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Dilemas contemporáneos: educación, política y valores

versión On-line ISSN 2007-7890

Dilemas contemp. educ. política valores vol.9 no.1 Toluca de Lerdo sep./dic. 2021  Epub 03-Nov-2021

https://doi.org/10.46377/dilemas.v9i1.2899 

Artículos

La Revolución Cubana. Ente dinamizador del proceso de formación nacional en Cuba

The Cuban Revolution. Dynamic entity of the national training process in Cuba

José Armando Rosabal Rodríguez1 

Norge Manuel Larramendi Céspedes2 

Eurelsy Guerra Verdecia3 

Yanet Mesa Chacón4 

Dorelis González Cedeño5 

1Licenciado en Historia y Máster en Ciencias Históricas. Profesor Instructor. Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba, Granma. Teléfono: 53-58059470. E-mail: epccgr@espnl.cc.cu; josearr85@nauta.cu

2Licenciado en Historia y Máster en Ciencias de La Educación. Profesor Auxiliar. Universidad de Granma. Granma. Teléfono: 53-58399067. E-mail: nlarramendic@udg.co.cu

3Licenciada en Historia y Marxismo, y Máster en Ciencias de La Educación. Profesora Auxiliar. Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba, Granma. Teléfono: 53-53787459. E-mail: epccgr@espnl.cc.cu ; eurelsy@nauta.cu

4Licenciada en Educación y Máster en Ciencias de La Educación. Profesor Instructor. Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba, Granma. Teléfono: 53-56540703. E-mail: epccgr@espnl.cc.cu ; yanetmesa@nauta.cu

5Licenciada en Marxismo e Historia, y Máster en Estudios Sociopolíticos. Profesor Auxiliar. Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba, Granma. Teléfono: 54676350. E-mail: epccgr@espnl.cc.cu ; dorelis@nauta.cu


Resumen

El estudio del proceso de formación nacional en Cuba se inserta en el campo de las investigaciones asociadas al caso del problema nacional cubano, es decir, a la indagación del devenir histórico social cubano que nació al fragor de sus luchas emancipatorias, cuyos acontecimientos contribuyeron o no, a la construcción del estado, la nación y nacionalidad cubanas. Para ello se utilizan métodos teóricos y empíricos. Este en particular, ofrece una explicación teórica del condicionamiento económico, político y social en el que se fue forjando el estado - nación, devenido en pueblo - nación cubano, como clara expresión de la voluntad de la mayoría popular, como sujeto colectivo masivo de poder, en el batallar por materializar su proyecto de nación.

Palabras claves: formación nacional; nación; nacionalidad

Abstract

The study of the process of national formation in Cuba is inserted in the field of research associated with the case of the Cuban national problem, that is, the investigation of the Cuban social historical development that was born in the heat of its emancipatory struggles, whose events contributed or not , to the construction of the Cuban state, nation and nationality. For this, theoretical and empirical methods are used. This one in particular offers a theoretical explanation of the economic, political and social conditioning in which the nation-state was forged, which became the Cuban people-nation, as a clear expression of the will of the popular majority, as a massive collective subject of power. , in the battle to materialize their national project.

Key words: national construction; nation; nationality

Introducción

Desde el punto de vista teórico, el tratamiento al tema de los procesos de formación nacional; es decir, al estudio de los procesos de construcción, no solo del estado, sino de la nación y su correspondiente nacionalidad; así como la importancia de estos elementos en la concepción del estado - nación y el pueblo - nación como colofón de este proceso, al que los teóricos se refieren como cuestión nacional o problema nacional, resultan una interesante arista a tratar, máxime cuando se trata de la construcción de conceptos en desarrollo, en cuyo debate incursiona un grupo importante de especialistas de la comunidad científica internacional.

