1. Introducción
El propósito de este trabajo es proporcionar un panorama cronológico acerca de los estudios lingüísticos sobre el mazateco, de manera que constituya un punto de partida para el investigador que desee realizar cualquier clase de estudios sobre esta lengua otomangue.1 Varios bibliógrafos han elaborado recopilaciones de material sobre las lenguas indígenas de México, entre ellos Marino Flores (1957), quien, en su Bibliografía lingüística de la República Mexicana, realizó una importante relación de documentos: gramáticas, diccionarios, cartillas y libros de lectura. Posteriormente, Contreras García (1985; 1986) llevó a cabo una recopilación más amplia en sus dos volúmenes de Bibliografía sobre la castellanización de los grupos indígenas de la República Mexicana (siglos XVI al XX). Veerman-Leichsenring (1995: 237-276) también realizó un trabajo bibliográfico enfocado en los estudios popolocanos en el que se encuentra un apartado dedicado al mazateco.
Han pasado varios años de la publicación de tales recuentos bibliográficos, de manera que es necesario que los trabajos más recientes sean incorporados en una bibliografía renovada. Así, este trabajo se divide en tres partes: en la primera (§2) se presentan los trabajos lingüísticos del siglo xix sobre la lengua mazateca; la segunda parte (§3) está enfocada en los trabajos que fueron elaborados desde inicios del siglo xx hasta la actualidad. La segunda parte, a su vez, se encuentra dividida en varias secciones que corresponden a los estudios de gramática (§3.1), fonética y fonología (§3.2), lenguaje silbado (§3.3), reconstrucción (§3.4), estudios comparativos y de inteligibilidad (§3.5), toponimia (§3.6), escritura (§3.7), consideraciones finales (§4) y referencias (§5). Finalmente, se presenta un apéndice (§6) con tres vocabularios de difícil consulta, de los años 1892, 1900 y 1905.
2. Estudios sobre la lengua mazateca en el siglo XIX
Pocos fueron los estudios que se elaboraron acerca de la lengua mazateca en el siglo xix; sin embargo, el lingüista e historiador Francisco Belmar comenzó formalmente su estudio científico con el Ligero estudio sobre la lengua mazateca (1892) -dedicado a Porfirio Díaz y Justo Zaragoza-, razón por la cual puede ser considerado como el primer especialista en mazateco de la historia de la lingüística mexicana.2 La lengua mazateca es explicada por medio de casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo y ablativo (1892: 67-72). Al final del trabajo se encuentra un apartado con las principales raíces y derivados de la lengua mazateca, así como la narración bíblica intitulada Ga kie Eva 'La muerte de Eva'.
Manuel Orozco y Berra en el capítulo xi de su Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México (1864), obra que constituye uno de los primeros intentos de clasificación de las lenguas indígenas de México, deja sin clasificar varias lenguas, entre ellas el mazateco. Con base en el informe de Alonso de Montúfar,3 afirma que había mazatecos en el estado de Guerrero que fueron expulsados por chontales hacia Oaxaca.4
Un año después, Francisco Pimentel, en el segundo volumen de su Cuadro descriptivo y comparativo de las lenguas indígenas de México (1865), presenta la oración del Padre Nuestro en dos variantes de mazateco. Los textos originalmente se encontraban en la Colección polidiómica mexicana (1860).5 En estas muestras logra identificar algunas palabras análogas a palabras del mixteco y zapoteco, razón por la cual el mazateco es agrupado por primera vez dentro de la familia mixteco-zapoteco (1875: 466).6 Más adelante, Bancroft (1883: 753) vuelve a presentar los mismos textos en el capítulo x, intitulado "Languages of central and southern Mexico".
A finales del siglo xix, se publica el libro The American race: A linguistic classification and ethnographic description of the native tribes of North and South America (1891). En este trabajo, el lingüista Daniel Brinton sigue la clasificación de Francisco Pimentel al agrupar la lengua mazateca dentro del grupo zapoteco-mixteco. Un año más tarde, ante la American Philosophical Society, presenta el ensayo On the Mazatec language of Mexico and its affinities (1892), donde realiza una comparación del mazateco con el chiapaneco y dos lenguas chibchas, entre las cuales encuentra una filiación lingüística que explica por la influencia de algún grupo de América del Sur hacia Norteamérica. Los datos utilizados provenían de un vocabulario proporcionado por Alphonse Pinart, el cual a su vez había sido recolectado por un oficial danés que estaba al servicio de Maximiliano de Habsburgo. Brinton (1892: 31) afirma que la palabra de la lengua náhuatl mazatecatl, cuyo plural es mazateca, significa 'gente venado' o 'gente del venado' (deer people). Existen dos razones probables por las cuales fueron llamados de esta manera: la primera es la abundancia que había de dicho animal en sus tierras; la segunda es que le rendían culto a un tótem con la figura de venado.
En 1897, Antonio Peñafiel publica, en Nomenclatura geográfica de México (1897), el apartado de Francisco Belmar "Nombres geográficos del estado de Oaxaca", en el que presenta la etimología toponímica de las siguientes lenguas otomangues: chinanteco, chocholteco, mazateco, mixe, mixteco, triqui y zapoteco.
Finalmente, en último año del siglo XIX, el etnógrafo Starr (1900), en "Notes upon the ethnography of southern Mexico", incluyó un vocabulario comparativo de las siguientes lenguas: chinanteco, chocho, chontal, huave, mazateco, mixe, tepehua, totonaco y triqui.
3. Estudios sobre la lengua mazateca en los siglos XX y XXI
A comienzos del siglo xx, Belmar (1905a: 198) afirma que el mazateco presenta las mismas características morfológicas del amuzgo, y "una formación más arcaica que el mixteco". A diferencia de Orozco y Berra (1864: 47, 126, 197), considera que los huatiquimane son en realidad los mismos mazatecos, habiéndose perdido el primer nombre con el paso del tiempo.7
En el capítulo cuarto de su libro Lenguas indígenas de México (1905b), Belmar muestra ejemplos de palabras monosilábicas del amuzgo, cuicateco, chatino, chinanteco, chocho, mazateco, mixteco, otomí, popoloca, triqui y zapoteco. Por su parte, el undécimo capítulo de esta misma obra explica que el verbo mazateco se reconoce por prefijos de presente ki-, ti-, tsu-, tsi-, los cuales están sujetos a modificaciones. La forma impersonal o pasiva se forma por medio del prefijo tinide segunda persona, el pasado con el prefijo ki-, y el futuro con la raíz del verbo y el sufijo -ra, aunque en algunos verbos se marca con los prefijos kuy kui-.
