1. INTRODUCCIÓN
La morfología y la sintaxis son dos disciplinas dentro de la lingüística generalmente estudiadas independientemente, sobre todo debido a que propiedades que suelen asociarse con la sintaxis (e.g., la productividad) no están tan acentuadas en la morfología (Haspelmath 2002). No obstante, los componentes de la gramática suelen interactuar en la producción lingüística, es decir, las distintas operaciones propias de las gramáticas de las lenguas del mundo suelen reflejar interacciones de dos o más de sus áreas. Así, la sintaxis y la semántica se manifiestan en tándem en fenómenos como, por ejemplo, la estructura argumental o la correspondencia entre roles semánticos y funciones sintácticas (véanse, entre otros, Marantz 1984; Jackendoff 1990; Van Valin 2005). De igual forma, la morfología guarda una estrecha relación con la fonología, lo cual se manifiesta en fenómenos como la metátesis, consistente en el reordenamiento de fonemas dentro de una palabra, que puede acompañar la afijación (Spencer 2001: 138), o la haplología morfológica (Stemberger 1981), donde afijos o clíticos aparecen fonéticamente realizados como nulos en el contexto de fonemas, afijos o clíticos con idéntica realización fonética.
La sintaxis y la morfología también interactúan en la gramática. En lenguas flexivas como las indoeuropeas, la morfología verbal suele aportar información sobre las relaciones sintácticas de los participantes mediante afijos y clíticos de concordancia (e.g., los verbos del español se flexionan de acuerdo con los rasgos de número y persona de sus sujetos, mientras que los clíticos de acusativo/dativo concuerdan en rasgos con los objetos directo e indirecto respectivamente, me lo diste). En lenguas aglutinantes como las yutoaztecas, muchas operaciones sintácticas se reflejan en la morfología.1
Mientras que no está claro que exista un principio de espejo entre la ordenación de morfemas verbales y el orden de aplicación de las operaciones sintácticas representadas por dichos morfemas, como afirmó Baker (1985), sí que puede existir una correlación entre la aparición de ciertos morfemas y la aplicación de ciertas operaciones sintácticas y viceversa. Un ejemplo claro de esto son las operaciones de CAMBIO DE VALENCIA, operaciones sintáctico-semánticas que modifican la estructura argumental de los verbos en las lenguas del mundo. En lenguas con una rica morfología verbal, como es el caso de las aglutinantes, muchos cambios de valencia, especialmente los de carácter productivo y semiproductivo, se manifiestan morfológicamente.
En este artículo se hace una aproximación tipológico-descriptiva al fenómeno de cambio de valencia sintáctica, en tanto en cuanto es un ejemplo claro de la estrecha relación entre morfología y sintaxis observada en lenguas aglutinantes como el yaqui.2 En particular se tratarán casos donde los cambios de valencia aparecen simultáneamente manifestados en la sintaxis mediante la alteración en el número de argumentos del verbo y en la morfología mediante alternancias en la sufijación verbal. El artículo está dividido en los siguientes apartados. En §2 se describe el fenómeno de valencia a modo general. En §3 se describe cómo la morfología es un elemento central como marcador de cambio de valencia en yaqui. En §4 se hablará de la incorporación como fenómeno de reducción de valencia en yaqui. En §5 se ofrece la conclusión.
2. VALENCIA
2.1. Descripción general
El concepto de VALENCIA, tal y como se explica en Whaley (1997), proviene del campo de la química donde este hace referencia a la compatibilidad existente entre un elemento químico y otros elementos de la tabla. El término de valencia aplicado a la lingüística (Tesnière 1959) tiene una acepción parecida, puesto que este autor equipara a un verbo con un átomo y su número de combinaciones posibles. En el caso de los átomos, estos están asociados a un número de combinaciones. En el caso de los verbos, estos atraerán distinto número de participantes o argumentos. Tal y como hablamos en química de la valencia de los elementos, hablaremos en lingüística, por tanto, de la valencia de los verbos. Mientras que en autores como Whaley (1997) y Levin & Rappaport Hovav (2001) se considera la valencia de un verbo como el número de argumentos requeridos por dicho verbo, otros autores como Haspelmath (2002) y Payne (1997) también consideran que la valencia de un verbo indica tanto el número como el tipo de argumentos requeridos, en cuanto a su rol semántico y su realización sintáctica.
La valencia lingüística es un concepto de tipo léxico además de semántico-sintáctico (Haspelmath 2002). Es léxica en el sentido de que aparece en la entrada léxica de los verbos, codificada como una correspondencia semántico-sintáctica de los argumentos del verbo. Aplicado a la experiencia lingüística de los hablantes, cuando los hablantes de una lengua aprenden verbos nuevos, no solo registran en su memoria la denotación abstracta de los verbos, su pronunciación, y el hecho de que son verbos, sino que, junto a esta información general, también se almacenan detalles acerca de los participantes relacionados con dicho verbo, en cuanto al número de argumentos requeridos, su rol semántico (e.g. si es agente, paciente, etc.) y su realización sintáctica (e.g., si se realizan como sujetos, objetos, etc.).
