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Dilemas contemporáneos: educación, política y valores

versión On-line ISSN 2007-7890

Dilemas contemp. educ. política valores vol.8 no.2 Toluca de Lerdo ene./abr. 2021  Epub 21-Abr-2021

https://doi.org/10.46377/dilemas.v8i2.2535 

Artículos

La aceptación del diagnóstico por la familia. Una condición que necesita lograr el educador para la adecuada integración social de los niños(as) con discapacidad

Acceptance of the diagnosis by the family. A condition that the educator needs to achieve for the adequate social integration of children with disabilities

Zulema Corona Castañeda1 

Yusleidys Rodríguez Aguilar2 

Yuneykis Roxana Licea Proenza3 

1Máster en Educación Especial y Licenciada en Educación Especial. Profesora e investigadora del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: zcoronac@udg.co.cu

2Doctora en Ciencias Pedagógicas, Máster en Educación Especial y Licenciada en Educación Especial. Profesora e investigadora del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: yrodrigueza@udg.co.cu

3Máster en Educación Especial y Licenciada en Educación Especial. Profesora e investigadora del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: yliceap@udg.co.cu


Resumen:

Toda familia transita por un momento de asimilación ante situaciones nuevas independientemente de la etapa que estén viviendo. Si además reciben la eventualidad de un menor con dificultades, esta nueva situación sería vivenciada de manera negativa y dolorosa, lo cual tiende a desestabilizar el equilibrio que quizás ya se había logrado. En dependencia de su flexibilidad para procesar las informaciones y la organización demostrada ante el evento accidental, así será la ayuda que puedan trasmitirle al niño(a). El presente artículo destaca la importancia de la aceptación del diagnóstico por la familia para lograr una mejor integración social de los niños, ajustada lo mayormente posible, a las exigencias de la sociedad y la incidencia del docente para cumplir este objetivo.

Palabras claves: diagnóstico; integración social; discapacidad

Abstract:

Every family goes through a moment of assimilation to new situations regardless of the stage they are living. If they also receive the eventuality of a minor with difficulties, this new situation would be experienced in a negative and painful way, which tends to destabilize the balance that perhaps had already been achieved. Depending on their flexibility to process the information and the organization shown in the event of the accidental event, so will the help they can transmit to the child. This article highlights the importance of acceptance of the diagnosis by the family to achieve a better social integration of children, adjusted as much as possible, to the demands of society and the influence of the teacher to meet this objective.

Key words: Diagnosis; social integration; intellectual light disability

INTRODUCCIÓN

En Cuba, como en cualquier parte del mundo, existen niños(as) con alguna desviación que quizás esté dado en su sistema nervioso o en su cuerpo como tal. Estos por lo general son llamados discapacitados. Concurren otros que sufrieron a lo largo de su infancia, algún accidente o enfermedad severa, cuya consecuencia puede conllevar a una discapacidad. En su mayoría proceden de hogares, que nunca fueron capacitados para pasar por un evento semejante; pues cada familia siempre se prepara para recibir a un niño(a) fuerte tanto física como mentalmente.

La sociedad a lo largo del tiempo ha sido educada bajo preceptos que rigen una niñez saludable, perspicaz y dotada de una inteligencia tal, con la que puedan llegar a ser el relevo de la generación del hoy. Sucede que cuando por una razón u otra, no se llegan a cumplir las expectativas creadas con el nacimiento de un hijo, esto puede provocar el derrumbe de un hogar que ha costado años en ser construido. En gran medida, quien más sufre es el menor, el que crece, por lo general, careciendo de atención y amor, elementos indispensables para el logro de una buena integración social.

Actualmente, se hace mayor énfasis en la comprensión y satisfacción de las necesidades especiales de estos niños(as) “distintos” lo que requiere atender las peculiaridades de sus familias, y apoyar a sus padres de múltiples formas.

La Educación Especial desempeña un destacado papel social y educativo, gracias a su variado conjunto de especialistas dedicados a satisfacer las exigencias familiares en lo que a aceptación del diagnóstico se trata. El vínculo estrecho entre padres y educadores que atienden a estos niños(as) es indefectible para la obtención de resultados positivos en ellos.

