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Iztapalapa. Revista de ciencias sociales y humanidades

versión On-line ISSN 2007-9176versión impresa ISSN 0185-4259

Iztapalapa. Rev. cienc. soc. humanid. vol.44 no.95 Ciudad de México jul./dic. 2023  Epub 11-Sep-2023

https://doi.org/10.28928/ri/952023/r2/hernadezquintanah 

Reseñas de libros

Leonardo Rodríguez-Medina, María de los Ángeles Pozas y Lidia Girola (editores), 2022, La teoría del actor-red desde América Latina.

Héctor Noé Hernández Quintana1  , Estudiante de doctorado
http://orcid.org/0000-0002-7773-6089

1Estudiante de doctorado de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México, hector.hernandez.quintana@gmail.com

Rodríguez-Medina, Leonardo; Pozas, María de los Ángeles; Girola, Lidia. (editores), 2022. La teoría del actor-red desde América Latina. Ciudad de México: El Colegio de México, Centro de Estudios Sociológicos, ISBN: 978-607-564-334-2.


La emergencia de Bruno Latour en las ciencias sociales se debe a su original propuesta que, junto con Law y Callon, hizo a finales del siglo XX. Desde sus primeros escritos hasta su trabajo Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red (Latour, 2005), que es un preámbulo a sus planteamientos, ha generado tanto seguidores, como detractores. Cabe apuntar que, entre los estudiosos de la Teoría del Actor-Red (TAR), más que una teoría es una propuesta metodológica (Tirado y Domènech, 2005).

Al respecto es relevante la controversia entre Emilio Durkheim y Gabriel Tarde, de la cual Latour parte para generar su propuesta. En dicha controversia, la afinidad de Latour con Tarde es evidente porque apuesta por hacer una sociología de las asociaciones, frente a una sociología de lo social. En el marco de la sociología de las asociaciones se despliega todo un sistema a través del cual podemos analizar la realidad. Una de las características de la TAR es que rompe con las dicotomías tradicionales en las ciencias sociales, tales como: naturaleza/sociedad, sujeto/objeto, macro/micro, humano/no humano.

Con tal giro, Latour se propone, entonces, alcanzar una simetría generalizada para señalar que la realidad no está hecha solamente de lazos sociales o que está construida socialmente. Por el contrario, el incluir una heterogeneidad de actores, muchos de ellos siendo actantes, implica que la acción no corresponde a los humanos, sino que los objetos también participan en el curso de la acción, tal como señala María de los Ángeles Pozas:“la reintroducción de objetos y el papel que se les asigna en la constitución de lo social es considerada la gran innovación de la teoría del actor red” (Pozas, 2015: 3). Pero entonces, cabría formularse la siguiente cuestión general: ¿cuál ha sido el papel, el alcance y la recepción de esta teoría en un mundo hispanohablante, en donde dicha propuesta analítica no ha sido tan difundida como otros enfoques clásicos de las ciencias sociales?

Considero que la respuesta se puede encontrar en el libro La teoría del actor-red desde América Latina de Leonardo Rodríguez-Medina, María de los Ángeles Pozas y Lidia Girola, pues en él los coordinadores, junto con los autores de cada capítulo, dan luces tanto teóricas como metodológicas acerca de cómo la TAR ha sido empleada en esta región del mundo y en el ámbito hispanohablante. De tal suerte, el lector tendrá en sus manos un panorama teórico, empírico y analítico sobre la propuesta que desarrollaron Latour, Callon y Law.

Cabe apuntar que en el mundo angloparlante el recibimiento de la TAR ha tenido mayor amplitud, lo que no ocurrió de la misma forma en contextos hispanohablantes, donde esta teoría ha estado a expensas de la producción de la literatura que se publica en el idioma inglés, de ahí que el libro aquí reseñado sea una ventana a lo que se está haciendo tanto empírica como teóricamente sobre la TAR desde estas latitudes. Con esta base, la obra que se reseña permite conocer cómo se aplica la TAR en diferentes ámbitos de las ciencias sociales y humanas; desde la ciencia política, el derecho, la geografía o la economía, hasta la antropología y los estudios urbanos. Como dato adicional, es importante mencionar que los autores provienen de diferentes disciplinas y aplican la TAR a diversos objetos de estudio.

En cuanto a la estructura del libro, es por demás interesante. Se encuentra integrado por 14 capítulos, desplegados en 516 páginas y organizados en tres partes más un estudio introductorio. La primera parte se titula “Propuestas epistemológicas y conceptuales en torno a la TAR”, la segunda “La TAR en diálogo con otras teorías y áreas de pensamiento social”, y la tercera lleva por título “El potencial heurístico de la TAR para la investigación empírica”. Debido a la extensión de la obra, aquí solo se comentan algunos textos, y se dejará al lector la tarea de realizar una inmersión en profundidad en el resto del libro.