Mariano Espinosa en sus Apuntes históricos de las tribus chinantecas, matzatecas y popolucas (1961 [1910]: 93) menciona que los mazatecos y los chinantecos "tenían un idioma muy semejante y puede decirse [que] era el mismo en su primitiva edad y que se convirtió en dialecto como hoy está el chinanteco".
En 1912, Mechling agrupa dentro de la familia mazateca al chocholteco, ixcateco, mazateco, popoloca y triqui. Años más tarde, Walter Lehmann publica el apartado dedicado a la lengua mazateca "Mazatekische Sprache" en su monumental obra de dos volúmenes Zentral Amerika (1920). En ella recopila los vocabularios que habían utilizado Daniel Brinton (1892) y Francisco Belmar (1892) y además incorpora otro con léxico de Huehuetlán y Huautla; este último se encontraba en posesión de Eduard Seler, aunque originalmente había pertenecido al canónigo Hipólito Ortiz y Camacho. Lehmann también incluye dos breves listas léxicas, en donde realiza la comparación de mazateco con chiapaneco- mangue, y chiapaneco, chocholteco, ixcateco, mazateco y triqui. Al final, presenta unas tablas donde muestra la riqueza morfológica de los numerales del 1 al 20 en chiapaneco, chocholteco, ixcateco, mangue, mazahua, mazateco, otomí, pirinda, popoloca, tepehua y triqui.
González Casanova8 (1925) ratifica las relaciones de parentesco que Mechling (1912) había propuesto entre el chocholteco, ixcateco, mazateco y popoloca, aunque no está de acuerdo con la hipótesis de Brinton (1892), que relaciona al mazateco con el mangue y el chiapaneco. Por medio del método comparativo, descubre que la numeración es muy semejante entre los cuatro idiomas antes citados y, además, encuentra algunas semejanzas con la lengua otomí, las cuales parecen sugerir relaciones culturales muy antiguas. De este modo, nombra a la familia mazateca de Mechling (1912) como familia popoloca, integrada por chocholteco, mazateco y popoloca.
Por su parte, Weitlaner (1941: 251) -siguiendo el sistema de clasificación del historiador Wigberto Jiménez Moreno- agrupa al popoloca, chocholteco, mazateco, ixcateco y triqui dentro de la familia popoloca, la cual pertenece a la rama olmeca del grupo olmecaotomangue. Un año después, Jiménez Moreno (1942: 139) sostiene que "los nonoalca parecen identificarse con los mazateco-popolocas, parcialmente nahuatlizados, y haber sido también los últimos representantes de la cultura teotihuacana".
3.1. Estudios de gramática
De Angulo (1925a) continúa el trabajo comparativo de lenguas otomangues que se había iniciado a fines del siglo xix. Para ello, emplea los términos de parentesco de nueve lenguas otomangues (chatino, chinanteco, chocholteco, chontal, cuicateco, mazateco, mixe, mixteco y zapoteco), con base en las cuales afirma que las lenguas de la familia zapoteca, entre las que incluye al chinanteco, son esencialmente monosilábicas, de manera que las palabras con más de una sílaba seguramente son palabras compuestas.
Más adelante, este autor (1925b) formula una hipótesis que sugiere que las lenguas otomangues forman un grupo que tiene una estructura morfológica monosilábica, aunque esto no necesariamente implique un origen genético común. De Angulo (1926b) presenta el paradigma de los pronombres independientes del mazateco de Jalapa de Díaz y Chiquihuitlán de Juárez, y señala la existencia de una conjugación perifrástica que es utilizada principalmente en los aspectos perfectivo y continuo. Varios años después, de Angulo y Freeland (1935) proponen un doble radical para los verbos de la lengua mazateca.
A continuación, se reseñan los trabajos fundamentales de gramática del mazateco.
3.1.1. Huautla de Jiménez
Florence Cowan (1937) escribe uno de los primeros reportes sobre el mazateco de Huautla de Jiménez. En el documento refiere que la lengua posee un carácter aglutinante, el cual permite la afijación de prefijos y sufijos tanto sustantivos como a verbos. Es posible encontrar una interesante nota acerca de los pronombres reflexivos, en la cual se menciona que la palabra yau 'carne' o 'cuerpo' expresa reflexividad cuando se encuentra seguida de un sufijo pronominal. Así, para expresar 'me veo' tiene que decirse tikotse yauna, lo que literalmente significa 'veo mi carne', 'veo mi cuerpo'.
Pike & Cowan (1943) describen las clases de palabra del mazateco de Huautla de Jiménez. Estos autores afirman que existen seis tipos principales: sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios, partículas y afijos. Presentan el texto bíblico de Juan 5:1-9 con glosas interlineales en inglés.
Algunos años después, Florence Cowan (1947) publica un estudio donde explica los aspectos lingüísticos y etnológicos del parentesco entre los mazatecos. En ese mismo año publicó junto con George Cowan, en la revista Aboriginal Linguistics, el artículo "Mazateco locational and directional morphemes". No he podido consultar directamente este texto; sin embargo, conozco de su existencia por la reseña de Preston (1948).
A mediados del siglo XX, Eunice Pike y George Cowan9 elaboraron dos gramáticas pedagógicas del mazateco de Huautla de Jiménez. Actualmente permanecen inéditas y están estructuradas en lecciones con el propósito de aprender gradualmente el idioma. La gramática de Cowan tiene un total de 44 lecciones distribuidas en 90 páginas, mientras que la de Pike es menor, con 30 lecciones en 41 páginas.
Eunice Pike & Florence Cowan prepararon un Vocabulario mazateco (1957). Este trabajo constituye en la actualidad la más amplia recopilación léxica del mazateco de Huautla de Jiménez. Cuenta con aproximadamente 2250 entradas mazateco-español, y cada una de las sílabas tiene señalado el tono con un numeral en superíndice, donde 1 señala tono alto y 4 el bajo. Al final, hay un apartado con cincuenta y siete topónimos en lengua mazateca.
