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Introducción
A partir de los años noventa se ha insistido en modelos educativos basados en competencias en la educación superior, de ahí que diversas unidades académicas dentro del Instituto Politécnico Nacional (IPN)-como la la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI)- se hayan visto envueltas en una constante valoración de la formación del docente como medio para el desarrollo económico y la satisfacción de demandas del mercado(Alberto y Bechi, 2020).
Sin embargo, esa figura del docente -eje central del proceso de enseñanza-paulatinamente se ha venido desdibujando, pues en la actualidad los alumnos parecieran ser más autónomos debido a que pueden acceder de forma más sencilla a múltiples recursos y realizar actividades que les permiten construir su propio aprendizaje. Por ello, ha surgido el interés por reconocer la importancia del desarrollo profesional del docente mediante reformas educativas que sean un elemento clave en los procesos de cambio. En palabras de Glatthorn (1995),se requiere fomentar el crecimiento profesional del profesor “como resultado de su experiencia y (…) un examen sistemático de su quehacer docente” (p.41). Esto incluye la experiencia profesional, la formación específica dentro del campo de la docencia y la profesionalización docente.
La realidad del docente a nivel superior, no obstante, demuestra que aunque inicie con mucho entusiasmo y con la idea de que brindará grandes satisfacciones, ese sentimiento se va perdiendo progresivamente, lo cual es provocado por una mezcla de temas personales (como las presiones económicas)y particularidades laborales, que en casos extremos lleva a situaciones de acoso laboral (o mobbing). Esto, lógicamente, no solo deriva en frustraciones y hace que los docentes replanteen su actividad y compromiso frente a los alumnos, sino que incluso provoca que pongan en una balanza la cantidad de trabajo que deben realizar extramuro versus la remuneración económica recibida.
Por todo lo anterior, es necesario promover una reflexión profunda y colectiva sobre la diversidad de roles que los docentes deben desempeñar, los cuales incluyen el fungir incluso como orientadores y motivadores de los alumnos. En efecto, el docente es un elemento clave en el proceso formativo de los estudiantes porque sus acciones, de una u otra manera, impactan en la integración y en el sentido de pertenencia a un grupo, situaciones que se han hecho aún más latentes en la actualidad debido a la contingencia sanitaria generada por la covid-19.
En esta nueva realidad, el docente se convierte en un agente de cambio sobre un escenario incierto y desafiante, donde la pandemia con voz altanera reta a la sociedad y, al mismo tiempo, la invita a aprender de ella. Por eso, en palabras de diversos autores, la profesionalización docente requiere de un amplio conocimiento pedagógico y una competencia didáctica cambiante o flexible y adaptativa para el momento histórico presente(Buchberger, Campos, Kallos y Stephenson, 2000; Englund, 1996; Eraut, 1994; Montero, 1999).
En cuanto a las competencias didácticas, los docentes se centran en el uso consciente de sus experiencias, conocimientos, capacidades, habilidades y destrezas para fomentar el aprendizaje en los alumnos y para despertar el interés por los temas de clase. Estas competencias les permiten tomar en cuenta las necesidades y condiciones de operación de los procesos de enseñanza-aprendizaje, en un ejercicio de meta aprendizaje, donde se identifican, analizan y transforman los contenidos y la información de los saberes de referencia en saberes significativos para los alumnos con la posibilidad de seguir aprendiendo.
Lo anterior significa que se pueden diseñar propuestas didácticas contextualizadas para el aprendizaje y orientarlas a tópicos específicos que se pretenden enseñar con didácticas particulares según cada área. Englund (1996) refiere que las competencias didácticas son los ejes sobre los que giran el profesionalismo y la profesionalización docente. Por eso, “el profesor competente didácticamente contextualiza y tiene en cuenta las posibles secuelas de lo que debe enseñarse, está abierto a diferentes soluciones y atento a las consecuencias de las diferentes opciones de contenidos y métodos” (p.75). Que ayudarán a los alumnos a construir sus propios esquemas de conocimiento, escuchando a cada uno para que inicien un pensamiento crítico.