El interés de los especialistas en esta temática está marcado por la necesidad de definir una conceptualización en torno al problema nacional cubano, y marcar un algoritmo para la comprensión de las especificidades de estos procesos según las regiones históricas que se estudien. Así mismo, en la comprensión del fenómeno puede percibirse una diversidad de aristas, pues existen tantas teorías como corrientes del pensamiento político, económico y social contemporáneo. Ante esta situación, se impone la concepción de una hipótesis que explique el caso cubano, atendiendo a que en términos de formación nacional, este no se parece a otros, ni los otros casos tienen las especificidades del cubano. El estudio de los aportes del proceso de transculturación, del surgimiento de un pensamiento cubano, de la herencia ideológica legada por los padres fundadores de la nación y nacionalidad cubanas, y el historial de estadíos de explotación colonial y neocolonial, constituyen espacios para reflexionar al respecto.

Cabe destacar, que para ilustrar el cómo se ha delineado el proceso de formación nacional en Cuba, a partir de la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad, es imposible no hacer mención a la última estapa de liberación nacional y sus consecuencias para este. Igualmente, resulta necesario abordar el pensamiento político y económico de Fidel Castro Ruz, y sus aportes al proceso de formación nacional en Cuba, referente teórico que resume un proyecto de nación pensado para Cuba y los cubanos, por varias generaciones de líderes revolucionarios.

Esta investigación, en particular, propone un acercamiento al asunto, tomando como punto de partida al análisis de algunas particularidades del proceso revolucionario cubano. Esto se debe, a que los aspectos económicos, políticos y sociales que distinguen el actual modelo sociopolítico cubano, tienen sus orígenes en las luchas por su independencia y soberanía nacionales.

En tal sentido, el presente trabajo titulado: “La Revolución Cubana. Ente dinamizador del proceso de formación nacional en Cuba”, constituye una acercamiento necesario a los estudios de la temática, entre otras cosas, por el valor histórico, filosófico, político, económico y social, que reviste en los momentos actuales para la teoría y prácticas revolucionarias universales. Es, además, un instrumento para la emancipación política, económica y social de los estados nacionales, aun sometidos al dominio neocolonial de potencias extranjeras, a partir de la interpretación de las esencias del caso cubano.

Diversos autores han abordado el asunto de los procesos de formación nacional, entre ellos: Aksin (1983), Luxemburgo (1998), Pérez (2000) , et.al. Estos analizan integralmente los aspectos de la teoría de la formación nacional, basados en su relación con la dimensión política inherente a los procesos emancipatorios de los pueblos, y con ello, a las categorías independencia y soberanía.

Vale comentar, que en el proceso de búsqueda, análisis y síntesis del contenido, se apreció una evolución teórica del objeto de estudio, fundamental para el debate de las singularidades del caso cubano. Obviamente, estas singularidades no son evaluadas por los especialistas antes enunciados, pues no constituyen su objeto de estudio. Se concentran más bien en la teorización de la formación de los estados modernos y sus diferentes paradigmas, vinculados a las categorías soberanía y nación.

Desarrollo

Ante esta situación, se plantea como problema científico el siguiente: insuficiente estudio del proceso de formación nacional en Cuba, en su relación con la Revolución Cubana como ente dinamizador.

Por tal motivo, el objetivo del presente es: explicar los elementos que distinguen al proceso de formación nacional en Cuba, en su relación con la Revolución Cubana como ente dinamizador.

De modo particular, se utilizan los métodos de investigación científica del nivel teórico del conocimiento, entre ellos:

  • Analítico-sintético: para lograr, a través del cotejo de las diferentes fuentes, una exposición de resultados fruto de un riguroso procesamiento, en el que el científico extrae una síntesis que será de utilidad en la confirmación de una concepción determinada respecto a la hipótesis planteada.

  • Inductivo-deductivo: para el análisis de los procesos, que por su distancia en el tiempo, pueden carecer o no de fuentes suficientes para su conocimiento, arribándose a conclusiones firmes partiendo de supuestas respuestas que da el autor, confirmadas más tarde por hallazgos fidedignos favorables a la solución del problema científico y la hipótesis formulada.

  • Hipotético-deductivo: para adecuar la solución del problema planteado a partir de la coordinación con la hipótesis empleando las potencialidades que brindan las herramientas teórico-metodológicas).

  • Histórico-lógico: para analizar los hechos históricos a través de la secuencia histórica de los acontecimientos apreciándolos cronológicamente.

