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Cultura y representaciones sociales

versão On-line ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.9 no.18 Ciudad de México Mar. 2015

 

Artículos

 

Dependencia representacional entre dos objetos sociales: el narcotráfico y la violencia

 

Hiram Reyes-Sosa*, Maider Larrañaga-Egilegor** y José Francisco Valencia-Garate***

 

* Realizó la Maestría en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, España. En la actualidad, cursa el Doctorado en la misma casa de estudios bajo la tutela del catedrático José Francisco Valencia Garate y la Dra. Maider Larrañaga Eguilegor en el Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Los temas de trabajo se relacionan con la violencia y el narcotráfico en México, así como la influencia de los medios de comunicación (Framing) en los estudios sobre la violencia. Pertenece al grupo de investigación del Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia (LEPV) Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y al grupo consolidado de investigación de la Universidad del País Vasco (UPV).

** Doctora en Psicología social y profesora de tiempo completo de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, España. Sus temas de interés se relación con género y trabajo, la asimetría del género y representaciones sociales, la perspectiva del género en la intervención psicosocial. Correo-e: maider.larranaga@ehu.es.

*** Catedrático en psicología social y profesor de tiempo completo de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, España. Sus temas de interés se relación con representaciones sociales y mass-media, cognición social y uso de lenguaje, conflicto inter-grupal, identidad social y sistema de creencias. Correo-e: josefrancisco.valencia@ehu.es.

 

Resumen

El narcotráfico y la violencia son problemáticas sociales que en el trascurso del tiempo han trastocado la vida cotidiana del estado de Sinaloa, México. Asimismo, son dos fenómenos que desde la opinión pública se encuentran ligados al explicar la inseguridad social que se vive en Sinaloa. Este estudio tuvo como objetivo analizar la relación entre el narcotráfico y la violencia. Con la finalidad de conocer dicha relación, se aplicó un cuestionario de evocación libre de palabras con un diseño inter-sujetos. Participaron 443 sujetos (50% hombres y 50% mujeres) con una media de edad de 21,32 años (DT: 2,23), todos residentes en la ciudad de Culiacán. La mitad de la muestra respondió al estímulo inductor narcotráfico y la otra mitad al estímulo violencia. Los resultados mostraron que el narcotráfico es valorado de forma ambivalente y mantiene una estrecha relación con la representación social de la violencia. En este sentido, este estudio ha permitido identificar una relación de encaje (emboîtement) entre ambos objetos, estando el narcotráfico "encajado" en la representación social de la violencia.

Palabras claves: Narcotráfico, Violencia, Representaciones sociales, Inseguridad, Género.

 

Abstract

Drug trafficking and violence are social problems that, for a long time, have altered everyday life in the province of Sinaloa (Mexico). Additionally, according to public opinion, these two closely related phenomena help explain the social insecurity experienced in Sinaloa. In this study, the relationship between drug trafficking and violence was analyzed. In order to explore this relationship, a free word association questionnaire was administered with an inter-subject design. A total of 443 subjects participated in the study, with average age of 21, 32 years old (SD=2, 23), divided by gender (50% male and 50% female), all of whom resided in the city of Culiacan. Half of the sample responded to drug trafficking as the inducting stimulus, while the other half responded to violence as the stimulus. Results showed that drug trafficking has an ambivalent value and has a closely relation with social representation of violence. Finally, the results showed a relation of inclusion (emboîtement) amongst both objects; in other words, drug trafficking is "absorbed" by the social representation of violence.

Keyword: Drug trafficking, Violence, Social Representation, Insecurity, Gender.

 

Introducción

El narcotráfico es una actividad delictiva que en sus inicios estuvo caracterizada por el cultivo y el mercado de drogas (United Nations, 2013). En la actualidad, debido a las luchas entre cárteles por el dominio del territorio en México, el narcotráfico se caracteriza por asesinatos, extorsiones e incluso ha sido señalado por influir en la participación política mexicana (Cervantes, 2012). En este sentido, y debido al impacto que este fenómeno ha tenido en gran parte de México, la problemática de la violencia ha tomado un papel relevante en la opinión pública en general y en la población mexicana en particular. Esto, se puede atribuir a que el narcotráfico a través de sus acciones delictivas, se ha convertido en una problemática que limita en gran medida la seguridad ciudadana.

