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Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México

versão On-line ISSN 2007-736X

Cuad. Lingüíst. Col. Méx. vol.6 no.1 Ciudad de México  2019  Epub 18-Fev-2020

https://doi.org/10.24201/clecm.v6i1.134 

Artículos

Un estudio sobre los macrocentros de interés (McI). Una aportación teórica para los estudios actuales de disponibilidad léxica

Marco Antonio Pérez Durán1 

1Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autónoma de San Luis Potosí marco.duran@uaslp.mx


Resumen

Este trabajo trata de hacer una aportación teórica a la teoría de la disponibilidad léxica actual con el concepto de Macrocentro de Interés (McI) para aprovecharlo en la selección de los centros de interés que se utilizan en los trabajos de este tipo. Esto implica caracterizar este concepto y dar cuenta de su estructura interna para finalmente justificar su relevancia en el ámbito de los estudios actuales de disponibilidad léxica. Para ello, se hace la revisión teórica de la psicolingüística, de la semántica estructural y cognitiva como punto de partida en el análisis de este nuevo concepto y, también, la descripción de cómo se va construyendo este término a partir del vocablo hasta llegar a la idea del McI.

Palabras clave: macrocentro de interés; centro de interés relacional; centro de interés subordinados; redes léxicas; léxico disponible; vocablo

Abstract

This paper tries to make a theoretical contribution to the theory of the current lexical availability with the concept of macrocenter of interest (McI) to take advantage of it in the selection of the centers of interest that are used in the works of this type. This implies characterizing this concept and accounting for its internal structure to finally justify its relevance in the field of current lexical availability studies. For this, the theoretical revision of psycholinguistics, structural, and cognitive semantics is a starting point in the analysis of this new concept, as well as a description of how this term is constructed from the word up to the idea of the McI.

Key words: macrocenter of interest; relational centers of interest; subordinate interest center; lexical networks; vocabulary

1. Introducción

Históricamente, la disponibilidad léxica surgió en Francia y su finalidad consistía en conocer el léxico que se debía enseñar a los aprendices de francés como segunda lengua. Para ello, se generó una prueba léxica-cognitiva que contenía 16 áreas llamadas temáticas o Centros de Interés que se aplicaba a un grupo de informantes y, con ello, se pretendían cubrir las características de globalidad y coherencia léxica que pudieran estar presentes en los principales saberes humanos que interesarían a un individuo para su enseñanza y aprendizaje de la lengua (Gougenheim, Michéa, Rives y Sauvageot 1964). Cada palabra en la prueba era considerada una entrada léxica y, a través de ella, se permitían ver las correlaciones entre la disponibilidad de los vocablos y su realidad lingüística al analizarla matemáticamente.

En la actualidad, los estudios de disponibilidad léxica forman parte de la investigación lingüística. Su objetivo principal es recoger y analizar el léxico disponible de una determinada comunidad de habla o de varias comunidades, cuyo propósito es contar con información relevante para la planificación didáctica de la lengua materna o de segundas lenguas. Así pues, para lograr esas planificaciones, la disponibilidad léxica estudia el léxico que se obtiene de pruebas de carácter asociativo para evaluarlo, para evidenciar la producción léxica de un individuo y para observar cómo se transforma la capacidad para tener acceso al léxico de una manera rápida y compleja (Hernández Muñoz 2015: 81-82).

Todos los trabajos que se integran en este ámbito cuentan con los principios teóricos y metodológicos necesarios, sin embargo, al hacer la revisión, se ha comprobado que, si bien se han producido ciertas modificaciones en la forma de trabajar, no ha habido una reforma integral en lo teórico y en lo metodológico que guíe de forma puntual los estudios de esta índole, así como lo apunta Tomé Cornejo (2015). Ella menciona que hace falta mucho por estandarizar aquellos pormenores que, si bien han sido superados, también, pueden ocasionar divergencias al momento de tratar la información.

En consecuencia, la falta de esta integración metodológica o teórica en los trabajos de esta índole ha permitido que este análisis se enfoque en lo que se denominan áreas temáticas o centros de interés para la discusión, que sirven como mecanismos cognitivos para recolectar la muestra. Estos centros de interés han sido siempre los mismos desde los estudios iniciales hasta la actualidad, lo que ha generado un problema teórico-metodológico importante, ya que utilizar solamente 16 áreas temáticas para la obtención del léxico disponible no representa la totalidad de los centros que se requieren para las planificaciones lingüísticas ni tampoco sirve para conocer el verdadero léxico panhispánico que se ha pretendido como parte de un legado dentro de esta área de estudio. El límite de áreas temáticas ha llevado a no encontrar el verdadero objetivo de la disponibilidad léxica: entender la amplitud del vocabulario por niveles conceptuales que expliquen cómo se organiza el vocabulario tanto en lo referencial como en lo social, para utilizar este conocimiento en la mejora de la enseñanza léxica en todos los niveles. La planificación de los materiales léxicos deberá ser el verdadero objeto de estudio de la disponibilidad y, para ello, se deben incorporar nuevos centros que permitan tener mayor conocimiento de este léxico disponible. Sin embargo, el problema fundamental es ¿cuáles son los centros de interés nucleares para obtener la información léxica? Butrón (1987) y, principalmente, Hernández Muñoz et. al. (2006: 127-188) han establecido que no todos los centros de interés responden a la concepción tradicional de las categorías naturales organizadas en torno a un prototipo (organización interna de los centros de interés) ni todos los centros de interés pueden tener carácter inclusivo, además de que los vocablos no establecen una relación de pertenencia directa (niveles de inclusión).

Ante esta problemática, el objetivo de este trabajo es proponer el concepto de Macrocentro de Interés (McI), para aprovecharlo tanto desde un punto de vista teórico como metodológico en los estudios de disponibilidad léxica. El McI tiene la finalidad de dar respuesta al planteamiento sobre los niveles de organización conceptual que se encuentran en el mundo léxico, es decir, ¿cómo se hace la selección de un McI? y ¿cómo se construye? Antes de tratar de dar respuesta a este planteamiento teórico, el McI se define para este trabajo como el nivel más alto y puntual de organización léxica que existe en la disponibilidad léxica y para evidenciar la organización conceptual se habla en este trabajo de tres subniveles: Centros de Interés Relacionales (CIR), Centros de Interés Subordinados (CIS) y Vocablos (V). Este último es el nivel inicial y abundante de organización léxica, mientras que el McI es el nivel más específico del léxico. Así pues, el McI es aquel nivel conceptual que tiene la capacidad de representar, asociar, organizar y establecer una relación entre las unidades léxicas que se encuentran en diferentes niveles de organización del vocabulario para representar el vocabulario disponible organizado a través del proceso temático que caracteriza la construcción del McI.

