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Cultura y representaciones sociales

versión On-line ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.10 no.20 Ciudad de México mar. 2016

 

Artículos

Francisco I: un estilo papal de gobernar. el caso de la homosexualidad

Francisco I: a papal way of ruling. The case of homosexuality

Fernando González* 

*Psicoanalista e Investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.


Resumen

Se trata de analizar una de las maneras de gobernar del Papa Francisco a partir del caso de la homosexualidad, explorando las posibles variaciones de la clásica fórmula de John Langshaw Austin acerca de los enunciados performativos: "cuando decir es hacer". Por ejemplo "cuando decir es para no hacer" o "para hacer otra cosa que lo que se dice" o para anunciar un posible performativo, o... Al confrontar los enunciados con las acciones se tornan visibles los límites de la palabra autorizada cuando se emite en un complejo campo de poder y de tradiciones milenarias.

Palabras clave: performativo; homosexualidad; pastoral de las actitudes y de la imagen; naturaleza desordenada

Abstract

The purpose of this text is to analyze Pope Francisco's ways of ruling, taking as a case study that of homosexuality, by exploring the possible variation of Austin's classical formula of performative sentences : "when saying is doing something"; for example "When saying is doing nothing" or "when saying is to do something different from what is said" or to proclaim a possible performative. When confronting utterances with actions, the limits of the authorized word become visible when it is uttered in a complex field of power and millenary traditions.

Key words: performative; homosexuality; pastoral attitudes and image; disordered nature

Introducción

Habría por lo menos dos maneras de enfocar la cuestión del estilo de gobierno del Papa Francisco en este periodo de tres años: 1) la que presupone una estrategia perfectamente planeada entre una(s) manera(s) de enunciar y los actos que enuncian, o en otros términos, "cuando decir es hacer"; y 2), aquella otra que, sin suponer una coherencia entre el inicio y el trayecto, implica que el actor que está inmerso en lo que Pierre Bourdieu denomina "el sentido del juego" y la "ilusión" concomitante que se desprende de esto,1 "sabe", sin necesariamente recurrir a una estrategia plenamente consciente, dónde debe poner límites, sin preguntarse a fondo acerca de la posible contradicción entre sus palabras y sus actos. Lo cual no implicaría eliminar posibilidades de error o de lapsus, y más si se opera muchas veces respondiendo en vivo y en directo, como ha sido el caso de las entrevistas ofrecidas en los vuelos papales.

Ambas maneras de enfocar las cosas no son radicalmente incompatibles e incluso se pueden complementar. La primera presupone a un individuo perfectamente consciente de cada uno de sus actos, que mide cada uno de sus pasos; la segunda corresponde a un sujeto que procede en buena medida automáticamente en la medida en que ha captado el sentido del juego gracias al habitus configurado en un campo específico o en una articulación entre campos con lógicas diferentes; habitus en el sentido de Bourdieu, como matriz de apreciaciones, percepciones y acciones, pero que deja un margen a la incertidumbre. Conductas "regladas", dice el sociólogo francés, pero sin ser el efecto de una obediencia a reglas.

Cuando decir es supuestamente para hacer, pero en realidad es para no hacer

En este primer caso estaríamos en parte en la línea de lo que Austin denomina enunciaciones performativas, es decir, aquellas que no se reducen "a describir un estado de las cosas, o a afirmar un hecho cualquiera", sino también se orientan a "ejecutar una acción".

Es que el poder de las palabras reside en el hecho de que no son pronunciadas a título personal [sino por aquél... ] que concentra el capital simbólico acumulado por el grupo que lo ha nombrado y en donde funda su poder.

[... ] El logro de estas operaciones de magia social que son los actos de autoridad, o lo que es lo mismo, los actos autorizados, está subordinado a un conjunto sistemático de condiciones interdependientes que constituyen los rituales sociales. Los esfuerzos por encontrar en la lógica propiamente lingüística de las diferentes formas de argumentación, de retórica y de estilística el principio de eficacia simbólica están condenados al fracaso en la medida en que ellos no establezcan la relación entre las propiedades del discurso, las propiedades de aquel que lo pronuncia y las propiedades de la institución que lo autoriza a pronunciar todo el tiempo (Bourdieu, 1982: 109, 111).

Y se podría añadir también que dicho poder simbólico depende de las posibilidades específicas del campo social y de poder en donde caen esas enunciaciones. Mientras no se establezcan estas relaciones, se puede creer que la eficacia de las enunciaciones performativas vendría de las características del discurso, y esto es lo que Bourdieu le cuestiona a Austin. Porque éste sólo funciona si la persona está autorizada para hablar en ciertas circunstancias y, por tanto, crea la posibilidad de que los receptores las acepten.

Ahora bien, para este primer caso de una estrategia perfectamente planeada por aquél que ejerce su función institucional desde la cúpula de la Institución católica, tenemos un ejemplo que trastoca, sin eliminarla, la fórmula canónica de Austin: "cuando decir es hacer", por aquella que se formularía así: "Cuando decir es (para no) hacer" -pudiendo hacerlo-, que le da el título a un texto inédito de Alberto Athié.

El citado autor analiza diversos problemas que ha encarado el Papa en su manera de proceder, para llegar a la conclusión de que efectivamente dice o enuncia para impedir la acción que podría transformar lo que aparentemente abren sus interrogaciones.

Digamos que se acercaría al discurso del prestidigitador que produce ilusiones que apuntan a prácticas fallidas o interruptus. O en otros términos, que sus palabras en realidad sirven para producir una cortina de humo que sirve para eufemizar los límites de éstas y que impide ver la contradicción flagrante entre lo que dice y aquello que está dispuesto a hacer, produciendo el efecto que describe Michel de Certeau, cuando alude a la función de las instituciones:

La institución no es únicamente la epifanía engañosa de un ideal del yo que permitiría la producción de creyentes. No solamente un conjunto de procesos generadores de credibilidad por el hecho de retirar lo que promete,2 no solamente una relación entre lo sabido y lo callado, manera en la cual Freud interpreta la institución sacerdotal: se constituye al callar el asesinato que sabe. Pero esto sería también la asignación -localización de la podredumbre en el interior por la mediación del discurso "grandioso"; esto sería la combinación de la voz nocturna que designa lo podrido y la manifestación de lo sublime. Así [se constituye ] la relación al amo: llámame Luder [mierda ], para que yo mantenga tu discurso. [... ] Por lo tanto, en la cocina pasa otra cosa que en el salón (De Certeau, 2003: 138-139).

Athié pasa en revista las declaraciones papales acerca de la homosexualidad, del aborto, de las mujeres y el sacerdocio, del preservativo, la nulidad del matrimonio, etcétera. Y muestra la disociación entre lo que parece prometer Francisco y lo que realmente está dispuesto a llevar a cabo. Y todo esto a partir de un eje analítico que extrae del discurso papal aquello que denomina "La Pastoral de las actitudes".

Pero ¿en qué consiste tal pastoral? Citemos al propio Bergoglio.

Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera Reforma deber ser la de las actitudes.3 No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones (dogmáticas y morales) referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. [.... ] Yo he hablado mucho de esas cuestiones y he recibido reproches por ello. [... ] Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia...4

En la frase "Yo soy hijo de la Iglesia", está señalando claramente los límites de su propuesta. Digamos que sobre aviso no hay engaño. Nada de tocar las Escrituras, los dogmas, la tradición o las enseñanzas del magisterio, en síntesis, lo que ya ha sido clasifica do como inamovible, pero sí avanzar en ciertas formulaciones que abran ciertas posibilidades de transformar hasta cierto punto maneras de mirar ciertas cosas.