En este clima de inestabilidad acentuado por el crimen organizado, se encuentra Sinaloa. Este Estado se caracteriza por ser una zona en la que el narcotráfico ha echado raíz (Moreno, 2009) y se ha posicionado fuertemente con el paso del tiempo. Es tal el desarrollo que esta actividad ha tenido dentro de la sociedad, que se ha considerado al denominado cartel de Sinaloa como unas de las organizaciones criminales con mayor poder en el mundo (Verza, 2014). Por otra parte, cabe señalar que el proceso de desarrollo del narcotráfico no ha sido sigiloso ni ajeno a la sociedad sinaloense. Por el contrario, dicho desarrollo ha ocasionado un clima hostil y de inseguridad caracterizado por múltiples sucesos violentos como confrontaciones entre grupos armados en vías públicas o los secuestros. En este sentido, se puede considerar que existe una clara relación entre el narcotráfico y la violencia, ya que la violencia se materializa a través de las acciones delictivas del narcotráfico. Y a su vez, el narcotráfico es un fenómeno generador de numerosos actos violentos en este contexto social.

Por otra parte, cabe señalar que el hecho de que el narcotráfico y la violencia se hayan establecido en el estado de Sinaloa, ha derivado en que ambas problemáticas se conviertan en un tema de gran relevancia social. Es tal dicha influencia, que ambos fenómenos son parte de las conversaciones en la vida cotidiana de la población. Así, debido a la cercanía que la población ha mantenido y mantiene con dichos fenómenos, esta investigación tuvo como objetivo principal conocer las representaciones sociales del narcotráfico y de la violencia, sus núcleos centrales y sistemas periféricos. A su vez, se quiso conocer el tipo de relación que ambos fenómenos mantienen entre sí. Es decir, se analizó si ambas problemáticas son percibidas como similares o análogas o, por el contrario, son fenómenos diferenciados. La explicación de los resultados se hizo a través de la perspectiva del núcleo central, ya que a través de su hipótesis núcleo central y sistema periférico, se conoce cómo se organizan, jerarquizan y estructuran los elementos que componen la representación social (Abric, 2001).

 

Violencia social y crimen organizado: el caso del narcotráfico

El estado de Sinaloa es una región caracterizada por ser pionera y tener una economía que en el trascurso del tiempo se ha centrado en la agricultura. Asimismo, por su ubicación geográfica en el territorio mexicano, lo convierte en una ruta idónea para la comercialización de una gran diversidad de productos (Ibarra y Carrillo, 2003). Estas características han ocasionado problemáticas agudas en la vida social del sinaloense. Así, se puede considerar que entre los años 1885 y 1910 se inició la siembra de drogas, particularmente la siembra de la amapola que en un inicio era cultivada por la población china para su consumo personal y que no era ilegal (Astorga, 2003). En esta época el tráfico de drogas como tal aun no presentaba indicios.

Más adelante, entre los años del 1940-1946, debido al conflicto bélico de la segunda guerra mundial y para satisfacer las necesidades del ejército estadounidense, se acuerda con el gobierno mexicano el cultivo de la amapola para el consumo estadounidense. Cabe destacar que dicho cultivo se concentra en la región de Sinaloa. Esto, promovió el aumento de la producción de amapola en México, posicionándolo como el principal proveedor de EEUU (Astorga, 2003). Por otra parte, en la época de los años 50, fomentado también por la crisis en la que se encontraba Sinaloa, la siembra de enervantes se convierte en una actividad remunerada y generadora, a su vez, de conflictos de intereses entre los grupos criminales. Es a partir de esta época que la disputa entre grupos criminales se agudiza, con la finalidad de acaparar el mercado y lograr una mejor posición y mayores riquezas. La magnitud de estos conflictos llegó a provocar hasta quince ejecuciones diarias, según la Hemeroteca del Archivo Histórico General de Sinaloa. Consecuentemente, se puede decir que la problemática de la violencia e inseguridad se agrava, siendo común entre los grupos armados los enfrentamientos a pleno día (Rivera, 2003).

En la actualidad los fenómenos del narcotráfico y de la violencia generan altos niveles de inseguridad. Esto ha sido atribuido al cambio de gobierno que hubo en el 2000 y que desmanteló los 70 años del mandato de un solo partido político. A partir de esta época se presenta una ola de violencia característica del narcotráfico. Este aumento de la violencia ha sido relacionada con la ruptura de los acuerdos convenidos implícitamente con las cúpulas políticas, iniciando así, una lucha entre grupos armados por controlar el territorio mexicano (Morales, 2011). Asimismo, el análisis de los datos de asesinatos, muestran que la violencia ha tenido grandes repercusiones registrándose alrededor de 70 000 muertes en el sexenio del 2006-2012 (Martín, 2011). Este hecho evidencia la ineficiente estratégica y la pobre estructura del gobierno para solventar una problemática social de tal envergadura como lo es la seguridad ciudadana (Morales, 2011). Este pequeño bosquejo histórico, nos permite observar cómo el narcotráfico y la violencia son problemáticas que han surgido de forma paralela en el estado de Sinaloa. Puede pensarse que la proliferación de actos violentos como los asesinatos, los secuestros o confrontaciones armadas, se debe a los efectos del narcotráfico. Pero, a su vez, podemos plantearnos que la violencia tiene su expresión a través del narcotráfico. Así, nos encontramos ante dos objetos interrelacionados y que convergen yuxtapuestos a través de las prácticas sociales.