La correspondencia argumental codificada como la valencia de los verbos es, por tanto, de tipo sintáctico-semántico. Por ejemplo, siguiendo el modelo descrito en Haspelmath (2002), en español los verbos comer, gustar y robar se asocian con entradas léxicas específicas donde se registra su pronunciación, su categoría gramatical (verbos), su denotación y la correspondencia sintáctico-semántica de los argumentos asociados con dichos verbos. La correspondencia sintáctico-semántica de los argumentos registrada en las entradas léxicas de los verbos según Haspelmath (2002) se ofrece en (1).
(1) Correspondencia sintáctico-semántica de argumentos en entradas léxicas.
-
a. comer:
-
b. gustar:
-
c. robar:
(Adaptado de Haspelmath 2002: 210)
Para Haspelmath, tal y como se muestra en (1), los verbos comer, gustar, y robar tendrían valencias distintas en español. Los verbos comer y gustar requieren dos participantes cada uno, por lo que, para autores como Whaley (1997), estos verbos tendrían la misma valencia (ambos serían bivalentes). Sin embargo, la estructura argumental de cada verbo cambia, por lo que, para autores que consideran la valencia como una correspondencia sintáctico-semántica, estos verbos tendrían valencia distinta. Mientras que comer requiere dos argumentos con los roles semánticos de agente y paciente realizados sintácticamente como sujeto y objeto respectivamente, gustar selecciona dos argumentos con los roles semánticos de experimentante y estímulo donde el primero se realiza sintácticamente como objeto indirecto (dativo) y el segundo como sujeto (nominativo). En el siguiente subapartado se describirá la estructura argumental de los verbos como un tipo de valencia de los mismos.
2.2. Dos tipos de valencia
Autores como Haspelmath (2002), Payne (1997) o Bickford (1998) se refieren a dos tipos de valencia: la valencia semántica y la valencia sintáctica. Según Haspelmath, la valencia sintáctica de un verbo o su estructura funcional se refiere a la información recogida en la entrada léxica de ese verbo que codifica las relaciones gramaticales de los argumentos que selecciona. Por su parte, Bickford trata la valencia sintáctica como SUBCATEGORIZACIÓN, terminología comúnmente utilizada en la literatura generativa. En (1a), por ejemplo, la valencia sintáctica de comer es la fila de arriba donde se especifica que el primer argumento seleccionado por el verbo se codificará en la sintaxis como sujeto y el segundo se codificará como objeto. Además de las funciones de sujeto y objeto (directo e indirecto) otra función sintáctica frecuentemente asociada a los argumentos seleccionados por los verbos es la de oblicuo, como, por ejemplo, la función del argumento locativo en Juan puso la grapadora en la mesa .
La valencia semántica de un verbo, también conocida como su estructura argumental, estructura conceptual o estructura eventiva (Haspelmath 2002), o restricciones selectivas (Bickford 1998 y literatura generativa en general), se refiere a los roles semánticos requeridos en los argumentos seleccionados por los verbos. Volviendo al mismo ejemplo, en (1a) la valencia sintáctica de comer es la fila de abajo donde se especifica que el primer elemento seleccionado por el verbo tendrá un rol agentivo mientras que el segundo argumento tendrá un rol pacientivo. Además de los identificados en los ejemplos de (1), otros roles semánticos frecuentemente asociados con los argumentos seleccionados por los verbos son el de meta, en Juan fue a su casa , el de benefactivo, en Juan le hizo un regalo a Pepa , o el de receptor, en Juan le mandó una carta a María .
Las líneas entre las dos filas en (1) simbolizan la correspondencia sintáctico-semántica entre los argumentos, que también se considera como parte de la valencia de los verbos, según autores como Haspelmath (2002) y Payne (1997). Para los propósitos de este artículo se considerará como valencia de un verbo al número de argumentos asociados a dicho verbo en términos generales, tal y como se define en Whaley (1997). Se considerarán, pues, verbos de valencia 1 o monovalentes a verbos relacionados solo a un argumento, como es el caso de correr, aparecer, o florecer, independientemente de la correspondencia sintáctico-semántica del único argumento asociado a los verbos, es decir, independientemente de si el único argumento del verbo intransitivo es agentivo o no.3 Se considerarán verbos de valencia 2 o bivalentes a verbos relacionados con dos argumentos en su estructura argumental, independientemente de la correspondencia sintáctico-semántica. Consecuentemente, en esta clasificación no se deberán confundir verbos bivalentes con verbos transitivos, puesto que solo los últimos requieren que uno de sus argumentos realice la función sintáctica de objeto directo. Al contrario, pueden existir verbos intransitivos bivalentes, como es el caso de gustar en español (1b), puesto que este verbo es intransitivo por no asociarse a un objeto directo y estar sin embargo asociado a dos argumentos, uno nominativo y otro dativo. La mayoría de los verbos bivalentes, sin embargo, suelen ser transitivos, como es el caso de comer (1a). Por último, vamos a tratar verbos trivalentes o de valencia 3, que son verbos asociados a tres argumentos, es decir, dichos verbos necesitan la realización obligatoria de tres argumentos para que su estructura sea gramatical. Se les suele llamar verbos ditransitivos, aunque los verbos ditransitivos se suelen relacionar con la codificación de un objeto directo y otro indirecto, como es el caso de dar en María le dio el libro a Juan. Hay que tener en cuenta también que existen verbos trivalentes no ditransitivos cuyo tercer argumento equivale a locativos obligatorios en vez de objetos indirectos, como es el caso de poner, en María puso el libro*( en la estantería ).4
Como se afirma en trabajos como Haspelmath (2002) o Levin & Rappaport Hovav (1995), la asociación de un verbo a una valencia tiene que ver con su entrada léxica, es decir, es el verbo el que contiene (e.g., en sus entradas léxicas) la información acerca del número de participantes que son necesarios para la realización del evento. En el siguiente apartado se introducirá al lector a la noción de cambio de valencia.
