Introducción
El gobierno abierto, como concepto y práctica política, cobró visibilidad gracias al Memorándum sobre Transparencia y Gobierno Abierto que Barack Obama dictó en 2009. Este documento realizó una serie de exigencias a las agencias federales en materia de apertura, entre ellas que cada institución creara un Plan de Gobierno Abierto. Además, el presidente norteamericano impulsó la creación de una alianza internacional en la materia en 2011 (Peña, 2016; Sánchez, 2015). De esta forma, Obama se convirtió en un actor clave en la diseminación del gobierno abierto entre las administraciones públicas (Prieto-Martín y Ramírez-Alujas, 2014). Igualmente, el mundo académico se abrió a un debate en torno a las implicancias del concepto y a las incipientes experiencias que se han implementado en algunos países (Cabrera, 2015).
Diversos factores han ayudado a la masificación del gobierno abierto en los círculos académicos y gubernamentales (Manning y Shepherd, 2009). En primer lugar, se debe destacar la creciente crisis de legitimidad y representación que los sistemas políticos enfrentan. Una crisis de representación implica, de acuerdo con Mainwaring (2006), una ruptura en el continuo de la relación principal-agente entre electores y representantes. Elementos como la distancia entre las preferencias de la ciudadanía respecto a las élites gobernantes (véase Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD], 2014) han colocado en primera línea temas como la rendición de cuentas, el combate contra la corrupción y la participación ciudadana en el diseño y gestión de políticas públicas. Estos temas han sido abordados en los planes de acción de gobierno abierto, especialmente por países latinoamericanos (Conde y Gutiérrez, 2014). En este sentido, el gobierno abierto más que tecnificar procesos ha buscado dotarlos de legitimidad (Valenzuela, 2013).
Desde 2003, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha promovido el concepto, destacando entre sus elementos principales la transparencia, accesibilidad de servicios y capacidad de respuesta o receptividad de los gobiernos ante las nuevas demandas ciudadanas (Conde y Gutiérrez, 2014; Ramírez-Alujas, 2011). En 2011, ocho Estados crearon el Open Government Partnership, alianza que ya cuenta con 70 miembros que establecen planes de acción (Valenzuela, 2014). En el caso de América Latina, durante 2016, los países miembros del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) aprobaron la Carta Iberoamericana de Gobierno Abierto.
El gobierno abierto se ha consolidado como uno de los tópicos preferentes de la discusión académica sobre administración y políticas públicas. Sandoval-Almazán (2015) identificó unos 50 artículos publicados en revistas científicas anglosajonas. Una situación similar sucede en América Latina. En los últimos años se han publicado libros dedicados al tema (véase Mariñez y Valenzuela, 2013; Martínez, 2016). De igual forma, se han publicado números especiales sobre temas relacionados con el gobierno abierto en América Latina, como los que editó la Revista de Gestión Pública (volumen II, número 2, julio-diciembre 2013 y volumen III, número 1, enero-junio 2014). El tema también ha ganado terreno en congresos profesionales. El Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, por ejemplo, ya institucionalizó el gobierno abierto como una de las áreas temáticas estables de su encuentro anual. El tema también acapara gran atención en el congreso anual del Grupo de Investigación en Gobierno, Administración y Políticas Públicas (GIGAPP).
Lo anterior se ha traducido en un aumento en la publicación de artículos en revistas académicas indizadas. Esto se puede confirmar con la evidencia que se presenta en este trabajo. En general, la producción sobre gobierno abierto no solo analiza conceptos, también se asocia a la promoción de un nuevo enfoque de gestión. En este sentido, se advierte una evolución desde trabajos seminales con un carácter promocional a trabajos empíricos. Este avance puede ser considerado como un signo de maduración del tema, situación que plantea una serie de preguntas sobre las características de la comunidad académica que aborda este objeto de estudio.
Este trabajo analiza la producción académica en español sobre gobierno abierto. Para esto se identifican textos publicados entre 2009 y 2015 en revistas científicas indizadas en Web of Science (WoS) integrado en ISI Web of Knowledge (WoK), específicamente en el Social Sciences Citation Index (SSCI) y Emerging Sources Citation Index (ESCI). Además, se realizan búsquedas en Scopus, European Reference Index for the Humanities (ERIH PLUS), Scientific Electronic Library Online (SciELO) y Sistema de Información Científica de la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc). Se caracterizan los canales de publicación, niveles de indización y la red de citación basándose en las referencias bibliográficas. Esto permite evaluar determinantes en aquella red con modelos econométricos.