Entonces no queda sino explorar el camino pastoral por medio de la citada "reforma". A esta última, el analista de la religión Bernardo Barranco, citado por Athié, la calificó como "una nueva actitud sin cambiar una coma de los principios": ¿Se trataría de rendirle un homenaje oblicuo al célebre personaje de Lampedusa en el Gatopardo, el príncipe Fabrizio di Salina, y a su fórmula ya clásica: "que todo cambie para que todo siga igual"? En todo caso, el citado vaticanólogo añade que considera esta estrategia como "signo de mucha agudeza e inteligencia, [porque ] no crea nuevas normas... Lo que sí cambió fueron la agilización de los tiempos y de los procesos".5

Me imagino que el contexto de este comentario tiene que ver en parte con la cuestión que Francisco propuso respecto a la simplificación y gratuidad de los trámites de divorcio eclesiástico.6 Pero creo que las palabras del citado investigador trascienden este caso específico y se pueden aplicar si le añadimos una cierta "agudeza" a otros ámbitos de los dichos y hechos, en este caso, del Papa.

Alberto Athié afirma que esta pastoral estaría guiada o al menos asesorada por "una empresa norteamericana especialista en el manejo de redes sociales y de medios para posicionar su imagen y sus discursos ante la opinión pública." (Athié, op. cit.)

Es llamativo a este respecto el cambio de imagen papal actuada por Francisco, o ¿deberíamos decir también que se trata a su vez de una "pastoral de la imagen? En efecto, desde el primer momento de ser nombrado Papa, Francisco pone en juego un cambio de imagen a partir de una estrategia que pasa primeramente por pedirle a los fieles que están congregados en la Plaza de San Pedro que recen por él. Acto de "humildad" que otros Papas lo han realizado más en privado, preguntándose, por ejemplo: "¿acaso seré digno de tal carga?" etcétera. Acto retórico casi obligado. Luego se pone el nombre de Francisco, pero no por San Francisco Xavier, el jesuita, sino por el de Asís, con lo cual se desmarca de su pertenencia primaria a la orden jesuita utilizando un signo que apunta al pobre de Asís, quien un tiempo fue considerado heterodoxo; luego, al no abandonar sus zapatos usados, a diferencia de los de marca de su predecesor, se distingue de este Predecesor vivo, al que tiempo después -en la célebre entrevista en la que dijo "quién soy yo para juzgar a los homosexuales si buscan a Dios"-,7 llamó su "abuelo" e incluso su "papá", o sea el ex Papa Ratzinger.8 El problema de tener en casa a alguien al que se le mira de esas maneras, es como tener la posibilidad de producir en las cosas serias un margen para plantear su propia visión de las cosas, por ejemplo, respecto a la pederastia, o a los dineros o a los homosexuales, o... Luego, con el cambio de imagen vino el cambio de residencia para rehuir el "boato" vaticano, y vino también el cambio del Secretario de Estado de su predecesor, el cardenal Bertone.

Imagen, pues, de un Papa humilde, cercano, que rehúye el lujo y que no gobernará a favor de la institución jesuita; abierto al ancho mundo y dispuesto a servir de mediador en conflictos geopolíticos, por ejemplo, entre Cuba y Estados Unidos; o dispuesto a hablar en nombre de la Tierra Común a partir de un discurso con pretensiones omni-abarcativas, discurso que le permitirá siempre el recurso de situarse por encima de todos o casi todos, aduciendo que el mundo de todos fue creado por Dios -que muy probablemente es el suyo-; y finalmente, como mensaje a los de afuera, su primera entrevista se la concede a Eugenio Scalfari, fundador del diario La Repubblica, "autoproclamado ateísta" (Bauman, 2016: 3), para anunciar su apertura a los que no piensan como él. Se trata entonces de una pastoral "misericordiosa" y "paternal" dedicada a ese "resto" que no termina de convencerse de que la verdad los espera, y que gracias a ello, se retrasa el advenimiento de la segunda venida de Cristo.

Esta especie de "pastoral de la imagen", o de "actos de imagen"9 en términos de Patrick Boucheron, conmovió rápidamente a los que estaban ávidos de ver signos de cambios ejemplarizantes y esperanzadores. Se podría decir que vieron en esta serie de pequeños actos visibles, algo del orden de lo excepcional, cuando debería ser lo habitual si nos atenemos a lo que predica esta Institución.

Ahora bien, el centro de la argumentación de Athié pasa, como ya señalé, por encarar la relación entre las enunciaciones papales y sus acciones a partir de la fórmula englobante que le da el título a su texto, y ofrece pruebas contundentes para sostener dicha fórmula. Pero esto no impide intentar abrir la fórmula a otras posibilidades, como trataré de hacerlo en el siguiente apartado de este escrito. Me referiré en parte a algunos de sus análisis e introduciré reflexiones de mi cosecha.

II: Cuando decir no sólo es para no hacer, sino para hacer lo que no se dice, e impedir tocar la estructura

La historia de la humanidad podría explicarse desde las relaciones entre lo que pensamos que sucede y lo que sucede (Millás, 2016: 11).

Introducción

Deseo aclarar dónde pretendo colocarme para este análisis. Me interesa analizar principalmente el tema de la homosexualidad y la homofobia, que si bien no son monopolio de esta Iglesia, la implican directamente, y dada su influencia, sus palabras y actos afectan a personas que ni siquiera pertenecen a ella. Dejaré para otra ocasión, por cuestiones de espacio, las densas cuestiones de la pederastia, el preservativo y el dinero.

Sin embargo, quisiera hacer unas rápidas consideraciones sobre los otros temas aludidos. En los dos primeros temas se toca la cuestión de la sexualidad en sentido amplio, y ya en el caso específico de la pederastia, las relaciones violentas asimétricas entre adultos y niños y la consiguiente desacralización del cuerpo sexuado de los sacerdotes y monjas cuando han logrado salir a la luz sus actos al respecto. Con respecto al discurso discriminatorio de los homosexuales, vistos como poseyendo una "inclinación objetivamente desordenada",10 les sirve a los consagrados a la vez para marcar su diferencia con éstos y para exaltar la representación de su cuerpo sexual "sacralizado". Finalmente, el tercer ejemplo en el cual la sexualidad se hace presente, es el de la condena al uso del preservativo: se manifiesta aquí un tipo de violencia con muerte incluida, cuando no se utiliza el preservativo en situaciones en donde, por ejemplo, el sida campea por sus fueros, o en el caso de los embarazos no deseados.

Por otra parte, en la cuestión del dinero, aludiendo en parte al análisis de Bourdieu respecto a este tipo de instituciones, se da lo que este sociólogo denomina como la "economía de la generosidad" o de la ofrenda. En el caso del banco del Vaticano, la sangre fluyó y sin metáfora. Y tratándose de una institución que fomenta tanto la pureza en la vida sexual, se podría uno preguntar ¿por qué aplica esta noción de una manera tan tortuosa cuando se trata de los bienes económicos, por ejemplo, permitiendo el lavado de dinero en el Instituto para las Obras de la religión (el denominado IOR)? En los tiempos de Juan Pablo II se destapó la corrupción galopante que sigue hasta la fecha.11

II.1. La pastoral de las actitudes aplicada a la pastoral de los homosexuales

Respecto a la cuestión de la homosexualidad en el caso de la Iglesia católica, el investigador y jurista Daniel Borrillo señala con pertinencia que ésta,

disociando la homosexualidad de los homosexuales [... ] había encontrado el medio para salirse del recurso a la sanción de las personas para poner el acento sobre la inmoralidad del acto reprobable. En síntesis, se trataba de condenar el pecado pero no al pecador (Borrillo, 2015: 14).