2. Marco Teórico

La disponibilidad léxica, como se ha mencionado, tiene su origen en los estudios franceses y su importancia está relacionada con la planificación de los vocablos para la enseñanza rápida y efectiva de la lengua materna o de segundas lenguas. En consecuencia, para obtener la información, se idealizó un cuestionario de disponibilidad léxica en el que se incluían diferentes centros de interés que permitían al informante proporcionar el vocabulario que se necesitaba. Estos centros de interés, de cierta forma, englobaban los intereses humanos más representativos, sin embargo, la necesidad de ubicar esos centros de interés como la base de los estudios de disponibilidad léxica ha dado un giro considerable al observar la inclusión de diferentes centros de interés a los estudios de disponibilidad, como ejemplo, Ávila Muñoz y Sánchez Sáez (2011: 45-74) observan como el léxico escenario, actor, platea, camerino, luces; etc., forman parte del vocabulario disponible El teatro y, a su vez, este centro puede ser parte de otro centro llamado Las artes. Antes de hacer el análisis de la constitución del McI, se hablará de la psicolingüística, la semántica y la cognición como áreas que aportaron información relevante para la interpretación y constitución del Macrocentro.

2.1. La psicolingüística

La disponibilidad léxica ha recibido aportaciones de la psicolingüística al tratar de explicar cómo se recuperan las unidades léxicas que se ubican en el lexicón mental y cuál es el mecanismo permitido en la selección y organización de esas unidades léxicas. En ese sentido, la disponibilidad léxica ha empleado un cuestionario de corte cognitivo (psicolingüístico, semántico y cognitivismo), el cual presenta un parecido con una prueba de fluencia semántica, cuya finalidad es recuperar la información a través de la exposición del estímulo cognitivo al informante. Para ello, se le pide al informante que produzca la mayor cantidad de palabras pertenecientes a un área temática en un tiempo determinado, por lo regular dos o tres minutos, evaluando de esta forma, la capacidad de almacenamiento del sistema mnésico semántico, la flexibilidad cognitiva, la capacidad para organizar una estrategia de búsqueda y la indemnidad de las funciones ejecutivas que activan el léxico (Butman, Allegri, Harris y Drake 2000: 561-564; Fernández dos Santos 2014: 92-104).

Cuando se procesa la información de las palabras que se recogen del cuestionario y se les aplica la fórmula matemática, se observa un proceso de identificación léxica que aparece en el modelo psicolingüístico de acceso paralelo. En él, se encuentran tres etapas: pre-léxica, léxica y post-léxica. En la primera etapa se analizan las señales acústicas que activan una serie de candidatos formalmente semejantes que posiblemente el informante ha percibido al momento de escuchar el vocablo, es el inicio de activación del cuestionario. En la segunda etapa, el informante hace la selección de una pieza léxica, una vez que ha escuchado todos los posibles candidatos que fueron activados en etapa anterior y, por último, se ingresa al significado de la palabra una vez que se ha seleccionado el candidato posible. En esta última etapa, la unidad léxica es considerada una unidad que posee una base sintáctica y una pragmática-discursiva que está operando en el constructo de selección del léxico (Igoa 2009: 405-434).

Una vez obtenida la muestra de las respuestas aparecidas en los listados léxicos, se visualizan diferentes conexiones cognitivas de activación interactiva que se ubican en una red de nodos conceptuales y que presentan diferentes niveles asociativos (McClelland y Elman 1986: 1-86). Estos nodos que aparecen en la estructura léxica de la palabra sirven de engarce entre los vocablos que pertenecen a esa red y contribuyen con el fortalecimiento de la organización interna que toda palabra posee. Esta organización permite acercarse de forma intuitiva y, a su vez, concreta sobre la forma como el léxico se va organizando en la mente y la forma de activarse. Tomando esto en cuenta, el léxico, entonces, requiere de una unidad de organización conceptual mayor que permita el almacenaje de todas aquellas voces en la mente, a la cual se le dará el nombre de centro de interés. Su misión es activar la información léxica requerida durante una conversación y, para ello, parte del centro a la periferia de activación, como si fuera un rehilete.

Uno de los problemas fundamentales por lo que solamente la psicolingüística permea el estudio de la disponibilidad léxica es la ubicación de activación de las respuestas que pueden o no formar parte del cuestionario; es decir, al activar el vocabulario de la disponibilidad léxica se activan muchos candidatos posibles que pueden o no pertenecer directa o indirectamente a cada detonador conceptual. En el análisis de los modelos psicolingüísticos, el recorrido que se lleva a cabo para la activación de la información va de lo general a lo particular y, no al contrario, de lo particular a lo general que es el camino propio de la disponibilidad léxica. En ese sentido, Tomé Cornejo (2015) afirma que cuando se habla de las pruebas de disponibilidad léxica, éstas están relacionadas con un proceso de adentro hacia fuera, es decir, las respuestas van de lo individual, el estímulo, al conocimiento global de la información que se necesita. Esto se puede comprobar cuando se aplica la prueba de disponibilidad léxica a un informante. Para ello, lo primero que hace es activar varias representaciones conceptuales en torno a ese estímulo, lo que propicia que el hablante pueda llenar con la información léxica el cuestionario.

2.2. La semántica

Los estudios de disponibilidad léxica han tomado de base las aportaciones de la semántica estructural y cognitiva para tratar de explicar la naturaleza asociativa léxica. En ese sentido, la semántica se centra en la asociación, mientras que la psicolingüística, en la manera de recolectar la información del cuestionario que se usa para la disponibilidad. Ipsen (1924, en Geckeler 1984: 103) fue el primero en sugerir una teoría que tratara de estudiar cómo se asocia el léxico, para ello, propuso la teoría de la imagen del mosaico, cuya finalidad consistía en explicar que la asociación semántica tiene la representación de una organización léxica reticular que parece un mosaico, de la que una palabra se une a otra sin importar su complejidad. Lo más importante de esta teoría es que la palabra queda unida en su contorno a otra palabra, englobadas en una unidad semántica mayor denominada red, misma que permite, de cierta forma, engarzar las unidades menores con las mayores. Esta propuesta puso en tela de juicio la posibilidad de que esas palabras podrían unirse en diferentes niveles conceptuales, para ello, se usan las palabras como unidades de análisis semántico que podrían ser de dos tipos: palabras inclusivas y palabras jerárquicas. Las inclusivas establecían la posibilidad de que todas las palabras podrían aparecer en el mismo contorno en esa organización, pero, no con el mismo valor de importancia semántica, para lo cual se necesitaría del nivel jerárquico de los significados para organizar la información, entre más compleja es la unión conceptual, mayor será el grado asociativo y viceversa.