A continuación, se presenta un apartado que conceptualiza las comunidades epistémicas y los procesos de producción científica. Posteriormente, se aborda la noción de gobierno abierto desde una perspectiva teórica. Luego se presenta un apartado metodológico que detalla el procedimiento de muestreo usado en este estudio, las características generales de los conjuntos de datos y el diseño de investigación que contempla análisis descriptivo con tendencias y niveles de concentración que se complementan con análisis de redes sociales y regresiones. Después se presenta el apartado con los resultados de cada tipo de análisis y, finalmente, se entregan las conclusiones del estudio.
1. Comunidades epistémicas y producción científica: entre el centro y la periferia
Un fenómeno importante para analizar el desarrollo académico en países de América Latina es la relación de la región con la comunidad internacional, pues en el campo académico se tiende a replicar la relación entre centro y periferia. Vessuri (2009) indica que existe una asimetría entre las comunidades académicas en ciencias sociales. Por un lado, las investigaciones que se publican en inglés cuentan con mecanismos de transmisión y difusión que las ubican en un lugar preferente. Por otro lado, los medios de divulgación utilizados por los científicos sociales latinoamericanos, principalmente revistas de la propia región se encuentran en clara desventaja en términos de divulgación y transmisión del conocimiento. También es necesario tener en cuenta que el desarrollo de las ciencias sociales latinoamericanas ha sido posible en buena parte gracias a la ayuda de organismos internacionales desde la década de 1950, lo que ha generado una dinámica que oscila entre la autonomía y la dependencia (Beigel, 2010).
En las últimas décadas, parte del interés de las ciencias sociales se ha centrado en su capacidad para influir en la formulación e implementación de políticas públicas (Weiss, 1999). En este contexto, ha surgido una nueva tecnocracia que releva la evidencia científica al momento de formular políticas (Buchanan, 2009; Clarence, 2002; Sundell, Soydan, Tengvald et al., 2010). Esto ha generado un acercamiento entre tecnócratas y académicos que se ha cristalizado en la conformación de comunidades epistémicas, concepto introducido por Haas (1989).
Estas comunidades pueden ser definidas como un conjunto de individuos con marcos de referencia y sistemas cognitivos similares (Håkanson, 2010). Los individuos que las conforman tienen las mismas creencias sobre los tipos de relaciones causales que se dan en un ámbito específico y los métodos de estudio necesarios para abordar fenómenos. También comparten creencias normativas sobre las implicancias políticas de determinadas decisiones (Zito, 2001) y percepciones sobre la calidad de las investigaciones (Miller y Fox, 2001).
Como las comunidades epistémicas pueden tener influencia en los procesos de formulación de políticas públicas, el concepto se ha usado para identificar a decisores de políticas que superan el ámbito nacional (Maldonado-Maldonado, 2005). Los miembros de estas comunidades comparten el objetivo de solucionar problemas políticos mediante la implementación de medidas que consideran oportunas y eficientes (Galbreath y McEvoy, 2013; Marier, 2008). En este sentido, el rol de las comunidades epistémicas puede ser de gran relevancia ya que sus ideas y discursos pueden orientar ajustes de políticas públicas en coyunturas específicas (Howorth, 2004). Orozco (2016) identifica entre los miembros de las comunidades a grupos de interés, investigadores y tomadores de decisiones políticas que convergen y promueven una visión de mundo influyendo en Estados, organismos multilaterales y actores transnacionales4.
Tanto en la investigación y desarrollo de las ciencias sociales como en la formulación de políticas públicas en América Latina, es posible advertir una adaptación de enfoques y herramientas del nivel “central”. En la administración pública como disciplina y en los sistemas administrativos, por ejemplo, se aprecia una convergencia entre elementos globales, asociados a las características administrativas de diversos países, y otros nacionales, como las estructuras culturales específicas (Raadschelders, 2011). En este sentido, Painter y Peters (2010) al estudiar las tradiciones administrativas a nivel internacional, centraron su análisis en las europeas por no contar con suficiente material para el resto de las regiones.