 

Representaciones sociales: la perspectiva del núcleo central

La teoría de las representaciones sociales supone una nueva perspectiva psicosociológica en el conocimiento de los fenómenos sociales. Así también, son representaciones de objetos socialmente relevantes y controvertidos que se construyen a través de la interacción social y producidas por el pensamiento social (Poeschl, 2006).

Por otra parte, cabe señalar que existen diversas versiones y desarrollos de la teoría de las representaciones sociales. En este estudio, utilizamos la perspectiva estructural de Aix-en-Provence la cual entiende por representación social un grupo de creencias y actitudes, que en su conjunto forman una estructura jerárquica ordenada de dependencia mutua (Wolfang, Hayes y Flores, 2011).

Esta perspectiva se interesa por la estructura y jerarquización de la representación social de un determinado objeto social compuesto de su núcleo central y su sistema periférico. El núcleo central lo comprenden aquellos elementos que dan sentido, coherencia y significado a una representación. A su vez, presentan una carga sociológica relacionada con las condiciones históricas e ideológicas (Flament, 2001). Por ello, a través de los elementos que conforman el núcleo central se puede conocer lo consensuado y compartido sobre un objeto representacional, así como los elementos que mayor relevancia tienen al representarlo.

Por su parte, el sistema periférico es flexible y permite la adaptación de la representación al contexto, proporcionando cierta flexibilidad para ajustarse a las situaciones e interacciones que se presentan en la cotidianidad (Banchs, 2000). En este sentido, el sistema periférico al estar estrechamente relacionado con el núcleo central, permite complementar y fortalecer el discurso que se construye de la representación. Así, a través de sus elementos se pueden identificar nuevos discursos emergentes que transforman y reconstruyen al objeto de representación.

En suma, esta investigación tuvo como objetivo principal conocer la representación social que la población de Sinaloa tiene del narcotráfico y de la violencia, determinando sus núcleos centrales y sistemas periféricos. Además, y para profundizar en las dinámicas entre ambos fenómenos, se pretendió conocer el tipo de relación que ambos objetos mantienen. Es decir, se buscó identificar si ambas problemáticas son percibidas como similares o análogas o, por el contrario, son problemáticas diferenciadas dentro de la población sinaloense.

 

Método

Participantes

En esta investigación participaron 443 sujetos: 50% hombres y 50% mujeres, todos residentes en la ciudad de Culiacán. Los cuestionarios se aplicaron en tres universidades de Culiacán, con el objetivo de llegar a jóvenes universitarios de diferentes estratos sociales. La edad media de la muestra se sitúa en 21,32 años (DT: 2,23).

 

Instrumento y procedimiento

Para la recogida de información, se aplicó un cuestionario de evocación libre de palabras (Vergès, 1992). Asimismo, se definió un diseño del cuestionario inter-sujeto, con la finalidad de evitar el sesgo en las respuestas. Azarosamente, la mitad de los sujetos fueron adscritos al estímulo inductor "narcotráfico" y la otra mitad al estímulo inductor "violencia". Los participantes respondían las cinco características que pensaran describen a su estímulo de respuesta. La pregunta inductora para cada estímulo se presentó de la siguiente forma: ¿Qué se le viene a la mente cuando piensa en NARCOTRAFICO? o ¿Qué se le viene a la mente cuando piensa en VIOLENCIA? Después de una breve presentación del instrumento por el equipo investigador, el cuestionario fue respondido voluntariamente por los propios participantes en la universidad.

 

Análisis de los datos

En relación al tratamiento de los datos, se realizó un análisis lexicográfico con las respuestas de los sujetos. Así, se organizan las palabras en base a jerarquías de frecuencia y orden de evocación. Esto, facilita la identificación de la representación en base a su núcleo central y sistema periférico (Navarro y Gaviria, 2009). El prototipo representacional se explica como aparece en la tabla 1.

Por otra parte, del total de palabras organizadas y estructuradas mediante el análisis lexicográfico, realizamos una categorización para estudiar las relaciones entre los diferentes discursos evocados por los sujetos mediante el índice de implicación. Este índice señala el porcentaje en que las personas que hacen referencia a algún término de una categoría también lo hacen a términos de otra categoría.

Así, el análisis lexicográfico y de categorías se realizó con los programas EVOC y SIMILITUDE (Vergès, 2003). Finalmente, se realizó una comparación grupal para observar las diferencias del género en las representaciones de ambos objetos. Este análisis se realizó a través del programa COMPLEX (Vergès, 2003).