Problemática
A lo largo de la historia, el hombre se ha enfrentado a diversas enfermedades y pandemias que han provocado consecuencias tanto en lo económico, social, político y cultural. Así ha sucedido, por ejemplo, con la llamada la peste de Justiniano que afectó al Imperio romano y a otras partes de Europa, o con la peste negra surgida entre los años 1346 y 1353 que azotó de manera voraz a la población de la Edad Media. Asimismo, la gripe española que apareció en el año de 1919 y afectó a más de 50 millones de persona a nivel mundial, hasta el día de hoy con la aparición delacovid-19, que tomó por sorpresa a la sociedad moderna.
En este contexto, uno de los pilares de desarrollo de los países que se ha visto gravemente afectado por esta pandemia es la educación. En el caso concreto de México, el sistema educativo ha implementado acciones para continuar con su misión de educar, por lo que dictó instrucciones a directivos para trabajar en la modalidad a distancia.
Estas iniciativas, sin embargo, plantean un reto superlativo porque exige nuevas responsabilidades, así como la asignación equitativa de recursos financieros para las instituciones, de lo contrario dichas propuestas se pueden quedar en simples discursos formales (Jiménez, 2019).
Si bien esta perspectiva ha tenido consecuencias positivas en términos económicos para algunos docentes, también ha generado secuelas negativas. Por ejemplo, previo al periodo vacacional del ciclo escolar 19/20, una fracción considerable de docentes de la UPIBI manifestó un agotamiento debido a la complejidad de tareas académicas por atender, entre las que destacan una excesiva actividad frente a los alumnos, elaboración de materiales, evaluación y aplicación de exámenes, mientras que los funcionarios centraban su jornada en tratar de modificar estructuras institucionales acordes con las demandas de la contingencia sanitaria; por otro lado, los estudiantes y sus familias debían hacer cambios a sus formas de vida personal atendiendo las demandas solicitadas por los académicos para dar continuidad al semestre en curso en un momento de confinamiento por la pandemia.
Dada la problemática contextualizada, este trabajo pretende abordar la relevancia que representa la profesionalización docente en un grupo de profesores de educación superior de la UPIBI-IPN, eje fundamental para promover el desarrollo de capacidades requeridas para atender situaciones emergentes como las generadas porlacovid-19.Paraanalizar esta problemática se plantean las siguientes preguntas de investigación:
¿Cómo ha sido la trayectoria profesional del docente?
Desde la experiencia profesional y personal, ¿cómo impacta la actualización continua en el desarrollo de actividades frente a grupo?
¿Cuáles son las necesidades formativas requeridas por los profesores para afrontar los retos futuros que la educación requiere?
Método
Tipo de estudio
Para dar respuesta a las preguntas de investigación planteadas se eligió trabajar bajo un esquema de estudio tipo descriptivo, observacional no experimental, puesto que se busca recoger -a través de las conceptualizaciones de diversas fuentes- datos y reflexiones para su posterior interpretación sobre el tema planteado.
El propósito es indagar en el actuar del profesor de la UPIBI y su relación colaborativa con los alumnos para hallar factores relevantes que orienten y brinden recomendaciones en el proceso de formación del docente de nivel superior.
Cabe mencionar que el alcance de este trabajo busca recabar información valiosa a partir de la experiencia en la práctica docente por medio de la recopilación de datos y la búsqueda de información en diversas fuentes.
Desarrollo
Antes de la pandemia de la covid-19, los modelos tradicionales respecto a la profesionalización docente hacían referencia a una formación de profesores normalistas, de formación magisterial o con perfiles de ingeniería. En estos se sobrentendía como una ocupación a tiempo completo y para toda la vida, donde la enseñanza se basaba en una transmisión de conocimientos sin cuestionar el aprendizaje del alumno. Sin embargo, debido a esta situación sanitaria, los modelos pueden encaminarse a una educación en constante cambio que potencia el conocimiento científico y las prácticas educativas para mejorar la educación con la integración de las TIC en función de la globalización, mejor conocida como cuarta revolución industrial.