  • Analógico-comparativo: para someter la información que se recopila un proceso de valoración, evitando tomar de las fuentes consultadas interpretaciones tergiversadas sobre el objeto de estudio.

  • Retrospectivo: para efectuar el análisis los fenómenos ocurridos, desde el presente pero apreciándolos en su momento histórico concreto, con todas las particularidades propias del mismo.

También se utilizan en la investigación diferentes métodos empíricos, como los que siguen:

  • Bibliográfico-documental: para adquirir valiosos criterios historiográficos e informaciones variadas, obteniendo elementos para establecer comparaciones que conduzcan al esclarecimiento oportuno del problema científico.

  • Triangulación: a partir de la comparación entre los resultados que se van alcanzando en la solución del problema a resolver, cotejándolos con los de otros autores que hayan tratado aspectos medulares con alguna vinculación a la temática que se trata.

Podemos afirmar, que el proceso de formación nacional en Cuba está marcado por el proceso emancipatorio cubano, orientado hacia el logro definitivo de la independencia y soberanía nacionales; de manera, que la formación de la nación y nacionalidad cubanas no cesaron con la fusión etnocultural definida por el investigador Fernando Ortiz como “ajiaco cubano,” sino que se enriqueció con cada etapa de luchas del pueblo cubano por su verdadera autonomía, y se consolidó con la institucionalización legitimada por el pueblo.

En términos generales, el cubano se definió biológicamente, sobre la base del entrecruzamiento genético de los diferentes componentes raciales. También coloreó la maduración de una conciencia autóctona, que partió de la asunción por los criollos, de intereses comunes de índole económicos, políticos y sociales, matizados por hábitos, costumbres y tradiciones cercanas a la tierra que les vió nacer, y alejadas de la de sus padres íberos. Esta situación se acentuó en la medida en que los criollos se arraigaron aún más a su patria, conduciendo a la aparición de los rellollos, la “gente de la tierra” más identificada con Cuba, descendientes de criollos, cuyos vínculos con la metrópoli se concentraron en aspectos comerciales.

Los criollos y rellollos entraron en contradicciones con los colonialistas españoles, convertiéndose en exponentes de las primeras manifestaciones de nacionalismo. Fueron, por tanto, portadores de un pensamiento renovador visible en los individuos, cuando los procesos de formación nacional han alcanzado avanzados niveles de desarrollo. Los nativos asumieron un conjunto de ideas y principios defensivas de lo nacional, contrapuestas a las de los entes foráneos que detentaban, entonces, el poder económico y político.

Estos elementos condujeron inexorablemente a la gestación de una situación revolucionaria basada en contradicciones de clase que generaron, como única alternativa para su solución, el estallido de la revolución social, en octubre de 1868. Con ella, los criollos hallaron la oportunidad para delinear los matices de la nación que querían para sí mismos; es decir, encontraron la oportunidad para proponerse la construcción de un proyecto sociopolítico común, independiente, soberano, democrático y próspero.

Lo anterior tiene fundamentos lógicos, pues: La construcción de los fines de un proyecto sociopolítico, expresa el resultado de un proceso de idealización como alternativa crítica ante el estado de las cosas existentes en la realidad inmediata. Los proyectos sociopolíticos, al ser reflejos de necesidades e intereses múltiples de la vida social, se manifiestan en fines múltiples y precisamente son la integración de estos fines argumentados desde el pasado (aquí hay que tener en cuenta no solo las condiciones económicas de partida, sino la historia, las tradiciones culturales, etc.), en el presente y hacia el futuro es lo que constituye el contenido del proyecto sociopolítico (Duharte, et.al., 2006, p.284).

Como condición angular para el pleno desarrollo del proceso de formación nacional en Cuba, se impuso la eliminación de todas las ataduras que subordinaban el poder estatal representativo de la nación, al poder de cualquier potencia extranjera. Esto era necesario para desbloquear el derecho de sus ciudadanos a ejercer la legítima soberanía nacional, entendida como el derecho de los civitas a elegir a sus gobernantes sin manifestaciones de injerencia política de una potencia extranjera.