Pero desgraciadamente la cuestión es más complicada de lo que parece a primera vista,12 porque al considerar a la homosexualidad como una inclinación "intrínsecamente desordenada" y sus actos (Ratzinger, 1986), que amenaza "seriamente la vida y el bienestar de un gran número de personas" (ídem.), las cosas serían todo menos inocuas. Por lo tanto, la única manera de controlarla sería la castidad, para evitar pecar mortalmente.13

Y varias razones se aducen para proponer la ruda prueba de la castidad, sin ofrecer a aquellos que quisiesen acceder al sacerdocio la posibilidad de compartir dicha castidad con los denominados "castrados por el reino de los cielos". Lo cual no deja de llamar poderosamente la atención, ya que los "consagrados, castrados por..." no sólo pretenden diferenciarse de los homosexuales a partir de su naturaleza "objetivamente ordenada", sino que además se proponen a sí mismos como una ayuda pastoral para que puedan llevar a cabo el rudo sacrificio de "crucificar la carne con sus pasiones y deseos", como señala Joseph Ratzinger citando a San Pablo (en Gal 5, 22, 24).

He aquí una perfecta dicotomía que opera entre 1) los castrados por el reino de los cielos "elegidos" por el Señor, que asumen la castidad por voluntad propia, y que supuestamente gozarían de una naturaleza política y moralmente correcta y 2) aquellos elegidos por los consagrados para hacerse cargo de una naturaleza no acorde con sus cánones, quizá producto de un lapsus o distracción del Señor (al que probablemente algo le falló en la "pastoral de la creación"). O también podría argumentarse, que Dios los creó así en su exquisita sabiduría y sutileza para ponerles una prueba de su especial predilección, para que fueran vistos como posibles contaminadores del cuerpo social y sacerdotal, y de esta manera acercarlos más que a otros a la cruz de Cristo.

O sea, que los jerarcas de la policía teológica14 primero estigmatizan a los homosexuales, luego los colocan en el filo de la navaja del pecado grave si no guardan castidad perfecta; a continuación les niegan toda posibilidad de que su sacrificio casto tenga el "mérito" de los llamados por el Señor a su servicio si fuera el caso, y finalmente, ellos mismos se proponen como ayudas misericordiosas. Con lo cual matan dos pájaros de un tiro, ya que mantienen la discriminación y llevan adelante su vocación de "ayudar al prójimo" al mismo tiempo. Esta sería, al parecer, la manera de encarar la pastoral de la homosexualidad.

Ahora bien, para poder colocarse de esa manera con buena conciencia, los citados jerarcas adelantan otros argumentos, como, por ejemplo, los siguientes:

Como sucede en cualquier otro desorden moral, la actividad homosexual impide la propia realización y felicidad porque es contraria a la sabiduría creadora de Dios.15

¿Por qué el Dios de los católicos crearía este tipo de humanos que atentarían contra su infinita sabiduría creadora? Misterio insondable. Porque si nos atenemos al Génesis que literalmente dice: "Dios creó el hombre a imagen suya [... ] hombre y mujer los creó" (Gn. 1, 27) [... ] "Los creó varón y hembra..." (Gn. 5, 1-2), ¿dónde se podría colocar entonces a los homosexuales y lesbianas y a los hermafroditas y... a todos los demás que no cabrían en estas categorías bíblicas, que no científicas? ¿La Imagen de Dios acaso se rompió en ellos? Al parecer, estas terceras categorías no caben en esta dicotomía básica en que parece condensarse no sólo el sexo, sino todo lo humano.

La actividad homosexual no expresa una unión complementaria capaz de transmitir la vida, y por lo tanto contradice la vocación a una existencia vivida en esa forma de auto-donación que, según el Evangelio, es la esencia misma de la vida cristiana. La conformidad de la auto-renuncia de los hombres y de las mujeres homosexuales con el sacrificio del Señor constituirá para ellos una fuente de auto-donación que los salvará de una forma de vida que amenaza continuamente con destruirlos. Ratzinger (1986).

Añádase a esta cita aquella ya referida más arriba en la cual se afirma que la práctica homosexual amenaza "seriamente la vida y el bienestar de un gran número de personas"; y se tendrá una mejor idea de la paradójica situación en la cual colocan a los homosexuales aquellos que han construido esta estigmatización a ciencia y conciencia, y que luego se dan el lujo de señalar que "quienes se encuentran en esta condición deberían, por tanto, ser objeto de una particular solicitud pastoral". Y todavía añaden que...

... es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen (ibíd).

Digamos que se da una llamativa disociación -digna del diván psicoanalítico- en aquellos que provocan la diferenciación estigmatizadora apoyándose en la doble amenaza que supuestamente representan tanto para "un gran número de personas" como "para sí mismos", dado que llevan una forma de vida que "amenaza continuamente con destruirlos". Porque con su forma de vida atentan nada más y nada menos que contra "la sabiduría creadora de Dios". Ahora bien, no ver en esta concepción ninguna violencia y atribuirla a aquellos que, quién sabe por qué, los discriminan, es transfigurar las cosas y rehuir toda responsabilidad en el asunto.

Sintetizando aquí las premisas básicas de esta concepción claramente homofóbica, podemos decir lo siguiente: los homosexuales son seres amenazantes en sí mismos por su elección sexual y, además, niegan con sus actos el don de la vida y son incapaces de una complementariedad afectiva y sexual; y se debe evitar que de alguna forma perturben el orden heterosexual en tanto que "orden natural instaurado por Dios" (Borrillo, 2015). Pero a su vez, deben ser tolerados e incluso objetos de una solícita acción pastoral, pero pagando el precio de la abstinencia, la discreción y el silencio. Y que que de claramente establecido que lamentar "las expresiones malévolas contra los homosexuales" no implica aceptar a la homosexualidad sin más. Ya que..

La justa reacción a las injusticias cometidas contra las personas homosexuales de ningún modo puede llevar a la afirmación de que la condición homosexual no sea desordenada (Ratzinger, 1986).16

Por lo tanto, se produce una especie de escisión entre dos posiciones que coexisten de manera desdialectizada, que en algo se emparenta, sin confundirse del todo, con lo que el psicoanálisis denomina "la desmentida" y que el psicoanalista Octave Mannoni sintetizó en la fórmula "Ya lo sé, pero aún así" (1973).

En el caso que analizo, las cosas no pueden ser englobadas del todo por esta fórmula de la desmentida en la que una parte permanece inconsciente, porque se trata más bien de algo del orden de lo impensado-disociado, ya que el que sostiene las dos posiciones no necesariamente deduce que su concepción estigmatizante promueve la homofobia que luego cuestiona en otros. Ni tampoco parece caer en cuenta de que está construyendo la imagen de un Dios homofóbico y al mismo tiempo, pese a todo, misericordioso e incluyente.

Finalmente, para poder apoyarse en este aparato argumentativo, los castrados voluntarios por el reino de los cielos deben mantenerse inmunizados como cuerpo sacerdotal contra toda contaminación posible respecto de aquellos que podrían "infectarlos".

En esta ficción purificatoria, articulada con aquella de los heterosexuales castos que renuncian también -como los homosexuales que se han fabricado- a realizar actos sexuales que lleven al don de la vida y a la complementariedad afectiva y sexual, se sostiene la diferenciación de este cuerpo de homosexuales, de los denominados "consagrados".

Pero entonces, ¿cómo les es posible a los consagrados diferenciarse de manera tan clara de los estigmatizados, si tienen tantas analogías con éstos? Existe una salida-coartada que los coloca más allá de los "desordenados" substancialmente, y tiene que ver con lo que el Catecismo Católico describe como la específica castidad de los "consagrados". Veamos:

La castidad debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios sólo con corazón indiviso...17

O sea, que los del corazón "indiviso" les indican el camino tanto a aquellos que lo tienen diviso, como a los que ni siquiera tienen con qué, dado que son incapaces de "auto donación".