Por eso, hasta el día de hoy, dentro de la práctica docente y en un gran número de profesores a nivel superior de la UPIBI, se ha entendido el trabajo docente como una profesión a tiempo parcial o una fase concreta de la vida laboral. En efecto, estos académicos ven en la docencia un complemento de sus carreras profesionales, que les sirve para procurar que el alumno obtenga un aprendizaje significativo para propiciar oportunidades o abrir nuevos campos laborales, pues el objetivo es que el alumno se comprometa con su formación profesional; sin embargo, sería una contradicción pretender que los alumnos acudan con entusiasmo y se enfoquen a las clases si el docente no fomenta la confianza y el aprendizaje en ellos o si no favorece la motivación y la retroalimentación.
Para comprender mejor la problemática planteada se realizó una entrevista a cuatro profesores de educación superior con el fin de conocer su trayectoria dentro del IPN e identificar la necesidad que presenta la profesionalización.
La profesora María de Lourdes A. Torres Díaz, egresada de la Escuela Superior de Economía, mencionó en un fragmento de la entrevista lo siguiente:
Mi actividad laboral inició cuando cursaba el nivel medio superior, en un despacho contable, por lo que a partir de ese momento mi desempeño profesional fue en la iniciativa privada, en diferentes empresas, con lo que fui adquiriendo experiencia en mi campo de formación académica; sin embargo, por razones circunstanciales me vi trabajando como contador en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas, y fue al poco tiempo de haber ingresado cuando me indican que como mi nombramiento era docente tenía que atender por lo menos a un grupo académico, por lo que pensé que dar clases no era cosa del otro mundo y dije que sí, que cuándo empezaba. Pero la realidad fue muy complicada para mí. Y fue así que empecé mi trayectoria como docente.
El profesor Juan Manuel García Velazco expresó:
Siempre he trabajado en la iniciativa privada y trabajando en una Empresa de la mayor importancia en su ramo; entré a laborar a principios de 1969, después del terremoto escolar de 1968, en aquel tiempo el ciclo escolar era anual. Me presenté en la escuela con una efervescencia escolar aún presente y un caos administrativo. Me asignaron para impartir una materia distinta a mis conocimientos y sin ninguna introducción, recomendación y aclaración alguna. En consecuencia, sin experiencia frente a grupo, sin programa alguno, tuve que improvisar para que me conocieran y conocer a los integrantes del grupo, no sin antes sentir angustia para enfrentarme a lo desconocido.
El profesor Engelbert Linares González mencionó en la entrevista lo siguiente:
Mi actividad laboral comienza al egresar de la ESIME, me incorporé a la industria privada, tuve la oportunidad de laborar en una industria extranjera de renombre, adquirí las habilidades necesarias para desenvolverme y tratar a las personas, hablar en público y a escuchar y entender los caracteres de las personas. Al ingresar al IPN lo más complicado que enfrenté fue la preparación de clases: me tomaba mucho tiempo; posteriormente me di cuenta que podía combinar mi experiencia laboral con los temas de clase para hacerla más dinámica y amena, esto fue muy satisfactorio, en ocasiones les pedía a otros compañeros con mayor experiencia me explicaran estrategias para trabajar con los alumnos; creo que todos los que nos dedicamos a dar clase en un principio nos cuesta trabajo incursionar en la docencia.
Como se puede observar en los testimonios anteriores, la docencia es una práctica social, objetiva e intencional que busca un objetivo específico; sin embargo, para lograrlo se debe considerar que la labor realizada es importante para alcanzar el objetivo planteado con los alumnos.