Una aportación a la organización conceptual de los vocablos ha sido la red léxica, cuya base tiene que ver con la idea de la interinanimación en el léxico (Saussure 1987) y la posibilidad de establecer una clasificación de los vocablos en tres tipos: por raíz, por su sufijo, por analogía de los significados y por la forma acústica. Como ejemplo se ubican: gallo, gallina o gallo, pollo. Son respuestas que comúnmente aparecen en las listas de disponibilidad. El problema de esta clasificación es mostrar el límite de asociación entre los elementos que se relacionan con la palabra detonante o con el grupo que detona la información. Para evitar este problema, Porzig (1984 en Geckeler) propuso la existencia de relaciones semánticas esenciales entre palabras, es decir, toda palabra vincula una relación directa con su realidad y con otras realidades semánticas. Ejemplo de esto es gallo- pollo; ambas pertenecen a dos entradas distintas del grupo animales que engloban a otros vocablos con parecido semántico como guajolote. A las relaciones que dependen de un significado como gallo-pollo se les da el nombre de Solidaridades léxicas, en ellas, aparecen un determinante que sirve de base conceptual (detonador) y un determinado (el que lo caracteriza) (Coseriu 1995). Estas relaciones se encuentran estructuradas por afinidad (es la clase léxica la que determina la solidaridad), por selección (es el archilexema el rasgo distintivo que entra en juego) y por implicación (es el lexema determinante).

Trier y Weisgerber (1984 en Geckeler) proponen la idea del campo semántico y la esfera conceptual como niveles superiores de organización léxica. Se utiliza la noción de campo semántico como una estructura en el que todos los conceptos abarcan todas las posibles realidades léxicas que podrían aparecer en el campo de lo real. Como ejemplo de esto, se presentan algunos campos semánticos que pueden funcionar como centros de interés:

Tabla 1 La clasificación de los campos semánticos 

Organización
Matemáticas, álgebra, datos y azar, números, probabilidad, geometría
Cocina y sus utensilios, alimentos y bebidas, pesca y peces
Acciones y actitudes habituales, deporte y equipo, tiempo, juegos y entretenimiento (entretenimiento), música y danza, artes, ocio y tiempo libre
Trabajo de campo y jardinería, herramienta, campo, agricultura, paisaje, problemas del ambiente, animales
Mente, inteligencia, procesos mentales

Como se muestra, estos campos semánticos son considerados como rompecabezas que contienen al interior diferentes unidades que los integran y cuando se empiezan a organizar se aprecia la diferencia conceptual y jerárquica entre los campos semánticos que están presentes. Así, se pueden organizar trabajo de campo y jardinería con herramientas y éste, a su vez, con pala, pico, carretilla, zapapico; etcétera. A esta forma de organizar la información se le dio nombre de Esfera conceptual porque, entre más relaciones aparezcan, mayor será la complejidad en la conexión entre los distintos niveles conceptuales. La Esfera es el conjunto de lexemas que expresan un determinado concepto en cualquiera de sus aspectos y cuya estructuración se lleva a cabo a través de distintos campos (Weisgerber 1984 en Geckeler).

Un problema que se encuentra en la estructuración de las esferas es la manera cómo se estructura en la realidad comunicativa, para ello, se habla de la Memoria semántica, propuesta por Quillian (1969: 459-476), como detonante de la activación léxica. La memoria trata de formalizar los significados de las unidades léxicas a través de la relación entre nodos y enlaces. A su vez, los nodos serán considerados con elementos nucleares que estarán divididos en nodos principales, secundarios y terciarios. Estos últimos serán considerados los niveles más altos de asociación, mientras que los nucleares serán los de menor activación.

2.3. La lingüística cognitiva

Los estudios de disponibilidad léxica toman, también, de base algunas aportaciones de la lingüística cognitiva para, ahora, describir los procesos internos (cognitivos) que llevan a los sujetos a encontrar los mejores prototipos en la elección de los vocablos y, con ello, entender mejor la relación entre los nodos o núcleos y sub-núcleos.1 Su objetivo establece que el pensamiento se organiza mediante procesos de categorización, que conlleva a fronteras difusas entre categorías, debido a que sus miembros no se definen a sí mismos por condiciones necesarias y suficientes, sino por grados de representatividad que se distribuyen en miembros nucleares o periféricos (Paz 2014:30). En ese sentido, la Disponibilidad léxica (DL) ha tomado la teoría de los prototipos de base para explicar la manera como se organiza la información de los Centros de interés a través de la semántica cognitiva.

La noción del prototipo fue propuesta por Rosch en los años 70, al interior de la psicología cognitiva (Rosch 1973, 1975; Rosch y Lloyd 1978) y el concepto ha sido utilizado en diferentes trabajos de corte cognitivo. Su antecedente fue un experimento de corte antropológico de Berlin y Kay (1969), aplicado a la designación e identificación de los colores focales por parte de los individuos. El resultado mostraba que los informantes denominaban a las palabras elegidas como puntos focales, que, tiempo después, Rosch les llamaría prototipos, los cuales operan en el reconocimiento de los elementos de una categoría (Rosch 1973: 329).

Para los estudios de DL, la información que aparece en el cuestionario de disponibilidad se puede organizar en relación con el prototipo y su valor de tipicidad (lo más típico), es decir, las respuestas que sí pertenecen al estímulo. Un ejemplo es perro que es prototipo de Los animales y no vacuna, que aparece en las respuestas menos disponibles; otro es el verbo tener y su valor prototípico con poseer en la oración Juan tiene tierras cerca de la laguna, en el sentido de que Juan posee esas tierras.

En las respuestas que aparecen en el verbo tener, también se encuentran contener, incluir, gozar de, constar de, etcétera, con significado de posesión o pertenencia. Si bien es cierto que las respuestas poseen este valor, también es cierto que se encuentran en la periferia del significado de tener; nótese, en el ejemplo este pastel tiene ajonjolí y granola por el significado de este pastel consta de ajonjolí y granola. No se presenta el mismo significado la enunciación con tener que con constar de y esa diferencia hace que este significado se vuelva periférico.

Con el ejemplo del verbo tener, se llega a que cada acepción forma parte de un miembro de la categoría, siendo unas más nucleares y otras más periféricas. Las nucleares compartirán mayores rasgos conceptuales que los elementos periféricos y serán estas características que ayudan a estructurar la noción del McI. En ese sentido, los elementos nucleares estarán relacionados con la relevancia que presentan los miembros de la categoría, en este caso, con las características semánticas cognitivas del centro de interés. Así pues, los elementos que se encuentren en la periferia tenderán a combinarse en infinidad de posibles asociaciones cognitivas, mientras que los elementos nucleares serán los que menos permitan grados de asociación porque tienden a mantenerse intactos en su estructura semántica (Valenzuela, Ibarretxe-Antuñano y Hilferty 2012: 54-55).

3. La construcción del Macrocentro de interés (McI)

En esta sección se ahondará en la pertinencia teórica de la noción del Macrocentro de Interés apelando a su estructura interna. Así pues, como se ha comentado, la disponibilidad léxica se concibe como una técnica de recolección de datos en la que se utilizan pruebas asociativas controladas que, de cierta forma, hacen emerger el vocabulario del que dispone un informante a partir de un tema de conversación del interior a la realidad lingüística. Esta activación se le llamará organización interna del vocabulario y consiste en observar la forma como se activan las estructuras del léxico mental dentro de las pruebas de producción léxica. Asimismo, tienen por objetivo la activación de los nodos del léxico mental del informante, a partir de un estímulo cognitivo al que se le llama centro de interés. Esta última se define como un detonador conceptual que opera en la mente y sirve para actualizar, ejecutar y organizar el vocabulario de la lengua en la memoria semántica a partir de una conversación.2

La unidad mínima de análisis en esta organización interna se encuentra estructurada por el término vocablo, que se define como una unidad de análisis conceptual que tiene una representación en la realidad lingüística. Para estudiar este vocablo es necesario hablar sobre la selección léxica, la tipicidad, la edad de adquisición de la palabra, la familiaridad del concepto, el prototipo y el significado de la posición de los vocablos que se han estudiado en otros trabajos. Son aspectos cognitivos que son inherentes a la estructura léxica y que se utilizan para explicar la complejidad del vocabulario de una lengua.