En "Mazatec kernel constructions and transformations", Gudschinsky (1959a) ofrece un primer esbozo de las principales características de las construcciones con núcleo en la lengua mazateca, así como sus transformaciones bajo los principios desarrollados por Zellig Harris (1957). Más tarde en "Discourse analysis of a Mazatec text" (1959c) utiliza nuevamente las técnicas de Harris para el análisis del discurso, una de las cuales consiste en el uso de reglas transformacionales para producir partes del texto más sencillas de analizar.
En el libro Some aspects of the lexical structure of a Mazatec historical text, George Cowan (1965) describe la estructura léxica de un texto histórico en mazateco sobre la Revolución Mexicana grabado en 1951. En este trabajo, el autor recurrió a procedimientos transformacionales mediante los cuales las cadenas léxicas pudieron ser dispuestas en una forma comparable. Para ello, utilizó como punto de partida sustantivos y verbos.
Por su parte, el trabajo de Pike (1967) se enfoca en las unidades del habla de la lengua mazateca; por una parte, describe las que se encuentran en jerarquía fonológica: vocales, consonantes, sílabas, palabra fonológica, frase fonológica y enunciado fonológico; por otra parte, las que se encuentran en jerarquía gramatical: enunciado gramatical, cláusula independiente, cláusula dependiente, frase gramatical y palabras separadas en varias partes del habla de acuerdo con su distribución en diversas frases. En este estudio le dedica un espacio al estudio del monólogo y afirma que hay varios tipos contrastivos de monólogo en el habla mazateca, entre los cuales es posible encontrar el habla oficial, la oración cristiana, la oración a deidades nativas y el monólogo narrativo (Pike 1967: 316-317).
En el libro María Sabina and her Mazatec mushroom velada (1974), editado por el micólogo Robert Gordon Wasson, se presenta el texto de una ceremonia realizada por María Sabina en Huautla de Jiménez durante la noche del 12 al 13 de julio de 1958. En esa ocasión María Sabina fue apoyada por su hija María Apolonia -curandera de grado menor- y también por el curandero Aurelio Carreras. Se proporciona el texto completo de la sesión en lengua mazateca con su correspondiente traducción al inglés y español, varios comentarios lingüísticos y musicológicos, la notación musical de los cantos, la banda sonora de la sesión, notas etnográficas y un registro fotográfico de los eventos de esa noche. Asimismo, se incluye el trabajo lingüístico de George Cowan (1974) "The Mazatec language", donde se hace una descripción de la lengua mazateca de Huautla de Jiménez.
3.1.2. Jalapa de Díaz
Terry Schram & Judith Schram (1978), ambos del Instituto Lingüístico de Verano (ILV),10 escribieron una gramática del mazateco de Jalapa de Díaz. Al igual que las anteriores de Eunice Pike y George Cowan, tiene carácter pedagógico y aún permanece inédita. Schram & Jones (1979) describen varios patrones que determinan la referencia del participante en el mazateco de Jalapa de Díaz, el cual no requiere que los sujetos y objetos de los verbos sean explícitos dentro de la cláusula.
Terry Schram (1979a) realiza un acercamiento al estudio del tiempo en relación con el discurso. En él, afirma que cada tipo de discurso tiene un tiempo característico que es utilizado en todos los verbos que son centrales para el desarrollo del mismo; por ejemplo, en la narrativa es utilizado predominantemente el pasado distante. Más adelante (1979b) elabora un trabajo acerca de los temas de una historia narrada por cuatro diferentes mazatecos en los que observa que aun cuando las cuatro versiones contaban esencialmente la misma historia, variaban considerablemente tanto en detalles como en la disposición de los eventos.
Ya en este siglo, Judith Schram (2009) señala que la inflexión verbal constituye la base para clasificar a los verbos simples en seis clases según su tiempo-aspecto: genérico, incompletivo presente, pasado recien te, completivo presente, pasado distante e incompletivo. Las raíces verbales que clasifica son relativamente pocas y pueden combinarse entre sí o con raíces de otras clases de palabra para formar aparentemente un gran número de verbos en la lengua mazateca. La mayoría de los verbos tienen dos raíces: raíz A y raíz B, la primera raíz se utiliza para la primera persona del singular y tercera persona del singular/plural; la segunda, para la primera persona del plural inclusiva y exclusiva, y la segunda persona del singular y plural.
Por su parte, Pérez Moreno (2009) presenta en su libro Narraciones mazatecas varios cuentos, mitos, diálogos, costumbres e historias en mazateco con su correspondiente traducción al español. Al final de esta obra hay un glosario mazateco-español y español-mazateco con todas las palabras mazatecas que se encuentran en los textos.
El trabajo de Black & Schram (2014) retoma el tema de la formación del tiempo y aspecto en los verbos simples del mazateco de Jalapa de Díaz, los cuales se clasifican en cinco clases verbales. Un ejemplo está representado por los verbos de la primera clase, los cuales normalmente toman el prefijo /ki2-/ en el pasado distante, pero si la base verbal comienza con /β/, ésta cambia a /k/, como en el ejemplo siguiente: /βa2næ̃1/ 'él lava' → /ki2ka2næ̃1/ 'él lavó'.
Finalmente, encontramos el trabajo de Valle (2016), en el que se presenta un estudio sobre los préstamos léxicos del español en el mazateco de Jalapa de Díaz. Entre los procesos de adaptación de préstamos, se encuentran la elisión de segmentos iniciales y finales, pérdida de vibrante simple en posición coda, realización de /u/ en lugar de /o/, así como el desplazamiento de acento.
3.1.3. Chiquihuitlán de Juárez
A principios de la década de los años setenta, Allan Jamieson y Carole Jamieson, investigadores del ilv, comienzan el estudio del mazateco de Chiquihuitlán de Juárez. Carole Jamieson (1974) estudia los tipos de frases del mazateco, las cuales pueden consistir en dos o más palabras dentro de una construcción, o en una sola palabra que potencialmente puede expandirse a un mayor número de palabras.