Dimensiones en la práctica docente
De acuerdo con Fierro, Fortoul y Rosas (2002), en la práctica docente se toman en cuenta seis dimensiones:
Dimensión personal: Considera que los docentes poseen cualidades y deficiencias, las cuales se ven reflejadas en la forma de llevar a cabo su labor en el aula. Es importante que los docentes estén abiertos a la posibilidad de reconocer limitaciones y oportunidades de cambio para dar un mejor sentido y orientar su profesión a partir de sus cualidades y experiencias personales.
Sobre este aspecto, la profesora Ofelia Torres Alonso comparte el siguiente testimonio en la entrevista realizada: “Ha pasado el tiempo como docente y no había reflexionado que al volverse una cotidianidad depende de nosotros que no se vuelva rutinario, monótono o aburrido. Al ser docente, tenemos que estar en constante formación, ir preparando material, actualizándose en el proceso de enseñanza-aprendizaje, con la globalización y nuevas tecnologías dentro de mi quehacer docente esto ha permitido que esta gran labor no se vuelva rutinaria. Así, hablar de cotidianidad es hablar de todas las cosas que pasan todos los días”.
Dimensión interpersonal: Presenta la relación que tienen los docentes con todos los involucrados en el proceso educativo (alumnos, compañeros profesores, directivos, personal de apoyo), los cuales crean un ambiente de trabajo positivo o negativo que influye en su actividad cotidiana.
El profesor Engelbert Linares González expresó en este punto lo siguiente: “En ocasiones al tratar con los compañeros temas referentes a la igualdad de género, respeto por las diversidades de las personas aún se manifiestan con cierta resistencia y se terminan las charlas un poco ásperas; no es fácil cambiar ideas o costumbres ya arraigadas de tiempo, pero es necesario tocar dichos temas, puesto que actualmente nuestros alumnos vienen con una apertura social que requiere ser atendida por nosotros, así como el estar en permanente actualización en el manejo de nuevas tecnologías; es necesario atender los cambios sociales que se dan día a día”.
Dimensión didáctica: Muestra la capacidad que poseen los maestros para saber planificar, conocer los contenidos y enseñarlos en su actividad diaria por medio de métodos de enseñanza-estrategias y materiales en relación conformas de evaluar y la implicación del alumno en su aprendizaje. De esta dimensión depende que los estudiantes se involucren en sus aprendizajes y que utilicen de forma correcta la tecnología y los medios de comunicación para alcanzar el desarrollo de competencias (conocimientos, habilidades y actitudes).
La profesora María de Lourdes A. Torres Díaz mencionó lo siguiente: “Es por ello que trato de que en el aula impere un ambiente agradable y despertar en los alumnos la curiosidad por conocer y que reconozcan la aplicación de lo que aprenden. La escuela cuenta con recursos materiales suficientes para que los profesores y alumnos puedan desarrollar sus actividades; sería importante no descuidar el mantenimiento y el reemplazo de los equipos para seguir contando con esos apoyos”.
Dimensión institucional: La actividad docente está organizada y regulada para el logro de objetivos institucionales.
En este punto existe una opinión común en los entrevistados, pues indican que en el IPN se cuenta con una serie de documentos normativos en los cuales se organiza la vida institucional. Está dimensión también hace referencia a la cultura institucional que da sentido de pertenencia a docentes y alumnos: es el agregado de identidad y dignidad al pertenecer al instituto.
Dimensión valoral: Esta dimensión atiende los valores que los maestros manifiestan en su conducta y que trasmiten en sus relaciones interpersonales entre sus pares y en el aula con los alumnos.
En este punto, el profesor Juan Manuel García refirió lo siguiente: “Los valores como conductas deseables a seguir deben ser inculcados a los alumnos. Uno de los valores más importantes es el respeto. Para ser respetado es necesario respetar a los alumnos (...); otro de los valores que debe promoverse es la justicia”.