Lo anterior sucede en parte porque de las 47 revistas que entre 2015 y 2016 conforman la categoría administración pública en SCCI, solamente seis se editan fuera de Australia, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido. De ellas, ninguna es asiática o africana, y solamente dos son latinoamericanas (Revista del CLAD Reforma y Democracia y Gestión y Política Pública). Ambas tienen un factor de impacto bajo, muy probablemente por ser editadas en español, idioma con bajo impacto en el mundo académico ya que las revistas editadas en inglés son poco abiertas al uso de literatura en otro idioma5. Efectivamente el idioma es un factor relevante. Gérard y Grediaga (2009) plantean que en las llamadas ciencias “blandas” los autores tienden a tener mayores vínculos con colegas de la misma lengua, además destaca que quienes han estudiado en el extranjero acostumbran tender puentes con esos lugares.
Actualmente la producción científica se mide principalmente con las métricas producidas por WoS. La productividad de los científicos es evaluada, por una parte, a través del número de artículos que publican en revistas que forman parte del SCCI. Por otro lado, los académicos son medidos a partir del factor de impacto de las revistas donde publican y por el número de citas que reciben. Esto ha llevado a que el inglés se transforme en el idioma de mayor uso.
Si bien en los últimos 15 años WoS ha realizado esfuerzos por incorporar revistas en otros idiomas, la producción científica latinoamericana continúa sufriendo un flujo asimétrico respecto a la literatura en inglés en estos índices (Vessuri, 2009). Parte importante de los académicos latinoamericanos ha preferido comenzar a publicar en inglés e insertarse en las comunidades angloparlantes, en desmedro de sus comunidades locales. Esto ha generado un segundo fenómeno que puede ser calificado como una práctica inadecuada, el cual consiste en que los académicos latinoamericanos invisibilizan la producción científica en su propio idioma. En términos simples, citan mayoritariamente estudios en inglés sobre un tema, en desmedro de investigaciones de sus propios colegas publicadas en español. Esto podría tener relación con la poca apertura de las revistas principales frente a la literatura en otros idiomas.
En resumen, si bien la producción científica y el desarrollo de políticas públicas es fuertemente influenciado por el centro, también a nivel regional los debates logran generar sus propias dinámicas. En ese sentido, este artículo busca rescatar la importancia de analizar las prácticas de desarrollo científico, específicamente sobre gobierno abierto, propias de América Latina.
2. El concepto de gobierno abierto
El gobierno abierto, tal como lo indican Valenzuela (2014) y Ramírez-Alujas (2012), es un conjunto de medidas gubernamentales y un concepto que se encuentra en construcción. Bajo esta etiqueta se ha agrupado tendencias que, en un inicio, apuntaron a aumentar el acceso ciudadano a la información pública. Sandoval-Almazán (2015) identifica tres direcciones. La primera se refiere a los debates en torno al derecho ciudadano a acceder a la información producida por las instituciones públicas. La segunda se centra en el uso de esta información para diversas interacciones propias de la relación gobierno-ciudadano. La última dirección se enfoca en la apertura de datos y su reutilización por los ciudadanos. En este punto destaca la aparición de nuevas aplicaciones.
Si bien la noción de gobierno abierto parece reciente, en realidad no es nueva. Como muestra Valenzuela (2013), la primera referencia se dio en Estados Unidos en 1957. Ramírez-Alujas (2011), por otra parte, sitúa el surgimiento del concepto en la década de 1970 en Reino Unido. En ambos casos el concepto apuntaba a permitir que la ciudadanía tuviese acceso a la información sobre el quehacer gubernamental. De todas maneras, aquello es incluso más antiguo. El derecho de acceso a la información pública, por ejemplo, se remonta al siglo XVI (Sandoval-Almazán, 2015). Sin embargo, tal como se concibe hoy el concepto, tiene su inicio en las iniciativas de Barack Obama en Estados Unidos y la promoción del Open Government Partnership (Peña, 2016). El memorándum de Obama de 2009 insta al gobierno de Estados Unidos a cooperar con sus ciudadanos siguiendo tres fundamentos principales: colaboración, cooperación y transparencia.