La familia educa en las tradiciones de la cultura y asegura el aprendizaje de los primeros y perdurables hábitos de vida. Cultiva el amor propio de los niños(as), su identidad de género, sus preferencias. Desarrolla la inteligencia y creatividad de los pequeños, aun cuando estos, presenten limitaciones de cualquier índole. Los padres contribuyen a la formación y los intereses infantiles, y paulatinamente inciden en las motivaciones y orientaciones valorativas de los mismos. Lo que solamente es posible cuando se educa con amor y entrega.

El afecto que los padres demuestran a sus hijos suscita su autoestima y su capacidad de amar. Ello influye también en las relaciones seguras que puedan crear con sus coetáneos; las que serán la antesala de la creación de buenas amistades, una pareja estable y una vida equilibrada. Desde el seno del hogar se proyectan los principios de cada familia hacia el mundo social. Las dificultades que pueda tener el niño(a) en su aprendizaje, para nada debe influir en su integración como ente activo de la sociedad, si desde el ámbito familiar el tema es tratado con devoción y cuidado.

Según Castro, A. (2010) "la familia es el primer agente socializador porque mediatiza la influencia social, sobre la personalidad de sus miembros, en especial de sus hijos. La función de reproducción social que esta desempeña consiste en formar en su descendencia las cualidades de una personalidad, a la que aspira la sociedad". Mientras más temprano sea aceptado el niño tal y como es, mayor será la comprensión y ayuda necesaria que necesite para el logro de esa personalidad, que tenga entre sus principios la honestidad y el trabajo.

No es su coeficiente de inteligencia lo que aparta a la persona de la sociedad. Su comportamiento cotidiano, la utilidad que pueda brindar con el trabajo de sus manos y el amor que profese, serán armas más que suficientes para ser querido y respetado por todos. Es en la familia donde han de educarse desde sus inicios estos principios que acompañarán al niño(a) por el resto de sus días.

La práctica ha demostrado que la generalidad de los padres que presentan un niño(a) con discapacidad, tardan en concientizar la dificultad. El diagnóstico es aceptado de forma tardía y luego de haber consultado con una serie de especialistas, muchas veces buscados por medios propios.

La realidad objetiva es que mientras más se demore el proceso de aceptación del diagnóstico por parte de la familia, menos apoyo recibirá el niño(a) de esta, y por tanto, se dificultará en gran medida su desarrollo como persona y su integración a la sociedad. Es por ello que en este artículo se propone destacar la importancia que tiene la aceptación temprana del diagnóstico, por parte de la familia y el papel del maestro en el logro de este objetivo.

DESARROLLO

Actualmente, se pretende que los niños(as) con discapacidad lleguen a lograr una integración social a la altura de las expectativas que se crean por parte de los especialistas y familiares, que con ellos conviven diariamente. Para eso primeramente se ha de partir de la creación de sólidos cimientos que devienen del crecimiento familiar en torno al tema. Al nacer un niño con discapacidad afloran sentimientos de culpa, rechazo, impotencia, entre otros. Lo más importante es que se cuente con la ayuda necesaria de especialistas que les informen, ayuden y orienten para enfrentar tempranamente la situación y lograr aceptar cuanto antes el nuevo reto al que son llamados.

Se pretende luchar intensamente en la actualidad por una educación inclusiva que no es otra cosa que la integración social, es esa integración física y eficaz, que se convierte un verdadero desafío para los maestros, quienes van a enfrentar directamente los riesgos y beneficios de la integración, quienes van a tropezar con algunos contratiempos de carácter más bien ideológico que son infundados por lo general sobre la base de prejuicios, principalmente de los padres de niños(as) discapacitados, quienes deben ser los procuradores de una educación equitativa y, quienes junto al docente asegurarán el derecho a una educación para todos.

Una de las condiciones que permiten la correcta integración social del niño(a) discapacitado es que las escuelas tengan una visión integradora. El maestro con la siempre incondicional ayuda de la familia, deberá empeñarse en el logro total de este objetivo. Ellos, en conjunto, serán los directos responsables de asumir la tarea de integrar a los niños con discapacidad, y, estos niños con discapacidad serán los directos beneficiados con los resultados de esa educación inclusiva, a quienes se pretende ofrecer un ambiente regularizado y no un ambiente separatista.