Dimensión social: La labor que desarrollan los docentes se lleva a cabo en un tiempo específico. El panorama educativo -en particular dentro del IPN- ha variado a lo largo del tiempo en función de las corrientes de pensamiento educativo, los avances de la sociedad y el cambio de directrices en la política educacional; los currículos propuestos aportan grandes esperanzas a las nuevas generaciones de profesionistas, ya sean estos de nivel medio superior o superior.
Actualmente se viven tiempos de cambios muy acelerados. La información puede ser obtenida, procesada y trasmitida de forma inmediata gracias a las tecnologías de la información y la comunicación. Esto ha generado cambios impresionantes que han obligado a los docentes a transformar la forma como planean y realizan los medios de transmisión del conocimiento para generar un aprendizaje relevante o significativo en el alumno.
Las dimensiones anteriormente descritas por los profesores determinan la forma en que los docentes realizan su actividad, ya sea de manera dominante e inflexible o bien de respeto y apoyo en el proceso de desarrollo personal en ambas direcciones (alumno-maestro).
Una opinión común entre los entrevistados es la siguiente: “Es relevante reconocerla importancia de que los alumnos conozcan los temas propuestos en los programas de estudios, pero los docentes ya no somos quienes poseemos todo el conocimiento y la última palabra, por lo que debemos incentivar y motivar a nuestros alumnos a participar activamente en la construcción de conocimientos a partir de la aplicación de estrategias docentes innovadoras”.
Hasta este punto, se ha hecho hincapié en que en un proceso de enseñanza-aprendizaje se necesita la participación activa de los alumnos, para lo cual es necesario que trabajen en forma colaborativa en la solución de problemas que están presentes en el día a día. Esto los obligará a reflexionar y a plantear soluciones, pero para ello los docentes deben crear el ambiente apropiado y facilitar las condiciones necesarias para que los alumnos puedan y quieran aprender.
Análisis
La práctica docente hasta este momento se ha concebido como una experiencia en continuo proceso de desarrollo y profesionalización que se construye a largo plazo desde el quehacer cotidiano, donde se va reconociendo un ejercicio dinámico y complejo determinado por diversos elementos contextuales, tales como las experiencias cotidianas, los procesos de formación institucional o la necesidad de atender problemas específicos. En este sentido, los docentes van creando un marco conceptual que guíala tarea de la enseñanza, la cual resulta compleja, con jóvenes cuyas expectativas son diversas. Por lo tanto, la docencia implica una construcción personal y colectiva que, basada en la reflexión, debe valorar la experiencia y dialogar sobre el trabajo desarrollado por el profesor y su entorno.
Como se ha visto a lo largo de este trabajo, los caminos por los cuales los profesores han transitado desde su ingreso hasta el día de hoy han sido muy diferentes, con motivaciones y con intereses que no siempre son claros, los cuales se complejizan aún más si no se cuenta con una formación pedagógica inicial que favorezca el encuentro docente-estudiante-aprendizaje, lo que proyectaría una mejor forma de dirigir la enseñanza y permitiría desarrollar las competencias de los estudiantes en el marco de una disciplina.
Sin embargo, vale destacar que el simple hecho de contar con saberes específicos no es suficiente para favorecer la comprensión profunda de los aprendizajes complejos, así como de las habilidades para dirigir y orientar a los alumnos, lo cual queda de manifiesto ante situaciones emergentes como las generadas por la covid-19.
Por otro lado, los docentes de la UPIBI, así como de otras instituciones educativas encuentran en las aulas alumnos con una “distancia generacional”provocada no solo por una cuestión de edad, sino también por el uso de la tecnología. En este sentido, cabe señalar que si bien los alumnos parecieran tener cierta ventaja competitiva en el manejo de estos recursos, en la práctica se demuestra que no saben discernir, analizar y sintetizar la amplia gama de opciones que ofrece internet sobre algún tema.
