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Cultura y representaciones sociales

versión On-line ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.9 no.18 Ciudad de México mar. 2015

 

Artículos

 

¿Qué ha pasado con la teoría crítica? Problemas, intereses en juego y pistas1

 

Philippe Corcuff 2

 

2 Philippe Corcuff es Profesor de posgrado (maître de conférences) de ciencia política en el Instituto de Estudios Políticos de Lyon e investigador en el laboratorio de sociología CERLIS (Université Paris Descartes /CNRS, véase:http://recherche.parisdescartes.fr/CERLIS/Equipe/Membres-statutaires/Corcuff-Philippe). Además de sus compromisos altermundialistas y libertarios, ha publicado en español los siguientes trabajos: "Lo colectivo en el desafío de lo singular: partiendo del habitus", in Bernard Lahire (dir.), El trabajo sociológico de Pierre Bourdieu. Deudas y críticas (Buenos Aires, Siglo XXI Editores, colección "Metamorfoses", 2005); "Sociología y compromiso: nuevas pistas epistemológicas después de 1995", in Bernard Lahire (dir.), ¿Para qué sirve la sociología? (Buenos Aires, Siglo XXI Editores, colección "Sociología y política"); Los grandes pensadores de la política. Vías críticas en filosofía política (Madrid, Alianza Editorial, colección "Ciencia política", 2008); "Condiciones humanas de la sociología y pluralismo teórico en las ciencias sociales", Bajo el Volcán (revista semestral de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Puebla, México), año 11, número 18, marzo 2012-agosto 2012; Las nuevas sociologías. Principales corrientes y debates, 1980-2010 (Buenos Aires, Siglo XXI Editores, "Sociología y política", serie "Rumbos teóricos", 2013); y una serie de artículos en esta misma revista (www.culturayrs.org.mx, números 4, 7, 8, 9. 10 y 12).

 

Resumen

El artículo constituye un resumen amplio del libro Où est passée la critique sociale? Penser le global au croisement des savoirs (¿Qué ha pasado con la crítica social? Pensar lo global en la intersección de los saberes), publicado por el autor en 2012, y toma en cuenta los múltiples comentarios de que ha sido objeto después de su publicación. El autor entresaca y desarrolla sólo tres grandes tópicos de los densos análisis que componen la citada obra: el nuevo estilo de teoría comprometida, la relación entre crítica de la dominación (Bourdieu) y filosofía de la emancipación (Rancière) y las presuposiciones implícitas en las teorías sociales y sus modos de procedimiento. Por lo que toca al primer tópico, se propone un estilo de teorización precaria y provisoriamente globalizante, pero no rígidamente sistemática, en diálogo transfronterizo con otros "juegos de lenguaje" (Wittgenstein) o registros culturales, como la filosofía, las culturas ordinarias y los saberes militantes. En cuanto al segundo tópico, se propone un procedimiento de "equilibración" (Proudhon) fluida e inestable entre el polo de la dominación y el de la emancipación, tomando de los dominados. Y en lo relativo al último tópico, se plantea la necesidad epistemológica de explicitar y controlar metódicamente las antropologías filosóficas y los "modelos de historicidad" implícitos que informan de modo no consciente a las diferentes teorías sociológicas.

Palabras clave: crítica social, dominación, juegos de lenguaje, antropologías filosóficas, modelos de historicidad.

 

Abstract

This article constitutes a wide summary of the book Où est passée la critique sociale? Penser le global au croisement des savoirs (Where has social critique gone. Considering globality as the crossroad of knowledge,) published by the author in 2012; it takes into account the multiple commentaries it has received after its publication. The author selects and develops only three big topics of the dense analyses that comprise the mentioned work: the new style of grounded theory, the relation between critique of domination (Bourdieu) and the philosophy of emancipation (Rancière) as well as the implicit presuppositions in social theories and ways of procedure. As far as the first topic is concerned, he proposes a style of precarious and temporally global theorizing, not rigidly systematic but in a cross-border dialog with other "games of language" (Wittgenstein) or cultural registers, as philosophy, ordinary cultures and politically active knowledge. In relation to the second topic, he proposes a procedure of fluid and unstable "equilibrium" (Proudhon) between the pole of domination and that of emancipation, bearing in mind not only the "disabilities", but also the "capacities" of the dominated ones. With regard to the last topic, he exposes the epistemological need of pointing out and controlling methodically the philosophical anthropologies and the implicit "models of historicity" which account in an unconscious way the different sociological theories.