La primera parte la conforman una serie de artículos que problematizan los fundamentos epistemológicos de la TAR y la comparan con otras perspectivas y marcos analíticos. Destaca la propuesta de Sergio Pignuoli, quien analiza el concepto de “actualidad” tanto en la obra de Latour, como en la Luhmann. A partir de un ejercicio comparativo, el autor va introduciendo al lector en las similitudes y divergencias entre la TAR y la teoría general de sistemas sociales.

De manera similar, destaca el escrito de Francisco J. Salinas, quien señala las convergencias entre Latour y Heidegger sobre el papel que juegan los “artefactos” y lo humano. Cabe señalar que, aunque para ambos autores se constata una clara tendencia a “teorizar sobre la tecnología”, ambos presentan divergencias que se describen analíticamente. Para ello, se revisan sus obras, así como la crítica de Latour a Heidegger en su escrito La esperanza de Pandora. En este capítulo Salinas presenta una síntesis relevante de la filosofía del pensador alemán sobre la técnica, y a partir de este acercamiento enlaza los puntos que se articulan con la propuesta de la TAR.

En cuanto a la segunda parte de la obra aquí reseñada, “La teoría del actor red en diálogo con otras teorías y áreas del pensamiento social”, esta incluye tres escritos que revisan la propuesta de la TAR. Los autores que participan en esta sección dialogan con la teoría de forma muy novedosa para compaginarla con otros enfoques teóricos. Es una sección por demás sugerente en tanto que los autores y autoras se apoyan en los conceptos de la TAR para complementar las categorías analíticas que se han trabajado de forma clásica en las ciencias sociales.

El trabajo de Olga Sabido resulta muy estimulante, en tanto diálogo de la TAR con el “giro corporal” de las ciencias sociales que inició en la década de los ochenta del siglo XX. En su texto plantea cómo ciertos artefactos pueden funcionar como extensiones del cuerpo y de los sentidos, a la vez que argumenta que la TAR es fértil por sus alcances metodológicos en el marco del giro sensorial de las ciencias sociales.

Un punto que destaca en el capítulo de Olga Sabido es la relación entre los artefactos y los humanos, que ha sido abordada ampliamente desde Simmel, hasta autores contemporáneos como Sennet y Wacquant. Los teóricos sociales clásicos ya habían tocado el tema, entonces, ¿cuál es la novedad de Latour?: señalar el peso del artefacto, es decir, lo que se puede “hacer”. En pocas palabras, el aporte de la TAR radica en destacar la agencia de los artefactos, ya sean estos humanos o no humanos, que coparticipan y coproducen los efectos de la acción.

La última parte del libro está integrada por varias propuestas que resultan muy ilustrativas para quienes quieren hacer investigación -ya sea en tesis de pregrado, de posgrado o en investigaciones en otros encuadres- con los postulados ontológicos y metodológicos de los autores de la TAR. En otras palabras, este apartado es iluminador para conocer cómo se pone en operación la teoría del actor red y cómo se hacen observables de la misma. Cada capítulo de esta sección se adentra un poco más en el tema.

El primer capítulo de la última sección del libro está a cargo de Leonardo Rodríguez-Medina, quien analiza el concepto de “programa”, un término clave en la propuesta de Latour. Para este autor, el concepto es tanto sociológico como tecnológico, y se usa para conferir a los artefactos un carácter activo. En este sentido, señala tres nociones con respecto al concepto en cuestión: la primera consiste en evitar pensar la acción como racional o abstracta, la segunda es que supone una suerte de lógica de operación, y la última es que todo programa puede ser invisibilizado por la acción de otros.

Aunado a lo anterior, Leonardo Rodríguez-Medina analiza las críticas que se han hecho a la TAR sobre el concepto de poder, el cual se relaciona con el concepto de programa antes referido. Ante esto, el autor muestra que el poder, en la TAR, se explica en su dimensión positiva, lo que quiere decir que se piensa el mismo en términos de poder hacer, producir, enrolar, reconfigurar, etc. En otras palabras, la noción de poder no es ejercida por un actor, sino que la TAR busca rastrear los procesos de enrolamiento que sostienen relaciones.

Para explicar y, sobre todo, poner a prueba ambos conceptos el autor se refiere al fenómeno de la gentrificación, en concreto en la ciudad de Monterrey, del estado de Nuevo León, México. Esto le permite evidenciar que un programa genera estabilidad de una red, y que el poder hace que los actores en la misma tengan agencia para traducir comportamientos observables e interpretables, sin dejar de señalar la generación de un antiprograma como resultado de los obstáculos que se presentan en el programa, ya que existen más relaciones y más actantes.