Un año después, estos mismos autores (1975) publican un diccionario ilustrado mazateco-español con frases sencillas que ejemplifican el uso de las palabras dentro de un contexto.
En su texto de 1976, Carole Jamieson describe la morfología de dos variedades verbales: verbos personales y verbos impersonales. Los verbos personales poseen sujetos pronominales fusionados, mientras que los verbos impersonales están limitados a un sujeto fusionado de tercera persona.
Allan Jamieson (1977a) afirma que el sistema fonológico del mazateco de Chiquihuitlán posee seis vocales y quince consonantes. En el margen silábico pueden presentarse de una a tres vocales, y en el núcleo silábico de una hasta tres vocales. En lo referente al sistema tonal, este autor (1977b) determina la existencia de cuatro tonos de nivel: alto, medio, bajo-medio y bajo.
Carole Jamieson (1977) presenta los términos de los colores básicos, los objetos que pueden usarse como términos de color y las modificaciones que sufren las palabras de colores.
Jamieson & Tejeda (1978) publican en el Archivo de Lenguas Indígenas de México un volumen sobre el mazateco de Chiquihuitlán. El cuestionario usado para la recolección de datos consistió en total de 594 oraciones y fue elaborado por Ray Freeze. Al final de la obra se encuentra un vocabulario español-mazateco de 532 palabras.
Carole Jamieson (1982) retoma la cuestión de los verbos personales del mazateco, describe particularmente la interacción de los sistemas complejos de persona y aspecto, y, además -por medio de reconstrucción interna y comparación con el mazateco de Huautla de Jiménez- presenta algunas ideas acerca del origen de la complejidad sincrónica.
Allan Jamieson (1984) estudia los procesos de formación de palabras. La mayor parte se efectúa por composición a partir de palabras independientes, mientras que otros procesos involucran derivación por prefijación. La tesis principal de este trabajo es demostrar que ninguno de los procesos de formación es actualmente productivo.
La Gramática mazateca de Carole Jamieson (1988), dedicada a Ernesto Tejeda Salvador, es la primera que describe de modo particular el mazateco de Chiquihuitlán. A lo largo de esta obra se presentan los siguientes temas: alfabeto, oración y su clasificación, sustantivo, pronombre, adjetivo, numerales, tipos de verbos, verbos personales, tiempos verbales, voz pasiva, modo imperativo, perífrasis verbal, preposiciones y conjunciones, entre otros más.
Carole Jamieson (1996a) estudia el fenómeno de la incorporación en mazateco. Primero, describe las características gramaticales de los posverbos, las cuales establecen una distinción entre los mismos y las palabras independientes, y después realiza una descripción de las analogías gramaticales y léxicas que pudieron haber fomentado el sistema sincrónico.
El diccionario mazateco-español, español-mazateco de Carole Jamieson (1996b) incluye una descripción fonológica y gramatical de la lengua. Veerman-Leichsenring (2001b) publicó una reseña sobre ese trabajo.
Por último, Léonard & Kihm (2010) realizaron un examen de la flexión verbal del mazateco de Chiquihuitlán, en el cual la aparente complejidad se vuelve simple y regular en los procesos morfológicos, distinguiendo raíz, base y palabra. Afirman que -posiblemente por la influencia del español- la gramática del mazateco ha sufrido cambios en los hablantes jóvenes.
3.1.4. San Jerónimo Tecóatl
Agee & Marlett (1986) realizaron un análisis de los objetos indirectos del mazateco de San Jerónimo Tecóatl. En este trabajo describen las características superficiales de los objetos indirectos, así como las construcciones en las que se presentan. Afirman que los objetos indirectos tienen la forma de frases preposicionales que obligatoriamente deben estar incorporadas en el verbo.
Más adelante, Daniel Agee (1993) elabora un estudio donde describe algunos clíticos modales del mazateco de San Jerónimo Tecóatl, los cuales son usados principalmente para expresar varias nociones de modalidad epistémica.
Finalmente, Margaret Agee (1993) estudia el fenómeno del encabezamiento de las frases nominales en el mazateco de San Jerónimo Tecóatl. En este trabajo, la autora observa las diferentes construcciones que comienzan con frase nominal y cuáles son las funciones que cumplen dentro de esa posición.
3.1.5. Mazatlán Villa de Flores
La gramática más reciente de la lengua mazateca de esta población es el Acercamiento gramatical a la lengua mazateca de Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca, de Carrera Guzmán (2011). Los ejemplos que se presentan en este estudio fueron tomados del habla cotidiana y sirven como base para un análisis lingüístico de las estructuras básicas de la oración simple. Primero, se proporciona un marco geográfico, histórico y sociolingüístico para después pasar a describir las características lingüísticas de la lengua mazateca, su morfosintaxis y algunos elementos de la morfología como sustantivos, verbos y pronombres personales.
Filio (2014) realiza el estudio del mazateco de Mazatlán Villa de Flores. Reconoce cinco timbres vocálicos y 29 consonantes que clasifica de la siguiente manera: oclusivas simples, oclusivas prenasalizadas, oclusivas aspiradas, africadas, africadas aspiradas, fricativas, nasales, vibrantes, laterales y aproximantes. Considera que los segmentos prenasalizados son segmentos complejos y no forman secuencia consonántica. Identifica la existencia de tres tonos de nivel (alto, medio y bajo) y cinco tonos de contorno (dos ascendentes y tres ascendentes). En la parte gramatical, realiza un estudio de la cláusula y sus constituyentes, clases de adjetivos, cláusulas de relativo, predicación secundaria, cláusulas de complementos, relación sintáctica de referencias pronominales y estructura argumental del mazateco.
Por último, Klint (2016) describe la semántica del sistema de tiempo, aspecto y modo (TAM) del mazateco de Mazatlán Villa de Flores. Para comparar las distinciones temporales utilizó un cuestionario de 192 preguntas desarrollado por Östen Dahl. Para cada pregunta se propone un contexto, y después se proporciona una frase para traducir.
3.2. Estudios de fonética y fonología
En lo referente a los estudios de fonética y fonología del mazateco, Belmar (1892) había elaborado una breve descripción de la fonética del mazateco, en la cual no puede encontrarse ninguna referencia a la naturaleza tonal de la lengua.
