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Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México

On-line version ISSN 2007-736X

Cuad. Lingüíst. Col. Méx. vol.5 n.2 Ciudad de México Jul./Dec. 2018

https://doi.org/10.24201/clecm.v5i2.122 

Reseñas

Reseña a Álvarez González, Albert & Navarro, Ía (eds.), 2017. Verb Valency Changes. Theoretical and typological perspectives. Ámsterdam / Filadelfia: John Benjamins.

Review to Álvarez González, Albert & Navarro, Ía (eds.), 2017. Verb Valency Changes. Theoretical and typological perspectives. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.

Mercedes Tubino-Blancoa 

aWestern Michigan University. mercedes.tubino-blanco@wmich.edu.

Álvarez González, Albert; Navarro, Ía. 2017. Verb Valency Changes. Theoretical and typological perspectives. Ámsterdam: Filadelfia: John Benjamins


La valencia tiene que ver con el número de participantes que necesita un verbo para poder realizar el evento que denota. En este sentido, la valencia determina tanto el número como el tipo de argumentos que el verbo requiere para que la estructura donde participa esté bien formada. La valencia de los verbos, sin embargo, no tiene por qué ser fija, sino que es flexible en el sentido de que admite cambios que pueden estar determinados o bien porque el mismo verbo sea compatible con distintas estructuras argumentales alternantes (e.g., los verbos involucrados en la alternancia incoativa-acusativa), o bien porque el verbo sea compatible con procesos que den lugar a un incremento o reducción del número de argumentos típicamente relacionados con dicho verbo (e.g., los procesos de pasivización que eliminan el agente de los verbos en lenguas nominativo-acusativas). El volumen editado por Albert Álvarez González e Ía Navarro, ambos afiliados a la Universidad de Sonora, es una contribución más al fenómeno del cambio de valencia que se une a múltiples estudios sobre los cambios de valencia como el de Levin (1993)) y el más recientemente editado por Malchukov & Comrie (2015)Valency Classes in the World’s Languages, un compendio de operaciones de cambio de valencia organizado por familia de lengua, así como otros también co-editados por Álvarez González como Studies in Voice and Transitivity (2008) y Mecanismos de voz y formación de palabra (2007).

El volumen aquí editado parte del taller organizado en 2013 por los co-editores en la Universidad de Sonora, Workshop on Verb Valency Change (Taller sobre Cambios de Valencia Verbales), abriendo la puerta a la diversidad teórica en el estudio del cambio de valencia, algo que no es frecuente en la comunidad lingüística. Así, aparte de la presencia de artículos de corte tipológico-funcionalista, el volumen también cuenta con trabajos de lingüistas de aproximación generativa, una diversidad a la vez poco común y bienvenida, especialmente a la hora de comprender el fenómeno desde la pluralidad de perspectivas.

El volumen incluye once artículos, de los cuales tres están incluidos en la primera parte, centrada en aproximaciones más generales o teóricas al estudio del cambio de valencia, mientras que el resto de artículo se enfocan en lenguas específicas. Las lenguas estudiadas en este volumen incluyen lenguas amerindias de distintas familias, entre las que se incluyen el náhuatl clásico, el náhuatl de la Huasteca y el yaqui (de la familia yutoazteca), el tepehua de Tlachichilco (de la familia totonaco-tepehua), el seri (aislada), y el mocoví (de la familia mataco-guaicurú). También incluye estudios sobre el árabe (lengua semítica) y el circasiano occidental o adigué (lengua caucásica).

El primer artículo está escrito por Andrej J. Malchukov, lingüista de corte tipológico-funcionalista actualmente afiliado al Instituto de Lingüística de San Petersburgo, de la Academia Rusa de las Ciencias, y la Universidad de Mainz. Anteriormente, Malchukov ha trabajado en el extinto Departamento de Lingüística del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania, y allí ha estado muy involucrado en varios proyectos de alcance tipológico de cambio de valencia junto a Bernard Comrie, entre los cuales publicó el volumen citado más arriba, Valency Classes in the World’s Languages (2015), que cuenta con un compendio completísimo de estudios de valencia y alternancias de valencia en treinta lenguas del mundo, de la que ha extraído gran parte de los datos usados en el presente capítulo. La contribución de Malchukov a este volumen se titula “Markedness effects in applicative formation” y trata de casos de ambivalencia de voz de aplicativos, donde se observa una polisemia en morfemas que entre otros usos exhiben el uso aplicativo. Más concretamente, el capítulo agrupa tres tipos generales de casos de polisemia entre el morfema aplicativo y otros marcadores, que divide en tres apartados, i) para marcadores con usos aplicativo-causativos, ii) para marcadores con usos aplicativo-antipasivos y iii) para analizar otros casos donde el marcador aplicativo parece usarse en procesos de democión a oblicuos de participantes que los aplicativos prototípicamente promueven a argumentos centrales, como los participantes receptores en verbos de transferencia. Este autor arguye que las distintas funciones del morfema dependen de propiedades sintáctico-semánticas del verbo con el que aparece (e.g., si son intransitivos o transitivos). Todo ello mostrando un amplio corpus de lenguas del mundo, como por ejemplo la lengua chileno-argentina mapuche, el yupik de Alaska, el seri de México, el maya yucateco, la lengua salish de Estados Unidos, la lengua chukchi de Siberia, la lengua yaqui mexicana, el indonesio, el groenlandés y la lengua austronesia teop de Papúa Nueva Guinea.