Por ello, es necesario saber responder de manera profesional a estas demandas, a pesar de que algunos alumnos se muestran renuentes a dialogar con los profesores sobre este tema. A esto se debe sumar el reto que empieza a imponer esta cuarta revolución industrial, donde la tendencia es manejar la mayoría de las cosas de manera virtual, a través de las redes tecnológicas. En este sentido, es cierto que las nuevas generaciones de jóvenes se desenvuelven hoy en contextos tecnológicos e inestables. Sin embargo, no basta con manejar la tecnología, pues el asunto radica en ser competente digitalmente (Bringué y Sádaba, 2008).
Por ende, se precisen alternativas para atenderlas necesidades formativas y de desarrollo personal en los profesores, ya que cada vez se hace más evidente la falta de soluciones eficaces a las demandas de los alumnos. Simone R. (2001) propone un acercamiento a la nueva generación donde “los medios de producción y difusión de la cultura introducen modificaciones en los contenidos y modos de pensamiento (…), por el uso de la ‘visión no alfabética’” (p. 163).
Esto quiere decir que los alumnos de la actualidad aprenden a través de la imagen, lo que trae como consecuencia una deficiente redacción, un pobre vocabulario, un lenguaje “no profesional”, así como faltas de ortografía, etc. En pocas palabras, “los jóvenes, en tanto, consumidores intensivos de imágenes, tienden al lenguaje no proposicional, que es genérico, vago, no da nombres a las cosas, sino que alude, usando palabras generales, dentro de las cuales se puede incluir lo que se quiera” (p. 166). Esto, evidentemente, provoca un rechazo total hacia la lectoescritura, lo que dificulta el análisis, la contextualización y el aprendizaje significativo.
Conscientes de lo anterior, a partir de un ejercicio de autorreflexión, se reconocen elementos claves en el quehacer docente, los cuales enriquecen y promueven la profesionalización de los docentes del Instituto Politécnico Nacional. Para la formación del personal docente se parte del análisis funcional sobre la idoneidad de ser docente en el IPN, a fin de contribuir al desarrollo de habilidades tanto teóricas como metodológicas, y aproximar al docente en los avances de su disciplina sin dejar de lado su desarrollo personal como ser humano y miembro de la comunidad politécnica (IPN, 2017).
Discusión
Hay que reconocer que si bien la formación, actualización y profesionalización pueden nutrirse a través de acciones formales como son los cursos, talleres y diplomados, también juega un papel preponderante el intercambio de experiencias en distintos espacios (congresos, foros, encuentros, trabajo colegiado entre docentes, etc.), los cuales ofrecen una riqueza inmensa, ya que en ellos se promueven los aprendizajes y se continúa con la actualización de la profesión docente.
Dicho esto, a continuación se presentan reflexiones de los profesores entrevistados a partir de su ejercicio docente, así como los retos que se les presentan hacia una profesionalización. Para la profesora María de Lourdes A. Torres Díaz la docencia se define de la siguiente manera:
La docencia es una profesión que tiene como propósito formar personas críticas, reflexivas e innovadoras, con la intención de facilitar los procesos de análisis y reflexión en los alumnos para que estén en posibilidad de pensar, aprender, proporcionar soluciones a las situaciones personales, laborales o sociales que se les presenten e innovar; por lo tanto, considero las siguientes propuestas encaminadas a una profesionalización docente:
Realizar cursos sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación haciendo un uso eficiente de estas tecnologías en mis ambientes de trabajo docente, aplicándolas en el desarrollo de estrategias de enseñanza encaminadas a lograr un aprendizaje activo y un empoderamiento de los alumnos en su inserción en el mundo globalizado.
Formarse como investigadora educativa, ya que le llama la atención plantear y responder a cuestiones que se presentan con frecuencia en los ambientes educativos, además de reconocer la importancia de relacionar la investigación con la docencia y la vinculación, reconociendo que si existe investigación educativa, la calidad que brinda cada unidad académica y el propio IPN se verá beneficiada.