 

Resultados

Estructura representacional: núcleo central y sistema periférico

En la pregunta referida al narcotráfico en general se analizó el 84,0% de las evocaciones (palabras que habían sido evocadas al menos ocho veces) y los puntos de corte fueron los siguientes: frecuencia intermedia de 20 y un rango medio de 2,7. Las palabras susceptibles de pertenecer al núcleo central se encuentran en el primer cuadrante de la tabla 2. En este cuadrante aparecen tres aspectos que describen al narcotráfico. El tráfico de drogas, que describe la actividad delictiva del narcotráfico. Las adicciones y las drogas que reflejan las consecuencias sociales que el narcotráfico genera. El trabajo, que evidencia la función que el narcotráfico cumple como institución contra-normativa, es decir, proporciona un beneficio económico al sujeto que ingresa a sus filas. En la primera periferia (segundo y tercer cuadrante), aparecen elementos que concretan y objetivan las dimensiones centrales. Así, matanzas, muertes, armas y delincuencia describen los hechos violentos típicos de la actividad del narcotráfico. El término sustancias y personas las consecuencias sociales que el narcotráfico ocasiona en las personas que consumen sus productos. La venta, el dinero y el territorio refieren a la actividad económica y el consiguiente beneficio que conlleva el narcotráfico. Asimismo, en la segunda periferia (cuarto cuadrante) aparecieron nuevamente términos que concretan los elementos que construyen la representación del narcotráfico. Así, los hechos delictivos típicos de la actividad se presentan a través de los asesinatos, las balaceras y la extorsión. La economía, el lavado y el comercio evocan el beneficio económico del narcotráfico. A su vez, los adictos y dañan refieren las consecuencias sociales de este fenómeno. Finalmente, se aprecia que emerge un tema valorativo positivo o de estilo de vida del narcotráfico al aparecer las comodidades que la actividad trae consigo como las camionetas, lujos, las mujeres y los artículos (por ejemplo casas o ranchos).

En la pregunta sobre la violencia se analizó el 82,9% de las evocaciones. Los puntos de corte fueron los siguientes: frecuencia intermedia 18 y rango medio de 2,9 (ver tabla 3). Observando los elementos que componen la representación de la violencia en general, los sujetos evocan diversos tipos y acciones violentas. Así, en el núcleo central refiriéndose a tipos y expresiones de la violencia se presentan los términos golpes, maltrato, agresividad, agresión y violencia física y verbal. Además, aparecen elementos referidos al clima de inseguridad social —consecuencias de la violencia— con los términos asaltos e inseguridad. Finalmente, aparecen hechos violentos típicos de las prácticas delictivas en Culiacán como las balaceras, los asesinatos y las muertes.

Por su parte, en la primera periferia (segundo y tercer cuadrante) se evocaron términos que refuerzan los elementos centrales, así como otros tipos y causas de la violencia. Así, golpear, palabras, abusos, violencia psicológica e insultos se refieren a tipos y expresiones de la violencia. Los robos, calles, y el miedo refieren al clima de inseguridad social —consecuencias de la violencia—. Por su parte, las armas, el narcotráfico, los secuestros, la corrupción y las drogas evocan hechos y actos delictivos de la violencia. Finalmente, en la segunda periferia (cuarto cuadrante) aparecieron términos que concretan y ejemplifican los elementos centrales que construyen la representación de la violencia. En este sentido, las consecuencias de la violencia se presentan a través de la delincuencia y los delitos. Las groserías, el bullying y el noviazgo —violencia en el noviazgo— se refieren a tipos y expresiones de la violencia. Por último, aparecen atribuciones causales individuales hacia la persona violenta como la autoestima, los problemas —psicológicos o emocionales— y el alcohol.

En relación a las similitudes que tienen los dos objetos, cabe destacar que ambos presentan elementos comunes al ser representados. Así, en la estructura del narcotráfico aparecen hechos violentos y actos delictivos como las muertes, las armas y las balaceras o los asesinatos, todos elementos presentes en la estructura de la violencia. Por su parte, en la violencia aparecen las consecuencias sociales como la delincuencia, los robos, la inseguridad y el miedo, todos elementos presentes en la estructura del narcotráfico. Así también, ambos fenómenos señalan los problemas estructurales, como la corrupción. Sin embargo, aunque ambos fenómenos comparten elementos comunes, en cada objeto el elemento compartido toma un grado diferente de importancia en la estructura y jerarquización de la representación. Así, las drogas y la violencia son elementos nucleares para el narcotráfico, mientras que para la violencia son elementos periféricos. Por su parte, las muertes, la inseguridad, las balaceras y los asesinatos son elementos nucleares para la violencia y elementos periféricos para el narcotráfico.