2.3 El cambio de valencia como recurso léxico: verbos ambivalentes
En ocasiones un mismo verbo se puede relacionar, en su misma entrada léxica, con más de una estructura argumental. En estos casos, se dice que existen alternancias léxicas, puesto que los mismos verbos aparecen asociados con distinto número de argumentos sin que el cambio de valencia esté acompañado por la aparición de elementos nuevos asociados con el verbo, como morfemas o elementos sintácticos funcionales (e.g., verbos auxiliares).
En trabajos como Levin (1993) y Levin & Rappaport Havov (1995) se asocian estas alternancias léxicas con ciertos componentes del significado de los mismos verbos. Por ejemplo, en lenguas como el inglés, muchos verbos que denotan cambio de estado, como open en (2), experimentan una alternancia en su valencia, puesto que se pueden asociar, bien a un argumento, bien a dos argumentos. Esta es la alternancia causativa, bien estudiada en la literatura, y que implica a verbos de cambio de estado u otros logros que pueden presentar valencias distintas, dependiendo de si el evento se asocia a una causa externa (y el argumento causante) o de si la causa externa se desliga del cambio de estado o del logro (véanse también Haspelmath 1993; Schäfer 2007).
(2) Alternancias léxicas: la alternancia causativa en inglés.
-
a. Variante monovalente.
The door open-ed
DET puerta abrir-PAS
‘La puerta se abrió’ (Lit, ‘La puerta abrió’)
-
b. Variante bivalente.
John open-ed the door
John abrir-PAS DET puerta
‘Juan abrió la puerta’
Apartando la alternancia argumental mostrada en los dos ejemplos, las formas verbales expuestas en (2) son idénticas en forma. Su significado, sin embargo, varía, puesto que solo en el caso de (2b) se puede asociar al verbo open con la noción de causación, es decir, solo la configuración en (2b), donde encontramos un agente causante John además del tema the door asociado con el verbo open, da lugar a una construcción causativa. En (2a), por el contrario, la falta de agente causante desencadena una lectura incoativa (i.e., no causativa, que solo denota un cambio de estado en ausencia de su causa). En cualquier caso, verbos de cambio de estado como open en inglés o hervir en español son ambivalentes, puesto que pueden ser monovalentes por un lado (2a) y bivalentes por otro (2b).
No solo los verbos de cambio de estado pueden ser léxicamente ambivalentes en inglés u otras lenguas. Otro tipo de alternancia léxica frecuente en lenguas como el español o el inglés es la experimentada por ciertos verbos que denotan actividades, como comer. Estos verbos suelen ser bivalentes, ya que requieren un agente (sujeto) que realice la actividad y un paciente o tema (objeto) que reciba o esté implicado en la actividad. No obstante, el objeto se puede eliminar de la estructura argumental de estos verbos, como se muestra en (3a).
(3) Alternancias léxicas: la alternancia de objeto no especificado en español.
-
a. Variante monovalente.
Ya comí
-
b. Variante bivalente.
Ya comí frijoles
Normalmente, alternancias como la mostrada en (3) suelen implicar a verbos que denotan actividades de carácter habitual como es el caso de comer, en el ejemplo, o lavar en el contexto de lavar ropa, cocinar, estudiar, etc. Otro tipo de alternancias de valencia léxica en lenguas como el inglés o el español es, por ejemplo, la alternancia reflexiva/recíproca observada en inglés con el verbo shave ‘rasurar(se)’ que alterna entre la estructura monovalente reflexiva John shaved ‘Juan se rasuró’ (Lit, ‘Juan rasuró’) y la estructura correspondiente bivalente transitiva Mary shaved John ‘María rasuró a Juan’. También se observa con el verbo kiss ‘besar’, que alterna entre la estructura monovalente recíproca John and Mary kissed ‘Juan y Maria se besaron’ (Lit, ‘Juan y María besaron’), y la estructura bivalente transitiva John kissed Mary ‘Juan besó a María’.