Años más adelante, en Glotología indígena mexicana (1921: 18-20), señala que el mazateco tiene cinco vocales claras i, e, a, o, u, cuatro nasales ê, â, ô, û y dos abiertas è, à, que pueden duplicarse. Describe que la lengua emplea polisilabismo, tanto en las palabras de formación secundaria como en las de formación arcaica (1921: 113).
3.2.1. Huautla de Jiménez
Eunice Pike (1937) presenta, en "Mazateco fonetics", un breve esbozo del sistema vocálico y consonántico del mazateco de Huautla de Jiménez. Esta autora -que reconoce el carácter preliminar de su análisis sobre las vocales- afirma que el inventario vocálico de la lengua se compone de a, e, i, o, u y los diptongos ai, ei, au, con sus respectivas contrapartes nasales. Afirma que en el sistema consonántico existe una "contaminación" debido a la presencia de la consonante vibrante múltiple /r/, la cual generalmente se encuentra en préstamos de la lengua española. En este trabajo se menciona por primera vez la existencia de tres tonos de nivel: alto, medio y bajo.
Un par de años más tarde, Johnson (1939) afirma que el tono es un elemento fundamental de la lengua mazateca. Este autor reconoce cuatro registros tonales: alto, medio alto, medio bajo y bajo. En el trabajo describe los siguientes tiempo-aspecto: indefinido (no tiene prefijo), pasado regular ki-, futuro kwi-, y continuativo ti-. Acerca de los verbos, indica que el patrón verbal básico consiste en dos radicales, uno para la primera persona del singular y la tercera persona del singular-plural, mientras que el otro se utiliza para las personas restantes.
Kenneth Pike & Eunice Pike realizan un estudio más detallado de la tonía y estructura silábica del mazateco en la publicación "Immediate constituents of Mazateco syllables" (1947). En este estudio especifican que los tonos básicos del mazateco son cuatro tonos de nivel; asimismo señalan la existencia de varios deslices tonales. Dividen la sílaba en margen y núcleo, con base en el hecho de que el tono contrastivo es una característica del núcleo de la sílaba. Señalan que, cuando dos consonantes comprenden un grupo consonántico, una de ellas es el constituyente principal y la otra es el constituyente subordinado. Cuando tres consonantes comprenden el grupo, consideran a la primera como el primer constituyente, y a las siguientes dos como el segundo constituyente. En cuanto al núcleo, afirman que la secuencia entera de vocales de una sílaba compone el primer constituyente inmediato, mientras que la secuencia entera de tonos constituye el segundo constituyente inmediato. Para un grupo de dos tonos, consideran al primero como el tono principal, y, al segundo, como subordinado. Por su parte, en un grupo de tres tonos es mejor considerar al tercero como subordinado al grupo de los primeros dos.
A finales de la década de los cuarenta, Kenneth Pike publica un trabajo que hasta el día de hoy sigue siendo una referencia básica para los investigadores de lenguas tonales: Tone languages (1948). El capítulo viii está dedicado a los fenómenos de alteraciones tonales que existen en mazateco: por un lado, se hace el análisis de los tonos de sustantivos y frases nominales, y por el otro, el de los tonos verbales. Pike afirma que el análisis de las lenguas tonales es complicado principalmente por dos factores: (1) por la naturaleza relativa de los contrastes tonales, y (2) por los tonemas que cambian no fonémicamente (condicionados por segmentos, acento, cantidad, entonación, posición en la palabra o frase) y fonémicamente (en la morfología, mecánicamente en el sandhi, o en construcciones sintácticas).
Fries & Pike (1949) estudiaron el contacto lingüístico en el caso de la lengua mazateca. En "Coexistent phonemic systems", intentaron demostrar la validez de la hipótesis de que dos o más sistemas fonológicos pueden coexistir en el habla de un monolingüe. Asimismo, trataron de diseñar un procedimiento que permitiera determinar la naturaleza de esos sistemas.
Eunice Pike (1954) en "Phonetic rank and subordination in consonant patterning and historical change" analiza los grupos de consonantes del mazateco de Huautla y San Miguel Soyaltepec dentro de sus constituyentes inmediatos, tomando como criterio principal el grado de constricción que presentan las consonantes.
Pike (1973) describe dieciocho lenguas de México que cuentan con un sistema tonal, entre ellas el mazateco de Huautla de Jiménez, en el cual contabiliza trece grupos tonales. Menciona que el cambio de aspecto y persona frecuentemente se encuentra indicado por el cambio de tono.
Por su parte, en su trabajo de 1974, este mismo autor señala que, en el mazateco de Huautla, existe alrededor de una docena morfemas con tono como el único residuo de una de sus sílabas. Este tono se manifiesta solamente cuando está precedido por un morfema que termina en un tono alto. Por ejemplo, la palabra fonológica 4ʂti3-4 'niños' en aislamiento se oye como ʂti3-4, pero si la construcción es thı̃1 'hay' + 4ʂti3-4 'niños', se produce la siguiente frase: thı̃1-4 ʂti3-4.
En la década de los noventa, Steriade (1994) realiza un nuevo análisis de los datos de Pike & Pike (1947). En este análisis rechaza la estructura de constituyentes en ataques. Su hipótesis se basa principalmente en que las consonantes oclusivas y africadas tienen representaciones en las cuales el cierre (A0) y soltura (Amax) aparecen en posiciones distintas, capaces de anclar independientemente los rasgos distintivos. Este autor también demuestra cómo estas consonantes tienen más posibilidades de agrupamiento que las consonantes continuas.
Cuatro años más tarde, Golston & Kehrein (1998) realizan un nuevo análisis de los datos de Pike & Pike (1947). Afirman que las sílabas del mazateco no son complejas sino simples, y que la posaspiración y posglotalización del mazateco de Huautla de Jiménez son fenómenos que pueden ser tratados respectivamente como voz murmurada y voz laringizada de la vocal. Los rasgos laríngeos preconsonánticos son analizados de tal manera que conforman consonantes preaspiradas y preglotalizadas. García et al. (2016) coinciden, en general, con la propuesta anterior en cuanto a la glotalización, aunque, con base en datos de Huautla, demuestran que es más apropiado analizar las consonantes preaspiradas como secuencias, y las posaspiradas como consonantes complejas y no como voz murmurada.
