad turística en la localidad, ésta es valorada positivamente por los pobladores, en cuanto a que la derrama económica generada es benéfica para todo el pueblo; sin embargo, han empezado a manifestarse en desacuerdo con algunas prácticas que se llevan a cabo durante la realización de ciertos eventos. Durante las fiestas grandes suele haber gran afluencia de visitantes, cargada de ambiente festivo, pero algunas acciones de éstos alteran el orden y la vida tranquila de la comunidad, ya que contribuyen a dañar la imagen urbana al hacer usos inadecuados del espacio público y no utilizar los contenedores de basura. Los funcionarios públicos concuerdan en que apremia la necesidad de preservar el patrimonio arquitectónico de Ures, pero señalan que el proceso es costoso y delicado, por ello apuestan por la promoción turística del destino como generador de ingresos que se orienten al mantenimiento y restauración de las edificaciones.

Conclusiones y recomendaciones

Como actividad económica, el turismo ha tenido un lugar importante en las últimas décadas y en su dimensión cultural se percibe un proceso de revalorización por parte de los actores turísticos. Es indiscutible que la imagen urbana de una ciudad influye, directamente, en el atractivo turístico de ésta. Ures es considerada una ciudad histórica con un gran patrimonio cultural tangible; a pesar de esto, la imagen urbana, principalmente, ha caído en decadencia debido a varios factores, entre los que destacan el abandono de las edificaciones, inclusive las que presentan grandes oportunidades para funcionar como espacios comerciales o de ocio y recreación.

Del estudio de caso se concluye que la actual imagen urbana del centro histórico de Ures se halla, estrechamente, ligada a los eventos históricos más relevantes, por eso mismo es reflejo de la historia del estado de Sonora. A pesar de las modificaciones que ha experimentado, dicha imagen conserva cierto grado de homogeneidad. La potencialidad del desarrollo turístico de Ures está en función de los recursos que posee, entre los que destacan todos aquellos que cuentan con una importante carga histórico-cultural. Las proyecciones en cuanto a la afluencia turística son de crecimiento; sin embargo, esto se aprovechará en la medida en la que los recursos del patrimonio, en este caso tangible, se adecuen para ponerlos en valor. Cabe mencionar que los elementos patrimoniales que se identificaron como potenciales recursos turísticos datan de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Así mismo, existen precedentes de casos de éxito en donde se adaptaron edificaciones históricas a la actividad turística.

Bases para la adecuación turística de la imagen urbana del centro histórico de Ures

Con la debida articulación entre organismos privados e instituciones gubernamentales, la población es el pilar en el que se sostendrían las acciones que podrían constituir una iniciativa que transforme los inanimados edificios en atractivos turísticos. Entre las acciones más viables e inmediatas para revertirlos efectos y hacer frente a la situación de abandono y deterioro, se recomienda dar un giro comercial a estas edificaciones. Para ello es necesario que los propietarios de inmuebles, comerciantes y prestadores de servicios conozcan las oportunidades que representa este patrimonio y la capacidad de generar ingresos en beneficio propio y de la comunidad. Para lograr poner en valor las edificaciones del centro histórico de Ures es menester tomar en cuenta, entre otras, las siguientes consideraciones:

Como parte de los aspectos burocráticos de los programas gubernamentales de turismo, es preciso que la localidad cuente con una Dirección Municipal de Promoción Turística que también funcione como intermediaria entre el gobierno y la sociedad civil. Se requiere, también, llevar a cabo una actualización del Plan de Desarrollo Urbano, pues el último, data del año 1991.

Es recomendable revisar casos que en el pasado tuvieron buenos resultados, como los talleres de Imagen Urbana en Ciudades Turísticas con Patrimonio Histórico de la Sectur. Por otro lado, es pertinente hacer de conocimiento el reglamento de imagen urbana con el que cuenta la localidad, por medio de difusión, y sobre todo su aplicación, para regular la imagen del centro histórico.

En cuanto a las acciones gubernamentales, como primordial destaca la inversión en infraestructura turística, enfocada hacia las necesidades que expresan los visitantes, como lo son los baños públicos y contar con un módulo de información turística.

Para mejorar la imagen del centro histórico es necesaria la participación conjunta y la realización de varios proyectos, como construcción de fachadas falsas, sobre todo recuperar el estilo de la fachada original del edificio del ayuntamiento (que es uno de los hitos que rompe con la relativa homogeneidad del campo de visión). Llegar a un acuerdo para utilizar materiales similares en la señalización, remover mobiliario urbano no funcional y aprovechar la vegetación para equilibrar el aspecto visual y atenuar los efectos del clima en los edificios.

El giro comercial de las edificaciones del centro histórico estimula su uso constante lo que ayuda a su conservación y también a detonar la derrama económica dentro de la localidad. La diversificación del uso de los espacios durante ferias y festivales se proyecta como medio para ampliar el conocimiento del patrimonio y reducir el congestionamiento de personas en espacios reducidos.

Por último, la creación de una marca y publicidad como manera de promover el destino, junto al impulso de rutas e itinerarios histórico-culturales locales son considerados como propuestas atractivas, pues ya existen expresiones de interés por parte de los visitantes hacia la historia que albergan las edificaciones más antiguas de la localidad. Además, cabe resaltar que para el logro de un mayor éxito a largo plazo es importante constituir una sociedad civil encargada de la conservación y promoción de la imagen urbana.

El patrimonio cultural constituye una de las bases fundamentales para el turismo, es imprescindible su análisis y evaluación, sobre todo en relación a los bienes materiales edificados; en la actualidad la revalorización de estos están exigiendo a los gestores del patrimonio y turismo adoptar nuevas estrategias para poner en valor recursos turísticos que no están en operación, así como el rediseño y adecuación de los que se encuentran funcionando. Cuando la imagen urbana deja de verse como conglomerado de elementos estáticos en el tiempo para comprenderse como un escenario vivo que comunica y fortalece los vínculos de quiénes en ella se desenvuelven, es posible comprender la importancia que tiene en el desarrollo de la región en donde se encuentra.

Sobre las limitaciones de considerar los factores patrimoniales y culturales en forma aislada

El potencial del turismo cultural de una región no sólo depende de la cantidad de sitios histórico-patrimoniales y otros artefactos, sino sobre todo de la calidad de conservación y la creatividad para mantener la coherencia histórica entre edificios, paisajes y artefactos. Jansen-Vereke (2009) argumenta que la orientación de los paisajes culturales hacia el turismo depende fundamentalmente de tres factores: a) políticas de protección y conservación de la herencia tangible; b) la habilidad y la creatividad para transformar los recursos culturales en inductores de una economía cultural; y c) la capacidad para integrar valores culturales en un desarrollo turístico dinámico e innovador. Desde esta perspectiva, un aspecto crucial para la materialización de un destino turístico coherente es la interconexión entre las condiciones físicas, funcionales y organizacionales de la actividad en su conjunto (Jansen-Vereke, 2009).

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Recibido: 23 de Agosto de 2018; Revisado: 05 de Septiembre de 2018; Aprobado: 29 de Enero de 2019

Autora para correspondencia: Patricia Lorena Salido-Araiza. Dirección: psalido@ciad.mx

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