Vistos los ejemplos de la alternancia en inglés y en español se podría decir que la mayoría de alternancias léxicas de la valencia de verbos suelen responder a verbos que denotan situaciones o eventos que pueden ser codificados por los hablantes como relacionados con uno u otro número de participantes de manera habitual. Aunque por lo general sí suele haber una tendencia de este tipo en las distintas lenguas del mundo, no se deben hacer generalizaciones apresuradas al respecto. En muchas ocasiones, alternancias como las ejemplificadas en esta sección se deben codificar morfológica o sintácticamente, es decir, debe aparecer algún elemento morfológico o sintáctico que indique el cambio de valencia. Directamente los cambios de valencia como los mostrados en ejemplos como (2) y (3) no están permitidos en muchas lenguas. Un ejemplo es, sin ir más lejos, el caso del español, que requiere marcación morfosintáctica de cambios de valencia como el mostrado en (2) para el inglés. Obsérvense los siguientes contrastes de valencia en español.5
(4) Cambios de valencia en español con marcación morfosintáctica
-
a. Monovalente
i. La puerta se abrió
ii. Juan se rasuró
iii. Juan y María se besaron
-
b. Bivalente
i. Juan abrió la puerta Alternancia (anti)causativa
ii. María rasuró a Juan Alternancia reflexiva
iii. Juan besó a María Alternancia recíproca
En todos los ejemplos incluidos en (4) la alternancia (presumiblemente de bivalente a monovalente) se indica con marcas morfosintácticas (e.g., el clítico reflexivo de 3p.sg se). De hecho, tal marcación es obligatoria, al menos para derivar las alternancias pretendidas en los ejemplos. Es decir, si decimos La puerta abrió estaremos marcando una alternancia de tipo RESULTATIVO (e.g., La puerta abrió por fin), y si decimos Juan rasuró se entiende una alternancia del tipo mostrado en (3), donde se elimina un objeto no específico.
Otras lenguas como el yaqui requieren un tipo de codificación morfosintáctica que difiere mucho de la codificación argumental a la que las lenguas indoeuropeas nos tienen habituados. En estas lenguas es frecuente que los requisitos templáticos (e.g., argumentales) de los verbos no se puedan modificar fácilmente sin una marcación manifiesta de tipo morfosintáctico. Un ejemplo es precisamente la codificación de la ALTERNANCIA DE OBJETO NO ESPECÍFICO en la mayoría de sus verbos. Por ejemplo, en yaqui el verbo tu'ute ‘limpiar’ se puede utilizar en contextos donde la codificación del objeto es superflua semánticamente hablando. No obstante, y al contrario que los casos vistos en lenguas como el español, la codificación sintáctica del objeto es obligatoria. Es decir, en lugar de una reducción de valencia, el yaqui emplea pronombres de objeto no específico como jita ‘cosa’ o yee ‘gente’ para la codificación completa de los argumentos relacionados con el verbo. Vemos un ejemplo en (5). Obsérvese que la correspondencia semántica del paciente con el objeto (e.g., si se limpia el polvo o si se limpia la mesa) no es tan relevante como lo es el que el verbo se asocie sintácticamente con un objeto.6
-
(5) a. Bivalente: el objeto mesata ‘mesa’ es el objeto afectado que sufre el cambio.
Ne mesa-ta tu’ute
1SG.NOM mesa-ACU limpiar
‘Yo limpio la mesa’
-
b. Bivalente: el objeto jaiti machirata ‘polvo’ es un tema (i.e., lo que se quita).
Ne jaiti machi-ra-ta tu’ute
1SG.NOM sucio parecer-NMZR-ACU limpiar
‘Limpio el polvo’
-
c. Bivalente: el objeto jita ‘cosa’ es un pronombre no específico, de semántica vacía, pero sintácticamente obligatorio.
Ne jita tu’ute
1SG.NOM cosa limpiar
‘Estoy limpiando’
Como se ha detallado anteriormente, en yaqui gran parte de los verbos de actividad bivalentes, cuyas actividades corresponden a verbos que en lenguas como el español admiten una alternancia léxica del tipo mostrado en (3), no manifiestan una alternancia sintáctica (i.e., un cambio de valencia sintáctica), sino que, para especificar una democión total del objeto, se recurre al vaciado semántico del elemento sintáctico empleado como objeto mediante el uso de pronombres de objeto no específicos (para más casos de este tipo, véanse Dedrick & Casad 1999 y §4 de este artículo). En casos donde el vaciado semántico del objeto de verbos es quizá más frecuente, y en casos donde el cambio de valencia es más productivo, las alternancias en la estructura argumental de los verbos se pueden manifestar, en lenguas aglutinantes como el yaqui, mediante procesos de tipo morfológico. En el apartado siguiente se introducen dichos procesos.