El vocabulario se define como la organización interna de las palabras en el léxico mental y la manera como se encuentran listas esas palabras para ser utilizadas cuando las circunstancias así lo requieren. Este vocabulario presenta estabilidad en la lengua y se obtiene cuando se aplican las pruebas de disponibilidad para extraer del interior el vocabulario que el informante conoce y ha almacenado en su trayectoria lingüística. En ese aspecto, tal como lo menciona Bartol Hernández (2010), las ventajas que ofrece la disponibilidad léxica estriban en que las palabras más disponibles son palabras muy estables de la lengua y esta estabilidad obedece, según Hernández Muñoz et. al. (2006), a la tipicidad, la edad de adquisición y la familiaridad que se encuentra en el vocabulario. Asimismo, la tipicidad y la adquisición son las responsables de la unidad del léxico y de las semejanzas que se establecen entre el léxico de diferentes zonas, son de cierta forma las herramientas más indispensables cuando se habla del léxico, a diferencia del grado de familiaridad que puede variar de una zona a otra, de una época a otra e incluso de un individuo a otro (Bartol Hernández 2010).

Aparte de la tipicidad, la edad de adquisición de la palabra y la familiaridad del concepto, Hernández Muñoz et. al. (2006) proponen la facilidad con que la palabra evoca una imagen, la frecuencia de la palabra y su longitud como factores que determinan la disponibilidad del vocablo. Para ello, al hacer distintos análisis, estas investigadoras se percataron de que las palabras más típicas de una categoría correspondían a conceptos familiares que habían sido adquiridos a temprana edad, por lo que eran más disponibles, en oposición a aquellas otras palabras atípicas, ni familiares, ni adquiridas a temprana edad. Estos resultados las llevaron a afirmar que provocar la activación del léxico es un reflejo del pensamiento léxico de los informantes que se activa conforme la necesidad comunicativa lo requiere. Tomé Cornejo (2015:60) afirma que, en la organización interna de los vocablos, aparecen las variables predictoras de la disponibilidad que refieren al número de sílabas, índices de tipicidad, edad de adquisición, frecuencia, imaginabilidad, familiaridad y grado de semejanza formal entre las traducciones (cognateness) que los vocablos poseen.

Todas estas características tienen que ver con la estabilidad del léxico disponible y con el vocablo que se obtiene al procesar la muestra desde una fórmula matemática. Además, son características internas que se encuentran en el vocabulario de cualquier lengua y, para recuperarlas, se requieren de factores cognitivos de asociación y de conexión que están presentes en el vocabulario. Como ejemplo se presentan los vocablos perro y gato que están muy familiarizados con la vida cotidiana, luego entonces, serán candidatos idóneos para que aparezcan en las primeras posiciones de la prueba de disponibilidad (Hernández Muñoz e Izura 2010). Aunque la disponibilidad es un fenómeno individual y circunstancial, tal y como lo mencionan las autoras, también es un fenómeno social en el sentido de que cada individuo produce los elementos más disponibles para él en un momento determinado. Esta información individual-social hace suponer que el vocabulario debe satisfacer dos entidades cognitivas: la activación cognitiva, al momento de que se solicite la información, y la asociación mental, al momento de relacionar esa información con el contexto inmediato de ejecución de ese vocabulario que se ubica en esta memoria semántica.

En ese sentido, la disponibilidad léxica cumple con la finalidad de organización léxica de la memoria semántica y del lexicón mental, a través del reconocimiento de algunos elementos nucleares que sirven como organizadores de la información y que se encuentran en el campo de los prototipos semánticos (Kalan 2017). Para demostrar esto, este autor se basa en la idea de que las primeras asociaciones de léxicos disponibles de diferentes culturas pueden ser catalogadas como voces prototípicas o elementos nucleares del estímulo y utiliza el método de fluencia semántica, en el que se da al informante el nombre de una categoría semántica (ropa, animales, etcétera) en un tiempo definido. Este tiempo ayuda a que el informante pueda procesar la información que se solicite, la organice y la escriba en el cuestionario.

El cuestionario de disponibilidad léxica, en ese sentido, toma de base la noción del prototipo como vehículo para el llenado de la información y para los procesos de clasificación de nuestra experiencia que se observan en las listas de vocablos (Rosch 1975 en Kleiber 1995: 56). Al obtener la muestra, se pueden encontrar tres niveles de organización inmediata: 1) un nivel supra-ordinado (i.e. animal, fruta, mueble), 2) un nivel de base (i.e. perro, manzana, silla) y 3) un nivel subordinado (i.e. pastor belga, golden, silla giratoria) que pertenecen a la organización inter-categorial jerárquica y en el que existen tres planos: plano perceptivo, plano funcional y plano comunicativo, pertenecientes a las características del nivel de base (Kleiber 1995: 84). Esta organización responde a la idea de que el léxico, tal como se ha comentado, está organizado con respecto a un núcleo y a una periferia.

Otra característica que se aprecia en el análisis del léxico es la noción del Índice de Disponibilidad léxica (IDL, desde este momento). Éste es considerado un indicador del grado de prototipicidad que los vocablos poseen dentro de cada uno de los centros de interés (Ávila Muñoz y Sánchez Sáez 2011: 45-74), es decir, entre más alto sea el IDL del vocablo, mayor probabilidad habrá para que este vocablo no solo aparezca en la muestra de un informante, sino de toda la comunidad. Para poder verificar el IDL con el grado de prototipicidad del vocablo, se requiere de la accesibilidad como herramienta conceptual para obtener los vocablos prototípicos de los cuestionarios. La accesibilidad es un nivel de análisis en el que se aprecia como el IDL condiciona los vocablos que se encuentran en las primeras posiciones del cuestionario y una herramienta que permite predecir a nivel global los vocablos que ocuparán las primeras posiciones por muestra analizada.