Para mostrar los casos de polisemia causativa-aplicativa, Malchukov muestra datos de la lengua mapuche, yupik (esquimal) de Alaska, el seri mexicano y el maya yucateco. Este autor muestra que la preferencia en estos casos es la interpretación causativa con verbos intransitivos inactivos (i.e., inacusativos) y aplicativa con verbos activos intransitivos (i.e., inergativos) y transitivos. De hecho, este autor hace la interesante observación de que esta polisemia está presente en un gran número de lenguas del mundo, pero quizá ha pasado desapercibida debido a discrepancias terminológicas. Por ejemplo, en el yupik (esquimal) de Alaska esta polisemia aparece enmascarada por la terminología ‘adversativa’. Lo interesante es que cuando este adversativo se usa con verbos monádicos, el participante negativamente afectado se convierte en A (i.e., sujeto de verbo diádico), como se ha documentado bien para el japonés con el mismo tipo de construcción. Pero si el adversativo se usa con verbos diádicos el participante afectado aparece como O (i.e., objeto de verbo diádico), y es interpretado como aplicativo. Esta observación sugiere que en realidad tenemos el mismo marcador actuando en contextos sintácticos contrastados, que es precisamente lo que termina derivando interpretaciones diferentes del marcador. Esto también se prueba con casos en que un mismo marcador aplicativo está asociado con procesos de antipasivización o en casos en que el uso del marcador acaba demoviendo a oblicuo precisamente a participantes que prototípicamente promociona un aplicativo a argumento central (e.g., receptores o benefactivos). Esto es lo que ocurre por ejemplo en groenlandés donde se usa el aplicativo para promover argumentos instrumentales a objetos y demover el beneficiario a participante oblicuo con verbos ditransitivos. A esto llama Malchukov el aplicativo reversativo.

Muchos de los casos de polisemia aquí estudiados son tratados en otros trabajos como simple homonimia. El trabajo de Malchukov elimina este carácter de ‘coincidencia’ del análisis de estos marcadores y proporciona un análisis más uniforme del fenómeno de la polisemia intralingüística entre marcadores aplicativos y otras funciones.

El análisis es en términos de la Teoría de la Optimidad (Prince & Smolensky 1993-2004) aplicado a la sintaxis, con un sistema basado en restricciones que atienden al nivel de marcación y de fidelidad (con la forma subyacente) de estructuras lingüísticas posibles. La generalización hecha por Malchukov es significativa: los causativos son menos marcados si se construyen sobre verbos estativos o inacusativos (i.e., no agentivos) y más marcados si se construyen sobre verbos inergativos y transitivos (i.e., agentivos). Justo lo contrario pasa con los aplicativos. Distintas lenguas manifiestan esta generalización de distinta forma y algunas lenguas lo hacen de forma fuertemente restrictiva, limitando el uso de causativos a verbos no agentivos, como el maya yucateco, o el uso de aplicativos a verbos agentivos, como es el caso del yaqui. Mientras Malchukov usa un sistema de jerarquías basado en la Teoría de la Optimidad para dar cuenta de este hecho, otros autores como Pylkkänen (2008) también había visto una correlación entre la interacción de la agentividad de los verbos y la compatibilidad de estos con estructuras causativas y aplicativas, aunque siempre tratando las estructuras causativas y aplicativas de manera independiente. La relevancia del trabajo de Malchukov incluido en este volumen es que da un paso más unificando aún más las funciones de los marcadores de cambio de valencia.

El siguiente trabajo incluido en este volumen es de M. Teresa Espinal “Morphosyntactic defectiveness in complex predicate formation”. M. Teresa Espinal ofrece un estudio sobre el cambio de valencia en la formación de predicados complejos por incorporación nominal concluyendo que el fenómeno depende de la defectividad morfológica y no tanto de la prototipicalidad semántica de los elementos nominales implicados, en contra de lo que se ha argumentado, por ejemplo, por Borthen (2003) para explicar casos similares en noruego. La autora basa sus argumentos en estructuras de incorporación nominal a verbos en yaqui, documentado por Haugen (2008), los cuales son ejemplos de supresión argumental de la misma manera que lo son los sustantivos desnudos o escuetos en español en necesito notario, tengo calefacción o llevo reloj de cuarzo. La autora arguye que la interpretación de estas estructuras se debe a su defectividad morfológica, que también es responsable del comportamiento del clítico le en español mexicano, en estructuras como correrle, moverle o limpiarle, documentado y estudiado por Navarro (2009).

Más concretamente, la autora arguye que la defectividad morfosintáctica de los nombres incorporados consiste en que aparecen sin determinante, sin número, sin caso, son indefinidos y además no son argumentos canónicos (i.e., no realizan función de argumentos del verbo). Esto lo muestra, por ejemplo, con casos de yaqui donde el objeto incorporado aparece sin marcas de caso en, por ejemplo maaso-peu-te-n ‘venado-matar-intr-impf’ (al contrario que cuando aparece como argumento del verbo donde sí exhibe caso maaso-ta peu-ta-k ‘venado-acc matar-tr-pfv’). El impacto morfosintáctico se ve reforzado, en el caso del yaqui, por la alternancia en la marcación de transitividad del verbo, marcado como intransitivo (-te-) en el caso de incorporación. También se cumple en el caso del yaqui la generalización de que provienen de la posición de objeto. No están tan claro los otros requisitos propuestos por esta autora, que los nombres incorporados no son objetos afectados, es decir, no se interpretan como agentes, causas o pacientes o que los verbos que incorporan suelen ser de tipo relacional si son diádicos pero no suelen ser causativos transitivos, dado el ejemplo en yaqui de un venado sacrificado donde el paciente afectado maaso-ta ‘venado’ se puede incorporar a un verbo que no es puramente relacional o al menos no está claro que lo sea. Pero estas características sí parecen cumplirse en las estructuras analizadas en español que parecen estar bastante más restringidas a argumentos en relación de posesión con el verbo que los incorpora. También parece estar claro que estos elementos nominales incorporados tienen carácter defectivo en el sentido descrito por Espinal, puesto que son incompatibles con determinantes y con número plural. Además, estos elementos parecen formar, en efecto, predicados complejos con los verbos a los que se incorporan, puesto que una vez incorporados no se comportan como activos para otras operaciones morfosintácticas como ser referentes de un clítico dislocado a la izquierda, a juzgar por el siguiente contraste: Ya no lo llevo el reloj de cuarzo frente a *Ya no lo llevo reloj de cuarzo.