3. EL CAMBIO DE VALENCIA EN LENGUAS AGLUTINANTES: EL CASO DEL YAQUI
En lenguas aglutinantes como el yaqui, los cambios de valencia sintácticos (i.e., la alteración del número de argumentos asociados al verbo) pueden y, en muchos casos, suelen ir acompañados de marcas morfológicas en los verbos. En casos de cambios de valencia productivos (e.g., pasivización, causativización productiva, aplicativas), la marca morfológica en el verbo se asocia directamente con la modificación en la valencia del verbo base, es decir, se puede decir que la morfología abastece la sintaxis, puesto que en el caso del yaqui la sufijación de morfemas causativos, aplicativos, pasivos, etc. provoca cambios de valencia sintácticos (véanse, entre otros, Guerrero 2004a; 2004b; 2007a; 2007b; Guerrero & Van Valin 2004; Harley et al. 2009; 2017; Tubino 2010; 2011; Estrada et al. 2015a; 2015b, entre otros, para estudios más detallados sobre estos procesos). En casos de cambio de valencia de tipo léxico -no productivo, sino asociado a la denotación del verbo base- las bases verbales del yaqui muestran marcas morfológicas de transitividad, indicando mediante sufijos la valencia del verbo. Este artículo estará dedicado a la descripción de estas marcas y a la reflexión teórica sobre las mismas. En estos casos, no se puede decir que la morfología abastece la sintaxis, puesto que no está claro que la aparición del morfema provoque el cambio de valencia, como pasa en casos de cambio de valencia productiva. En este artículo se hablará, más bien, de la existencia de una correlación sintáctico-morfológica en los casos en los que una alternancia en la valencia se manifiesta en la morfología verbal. Las marcas morfológicas de cambios de valencia productivos no se tratarán en este trabajo. Tampoco se tratarán fenómenos como la diátesis (Kulikov 2011), que, a pesar de ser un fenómeno asociado al cambio de valencia, en yaqui no suele venir acompañado de marcación en la morfología verbal. Para mayor información sobre estos otros procesos, véanse Jelinek & Escalante (1987), Escalante (1990), Dedrick & Casad (1999), Guerrero (2004a; 2004b; 2007a; 2007b), Guerrero & Van Valin (2004), Álvarez González (2007a; 2007b), Harley et al. (2009; 2017), Tubino (2010; 2011) y Estrada Fernández et al. (2015a; 2015b), entre otros trabajos.7
3.1. Las marcas de transitividad y los cambios de valencia
En §2 se desligó la transitividad de la valencia de los verbos. En efecto, mientras que la valencia hace referencia al número de argumentos asociados a los verbos, la transitividad se refiere a la estructura sintáctica ligada a los verbos, y, más concretamente, divide a tipos de verbos según sus relaciones gramaticales. En consecuencia, en este artículo los verbos transitivos son aquellos que seleccionan objetos, mientras que los verbos intransitivos no los toman, división relevante en yaqui, una lengua que marca morfológicamente la transitividad. No obstante, la valencia suele coincidir, en la mayoría de los casos, con los patrones de transitividad de los verbos. Así, en yaqui, por ejemplo, los verbos de valencia 1 también suelen ser intransitivos, los verbos de valencia 2 suelen ser monotransitivos y los verbos de valencia 3 suelen ser bitransitivos. En (6) se muestran ejemplos de los tres tipos.
(6) Tipos de verbos de acuerdo a su valencia.
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a. Valencia 1 (intransitivos): muuke ‘morir’.
U chu’u muuke
DET perro morir
‘El perro se está muriendo’ (Estrada Fernández et al. 2004: 142)
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b. Valencia 2 (transitivo): suua ‘cuidar’.
Aapo usi-ta suua-k
3SG niño-ACU cuidar-PERF
‘Él cuidó al niño’ (Estrada Fernández et al. 2004: 175)
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c. Valencia 3 (bitransitivo): miika ‘dar’.
Junu’u jamut tajo’o-ta nee miika-k
DEM:SG mujer ropa-ACU 1SG.ACU dar-PERF
‘La mujer me dio ropa’ (Estrada Fernández et al. 2004: 138)
En (6) se muestran ejemplos donde la valencia sí coincide con la transitividad de los verbos. En yaqui, la transitividad-valencia verbal se suele indicar mediante los sufijos -e, en usos intransitivos, y -a, en usos transitivos (véanse, por ejemplo, Jelinek 1997; Dedrick & Casad 1999; Jelinek & Escalante 2000).8 Especialmente en los casos de verbos de valencia ambivalente, la marcación de transitividad en los verbos del yaqui es un rasgo morfológico importante, distinguiendo usos monovalentes de bivalentes. En los siguientes subapartados se detallan varios casos en los que los cambios de valencia en bases equipolentes (Haspelmath 1993) se manifiestan simultáneamente en morfología y sintaxis mediante alternancias en los sufijos verbales (morfología) y modificaciones en la estructura argumental (sintaxis).9
3.2. La alternancia causativa y los sufijos de transitividad
Un caso claro de la marcación morfológica del cambio de valencia, reportado por autores como Jelinek (1997), Jelinek & Escalante (2000), Guerrero (2004a; 2004b; 2007b), Álvarez González (2007b), Tubino (2010; 2011) y Estrada Fernández et al. (2015a; 2015b), es la ALTERNANCIA INCOATIVO-CAUSATIVA en esta lengua. Tal y como ocurre en otras lenguas, como vimos en el apartado anterior con casos del español y el inglés, muchos verbos del yaqui, sobre todo los que expresan un cambio de estado asociado a causas externas (Levin & Rappaport Havov 1995), tienen uso ambivalente, dependiendo de si el cambio de estado codifica también la causa o no. Un ejemplo en yaqui de verbo incoativo (i.e. de cambio de estado) es la base verbal bwas- ‘guisar’. Como ocurre en otras lenguas, si la expresión de la causa se ignora en la codificación del cambio de estado, el verbo que lo denota suele utilizarse como monovalente (i.e., intransitivo), puesto que, junto con la causa, se ignora también el causante (i.e., algo se guisa). Si, por el contrario, la causa y el causante se incluyen en la expresión del cambio de estado, el verbo correspondiente se utiliza como bivalente (i.e., transitivo), incluyendo al causante como parte de la estructura argumental (i.e., alguien guisa algo).