También se traduce en el hecho de que el proceso de formación nacional en cualquier país, requiere como condición básica, el que sus ciudadanos tomen participación en los procesos sociales que marcan los destinos nacionales, en lo económico y lo político. En Cuba, los primeros intentos por lograr la materialización de esta realidad, se dieron con el inicio de las guerras por su independencia, el 10 de octubre de 1868.

La madurez cultural e ideológica de un pueblo, puede considerarse como parte del condicionamiento subjetivo de toda revolucion social. Puede interpretarse que la cultura es la forma en que una sociedad se relaciona con su pasado, presente y futuro. De la misma manera, podemos afirmar, que la cultura cubana descansa en un conjunto de ideas que nutren la ideología de la Revolución Cubana, por cuanto los cubanos han construido al fragor del combate emancipatorio, un sistema de normas, principios, valores y concepciones universales que los definen como tal.

La concepción ideológica independentista radicalizada por Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, en su lucha contra la opresión del poder colonial español, fue heredado por la juventud revolucionaria de los años ´30 del pasado siglo XX, en las personas de Raúl Martínez Villena y Julio Antonio Mella, y en la década del ´50 de la misma centuria, por la Generación del Centenario, bajo la conducción política de Fidel Castro Ruz. El pensamiento político de cada una de estas generaciones de luchadores revolucionarios independentistas, exhibió marcadas similitudes, coincidentes en las siguientes consideraciones:

  • Necesidad de independencia económica, como condición indispensable para obtener la política.

  • La independencia económica depende de una ruptura radical con cualquier tipo de ataduras a toda potencia extranjera, que practique la injerencia política a partir de las presiones económicas.

  • La ruptura al sometimiento económico por entes no nacionales, garantiza la soberanía del estado en el ejercicio de gobierno.

  • Con el logro de la soberanía estatal se abre paso a la consolidación del estado - nación, donde los ciudadanos, con independencia de su color de la piel, sexo, edad o procedencia social, participan de la vida política de la nación.

  • Con el fortalecimiento del estado - nación, en condiciones de plena independencia y soberanía, se abre el camino a la erradicación de problemáticas que lo laceran socialmente, y se aglutina al pueblo en la contrucción de los destinos colectivos.

La actividad social absorve la actividad política y la económica, pues tanto la política como la economía, forman parte de la actividad humana que se desarrolla en la sociedad, son fruto del proceso de producción y reproducción material del sujeto social. De aquí, que el ideal de desarrollo de una revolución social, cuyas aspiraciones cimeras respondieran a los intereses colectivos de la ciudadanía, haya estado presente a lo largo del proceso formativo del pensamiento cubano, de su ideología nacional y de sus ideólogos.

El pensamiento político y económico de Fidel Castro Ruz, fruto de la herencia ideológica de sus antepasados, y por tanto, continuador de las luchas por la independencia y soberanía nacionales en Cuba, posibilitó la concepción de una estrategia para lograr el objetivo común del pueblo cubano. Se basó en la necesidad histórica de llevar a cabo la lucha armada, con apoyo popular, como vía principal para obtener el poder político.

El triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, significó no solo el fin de las hostilidades, sino también, el punto de partida para iniciar el proceso de transformaciones democráticas, populares, agrarias y antiimperialista, que requería el país para hacer realidad la idea de lo nacional, ya que para ese tiempo: "Cuba no es nación aun, porque carece de aquella unidad funcional en su economía, necesaria para presentarse como un todo, para bastarse a sí misma. En una palabra, Cuba permanece en estado colonial" (Duharte, et. al, 2006, p.289).

Como condición para lograr que la ley primera de la República de Cuba fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre, se impuso movilizar al pueblo y convertirlo con ello en sujeto de poder, legitimando con su participación los procesos sociopolíticos y económicos que se emprendieron. Era indispensable, además, transformar el modo de producción, y con ello, la superestructura social. Esto se explica en el hecho de que: Supeditada al capital extranjero, la estructura económica cubana es un aparato que no sirve a necesidades colectivas de dentro, sino a rendimientos colectivos calculados por y para los de fuera, pues la coordinación de las fuerzas productivas cubanas se ofrece como la primer trinchera a conquistar... (Duharte, et. al, 2006, p.289). He aquí el vínculo irrefutable que descansa en la relación dialéctica entre economía, política e ideología. A lo largo de su proceso revolucionario, el pueblo cubano había construido un sistema de ideas, principios y valores que dibujaron la forja de su nación y nacionalidad. Esta partió de la evolución de una cultura de resistencia reflejada en el sistema de ideas revolucionarias, aspectos superestructurales que no coincidían con la base económica neocolonial, la que había que reformar con urgencia.