Para que pueda funcionar el nivel de accesibilidad se requerirá del grado de compatibilidad que aparece al comparar todas las muestras recogidas y al momento de procesarlas. Durante el análisis, para ingresar al proceso de compatibilidad que se corresponde con el concepto de accesibilidad, se requiere del proceso de reentrada. Este proceso se basa en lo siguiente: cuando un individuo se somete al experimento de la disponibilidad, tiene acceso a su red léxica como puerta de entrada al centro de interés. Su representación del recorrido tiene la forma geométrica de una espiral, en cuyo centro se encuentran los vocablos más nucleares o prototípicos a los que recurren los sujetos cuando reciben el estímulo del centro de interés. Este estímulo activa todos los posibles candidatos que recorren el espiral y, durante el recorrido, los vocablos que aparecen en primera posición serán los de mayor nuclearidad mientras que aquellos que aparecen en las últimas posiciones por el IDL serán considerados como los vocablos periféricos. Estos vocablos pueden o no pertenecer a este núcleo. Se ejemplifica en la siguiente Tabla la forma cómo los vocablos aparecen en una prueba de disponibilidad léxica.

Las primeras respuestas que se activan serán las que tengan el IDL más elevado y serán las que estén más cerca a la primera organización conceptual del Núcleo al vocablo (VN -V(). Como ejemplo, se utilizan los vocablos de la Tabla 2: pata, burro, oreja, etc. El vocablo burro en una relación cognitiva será considerado como el VN porque dependen de él los vocablos oreja y pata. Este núcleo sirve de detonador conceptual para que estos vocablos puedan ejercer una función asociativa y, para que esto suceda, tendrá como base este núcleo la capacidad de seleccionar el léxico requerido, la edad en la que se hace esa selección, la tipicidad, etcétera. Éstas son características necesarias y suficientes que activan la relación cognitiva con otros nodos a la que se le llamará en conjunto función asociativa del vocablo y es considerada como las propiedades que poseen los vocablos como unidades de análisis para la disponibilidad léxica. Se presenta a continuación esta función.

Tabla 2 La estructura de los vocablos 

Cuestionarios de disponibilidad vocablo, vocablo, vocablo, vocablo, vocablo, vocablo, …
Respuestas obtenidas pata, burro, oreja, caballo, ...
(VN) Vocablos (V(∝)

Tabla 3 Características de los vocablos 

Vocablo Núcleo (VN)
  1. Selección del vocabulario a partir de la activación del nodo

  2. Significado de la posición de los vocablos

  3. Tipicidad del vocabulario

  4. Prototipo del vocabulario

  5. Edad de adquisición y familiaridad del vocabulario

Función asociativa

Esta función asociativa se presenta así: el activador genera la primera relación directa entre el vocabulario que se encuentra almacenado en el lexicón mental y la realidad lingüística del informante, para ello, la selección del léxico es la encargada, de cierta forma, de encasillar la información que pide el detonador. Tanto 1 y 2 son niveles de introducción al vocabulario disponible y los niveles 3 y 4 son los niveles de complejidad asociativa que presenta el vocablo.

La selección consiste en que el informante, una vez escuchado el estímulo, genera las entradas necesarias que se ubican en el interior (en la mente) y las existentes para el llenado del cuestionario. Muchas de estas entradas están condicionadas a lo que solicita el estímulo y la selección se encargará de buscar el léxico que debe estar en relación directa con lo solicitado. Una vez activado el vocabulario, aparece el nivel de significado de la posición de los vocablos. Éste consiste en establecer las posiciones en que se irán ubicando las respuestas en las listas de disponibilidad. El llenado y la posición del léxico en el cuestionario marcan lo más relevante de la cultura léxica de los informantes, es decir, este léxico solicitado tiene una base social y altamente inestable que solo aparece si el informante lo considera pertinente para el estímulo.

En los niveles 3 y 4, se presenta la tipicidad del vocabulario, como la característica más representativa del léxico ya que vincula la respuesta con el núcleo de manera directa y hace que esta vinculación genere las respuestas más prototípicas en las listas de disponibilidad léxica, es decir, los informantes al estar expuestos al estímulo generan en las primeras cinco o seis respuestas los vocablos más prototípicos de ese estímulo. Estas primeras evocaciones son respuestas que están más cercanas al núcleo y las que se ubican en las últimas posiciones serán las que menos relación tendrán con ese núcleo.

En el nivel 5, se ubica un factor extralingüístico que motiva la activación del vocabulario. Se refiere a la edad de adquisición y familiaridad del vocabulario. La edad de adquisición refiere tentativamente al momento en que el informante ha adquirido ese vocablo como parte de su léxico disponible para verse reflejado en las respuestas del cuestionario y la familiaridad del vocabulario está asociado con una relación cognitiva-locativa, es decir, las respuestas que muchas veces aparecen están condicionadas a factores sociales: religión, lugar de residencia, cultura de los padres y del informante, escolaridad, etcétera. En consecuencia, los factores sociales permean en la construcción de la respuesta léxica. A continuación, se presenta la figura representativa del concepto vocablo:

Figura 1 Representación del vocablo y la función asociativa 

Aparte de las características mencionadas en la función asociativa, existen otras características llamadas Mecanismos de asociación que se encuentran en las unidades léxicas. Estos mecanismos se dividen en dos grupos: semántico-cognitivos y lingüístico-formales. Los semántico-cognitivos hacen referencia a las representaciones mentales sobre los mecanismos relacionados con la categorización: hiperonimia e hiponimia, sinonimia, antonimia, etcétera, que hacen los informantes para formular categorías o clases generales con respecto a los objetos o entidades del mundo, y a las relaciones espacio-temporales que lo sitúan en su entorno.

Para lograr la categorización se habla de nueve mecanismos: 1) coordinación, 2) asociación funcional, 3) asociación espacial, 4) asociación temporal, 5) asociación causa-efecto, 6) asociación parte-todo, 7) asociación cultural-emergente, 8) asociación general y 9) semejanza física, que se ubican en los vocablos. Por otro lado, se encuentran los mecanismos lingüísticos-formales que tienen que ver con los rasgos de las unidades léxicas de acuerdo con sus propiedades sintagmáticas, morfológicas y fonéticas. Dentro de este mecanismo, se clasifican en colocaciones, composición sintagmática, asociación morfológica por derivación, asociación morfológica por composición formal y asociación fonética (Henríquez Guarín, Mahecha Mahecha y Mateus Ferro 2016:1-19). Por su parte, Mateus Ferro (2018:1-21) retoma lo hecho por Henríquez Guarín et. al. (2016) en relación con los mecanismos y genera una clasificación a partir de las corrientes cognitivas: lógicas y analógicas.

En la clasificación lógica se encuentran todos los rasgos formales, semánticos, asociación general y coordinación lógica y, en la clasificación analógica, éstas están divididas en semejanza física, asociación espacial, temporal, funcional, cultural y coordinación analógica que tiene que ver con el léxico disponible. Todas estas aportaciones teóricas en este trabajo se encuentran ubicadas en este primer nivel de organización, porque cuando se habla de organización del léxico disponible se refiere a los vocablos que tendrán un mayor nivel de organización y estructuración del léxico de la lengua.

El segundo nivel de asociación se encuentra entre el Vocablo (V) y el Centro de Interés (CI). En el primer nivel la relación se dio entre el Vocablo Núcleo (VN) y el Vocablo (V) que puede estar asociado directamente o periféricamente. La obtención del léxico disponible se basa en el principio de que el nombre mismo de una categoría abre la puerta al conocimiento de la categoría, un conocimiento amplio y variado en función del tipo de categoría que puede relacionarse en los niveles conceptuales (Smith y Kosslyn 2008:176).