En lenguas como el inglés esta variación no suele acompañarse de ningún cambio morfológico en el verbo, como vimos en el apartado anterior.10 En la lengua yaqui bases verbales como bwas- ‘guisar’ adquieren sufijos distintos dependiendo de si se utilizan en su uso monovalente (-e) o si se emplean en su uso bivalente (-a). Vemos un ejemplo en (7).
(7) Alternancia causativa marcada morfológicamente en yaqui.
-
a. Incoativa (monovalente).
Ume muunim bwas-e
DET:PL frijoles guisar-INTR
‘Los frijoles se están haciendo’
-
b. Causativa (bivalente).
Maria muunim bwas-a
Maria frijoles guisar-TRANS
‘María está guisando frijoles’
El cambio de valencia experimentado por la base verbal bwas- ‘guisar’ en los ejemplos de (7) se indica sintáctica y morfológicamente. El contraste en los morfemas sufijados a la base verbal bwas- en (7a) y (7b) marca morfológicamente la valencia asociada a cada uno de los usos asociados a la base (los sufijos -e y -a, respectivamente). El reflejo sintáctico asociado a este cambio de valencia es, evidentemente, el número de participantes asociados con la base verbal en cada ejemplo: ume muunim ‘los frijoles’ (1 argumento) en (7a), y Maria ‘María’ y muunim ‘frijoles’ (2 argumentos) en (7b). Este fenómeno morfológico es bastante frecuente en los pares incoativo-causativos del yaqui, como es el caso de (7). Otros casos de parejas incoativo-causativas que responden al mismo tipo de alternancia se pueden consultar en Jelinek & Escalante (2000), Guerrero (2004a; 2004b), Álvarez González (2007b) y Estrada Fernández (2015a; 2015b).11 No obstante, los sufijos de transitividad del yaqui no son exclusivos de casos de la alternancia causativa. Como indican Jelinek (1997), Jelinek & Escalante (2000) y Tubino (2010; 2011), otras alternancias en la valencia de bases verbales del yaqui también reciben estas marcas morfológicas. En el siguiente apartado se expande este punto.
3.3. Otras alternancias transitivo-intransitivas y la marcación morfológica en yaqui
En yaqui, las alternancias transitivo-intransitivas son frecuentes más allá de la alternancia causativa vista en el apartado anterior. Estas alternancias suelen involucrar a bases estativas o eventivas que no necesariamente denotan cambio de estado, como en el caso de las bases que participan en la alternancia causativa (7), sino que suelen denotar o bien movimiento (e.g., chept- ‘saltar’) o bien un estado psicológico (e.g., omt- ‘estar enojado’). En casos de alternancia, dichas bases estarán asociadas a un mismo sujeto, normalmente con el rol de agente o un experimentante, de acuerdo con Jelinek (1997), y los cambios de valencia dependerán de si en la expresión del estado/evento también se codifica un tema o estímulo como parte de la estructura argumental de las bases o no. Si se codifica el tema/estímulo, este se realizará sintácticamente como objeto y la valencia del verbo intransitivo aumentará de 1 a 2. Vemos un ejemplo en (8).
(8) Cambio de valencia léxica no causativa: kupikt- ‘guiñar’.
-
a. Monovalente
Ne kupikt-e-k
1SG.NOM guiñar-INTR-PERF
‘Yo guiñé’
-
b. Bivalente
Ne puusi-m kupikt-a-k
1SG.NOM ojo-PL guiñar-TRANS-PERF
‘Yo guiñé los ojos’
En el ejemplo en (8), la alternancia en la morfología verbal de nuevo acompaña al cambio de valencia experimentado por la base kupikt- ‘guiñar’. Esta base puede tener un uso monovalente o bivalente según se codifique el objeto puusi-m ‘ojos’ (i.e. lo que se guiña) o se deje sobreentendido. Si el objeto se deja sin especificar, la valencia se marca morfológicamente mediante el sufijo intransitivo -e, mientras que, si se especifica el objeto, el sufijo verbal cambia a -a. Vemos en (8) que el tipo de alternancia mostrado en este subapartado es puramente sintáctico, no léxico-semántico. Es decir, mientras que en casos de la alternancia causativa mostrada en (7) hay, además de cambio de valencia, un cambio en la estructura eventiva del verbo, de no causativo a causativo (Haspelmath 2002), en casos como el mostrado en (8) solo se modifica la valencia verbal en el plano morfosintáctico, nunca semántico, puesto que la estructura eventiva y la semántica denotada por la base verbal en ambas construcciones queda intacta (i.e., en ambos casos existe un evento agentivo donde alguien guiña los ojos).