Además, se debe señalar que junto con las especificaciones señaladas, encontramos también elementos diferenciales en cada objeto. Así, el narcotráfico es representado concretamente como una actividad delictiva que tiene como objetivo el tráfico de drogas. Por su parte, la violencia es representada como un acto violento que tiene como finalidad agredir a un sujeto. Por ello, la violencia evoca múltiples actos violentos como los golpes, el maltrato verbal o psicológico todos ellos no relacionados con el narcotráfico. En suma, se puede considerar que entre el narcotráfico y la violencia existe una relación próxima, ya que en sus estructuras se encuentran elementos que reflejan preocupaciones y problemáticas similares. Pero a su vez, resulta interesante que cada objeto tiene sus características propias que lo particularizan. Así, el narcotráfico se caracteriza por el tráfico de drogas y el aspecto económico. Por su parte, la violencia se caracteriza por los tipos y expresiones de la violencia —interpersonales- como el maltrato, los abusos, la violencia —verbal o psicológica—.

 

Distribución de los elementos representacionales: análisis categorial

En relación a los resultados encontrados en la jerarquización y organización de las representaciones sociales del narcotráfico y de la violencia, el programa EVOC permite la creación de categorías y su posterior análisis. Estas categorías permiten visualizar todas las respuestas (hasta ahora únicamente se habían analizado las respuestas con una frecuencia mínima de 8) en su respectivo campo semántico y determinar su implicación e inclusión en otros campos semánticos. Para el estímulo narcotráfico (ver tabla 4) se crearon cuatro categorías: (N1) Consecuencias del narcotráfico (e.g., inseguridad, violencia), (N2) Actividad económica del narcotráfico (e.g., comercio, negocio), (N3) Características positivas de un narcotraficante (e.g., lujos, fiestas) y (N4) Hechos violentos y actos delictivos del narcotráfico (e.g., confrontaciones, tráfico de drogas). Las categorías centrales y más utilizadas en el estímulo narcotráfico fueron: la(N4) Hechos violentos y actos delictivos del narcotráfico utilizada por un 96.7% de los sujetos y un rango intermedio de 2,8 y la (N1) Consecuencias del narcotráfico utilizada por un 81,3% de los sujetos y un rango intermedio de 3,0.

En relación al análisis categorial para el estímulo violencia, se clasificaron las evocaciones en cuatro categorías (ver tabla 5). Las categorías son las siguientes: (V1) Consecuencias de la violencia (e.g., inseguridad, miedo), (V2) Características negativas de una persona violenta (e.g., autoestima, educación), (V3) Expresiones y tipos de violencia (e.g., maltrato, violación) y (V4) Hechos violentos y actos delictivos de la violencia (e.g., asesinatos, balaceras). Las categorías más utilizadas en el estímulo violencia fueron: (V4) Hechos violentos y actos delictivos de la violencia utilizada por un 91,7% de los sujetos y un rango intermedio de 2,8 y la (V3) Expresiones y tipos de violencia utilizada por un 76,4% de los sujetos y un rango intermedio de 2,7.

Cabe señalar la similitud y cercanía de los elementos que constituyen las categorías de cada objeto social. Así, comparando el contenido de las categorías de ambos objetos, se observa que en la categoría N1 (sobre el narcotráfico) y la categoría V1 (sobre la violencia) aparecen la inseguridad, injusticia, violencia y miedo. Por su parte, en la categoría N4 y en la V4 aparecen asesinatos, muertes, matanzas y secuestros.

Por otra parte, junto con las similitudes y elementos comunes, se encuentran elementos específicos que diferencian a cada objeto. Al representar al narcotráfico emergen dos categorías que lo concretan, la N2 y la N3. La primera, se compone de elementos típicos de la actividad del narcotráfico y que refieren al aspecto económico. El narcotráfico se presenta como un trabajo que genera capital (economía), es una actividad de lavado de dinero y, en concreto, se trata de una actividad comercial cuyo objetivo es la venta de drogas. La segunda, se compone de elementos que describen las características típicas o estilos de vida de un narcotraficante. Los elementos se refieren a los lujos, los artículos, las mujeres y el dinero. Por su parte, al representar la violencia aparecen dos categorías que la concretan, la V2 y la V3. La primera, se compone de elementos que describen las características típicas de una persona violenta. Los elementos se refieren a los problemas emocionales, problemas psicológicos —autoestima— o la falta de educación. La segunda, se compone de elementos que se refieren a diferentes tipos y expresiones de la violencia como por ejemplo la violencia verbal, el machismo, la violación y los abusos.