Creo que por esta razón los "indivisos" defenderán con uñas y dientes el discurso performativo en este ámbito, porque cualquier cosa que atente contra el postulado: "cuando decir es hacer", amenaza con hacer estallar las dos ficciones que son parte del fundamento de su reproducción como cuerpo sacralizado.

Y en esta articulación de las ficciones de los castos voluntarios,-algunos con sus "caídas" y arrepentimientos"- es inútil decir que, ahí donde el cuerpo eufemizado y sacralizado del sacerdote debe aparecer sin rastro de sexualidad, cuando ésta tiene el mal gusto de manifestarse en su parte más violenta, como es el caso de la pederastia,18 o "pecaminosa grave" como en la homosexualidad, o "escandalizante" -curas con señora en el clóset-, no queda sino ocultarla al máximo, y de preferencia, volverla invisible de diferentes maneras en los laberintos de las instancias vaticanas.

II.1.1. "Quién soy yo para juzgar..."

Hay que situar en este contexto la frase del papa Francisco respecto a los homosexuales cuando regresaba de Río de Janeiro el 29 de julio de 2013, porque es imposible disociarla del mismo, so riesgo de no entender las posibles aperturas y los límites flagrantes de sus palabras. Veamos entonces qué dijo durante el vuelo frente a los periodistas que lo interrogaron sobre los homosexuales: "si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarlo?"19

Desarmemos la frase y veamos su complemento. Primeramente: ¿armaría la frase de la misma manera refiriéndose a un heterosexual? Me explico: en el caso de los heterosexuales, éstos, salvo rarísimas excepciones, no serán definidos por su orientación sexual. A ellos se aludirá más bien utilizando la palabra "pecadores". En cambio, en el caso de los homosexuales va por delante su orientación sexual, y esto por las razones más arriba señaladas.

Segundo, al hablar de no juzgar se comprometió demasiado si tenemos en cuenta toda la concepción que describí. Es sencillamente imposible no juzgar lo que de entrada está clasificado y juzgado de la manera expresada en la cita. Y más aún si se acepta que en este asunto como en otros, el homosexual es "hijo de la Iglesia".

Tercero, la pregunta venía precedida del caso de monseñor Battista Ricca, quien había sido nombrado por el Papa para controlar el Banco del Vaticano, en el contexto de un "supuesto pasado de escándalos sexuales" y su relación con un supuesto lobby gay. Francisco respondió que se había hecho una investigación, y que lo averiguado para nada había correspondido a lo que "se ha publicado". Y añadió que pensaba que tanto en este caso como en otros...

Se va a buscar los pecados de juventud. Y se publican. No los delitos, los delitos son otra cosa. Los abusos de menores son delitos. Me refiero a los pecados. Pero si una persona -laica o cura o monja- se arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida (ibíd).

En síntesis, si el homosexual guarda perfecta castidad no tendría de qué arrepentirse, pero en cuanto pase al acto, se va derecho hacia el pecado mortal. Si luego se arrepiente, borrón y cuenta nueva, como el sacerdote y la monja heterosexuales.20 Digamos, para matizar, que se trataría de un homosexual-pecador.

Cuarto: Francisco añadió que el problema no era tener esa tendencia, sino "hacer un lobby". Creo que en el caso de su Institución son dos los problemas, obviamente con diferente estatuto. Uno toca al poder y al dinero, el otro a la moral y al poder. Pero no se puede eliminar uno de ellos sin más, so pretexto de que sólo en un caso es "pecado". Porque no se trata de cualquier pecado, dado que es producido por alguien con una naturaleza "objetivamente desordenada".

Pero ya que habló de no "juzgar", veamos seis casos ocurridos directamente en relación con el Vaticano y una alusión en la cual el Secretario de Estado del Vaticano, Monseñor Pietro Parolin, emitió su opinión respecto a la legalización de los matrimonios gay en Irlanda. Esto servirá para dar cuenta de los límites de los decires del Papa, y de las relaciones tanto con el no hacer, como con un hacer que contradice flagrantemente lo que se dice.

II.1.2. Comming out en el Vaticano

A . El primer caso fue sin duda el más llamativo por su manera de irrumpir a la luz pública. Ocurrió el 3 de octubre de 2015. El País lo intituló así: "Un prelado del Vaticano declara su homosexualidad". Título acompañado en la primera plana de una foto del prelado junto a su novio laico Eduardo, en donde se le ve colocando tiernamente su cabeza en el hombro de éste último. Y el prelado lo hizo en vísperas del Sínodo sobre la Familia, diciendo que era para que la Iglesia "abra los ojos frente a los gays creyentes". Lo cual le sirvió al vocero jesuita del Papa, el P. Federico Lombardi, de pretexto para tratar de descalificar el pasaje al acto que había tocado una vez más la línea de flotación de la ficción del celibato en una parte del clero, y para colmo, ahí donde la supuesta sexualidad intrínsecamente desordenada irrumpía de nueva cuenta en otra zona del cuerpo de los consagrados.

Se puede decir que desde el punto de vista de la desacralización sexual del cuerpo sacerdotal, fue el segundo misil que pegó en la línea de flotación de la barca de San Pedro, si aceptamos que el primero fue la cuestión de la pederastia que se comenzó a manifestar más abiertamente en 1992 en los EE UU., y diez años después hizo eclosión de manera exponencial.21

De nueva cuenta, los consagrados quedaban cuestionados en su pretensión supuestamente superior de prescribirles la conducta a los creyentes comunes. Pero esta vez no de fuera hacia dentro, sino desde el corazón del territorio de los consagrados. Porque un miembro de los que habían optado por el amor indiviso, manifestaba las divisiones que lo cruzaban como a cualquiera, y afirmaba que había muchos más en esa situación. Pero esta vez se trataba de relaciones entre pares que pretendían realizar "una unión complementaria", imposible de ser aceptada ni aun por la pastoral de las actitudes.

Se trata del sacerdote polaco Kryztof Charamsa, sacerdote de 43 años, "oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional vaticana y profesor en la Pontificia Universidad Gregoriana".22 Dicho sacerdote explicó su acto de la siguiente manera:

Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de la propia identidad. Estoy dispuesto a pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos frente a los gays creyentes y entienda que la solución que propone para ellos, la abstinencia total de la vida de amor, es inhumana.23

Son palabras que apuntan directamente al centro de la homofobia clerical y de la hipocresía institucional. El que las haya pronunciado en vísperas del Sínodo en el cual se iban a discutir los nuevos modelos de familia era, según él, para que los miembros del Sínodo cayeran en la cuenta de que "el amor homosexual es un amor familiar" porque..

Cada persona, también los gays, las lesbianas o los transexuales, lleva en su corazón un deseo de amor y familiaridad. Este amor debe estar protegido por la sociedad, por las leyes. Pero sobre todo, debe ser cuidado por la Iglesia. (Ibíd).

Demasiada dosis que sólo podía provocar el develamiento de los límites de la pastoral de las actitudes o la confirmación de que la estructura no se toca respecto a estas cuestiones cuando se es "hijo de la Iglesia". De ahí la reacción del vocero papal, que fiel al guión que había impuesto Joseph Ratzinger, adujo que a pesar del respeto que merecen las personas y sus circunstancias personales, incluidas sus reflexiones...

La elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura del Sínodo resulta muy grave y no responsable, ya que apunta a someter a la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada. (Ibíd).

En este caso, en analogía con otros, conviene recordar que para esta Institución salvo algún lapsus, jamás será prudente explicitar ciertas cuestiones como, por ejemplo: los manejos del dinero o de los abusos sexuales, o el sexo enclosetado de heteros y homos. Porque se trata de una Institución acostumbrada a manejar con profusión el secreto y el control de las informaciones que la comprometen por medio de los vericuetos de sus instancias expertas en silenciar y diferir hasta las calendas griegas cualquier información perturbadora.