El gobierno abierto impulsa cambios relacionados con las formas de poder existentes a nivel macro, meso y micro, por lo cual su estudio debiese darse en una lógica multinivel (Valenzuela, 2014). Estos cambios propician innovaciones procedimentales a nivel organizacional y una apertura de las relaciones entre la ciudadanía y los gobiernos (Mariñez, 2013). Uno de los rasgos fundamentales del gobierno abierto es que complementa el acceso a la información y la participación. Esto se potencia gracias a las transformaciones tecnológicas que han ocurrido en el mundo durante las últimas décadas, las cuales han impactado en los flujos informativos y comunicacionales (Arriagada y Navia, 2013; González-Bustamante, 2014, 2017). En este sentido, el advenimiento de lo que Castells (2001) llamó la galaxia Internet ha influido significativamente en el gobierno abierto, el acceso a la información y la participación.
El gobierno abierto también abarca otras cuestiones como la rendición de cuentas, la colaboración y la integridad pública (García, 2014). Esto no implica únicamente dar voz a los ciudadanos y permitirles controlar a los gobernantes, situación que se podría asociar a enfoques clásicos de la democracia representativa contemporánea. Se aboga por cambios más profundos, por ejemplo, la reducción de las jerarquías organizacionales y el fomento de una ética de servicio en beneficio de los ciudadanos. Se ha dicho que el gobierno abierto no significa únicamente potenciar solamente el servicio público, sino también incorporar al ciudadano en la operación administrativa (Valenzuela, 2013).
En esta línea han avanzado algunas tendencias como la teoría del valor público (García, 2014) y el Nuevo Servicio Público (Denhardt y Denhardt, 2015). Este último enfoque critica a la Nueva Gestión Pública (NGP)6 y llama a un mayor involucramiento ciudadano en la gestión de los servicios públicos. Esto se ha materializado a través de iniciativas en materia de innovación en el diseño de servicios, como el surgimiento de “laboratorios” de gobierno y la irrupción de conceptos como co-gestión, co-creación (Zurbriggen y González, 2014) o sistemas de monitoreo y evaluación centrados en los ciudadanos (Woolum, 2010). Estas tendencias implican la incorporación de actores sociales en las estrategias gubernamentales con criterios de horizontalidad y co-participación. A la vez, resulta fundamental que la participación no se estanque en un nivel consultivo e incluya a actores diferentes a los agentes tradicionales del sistema político (García, 2014; Sánchez, 2015).
En síntesis, el gobierno abierto es resultado de dos factores. El primero, la necesidad de encontrar conceptos y enfoques de política pública capaces de fomentar la participación ciudadana para mejorar la calidad de los servicios públicos y aumentar los niveles de participación. El segundo factor tiene relación con las posibilidades y potencialidades que ofrecen los avances tecnológicos. Ramírez-Alujas (2011) destaca el fenómeno de liberación de datos por parte de los gobiernos, el que ha permitido que ciudadanos puedan reutilizarlos, creando aplicaciones que no habrían podido surgir sin ese espíritu de apertura (Arquero y Cuenca, 2014). Esto ha fomentado una lógica wiki, en la que los ciudadanos utilizan datos liberados para controlar a las autoridades (Vera, Rocha y Martínez, 2015) y crear aplicaciones que les serán de utilidad. En este punto, destaca la necesidad de planificar los procesos de liberación de datos y contar con personal capacitado para apoyar su reutilización (véase Mercado y Gil-García, 2015; Purón-Cid y Gil-García, 2013).
Finalmente, aunque pareciera existir cierto acuerdo mínimo entre gobiernos y académicos sobre qué significa gobierno abierto, el concepto es aún una metáfora (Peña, 2016). Si bien el gobierno abierto surgió como una constatación respecto a que no bastaba con implementar iniciativas en materia de transparencia, todavía no se ha alcanzado un acuerdo respecto a qué debe significar en términos de implementación de políticas públicas. En este punto, una de las cuestiones que interesa determinar, y que este artículo aborda, es a través de qué medios se difunden las ideas relacionadas con el concepto.
3. Método
3.1. Procedimiento de muestreo
Este trabajo analiza la producción académica en español sobre gobierno abierto. Para esto se realiza un muestreo no probabilístico que considera los trabajos en español publicados en revistas científicas. Se incorporaron artículos publicados entre 2009 y 2015, período que cumple con tres criterios: primero, concuerda temporalmente con el Memorándum sobre Transparencia y Gobierno Abierto que marcó un hito en la construcción del concepto; segundo, supera temporalmente los cinco años, período que usualmente se considera para evaluar el currículum de publicaciones de un investigador cuando postula a proyectos y fondos de investigación; y tercero, supera el plazo de cinco años que WoS ha validado como un rango de tiempo prudente para medir factores de impacto (five-year impact factor).