 

Organización categorial: análisis de implicación

Los análisis de implicación realizados para analizar la inclusión de los campos semánticos, mostraron que para el estímulo narcotráfico (ver figura 1) todas las categorías presentan altos índices de implicación (más del 80%). Asimismo, todas las categorías se implican fuertemente con la categoría N4 hechos violentos y actos delictivos del narcotráfico (utilizado por 96,7% de los sujetos), considera la central y más utilizada por los sujetos. Por otra parte, conjuntamente con esta categoría se evocan dos categorías más que tienen una fuerte presencia en el discurso, la N1 consecuencias del narcotráfico (utilizada por un 81,3% de los sujetos) y la N3 características positivas del narcotraficante (utilizada por un 71,0% de los sujetos). En este sentido, se puede atribuir que la representación del narcotráfico presenta una valoración ambivalente que fluctúa entre la idealización —positiva— de los beneficios del narcotráfico y la percepción de las consecuencias que el narcotráfico causa en el tejido social —negativa—. Finalmente encontramos que la categoría N2 aspecto económico del narcotráfico, tiene una presencia menor en el discurso de los sujetos (utilizada por un 51,9% de los sujetos). Esta categoría mantiene fuertes implicaciones con la N1 consecuencias del narcotráfico y con la N2 características positivas del narcotraficante.

Los análisis de implicación en el caso de la violencia (ver figura 2), mostraron que todas las categorías presentan altos índices de implicación (alrededor del 60%). Al igual que el estímulo narcotráfico, todas las categorías se vinculan fuertemente con la categoría V4 hechos violentos y actos delictivos de la violencia (utilizado por el 91,7% de los sujetos), considera la central y más utilizada por los sujetos. Por otra parte, conjuntamente con esta categoría aparece otra categoría que también tiene una fuerte presencia en el discurso, la V3 expresiones y tipos de violencia (utilizada por el 76,4% de los sujetos). La representación de la violencia tiene una valoración negativa que se expresa sobre todo en la categoría V2 características negativas de una persona violenta (utilizada por el 48,0% de los sujetos) y la categoría V1 consecuencias de la violencia (utilizada por el 55,9% de los sujetos).

Finalmente, resulta interesante destacar que el narcotráfico a pesar de ser una actividad que causa graves problemáticas sociales como la inseguridad, el miedo en espacios públicos o los asesinatos, al presentar los beneficios económicos y estilos de vida propios del narcotráfico, se le transfiere una tendencia a ser valorado positivamente. De aquí, que presente una valoración ambivalente. Contrariamente a lo que ocurre con la violencia que es valorada negativamente. Asimismo, resulta relevante destacar cómo las categorías consecuencias N1 para el narcotráfico y V1 para la violencia, toman un peso diferencial para cada objeto. En este sentido, para el caso de la violencia las consecuencias no presentan un alto grado de importancia. De esta manera, se puede comprender que actos violentos como los golpes, gritar a una persona o tirar a alguien son prácticas cotidianas que desde la percepción de la población se han naturalizado por ser actos de bajo impacto. Contrariamente a los actos violentos ocasionados por el narcotráfico en donde las consecuencias presentan un alto grado de importancia. Así, actos violentos como las ejecuciones, las matanzas, las balaceras entre grupos armados son actos considerados de alto riesgo y a los cuales la población no se acostumbra, ya que son actos que pueden causar daños irreparables alterando la vida cotidiana de la población.

 

Comparaciones grupales: diferencias de género

El análisis comparativo de las respuestas dadas por hombres y mujeres mostró diferencias significativas en base al género. En relación al narcotráfico el grupo de los hombres citó más que las mujeres los siguientes términos: armas (41 y 17 respectivamente) t (2314) = 3,29, p < 0,1, confrontaciones (15 y 7 respectivamente) t (2314) = 1,79, p < 0,1, gobierno (12 y 5 respectivamente) t (2314) = 1,77, p < 0,1, narcotraficante (21 y 9 respectivamente) t (2314) = 2,29,p < 0,1 y vida (22 y 5 respectivamente) t (2314) = 1,77,p < 0,1. Por su parte, las mujeres citaron más que los hombres los siguientes términos: fácil (25 y 9 respectivamente) t (2314) = 2,07,p < 0,1 y personas (45 y 22 respectivamente) t (2314) = 2,66,p < 0,1.

En relación a la violencia se encontraron las siguientes diferencias significativas. El grupo de hombres citó más que las mujeres los siguientes términos: alguien (17 y 5 respectivamente) t (2314) = 2,50, p < 0,1 y balaceras (20 y 5 respectivamente) t (2314) = 2,93, p < 0,1. Por su parte el grupo de mujeres citó más que los hombres los siguientes términos: físico (18 y 6 respectivamente) t (2314) = 2,51, p < 0,1, maltrato (57 y 37 respectivamente) t (2314) = 2,19, p < 0,1, miedo (21 y 5 respectivamente) t (2314) = 1,94,p < 0,1, psicológico (21 y 5 respectivamente) t (2314) = 3,20, p < 0,1 y verbal (31 y 13 respectivamente) t (2314) = 1,97, p < 0,1.