Bajo estas condiciones, el socialismo emergió como la opción para resolver los problemas planteados por Fidel Castro Ruz, en 1953, en el alegato de autodefensa titulado, “La Historia me Absolverá”, donde expresaba:

  • Cuba, con una población de cinco millones y medio de habitantes, tiene más desocupados que Francia e Italia.

  • El 90% de los niños del campo está devorado por parásitos (...).

  • Las Escuelas Técnicas y de Artes Industriales, en Cuba, no pasan de seis. Los muchachos salen con sus títulos sin tener donde emplearse (...).

  • ... dos millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y dos millones ochocientos mil de nuestra población rural y suburbana, carecen de luz eléctrica.

  • Cuba sigue siendo una factoría de materia prima. Se exporta azúcar para importar caramelos, se exportan cueros para importar zapatos, se exporta hierro para importar arados. (...)

  • ... el 85% de los pequeños agricultores cubanos está pagando renta y vive bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas. Más de la mitad de las mejores tierras de producción está en manos extranjeras (Duharte, et.al, 2006, p.290 ).

El ideal de la nueva sociedad caracterizada por la igualdad y justicia sociales, en el proceso revolucionario cubano, tenía que erigirse con el diseño de una estructura socioeconómica nacional, promovente de una distribución equitativa de la riqueza social. Impulsar el diseño de esta nueva estructura económica y social, en plena armonía con la política, fue condición para el triunfo de la Revolución Cubana y la continuidad del proceso de formación nacional en Cuba.

Las primeras transformaciones revolucionarias, encaminadas a solucionar los problemas enunciados en el “Programa del Moncada,” tuvieron un profundo carácter democrático, popular, agrario y antiimperialista; por tanto, en el caso de Cuba, las primeras acciones políticas que en 1959 debía ejecutar el gobierno provisional de la República de Cuba, para continuar el proceso de formación nacional, descansaron sobre las problemáticas declaradas en “La Historia me Absolverá” y sus soluciones. Estas fueron:

  • La industrialización del país (nacionalización de los resortes económicos del país).

  • La educación (erradicación del analfabetismo).

  • La salud (mitigación de los elevados índices de insalubridad en la sociedad).

  • La tierra (con la eliminación del latifundio, lograr una distribución racional y justa de la tierra entre los ciudadanos cubanos decididos a trabajarla).

  • La vivienda (eliminación de los excesivos precios de renta y una distribución racional y justa de la propiedad inmobiliaria).

  • El desempleo (creación de puestos de trabajo, eliminando el favoritismo que representaba el incentivo a la emigración blanca foránea y la consiguiente discriminación de los empleados nacionales).

El proceso de conversión de la propiedad privada a la propiedad estatal socialista, tuvo un fuerte arraigo popular. Por primera vez, un gobierno nacional formado por cubanos, en condiciones de plena independencia y soberanía, respondía a la solución de las demandas históricas de las clases populares, viéndose éstas reflejadas en el proceso transformador que tenía lugar en lo económico, político y social.

La respuesta otorgada a tales demandas condujo a alcanzar trascendentales conquistas como el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas, el derecho de los trabajadores a vacaciones pagas, tarifas justas de electricidad y servicio telefónico, acceso universal y gratuito a la educación, la salud, la cultura, el deporte, la asistencia y seguridad social, la tranquilidad ciudadana, el proceso de emancipación de la mujer, convertida en una Revolución dentro de la Revolución. Suponía además, la extinción de la corrupción política y administrativa, del gansterismo y otros flagelos.