Para identificar los textos publicados en revistas especializadas se utiliza WoS, servicio de Clarivate que permite realizar búsquedas de artículos en diversas bases de datos. Se busca específicamente en SSCI y ESCI. Además, se realizan capturas en Scopus, base de datos de Elsevier, en revistas de ERIH PLUS7, en el sistema integrado de SciELO y el Sistema de Información Científica de Redalyc. Esto permite identificar artículos publicados en revistas indizadas en SSCI y ESCI que corresponden a WoS de ISI WoK, en Scopus, ERIH PLUS, SciELO y buena parte de las revistas indizadas en Latindex-Catálogo8.
Un dato que permite apreciar cuán adecuada es la muestra construida es que, en México en 2014, un 25,04% de la producción científica se concentró en Freedom Collection de Elsevier y un 26,02% en SciELO (Sánchez, 2016). Por otro lado, la productividad científica chilena en 2014 sigue patrones diferentes pues se concentra, por una parte, en revistas Scopus con un 47,05% (n = 10.689) y WoS con un 40,66% (n = 9.237) (Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica [CONICYT], 2016), y, por otra, en revistas SciELO con un 12,30% (n = 2.794) (CONICYT, 2015). A pesar de las diferencias es posible apreciar la importancia de WoS, Scopus y SciELO.
Se construye un primer conjunto de datos (n = 26) con la muestra inicial de trabajos. Esta muestra se compone por un 38,46% (n = 10) de artículos publicados en revistas indizadas en SSCI y ESCI; 30,77% (n = 8) en revistas Scopus, ERIH PLUS y/o SciELO; y 30,77% (n = 8) publicados en revistas indizadas en Latindex-Catálogo que forman parte de Redalyc. Para evaluar la tendencia de los años de publicación se utiliza una regresión cuadrática:
A partir del primer conjunto de datos se construye un segundo conjunto con los trabajos referenciados por la muestra inicial (n = 1.170). También se utiliza una regresión cuadrática para evaluar la tendencia de los años de publicación:
Ambos conjuntos de datos contienen información detallada sobre cada trabajo, entidad editora y nivel de indización si se trata de una revista académica. Sobre el segundo conjunto, que contiene 1.035 documentos únicos, se realiza un análisis de citación y se evalúan los factores que determinan el impacto -en estricto rigor centralidad- de un trabajo.
3.2. Diseño de investigación
En primer lugar, se realiza un análisis estadístico descriptivo de los documentos recopilados que da cuenta de diversas tendencias y niveles de concentración que se calculan con Hirschman-Herfindahl index (HHI). Este índice tradicionalmente se utiliza para medir concentraciones de mercado y ha tenido diversas aplicaciones no convencionales como evaluar la homogeneidad temática de las agendas mediáticas (González-Bustamante y Soto, 2016; Valenzuela y Arriagada, 2009), las concentraciones de parentescos entre candidatos (Joignant, 2014) o la homogeneidad social de legislaturas (González-Bustamante y Cisternas, 2016). El indicador se calcula elevando los valores porcentuales de las categorías analizadas al cuadrado, lo que genera un indicador de cero a 10.000: cero es homogeneidad total; 10.000 es concentración total. Este análisis se complementa con algunas tendencias calculadas con ecuaciones y regresiones cuadráticas.
Posteriormente, de forma similar a como hacen Cisternas y González-Bustamante (2016) con documentos de un think tank, se analizan patrones de citación con análisis de redes sociales (social network analysis). Este análisis permite identificar y evaluar interrelaciones de un grupo determinado (González-Bustamante, 2015; Hanneman y Riddle, 2005). El muestreo de relaciones se realiza con una medición binaria que da cuenta de interrelaciones y permite construir una matriz de adyacencia para graficar relaciones de distinto tipo, en este caso la citación. Esto permite graficar la red con un sociograma, para lo cual se utiliza un modelo de atracción-repulsión basado en el algoritmo ForceAtlas que resulta adecuado para graficar hasta 10.000 nodos (Jacomy, Venturini, Heymann et al., 2014). Este modelo es de tipo fuerza dirigida (force directed), pues emula un sistema físico donde los nodos imitan a partículas cargadas que se repelen entre sí, mientras que los vínculos (edges) funcionan como resortes que los atraen. Esto es similar a otros algoritmos clásicos como Fruchterman y Reingold (1991) 9.