La correlación que hace Espinal entre los elementos nominales incorporados y los clíticos que aparecen en estructuras del español mexicano como en ¿Le cierras? Por favor es tanto inesperada como interesante. La autora arguye que la razón por la que este elemento puede aparecer con al menos algunos verbos en esta variedad del español es precisamente su carácter defectivo, el cual demuestra con argumentos como que no tiene género ni número ni referente. Parece, en efecto, que este clítico tradicionalmente analizado como dativo es una versión más defectiva aún de los dativos éticos, analizados también como defectivos en Cuervo (2003). El análisis de este clítico como elementos morfosintácticamente defectivos es sin duda convincente. Está menos claro que estemos ante un fenómeno similar a los dos otros casos tratados en este artículo, ya que no sabemos exactamente qué argumento estaríamos incorporando al verbo en este caso, especialmente si el clítico no tiene referente. Más bien parecería que este clítico es la materialización de un núcleo funcional que aparece en alguna proyección en las inmediaciones del verbo, seguramente asociado con la proyección de Voz, si se puede demostrar que está asociado de alguna manera a la agentividad. En cualquier caso, el artículo de Espinal incluido en este volumen constituye una interesante aportación a la bibliografía de la predicación compleja y supone una aportación única al volumen sobre la relevancia de la incorporación a los procesos de cambio de valencia.

En el siguiente capítulo “Two types of locative alternation” Jaume Mateu reflexiona sobre la distinción tipológica propuesta por Talmy (1991, 2000) entre lenguas que exhiben marco verbal como las románicas y lenguas de marco satélite como las germánicas. Las lenguas de marco verbal expresan la trayectoria y la meta junto con la base verbal, expresando el modo mediante un adjunto (e.g., La botella entró flotando ), mientras que las lenguas de marco satélite expresan la manera del movimiento, y la trayectoria y la meta quedan expresadas mediante un ‘satélite’ en forma de preposiciones (e.g., the bottle floated in ). Mateu explica los contrastes entre estos dos tipos de lengua en términos estructurales: mientras que las lenguas de marco satélite exhiben fusión (conflation) de una raíz de Manera con el verbo, las lenguas de marco verbal son el resultado de incorporación de una raíz de Resultado con el verbo. Esto a su vez explica contrastes en casos de alternancia locativa en los dos tipos de lengua: mientras que lenguas de marco verbal involucran incorporación de la raíz verbal desde una posición de cláusula reducida de resultado que forma junto con el complemento preposicional en cualquiera de las dos estructuras alternantes (e.g., En Ramon carrega els rocs al carro ‘Ramón carga las rocas en el carro’ frente a En Ramon carrega el carro de rocs ‘Ramón carga el carro de rocas’), en lenguas de marco satélite una de las estructuras alternantes conlleva incorporación, como ocurría en catalán (The children taped pictures on the wall ‘Los niños pegaron dibujos en la pared’) mientras que la otra estructura se forma a partir de un proceso de fusión de la raíz verbal con el verbo fonológicamente nulo (The children taped up the wall with pictures ‘lit. Los niños pegaron la pared con dibujos’).

Como el lector habrá observado, en español este segundo tipo de alternancia no es posible, precisamente porque no admite este tipo de fusión de la raíz verbal con el verbo al ya ocupar esta posición la trayectoria o resultado en este tipo de lenguas, mientras que en lenguas de marco satelital la trayectoria y resultado aparecen realizados en otro núcleo materializado en la preposición. En su capítulo, Mateu muestra contrastes entre los dos tipos de lengua basados en esta diferencia estructural y explica, por ejemplo, el hecho de que la alternancia locativa es generalmente más productiva en las lenguas de marco satelital que en las lenguas de marco verbal.

La segunda parte del volumen trata casos de cambio de valencia en distintas lenguas del mundo, especialmente en lenguas amerindias de México y Sudamérica. El primer capítulo de esta segunda parte es “Transitivity and valency-changing operations in Huasteca Nahuatl” de Manuel Peregrina Llanes, Albert Álvarez González y Zarina Estrada-Fernández. En particular este artículo muestra de manera descriptiva y general las operaciones de cambio de valencia que se encuentran disponibles en la lengua nahuatl de la Huasteca, lengua mexicana de la familia yutoazteca, tanto de cambio de valencia como de cambio de transitividad y los marcadores asociados con estas operaciones. Los datos usados en este trabajo fueron obtenidos por el antropólogo Alan Sandstrom y el corpus narrativo usado fue preparado por Manuel Peregrina, uno de los autores del presente artículo. En cuanto a las operaciones de incremento de valencia tratadas en este artículo se incluyen las de causativización de verbos intransitivos a partir del sufijo causativo y sus alomorfos -lti / -ti / -tia y la de introducción de argumentos a partir de los sufijos aplicativos -lia / -li / -l. Como en otras lenguas del mundo, el nahuatl de la Huasteca exhibe un sincretismo en la forma del operador de distintas operaciones de reducción de valencia (e.g., reflexivo, recíproco, voz media y pasiva). Aparte de operaciones de cambio de valencia asociadas a marcadores de cambio de valencia, los autores también documentan otras operaciones a nivel estructural, como son el uso de pronombres no específicos o la incorporación nominal, ambos también asociados con la reducción de valencia.

Algo interesante de esta lengua es, por ejemplo, la restricción impuesta por los morfemas causativos en la construcción sobre la que se aplica el proceso de causativización, la cual debe ser monovalente. Por esta razón, las estructuras basadas en verbos bivalentes exhiben al mismo tiempo un proceso de causativización, donde se introduce un agente causante y un proceso de detransitivización, donde se reduce un argumento asociado con el marco bivalente de la base similar a los procesos antipasivos tratados en el capítulo de Malchukov en este volumen. También menciona el capítulo de Peregrina et al. que la aplicativización se realiza en el caso de ‘algunos’ intransitivos y de transitivos en general y uno se pregunta si los datos del nahuatl de la Huasteca apoyarán también con datos del aplicativo esta otra generalización hecha por Malchukov donde se afirma que los intransitivos que no admiten fácilmente los aplicativos son los inactivos.

Algunas explicaciones en este capítulo quizá requieren clarificación, como es el caso de un ejemplo de la aparición de un sufijo aplicativo con la base maka ‘dar’, una base prototípicamente de tres lugares. El aplicativo no parece introducir ningún argumento nuevo, dada la transitividad de la base y los autores atribuyen su uso a razones discursivas. Sin embargo, la explicación dada por los autores no está del todo clara en base al ejemplo. Tampoco está del todo claro para el lector que el aplicativo no sea posible en esta lengua con este tipo de verbos por razones estructurales, al no proporcionarse más ejemplos con esta misma base, lo cual da a la explicación un carácter un tanto especulativo. No obstante, los datos siguen siendo de sumo interés y claramente estimulantes para lingüistas interesados en la tipología.