La fuerza popular de las transformaciones empujó el principal proceso democrático que clasificó como antiimperialista, el proceso de nacionalizaciones. Debe precisarse, que el pueblo cubano no se convirtió al antiimperialismo en el año 1959, era antiimperialista desde mucho tiempo antes, toda vez que el imperialismo norteamericano dejó bien clara su intención de apoderarse de Cuba, por fines geopolíticos y económicos, a costa de un elevado costo económico, político y social para Cuba.

En esas condiciones: “... en el espíritu colectivo surge intenso y preciso el apetito de gozar de autonomía nacional y el ambiento físico - social brinda los materiales adecuados para elaborar el andamiaje económico que ha de sustentar aquella economía” (Duharte, et.al, 2006, p.289).

En estas condiciones históricas, la independencia económica del país fue clave en el curso de la Revolución Cubana y su proceso de formación nacional. Esta se erigió en móvil del proceso de formación nacional, existiendo la necesidad de romper los nexos con los principales actores económicos y políticos norteamericanos, que tomaban las decisiones en nombre del pueblo cubano. Como en la actualidad, en la década del 1960, las transnacionales norteamericanas ejercían gran influencia en la política internacional, y una presión considerable sobre los gobiernos de las naciones subdesarrolladas. Al igual que en otros Estados latinoamericanos, en Cuba figuraban las petroleras Standard Oil, Esso, Shell y Texaco. Así mismo, eran dueños de la Compañía Cubana de Electricidad, de The United Fruit Company, la que poseía 36 centrales azucareros al momento de su nacionalización, poseían una amplia la red de ferrocarriles, The Cuba Railroad Company, entre otras.

Esto explica, por qué el período de tránsito del capitalismo al socialismo, estuvo precedido por una revolución democrática, popular, agraria y antiimperialista, enlazada intrínsecamente al carácter capitalista neocolonial de la sociedad cubana prerrevolucionaria. Su contenido fundamental fue la conquista de la liberación frente a los Estados Unidos.

La radicalización con que se llevó a cabo este proceso, se debe al rol desempeñado por Fidel Castro Ruz, principal impulsor de la construcción de la nación cubana desde la comprensión del momento histórico en que desplegó su obra económica, política e ideológica. La implementación de nuevos elementos en la labor de dirección política de la sociedad, requirió la incorporación de métodos de dirección política que contribuyeron a consolidar la participación popular, en función de la unidad política de los cubanos.

En la transformación de la realidad social cubana, el Gobierno Revolucionario aprobó la puesta en práctica de políticas, métodos y principios económicos y sociales, vitales para garantizar el éxito del proceso de construcción nacional. Entre ellos se destacan el sistema de dirección y planificación de la económía, y el desarrollo de las formas cooperativas de producción.

La creación de una base económica socialista, determinó el fortalecimiento de la alianza obrero-campesina, y la conformación de una nueva estructura social del país, que aglutinaba a todos los individuos en su participación en la construcción social socialista, acompañada del fortalecimiento de los servicios públicos y la adquisición de las conquistas sociales alcanzadas. Los sueños de igualdad y justicia sociales se hicieron realidad, en la medida en que la riqueza común creada colectivamente, atesorada en las arcas del Estado, se distribuía en comunidad de manera equitativa.

La inclusión en el presupuesto del Estado, de las partidas para gastos sociales, propinaron una elevación de la calidad de vida del pueblo, afianzada en la ejecución de programas para impulsar el desarrollo económico de la nación. La conciencia popular se orientó hacia el incremento de la producción de bienes y servicios, como única vía posible para obtener una mayor y mejor distribución de la riqueza colectiva.

La genialidad del pensamiento económico, político y social de Fidel Castro Ruz contribuyó a construir un sistema sociopolítico acorde a las necesidades del pueblo - nación cubano, con la capacidad de adaptarse a la dialéctica revolucionaria. Previó la creación de un conjunto de: ...organizaciones, organismos e instituciones partidistas, estatales, juveniles de masas y socioprofesionales, para dirigir el proceso de construcción de la nueva sociedad y servir de vehículo a la participación, cada vez más activa, de las masas populares en la dirección de los procesos políticos, económicos y sociales ... (Duharte, et.al, 2006, pp.301-302).