El modelo de atracción-repulsión también permite calcular la centralidad del vector propio (eigenvector centrality distribution) para cada nodo de la red. La centralidad es una medida de la importancia del nodo, que en este caso corresponde a un documento. Para este cálculo se consideran las conexiones del nodo, lo cual no solo implica considerar el número de citas que recibe un documento, además se considera su posición en la red, es decir, también se da peso al alter desde el cual proviene dicha cita. Para estabilizar el índice de centralidad se realizaron 10.000 iteraciones y luego se recodificó como dos variables binarias: primero midiendo presencia o ausencia; segundo generando un corte en la media de los datos. De esta forma se utilizan como variables dependientes en dos modelos de regresión logística (maximum likelihood logit model). Los modelos se ocupan para evaluar los factores que condicionan la centralidad en la red. La ecuación del logaritmo de verosimilitud queda expresada de la siguiente forma:
Variable | Tipo | Operacionalización |
Año de publicación (X1) |
Continua | Año en que el documento fue publicado |
Información casual (X2) |
Binaria | Páginas Web, charlas, blogs |
Documentos de organismos (X3) |
Binaria | Documentos de organismos internacionales, documentos
gubernamentales y leyes |
Manuscritos inéditos (X4) |
Binaria | Ponencias en congresos, documentos de trabajo y tesis de
universidades |
Libros y capítulos (X5) | Binaria | Libros y capítulos de libro |
Artículos (X6) | Binaria | Artículos publicados en revistas científicas indizadas |
Cantidad de autores (X7) |
Continua | Cantidad de autores que firman el documento |
Fuente: Elaboración propia.
En el modelo se eliminaron los casos atípicos cuyos residuos estandarizados superaban tres desviaciones típicas, siguiendo las recomendaciones de Hosmer, Lemeshow y Sturdivant (2013). También se realizaron pruebas para evitar la existencia de multicolinealidad en la modelación y así obtener resultados estadísticamente consistentes.
4. Resultados
4.1. Análisis descriptivo
Al analizar el primer conjunto de datos se aprecia que la mayoría de las entidades editoras de las revistas analizadas son de España (26,92%; n = 7), México y Venezuela (23,08%; n = 6; respectivamente), y Chile (15,38%; n = 4). La Revista del CLAD Reforma y Democracia es la que cuenta con un mayor número de artículos (19,23%; n = 5). La concentración en las entidades editoras (HHI = 2.100,59) es mucho mayor que en las revistas (HHI = 798,82).
Al analizar el segundo conjunto de datos, compuesto por documentos referenciados por la muestra, se aprecia que existe una mayor bibliografía en los artículos de las revistas indizadas en SSCI y ESCI (n = 584), alcanzando un promedio de 58 referencias por artículo. Las referencias de los artículos de las revistas indizadas en Scopus, ERIH PLUS y/o SciELO (n = 264) alcanzan un promedio de 33 por artículo. Finalmente, los artículos de las revistas indizadas en Latindex-Catálogo que aparecen en Redalyc (n = 322) alcanzan un promedio de 40 referencias. Sería lógico suponer que mientras más valorada por la comunidad académica sea la indización, las bibliografías serían más amplias. No obstante, resulta llamativo que los artículos de las revistas Latindex presenten mayor cantidad de referencias que los artículos de las revistas Scopus, ERIH Plus y/o SciELO.
Las principales referencias de los trabajos de revistas SSCI y ESCI son artículos científicos (34,42%), libros, capítulos de libro (32,02%) y documentos de organismos internacionales (11,82%). La misma tendencia se repite en los artículos publicados en las revistas indizadas en Scopus, ERIH PLUS y/o SciELO: artículos científicos (37,50%), libros, capítulos (35,98%) y documentos de organismos internacionales (7,58%). La tendencia cambia en los artículos publicados en revistas Latindex: libros, capítulos (32,3%), artículos científicos (21,43%) y documentos de organismos internacionales (13,35%). La mayor concentración con respecto a los tipos de documentos referenciados se advierte en los artículos Scopus, ERIH PLUS y/o SciELO (HHI = 2.269,00) y luego los artículos SSCI y ESCI (HHI = 2.051,51). Los artículos publicados en revistas Latindex tienen una bibliografía más heterogénea (HHI = 1.443,42), lo que se podría asociar a la mayor cantidad de referencias en promedio que presentan. A continuación, se presenta un detalle sobre los diez documentos más referenciados en el segundo conjunto de datos.