Otros datos que resultan de sumo interés en este capítulo son los que muestran el prefijo verbal relacionado con la reducción de valencia, mo-. Como muestran los autores, este sufijo está involucrado en todos los procesos de reducción de valencia en esta lengua en general. Mientras los autores hablan de sincretismo, quizás en el sentido de homonimia, de los marcadores de reducción de valencia en esta lengua, de seguro sería de interés mirar los datos desde la perspectiva unificadora propuesta por Malchukov en su capítulo. En cualquier caso, el artículo de Peregrina et al. supone una contribución muy valiosa a este volumen, así como a la documentación de la lengua nahuatl de la Huasteca.

El siguiente capítulo es de Ía Navarro, también co-editora del volumen, y se titula “The semantics of Nahuatl tla- constructions”. En el capítulo, Navarro analiza el prefijo tla- como un pronombre defectivo que afecta la semántica de la estructura, modificando la aportación semántica y estructural del verbo a la misma. Asimismo, el capítulo rechaza el análisis antipasivo de la partícula propuesto por otros autores. El análisis de esta partícula como pronombre defectivo aporta más ejemplos y contenido a la temática relacionada con los elementos nominales defectivos presente en este volumen, también tratados en otro capítulo por M. Teresa Espinal. En este caso, la partícula -tla es tratada como un pronombre defectivo por Navarro en base a un argumento también mencionado en el artículo de Espinal (y por la misma Navarro en trabajos anteriores), asociado al pronombre dativo le en el español mexicano, es decir, la imposibilidad de asociar a tla- con un referente en la estructura.

Un convincente argumento que esta autora proporciona en contra del análisis de este elemento como un marcador de procesos de antipasivización o incluso de marcador de objeto indefinido es el hecho de que además de combinarse con verbos transitivos, esta partícula puede aparecer también con verbos intransitivos, lo cual invalida el argumento de que la función de tla- es suprimir el argumento P (paciente). La propuesta teórica de Navarro aquí es diferente de propuestas basadas en el empobrecimiento de rasgos a nivel morfológico (Bonet 1991), que explicarían la existencia de pronombres altamente subespecificados en cuanto a sus rasgos y, por tanto, el sincretismo estructural de los mismos, pero no su aportación a nivel semántico, como sería el caso de se en español o el caso de mo- en Nahuatl, mostrado en el capítulo anterior. La eliminación de dichos rasgos en el trabajo de Navarro parece suceder a nivel morfosintáctico, por lo que quedarían perdidos también a nivel semántico, de ahí su carácter defectivo. Se entiende entonces que el carácter defectivo del pronombre afecta a la estructura eventiva en tanto en cuando afecta la composición argumental o eventiva de las bases con las que aparece, es decir, a pesar de que el pronombre en sí no aporta contenido semántico específico a la estructura, su presencia sí afecta a la estructura eventiva básica de las bases verbales con las que aparece, impactando así la interpretación de la estructura eventiva en conjunto.

En suma, el capítulo de Navarro ofrece una propuesta coherente y unificadora al análisis de la partícula tla- en nahuatl que junto con el artículo de Espinal también en este volumen es una aportación valiosa a propuestas basadas en la defectividad.

El siguiente capítulo, escrito por el otro coautor del volumen, Albert Álvarez González, se titula “Valency-changing operations in Yaqui resultatives” y se centra en estructuras resultativas en la lengua yutoazteca yaqui marcadas por los sufijos resultativos -(l)a y -(r)i, un tema tratado anteriormente por este autor en Álvarez González (2007), donde en este artículo Álvarez González aporta nuevos datos altamente significativos para el estudio y comprensión de estas estructuras en yaqui. La propuesta de este autor es que, de los procesos disponibles con estos marcadores, solo se asocian con un cambio (i.e., reducción) de valencia los procesos asociados con el marcador -(r)i, mientras que el marcador -(l)a no resultaría en modificaciones en la valencia de las oraciones con las que se construye, sino que según este autor el marcador se encuentra en un proceso de gramaticalización como marcador perfectivo.

El capítulo trata en distintos apartados la formación de resultativas en estructuras monovalentes y la formación de las mismas en estructuras bivalentes, donde se observa el diferente impacto de cada sufijo en la valencia de las estructuras con las que se componen. En ambos casos, cuando estos marcadores aparecen en una estructura, esta se interpreta como resultativa. Por ejemplo, en el caso de un verbo de cambio de estado o posición como kikte ‘levantarse’, la sufijación de -la resultaría en kikti-la que se interpretaría como el resultado de ese cambio de posición, i.e., ‘estar levantado’. Un contraste significativo entre los marcadores -(l)a y -(r)i según Álvarez González tiene que ver con el tipo de verbos con los que se componen, intransitivos y transitivos respectivamente. Álvarez González denomina a estas estructuras formadas a partir de -la Resultativas-S, por su carácter intransitivo en estructuras monovalentes. Las Resultativas-P están marcadas por el sufijo -ri o -i. Álvarez González muestra que estas resultativas se distinguen de las primeras en que se forman a partir de verbos transitivos y tienen una implicación agentiva en el sentido de que el estado resultante ha sido causado por un agente externo implícito (p. 143, traducción mía). Es necesario concretar, respecto a esta última afirmación, que el autor seguramente asume que el agente externo está implícito en estas construcciones resultativas precisamente porque las bases verbales que se forman con -ri suelen ser agentivas o causativas externas (Levin & Rappaport Hovav 1995), aunque el artículo no muestra diagnósticos que concreten esta presencia del agente en un sentido estructural en la construcción resultativa en sí.

