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Cultura y representaciones sociales

versión On-line ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.11 no.22 Ciudad de México mar. 2017

 

Reseña

Imaginarios Musicales

Andrés Ortiz-Osés

Solares, Blanca. Cross, E.; García de León, A.; Estrada, J.; Kolb, R.; Lavaniegos, M.; Nommick, Y.; Viesca, F.. Imaginarios musicales, Mito y música. volumen 1, México: Cuadernos de hermenéutica 6, Programa Estudios de lo imaginario, CRIMUNAM, Itaca, México: 2016.
Solares, Blanca. Camacho, G.; Cross, E.; Lassus, M.-P.; Nommick, Y.. Imaginarios musicales, Mito y música. volumen 2, México: Cuadernos de hermenéutica 7, Programa Estudios de lo imaginario, CRIM-UNAM, Itaca, 2016.


1. Imaginarios musicales

“Imaginarios musicales” es el título de una doble y notable aportación, coordinada por Blanca Solares, en los Cuadernos de hermenéutica del CRIM, de la Universidad Nacional Autónoma de México. En el primer volumen se estudia la relación entre el mito y la música, concebidos como lenguajes simbólicos; el segundo volumen se especializa especificando esta relación en diferentes aspectos y contextos. Subyace a esta importante obra dúplice una visión mítica y una audición musical del universo humano, que desemboca en una revisión mística y crítica de nuestra cultura, destacando el carácter arquetípico o fundacional tanto del mito como de la música.

La idea recurrente en esta investigación plural e interdisciplinar es la concepción conjunta del mito y la música como modos cultualculturales de trascender el tiempo profano o secular, en nombre de un tiempo condensado o espacial, ritual o extático. El antropólogo C. Lévi-Strauss llega a considerar al mito y la música como “máquinas de suprimir el tiempo”, aunque desde nuestra hermenéutica simbólica pensamos que se trata de una exageración estructuralista, pudiéndose hablar mejor de artefactos de coimplicar el tiempo. El mito coimplica el tiempo en un recitativo cuasi musical; y la música coimplica el tiempo en una mitología cromática o cantada.

2. Mito y música

En efecto, mito y música no suprimen propiamente el tiempo ni son “miniaturas de eternidad”, como quiere J. Hersch, sino que asumen la temporalidad en un espacio concentrado, reconvirtiendo el tiempo fluente en “tempo” influyente (arquetipal o ceremonial). El mito y la música constituyen protolenguajes emergentes del sentido convivido, sentido que acaba cristalizado y definido en el logos del lenguaje discursivo o racional. El mito y la música señalan la potencia caótica o titánica, revertida por el poder del hombre en el cosmos, hasta hacer del mundo un auténtico “caosmos”.

Mito y música representan el lenguaje originario o matricial, recitado o cantado, asociado a una pregnante imagen simbólica. Yo diría que la diferencia estriba en que el mito proyecta una “imagen de sentido” (senti/mental), mientras que la música introyecta una “imagen de sonido” (tonal). De esta guisa el símbolo se define como síntesis de sonido e imagen, de audición y visión, de asunción y proyección del sentido. En esta tesitura el sonido dice vibración material y ritmo natural, y la imagen codice articulación y formalización, visionado de la realidad vibrátil o rítmica.

3. Protolenguajes

Mito y música son pues protolenguajes matriciales y, por tanto, el basamento intuitivo-emotivo de la cultura humana. Nuestra razón se basa así en el “corazón” como protorazón cultural, por cuanto es propio del hombre racionalizar lo irracional y conscienciar lo inconsciente. Curiosamente, y según propia confesión, Einstein concebía su vida como una partitura musical, mientras que Wittgenstein proyectaba su existencia como una melodía de sentido. Resulta congruente al respecto que ambos recurran al símbolo de Dios, precisamente en cuanto sentido mítico o cuasi musical del universo.

Si el mito es la primera palabra articulada, la música es el primer sonido articulado del hombre en el mundo: es el sonido del sentido que configura el símbolo y la cultura humana típicamente simbólica. El símbolo reúne aquí la flauta destemplada de Dioniso y la lira templada de Apolo, en una mediación de contrastes que podría ser representada por Orfeo, el dios mitomúsico de la antigüedad clásica. Ya en nuestra modernidad la obra Doctor Fausto de Thomas Mann introduce a Dioniso en la música dodecafónica del músico Leverkühn, el cual ha vendido su alma apolínea al diablo atonal.

4. Conclusión

Ahora bien, la clave del sentido humano estaría, como parece entrever Stravinski, en coimplicar el movimiento musical y el reposo, el tiempo del devenir y el espacio del ser, la potencia del oído y el poder de la visión. Pues bien, el símbolo es la marca o signo de una tal coimplicación del sentido: tiempo extático, sonido ritual, sentido imaginal.1

1Véase de Andrés Ortiz-Osés, Cuestiones fronterizas, Barcelona, Anthropos, 1999; así como La herida romántica, Barcelona, Anthropos, 2008.

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