Título | Referencia | Tipo de publicación |
El desafío hacia el gobierno abierto en la hora de la igualdad | Concha y Naser (2012) |
Documento de organismo internacional |
Memorandum for the Heads of Executive Departments and
Agencies: Transparency and Open Government |
Obama (2009) | Documento gubernamental |
Gobierno abierto y modernización de la gestión pública.
Tendencias actuales y el (inevitable) camino que viene. Reflexiones seminales |
Ramírez-Alujas (2011) |
Artículo |
Open Government: Gobierno Abierto | Calderón y Lorenzo (2010) |
Libro |
Open Government: Collaboration, Transparency, and
Participation in Practice |
Lathrop y Ruma (2010) |
Libro |
Wiki Government: How Technology Can Make Government Better,
Democracy Stronger, and Citizens More Powerful |
Noveck (2009) | Libro |
Stewardship and Usefulness: Policy Principles for
Information-based Transparency |
Dawes (2010) | Artículo |
Open Government and E-Government: Democratic Challenges
from a Public Value Perspective |
Harrison, Guerrero, Burke et al. (2011) |
Ponencia |
IT-enabled policy analysis: new technologies, sophisticated
analysis and open data for better government decisions |
Purón-Cid, Gil-García y Luna-Reyes (2012) |
Ponencia |
Open government: connecting vision and voice | Meijer, Curtin y Hillebrandt (2012) |
Artículo |
Fuente: Elaboración propia.
Por último, se advierte una tendencia a utilizar documentos más recientes: a mayor cercanía del año de publicación, mayor cantidad de referencias citadas. Esto sucede en todos los niveles de indización, pero se acentúa particularmente en SSCI, ESCI y Latindex-Catálogo. Para evaluar esto se utilizan regresiones cuadráticas cuyas ecuaciones son las siguientes:
4.2. Red de citación
La red está compuesta por 1.057 nodos, que corresponden a documentos de ambos conjuntos de datos, y 1.170 vínculos dirigidos (edges) que corresponden a citas. El algoritmo ForceAtlas (Jacomy et al., 2014) permite distinguir claramente como cada artículo del primer conjunto de datos conforma su propio clúster independiente, generalmente separado del resto. Esta situación da cuenta de la poca interconexión entre los distintos trabajos académicos, salvo pocas excepciones que se tienden a ubicar en el centro de la red y que corresponden a Ramírez-Alujas (2011), Obama (2009), Concha y Naser (2012), Calderón y Lorenzo (2010), Lathrop y Ruma (2010), Noveck (2009), Dawes (2010) y Harrison et al. (2011).
Nota: El grafo se elaboró con el algoritmo ForceAtlas (Jacomy et al., 2014).
Fuente: Elaboración propia.
4.3. Determinantes de centralidad
En los modelos estadísticos que se elaboran cada caso corresponde a un documento (nodo). La bondad de ajuste para centralidad es bastante alta. La regresión logística muestra que es significativo el año de publicación con un coeficiente negativo, es decir, mientras más antigua la publicación, aumentan las probabilidades de que verifique centralidad. Por otra parte, los pseudo-R2 para centralidad relevante son menores y resulta significativo con el 90% de confianza a una cola (one-tailed) la información casual, es decir, entradas de blogs y charlas. Esto implica que los documentos de corte académico, como los artículos en revistas indizadas, capítulos y libros publicados por editoriales de prestigio, tienen menos probabilidades de presentar centralidad relevante.