La primera dificultad que atraviesa hoy el discapacitado es su integración en la sociedad. Este va creciendo y llega el momento en que intenta tratar de vivir de modo más independiente en relación con su familia. La sociedad muchas veces no se encuentra en disposición de admitirlo en cuanto a persona humana, sujeto de derechos inviolables.

En realidad, la persona discapacitada encuentra a menudo trabas para ejercer su derecho a vivir en la sociedad, a compartir espacio, trabajo y vivienda con los que no padecen discapacidad alguna. Es usual encontrarse con la falta de disposición para acoger al discapacitado.

Independientemente de los motivos de inquietud por algunos especialistas en cuanto a lo que respecto a la capacidad actual de la sociedad de acoger al discapacitado, también se encuentran motivos de perspectivas a partir de los estudios realizados desde el punto de vista médicos, neurológicos, pedagógicos y educativos en relación con el tema. Se ha demostrado en esos estudios la «plasticidad cerebral»; es decir, de la posibilidad de recuperación y desarrollo del cerebro a pesar de un defecto, eso hace esperar un buen futuro para los niños(as) discapacitados.

Los neurólogos han dado la confirmación, que durante los primeros años de vida, las relaciones que serán responsables de muchas funciones importantes del cerebro, como las emociones, la memoria y el comportamiento, siguen proliferándose.

En ocasiones, las mayores preocupaciones giran alrededor de la ayuda que ha de brindarse a los niños(as) con discapacidad y se va olvidando el eslabón fundamental de esta cadena: la familia. ¿Cómo se pretende lograr una buena integración social de los niños sin haber logrado antes una buena integración familiar? Lo más conveniente es que conjuntamente con el menor sean atendidos los miembros de la familia más cercanos a él y será como único podrá lograrse esa integración social a la que tanto se aspira.

La atención a los discapacitados constituye una premisa para todos los países. Esa atención debe partir desde sus primeros años de vida de la familia, la que ha sido objeto de análisis durante años. Son muchos los estudios realizados desde el punto de vista jurídico, económico, ecológico, axiológicos, sociológicos y demográficos que están implicados en la vida cotidiana de la familia.

En Cuba, se ha elaborado desde los años 90 una concepción teórica sobre este tema tan significativo, se cuenta hoy con varias publicaciones que abordan y explican su funcionamiento. Todos de una forma u otra convergen en que la familia es el grupo humano en el cual las personas viven, donde manifiestan importantes motivaciones psicológicas y las realizan en diversas actividades.

Desde una concepción filosófica - materialista histórica y dialéctica la sociedad determina la vida familiar y a su vez la familia condiciona en sus descendientes importantes cualidades de la personalidad. La familia tiene una importante misión de reproducción social porque desempeña un insustituible papel de trasmisión entre lo social y lo personal.

En este caso se está en presencia del estudio de una familia que presenta entre sus miembros un niño(a) con discapacidad e involuntariamente surgen dudas acerca de: ¿cómo funcionan estas familias? ¿se requieren de otros elementos para entenderlas?

Referente al tema Martínez (2008), declara que es importante hacer una evaluación sobre las implicaciones que tiene en una familia un niño(a) con discapacidad, antes de intervenir con ella, independientemente del tipo de discapacidad que se presente. No es suficiente suponer que en todas las familias sucede lo mismo ni que presentan las mismas actitudes respecto a la discapacidad, y mucho menos que tienen los mismos conflictos ni los afrontan de la misma forma.

Siempre será impredecible la reacción inicial de la familia ante la discapacidad de uno de sus hijos por lo que es recomendable que siempre que sea posible haya asesoría directa de un especialista desde el nacimiento. Esto propiciará que la herida sea menos profunda y tempranamente la familia se prepare y se informe, favoreciendo de esta manera un mejor desarrollo del niño(a) y logrando más efectividad en cuanto a acciones como hablar, caminar e independizarse.