Así pues, en este otro nivel de análisis, se utiliza la lingüística cognitiva, en específico, lo relacionado con la categorización como proceso mental de mayor incidencia para el lenguaje. Este proceso se entiende como un conjunto de propiedades bien definidas que determinan la pertenencia de un objeto a través del prototipo y será el que determine las primeras conexiones conceptuales entre el CI y el V (Rosch y Mervis 1975), en ese aspecto, el CI ha de contener la función de nuclearidad como prototipo de una red conceptual que sirve como enlace entre los niveles de conexión de los VN y el CI.3 Este CI será ahora considerado un puente organizativo de primer nivel por lo que será llamado Centro de Interés Subordinado (CIS).

Un problema que se presenta al trabajar con la organización conceptual es la amplitud de relaciones cognitivas que pueden generarse en las pruebas de disponibilidad léxica. Esto se demuestra cuando en la lista de respuestas aparecen vocablos como plato, vacuna, baño, alegre, etcétera, para el centro de interés Los animales. Si bien es cierto que estas respuestas pueden aparecer en este centro, también es cierto que no necesariamente aparecerán entre los primeros lugares y podrán formar parte de las respuestas de otros centros de interés, por esta razón, este problema de organización ha sido muy frecuente a la hora de establecer una tipología sobre las áreas temáticas que deben conformar los conocimientos humanos, porque un VN puede aparecer indistintamente en varios centros y eso condiciona en plenitud la organización conceptual. En la siguiente tabla, se presentan las respuestas que prototípicamente aparecen en los primeros lugares.

Tabla 4 Relación entre vocablo y centro de interés subordinado 

Centro de interés Subordinado vocablo, vocablo, vocablo, vocablo, nV( ...
X perro, gato, perico
X vacunas, higiene, limpieza, …
Núcleo Vocablos

Una característica importante de este Centro de Interés Subordinado (CIS) y del siguiente paso es que se hace la relación parte-todo. Acá, se parte de la idea de que el núcleo puede estar asociado a otro núcleo, es decir, una parte de asociación léxica depende de otra parte de asociación mayor. Por esta razón, en la siguiente Tabla se aprecia la relación parte-todo. El VN está en relación de subordinación del CIS y, así, se comenta, el VN es una parte del todo del CIS.

Tabla 5 La relación entre el centro de interés subordinado y el vocablo 

CIS VN

El teléfono

Recolección de basura

Escuela: muebles

Escuela: útiles

Chico, grande, inalámbrico, bocina, caseta, celular, …

Camión, triturador, campana, trabajador, uniforme, …

Banca, butaca, pizarra, escritorio, silla, gabinete, …

Libreta, libro, lápiz, resistol, pegamento, goma, sacapuntas, …

Nucleares

Vocablos con sus características

  1. Tipicidad del vocabulario

  2. Prototipo del vocabulario

De la siguiente representación, los VN se encuentran relacionados a un todo que los rige en la organización conceptual y estas respuestas son una parte de la totalidad de posibles vocablos que pudieran pertenecer o no al núcleo que en este caso es el Centro de Interés Subordinado. Como se ha comentado, la tipicidad y el prototipo son las características esenciales de los vocablos que se activan cuando el centro de interés los requiere. La disponibilidad capta toda clase de vocablos, mismos que no se encuentran aislados sino están siempre relacionándose como parte de su naturaleza asociativa y, en ese sentido, cada vez que aparecen nuevos vocablos, significa que se está estimulando el lexicón mental, lo que quiere decir que la tipicidad y el prototipo siempre están presentes en la activación espontánea de los vocablos, todo lo contrario a la relación parte-todo del VN y del CIS en el que se estructura este segundo nivel.

El tercer nivel está compuesto por lo denominado en la disponibilidad léxica: Centro de Interés. Presenta la característica de que la organización se da en un nivel más alto de organización conceptual, es decir, se da entre lo que en teoría serían dos Centros de Interés Subordinados que se encuentran organizando la información, sin embargo, no es así. Uno de ellos cumple con esa función, organizar los vocablos y agruparlos en el núcleo, el otro tiene la finalidad de ordenar esa información léxica que se ubica en el núcleo e irla centrando en un solo nodo conceptual. Un nodo conceptual es una conexión mental que se da entre los miles de posibles vocablos y los cientos de posibles Centro de Interés Subordinados. A este centro que presenta esa característica se le dará el nombre de Centro de Interés Relacional (CIR). Su objetivo es organizar y ordenar conceptualmente los centros de interés que se encuentran en un nivel más abajo y, en términos de tamaño, estos centros son más reducidos que los segundos porque los intereses humanos que se presentan acaparan una estructura cognitiva más específica. La base de la que parte esta distinción tiene que ver con Galisson (1979), quien habla de temas de predilección, los cuales se definen como dominios experienciales que engloban otros dominios de menor jerarquía del individuo.

La diferencia entre los CIR y CIS es que los Centros de Interés Subordinados se escogen de forma arbitraria, tomando en cuenta la comunidad lingüística como detonante del conocimiento léxico, en tanto que los Centros de Interés relacional no son producto de esa arbitrariedad que genera de cierta forma la comunidad, sino más bien, es una forma como el hombre reconoce y le da sentido a ese conocimiento léxico, por eso, estos centros son más específicos y centrales.

Hay dos características necesarias en el CIR que tienen que ver con su naturaleza asociativa y temática. Los vocablos que se obtienen de manera directa, entre los primeros lugares del cuestionario de disponibilidad, serán de naturaleza temática, prototípica, mientras que aquellos otros vocablos que indirectamente se encuentren relacionados con el estímulo, los alejados del núcleo, serán de naturaleza asociativa, es decir, vocablos familiares. Así pues, los CIR deben ser temáticos y asociativos y serán el núcleo de aquellos Centros de Interés Subordinados que funcionarán como microsistemas, tal como lo plantea Izquierdo Gil (2003) o Giovannini et al. (1996). Como ejemplo obsérvese la siguiente representación entre los centros expuestos:

Tabla 6 Representación entre el Centro de interés relacional y subordinante 

Centro de Interés relacional (CIR) Centro de Interés Subordinados (CIS)
Flora

Agricultura

El campo

La siembra

La cosecha

Las herramientas

Fauna

Animales

Los accesorios

El paisaje

Tiempo meteorológico

El clima

Las estaciones del año

Características internas

1. Naturaleza asociativa

2. Naturaleza temática

Características internas

1. Son considerados como microsistemas

2. Son clasificados como inclusivos y relacionales

3. Son catalogados por función de la organización interna en categorías naturales, categorías bien definidas, categorías ad hoc, categorías radiales y esquemas

Como se aprecia, los CIR muestran niveles de especificidad que no aparecen en los CIS porque son más restrictivos en cuanto a la organización conceptual de la información. La diferencia entre uno y otro tiene que ver con la diferencia entre el centro de interés y los intereses humanos, por un lado, el CI es el resultado de los intereses humanos, es decir, es la clasificación ontológica sobre el ser en cuanto ser y sobre el ser en cuanto al objeto de su entorno. En ese sentido, los CIR serán considerados como aquellos nodos más específicos que cumplen con la finalidad de organizar las categorías lingüísticas y cumplen con los procedimientos de actualización de las unidades léxicas que serán utilizadas en un marco global de información, en este caso, en un discurso cualquiera.