Digamos que actúa como cualquier institución que se respete. Pero las otras que se "respetan" no predican necesariamente la virtud, ni menos pretenden prescribir la conducta de todos.

Lo que ha logrado salir de estos asuntos ha sido por medio de filtraciones o de personas que francamente se la juegan como en el caso citado. Lo interesante es que esta vez, por el tema en cuestión, no son los laicos abusados los que irrumpieron clamorosamente para hacerse oír obviamente de manera siempre inoportuna, sino un miembro del aparato situado en el territorio de la policía teológica. La omertà clerical en estos asuntos, salvo excepciones, sólo se puede romper de manera estentórea incluyendo a terceros fuera de la institución, como a la prensa. De otra manera rápidamente se recuperan las disidencias.

Y para que esta vez lo dicho por el Papa no se quedara en el "no actuar", la Santa Sede lo retiró casi inmediatamente de sus funciones. Se podría decir que el citado sacerdote polaco aceptó por buenas las palabras del Papa cuando en la citada entrevista en el avión, además de afirmar que no juzgaría a los homosexuales, añadió: "A mí me gusta cuando una persona me dice "yo no estoy de acuerdo", y esto lo he encontrado". Francisco simplemente dejó que su vocero y otros tomaran las medidas. Se podría decir que no juzgó directamente, sólo dejó que otros lo hicieran.

Las razones para hacerlo no sólo fueron lo inoportuno de su explicitación y el someter a la Asamblea del sínodo a una "presión mediática injustificada" (¡!), sino algo más contundente: el haber "renegado" de lo que había prometido el día de su ordenación, como lo expresó el P. Thomas Bonino, Secretario general de CTI:

Él ha hecho valer la cuestión de la homosexualidad, eso yo lo puedo comprender, sin por lo tanto aprobarlo. Pero el abandono del celibato eclesiástico no es una cuestión de homosexualidad.24

¿Acaso el sacerdote en cuestión hubiera logrado algo después de lo que he descrito más arriba si se hubiera mantenido dentro de los límites de la discreción clerical? Me permito dudarlo. Pero habría continuado su relación sin llamar la atención y seguramente hubiera mantenido sus funciones en la medida en que iba en la línea de la discreción, reforzando con ello la aludida hipocresía estructural de su Iglesia en esos menesteres: "hasta lo podemos comprender, pero no lo aprobamos".

Pero el sacerdote polaco, que al parecer no comprende lo que los otros sí, ni tampoco aprueba su manera de comprender, le escribió directamente al Papa lo siguiente: "si la salud que propone la Iglesia no respeta la naturaleza de los homosexuales, entonces no la acepto".25 Y añadió para que no quedaran dudas:

El clero es ampliamente homosexual y también, desdichadamente, homofóbico hasta la paranoia, en la medida en que está paralizado por su propia orientación sexual [... ] Son numerosos los sacerdotes homosexuales que no tienen el coraje de salir del clóset.26 [... ] Yo sé que la Iglesia me verá como alguien que no ha sabido cumplir su deber de castidad, que se ha perdido, y para colmo con ¡un hombre! Yo sé que deberé renunciar a mi ministerio [... ] - Periodista, Eric Jozsef- ¿Por qué haber hablado después de años de silencio? - Por exasperación. La Iglesia está en retardo. No se puede esperar todavía otros cincuenta años.27

Algo conocerá el citado sacerdote polaco de la situación sexual del clero, como para hacer tan contundentes afirmaciones. En todo caso, el hecho de que una parte de los homosexuales, incluido el ex clérigo polaco, pretenda adecuarse en lo posible a un modelo de pareja "tradicional" como el que predica la Iglesia, vuelve aún más paradójica la situación para los guardianes de la doctrina. Pero vistas las cosas desde dentro de su lógica, están blindados contra cualquier posibilidad de transformación. Quizás me equivoque, pero creo que esa posición forma parte substancial de su identidad y reproducción como cuerpo diferenciado.

II.1.3. Un embajador al que tampoco se juzga pero...

B . El 9 de junio de 2015 apareció una nota en El País con el encabezado siguiente: "Una piedra francesa en el zapato de Francisco". Se trataba del diplomático Laurent Stefanini, homosexual declarado y jefe del protocolo del Eliseo, a quien desde enero de 2015 el presidente F. Hollande había nombrado como su embajador ante el Estado del Vaticano. El diario español se preguntaba por qué no había sido aceptado hasta ese momento y adelantaba la hipótesis de que la razón fuera precisamente por su homosexualidad.28

Lo interesante es que una década antes el citado diplomático había fungido como el segundo de la embajada francesa en Roma. ¿No había explicitado su homosexualidad? No lo sé con certeza.

Por otra parte, habría que recordar que el mes anterior, el 22 de mayo de 2015, Irlanda había votado en un referéndum -"desafiando su pasado"- a favor de la legalización del matrimonio gay. Y es también muy importante señalar que ante este hecho el Secretario de Estado del Vaticano, P. Parolin, había declarado que no sólo era una derrota para la Iglesia sino "para la humanidad". Y el Papa de la misericordia complaciente no dijo nada que contradijera a su Secretario hasta donde conozco. Ya antes, el gobierno francés había también legalizado los citados matrimonios.

Además, entre enero y junio del año citado, el gobierno francés había votado una ley que avanzaba en la cuestión de la "muerte digna", cosa que al parecer molestó al Cardenal de París que antes había abogado a favor del diplomático en suspenso. Pero en ese tour de force entre ambas instancias diplomáticas, el gobierno francés anunció que no retiraría la candidatura de su embajador. El diario español remataba la nota diciendo que si bien el papa Francisco "dijo no ser quién para juzgar a los gays, no habló de la conveniencia de trabajar codo a codo con ellos."29

El hecho pareció finalmente tener una culminación cuando apareció otra nota en el periódico Liberation el 11 de octubre de 2015, donde se decía lo siguiente:

... según nuestras informaciones, después de varios meses de batalla diplomática, el jefe de protocolo del Eliseo, homosexual, no será el embajador de Francia ante la Santa Sede.

La respuesta del gobierno francés fue, hasta donde sé, renunciar a nombrar otro candidato a embajador. La nota reafirmaba lo que El País había adelantado ya respecto a que en el pasado ya habían existido embajadores gays de Francia ante la Santa Sede.

II.1.4. Cuando la forma no es el fondo

Pero Francisco resulta un poco más complicado de lo que parece cuando se analizan otros actos además de los ya constatados más arriba. Voy a ofrecer otros cuatro ejemplos, que muestran cómo se dan ciertas maneras de actuar que podrían apuntar a ciertas transformaciones del fondo. Pero al final, éste permanece inamovible.

C . Una noticia aparecida en El Universal el 18 de febrero de 2015 rezaba así: "Por primera vez el Vaticano recibe a católicos gay". Pero ¿en qué consistió la tal recepción? Primeramente, se les ofrecieron a un grupo de católicos estadounidenses asientos especiales en la audiencia general semanal de los miércoles que concede el Papa.

Pero como una señal de que la bienvenida no era total, los peregrinos del Ministerio New Ways fueron identificados en la lista de asistentes como "un grupo de laicos acompañados por una hermana de Loreto". Y ni siquiera los anunciaron: cuando el monseñor a cargo de la ceremonia leyó la lista de los diferentes grupos de peregrinos en la plaza de San Pedro. [... ] El papa Francisco no los mencionó tampoco.30

Pero, al parecer, ávidos de ser reconocidos aunque fuera de esa manera por el Papa, se "mostraron satisfechos", según dice la nota. Digamos que fueron invitados a partir del dispositivo más probado por Roma o sea el "anticlamoroso". Les concedemos ponerse en primera fila, pero por favor sean muy discretos y de preferencia, invisibles.31

D. Una carta del papa que produjo equívocos.

Creo que muy pocos de los que le dirigen una petición al Papa se resisten a hacer pública la que les fue contestada. Es como vivir la ficción de que el representante de Dios32 en la tierra les dio una muestra, por su intermediación, de su especial predilección.