Un mejor futuro para los menores con discapacidad va a depender, en buena medida, de la colaboración entre padres, familias y profesionales, y para que esto suceda no basta con que tengamos la intención de realizarla, sino que procede un debate y una clarificación a todas las instancias de los roles específicos de unos y otros. Los padres desean ser coterapeutas en la educación de sus hijos, por lo que es necesario involucrarlos en el proceso educativo; su presencia es importante en las sesiones terapéuticas, esto les permitirá, con la ayuda del profesional, incorporar y poner en práctica los procedimientos conductuales y contribuir eficazmente a la educación de sus hijos (Cabezas, 2001).

Es significativo destacar, que si bien la familia constituye el principal eslabón en la educación y crianza de sus hijos, más si tienen alguna discapacidad; resulta de vital importancia la intervención de un profesional capacitado para orientar y apoyar a dicha familia. Sin esa ayuda sería imposible lograr en ellos la integración social al que cada padre aspira. En ocasiones subsisten dificultades que atentan contra la relación estrecha que ha de existir entre padres y educadores como a las que hace referencia la autora Alfonso. N. (2010):

  • Excesivo distanciamiento entre el profesional y la familia.

  • Trato descortés de una parte hacia la otra.

  • Falta de información por ambas partes sobre el modelo educativo seguido en el otro contexto.

  • En algunos casos aparición de sobreexpectativas en profesores y padres, con el riesgo evidente de ser defraudados.

  • Los profesores no aprecian la colaboración leal ofrecida por los padres.

  • Los profesores no han recibido la formación adecuada sobre cómo tratar a las familias.

  • Los profesores se sienten vigilados, inadecuadamente supervisados por los padres.

  • Los padres piensan que los problemas de sus hijo/as tienen su origen en la deficiente atención que reciben de sus profesores.

Sin dudas, todas estas dificultades entorpecerán el buen desarrollo del niño(a) que hasta que no se logre una armonía entre todas las personas que con él interactúan; los objetivos a alcanzar en ambas partes (familia y educadores); se verán frustrados. Solamente se alcanzará el éxito rotundo si el trabajo se realiza en conjunto. Se hace esencial además que la familia mantenga estrecha relación con el niño(a) demostrándole siempre seguridad y entrega. En este sentido Navarro, (1998 propone ciertas pautas específicas que el educador puede seguir para lograr la interacción efectiva entre los miembros de la familia y el niño(a), estas son las siguientes:

  1. Ayudar a afrontar el cuidado y la educación del niño después de superar el shock inicial.

  2. Implicar a la familia en la estimulación sensorial, motriz, cognitiva y comunicativa temprana ya que no sólo es beneficioso para el niño, sino también para ellos mismos.

  3. Enseñar a la familia a adoptar y desarrollar estrategias adaptativas de interacción, caracterizadas por una mayor sensibilidad y sincronización con las necesidades del menor, modificándolas a medida que él va evolucionando, observando, apreciando y respondiendo a las respuestas actuales.

  4. Ayudar a establecer interacciones positivas en las que disfruten tanto la familia como el niño.

  5. Conocer las creencias de las familias sobre su papel respecto a la interacción con el niño, ya que algunos creen que su papel es enseñarlo y por eso corrigen sus errores, lo cual le impide explorar a su gusto. Otros creen que son mediadores, por lo que no proporcionan al niño oportunidades de experimentar con objetos, cometer errores y esforzarse.

  6. Conocer la organización y estructuración de la vida cotidiana familiar, aprovechando esta información para introducir nuevos elementos a adaptar, respetando el estilo natural de la familia al organizar sus actividades.

Por último, es importante concientizar a las familias para que vean como un hecho natural el pedir ayuda a los profesionales y hacer uso de todos los recursos asistenciales que les proporcione la comunidad. Asimismo, es fundamental normalizar al máximo la situación de integración de su niño(a) en todos los ámbitos de participación que ofrece el entorno social de la familia.