Las comparaciones realizadas previamente con el programa COMPLEX (Vergès, 2003), se basan en un uso diferencial (más o menos frecuentemente) de las palabras evocadas tanto por hombres como por mujeres. Pero además, un análisis más detallado de las palabras exclusivamente utilizadas por las mujeres y por los hombres puede resultarnos de gran interés. Por un lado, en relación al narcotráfico, es el grupo de hombres quien lo valora más positivamente evocando términos como riqueza, valor, impulsa —la economía— e ídolos —narcotraficantes—. Por su parte, el grupo de mujeres enfatiza la valoración negativa del narcotráfico, así este grupo lo representa a través de elementos como inmoral, negativo, mal ejemplo, retroceso e intranquilidad. Por otro lado, en relación a la violencia, resulta interesante ver como el grupo de los hombres evoca hechos violentos y actos delictivos típicos del narcotráfico —tráfico de drogas o secuestros—. Asimismo, cabe destacar que a través del estímulo violencia, la valoración positiva del narcotráfico se pierde, emergiendo una valoración negativa del mismo. Así, las acciones típicas del narcotráfico se perciben como un riesgo, una enfermedad, un cáncer o un desorden social. Por su parte, el grupo de mujeres al representar la violencia evocan también elementos típicos del narcotráfico, manteniendo su valoración negativa del mismo. Así, emergen elementos como el tráfico de armas, los asesinatos o la corrupción —impunidad-.

 

Conclusiones

La perspectiva del núcleo central ha permitido identificar una clara organización y jerarquización de los elementos que componen las representaciones sociales del narcotráfico y de la violencia. En este sentido, se ha podido observar que el narcotráfico y la violencia son representados con elementos similares e interrelacionados. En concreto, al representar al narcotráfico la población evoca acciones típicas de la violencia. Así, la propia violencia -violencia social- aparece como elemento nuclear en la estructura del narcotráfico. Por su parte, al representar la violencia los sujetos, señalan acciones y actos violentos típicos de la actividad del narcotráfico. Así, muertes, balaceras y asesinatos, se presentan como elementos nucleares de la violencia. Esta relación entre el narcotráfico y la violencia se evidencia también a través de los elementos periféricos que refieren a las problemáticas sociales. Los sujetos hablan de delincuencia, robos, corrupción, matanzas y armas, todos ellos elementos presentes en la estructura de ambos objetos representacionales. Esta proximidad, se puede entender desde las prácticas sociales debido a que ambos objetos son representados a través de acciones violentas —prácticas negativas—. En este sentido, una misma acción como por ejemplo los asesinatos o las balaceras, pueden tener dos tipos de lecturas o significados. Por una parte, se pueden comprender como violencia y por otra, se pueden comprender como acciones típicas del narcotráfico. Es decir, en Sinaloa ante un asesinato emergen dos tipos de discursos, uno sobre el aumento de la violencia y otro valorativo que atribuye el asesinato al mundo del narcotráfico y sus ajustes de cuentas. En este sentido, se puede considerar que a pesar de que la violencia y el narcotráfico son fenómenos diferentes ambos se entrecruzan en las prácticas sociales (Gaffié, 2012).

Por otra parte, al observar los diferentes significados que evocan el narcotráfico y la violencia, resulta interesante encontrar que el narcotráfico presenta una tendencia a ser valorado positivamente. A través del análisis comparativo, se identificó que concretamente es el grupo de hombres el que presenta esta valoración positiva. El grupo de mujeres por el contrario, no idealiza el narcotráfico. En su representación el narcotráfico aparece como una actividad negativa e inmoral. Consideramos que la aceptación y valoración positiva que tiene narcotráfico para el grupo de hombres, tiene su raíz en el aspecto ideológico y de status social en que la población sinaloense lo posiciona. Asimismo, la aceptación cultural que el narcotráfico ha tenido históricamente en Sinaloa ha llevado a que esta valoración positiva prolifere.

Por su parte, la violencia es valorada negativamente tanto por los hombres como por las mujeres. En este sentido, los sujetos señalan el clima de inseguridad presente en su vida cotidiana, evocando elementos como el miedo y el peligro —en los espacios públicos—, la corrupción —en los cuerpos policíacos—, los robos y los secuestros. Así también, resulta interesante destacar que en los elementos que componen la representación social de la violencia, existen múltiples hechos y actos delictivos típicos del narcotráfico. Algunos de estos elementos son las matanzas, los asesinatos, las balaceras y las extorsiones. Al referirse a la violencia, los sujetos destacan los daños sociales y el clima de inseguridad establecido por el narcotráfico, lo que conlleva a una crítica hacia el narcotráfico y una disminución de su aceptación.