El pueblo - nación emergió, en este caso, como un producto más acabado en el proceso de formación nacional en Cuba. Desde el punto de vista teórico - conceptual, es una fase superior a la del estado - nación. Al analizarlo, puede constatarse que no se está exclusivamente en presencia del Estado, como estructura jurídica creada por las comunidades humanas para llevar a cabo la dirección de los procesos políticos, económicos y sociales, a través de mecanismos de dirección, planeación, control y aquellos cohercitivos.

Tampoco se está en presencia absoluta de la nación, como comunidad homogénea de individuos que comparten valores etnoculturales, tales como origen étnico, tradiciones culturales, idioma, actividad económica, religiosidad, modos de actuación, etc. Esto porque existe una estructura jurídico - política diseñada para dirigir los procesos de esta naturaleza.

Atendiendo a las particularidades de este proceso revolucionario, se construye un concepto más cercano a su realidad, el de pueblo - nación. Se trata de la nueva estructura sociopolítica surgida mediante el contacto directo del pueblo, como sujeto político autodirigido, y sus representantes, quienes conviven en un espacio geográfico donde existe similitud de rasgos etnoculturales entre sus componentes, y cuyos esfuerzos se concentran en la consolidación de un proyecto sociopolítico común de desarrollo colectivo.

Entran en vigor nuevas vías y formas de dirección política basadas en fundamentos colectivos más inclusivos. No será más el Estado por sí solo, quien decida los destinos políticos de la nación. Tampoco el estado - nación, quien a través de una participación política moderada entre sus entes sociales, abra el juego a una participación social limitada en la vida política y económica de la sociedad.

Se trata, en este caso, del pueblo - nación, como estructura política, económica y social de autodirección colectiva, donde el pueblo se erige en sujeto colectivo masivo de poder, en franco proceso de retroalimentación con las estructuras de gobierno, por este establecidas, en los diversos procesos de toma de decisiones.

Las reformas de la transición deben lograr un equilibrio entre los métodos y los objetivos socialistas. El problema central se encuentra referido; por tanto, a la inserción del hombre en dicho sistema, al permitirle una mayor participación en la toma de decisiones, al elevar su nivel de vida y con ello, el interés individual (Lenin, 1977, pp.182-183).

El proceso revolucionario cubano y las particularidades del proceso de formación nacional en Cuba son una muestra de la realidad que a futuro puede primar en otro países de Latinoamérica, un prototipo posible para los países donde las fuerzas de izquierda toman auge, gracias a la organización lograda entre los movimientos sociales progresistas y los entes políticos de izquierda en las estructuras de gobierno; tales son los casos de Nicaragua, Venezuela, Argentina y Bolivia. En ellos, el Estado fue incapaz de controlar la rebelión popular contra los regímenes sociopolíticos y económicos por este impuesto, figurando por tanto, como estructuras obsoletas para la organización de los procesos sociopolíticos. Se trataba de estructuras económicas y políticas antinacionales, que respondían a un orden social injusto y excluyente, que ha nacido de plataformas neoliberales impuestas por las potencias imperialistas.

Las condiciones objetivas y subjetivas para el tránsito hacia el estado - nación, van madurando en el seno de estos estados nacionales, gracias a la acción conjunta de los partidos políticos y movimientos sociales de izquierda, quienes coordinan acciones y complementan estrategias de trabajo, para lograr obtener el poder político; solo así podrán las naciones decidir su futuro, a través de estructuras de poder político legitimadas por la fuerza moral del pueblo.

Lo que acontece en Cuba trasciende al mundo, por las lecciones que brinda para quienes luchan a diario por su verdadera independencia y soberanía nacionales. No podemos afirmar que el proceso de formación nacional ha concluido, pues las transformaciones revolucionarias siguen su curso. El pueblo continúa su transformación como protagonista de tales cambios, pues en su imaginario, este aún no se concibe completamente, como sujeto colectivo masivo de poder, aunque las estructuras de gobierno que lo representan promuevan dicho status; por ello, en una fase más acabada de las relaciones políticas, que vendrán a percibirse en aquellos Estados donde la conciencia social, ha madurado a favor de las transformaciones que favorecen a la mayoría, las masas populares devenidas en pueblo, como sujeto colectivo masivo de poder, podrán transformar la vida política y socioeconómica en su espacio geográfico.