Ahora bien, si la carta es enviada al Pontífice por una escritora de cuentos gay, a veces las cosas se pueden prestar a equívocos. Veamos el caso de Francesca Pardi, escritora de cuentos infantiles que tocan, entre otros temas, el de las familias compuestas por padres gays. La nota periodística indica que sus libros habían sido retirados de las bibliotecas de Venecia.

Se añade que la carta fue enviada a Francisco con el propósito de que leyera sus libros censurados por sectores conservadores. En la respuesta firmada por un miembro de la Secretaría de Estado, Peter B. Wells, se lee que el Pontífice

"está muy agradecido por el delicado gesto" y [le ] desea una proficua33 actividad al servicio de las jóvenes generaciones y de la difusión de los auténticos valores humanos y cristianos. [Se despide... ] con la bendición apostólica "para toda la familia de la escritora" (Milenio, 29 de agosto de 2015).

Gesto papal que al parecer le produjo, como en el caso de los americanos de la audiencia, un enorme gusto, ya que señaló que con este acto el papa "nos demostró respeto y nos dio dignidad".

Hacer depender la dignidad propia de una carta escrita por un burócrata, intermediario del intermediario, coloca a quien lo hace en una posición de subordinación digna de análisis y le concede al que la "otorga" un poder que supuestamente posee. Pero sobre todo, muestra la fuerza coercitiva de una Institución que sostiene posiciones tan contundentes y devaluatorias acerca de la homosexualidad.34

Por medio de su sala de prensa, el Vaticano aclaró rápidamente que la carta era "sólo una respuesta privada" y añadió que...

En ningún modo la carta de la Secretaria de Estado preten de avalar comportamientos y enseñanzas no consecuentes con el Evangelio. [Que la carta fue dirigida a la persona y no a las ] eventuales enseñanzas no en línea con la doctrina de la Iglesia sobre la teoría de género (ibíd).

Léase lo mismo de la homosexualidad en general. Pero no se podrá negar que, animando a seguir la "proficua actividad al servicio de las...", la respuesta a la citada carta abrió la posibilidad de otro tipo de interpretación. Pero de nueva cuenta, Roma sabe poner límites a los acercamientos papales de Francisco, que no son sólo de un tipo, cuando tienden a producir equívocos que prometen de más y terminan a veces, en los casos logrados, por privilegiar a algunos. Pero lo importante es que el fondo continúe intocado.

Los dos casos que describiré a continuación los tomo del texto ya citado de A. Athié, en el cual alude a dos actos papales en la Nunciatura de Washington.

E . Athie afirma que en la Nunciatura de esa ciudad, el Papa recibió y abrazó con cariño a un antiguo amigo gay, Yayo Grassi, quien llevaba a su pareja. Cosa que debió chocar a más de un miembro del clero que asistió a ese gesto.

Esta vez hay que aclarar que el referido amigo no era un sacerdote. Razón por la cual la "pastoral de las actitudes" pudo jugar más abiertamente, ya que se trataba de una relación más personal entre el Papa y su amigo. Y por lo tanto, la Institución a la que representa ocupando la cúspide con sus medidas disciplinarias prestas para aplicarse en estos casos, no incide de la misma manera. Y entonces el "quién soy yo para juzgar [esta vez a mis amigos ]..." puede prosperar con cierta tranquilidad.

F. Pero eso no fue todo: pocos minutos después, ese mismo día en ese mismo lugar, el Papa Francisco también llevó a cabo un encuentro con Kim Davis, autoridad de un Condado de los Estados Unidos, quien por principios cristianos y teniendo mandato civil para hacerlo, se había negado a casar parejas gay y por ello terminó en la cárcel. [... ] Según la versión de su abogado,

... la señora Davis y su esposo Joe, acudieron a la Nunciatura [y el Papa ] Francisco (después de la conversación) les regaló unos osarios y les pidió "mantenerse fuertes" y les dio las gracias por su valentía.35

Como era casi de esperarse, la noticia se filtró, y en pleno vuelo de regreso a Roma el Papa fue cuestionado. La respuesta de Francisco fue que tenía derecho a "la objeción de conciencia". Y como certeramente señala Athié, el punto no era propiamente ese, sino que tal objeción estaba basada en "principios cristianos". El otro jesuita, el vocero Federico Lombardi, no negó la reunión, pero afirmó que no tenía ningún comentario que hacer.

¿Cómo interpretar este caso? ¿Acaso con un añadido a la citada frase emitida en el avión de regreso de Rio? Es decir: ¿Quién soy yo para juzgar al que juzga a los homosexuales a partir de los principios que yo defiendo? Demasiado casuístico para mi pobre inteligencia tan poco versada en teología y pastoral.

Finalmente, ¿cómo resuelve el Papa su respeto por la "libertad de conciencia" y al mismo tiempo "asume" que aquél que con su libertad decide pasar al acto homosexual, comete una acción substancialmente desordenada y por lo tanto pecado grave? ¿Suspensión de juicio y disociación entre doctrina y pastoral, según el caso?

Sabemos que es jesuita, y que éstos aman la casuística, pero usarla de manera indiscriminada sin tomar en cuenta -como diría su padre fundador Ignacio de Loyola- el "tanto cuanto", puede mostrar a flor de piel un doble juego del discurso y una doble o triple moral, sobre todo cuando se juega la ortodoxia milenaria y se pone sobre el tapete el ser hijo obediente de la Iglesia.

A manera de conclusión provisional

Sin embargo, creo que no deberíamos reducir los mensajes efectivamente emitidos a las solas dimensiones de cuando decir es no hacer, o para hacer otra cosa de lo que se anuncia, sino que habría que tomar en cuenta, más allá de las sinuosidades y contradicciones entre las palabras y los actos papales e institucionales, también las interpretaciones de los receptores de éstos.

Porque, al parecer, algunos de ellos los interpretan como una muestra de respeto y de que las perspectivas vaticanas respecto a la homosexualidad han comenzado a cambiar su ángulo de incidencia. Y con el tiempo hacen la apuesta de que la pastoral de las actitudes terminará por tocar lo estructural. Resumamos: en el caso del sacerdote polaco, éste no pide en primera instancia ser "dignificado", pues no se siente indigno y sabe dónde están los nudos problemáticos, tanto en la doctrina como en los actos que promueven la hipocresía estructural de la institución a la que pertenece.

Y por lo tanto, al igual que Alejandro Magno, rompe el nudo gordiano de un tajo para que las contradicciones se develen en toda su desnudez y se caiga en cuenta de la imposible transformación si las cosas no se encaran con honestidad y se muestran las contradicciones que alimentan el statu quo. Ahora bien, al colocarse desde ese momento hasta cierto punto en la exterioridad del aparato que antes lo cobijaba y lo silenciaba, puede quedar, como tantos de sus predecesores -que se han opuesto en otros ámbitos problemáticos-, neutralizado y desplazado una vez que haya pasado el efecto de la noticia.

Hay disidencias que sólo tienen ciertas probabilidades de afectar lo estructural si los actores se mantienen dentro. O si se da una articulación entre los críticos de fuera y los de dentro.36

En el caso del diplomático, las cosas son diferentes porque se trata del conflicto entre dos instancias de Estado y, si bien es cierto que el Vaticano quedó en una posición cuestionada, no por eso estaría impedido de manejar el desprestigio momentáneo. Y más aún, porque el conflicto no se posicionó de manera "clamorosa", como corresponde muchas veces a los usos y costumbres de la diplomacia.

