Una estimación ampliamente repetida, reportada en un controvertido artículo publicado en Science en 1990, sugiere que más de la mitad de todos los artículos académicos permanecen sin ser citados cinco años después de su publicación.1 Los científicos realmente se preocupan por este tema, dice Jevin West, un científico de la información de la Universidad de Washington que estudia los patrones a gran escala en la literatura de investigación. Después de todo, las citas son ampliamente reconocidas como una medida estándar de influencia académica: una señal de que no sólo ha sido leído, sino que también ha demostrado ser útil para estudios posteriores y ahora es una de las medidas que se consideran para la generación del factor de impacto útil para definir y decidir en dónde publicar la investigación que se realiza.
Para la literatura en general, de 39 millones de trabajos de investigación en todas las disciplinas indizados en Web of Science desde 1900 hasta el final de 2015, 21% aún no se han citado. Como era de esperarse, la mayoría de estos documentos aparecen en revistas poco conocidas; casi todos los artículos en revistas conocidas son citados.2,3
Algunos de los problemas por los cuales no se puede conocer la verdadera cantidad de documentos nunca citados son: muchos de los documentos son referenciados en revistas de acceso libre o con bajo factor de impacto; otros por errores de ingreso de datos e incluso errores tipográficos en los documentos. Se añade además el problema de las comparaciones entre las naciones. Web of Science muestra que los artículos escritos por científicos de China, India y Rusia tienen más probabilidades de ser ignorados que los escritos en los Estados Unidos y Europa.
Aun otros artículos podrían no ser citados porque cierran vías de investigación improductivas, dice Niklaas Buurma, químico de la Universidad de Cardiff, Reino Unido. En 2003, Buurma y sus colegas publicaron un artículo sobre «la controversia isocórica», un argumento sobre si sería útil evitar que un solvente se contraiga o expanda durante una reacción, como suele ocurrir cuando las temperaturas cambian. En teoría, este experimento técnicamente arriesgado podría ofrecer una idea de cómo los solventes influyen en las tasas de reacción química. Pero las pruebas de Buurma mostraron que los químicos no aprenden nueva información de este tipo de experimento. «Nos propusimos mostrar que algo no valía la pena y lo mostramos», dice. «Estoy bastante orgulloso de este trabajo completamente no-citable», agrega.
Para finalizar les quiero señalar que si bien en la literatura inglesa han ocurrido estos hechos, en América Latina lo estamos viviendo en la actualidad, algunas veces son los mismos factores descritos que favorecen la «no-citación»; sin embargo, aprendamos de estas lecciones para no repetir la misma historia.