Los resultados encontrados en los diferentes análisis, nos permiten evidenciar que existe una relación próxima entre los conceptos narcotráfico y violencia. Siguiendo a Guimelli y Rouquette (2004), podemos identificar que entre ambos objetos se presenta una estructura de relación denomina "relation d'emboîtement" (Guimelli y Rouquette, 2004; Fraïssé, 2010) relación de encaje. Una de las primeras características para definir este tipo de relación, es la existencia de una relación entre un objeto de nivel inferior que integra en su núcleo central a un objeto de nivel superior. En nuestro caso, la violencia se presenta como elemento de nivel superior, ya que aparece como objeto central de la representación del narcotráfico. El narcotráfico, a su vez, se presenta como elemento de nivel inferior, ya que aparece en la periferia de la representación de la violencia. Una segunda característica es que el elemento del nivel superior, toma el status de elemento central normativo. Es decir, será el elemento a través del cual, se crean los juicios. En este sentido, es a través del juicio que se hace sobre la violencia, que se forma la valoración del narcotráfico. La violencia es valorada como negativa, refiriéndose a la incertidumbre y al miedo que genera en la sociedad los asesinatos, los secuestros o los robos violentos que se comenten en la cotidianidad. Esta misma valoración negativa se plasma en el narcotráfico, donde los secuestros y los asesinatos son prácticas habituales y que la sociedad relaciona directamente con el narcotráfico. Por ello, podemos decir que el narcotráfico pierde su aceptación social a través de sus actos violentos. Sin embargo, a pesar de los efectos negativos que este fenómeno genera, los sujetos perciben el aspecto económico del narcotráfico como algo positivo, es decir, que permite obtener una vida de lujos. Este estilo de vida, se concreta a través de la valoración positiva que se tiene de un narcotraficante. Así, se destaca el estilo de vida de estas personas —fiestas, casas, mujeres o alhajas—. En este sentido, se puede confirmar la valoración ambivalente del narcotráfico ya que por un lado, se idealizan los beneficios de la actividad, pero por otro, se enfatizan las consecuencias que provoca en la sociedad. Finalmente y como tercera característica, el elemento nuevo que aparece en el núcleo central del objeto de encaje de nivel inferior, toma el estatus de elemento funcional y lo diferencia del resto. Este elemento nuevo lo constituyen las drogas. En este sentido, las drogas constituyen el elemento conector a través del cual se relacionan la violencia y el narcotráfico. Ya que las situaciones de inseguridad como los secuestros o extorsiones y los actos violentos como las balaceras, se pueden considerar como un intento de los grupos delictivos por proteger su territorio para la venta y tráfico de drogas, lo cual ocasiona un clima caótico y de incertidumbre social.

Para entender la dinámica existente entre estos dos objetos sociales "encajados", es necesario incorporar el aspecto histórico. La historia carga de contenido, relevancia y significado a los objetos sociales y construye a su vez, las valoraciones y prácticas compartidas en el contexto social. El hecho de coexistir una connotación positiva y negativa del narcotráfico junto con una negativa de la violencia, se explicaría por medio de este proceso histórico y hablaría de una cierta autonomía del objeto encajado. Autonomía que en el proceso de cambio podría llevar a una nueva representación (ver Fraïssé, 2010, para el caso de la medicina natural en relación a la medicina convencional).

En este sentido, para profundizar en las relaciones de dependencia y el grado de autonomía en el caso del narcotráfico, una línea de investigación futura muy interesante sería analizar cómo se construye y evoluciona la valoración sobre el narcotráfico (Brady y Kaplan, 2009). Se puede pensar que a una mayor proximidad o cercanía con el objeto -una persona que se dedique a la actividad del narcotráfico, o una persona que conozca a alguien que se dedica a esta actividad, así como el hecho de obtener algún beneficio directo o indirecto de la actividad- tendrá una predisposición a construir una valoración más positiva del narcotráfico (Moreno y Palacios, en prensa). Esto explicaría en parte, la aceptación que el narcotráfico tiene socialmente ya que las redes del narcotráfico están inmersas en gran parte de la sociedad sinaloense. Como por ejemplo mediante la ayuda económica que puede ofrecer, el familiarismo —pago de alguna fiesta— o en términos de seguridad —protección indirecta por el hecho de ser amigo o familiar de un narcotraficante—. En este sentido, se puede señalar que la presencia del fenómeno del narcotráfico en Sinaloa y su aceptación, son una muestra del hastío y el poco respaldo social que tiene el gobierno. De esta manera, el narcotráfico ya no solo influye en cuestiones de inseguridad social, sino también, en la modificación de prácticas sociales —forma de vestir, estilos de vida, proyectos de vida o formas de comportase— de la población mexicana en general.

 

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