Key words: social critique, domination, games of language, philosophical anthropologies, models of historicity.

 

Où est passée la critique sociale? Penser le global au croisement des savoirs es un libro que he publicado en Francia en 2012. Se trata de una obra de teoría sociológica y de epistemología de las ciencias sociales que dialoga con la filosofía política y con lo que yo llamo "culturas ordinarias" (canciones, cine, series televisadas o novelas policiales), así como también con los compromisos militantes. El libro se despliega en una diversidad de aspectos asociados que podrían reagruparse según dos grandes ejes: 1) en primer término, uno que se relaciona con las vicisitudes contemporáneas de la crítica social y de sus reformulaciones, como, por ejemplo, la pareja dominación/emancipación a través de la polaridad entre los enfoques de Pierre Bourdieu y de Jacques Rancière, las relaciones entre sociología crítica y sociología pragmática, las convergencias y tensiones entre las obras de Michel Foucault y de Pierre Bourdieu, o las vías de relanzamiento de la crítica al capitalismo; 2) y otro eje que reúne una serie de clarificaciones epistemológicas relacionadas con las conceptualizaciones críticas: sus presupuestos antropológicos, sus filosofías de la historia implícitas, sus relaciones entre lo micro y lo macro en la perspectiva de redefinición de un nuevo enfoque de lo global, o también las relaciones entre ciencias sociales, valores y compromiso.

En este artículo trataremos de abordar de modo sintético sólo tres dimensiones de los análisis propuestos: el nuevo estilo de teoría comprometida, el terreno de las relaciones entre crítica de la dominación y de la emancipación, y por último, el recurso a la reflexividad sociológica con respecto a las presuposiciones implícitas.

 

¿Un nuevo estilo de teoría globalizante?

El libro arriba citado abre su camino buscando un nuevo estilo de teoría general en las ciencias sociales, un estilo de teoría que por un lado se demarca de la relación tradicional a la conceptualización: el estilo sistemático (o totalizante), en el sentido de "sistema filosófico" de Hegel, del "marxismo" o, más recientemente, del "bourdieusismo". En este marco clásico, las críticas, las objeciones, los nuevos problemas detectados y los nuevos terrenos investigados son integrados al sistema, afinándolo quizás, pero sin cuestionar su coherencia, sino todo lo contrario. Sin embargo, por otro lado se trata de rechazar igualmente los escollos que dificultan todo esfuerzo de globalización, como la fragmentación "post-moderna" del sentido, el confinamiento en la ultra-especialización o la reclusión en una micro-sociología.

Où estpassée la critique sociale? se lanza entonces a la búsqueda de un estilo de teoría globalizante, pero sobre una base pragmática y artesanal. Ciertamente continúa buscando alimentos en los dos grandes tipos de escollos detectados —el apego al procedimiento totalizador y las lógicas postmodernas de la diseminación—, pero tratando de desplazarlos en una nueva configuración. Es así como se inspira en las fragmentaciones postmodernas para lograr una mayor movilidad conceptual, porque no se propone necesariamente integrar todas sus investigaciones en un mismo marco conceptualmente coherente. Y en la medida en que va desplazándose hacia nuevos problemas y nuevos terrenos, también va forjando nuevos conceptos, más o menos asociados con los antiguos. Al desplazarse de este modo, recupera una parte de los trabajos anteriores, pero también deja de lado otra parte, aunque sin invalidarla. De este modo los antiguos problemas se dejan en suspenso y los nuevos son tratados con otras herramientas. La perspectiva de "la teoría como caja de herramientas", promovida y sobre todo practicada por Michel Foucault (2001, p. 427), ha marcado puntos de referencia decisivos en este plano.