Cabe destacar que los CIR no presentan variación asociativa tan grande como los CIS porque, en la constitución del universo léxico, los Núcleos Temáticos del Tipo Asociativo (NTA, desde este momento) son una realidad psicológica capaz de relacionar niveles cognitivos y capaz de establecer asociaciones entre lo que sabe el hombre en relación con el vocabulario universal, y su nivel organizacional dependerá de un conocimiento general del tema y no específico del hablante (Marconi 2000). Una vez analizado los diferentes niveles, se considera el McI como el nivel conceptual-jerárquico que tiene la capacidad de representar, asociar, organizar y ordenar las unidades léxicas que se ubican en el lexicón y que son activadas cuando el hablante necesita informar algo (relación temática). Se ejemplifica esto con la siguiente Tabla.

Tabla 7 Relación entre el macrocentro de interés y el centro de interés relacional 

McI CIR
Flora
El planeta Tierra Fauna
El paisaje

Características

1. Es global

2. Genera un orden

3. Es de naturaleza temática

Características internas

1. Naturaleza asociativa

2. Naturaleza temática

Como se observa, para organizar el vocabulario de El planeta Tierra o La Tierra se deben observar las siguientes características que componen el McI: la globalidad, el orden y la naturaleza temática. Es global porque integra una entidad conceptual amplia y, a su vez, específica que engloba otras nociones conceptuales de menor nivel (CIR), presenta un orden porque se establece una linealidad entre el McI y el resto de las unidades jerárquicamente organizadas bajo su estructura conceptual. De esta forma su representación es la siguiente:

Figura 2 Representación del macrocentro de interés 

Nótese cómo está organizado el McI. Va de lo general a lo particular, siendo el nivel intermedio, el nivel asociativo más complejo dentro de la estructura del McI. Es en esta parte donde se debe tener cuidado con la selección de los intereses humanos ya que, como se ha mencionado, las características individuales de cada CI ayudarán a la clasificación y diferenciación entre (CIR) y (CIS). En el ejemplo anterior, la naturaleza temática del McI es la más compleja dentro de la selección de los CI, ya que El planeta Tierra abarca diversas generalidades en la mente del informante; es decir, cognitivamente estimula infinidad de relaciones asociativas que están presentes al momento de obtener información. Entonces, el McI El planeta Tierra impone al informante y, principalmente, a la comunidad lingüística un punto de vista no sólo sobre el objeto al cual se refiere, sino a la manera como el informante puede construir y organizar las entidades cognitivas que se almacenan en la mente con respecto a ese objeto. A este léxico que activa, detona y satisface la necesidad comunicativa se le llamará Léxico Causal.

Otra característica del McI es que éste representa los actos de habla en la comunidad lingüística. Al iniciarse, éste activa todos los candidatos léxicos para que se lleve a cabo una correcta comunicación y el informante pueda tener un intercambio de ideas sin problema alguno, en ese sentido, la evocación del léxico disponible es el inicio del universo léxico y es una actividad cognitiva compleja que va más allá de los procesos mnemotécnicos superficiales, lo que genera el funcionamiento de la memoria colectiva que afecta a las otras memorias: la superficial y la profunda.

La memoria superficial forma parte del vocabulario externo, es decir, de aquel vocabulario que se actualiza en función de un evento comunicativo, basándose en la cantidad de conexiones establecidas entre la palabra y el resto de los elementos del sistema lingüístico, por su parte, la memoria profunda permite rastrear el vocabulario del tipo referencial e inferencial que se encuentra interiorizado en la memoria y se activa sólo cuando es requerido por el informante (Urrutia 2001). Se presentan dos ejemplos de McI: La ciudad y El hombre. El primero es muy productivo en los estudios tradicionales de disponibilidad léxica y del otro centro no existe evidencia del léxico que posee.

Tabla 8 Presentación del Macrocentro La ciudad 

McI CIR CIS Redes léxicas y vocablos
Vivienda Partes de la casa Muebles de la casa Cocina y sus utensilios Objetos colocados sobre la mesa Electricidad y aire acondicionado Recámara, habitación, cocina … Cama, ropero, estufa, alacena … Sartén, olla, cacerola … Mantel, plástico, salero … Cable, foco, alambre …
Servicios públicos Teléfono Recolección de basura Escuela: muebles Escuela: útiles Servicio médico Cable, chico, grande … Camión, triturador, bocina … Banca, butaca, pizarra … Libreta, libro, lápiz … Médico, atención especializada …
La sociedad La ciudad El país El pueblo Justicia Delincuencia y asuntos legales Robos, ratero, divorcios …
Actividades económicas Bancos Comercios Tiendas departamentales Profesiones y oficios Medios de transporte Dinero, cajera, máquina de monedas … Aparador, caja registradora … Estacionamiento, cajas, empleados … Obrero, campesino, ebanista … Carro, bicicleta, patineta …
Diversión y deportes Juegos y entretenimiento Ocio y tiempo libre Entretenimiento Artes Juguetes Música y danza (géneros) Deportes y equipos Viaje y vacaciones Cine, antros, caminar al parque … Pintura, pincel, oleo … Muñecas, muñecos, plástico … Cumbia, danza árabe … Futbol, beisbol, frontón … Boleto, horas de espera, autobús …

Tabla 9 Presentación del Macrocentro El hombre 

McI CIR CIS Redes léxicas y vocablos
Partes del cuerpo Las internas Las externas Hígado, corazón, venas… Brazo, pierna, ojo…
Aspecto físico Aspecto físico Alto, gordo, grande…
Procesos mentales La inteligencia Pensamiento, conocer, …
El hombre La familia Las relaciones de parentesco Las amistades Ahijada, primo, ahijado… amigo, conocido, pariente, …
Sentimiento y emociones Los sentimientos Las emociones Amor, deseo, tristeza, … Alegría, esperanza, odio, …
Vestimenta La ropa El calzado Los accesorios Pantalón, camisa, playera, … Tenis, botas, chancla… Cinturón, reloj, diadema…
Tabú El sexo La religión Las groserías Hombre, mujer, pene… Cruz, Dios, monaguillo… Mierda, puto, rajón…
Es global Genera un orden Es de naturaleza temática Naturaleza asociativa Naturaleza temática Son considerados como microsistemas Son clasificados como inclusivos y relacionales Son catalogados por función de la organización interna en categorías naturales, categorías bien definidas, categorías ad hoc, categorías radiales y esquemas Selección del vocabulario a partir de la activación del nodo Significado de la posición de los vocablos Tipicidad del vocabulario Prototipo del vocabulario Edad de adquisición y familiaridad del vocabulario

4. Sobre el McI

Lo analizado en este trabajo ha permitido observar cómo el léxico disponible tiene un punto de origen del que se desprenden todas las unidades léxicas que lo componen, distribuidas en diferentes niveles de análisis. Tal como se ha mencionado, el McI es producto de la naturaleza cognitiva de la humanidad, pudiendo ser considerado como un acto de habla que, al activarse, genera un listado de vocablos que se encuentran permeados por lo social, lo dialectal y lo educativo. Sin embargo, la organización léxica tiene un origen y es el que se observa cuando se analizan las relaciones cognitivas del léxico. Ahora, se presentan dos ejemplos más de otros McI.

