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Cultura y representaciones sociales

versión On-line ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.12 no.24 Ciudad de México mar. 2018

https://doi.org/10.28965/2018-024-01 

Sección temática (Dossier)

Socioantropología de la religión en México. Historia y horizontes

Hugo José Suárez *  

*Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.


Hace 25 años, en noviembre de 1993, se llevó a cabo el Coloquio “Cambios de identidad religiosa y social en México” en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM bajo la batuta de Gilberto Giménez que, tres años más tarde dio como resultado una publicación colectiva (Giménez, 1996). El diagnóstico inicial venía de los hallazgos de la investigación que Giménez había emprendido la década anterior, donde mostraba la contundente expansión de movimientos religiosos no católicos (1988); se buscaba establecer una discusión que cruzara una interpretación teórica con resultados empíricos y que condujera al “debate sobre la relación entre modernidad y religión” (Giménez, 1996: 1). Tal desafío y la riqueza de lo dicho, quedó impreso en el volumen que salió a la luz en 1996 y se convirtió rápidamente en un referente en las ciencias sociales de la religión en el país.

El texto Identidades religiosas y sociales en México tiene muchas virtudes. Como invitados internacionales estuvieron Danièle Hervieu-Léger y Jean-Paul Willaime, ambos sociólogos franceses con notables aportes a la disciplina. No hay que olvidar que el mismo año del Coloquio, Hervieu-Léger venía de publicar su libro Religion pour memoire (1993), que fue traducido a muchos idiomas y tuvo vigencia por varios lustros. Además, se nutría el intercambio con estudios de distintos lugares del país sobre experiencias concretas: Casillas exponía la pluralidad, De la Torre hablaba de la Luz del Mundo en Guadalajara, Marroquín de Oaxaca, Fortuny de los mormones y los testigos de Jehová. Complementaba el lúcido testimonio del ahora fallecido Obispo Samuel Ruiz que compartía la experiencia pastoral en Chiapas y el protestantismo. Cerraba el documento un anexo estadístico con los datos de los censos deteniéndose en la variable religiosa. El prólogo del coordinador realizaba una lectura crítica del problema de modernidad y religión pensada desde la experiencia mexicana.

El libro ponía sobre la mesa tres aspectos importantes:

  1. Giménez dejaba sentado que la experiencia latinoamericana de la modernidad no se inscribe en una suerte de linealidad evolutiva. Por el contrario, saliendo tanto del eurocentrismo como del americanismo, se debe entender que en nuestros países la modernidad es “un proceso eternamente inacabado y desigual, además de revestir casi siempre un carácter desordenado, polarizado y destructivo” (Giménez, 1996: 18). Son las condiciones culturales, históricas y económicas del continente las que están en la base para comprender el cambio cultural y la conversión religiosa. En esa dirección, hay condiciones ineludibles para un emprendimiento teórico dialogante con otros marcos teóricos, como salir del concepto lineal de modernidad y de las dicotomías clásicas como tradición/modernidad, sociedades de memoria/sociedades de cambio (Giménez, 1996: 18); particularmente, Giménez discrepa con la idea de Hervieu-Léger que argumentaba que la modernidad genera sus propias maneras de creencia y con la propuesta de William respecto a los efectos de la desinstitucionalización, y propone entender el cambio religioso como...

    ... una de las respuestas posibles a la situación de privación y anomia provocada por la penetración violenta (por efracción externa) de la modernización capitalista, con su secuela de dislocación, desarraigo y migración estructural (Giménez, 1996:19).

  2. También vale la pena detenerse en la reflexión de Casillas sobre la pluralidad religiosa. El autor se refiere a distintos estudios que...

    ... han empezado a mostrar una diversidad sociorreligiosa no necesariamente relacionada con la destrucción de un conjunto de valores de cohesión nacional o regional, sino como parte de un largo proceso de pluralidad confesional propia de una sociedad moderna.

  3. En su capítulo, realiza un balance de la “génesis, implicaciones y consecuencias de la pluralidad religiosa” (Casillas, 1996: 67-68), para lo cual acude a investigaciones cuantitativas y cualitativas en distintas zonas de la República. Entre las tareas pendientes, el autor destaca la “insuficiente producción de estudios de carácter monográfico, así como de interpretación general sobre la pluralidad religiosa”, y apunta a la urgente tarea de “ampliar el horizonte de referencias teóricas y metodológicas”, debiendo convertirse la problemática religiosa en una prioridad de la agenda científica (Casillas, 1996: 100).