El profesor Juan Manuel García Velazco define la profesionalización docente de la siguiente forma:
Esta representa un gran impacto en la enseñanza, ya que permite al profesor proporcionar una enseñanza de calidad. Estoy consciente de la importancia de la profesionalización docente que implica ejercer la profesión con relevante capacidad y aplicación. En lo personal también estoy consciente de mis mediocres prácticas docentes, por eso hoy destaco la necesidad de una verdadera profesionalización por la influencia que puede tener en la enseñanza.
Entre otras muchas posibilidades, para mí encontrar el camino de mi profesionalización es fortalecer el trabajo colegiado y colaborativo, darles más importancia a las tutorías y al asesoramiento y reconocer el aprendizaje de los estudiantes como eje del desarrollo profesional docente.
Para el profesor Engelbert Linares González la profesionalización es concebida de la siguiente manera:
La necesidad de mantener una actualización constante. Asumir el compromiso como profesional responsable de su formación tanto en lo disciplinar como en lo pedagógico, regular el aprendizaje de los alumnos en los conocimiento, acciones procedimentales y habilidades sociales de comunicación.
A partir de la profesionalización, articular los saberes pedagógicos y disciplinarios a través de la ejecución de disciplinas auxiliares. Apoyar a los nuevos docentes orientando hacia una mejora en su actividad frente a los alumnos, fomentar el trabajo colaborativo dentro de las academias encaminadas en el cumplimiento de los objetivos institucionales, participar en proyectos institucionales, redes de investigación e innovación, participar activamente en eventos académicos de divulgación con el objetivo de compartir experiencias que enriquezcan la formación profesional del docente del IPN.
Dignificar la figura del docente, asumir el compromiso y responsabilidad en el aprendizaje de los alumnos a partir de la implementación de estrategias y recursos de enseñanza-aprendizaje en los cuales se incorporen TIC para atender los retos que plantea en una educación 4.0.
Para la profesora Ofelia Torres Alonso la docencia es percibida de este modo:
La necesidad de ir innovando mi quehacer al frente del aula; me queda claro que los alumnos que recibimos hoy en día son diferentes a los que eran cuando me iniciaba en la práctica docente, incluso los intereses de reconocimiento del desarrollo profesional del docente y las reformas educativas han cambiado.
Como dijese A. Glatthorn, al crecimiento profesional que alcanza un profesor como resultado de su experiencia y el examen sistemático de su quehacer docente debe incluirse su experiencia profesional, su formación específica dentro del campo de la docencia y su profesionalización docente formal (asistencia a congresos, cursos, talleres, etc.) e informal (lecturas, publicaciones profesionales, aprendizaje no específicos, vivencias, etc.), mismos que mucho de lo que he estudiado me lo ha brindado el IPN.
A todos los cambios que se han presentado en la educación ante la globalización, el utilizar cada día más las TIC ha dado un vuelco a la docencia, puesto que hoy día la información está al alcance de todos, solo que debemos saber conducir a los alumnos para que logren un buen análisis y síntesis de la información que les llega cada día con mayor facilidad, pero que muchas veces no saben discernir. El asumirme como docente con las TIC ha sido un cambio en mi actuar, además de asumir la enorme responsabilidad.
Como se observa en los testimonios de los profesores, y atendiendo a las preguntas de investigación planteadas, se puede reafirmar el papel que desempeña el docente en la construcción activa del conocimiento, pues es quien guía, promueve y coordina las actividades de enseñanza-aprendizaje. Esto, lógicamente, implica un reto extraordinario que se debe enfocar en el desarrollo de competencias (conocimientos, habilidades y actitudes)para adquirir hábitos como la reflexión, la comunicación, la interacción, el pensamiento divergente y la creatividad. En otras palabras, la práctica docente no se debe concebir como un proceso unidireccional de trasmisión de conocimientos. El papel del docente, por tanto, debe centrarse en fomentar en el estudiante una actitud de búsqueda constante, de modo que pueda comprender y resolver problemas para que enaltezca su vida personal, laboral y social.