El apartado dedicado a las resultativas transitivas bivalentes con estos mismos sufijos muestra datos muy interesantes, tanto desde el punto de vista tipológico como teórico. Las bivalentes de tipo A se forman también a partir del sufijo -la, lo cual es interesante, puesto que en el caso de las monovalentes -la solo forma resultativas a partir de verbos intransitivos, lo cual nos lleva a concluir que el contraste más importante entre los dos tipos de resultativa es que la primera no reduce la valencia mientras que la segunda sí lo hace. Lo que asemeja a los dos tipos de estructura es quizás el hecho de que -la no parece asociarse con una reducción en la valencia verbal, sino más bien es un proceso de derivación que resulta en la interpretación resultativa de la estructura, ya sea transitiva o intransitiva. Álvarez González propone que dadas las características de la construcción con -la, que no parece restringirse a verbos télicos ni reduce la valencia de las construcciones donde aparece, como es el caso de -ri, -la está sufriendo un proceso de gramaticalización hacia un sufijo perfectivo. El autor propone que casos como los relacionados con el verbo bicha ‘ver’, que no implica un cambio de estado, y -la, que según este autor debe implicar un cambio de estado para interpretarse como resultativa, son evidencia a favor de esta gramaticalización. No obstante, no está claro por qué verbos que no son cambios de estado no serían compatibles con lecturas resultativas, pues es perfectamente posible usar verbos de percepción como 'ver' en estructuras resultativas como en Pedro tiene muy vista a María. Por otro lado, Harley, Haugen y Tubino-Blanco (en preparación) muestran datos donde verbos derivados con el sufijo resultativo -la pueden ser modificados por el adverbio si ‘muy’, lo cual sugiere un uso más nominal/adjetival que verbal, algo que también parecen sugerir ciertos datos ofrecidos por Álvarez González en el presente artículo (i.e., el ejemplo (15)), donde un verbo derivado con -la necesita ser nuevamente verbalizado mediante el sufijo verbalizador -tu para tomar el sufijo imperfectivo -kan, creándose la forma kikti-la-tu-kan ‘estaba parado’.

El artículo muestra, además, otros datos interesantes que involucran el sufijo resultativo -ri en estructuras bivalentes combinado con otros sufijos de aumento de valencia, como es el caso del aplicativo -ria, resultando en la eliminación del agente mediante el proceso de resultativización y la promoción del argumento aplicado a sujeto de la estructura, con un significado como Peo kari-ta ya’a-ria-ri ‘Pedro tiene la casa construida (por otra persona)’ a partir de una estructura no resultativa Joan Peo-ta-u kari-ta ya’a-ria-k ‘Juan construyó la casa para Pedro’. Aunque no está claro por qué la contraparte no resultativa muestra el argumento aplicado con una posposición direccional Peo-ta-u ‘Peo-acc-dir’, cuando los argumentos aplicados en yaqui generalmente no toman posposiciones además del aplicativo, los datos que muestran la reducción de valencia y promoción del argumento aplicado a sujeto de la estructura resultativa son de gran interés para este volumen y para el estudio del cambio de valencia en general.

En suma, este artículo es una aportación muy valiosa para la comprensión de la estructura de la lengua yaqui puesto que la función de estos sufijos resultativos aún está por comprender, así como en la comprensión de las estructuras resultativas en general y su impacto en la valencia de las estructuras que las contienen.

El siguiente artículo, titulado “Tlachichilco Tepehua: Semantics and function of verb valency change” es de James K. Watters y constituye una aportación al estudio del cambio de valencia en tepehua de Tlachichilco, de las lenguas tepehuas habladas en la Huasteca. En particular, el artículo identifica dos procesos de incremento de valencia, la causativización y la aplicativización, y cuatro procesos de reducción de valencia, la antipasivización, la pasivización-reflexivización, la incorporación de partes del cuerpo y la decausativización. Un dato interesante de esta lengua es que operaciones como la formación de interrogativas y relativas solo se aplican a argumentos centrales y no a oblicuos, por lo que estas operaciones se alimentan directamente de las operaciones de cambio de valencia y al mismo tiempo constituyen buenos diagnósticos para la detección de las mismas. El artículo describe algunos datos interesantes relativos a los estrictos patrones de transitividad exhibidos por esta lengua, que hacen necesarias las operaciones productivas de cambio de valencia. Por ejemplo, según el autor no existen ditransitivas en esta lengua que no estén formadas mediante operaciones productivas de cambio de valencia, es decir, la aplicativización de transitivos. Otro dato interesante relacionado es el hecho de que las formas básicas de los verbos no toman sujetos impersonales, sino que obligatoriamente requieren procesos de pasivización por sufijación para derivar construcciones impersonales.

Una de las aportaciones de este artículo al diálogo sobre la gramática de la lengua tepehua está relacionado con la consideración del sufijo reductor de valencia -kan, sobre el cual existe un debate con respecto a si se trata de un sufijo pasivo o de sujeto no especificado. Probablemente una de las razones por las que existe el debate está relacionada con el hecho de que este sufijo no está restringido por la transitividad de las bases con las que se compone, siendo completamente lícito con bases inergativas e incluso inacusativas. En este artículo, Watters sostiene que el sufijo es claramente pasivo con verbos transitivos, dado que el tema en oraciones pasivizadas con este sufijo funciona estructuralmente como sujeto al tomar marcación de sujeto y se comporta sintácticamente como sujeto en combinación con construcciones de infinitivo (p. 172). En realidad, esta propuesta no es para nada descabellada, puesto que la pasivización de bases intransitivas no es un fenómeno aislado, sino que se presenta en otras lenguas (e.g. el yaqui). El autor también menciona el uso discursivo que tienen los sufijos pasivizador y antipasivizador para darle continuidad a cadenas de topicalización y mantener al tópico en posición de sujeto (p. 173).