Los casos que se acaban de mostrar han ilustrado ejemplos de cambio de valencia en yaqui donde la alternancia muestra modificaciones en el plano sintáctico y en el plano morfológico. Estos cambios, aunque frecuentes, ni son productivos ni totalmente predecibles, puesto que existen en yaqui bases invariablemente transitivas con sufijo en -e (e.g., tu'ute ‘limpiar’) y bases invariablemente intransitivas con sufijos en -a (e.g., bwaana ‘llorar’). También, como se ha mencionado anteriormente, existen casos en que a un cambio de valencia no le acompaña una modificación morfológica. No obstante, en yaqui los cambios de valencia marcados morfológicamente en las raíces aparecen incluso en casos donde la alternancia aparece tras una operación morfológica de cambio de valencia, como es la incorporación del objeto, un proceso más o menos productivo de reducción de valencia de bases transitivas del yaqui. En el siguiente apartado se comenta cómo este proceso morfológico aparece marcado en yaqui con los sufijos de transitividad.
4.1. La incorporación en términos generales
Muchos han sido los trabajos centrados en la incorporación nominal en general, donde Mithun (1984), Baker (1988) y Hale & Keyser (1993) son algunos ejemplos representativos. Mientras que un tratamiento exhaustivo de este fenómeno está fuera del alcance del presente estudio, sí se tratará en tanto en cuanto es un ejemplo de mecanismo no completamente productivo que modifica la valencia verbal reduciendo el número de argumentos asociados a la base mayormente en el plano sintáctico, ya que la reducción de valencia por incorporación nominal no resulta en una modificación de la denotación verbal, como se verá en este apartado. En términos generales, cuando ocurre el fenómeno de la incorporación, el objeto directo se une morfológicamente al verbo (i.e., se le incorpora), resultando en la detransitivización, entendiendo por detransitivización la reducción de la valencia verbal (Whaley 1997). La incorporación del objeto se puede observar con el siguiente ejemplo del inglés.
(9) Incorporación en inglés.
-
a. No incorporación.
I pick berri-es.
1SG.NOM recoger mora-PL
‘Yo recojo moras.’
-
b. Incorporación.
I like berry-pick-ing.
1SG.NOM gustar mora-recoger-INF
‘Me gusta la recogida de moras.’
Como se observa en el ejemplo (9b), la incorporación resulta en la eliminación del objeto como argumento del verbo, puesto que se convierte en parte del mismo, lo cual en inglés resulta en la falta de flexión en el sustantivo incorporado berry ‘mora’ (9b). La incorporación resulta en un cambio de valencia, es decir, mientras que el verbo en (9a) es bivalente, en (9b) pasa a ser monovalente. En yaqui vamos a ver que el cambio de valencia experimentado por los verbos a los que se les incorpora un objeto también se refleja morfológicamente mediante la conocida alternancia entre los sufijos -a y -e. Antes de discutir este punto y por motivos de comparación, retomaremos la discusión sobre el uso de los pronombres indefinidos para formar un tipo de voz media en yaqui.
4.2. La voz media potencial en yaqui y los pronombres indefinidos
En §2 vimos que en yaqui existe una operación de reducción de valencia semántica, aunque no sintáctica, mediante la cual se elimina la referencia específica del objeto y solo se deja un pronombre de referencia indefinida jita ‘cosa’ o yee ‘gente’ en posición sintáctica de objeto. Recordemos un ejemplo de esta operación:
(10) Reducción de valencia semántica: objetos indefinidos.
-
a. Objeto definido karota ‘carro’ (ACU).
Aapo karo-ta tu’ute
3SG carro-ACU limpiar
‘Está limpiando el carro’ (Estrada Fernández et al. 2004: 188)
-
b. Objeto indefinido jita ‘cosa’.
I tajo’ori kaa tuisi jita tu-tu’ute
DEM trapo NEG bien cosa RED-limpiar
‘Este trapo no limpia bien’
-
c. *I tajo’ori kaa tuisi tu-tu’ute
DEM trapo NEG bien RED-limpiar
(‘Lit, Este trapo no limpia bien’)
En los ejemplos de (10) se muestra el equivalente en yaqui de la VOZ MEDIA POTENCIAL (Givón 2001), donde uno de los argumentos ligados al verbo base -el objeto, en este caso- se demueve semánticamente, es decir, se elimina su referencia específica. En operaciones de voz media potencial, como en (10), el objeto se elimina por completo en lenguas como el inglés o el español (e.g., El cuchillo no corta bien, sin expresión del objeto, frente a Juan corta manzanas).