Conclusiones
En este trabajo se ha evidenciado que cada entrevistado tiene una visión particular de lo que significa ser profesor, lo que se sustenta en su quehacer cotidiano, en las expectativas y en el desarrollo particular vivido a lo largo de su trayecto laboral. Para reconocer esa visión singular de cada docente, fue necesario que cada uno realizara un ejercicio de reflexión, el cual les permitió reconocer aquellas acciones que se convirtieron en un parteaguas en su formación.
De hecho, según la opinión de los entrevistados, se puede decir que para ellos resultó complicado el inicio de la labor docente, ya que en el principio carecían de conocimientos didácticos, y solo contaban con su formación académica inicial y con su experiencia laboral. Sin embargo, a medida que el tiempo avanzó, contrabajo y esfuerzo, los docentes fueron forjando un carácter y compromiso en su labor profesional, lo que les permitió comprometerse con ser mejores personas y profesionales de la educación a través de la formación y actualización para alcanzar una mejora significativa en su trabajo.
Ahora bien, debido a la incertidumbre que en la actualidad se vive producto de la contingencia sanitaria, se tiene una oportunidad inédita en el ejercicio profesional para capacitarse. En este sentido, la profesionalización emerge como una necesidad para repensar los procesos educativos, buscar una innovación y mejorar la práctica profesional según los nuevos tiempos y contextos, donde los recursos electrónicos juegan un papel importante en el acompañamiento no solamente del estudiante, sino también de los docentes. El objetivo debe ser avanzar hacia modelos educativos cuya base sea formar personas para la vida, a partir de sistemas educativos abiertos y flexibles que se perfilen hacia una educación a distancia.
Lo anterior se debe atender porque los alumnos de hoy han crecido en medio de un contexto digital, donde los sistemas de interacción predominantes son las redes sociales. Para ello, sin embargo, los docentes también deben capacitarse, de modo que puedan aprovechar las posibilidades pedagógicas que brinda la tecnología.
Es momento, por tanto, de abandonar viejas prácticas académicas: salir del área de confort para enfrentar una nueva realidad que, a partir de la pandemia del covid-19, generará nuevos rumbos en una sociedad distinta que demandará un mayor sentido de responsabilidad y compromiso.
En síntesis, se debe preparar a los estudiantes para encarar un futuro diferente, en el cual se exigirá la comprensión de los problemas desde una perspectiva social, así como los valores asociados al desempeño profesional y, por lo tanto, vinculados a las competencias del profesional.
Futuras Líneas de Investigación
Una vez desarrollado el trabajo de Investigación a partir de la revisión de las diversas fuentes consultadas y del análisis de experiencias de los docentes en su trayectoria académica, se han puesto de manifiesto líneas de investigación con las que se puede mejorar este tema; a continuación, se presentan algunas:
Como docentes del IPN se considera necesario atender las áreas de oportunidad que se presentan en el interior de las academias, pues en ella se manifiestan las diversas necesidades de formación y actualización por parte de los docentes, por lo que se trabajaría en evaluar la relación que existe en el trabajo académico y el desarrollo profesional del docente.
Otra línea de investigación que se desprende, es el análisis cualitativo de las diversas estrategias de enseñanza-aprendizaje encaminadas a alcanzar un nivel de desarrollo profesional apropiado en brindar a los estudiantes los conocimientos y habilidades pertinentes con un nivel de pensamiento elevado que les facilite el analizar, interpretar, solucionar e innovar situaciones presentes y futuras en relación con su vida personal, familiar, laboral y social.
Analizar y evaluar el desarrollo personal en función con la experiencia y madurez presente en el profesor, a partir de su auto conocimiento como persona y el papel que juega como formador de personas integras.
Finalmente, el docente debe poseer un fuerte compromiso con la institución, por lo que se considera importante valorar las diversas habilidades para el manejo de grupo, comunicación asertiva, ser respetuoso con la comunidad y mostrar una apertura social con perspectiva de género.