Otro dato interesante de esta contribución son las construcciones con partes del cuerpo incorporadas a la base verbal, resultando en un cambio de valencia, donde la transitividad del verbo es diagnosticable debido a la longitud vocálica que presenta la base, corta para intransitivos, larga para transitivos (p. 174). El proceso de decausativización (p. 175) es también una aportación interesante a este volumen, aunque no está claro que se deba considerar un proceso de reducción de valencia como está clasificado aquí, puesto que el prefijo ta- convierte estructuras estativas en incoativas, que según autores como Ramchand (2008) añadiría estructura sintáctica a la oración en lugar de reducirla. Con respecto a las operaciones de aumento de valencia, el autor distingue entre el aplicativo -ni (p. 177) como introductor de argumentos centrales y como introductor de adjuntos, como el benefactivo (p. 181), aunque se entiende bien cuáles son los argumentos para considerar los benefactivos como adjuntos si también se introducen mediante el mismo aplicativo. Este capítulo de nuevo proporciona evidencia del sincretismo entre el marcador aplicativo y causativo estudiado por Malchukov en este mismo volumen, puesto que el sufijo aplicativo -ni se usa en esta lengua junto con el prefijo causativo ma:- precisamente cuando se causativizan verbos transitivos (p. 179). Por esto y por su completa exposición de datos sobre el cambio de valencia en la lengua tepehua, este artículo es una contribución sumamente relevante para este volumen.

El siguiente capítulo, de Stephen A. Marlett y titulado “A panorama of valency changing operations in Seri” estudia las operaciones de cambio de valencia en la lengua aislada seri, hablada en Sonora, México. Además de las típicas operaciones de cambio de valencia como son la pasiva, la de sujeto no específico, la antipasiva y la causativa, el seri también exhibe operaciones menos comunes en las lenguas del mundo como son la pasiva impersonal de verbos transitivos, las construcciones de edad y tiempo y la de sujeto experimentante.

Marlett ofrece una detallada explicación sobre cómo operan los procesos de cambio de valencia en seri desde el punto de vista morfológico, sintáctico y semántico en cada uno de los casos, lo cual facilita la comprensión de los diferentes fenómenos. Las operaciones de reducción de valencia que se describen en este capítulo son distintos casos de pasivización, sujeto no específico y antipasivas. En el caso de las pasivas, el contraste entre la pasiva personal y la pasiva impersonal (p. 197) es interesante desde el punto de vista tipológico, puesto que según el autor la pasiva identificada como impersonal es común en las lenguas del mundo. Su contraste está motivado por razones morfosintácticas. De acuerdo a la descripción de Marlett, las pasivas impersonales exhiben bases verbales similares a las activas, aunque son morfológicamente intransitivas, el sujeto es invariablemente tercera persona y el objeto directo aparece como plural. Esta descripción recuerda a construcciones bien estudiadas como las pasivas reflejas en español, aunque no podemos asegurar esta asociación, puesto que por desgracia no son muchos los ejemplos ofrecidos de este tipo de construcción en seri. El lector es no obstante remitido a otro trabajo del presente autor (Marlett 1984) para encontrar más información acerca de estas construcciones. Otra operación interesante de cambio de valencia a nivel semántico es la de sujeto no específico a partir del prefijo caa- (p. 201), que en seri se agrega a raíces intransitivas o a sustantivos poseídos para indicar que el poseedor es no específico y está asociado a otras restricciones, como por ejemplo la interpretación del sujeto no específico como humano o antropomórfico.

Las operaciones de aumento de valencia tratadas aquí son la causativización y el asistivo. En el caso de la causativización, Marlett sugiere que la lengua seri puede tener uso permisivo además del causativo, lo cual ya ocurre en otras lenguas como el japonés, el yaqui o el lacandón (Martínez Corripio 2014), aunque este uso queda por explorar en seri (p. 2015). En general, las operaciones causativas aumentan la valencia exactamente en un argumento, formando estructuras intransitivas a partir de verbos impersonales, transitivas a partir de verbos intransitivos y ditransitivas a partir de verbos transitivos. La construcción asistiva, con morfología idéntica a las causativas, (p. 208) forma construcciones transitivas con el significado de ‘ayudar a’, introduciendo al agente que proporciona la asistencia. Esta construcción también ha sido documentada en otras lenguas como el japonés y el húngaro, así como el ruso, el mongol y el quechua (véanse referencias en p. 2018). Existen diferencias de alineamiento entre la estructura causativa y la asistiva. Por ejemplo, el causado aparece como objeto indirecto en construcciones causativas, pero como complemento directo en la estructura asistiva, puesto que el tema incrustado parece no ser activo sintácticamente (es un chômeur según la terminología de la Gramática Relacional).

Otras operaciones de aumento de valencia interesantes son el sujeto experimentante (p. 212) que usa algunos de los prefijos usados en las operaciones causativas pero el argumento que se introduce es interpretado como sujeto experimentante en sentidos como por ejemplo acozim ‘tener calor’. Como en el caso del causativo, esta operación aumenta en uno la valencia de las bases con las que aparece. También existen bases benefactivas (p. 214), que parecen formarse a partir de bases causativizadas, aunque el autor afirma que estas construcciones no se pueden simplemente considerar extensiones de las construcciones causativas, aunque no se dan muchos más detalles sobre estos verbos. Marlett documenta tres verbos de percepción que pueden aparecer sin sujetos experimentantes (apii ‘tener sabor de’, asii ‘oler’ y aziim ‘gustar’, p. 219). Estas construcciones darían lugar a significados como ‘saber a algo’ u ‘oler a algo’. Otras construcciones interesantes tratadas en este capítulo son construcciones que usan predicados numerales (p. 220).

La aproximación panorámica al cambio de valencia en seri ofrecido por Marlett en este capítulo es de un indudable interés tipológico y por tanto supone una valiosa contribución a este volumen. Sería también interesante tener en cuenta la generalización expuesta en el primer capítulo por Andrej Malchukov en referencia a los sincretismos observados en las lenguas del mundo en cuanto a los marcadores asociados al incremento de valencia, como es el caso de los causativos y aplicativos, pues la lengua seri parece ofrecer mayor evidencia de la existencia de estos sincretismos y los contrastes estructurales de las construcciones donde aparecen también parecen apoyar la tesis de Malchukov.