Sin embargo, este procedimiento titubeante y explorador no corta completamente las amarras con los enfoques totalizantes, sino que sólo se esfuerza por rebajar sus pretensiones a la luz de la humildad generada por las ciencias contemporáneas. Por consiguiente, se propone reemplazar una totalización arrogante por una globalización redefinida. De este modo se podrá desprender algo así como una constelación en movimiento llena de lagunas, que no abandone la preocupación por lo global, pero sin sucumbir a los encantos incontrolados de lo total. El resultado, cada vez provisorio, no se presentaría entonces como un "todo" encerrado en sí mismo, sino que desbordaría el estado de los saberes verificados y verificables, en búsqueda de una cartografía global. En efecto, se puede pensar que le resulta útil a la sociología situar los diferentes saberes producidos en sus indagatorias en el seno de un paisaje global, evitando la fragmentación de saberes cada vez más especializados, pero sin la pretensión de verlo "todo" de una vez. Procediendo de este modo, la cartografía global se alimentaría de las encuestas, pero desbordándolas al mismo tiempo y abriendo nuevas pistas para otras encuestas que podrían desplazar las líneas de la cartografía global. Estructuralmente, este procedimiento desemboca en construcciones en movimiento, provisorias, parciales y plagadas de insuficiencias.

Las propias modalidades de escritura y de organización de la obra referida tratan de participar en esta empresa de reformulación del estatuto de lo teórico. Por eso se puede hablar de un libro-taller. En efecto, la obra se asemeja a un taller conceptual, epistemológico y metodológico, atento a las exploraciones y sondeos constitutivos de toda investigación en proceso. Así, una galaxia de problemas teóricos se perfila a través de las diferentes canteras abiertas y de sus interferencias. Una de las herramientas principales de esta transversalidad globalizante, aunque no confinada en un sistema, está constituida por los diálogos transfronterizos entre una pluralidad de "juegos de conocimiento" y de "juegos de lenguaje".

La sociología, la filosofía, las culturas ordinarias y los saberes militantes son aprehendidos como registros culturales autónomos, esto es, como diversos "juegos de lenguaje" en un sentido inspirado por Ludwig Wittgenstein, quien en sus Recherches philosophiques (2004, parte, 1, § 23, p. 39) escribe lo siguiente: "La expresión 'juego de lenguaje' debe destacar aquí que hablar un lenguaje forma parte de una actividad o de una forma de vida". Un empleo epistemológico de estas caracterizaciones, como el desarrollado por el biólogo Henri Atlan (1986, pp. 271-293) con la noción de "juegos de conocimiento", nos orienta entonces hacia dos direcciones:

1) una autonomía de estos registros culturales basados en "formas de vida" y de "actividad" diferentes, sin excluir zonas de intersección entre los mismos;

2) una productividad cognitiva constituida por préstamos y traducciones recíprocas, y por la transferencia de un problema o de una noción de un "juego de lenguaje" a otro con implicaciones de un desplazamiento del uso, en el marco de una forma "de actividad" distinta, y por lo tanto, un desplazamiento del significado (si es que seguimos al "segundo Wittgenstein" cuando afirma que la significación viene dada por el uso).

Por consiguiente, no estamos proponiendo tratar estos registros culturales como inmersos en una gran "totalidad cultural" indistinta, en un gesto "post-moderno", o según la lógica del "todo es político" —como se decía en la revolución del sesenta y ocho—, sino de considerar pasajes transfronterizos entre los mismos a partir del reconocimiento de sus especificidades y autonomías respectivas.

Así, por ejemplo, desde el punto de vista de las ciencias sociales, el trabajo sobre un material filosófico, cancionero, cinematográfico o militante no puede pretender reemplazar el momento fundamental de la confrontación con la investigación empírica. Pero puede proporcionar pistas heurísticas (Corcuff, septiembre 2010 y marzo 2014). Hablar de pistas heurísticas no significa que este material inusual para la sociología deba servir como conductor de generalizaciones apresuradas y abusivas. De la misma manera, hay que desconfiar de las inducciones rampantes tendencialmente asociadas a tales tipos de materiales. Se trata más bien de alimentar la "imaginación sociológica" —tan importante para el sociólogo americano Wrigth Mills (2006)— en relación con los riesgos de rutinización, de burocratización y/o de una especialización excesiva de la actividad científica. Y a la inversa, los creadores (de canciones, de cine...) y los militantes podrían sacar de estos cruces transfronterizos recursos nuevos para sus respectivas prácticas. En cuanto a los filósofos, podrían controlar mejor su propensión a las generalizaciones desbordadas en la confrontación con los saberes empíricamente regulados e históricamente contextualizados de los sociólogos.