Herrera (2003) establece tres niveles tonales (alto, medio, bajo) para el mazateco de Santa Clara. Se ocupa del estudio de las consonantes prenasalizadas alveolar /nd/ y velar /ŋg/ en tres mujeres hablantes de mazateco. El problema central que estudia se enfoca en saber si el tono influye en el vot (Voice Onset Time) de las consonantes prenasalizadas. Las consonantes prenasalizadas del mazateco presentan la misma tendencia general de las sordas, por lo cual se concluye que el tono no es un factor determinante para la longitud del vot en esta lengua. La investigadora, asimismo, hace una importante aportación al proponer que las consonantes prenasalizadas del mazateco pudieron provenir de una secuencia de consonante nasal seguida de *t o *k. Al estar ambas oclusivas precedidas por esa consonante, no es difícil suponer su sonorización y finalmente una disminución en el tiempo de ejecución de dichos segmentos.
García (2013) trabaja la gramática y la fonología segmental del mazateco de Río Santiago, Huautla de Jiménez. En la parte gramatical se presentan las características tipológicas del mazateco, sistema pronominal, sistema de alineamiento, orden de constituyentes, cláusulas de relativo y de complemento, verbos, marcas aspectuales y clases de palabra. En la parte fonológica se muestra el inventario consonántico (20 consonantes) y el sistema vocálico (4 vocales orales y 4 vocales nasales). Plantea el problema de la complejidad laríngea, en el cual, si la aspiración existe antes de consonante, se considera como una secuencia consonántica, mientras que, si la aspiración se encuentra después de consonante, se interpreta como consonante aspirada. Respecto a los tonos, reconoce la existencia de cuatro tonos de nivel (alto, semialto, medio, bajo) y cinco tonos de contorno (tres descendentes y dos ascendentes).
3.2.2. Jalapa de Díaz
Schram & Pike (1978) elaboraron un estudio sobre la fusión vocálica del mazateco de Jalapa de Díaz, mediante la cual explican la diversidad de formas verbales irregulares del mazateco de Huautla de Jiménez. Mencionan que las consonantes alveopalatales son las que pueden condicionar a las vocales. Años más tarde, Schane (1985) hace un reanálisis de este estudio.
Kirk et al. (1984) estudian los diferentes tipos de voz que se presentan en el mazateco de Jalapa de Díaz. Por medio del uso de espectrogramas de banda ancha y banda estrecha -instrumentos útiles para identificar la calidad de voz- logran identificar las características fonéticas de la voz modal, murmurada y laringizada. Kirk et al. (1993) observan que, en el mazateco de Jalapa de Díaz, los valores de la frecuencia para el primer formante son más altos en la voz laringizada y más bajos en la voz murmurada y modal, ya que durante la producción de la voz laringizada hay un crecimiento de la laringe con un acortamiento del tracto vocal.
Silverman et al. (1994) publican un estudio en el que describen el inventario consonántico y vocálico del mazateco de Jalapa de Díaz. Señalan la existencia de cinco vocales orales /i/, /æ/, /a/, /o/, /u/, con sus respectivas contrapartes nasales, laringizadas y murmuradas. Afirman que hay tres tonos de nivel (bajo, medio, alto) y seis contornos tonales. Las vocales murmuradas del mazateco de esta variante se desarrollaron a partir de las protoformas bisilábicas *-V.hV, en las cuales la consonante laríngea /h/ de la segunda sílaba se replegó hacia la vocal de la primera sílaba, y la vocal de la segunda sílaba se fusionó con la primera vocal. El desarrollo de las vocales murmuradas estuvo condicionado por dos factores: el primero, el margen silábico de la primera sílaba tenía que ser sonoro, y el segundo, las vocales contiguas a /h/ debían ser las mismas. De manera similar, un gran número de protoformas bisilábicas *-Vʔ V quedó reducido a monosílabos con voz laringizada en la vocal.
En "Laryngeal complexity in Otomanguean vowels", Silverman (1997) describe que la prominencia del tono es mayor cuando se presenta con fonación modal, y es menor cuando la fonación no es modal (voz murmurada y laringizada). El mazateco de Jalapa tiene vocales con fonación no modal que pueden preceder a vocales con tono: [̤V˥], [V̰V˥].
Garellek & Keating (2011), con la ayuda del programa VoiceSauce, examinaron gran parte de las grabaciones de mazateco recogidas en campo por Kirk & Ladefoged. La primera muestra fue grabada en diciembre de 1982 y la segunda en abril de 1993. En total, catorce hablantes de mazateco fueron incluidos en el estudio. Las muestras actualmente están disponibles en la página del Archivo del Laboratorio de Fonética de la ucla.11
3.2.3. San Pedro Ixcatlán y San José Independencia
Lamimam (1997) elabora un análisis preliminar de la fonología del mazateco de Ixcatlán. Afirma que sus sílabas son abiertas, el núcleo está compuesto por una o dos vocales, y el ataque posee de una a tres consonantes. Su sistema tonal presenta cuatro tonos de nivel, y además existen quince patrones tonales en las palabras bisilábicas.
La obra de Maximiano (2006) contiene 1012 palabras del mazateco de San José Independencia. En el trabajo se manejan tres tonos: el tono alto es marcado con un acento agudo en la vocal, para el tono medio no utiliza ningún signo, y el tono bajo está señalado con un guion en la parte inferior de la vocal.
El Diccionario mazateco de San Pedro Ixcatlán de Fernández Figueroa (2016) es, hasta el momento, la recopilación más grande de léxico de esa localidad. Con más de 1700 palabras, cada entrada cuenta con categoría gramatical y traducción al español. Algunas veces se presentan ejemplos donde se muestra el uso de la palabra en mazateco.