En cuanto a los católicos gays de Estados Unidos, la Iglesia crea con sus actos rituales y su atención a los homosexuales una zona de tolerancia y disidencia en acto. Pero al mismo tiempo dicha zona puede reforzar la conducta homofóbica estructural si no tiene la suficiente fuerza para incidir en lo estructural. El caso de la recepción en la audiencia papal puede permitir que los campeones de la homofobia clerical se sientan con buena conciencia gracias a su acto de "tolerancia".

Con respecto a la escritora de cuentos gays para niños, ésta primero decidió escribirlos sin pedir permiso y luego busca ser reconocida. Pero interpretó de más la bendición papal como un otorgamiento de "dignidad", y por lo tanto se sintió, de alguna manera, legitimada.

En cuanto a los dos casos ocurridos en Washington, ya adelanté las sinuosidades casuísticas del jesuita Bergoglio y del pastoral Francisco.

La moneda está en el aire: ¿los actos y dichos papales terminarán realmente por llevar a un debate en el cual se comprometa a fondo la narrativa que los clérigos romanos se han construido en los últimos siglos para asentar su identidad de célibes y castos al precio de una hipocresía estructural? No lo sé.

Todo dependerá de que el "clamor" sea cada vez más potente desde fuera y de que los de dentro no asuman su situación individualmente, como fue el caso de la respuesta al coming out del sacerdote polaco hasta ahora.37La opción preferencial por el silencio en relación con la sexualidad de los consagrados implica una especie de omertà entre el personal clerical guiado en parte por lo que se podría denominar la "razón de Iglesia", es decir, salvar la cara de la Institución para que conserve los medios de manifestar como verdadera su verdad,-parafraseando a Bourdieu-.

¿Asistiremos a lo que implicaría una transformación radical de uno de los pilares de la identidad clerical católica? No lo sé. Sólo sé que esta manera de ver las cosas sirve a los clérigos no sólo para diferenciarse de otros pastores que pululan por el ancho mundo, sino también de sus propios fieles que no fungen como heterosexuales. E incluso, para ampliar sus horizontes pastorales. Lo cual le otorga a esta visión una gran funcionalidad y durabilidad.

Se puede rematar este relato utilizando la apuesta psicoanalítica que sin duda es relativa: "aquello que no se puede decir no se puede callar" del todo. Y en la cuestión de la homosexualidad, las contradicciones y estigmatizaciones saltan a la cara del decir en su relación con el hacer, develando que lo enunciado sirve tanto para no hacer como para hacer otra cosa de lo que se dice.

Colofón

Se habla mucho de la difícil posición del Papa, ya que se le ve como un contrapoder38 que amenazaría las posiciones de la tradicional Curia y que, en consecuencia, esta última podría terminar por destrozarlo, como a Benedicto XVI, que quedó en medio de "los lobos desleales".39

Esta representación de un Papa asediado pleno de buena disposición para realizar cambios substanciales, obvia la capacidad del papa Francisco para darse cuenta que ante todo es "hijo de la Iglesia" y de la enorme carga de limitaciones y compromisos que trae aparejada la Institución papal. Lo cual no obvia, que efectivamente algunos de sus actos puedan resultarles poco ortodoxos a diferentes críticos posibles. Críticos que estarían colocados en diferentes bastiones: 1. Los del frente interno, o sea, los de su Curia articulada a sus cadenas diseminadas a lo largo del aparato eclesiástico; 2. Los que resistirían a sus iniciativas de apertura pero sin pertenecer al aparato; 3. El de los nuevos esperanzados que apuestan a que ahora sí habrá transformaciones y que pueden terminar por caer en el pesimismo, y 4. El de los críticos de fuera, no creyentes. Pero también habría que considerar a aquellos que no terminan de percibir lo que no está dispuesto a tocar a pesar de sus palabras.

Además, por si faltara algo, tiene a un predecesor vivo que lo marcó con su agenda, entre otras cosas, con su determinante texto de la pastoral de los homosexuales y la canonización de Juan Pablo II, cuestionado al máximo por su franca protección del delincuente del Banco del Vaticano monseñor Marcinkus y de pederastas como Marcial Maciel y el Cardenal de Boston Bernard Law.

De aquí se desprende que, si el Papa se empeña en hablar en términos generales y pastorales de las problemáticas internas a su Institución, como lo hace cuando aborda problemas de la humanidad entera, sus palabras pueden terminar por producir mucha polvareda e incidir escasamente en posibles transformaciones, dejando una vez más a los laicos en general y a una minoría de sacerdotes y monjas asumir el peso y los riesgos de sus actos creyendo que "ahora sí", desde la cúpula, hay alguien dispuesto a tocar doctrinas y tradiciones engendradas a fuego lento en centurias e incluso en milenios. Creer que la persona del papa en turno tendría un poder auto-engendrado, como si pudiera recortarse limpiamente del complejo campo de las relaciones de poder y la densidad histórica que constituye a la Institución Papal, sería caer, como lo analizó Marx, en la fetichización del Papa y el papado cuando se trata de tocar en serio lo estructural. Pero podría dejar a su muerte el recuerdo, consolador para algunos, que el que dijo para no hacer o para hacer otra cosa de lo que dijo, quiso transformar las cosas pero no lo dejaron. Y a lo mejor hasta lo beatifican.

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1"Illusio", palabra latina que viene de la raíz ludus (juego), quería decir el hecho de estar en el juego, de tomar el juego en serio, de estar tomado por el juego, [... ] de creer que vale la pena jugar el juego [... ] Dicho de otro modo, los juegos sociales son juegos que se hacen olvidar en tanto illusio, esta relación encantada a un juego que es el producto de un lazo de complicidad ontológica entre estructuras mentales y las estructuras objetivas del espacio social" (Bourdieu, 1994: 151).

2Esta frase específica resaltada de la cita, se le puede aplicar en parte a los enunciados del Papa Francisco.

3Subrayados míos

5Entrevista radiofónica disponible en http://www.imagen.com.mx/Papa-Francisco- innova-actitud-iglesia-romper-principios. "Francisco imparable, ha dado un paso importante y una señal poderosa de diálogo con los cambios de las sociedades modernas. ¿Será seguido por el episcopado?..." consultada 17/02/2016.

6"La Iglesia -dijo Francisco- tiene que tener generosidad para hacer justicia gratuitamente. [ ] Cuánta gente espera que le digan ´sí, es verdad, tu matrimonio es nulo´, o´no, tu matrimonio es válido´, pero que sea la palabra justa. Las personas simples comunes desisten porque tienen que hacer un viaje costoso, perder días de trabajo. [... ] Despedí a uno que decía: "si me das 10.000 dólares te doy las dos nulidades". El País, 8 de septiembre de 2015, p. 13. B. Barranco, en la línea de que se trataría de un Papa crítico, pero sin dejar su posición de "ante todo soy hijo de la Iglesia" del actual Papa, afirma lo siguiente: "el actual Papa, sin abandonar la tradición de la Iglesia, tiene una postura crítica y hasta combativa frente a los evidentes excesos del capitalismo contemporáneo". "¿Es Francisco anticapitalista?", Proceso, núm., 2045, 10 /I/2016, p. 43. Todo será cuestión de saber dónde sitúa el Papa los "excesos", si no es un exceso preguntar esto.

7Fórmula que ha producido el máximo de equívocos para los que ven en ella un paradigma de "agudeza e inteligencia".