En lenguas como el yaqui, la voz media potencial se puede expresar de varias formas. En la que nos concierne aquí, el objeto es semánticamente demovido, eliminando su referencia específica. No obstante, esta operación no reduce el número de argumentos sintácticos, puesto que la utilización de un pronombre de objeto inespecífico como jita en (10b) es obligatorio con verbos transitivos como tu'ute ‘limpiar’, como indica la agramaticalidad de (10c).12 Puesto que la base verbal utilizada en (10) no toma sufijos alternantes según su valencia como otras bases vistas en este artículo, no se puede comprobar, morfológicamente hablando, que la alternancia mostrada en (10) no opera en la sintaxis. No obstante, el mismo proceso empleado en bases que sí realizan la alternancia demuestra que, en efecto, la reducción de valencia en casos de la voz media potencial se hace, en yaqui, solo a nivel semántico.
(11) Voz media potencial: reducción de valencia semántica pero no sintáctica.
-
a. La valencia verbal no cambia en la sintaxis; se marca como bivalente (- a ).
Maria tuisi jita bwas-a
Maria bien cosa guisar-TRANS
‘María guisa bien’
-
b. El objeto no se puede eliminar, especialmente con marcación bivalente (- a ).
*Maria tuisi bwas-a
Maria bien guisar-TRANS
(Lit, ‘María guisa bien’)
-
c. La valencia verbal cambia a incoativa; marcación monovalente (- e ).
Ume muunim tuisi bwas-e
DET:PL frijoles bien guisar-INTR
‘Los frijoles se guisan bien’
Como vemos en (11a), la operación de eliminación del objeto para marcar una voz media potencial no conlleva, en yaqui, una reducción en la valencia sintáctica de los verbos, lo cual se marca morfológicamente mediante las marcas de transitividad -a y -e. Hay otras operaciones de reducción del objeto en yaqui que sí implican un cambio sintáctico de valencia. Este cambio se refleja también en la morfología, de nuevo, mediante las marcas de transitividad. En el siguiente apartado veremos la incorporación como mecanismo de reducción de valencia en yaqui.
4.3. La incorporación y la transitividad
En yaqui, los objetos se pueden incorporar a las bases verbales que los seleccionan sintáctica y semánticamente. Cuando esto ocurre, la valencia de la base verbal se reduce, lo cual se refleja en su morfología, es decir, las bases transitivas que muestran la alternancia morfológica de transitividad estudiada en este artículo (i.e., bases equipolentes con alternantes intransitivos) se afijan con -e tras la incorporación de su objeto. Esto se muestra en (12).13
(12) Incorporación y marcación morfológica: chukt- ‘cortar’.14
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a. Transitiva: chukta.
Kuta-m chukt-a
madera-PL cortar-TRANS
‘¡Corta madera!’
-
b. Incorporación: chukte.
Kuta-chukt-e
madera-cortar-INTR
‘¡Corta madera!’
Como se aprecia en (12), la incorporación del objeto a la base verbal provoca la intransitivización sintáctica de la misma, hecho que se refleja en su morfología verbal por el cambio de -a, en (12a) y a -e, en (12b). En línea con autores como Baker (1988), Hale & Keyser (1993) y Haugen (2008), se podría decir, entonces, que la incorporación es un proceso sintáctico de cambio de valencia que se refleja en la morfología verbal.15
Finalmente, los pronombres indefinidos jita ‘cosa’ y yee ‘gente’ también pueden aparecer incorporados a sus bases, como se muestra en (13).
(13) Pronombres indefinidos incorporados en yaqui: jichike ‘barrer’.
-
a. El objeto es un argumento.
Ne jaiti machi-ra-ta chike
1SG.NOM sucio parecer-NMZR-ACU barrer
‘Barro la suciedad’
-
b. El objeto está incorporado.
Ne bo’o-yeewi ji-chike
1SG.NOM calle-hacia.fuera cosa-barrer
‘Barro hacia la calle’
Aunque es de esperar que un pronombre indefinido incorporado a su base verbal tendría el mismo efecto morfológico en la base que en los ejemplos de incorporación de objetos vistos en (12), en cuanto a la alternancia en los sufijos de transitividad -a y -e, no disponemos de ningún ejemplo que se ajuste a estas características, por lo que dejamos esta investigación abierta a la espera de hallar datos que corroboren esta predicción.16
5. CONCLUSIÓN
En este artículo se han investigado mecanismos de cambio de valencia en yaqui, en tanto en cuanto son reflejo de la correspondencia entre la sintaxis y la morfología en esta lengua. En particular se estudiaron procesos de alternancias de transitividad en algunas bases equipolentes del yaqui en los cuales se aprecia, además de la modificación en el número de argumentos asociados a las bases, alternancias en la morfología verbal presentada por las mismas. Asimismo, se vio cómo esta alternancia morfológica en las bases verbales del yaqui también aparece en casos en que bases equipolentes se someten a procesos que llevan al cambio sintáctico de valencia como es el caso de la incorporación, lo cual es otra prueba de la estrecha relación existente entre la morfología y la sintaxis en lenguas como el yaqui. En consecuencia, la morfología verbal puede ser utilizada, en los casos en los que ocurre, para identificar la valencia sintáctica de las bases en esta lengua de la familia yutoazteca.