El siguiente capítulo, de Cristian Juárez y Albert Álvarez González, se titula “The antipassive marking in Mocoví: Forms and functions”, y trata de los marcadores antipasivos en esta lengua de la familia mataco-guaicurú y hablada en Argentina. Una importante aportación de este trabajo al volumen y al diálogo sobre construcciones antipasivas es el hecho de que a pesar de que la lengua mocoví no es ergativa, muestra construcciones de este tipo, aportando nuevos datos que contribuyen a la desvinculación entre la antipasividad y la ergatividad. Otro punto de interés en este trabajo es el sincretismo existente entre el marcador causativo y el antipasivo, que según los autores está relacionado con restricciones en el número de argumentos disponibles para las construcciones causativas en esta lengua. Este segundo punto a su vez sirve para apoyar con más datos la tesis de Malchukov en este volumen sobre casos de sincretismo entre marcadores asociados con el aumento de valencia (e.g. operaciones causativas) y la reducción de valencia (e.g. antipasiva) en una misma lengua. Para Malchukov la explicación natural de estos fenómenos aparentemente contradictorios sería que en ambos casos nos encontramos ante la reorganización de argumentos, tal y como parece ser el caso en esta lengua según la explicación de los autores (ie., para obedecer restricciones relacionadas con el número de argumentos permitidos).

Un dato interesante de estas construcciones es el que se nos ofrece en el ejemplo (19c) con el marcador antipasivo usado en una estructura causativa a partir de la raíz para el verbo ‘comer’. En contraste con lo que ocurre en el ejemplo que muestra la alternancia incoativo-causativa en (18), pp. 244-245, donde la estructura causativa se construye a partir de una estructura incoativa, añadiendo el marcador y un argumento causante, en el caso de (19c), p. 245, construido sobre una estructura en principio transitiva y agentiva pero no causativa (19b), también se añade un nuevo causante junto con el marcador causativo/antipasivo, pero esta vez el argumento P de la transitiva causativizada no aparece. Esto sería un aparente ejemplo de lo que en este volumen se ha venido llamando reorganización de argumentos. En realidad, explican los autores, el sufijo causativo/antipasivo -agan impone una restricción a las bases con las que ocurre en el sentido de que deben ser intransitivas, lo cual muestran en el caso de (20), donde la base alawat ‘matar’ debe ser antipasivizado antes de su causativización, exhibiendo la estructura dos instancias del sufijo. Algo que no queda claro es el hecho de que en el ejemplo (14c) parece que tenemos otro caso de doble instancia del sufijo, pero en este caso solo aparece glosado una vez.

Los autores afirman en un principio que las restricciones de -agan en cuanto al número de argumentos permitidos ocurren en el caso de causación indirecta en el sentido de Shibatani & Pardeshi (2002), entendida como el tipo de causación donde el causante no participa directamente en el evento causado. Sin embargo, después afirman (p. 246) que la democión del paciente en casos de causativización ocurre también en casos de causativización directa, lo cual sería natural si el requisito tras la eliminación del tema incrustado es puramente estructural, como parece ser el caso.

Finalmente, los autores identifican un segundo sufijo antipasivizador -atagan que es compatible con lecturas de nominalización agentiva y que los autores estipulan que es el resultado de la combinación del sufijo progresivo -tak y el sufijo antipasivo -agan, aunque esta estipulación puede ser problemática por varias razones. Primero, no queda muy claro por qué es posible y aparentemente común encontrar la combinación -atagan + -tak (ej. (21c, 22b). Suponiendo que simplemente estuviéramos en un caso de lavado semántico del sufijo en combinación con el antipasivo, aún tendríamos un problema de alineación morfológica, puesto que es bien sabido (e.g. Haspelmath 2002) que los morfemas flexivos (como un morfema aspectual) generalmente son más periféricos que los morfemas derivativos (como los antipasivos), por lo que esperaríamos tener combinaciones como agantak si ambos sufijos se combinaran. No obstante, los autores ofrecen una interesante discusión acerca de los cambios que el sufijo puede provocar en la semántica léxica de las bases con las que aparece, como es el caso del ejemplo en (22).

En cualquier caso, la contribución de Juárez y Álvarez González supone una importante aportación a la temática del volumen y a la gramática en general de la antipasividad y el sincretismo en las lenguas del mundo de marcadores de cambio de valencia, con datos valiosísimos de la lengua mocoví.

El siguiente capítulo, de Alexander Letuchiy, y titulado “Arabic ‘labile verbs’ in form III: Lability of something else?” es una incursión en la gramática de verbos labiles (véase, e.g., Haspelmath 1993) en árabe literario. La labilidad es interesante porque implica cambios de valencia de ciertas bases verbales en ausencia de marcadores manifiestos de cambio de valencia. Normalmente la labilidad marca alternancias de transitividad-intransitividad. En el capítulo de Letuchiy vemos que la labilidad no es frecuente en árabe, pero hay ciertos grupos de verbos que sí muestran este fenómeno, como es el grupo aquí tratado, verbos de la clase III que denotan estados simétricos como ‘comparar’ en oposición a ‘ser igual’. Este autor nos muestra datos que en principio son ejemplos de la llamada labilidad-P, donde lo que alterna es la presencia de un agente o no. Sin embargo, nos indica que este grupo de verbos muestra ciertas peculiaridades puesto que sus usos causativos y no causativos pueden ser tanto transitivos como intransitivos, cuando lo esperado o canónico es que el uso causativo corresponda a la versión transitiva y el uso incoativo corresponda a la versión intransitiva. Un ejemplo es ofrecido en (1) con el verbo sawa ‘hacer igual’, que en su versión causativa es intransitivo, puesto que el argumento causado aparece como oblicuo, introducido por la preposición bayna ‘entre’ (p. 258). En el ejemplo en (2) este mismo verbo es no causativo (significa ‘ser igual’), pero sin embargo la estructura sí es transitiva (p. 259). Quizá un caso más intrigante sea el del verbo qaraba ‘acercar(se)’ (en el sentido de 'ser similar'), que es compatible tanto con la tipología canónica como con la no canónica, es decir, la versión causativa puede ser transitiva o intransitiva, expresando el argumento causado mediante una preposición (e.g. bayna ‘entre’). La incoativa también puede ser intransitiva, pero además muestra usos transitivos, donde el objeto se interpreta como la meta del acercamiento, y no como el afectado.