La transformación de la vida política y socioeconómica se hará mediante un dialéctico ejercicio de poder político, en el cual habrán de desterrar todo vestigio de sometimiento al capital extranjero y su habitual injerencia política. El pueblo modelará, de esta forma, su independencia y soberanía nacionales, tomando las riendas de los destinos comunes de sus connacionales, fomentándose así como pueblo - nación.

Hablamos de una estructura política y socioeconómica, que en condiciones de independencia y soberanía nacionales, se autodirige bajo el principio de la retroalimentación de los procesos políticos, económicos y sociales entre dirigentes y dirigidos. La base de esta retroalimentación está en la consulta popular de cada microproyecto constituyente del macroproyecto que es la formación nacional, sobre la base estructural del pueblo - nación.

La lucha de los partidos políticos y movimientos sociales de izquierda en Latinoamérica, contra las plataformas de pensamiento neoliberal instrumentadas por las fuerzas de derecha, son el primer indicio de que ha comenzado la marcha por echar a tierra los regímenes estatales antinacionales; con ello, se derribarían siglos de explotación colonial, neocolonial y su consiguiente subdesarrollo, logrando para sí una estructura nacional promotora de la igualdad y justicia sociales.

La ofensiva de la derecha neoliberal en estos territorios se torna cada vez más violenta, por la desesperación de esta ante la posibilidad, de que el orden injusto y desigual que ha imperado por siglos sea derrocado por los partidos políticos y movimientos sociales de izquierda. La lucha será corta en algunos casos y en otros larga, depende de cuan arraigada esté la herencia cultural de los pueblos en su proceso de formación nacional, y de la coordinación de sus organizaciones de lucha. Dependerá además, de la fuerza de la memoria histórica y la fuerza ideológica de los entes políticos y sociales proponentes del cambio social.

En este escenario, Cuba y su proceso de formación nacional, desbordado en el proceso revolucionario cubano, que tiene en la actualidad como objetivo principal fomentar su independencia y soberanía nacionales, se erige como modelo a seguir para otras naciones que en el mundo afrontan las consecuencias de siglos de expoliación por el capitalismo brutalmente salvaje y devorador.

La Revolución Cubana como ente dinamizador del proceso de formación nacional en Cuba, es un faro de luz que guía a los pueblos del mundo hacia su verdadera emancipación.

Conclusiones

Como conclusiones del trabajo se presenta que:

  1. El proceso de formación nacional en Cuba tiene como base al proceso de transculturación, el que definió el origen étnico de criollos y rellollos, de quienes surgió un pensamiento político, económico y social, enfocado en la independencia y soberanía definitivas de la metrópoli española, bajo el principio del colectivismo.

  2. El proyecto sociopolítico cubano, hilvanado por la genialidad del pensamiento martiano, marxista - leninista y fidelista, puede concebirse como el algoritmo para materializar la independencia y soberanía nacionales, toda vez que se emprendió un proceso de justicia social y desarrollo autóctonos, legitimado por un amplio programa de transformaciones políticas y socioeconómicas, que vieron la luz en un oportuno proceso emancipatorio.

  3. El proceso de formación nacional en Cuba ha evolucionado pasando de la fase de estado - nación, a la de pueblo - nación, aspecto corroborado por la participación decisiva del pueblo, convertido en sujeto colectivo masivo de poder, en las decisiones estratégicas que definen el futuro colectivo de la ciudadanía.

  4. La emancipación política y económica de Cuba fraguó bajo el principio de la continuidad en la línea del pensamiento político cubano, enriquecido con el aporte de Fidel Castro Ruz, en relación a los métodos y procedimientos a seguir en la implementación de los modelos sociopolíticos definidos, orientados siempre en función del bien común del pueblo-nación, siendo este último su protagonista principal.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 19 de Mayo de 2021; Aprobado: 11 de Julio de 2021

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