3.2.4. San Miguel Soyaltepec
Pike (1956) analiza el sistema del sandhi tonal del mazateco de San Miguel Soyaltepec, el cual se caracteriza por su alta complejidad: los morfemas con grupos de tonos tienen solamente influencia progresiva, mientras que los morfemas con un solo tono tienen influencia regresiva. El sandhi que se presenta en el mazateco de Huautla de Jiménez difiere en que únicamente está limitado a los morfemas que contiguamente preceden a ciertos morfemas específicos. Los datos de Pike fueron analizados por Goldsmith (1990: 39-44).
Biber (1981) reinterpreta los datos de Pike (1956) sobre el mazateco de Soyaltepec. Además, demuestra que los tonos de desliz del mazateco de esta variante son una misma secuencia fonémica de tonos nivel en vez de tonos de contornos fonémicos.
Beal (2011) describe los segmentos y tonos del mazateco de Soyaltepec. Su investigación revela que existen 17 fonemas consonánticos y 5 vocales que realizan contraste por nasalización. Los inicios silábicos pueden ser de una sola consonante o de una combinación de dos fonemas (inicios complejos). Se confirma la existencia de cuatro tonos de nivel y cinco de contorno (tres ascendentes y dos descendentes). La teoría en que está formalizada este trabajo se sustenta en la fonología autosegmental, en la cual el tono ocupa una grada separada de los rasgos que definen a los segmentos.
3.2.5. San Jerónimo Tecóatl y San Lorenzo Cuaunecuiltitla
Bull (1978) elabora un boceto de la fonología del mazateco de San Jerónimo Tecóatl. En esta descripción describe la existencia de 4 vocales /i/, /e/, /a/, /o/ y 17 consonantes /p/, /t/, /ts/, /ʧ/ , /tʂ/ , /k/, /ʔ/ , /β/ , /s/, /ʂ/ , /h/, /m/, /n/, /ɲ/ , /l/, /ɾ/ , /j/. Señala cuatro tonos de nivel (alto, semialto, semibajo y bajo) y dos tonos de contorno ascendentes (bajo-semialto y semibajo-alto). Para describir la sílaba, recurre a la teoría de constituyentes inmediatos que anteriormente Kenneth Pike había utilizado para el mazateco de Huautla de Jiménez. Ratifica la idea de que todas las sílabas están formadas por un margen consonántico seguido de un núcleo vocálico, a excepción de las palabras que fonéticamente carecen de margen consonántico y comienzan por vocal. Un lustro más tarde, Bull (1983) publica un análisis en el cual busca demostrar que la fonotáctica y la estructura métrica son importantes para la aplicación de las reglas morfofonológicas.
Bull (1984) señala que el mazateco de San Jerónimo Tecóatl posee cinco aspectos verbales (sin tiempo, continuativo, incompletivo, completivo reciente, completivo distante) y muestra que la mayor parte de las formas verbales puede predecirse a partir de diecisiete reglas generativas.
El estudio de Carrera (2014) describe la fonología del mazateco de San Lorenzo Cuaunecuiltitla. Esta variante cuenta con cinco vocales: dos altas, dos medias y una baja, todas ellas con correlatos de nasalidad y tipo de fonación. En cuanto a las consonantes, distingue tres tipos de obstruyentes: oclusivas, fricativas y africadas, que a su vez cuentan con su correlación de aspiración. Carrera afirma que el sistema tonal de esta lengua está compuesto por cuatro tonos de nivel (extrabajo, bajo, medio y alto) y cinco tonos de contorno (extrabajo-bajo, bajo-medio, medio- alto, alto-bajo y bajo-extrabajo).
3.2.6. Mazateco de Puebla
El mazateco poblano ha sido escasamente estudiado. Hasta la fecha, el trabajo de Léonard (2014) es el único sobre esta variedad. Entre los procesos fonológicos descritos, se encuentran los cambios vocálicos: las vocales altas anteriores descienden, la vocal baja asciende, y las vocales altas posteriores se retraen o se centralizan: i > e, e > a, a > o, u > u. Asimismo, existe retroflexión en las consonantes africadas y fricativas palatales, oclusión de la africada alveolar, y africación de la aproximante palatal.
3.3. Estudios de lenguaje silbado12
George Cowan desde 1943 llevó a cabo investigaciones lingüísticas del idioma mazateco en los alrededores de Huautla de Jiménez. Este autor fue el primero en señalar la existencia de lenguaje silbado entre los mazatecos. Los ejemplos presentados en "Mazateco whistle speech" (1948)13 demuestran la importancia del tono en la lengua mazateca, el cual permite que la conversación pueda llevarse a cabo sin la necesidad de segmentos.
Cowan (1952) realiza una comparación del lenguaje silbado mazateco con el lenguaje silbado tepehua de Hidalgo, y concluye que este último "reproduce muchos de los movimientos fisiológicos de las sílabas habladas" a diferencia del lenguaje silbado del mazateco, en el cual no se presenta una articulación significativa de los labios.
Busnel et al. (1976), después de haber descrito el lenguaje silbado de Aas (1960) y de Kusköy (1970), retoman los estudios de lenguaje silbado en la lengua mazateca que inicialmente había sido descrito por Cowan (1948). La investigación se llevó a cabo en 1972 en el distrito de Teotitlán del Camino y, entre los fenómenos que describe, se encuentra el caso de un joven mazateco que utiliza una hoja de café para silbar.
Más tarde, en un trabajo de 1981 titulado "Bioacústica de la lengua silbada mazateca", este autor describe las diferentes técnicas de silbido que encontró entre los mazatecos, las cuales son esencialmente linguolabiales y dento-labiales. Es importante destacar que en este trabajo las grabaciones de dos silbadores que repitieron tres veces el mismo silbido fueron estudiadas por medio de un analizador de espectros.
3.4. Trabajos de reconstrucción
En lo relativo a los trabajos de reconstrucción del mazateco, Fernández de Miranda14 (1951) comienza la reconstrucción del protopopoloca con elementos de chocholteco, ixcateco, popoloca y mazateco. Esta autora señala que el mazateco está más lejanamente relacionado con el ixcateco, popoloca y chocholteco, que cualquiera de las últimas tres lenguas entre sí. Hamp (1958) en "Protopopoloca internal relationships" ratifica esta última afirmación.