Por lo demás, formulo la hipótesis de que tales interferencias entre diferentes "juegos de lenguaje" y "juegos de conocimiento" son susceptibles de generar destellos de inteligibilidad que no hubieran podido generarse en una relación exclusivamente "interna" a los mismos. Es así como esta contribución cognitiva podría encontrar traducciones propiamente políticas, contribuyendo a lo que Sandra Laugier (enero-febrero 2012, p. 61) llama de modo auspicioso una "política de lo ordinario", justamente enriquecida por estos contactos con las culturas ordinarias o con las prácticas militantes. Este enfoque no pone en cuestión la cientificidad de la sociología, sino todo lo contrario, ya que más bien se esfuerza por proveerle nuevas fuentes de alimentación, las cuales se reinscriben en la lógica autónoma de la producción científica de saberes (y de la generación de instrumentos conceptuales, metodológicos y epistemológicos de producción y de control de tales saberes). Lo que se critica no es la legítima y necesaria autonomía de las ciencias sociales, sino la ilusión cientificista de su completa autosuficiencia.

 

El terreno de las relaciones entre sociología crítica de la dominación y la filosofía de la emancipación

La crítica social puede considerarse como un desciframiento de lo negativo en el seno de un determinado orden social (dominaciones, pero también explotación, desigualdades, discriminaciones, etc.) En la historia de las teorías críticas, este elemento negativo se ha relacionado frecuentemente con un elemento positivo, particularmente bajo la figura de la emancipación concebida como la salida (por lo menos ideal) de un estado de dominación. Pero el vínculo entre crítica social y emancipación tiende a perderse en el pensamiento contemporáneo, debido particularmente al movimiento de especialización de las disciplinas académicas y los conflictos entre filosofía y ciencias sociales. La tensión entre la sociología crítica de Pierre Bourdieu y la filosofía de la emancipación de Jacques Rancière se presenta como una entrada heurística a este problema.

Pierre Bourdieu ha renovado profundamente las teorías críticas de la dominación en un sentido que podría calificarse como "post-marxista", contribuyendo a pluralizar los modos de dominación (Corcuff, septiembre 2009). Dos conceptos constituyen los ejes de su lectura sociológica de la dominación: el de habitus (las relaciones sociales en el cuerpo y en la mente) y el de campo (las relaciones sociales en las instituciones).

Detengámonos sólo en la noción de habitus, por la que Pierre Bourdieu detecta las marcas no conscientes de las dominaciones sociales en los cuerpos y las mentes de los individuos; marcas susceptibles de poner trabas a sus capacidades. Un pasaje de sus Méditations pascaliennes (1997, p. 203) parece particularmente significativo a este respecto:

El reconocimiento práctico por el que los dominados contribuyen, a menudo sin saberlo, a su propia dominación aceptandoácitamente, por anticipación, los límites impuestos, asume frecuentemente la forma de la emoción corporal (vergüenza, timidez, ansiedad, sentimiento de culpabilidad (...). Ella se traiciona en ciertas manifestaciones visibles, como el sonrojo (o rubor), el embarazo verbal, la torpeza o el temblor, que son otras tantas maneras de someterse, aún a pesar suyo y creyendo actuar en defensa propia3, al juicio dominante.

Jacques Rancière ha señalado algunos elementos implícitos en este ángulo de la dominación sobre las relaciones sociales, partiendo de una perspectiva de emancipación. En una reciente entrevista, este autor nos ayuda a clarificar el problema de las relaciones entre teorías críticas de la dominación y las filosofías de la emancipación, a partir de un cuestionamiento de la crítica situacionista de "la sociedad del espectáculo" de Guy Debord, así como también de la sociología crítica de Pierre Bourdieu. Rancière se expresa del siguiente modo a este respecto:

... ésta es la manera en que toda la tradición crítica marxista revolucionaria ha absorbido cierto número de presupuestos que implican desigualdades: por un lado están los activos, y por otro los pasivos; por un lado están los que sólo miran y por otro los que saben. Lo que grosso modo equivale a decir: por un lado están los capaces, y por otro los incapaces (Rancière, 2009, p. 622).