  4. Los estudios puntuales sobre Oaxaca, Guadalajara o los grupos religiosos, ratificaban la pertinencia de mirar bajo una lupa distinta los procesos particulares. El país, lejos de ser un destino de creencias foráneas, es también un productor de instituciones religiosas que se conforman a partir de la historia local y que responden a las necesidades de fe de grupos sometidos a condiciones socioculturales específicas. Además, estos estudios subrayaban la importancia del acercamiento etnográfico, que es el que permite profundidad en el conocimiento del terreno y capacidad interpretativa de largo alcance.

  5. Finalmente, el anexo estadístico esbozaba un estado descriptivo de los datos cualitativos particularmente limitados al resultado de los censos analizados solamente a partir de tres variables: la evolución en el tiempo, los estados de la República, los grupos religiosos.

El volumen quedó como una radiografía de los estudios sobre lo religioso, y se abría un sendero desafiante hacia el futuro:

La socioantropología de los nuevos movimientos religiosos en México adquirirá un estatuto de madurez científica cuando logre someter sus datos estadísticos, sus descripciones etnográficas y sus estudios de caso a un tratamiento conceptual capaz de provocar realmente efectos de conocimiento y de inteligibilidad (Giménez, 1996: 21).

Sin duda, en estos 20 años ha corrido mucha agua bajo este puente.

Los grupos que se han dedicado al estudio del fenómeno religioso han proliferado y se han llevado a cabo decenas de encuentros, seminarios, coloquios en distintos lugares. Desde 1998 la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México (RIFREM) ha realizado un encuentro anual en varios estados de la República e incluso en el extranjero, produciendo múltiples libros que recogen las discusiones ahí vertidas. Varios colectivos han convocado a coloquios nacionales e internacionales (como la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, o la Sociedad Internacional de Sociología de las Religiones, cuyo encuentro del 2001 se llevó a cabo en México). Investigadores como Roberto Blancarte desde El Colegio de México han coordinado la Red Iberoamericana de Libertades Laicas con un extenso programa; Renée de la Torre y Cristina Gutiérrez han impulsado una agenda desde Guadalajara que ha dado como fruto decenas de libros y artículos; Olga Odgers y Alberto Hernández se han ocupado de la migración en la frontera norte, etcétera.

Con respecto a la calidad de los datos, los instrumentos de recolección y los análisis se han sofisticado notoriamente. En el 2005 apareció un documento del INEGI que organizaba los resultados de los censos y que daba cuenta de la diversidad religiosa en el país, pero esta lectura fue ampliamente enriquecida con el Atlas de la diversidad religiosa (De la Torre y Gutiérrez (Coords.), 2007) -y sus distintos volúmenes: Regiones y religiones en México (Hernández y Rivera (Coords.), 2009) y Pluralización religiosa de América Latina (Odgers (Coord), 2011)- que permitían observar el comportamiento en el nivel municipal y su evolución temporal. Se unieron encuestas realizadas con diferentes escalas e intenciones que mostraban orientaciones de otros grupos específicos, regiones, edades, etcétera (Fortuny (Coord.), 1999; De la Torre, Gutiérrez, Patiño, Silva, Suárez, Zalpa, 2014; Gutiérrez, 2005; Sota, 2010). En el 2014 y el 2016 salieron a la luz cuatro encuestas, profundizando los hallazgos cualitativos: Encuesta Nacional de Religión, Secularización y Laicidad (Salazar, Barrera y Espino, 2015); encuesta de la agrupación Católicas por el Derecho a Decidir (2015); encuesta RIFREM (Hernández, Gutiérrez, De la Torre, 2016); encuesta del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC, 2014)

Los estudios puntuales también están a la orden, ya se cuentan con investigaciones sobre religión y ciudad, migración, política, sexualidad y género, cultos emergentes, new age, danzantes, trasnacionalización, etc. La cuestión teórica y metodológica también se ha enriquecido. Nacieron conceptos como la ubicuidad, las religiosidades nómadas, los agentes paraeclesiales, la transnacionalización de las creencias, los buscadores espirituales, la diversidad religiosa, la multirreligiosidad, entre otros. En términos metodológicos, el análisis estadístico se ha sofisticado, pero también han aparecido nuevas maneras de llevar adelante estudios de caso, trabajos con imágenes, la etnografía digital, la cartografía. (Suárez, Bárcenas y Delgado, 2018). Actualmente se cuenta con una amplia literatura con distintos enfoques compuesta por publicaciones, números temáticos de revistas, tesis de posgrado, artículos científicos, fotografías, videos, encuestas. El problema de lo religioso se ha convertido en un campo de estudios diverso, consolidado y productivo. En síntesis, todo indica que hoy se ha cumplido con la aspiración que señalaba Giménez en 1996 sobre la madurez de la socioantropología de la religión. Y es en ese contexto que debe entenderse el presente documento.