8"Es como tener un abuelo en casa, pero el abuelo sabio [... ] Él es un hombre de una prudencia exquisita, no se mete. [... ] para mí es como tener un abuelo en casa, es mi papá". El País, 30 de julio de 2013., p. 3.

9Patrick Boucheron, en su lección inaugural en el Collège de France del 17 /XII/2015, afirmó "hay actos de imagen como de lenguaje".

10Como se afirma en la "Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas Homosexuales", escrita y firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, cuando fungía como Prefecto de la Sagrada Congregación de la Fe, el 1 de octubre de 1986. Y ahora sostiene sus argumentos como ex Papa y "abuelo" de Francisco I.

11Aunque ya Benedicto XVI intentó cambiar parcialmente las cosas hasta que le amenazaron de muerte al laico que había puesto para limpiar las finanzas vaticanas, labor que continúa con Francisco..

12Cosa que el citado tiene clara.

13Nótese que al menos en la Carta del ex Papa abuelo -se habla de "pecado grave" y no de delito, lo cual ya es un paso para no enviar a la cárcel a los homosexuales-. Retomaré este punto más adelante.

14La que emana de la Sagrada Congregación de la Fe, antes denominada Santo Oficio.

15Salvo indicación en contrario, las siguientes citas están sacadas del texto de la "Carta a los obispos" de Joseph Ratzinger (1986).

16En todo caso, para no idealizar a los estigmatizados e introducir parte de la complejidad de la cuestión, habría que decir que también en ellos opera, al interno, una serie de estigmatizaciones entre gays y lesbianas. Ver por ejemplo la tesis de doctorado de Ana Marta Martínez Rodas (2010) en la cual la autora disecciona los diferentes tipos de estigmatizaciones que operan en estos grupos; o ver también el caso de los indígenas homosexuales en Bolivia: el autor del libro intitulado La Madona de Sorata Edson Hurtado; escribe: "Uno de los temas recurrentes era la migración forzosa. Por una cuestión de sobrevivencia, los indígenas que tienen una orientación sexual o una identidad de género distintas a lo común tienen que huir para intentar ser felices. [Y añade ] Durante la investigación descubrí el carácter machista y patriarcal de dichos pueblos indígenas" (Martín, 2016: 14).

17Congregación para la Doctrina de la Fe, declaración, Persona humana, 11). Catecismo de la Iglesia, núm., 2349.

18El caso de la pederastia puso de manifiesto una política estructural sin cortapisas que buscó, en contra los violentados, salvar a toda costa la cara de la Institución. Las otras dos maneras aludidas, también conforman a su manera una política institucional y estructural. En el caso de la homosexualidad, pretendo mostrar la parte substancial de ésta.

19El País, 30 de julio de 2013, p. 4.

20"En cuanto al lobby gay, jugando con la ironía llevada al absurdo, respondió que hasta ahora no se había encontrado con ninguno que me dé un carnet de identidad en el Vaticano donde los diga". No comments.

21Pero el misil primigenio que exhibió la estructura corrupta respecto a los dineros vaticanos sin que ésta se replanteara a fondo, se dio en los inicios del pontificado del ahora santo Juan Pablo II.

22El País, 4 de octubre de 2015., p. 7. La Universidad Gregoriana es la de los jesuitas.

23Ibíd.

24Le Nouvel Observateur, on line. Fr. milibris, 5/XI, 2015.

25Liberation, Fr, 29/X/2015.

26Un pionero en afrontar la sexualidad de los consagrados, el monje belga Gregorio Lemercier, por medio del Psicoanálisis en el Convento de Santa Maria en Cuernavaca, 1961 1967, había expresado sin tapujos en 1968 lo siguiente: "Estoy convencido de que la Iglesia efectivamente, le teme al psicoanálisis; pero no, como se ha dicho con tanta frecuencia, porque Freud fuera ateo. La Iglesia no relaciona el psicoanálisis con el ateísmo sino con las cosas del sexo. De ahí que no tema a Freud; teme a lo sexual [... ] Véase, por ejemplo, las materias que no estuvo permitido discutir a los obispos del Concilio Vaticano: divorcio, matrimonio de Sacerdotes, la píldora anticonceptiva, materias todas ellas que tienen que ver con el sexo." LIFE en español, 23 de octubre de 1967, p. 56. Por cierto, Lemercier fue el primero en denunciar a un tal Marcial Maciel en agosto de 1956 y había aceptado homosexuales en su convento bajo la idea que atribuía a la tradición de San Benito que el convento estaba abierto a los que buscaran a Dios. Análogas palabras a las utilizadas por el Papa Francisco, pero llevadas a la práctica de otra manera.

27Liberation, 5/X/2015, Giacomo Galeazzi del periódico La Stampa dijo al respecto: "Los conservadores van sin duda a utilizar el asunto para decir: ´¿ven ustedes eso que pasa cuando se hace prueba de demasiada compasión?". Ibid.

28El citado diario aclara que ya había sido una década antes, segundo de la embajada francesa en Roma.

29El País, 9/VI/2015, p. 2.

30El Universal 18 de febrero de 2015. 11.27.

31Como dato contextual: el que les dio los boletos "privilegiados" fue, al parecer, monseñor Gaenswein, denominado el James Bond del Vaticano porque algunas mujeres lo consideran bien parecido, y que es el encargado de la Casa Pontificia. Gaenswein fue durante años el "principal asistente de Benedicto XVI". Dato relevante a considerar: la nota añade que cuando Joseph Ratzinger fungió como Prefecto de la Congregación de la Fe "prohibió a los fundadores del Ministerio New Ways, la hermana Jeannine Gramick y el reverendo Robert Nugent, oficiar para gays, después de determinar en 1999 que no se adherían lo suficiente a las enseñanzas de la Iglesia sobre el "mal intrínseco" de los actos homosexuales. Nuget, quien falleció el año pasado, obedeció la directiva." Gramick ha continuado su ministerio y cambió de orden religiosa a las Hermanas de Loreto, y el miércoles estaba presente en la audiencia y dijo después del acto que ""el Papa Francisco me da esperanzas" [... ]". Ibid. Por su parte, el directivo Francis De Bernardo dijo que el citado ministerio trató infructuosamente de conseguir asientos VIP con los dos anteriores Papas para sus peregrinos. En el caso de monseñor Gaenswein ¿se trató acaso de una discreta rebelión contra su antiguo patrón? ¿El Papa Francisco se enteró de la presencia de los "invisbilizados"? No tengo elementos para contestar ambas preguntas.

32Con mayúsculas.

33Provechosa.

34Desconozco si la escritora mencionada tiene una orientación sexual lésbica, y de ahí se puedan deducir más cosas.

35 http:/www.bbc.com/mundo/noticas/2015/09/150930 papa, polémico encuentro Kim Davis lav.

36Como fue el caso en la cuestión de la pederastia, en donde la gran mayoría de los abusados no eran consagrados, sino fieles que se confiaron a éstos.

37Si en el caso de la sexualidad pederasta se ha comprobado hasta la saciedad una política estructural que implicaba no sólo silenciamiento radical, sino lo que denominaban como "cura geográfica", deslocalizando a los sacerdotes cada vez que las cosas se ponían complicadas por las protestas de algunos de los abusados, en el caso de la homosexualidad ¿cuáles han sido los mecanismos que se juegan además de mantenerse en el clóset?

38"El Papa como contrapoder", El País , Ideas, 21/VI/2015.

39Véanse por ejemplo los títulos de dos artículos entre muchos otros: "Los lobos regresan al Vaticano", Pablo Ordaz, El País, 10/III/2015; Y "Francisco bajo el fuego de la deslealtad de su curia" de Bernardo Barranco, La Jornada. http:/www.jornada.unam. mx 2015/11/04/ opinión/022alpol.

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