Para Rancière, los filósofos de la emancipación parten de la posibilidad de la igualdad, apoyándose en las capacidades de los oprimidos, mientras que numerosas teorías críticas parten de la desigualdad y, por lo tanto, de los oprimidos considerados como completamente "incapaces". Ahora bien, habría el riesgo de que la dominación ocupe todo el lugar en las teorías críticas, debido a que los dominados son vistos como totalmente sometidos a la dominación y como "incapaces". En este enfoque abusivamente discriminatorio de los pensamientos críticos, incluso los esfuerzos de emancipación de los dominados tendrían que ser descritos como efectos de una "manipulación" o de una "recuperación" por el "sistema" o, finalmente, como una reproducción torpe de los estereotipos dominantes (la allodoxia de Pierre Bourdieu). De este modo los oprimidos se encontrarían definitivamente encerrados en las cajas de hierro de la dominación, y su emancipación, aunque políticamente proclamada (tanto por Guy Debord como por Pierre Bourdieu), se volvería prácticamente imposible, parque sería incesantemente diferida bajo el pretexto de la presión de las astucias de la dominación.

Estos análisis condujeron a Jacques Rancière a abandonar el terreno de las teorías críticas de la dominación, escogiendo en cierto modo la filosofía de la emancipación frente a los riesgos antiemancipadores vehiculados por la crítica de la dominación. En este punto un sociólogo podría escoger otro camino, porque ¿acaso la emancipación no supone una referencia por lo menos implícita a la dominación, ya que de lo que se trata es de una emancipación de la dominación? ¿Y por qué negarse entonces a decir algo sobre uno de los polos de este par de conceptos? ¿Se puede pensar la emancipación sin referencia alguna a la dominación?

Es así como Jacques Rancière pone al descubierto los puntos ciegos de Pierre Bourdieu. Pero éste, a su vez, pone al descubierto los puntos ciegos de Jacques Rancière, particularmente cuando refiere la manera en que la dominación se inscribe inconscientemente en los cuerpos, hasta el punto de bloquear las capacidades de los individuos bajo formas no controladas, como la vergüenza o el sonrojo. Esta puesta en tensión de una sociología y de una filosofía nos invita entonces a escoger una tercera vía teórica en el interior de un procedimiento específicamente sociológico: esforzarse por tomar como punto de partida tanto las capacidades como las incapacidades de los actores, incluidos los más dominados de entre ellos. A partir de aquí se libraría un espacio para una crítica sociológica comprehensiva (tomando en cuenta el sentido que los actores confieren a sus acciones en un marco intersubjetivo) y pragmática (tomando en serio las capacidades de los actores). Sin embargo, aun así seguiríamos teniendo un equilibrio inestable entre la lógica de las incapacidades y la lógica de las capacidades: es lo que el pensador autodidacta y libertario Pierre-Joseph Proudhon (1977, p. 206) llamaba una "equilibración de los contrarios". Recientemente Luc Boltanski (2009) nos ha proporcionado una versión estimulante de este procedimiento, acercando la sociología crítica a la sociología pragmática. Las investigaciones de Lilian Mathieu (2012) en sociología de los movimientos sociales se inscriben en este mismo espacio problemático. En otros sectores de las ciencias sociales también se han formulado cuestiones similares a partir de corpus conceptuales y metodológicos en parte propios, como es el caso, por ejemplo, de la sociolingüística de PhilippeBlanchet (2013).

Una canción popular francesa, interpretada por Michel Jonasz: "Les vacances au bord de la mer" ("Vacaciones a orillas del mar"),4 nos permitirá adentrarnos de otra manera en el espacio de tensiones abierto entre Pierre Bourdieu y Jacques Rancière. Pero ella va a hacerlo en el "juego de lenguaje" propio de la canción, que es distinto del de la sociología y del de la filosofía.

Esta canción tematiza muy bien, a partir de la experiencia de la desigualdad social, las coacciones y las incapacidades a la manera de la sociología crítica; incapacidades en el sentido de que la carencia de dinero nos vuelve incapaces de hacer ciertas cosas:

Sin embargo, el peso de estas incapacidades no tiende a ocupar todo el espacio. En primer lugar, porque se lo puede mantener a distancia precisamente a través de las palabras críticas de la canción; pero también porque la experiencia de la desigualdad parece dotada de ambigüedades. En efecto, hay también pequeños destellos de felicidad que quedan nostálgicamente registrados, al margen del sentimiento de carencia:

La tensión entre incapacidades e incapacidades, o entre imposibilidades y posibilidades se puede palpar también directamente en una misma estrofa:

El "pese a todo" [quand même] establece una relación entre los dos polos ("un poco deprimidos" [le coeur un peu gros] y lo "bello" [le beau]), que parece cercana a la "equilibración de contrarios" de Proudhon. Podemos interpretarlo como una invitación cancionera a partir de las incapacidades y de las capacidades de los dominados, si se trasplanta su inteligibilidad específica dentro del "juego de conocimiento" sociológico. Tenemos aquí un ejemplo de la manera en que la sociología puede beneficiarse de los destellos de inteligibilidad fabricados en el ámbito de las culturas ordinarias.