Tabla 10 Presentación del Macrocentro La comunicación 

McI CIR CIS
Temas de conversación Léxico especializado de la publicidad, léxico juvenil.
Comunicación Cortesía y descortesía Despedidas, saludos.
Medios de comunicación La radio, la televisión, la tecnología.

Tabla 11 Presentación del Macrocentro Las matemáticas 

McI CIR CIS
Geometría Plano, símbolos geométricos, áreas, figuras geométricas.
Las matemáticas Álgebra Sustitución, ecuaciones, fórmulas.
Probabilidad y estadística Axiomas y teoremas de la probabilidad

Observando los ejemplos, el concepto McI no procede solamente de la relación al interior entre los vocablos, unidades léxicas, sino que implica una activación conjunta entre los diferentes niveles de organización conceptual que aparece cuando el informante utiliza el acto de habla. Este primer paso (el de la exposición) es el detonante para que, a lo largo de las listas de disponibilidad léxica, se vaya observando la estructuración de la información que varía entre las lenguas. Se presentan otros McI sin desarrollar: 1) El universo, 2) La comunicación, 3) Las matemáticas, 4) El hombre, 5) El país, 6) La tierra, 7) El mundo orgánico, 8) El mundo inorgánico, etcétera.

5. Reflexiones finales

Como se ha tratado de explicar en este trabajo, la disponibilidad léxica presenta un orden cognitivo que se vislumbra en distintos niveles de organización, que va desde lo más general hasta lo más específico o viceversa. Inicia como se aprecia en el vocablo, llega al centro de interés subordinado, pasa por el centro de interés relacional y termina en el McI. El nivel de mayor complejidad asociativa se da entre los centros de interés que aparecen al interior de la estructura cognitiva y el nivel que presenta mayor cantidad de características asociativas es el inicial, en donde se ubican los vocablos y su función asociativa. Cada uno de los distintos niveles presentan características exclusivas, como ejemplo el McI cuenta con lo global, genera un orden y es de naturaleza temática, en tanto que el nivel de vocablo presenta la selección, la posición del vocablo, la tipicidad, el prototipo y la edad de adquisición como parte de las características. Tanto tipicidad como prototipo están presentes a lo largo de todos los niveles cuando se habla de su naturaleza temática y asociativa, o bien, cuando se observa la clasificación cognitiva que aparece en los centros de interés subordinados. En consecuencia, como se ha apreciado, el McI es un componente estratégico para la organización del léxico disponible y para obtener de cierta forma niveles de respuesta idénticos en los centros que sean utilizados en cualquier investigación.

Uno de los problemas en que se podría caer es pensar si, en la estructuración del léxico, hay la posibilidad de encontrar universales léxicos (llamados por así decirles universales temáticos( de los que parte la estructuración y organización de las unidades léxicas en diferentes niveles de conceptualización al interior de la disponibilidad léxica, y de los que todas las lenguas comparten un rasgo o una propiedad que se ve al utilizar los mismos Centros de Interés en todas las investigaciones de esta índole. En consecuencia, estos CI deberían, entonces, partir de una base taxonómica-empírica de los elementos comunes que aparecen en todas las lenguas y que, a partir de la observación de investigación de la disponibilidad léxica, se podría generalizar una lista de propiedades cognitivas comunes que se usan para hablar sobre las relaciones asociativas del léxico.

En relación con lo anterior, se puede decir que la propuesta del Macrocentro de Interés que se presenta no tiene la intención de equiparar los Centros de Interés con el concepto o la idea de universal en relación con el léxico, ya que, si bien es cierto que los Centros de Interés son considerados como detonadores conceptuales que permiten la aparición de la información léxica, también es cierto que, desde hace muy poco tiempo, se ha empezado a analizar desde esta postura la organización conceptual entre los vocablos que aparecen en las listas de disponibilidad léxica, para tratar de explicar la forma como se ingresa al lexicón y la forma como presumiblemente se organiza ese léxico. Esto ha generado una discusión muy importante sobre si estos Centros son suficientes para tratar de obtener un léxico universal para todas las lenguas, cosa que todavía no se ha comprobado desde esta visión porque hace falta mucho trabajo por realizar dentro de la disponibilidad léxica. Asimismo, tratar de analizar la estructura cognitiva léxica que se encuentra permeada por diferentes factores sociales y que inciden en la aparición del léxico disponible a partir de un tema es muy complicado porque el único medio que se tiene en la actualidad es el Índice de Disponibilidad Léxica (IDL) que permite observar lo disponible del léxico, aunque esto esté estrictamente relacionado por el tema.

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1Los padres de esta corriente son Lakoff y Langacker (1987) quienes sentaron las bases sobre algunos de los conceptos básicos como el experiencialismo, la teoría de los prototipos y del nivel básico, los modelos cognitivos idealizados y las categorías radiales (Cuenca y Hilferty 1999: 11-12).

2Cuando se obtiene información léxica de una comunidad lingüística, se aprecia la vitalidad de las palabras en un determinado lugar y tiempo y se observa la integración social de ese vocabulario en su diacronía y sincronía que se obtiene al aplicar estas pruebas de producción léxica.

3Así pues, la selección de vocablos que tentativamente podrían llegar a ser centros de interés está correlacionada con la noción de vocablos pesados y vocablos ligeros que aparecen en otros trabajos de disponibilidad léxica, es decir, los vocablos pesados serán aquellos que en su constitución semántica admitan otras varias relaciones sociales y de ellas se generen otras asociaciones, en tanto que en aquellos vocablos ligeros serán los que únicamente puedan relacionarse con pocas unidades y no generen mayor nivel de conectividad entre el vocablo y sus vocablos. Ejemplo de ello sería el vocablo ‘mano’ que no podría considerarse un centro de interés porque el número de vocablos que dependa de él está limitado.

Como citar: Pérez Durán, Marco Antonio. 2019. Un estudio sobre los macrocentros de interés (McI) Una aportación teórica para los estudios actuales de disponibilidad léxica. Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México 6 (1). e134. DOI:10.24201/clecm.v6i1.134

Recibido: 29 de Septiembre de 2017; Aprobado: 12 de Enero de 2018; Aprobado: 22 de Agosto de 2018

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