En el año 2015, el Seminario Cultura y Representaciones Sociales del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM estuvo dedicado a reflexionar sobre el fenómeno religioso. Se abordaron diversos temas, desde las experiencias eclesiales de migrantes indocumentados, hasta el islam y las raíces del terrorismo yihadista o las características del pontificado del Papa Francisco y su relación con la teología moral. En este número temático de la revista se recogen cuatro de las conferencias de aquel encuentro. Empezamos con un artículo de Renée de la Torre, donde se propone una metodología para el estudio etnográfico de los procesos y las redes que transnacionalizan tradiciones religiosas, reflexión que surge de una investigación llevada a cabo por la autora que buscaba explicar la transnacionalización y que condujo a la etnografía multisituada y colaborativa. Le sigue escrito de Alejandro Frigerio que realiza una visión crítica del católico-centrismo, develando cómo éste ha sido un paradigma dominante en el estudio de las ciencias sociales que ha concentrado la atención en dimensiones poco clarificadoras, convirtiéndose más bien en un impedimento para entender la diversidad religiosa; el autor realiza un ejercicio de deconstrucción conceptual y sugiere otras herramientas que a su juicio son más pertinentes para comprender la religiosidad en el continente. El artículo de Carlos Garma retoma la discusión sobre conversión y movilidad religiosa, concepto que acuñó en sus estudios anteriores, pero ahora explorando su utilidad en un nuevo contexto. Finalmente, Fernando González discute las paradojas del creer desde la perspectiva psicoanalítica, para lo cual repasa tanto los aportes freudianos como los conceptos de Bourdieu, Rosanvallon o Michel De Certeau. Acompaña a estos artículos una entrevista a Gilberto Giménez y se cierra con un ensayo fotográfico de Daniel David Rubín de la Borbolla sobre las fiestas de San Juan Parrandero en Jiutepec.

De distintas maneras, los artículos de este documento conducen a la necesidad de repensar categorías conceptuales y estrategias metodológicas para el estudio de la cuestión religiosa. En cierto sentido, la atención tiene que estar más focalizada en las creencias y los creyentes y menos en la ritualización institucional, se debe afinar el oído para escuchar los susurros de quienes tienen la fe en sus vidas diarias más que en las declaraciones oficiales. En todo caso, es un nuevo momento de la socioantropología de la religión con desafíos diferentes. Es un tiempo de abundante producción de datos de distinta naturaleza que exige creatividad conceptual e imaginación interpretativa.

Con este volumen Cultura y representaciones sociales inaugura una nueva etapa de la revista en la cual editarán números temáticos que permitan profundizar en un aspecto desarrollado desde distintos puntos de vista. Ojalá que estas letras resulten atractivas para los lectores y que dinamicen el debate de las Ciencias Sociales.

Bibliografía

Casillas, Rodolfo (1996). “La pluralidad religiosa en México: descubriendo horizontes”. En Identidades religiosas y sociales en México, coordinado por Gilberto Giménez. México: IIS-UNAM. [ Links ]

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De la Torre, Gutiérrez, Patiño, Silva, Suárez, Zalpa (2014). En qué creen los que sí creen. México: Universidad de Aguascalientes / Conacyt / CIESAS /El Colegio de Jalisco. [ Links ]

De la Torre, Renée, y Cristina Gutiérrez (coords.) (2007). Atlas de la diversidad religiosa en México (1950-2000). México: CIESAS / El Colegio de Jalisco / El Colegio de la Frontera Norte / El Colegio de Michoacán / Universidad de Quintana Roo / Subsecretaría de Población / CONACYT. [ Links ]

Fortuny Loret de Mola, Patricia (coord.) (1999). Creyentes y creencias en Guadalajara. México: CIESAS/ CONACULTA/ INHA. [ Links ]

Giménez, Gilberto (coord.) (1996). Identidades religiosas y sociales en México. México: IIS-UNAM. [ Links ]

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Páginas web

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