 

Presupuestos y reflexividad sociológica

Las ciencias sociales y los enfoques críticos dentro de las mismas son trabajados desde dentro por presupuestos las más de las veces no conscientes que pre-orientan las miradas que proyectan sobre la realidad socio-histórica. Max Weber ya señalaba en su época la imposibilidad de un conocimiento social "desprovisto de toda presuposición" (1965, p. 162).

Frecuentemente estas presuposiciones son incoherentes entre sí en el seno de una misma teoría o en la obra de un mismo autor, pero parecen más ordenadas particularmente cuando se las asocia con los diferentes conceptos y métodos utilizados. Lo propio de la tentación cientificista (que se halla presente, por ejemplo, en la sociología de Nathalia Heinich, 1998, o en la ciencia política que practica Daniel Gaxie, spring 2005), es la creencia de que se puede liberar definitivamente a las ciencias sociales de todos sus presupuestos. En mi libro Où estpassée la critique sociale? examino dos grandes categorías de presupuestos: los que conciernen a las características de los humanos y de la condición humana (es decir, las antropologías filosóficas), y los que se relacionan con las concepciones de la historia y de la articulación de las temporalidades (es decir, los modelos de historicidad). Por lo que toca a Max Weber, se ha interesado en los presupuestos axiológicos relativos a los valores. Habría que explorar también otros presupuestos, como los que se relacionan con el espacio, a los que son más sensibles que nosotros nuestros colegas geógrafos.5

Es así como la sociología se nutriría, las más de las veces implícitamente, de presupuestos antropológicos que no sólo derivan del conocimiento empírico, sino también contribuyen a orientarlo (ver también Corcuff, marzo-agosto 2012). Por ejemplo, los sociólogos tienden a adjudicar a los humanos estudiados ciertas cualidades antropológicas mediante las connotaciones de ciertos términos de base de su vocabulario, como "intereses", "cálculo", "estrategias", "disposiciones", "hábitos", "deseos", "pasiones", "placeres", "identidades", "competencias", "imaginario", "amor", etc.

En mi libro Où est passée la critique sociale? he consignado dos encuestas de clarificación antropológica: una encuesta extensiva y comparativa sobre varios autores, y una encuesta intensiva sobre un solo autor. La primera encuesta versa sobre Karl Marx, Emile Durkheim y Georg Simmel, con algunos ecos en las sociologías contemporáneas del individualismo. De la comparación se desprenden tres antropologías filosóficas: una antropología marxiana de los deseos humanos creadores, una antropología durkheimiana de los deseos humanos frustrantes, y una antropología simmeliana del deseo humano dual. La segunda encuesta versa sobre Pierre Bourdieu. Pueden identificarse en su obra cuatro antropologías filosóficas: una antropología de los intereses, una antropología de la lucha contra la muerte simbólica, una antropología del primado de un cuerpo humano no reflexivo, y una antropología de la libertad relativa mediante el conocimiento de los determinismos sociales.

Se halla en curso otra investigación en el terreno de los presupuestos históricos (ver también Corcuff, marzo 2012), es decir, de aquellos que conciernen a la concepción de la historia y de la articulación de temporalidades (pasado-presente-porvenir). Se está realizando bajo este punto de vista un análisis de las contribuciones y los límites de un nuevo enfoque interdisciplinario y dinámico (en la intersección de la sociología, de la historia y de la ciencia política): la socio-historia (ver en especial Noiriel, 2006). Se reconoce por lo tanto, entre otras, su contribución útil a la desnaturalización de los objetos sociales que asumen las apariencias de realidades "naturales", mediante el recurso a un procedimiento genético ("la génesis de...") Pero frecuentemente un modelo lineal-evolucionista, bajo la modalidad de una sucesión temporal lisa entre pasado, presente y futuro, tiende a restringir su campo de visión. Tales límites demandan, por lo tanto, una pluralización de los modelos de historicidad. Ahora bien, en sus tesis "Sobre el concepto de historia", el filósofo Walter Benjamin nos invita, en la intersección entre el mesianismo judío y un marxismo herético, a trastornar las sucesiones lineales entre pasado, presente y porvenir, denominadas "tiempo homogéneo y vacío" (2000, tesis XIII y XIV, p. 439). El diseña, consecuentemente, otro modelo de historicidad que posteriormente será prolongado, en tiempos más cercanos, por Daniel Bensaïd (2010; ver también Corcuff, septiembre 2010), dejando abiertas las interferencias originales entre recursos del pasado ("la tradición de los oprimidos" en tanto que "pasado oprimido") y las posibilidades del porvenir mediante la acción presente (los "presentes" que deben ser captados). En el marco del registro propio de las ciencias sociales, no se trata, por supuesto, de seguir al pie de la letra esta visión normativa de la historia, sino de someterla a método convirtiéndola en una de las inspiraciones posibles de los modelos de historicidad asumidos en sus investigaciones.