En esta sección también se cuenta con el estudio de Carolina Peláez González que lleva por título: “Contra viento y marea: análisis de controversias en la pesca industrial del camarón”, y que es resultado de sus investigaciones previas desarrolladas en El Colegio de México. En este capítulo, la autora muestra datos de su investigación empírica en el muelle pesquero El Bonfil, ubicado en Mazatlán, Sinaloa. El texto se articula en torno al concepto de “controversias” de la TAR y muestra su pertinencia para hacer “rastreables las conexiones sociales” de cualquier fenómeno que se pretenda estudiar. Define el concepto de controversias como “modos de aprendizaje donde se conectan saberes provenientes de diversos seres” que, como sabemos, pueden ser humanos o no-humanos. El potencial del concepto de “controversias” está en que tiene el poder de estabilizar o desestabilizar una red, como en el caso de la pesca y de las ocupaciones que expone la autora.

Se debe señalar, aunado a lo anterior, que el texto muestra cómo se puede “seguir a los actores”, premisa fundamental en la TAR y en la que insistió tanto Latour. Esta “libre asociación” propuesta por la TAR tiene el sentido de sorprendernos en el trabajo de campo, y conduce así a dejar las prenociones que los investigadores llevan consigo. La autora de este capítulo da seguimiento a este aspecto con ayuda del principio de “simetría generalizada” para comprender el hacer de los barcos, los camarones, los investigadores del Instituto Nacional de Pesca, los pescadores y otros humanos.

Otro capítulo muy relevante de esta parte es el de Xavier Oliveras González, profesor de El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), quien expone la agencia del espacio retomando la ruta del río Bravo ubicado en la frontera Norte de México con Estados Unidos. En su texto, el autor analiza la agencia del espacio fronterizo y, al hacerlo, toma como eje la forma en que este espacio se constituye en un actor no humano que configura las relaciones con otros actores.

El autor funda la concepción del espacio fronterizo como un actante en tres premisas fundamentales: el espacio es relacional, híbrido y múltiple. Para la primera, plantea que el espacio es relacional en tanto que se configura por diversos actantes, objetos y acciones humanas y no-humanas. En cuanto a la segunda, subraya que el espacio es híbrido en tanto que es material e ideal, humano y no humano, y biofísico y sociotécnico. Por último, es múltiple pues en él operan todas las versiones; por ejemplo, es frontera, pero de igual forma es ecosistema.

Tal como se ha comentado en las líneas previas, el libro reseñado presenta una notable variedad de textos y enfoques con los que los autores y autoras abordan la TAR y dialogan con ella. La diversidad de los capítulos se expresa tanto en los estudios de caso que se retoman para ser explicados por la TAR, como en los contrastes y articulaciones que hacen de ella con otras teorías. Por lo anterior, el presente trabajo podrá ser relevante no solo para autores familiarizados con la propuesta de Latour, sino también para quienes quieran acercarse a este enfoque. Por todo ello, es una obra pionera en su tipo para la academia hispanohablante que apoyará tanto la docencia, como la investigación empírica.

Como colofón se debe señalar que la propuesta de Latour, Callon y Law constituye un “giro” relacional entre lo humano y lo no humano, de ahí que el concepto de “actantes” resulte fundamental para entender la propuesta de la TAR. Con ayuda del concepto de “simetría generalizada”, se insiste en que no se debe otorgar primacía ni a la naturaleza ni a la sociedad para explicar el fenómeno. Por lo anterior, tanto la naturaleza como la sociedad son el resultado de la estabilización de un actante que no tiene ninguna esencia, ni social ni natural, preestablecida.

Por último, el lector -o si se quiere el lector actante- tendrá frente a sí una obra que le generará preguntas sobre la metodología que propone la TAR. Si se retoma la metáfora de abrir “cajas negras” -que a Latour le gustaba utilizar-, el lector encontrará en esta obra un abanico de textos y autores que facilitan el acercamiento al texto de un pensador denso y complejo que ha desencadenado amplios debates en el mundo académico actual y, de manera específica, en las ciencias sociales. La emergencia de este trabajo es un aporte para comprender la TAR que abre una brecha para que nuevas investigaciones empíricas se nutran de esta teoría y metodología.

Referencias bibliográficas

Latour, Bruno 2005 Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory, Oxford, Oxford University Press. [ Links ]

Pozas, María de los Ángeles 2015 «En busca del actor en la Teoría del Actor Red», ponencia en el I Congreso Latinoamericano de Teoría Social. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. [ Links ]

Tirado Serrano, Francisco y Domènech i Argemí, Miquel 2005 «Asociaciones heterogéneas y actantes: el giro postsocial de la teoría del actor-red, AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana, núm. especial noviembre-diciembre, pp. 2-26. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62309905Links ]

Recibido: 10 de Marzo de 2023; Aprobado: 10 de Mayo de 2023; Publicado: 30 de Junio de 2023

Héctor Noé Hernández Quintana

Maestro en Estudios Regionales por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, y licenciado en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Actualmente es estudiante de doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus intereses académicos giran en torno a la informalidad urbana, las prácticas políticas de sectores populares y la producción social del espacio.

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