En toda sociedad, el acceso al trabajo asalariado sigue siendo la principal vía para la integración social. El desempeño de una actividad laboral posee un significado altamente normalizador para las personas con discapacidad, ya que proporciona una estructura básica para desarrollar la conducta social; es la manera de seguir sintiendo que se es útil a la sociedad y que se forma parte de ella. Es importante destacar, que eso solamente constituye el fin que se pretende alcanzar con cada discapacitado; sin embargo, ha de realizarse una labor intensa que debe comenzar con la aceptación y apoyo de la familia y con colaboración incondicional de especialistas y educadores. Por todo lo antes expuesto, las autoras del presente artículo sugieren acciones con la familia, que ha de tener en cuenta el maestro para el logro de una buena integración social de las personas con discapacidad:

  • Lograr la aceptación temprana del diagnóstico del niño(a) por parte de la familia, para propiciar la búsqueda de ayuda de diferentes especialistas en torno al tema.

  • Realizar una caracterización real y detallada de cada familia donde se destaquen fortalezas y debilidades.

  • Mantener actualizada dicha caracterización con los logros y retrocesos que se vayan obteniendo con el niño(a).

  • Realizar talleres familiares donde se inviten los diferentes especialistas para ofrecer charlas educativas que mantengan actualizados los miembros de la familia.

  • Establecer metas específicas y apropiadas para lograr en conjunto con la familia la integración social a la que se aspira, de los menores con discapacidad.

  • Realizar un seguimiento sistemático para reevaluar en forma regular las metas trazadas, los resultados que se van obteniendo y a partir de ahí trazarse nuevas acciones.

  • Propiciar al menos una vez por mes un espacio de intercambio entre familias, donde se realicen dinámicas de grupo y se muestren las diferentes experiencias a partir de las vivencias cotidianas. Esto permite buscar soluciones ante las diferentes situaciones dadas y ganar en optimismo y seguridad.

  • La intervención y estimulación deben ser generales, para abarcar integralmente el desarrollo del niño(a), aprovechando los recursos positivos que provea su entorno, y promoviendo, sobre todo, la interacción con niños aparentemente normales para que se imiten modelos adecuados y adaptados a la sociedad.

Son diversos los especialistas que deben implicarse en la ardua labor de instrucción y educación a los niños(as) con alguna discapacidad, entre los que se pueden citar: psiquiatras, pediatras, fisioterapeutas, rehabilitadores y docentes, entre otros. Cada uno de ellos aporta elementos de ineludible valor para la formación y desarrollo de habilidades que han de lograrse en cada etapa por la que transita durante su vida; no obstante, es el educador, por excelencia, quien con sus estrategias educativas constituye para el niño(a) discapacitado y su familia el eslabón fundamental en el establecimiento de las relaciones sociales y la comunicación. Es quien comparte gran espacio de tiempo diario con él y quien con empeño y sistematicidad se convierte en alguien de vital importancia en el trabajo con las familias y en el logro de la integración social con la que sueña cada padre.

Una vez analizado con profundidad cada uno de los elementos antes mencionados se exalta el papel irremplazable que posee el maestro en el proceso de integración social de los niños(as) discapacitados. Es por ello que necesitan la ayuda incondicional de las familias en cuanto a apoyo y aceptación del diagnóstico de forma temprana. El trabajo unido entre unos y otros favorecerá la preparación que se ha de tener para enfrentar la difícil tarea a la que son llamados.

Las personas que constantemente interactúan con el niño(a) discapacitado deben tener siempre presente el siguiente pensamiento de Fierro, A. (1999). " Integrar a los alumnos diferentes no es más ni tampoco menos que aceptarlos, reconocerlos como miembros de pleno derecho de nuestra comunidad humana de las diferentes instancias que forman la trama de nuestra convivencia: De la comunidad política, de la educativa, de la familiar, etcétera”.

CONCLUSIONES

La integración social de los niños(as) con discapacidad continúa siendo una materia muy compleja aún en la actualidad, debido a situaciones dadas a partir de la aceptación temprana del diagnóstico por parte de la familia y poca preparación que manifiestan sentir los maestros y la sociedad en general para enfrentar dicha tarea.

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Recibido: 23 de Septiembre de 2020; Aprobado: 12 de Octubre de 2020

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