Tanto las antropologías filosóficas como los modelos de historicidad que trabajan desde dentro a la sociología, nutren las conceptualizaciones analógicas que le sirven como herramientas. Así, según Jean-Claude Passeron (2006), la sociología, en tanto que ciencia de la comparación histórica, se desplegaría en un espacio epistemológico atravesado por tensiones entre las ambiciones generalizantes de sus construcciones teóricas y la singularidad de los contextos históricos en cuyo seno se realizan sus observaciones. Todos los conceptos tendrían entonces una dimensión analógica, es decir, señalarían a la vez las semejanzas y las diferencias entre fenómenos sociales pertenecientes a coordenadas temporales y espaciales diversas. Tales conceptualizaciones analógicas tienden a enfocar la atención sobre ciertos aspectos de las lógicas sociales analizadas, dejando otras fuera de la mirada. Si se trabaja sólo sobre la vertiente de las "adecuaciones" al objeto estudiado, dejando de lado su vertiente de "inadecuaciones", se corre el riesgo de una rutinización y de una dogmatización de los conceptos sociológicos (Passeron, octubre-noviembre 1982).

Para asegurar mejor (en el sentido de los alpinistas) el rigor científico de sus procedimientos, los investigadores en ciencias sociales podrían entonces tomar los caminos de la reflexividad sociológica, en el sentido de un retorno reflexivo sobre las diferentes dimensiones intelectuales y sociales que participan en la producción de los conocimientos sociológicos. Dentro de este marco puede perfilarse una doble vía: 1) localizar mejor los ámbitos de validez científica de nuestros análisis mediante el retorno reflexivo sobre nuestros presupuestos (de manera individual, pero sobre todo colectiva, mediante los "controles cruzados" producidos por la discusión científica); y 2) someter a método las cuestiones antropológicas e históricas, haciendo variar los modelos sociológicos que se nutren de hipótesis antropológicas e históricas variadas (bajo la modalidad del "como si"), lo que haría posible el desbroce de nuevos terrenos empíricos. De este modo, la toma de conciencia reflexiva de estos presupuestos, particularmente en un diálogo con la filosofía, permitiría asentar más sólidamente la autonomía científica de las ciencias sociales. Se trata de una vía alternativa a las ilusiones cientificistas.

Los diferentes senderos trazados en esta presentación y, con mayor amplitud, en el libro varias veces antes referido, no tienen destinación única y definitiva. No se trata, por lo tanto, de un trip "postmoderno" que enturbia el panorama desorientando por completo al viajero. Aquí y acullá se destacan puntos de referencia globales, aunque provisorios; se habilitan intersecciones; y emergen interferencias dotadas de sentido.

 

Bibliografía

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Notas

* Traducción al español de Gilberto Giménez.

1Este artículo apareció inicialmente en francés en la revista SociologieS (revista en línea de la Association Internationale des Sociologues de Langue Française), 10 de noviembre 2014, [http://sociologies.revues.org/4813].

3 El autor juega aquí con el modismo francés "à son corps défendant", que contiene el término "cuerpo", considerado como lugar de inscripción del habitus según Bourdieu. Esta connotación es intraducible en español. (Nota del traductor)

4 Letra de Pierre Grosz, música de Michel Jonasz, en el álbum Changer tout (1975).

5 Debo esta toma de conciencia de una de las lagunas de mi trabajo a mi amigo geógrafo Philippe Pelletier (ver, en especial, Pelletier, 2013).

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