Centralidad | Centralidad relevante | |
Año de publicación (X1) | -1.900*** (0,358) |
0,065 (0,052) |
Información casual (X2) | -- | 1,077+ (0,583) |
Documentos de organismos (X3) | -- | -0,373 (0,837) |
Manuscritos inéditos (X4) | -- | -- |
Libros y capítulos (X5) | -- | -- |
Artículos (X6) | -- | -- |
Cantidad de autores (X7) | -0,053 (0,247) |
-0,024 (0,071) |
Constante | 3.826,488*** (719,992) |
-133,375 (103,385) |
Log likelihood | -30,379 | -74,780 |
Nagelkerke R2 | 0,671 | 0,064 |
McKelvey & Zavoina R2 | 0,986 | 0,165 |
Nota: Se reportan coeficientes beta y errores estándar entre paréntesis. + Significativo p ≤ 0,1 | * Significativo p ≤ 0,05 | ** Significativo p ≤ 0,01 | *** Significativo p ≤ 0,001 Fuente: Elaboración propia.
Conclusión
En este trabajo se analiza de forma preliminar la producción académica en español sobre gobierno abierto entre 2009 y 2015. Los análisis descriptivos ofrecen un panorama sobre las entidades editoras de las revistas que han publicado artículos académicos en el período indicado. Se evidencia una concentración en España, México, Venezuela y Chile. La principal revista donde se concentran las publicaciones en español sobre gobierno abierto es Revista del CLAD Reforma y Democracia. Esto puede tener relación con el rol que ha jugado el CLAD en difundir el debate en torno a la materia, a través de su congreso anual y, recientemente, vía Carta Iberoamericana. Al analizar los documentos referenciados por la muestra analizada se advierte que, en general, hay un alto nivel de referencias promedio en los artículos en revistas indizadas en SSCI, ESCI y Latindex. Por otra parte, los principales documentos referenciados son artículos académicos, libros, capítulos de libros y documentos de organismos internacionales. También se advierte una tendencia a utilizar documentos más recientes: a mayor cercanía del año de publicación, mayor cantidad de referencias citadas.
Los resultados del análisis de redes permitieron graficar el sociograma de citación de la muestra. Se aprecia una red de baja densidad, donde cada artículo de la muestra inicial conforma un clúster, lo que da cuenta de la baja interconexión entre los distintos trabajos académicos. Por último, de la red se obtiene la centralidad de cada documento, indicador que se utiliza como variable dependiente en modelos de regresiones logísticas. El modelo para centralidad tiene una bondad de ajuste que oscila entre el 67 y el 98% y muestra que el factor que aumenta la probabilidad de que un documento sea central en la red es la edad del artículo, cuestión de sentido común ya que aquello aumenta su nivel de difusión en la comunidad académica. El modelo para centralidad relevante presenta una bondad de ajuste comparativamente baja, y muestra que la información casual, es decir, las entradas de blogs y charlas tienen una ventaja significativa con una confianza del 90% (one-tailed).
Este trabajo es un avance preliminar de investigación cuya contribución radica principalmente en el diseño metodológico con potencial de replicación, sin embargo, tiene elementos que se podrían precisar para versiones avanzadas o proyectos que impliquen evaluar otros temas o campos disciplinares. Entre los elementos que se deben precisar se encuentra la muestra. El muestreo de relaciones (sample ties) para análisis de redes, tal como indican González-Bustamante y Cisternas (2016), implica realizar una bola de nieve para identificar los patrones relacionales y vínculos. En este trabajo no se realizó una segunda etapa que podría consistir en levantar información sobre los trabajos referenciados por la bibliografía de la primera muestra. Un segundo aspecto tiene relación con el uso de diseños de investigación mixtos y cualitativos que impliquen análisis de contenido o técnicas comparativas. Además, otro elemento que se podría precisar y profundizar es el análisis con regresiones, en este punto se podría avanzar en el uso de modelos más sofisticados.
Lo anterior se podría complementar con el uso de técnicas bibliométricas específicas como el análisis de co-citación de autores (author co-citation analysis), análisis de impacto y de proximidad, las cuales permitirían evaluar de forma más precisa las lógicas de producción del conocimiento científico (Jeong, Song y Ding, 2014; McCain, 1990; White y McCain, 1998).
Ahora bien, más allá de las precisiones que podrían realizarse, los hallazgos de este trabajo ofrecen un buen panorama de la producción académica sobre gobierno abierto en español durante los últimos años. Además, se obtienen resultados llamativos que invitan a reflexionar sobre el impacto interno y externo de la producción científica e intelectual en las ciencias sociales contemporáneas, las lógicas de producción de conocimiento y los fenómenos asociados a las comunidades epistémicas.