El énfasis de este capítulo está en el hecho de que esta clase de verbos (ie., verbos que denotan estados simétricos mediante un desplazamiento metafórico compatibles con alternancias de transitividad como ‘acercar(se)’) favorece la labilidad más que otros verbos en árabe, una lengua que no se caracteriza por este fenómeno. Según este autor, los verbos que presentan labilidad en esta lengua son lo que el autor llama 'sintácticamente indefinidos', lo cual explicaría su versatilidad sintáctica. Según Letuchiy, esta peculiaridad es el resultado del enfoque del componente semántico de simetría de estos verbos, mientras que la causatividad (o no causatividad) no es un elemento resaltado en estos verbos. La respuesta a la pregunta formulada en el título del artículo es afirmativa, pero con un pequeño matiz, puesto que el autor concluye que es necesario distinguir entre dos tipos de labilidad, la sintáctica y la semántica. Todos los verbos estudiados en este capítulo muestran labilidad semántica y sintáctica. Su labilidad semántica explica que los verbos tengan interpretaciones causativas y no causativas, mientras que su labilidad sintáctica es no canónica, al no corresponder la transitividad de los verbos con su expresión de la causatividad. Este capítulo es sin duda una importante contribución al discurso sobre los mecanismos de cambio de valencia en las lenguas del mundo y al estudio del fenómeno de la labilidad o ambitransitividad.

El último capítulo, de Yury Lander y Alexander Letuchiy, se titula “Valency-decreasing operations in a valency-increasing language?” y hace una incursión en las operaciones de cambio de valencia en circasiano occidental o adigué, una lengua caucásica. La contribución de este artículo al volumen es importante para terminar de delinear las posibilidades de cambio de valencia en las lenguas del mundo, pues el adigué es una lengua polisintética con múltiples estrategias de cambio de valencia con las que no cuentan lenguas de otras características. Este artículo se enfoca en los procesos de reducción de valencia que según los autores no necesariamente reducen la valencia, aunque sí pueden cambiar la transitividad. Esto sin duda proporciona datos adicionales a una de las líneas argumentales abiertas en este completo volumen.

En cuanto a las operaciones de incremento de valencia, esta lengua cuenta con un complejo sistema de aplicativos y también con morfemas causativos. Según los autores, los aplicativos no suponen un cambio en la transitividad de los verbos con los que aparecen, mientras que los causativos sí. Otro contraste es el hecho de que mientras que la causatividad se asocia con un marcador, los aplicativos son múltiples y habría ayudado una tabla con todos los tipos y funciones. Sí se muestra una tabla mostrando verbos que exhiben alternancias de transitividad a partir del morfema causativo (p. 293).

El artículo se centra en operaciones de reducción de valencia en esta lengua que incluyen anticausativas, antipasivas, operaciones de supresión de agente como las resultativas, las facilitativas y las dificultativas, y otros modos de detransitivización. Estas operaciones son interesantes. Por ejemplo, se muestra (p. 294) que la anticausativización usa estrategias de reflexivización, como en otras lenguas del mundo, pero no se cambia el valor transitivo puesto que la referencia a un argumento ergativo sigue estando presente, aun cuando el argumento referenciado pierde su papel agentivo tras la operación (ejemplo (17)). Otras operaciones donde se suprime un agente sin que ello afecte la transitividad del verbo base son las operaciones resultativas, ampliando la temática iniciada en este volumen por Álvarez González sobre la lengua yaqui. Tal y como muestra Álvarez González en su capítulo, la lengua adigué también tiene varios tipos de operaciones resultativas, las que describen una propiedad sobre el sujeto, aquí llamadas resultativas subjetivas, y las que describen una propiedad del objeto, llamadas resultativas objetivas. En el caso de las primeras, se nos muestra aquí en el ejemplo en (19) que no van acompañadas de reducción de valencia, aunque sí se pierde la referencia al prefijo ergativo que normalmente acompañaría a esa base. Los autores nos explican que esto está motivado por el hecho de que en estructuras resultativas el causante es irrelevante. Algo similar ocurre en las operaciones llamadas facilitativas y dificultativas, usadas para indicar que lo denotado por la base es fácil o difícil de hacer. Tal y como ocurre en las estructuras resultativas, esta operación puede resultar en la pérdida del marcador ergativo en caso de transitivos y en la falta de expresión del marcador absolutivo en el caso de intransitivos. Sin embargo, como muestran los autores, la omisión de los argumentos depende de la semántica del verbo base, pues con los verbos de percepción como ‘ver’, en los ejemplos (23-24), no requieren la omisión de sus argumentos.

Otras operaciones asociadas con la reducción de valencia en este capítulo son las antipasivas, ampliamente representadas en este volumen. Como en otras operaciones de cambio de valencia tratadas en el capítulo, los autores rechazan que necesariamente conlleven un cambio en la transitividad de los verbos, sino más bien de transitividad semántica en la línea de Hopper y Thompson (1980). En el caso de las construcciones potenciales y de experimentante no advertido, parece haber reorganización de roles de los argumentos, aunque no necesariamente cambio de valencia. Con las operaciones ilustradas en este trabajo, los autores esperan mostrar que el cambio de valencia no tiene por qué estar necesariamente asociado con el cambio en la transitividad de los verbos, tal y como también se ha mostrado en otras aportaciones de este volumen.

En resumen, este volumen es una importante aportación a la bibliografía de cambio de valencia en los verbos de las lenguas del mundo, así como a la tipología lingüística en general. Si bien se enfoca mayoritariamente en aproximaciones tipológicas a lenguas amerindias, también incluye aportaciones de otros marcos teóricos como el generativo, así como estudios de lenguas indoeuropeas, caucásicas y semíticas. Entre las operaciones de cambio de valencia estudiadas en este volumen se encuentran estudios sobre causativas, aplicativas, resultativas, antipasivas, la incorporación, alternancias de transitividad como la locativa y la ambitransitividad no marcada morfológicamente o labilidad, así como otros procesos más específicos a ciertas lenguas. Todas las contribuciones se complementan maravillosamente bien, muchos capítulos aportando nuevos datos a tesis e hipótesis expuestas en otros capítulos, constituyendo así una lectura interesante para lingüistas interesados en tipología y extremadamente relevante para interesados en mecanismos de cambio de valencia en las lenguas del mundo.

Referencias

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