La misma Fernández de Miranda, en su texto Glotocronología de la familia popoloca (1956), concluye que los idiomas de esta familia comenzaron a divergir de la lengua madre original entre el 482 a. C. y el 126 a. C.15 Las lenguas popolocanas son lenguas tonales con tres o cuatro tonos, los cuales tienen función léxica y gramatical, su orden básico de constituyentes es VSO, el cual se remonta hasta el protopopolocano (Veerman-Leichsenring 2001a).
La reconstrucción del protomazateco es iniciada por Gudschinsky (1953) con datos de mazateco de cuatro localidades: Huautla de Jiménez, San Miguel Huautla, Soyaltepec e Ixcatlán. En "Lexico-statistical skewing from dialect borrowing" (1955), este autor describe los diferentes períodos sucesivos del desarrollo léxico de seis variedades de mazateco.
Posteriormente, en su tesis de maestría Proto-Mazatec structure (1956a), Gudschinsky amplía la reconstrucción del protomazateco condatos de siete localidades: Huautla de Jiménez, San Jerónimo Tecóatl, Mazatlán Villa de Flores, Santa María Jiotes, San Miguel Huautla, San Pedro Ixcatlán y San Miguel Soyaltepec.
En The ABC's of lexicostatistics (Glottochronology), Gudschinsky (1956b) compara un total de 192 pares de palabras en ixcateco y mazateco, de esos datos obtiene un total de 74 probables cognados y 118 probables no cognados. Para ambas lenguas establece que debieron haber sido una lengua homogénea hace aproximadamente 2200 años y empezaron a divergir alrededor del año 245 a.C.
Con base en un análisis de diez variedades de mazateco, Gudschinsky (1958a) muestra que estas están estrechamente relacionadas entre sí, de manera que una sola innovación fonológica puede constituir la única evidencia para establecer la historia de un subgrupo determinado. En su último trabajo de reconstrucción, Proto-Popotecan16 (1959b), este mismo autor realiza la reconstrucción del protopopolocano mediante la comparación de protopopoloca (ixcateco, popoloca, chocho) y protomazateco (mazateco de Huautla de Jiménez, San Jerónimo Tecóatl, Mazatlán Villa de Flores y San Miguel Soyaltepec). Asimismo, reconstruye el protopopotecano por medio de la comparación de protopopolocano y macromixtecano.
El trabajo de Harvey (1963) tuvo como objetivo comparar y reconstruir provisionalmente sistemas de términos de parentesco en algunos miembros del grupo lingüístico otomangue. En él se presenta una propuesta de reconstrucción de la terminología de parentesco del protopopoloca, y también del nivel más antiguo del protopopolocano.
Paul Kirk (1966; 1970; 1985) continúa la reconstrucción del protomazateco que inicialmente había elaborado Sarah Gudschinsky (1953; 1955; 1956a; 1958a; 1959b). En su tesis doctoral - Proto-Mazatec phonology (1966)- estudia doce variedades de mazateco: Mazatlán de Flores (Mz), San Bartolomé Ayautla (Ay), San Juan Chiquihuitlán (Cq), Jalapa de Díaz (Ja), Santo Domingo del Río (Do), Huautla de Jiménez (Hu), Santa María Jiotes (Ji), San Miguel Soyaltepec (So), San Pedro Ixcatlán (Ix), San Miguel Huautla (Mg), San Lorenzo Cuaunecuiltitla (Lo) y San Jerónimo Tecóatl (Te). Reconstruye los numerales del uno al nueve como unidades monomorfémicas, aunque, años más tarde, en "Proto-Mazatec numerals" (1985), sugiere que los numerales que van del 6 al 9 pudieron estar formados en protomazateco como 5 + (1-4), puesto que los protonumerales que van del 16 al 19 sí se encuentran claramente constituidos por 10 + 5 + (1-4).
Finalmente, uno de los trabajos más recientes de reconstrucción es el de Veerman-Leichsenring (2000), en el cual compara y reconstruye los pronombres personales independientes de las lenguas popolocanas (mazateco, popoloca, chocholteco e ixcateco).
3.5. Estudios comparativos y de inteligibilidad
Entre 1966 y 1967, Paul Kirk realizó una prueba de inteligibilidad con mazateco de veintitrés localidades cuyos resultados se publicaron bajo el nombre de Dialect intelligibility testing: The Mazatec study (1970). En este texto, Kirk propone que los dialectos con un grado de inteligibilidad de 80% constituyen hablas mutuamente fáciles de entender. El modelo de optimización aplicado a estos datos arrojó como resultado seis agrupaciones mazatecas (England 1983), de las cuales la variante de Chiqui- huitlán representa la forma más divergente de mazateco.
En años recientes, el Seminario de Lenguas Otomangues de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, dirigido por el Doctor Alejandro de la Mora, ha realizado importantes acercamientos al estudio de la lengua mazateca, de modo que desde el año 2009 hasta la actualidad se ha abordado al estudio de las variantes del mazateco de Jalapa de Díaz, Santa María La Asunción, Huautla de Jiménez y San Jerónimo Tecóatl. Los trabajos de este seminario han sido presentados en congresos nacionales e internacionales.
Por su parte, Léonard (2012)17 dirige el proyecto almaz (Atlas Lingüístico Mazateco), el cual es una base de datos dialectal que retoma los datos de Kirk (1966) e incluye datos de primera mano recogidos en trabajo de campo en alrededor de 25 comunidades desde el año 2010. Hasta el momento cuenta con un total de 731 entradas léxicas.
Léonard & Fulcrand (2016) estudian la flexión tonal del mazateco en el contexto de la variación dialectal. También elaboran una revisión a la propuesta de Pike (1948) sobre el papel del tono en la flexión verbal, concentrándose principalmente en tres variantes de la lengua: un dialecto de las Tierras Altas Centrales cercano al de Huautla, el dialecto de San Miguel Soyaltepec de las Tierras Bajas, y el dialecto periférico de San Francisco Huehuetlán. Presentan una clasificación de los verbos en diferentes clases morfofonológicas, de acuerdo a la forma fonológica de sus preverbos y a su comportamiento (Tabla 1):
Inicios labiales | I | colocativo | no | |
C-1 | bi- | dinámico | ||
II | C-2 | sí | ||
C-3 | bá- / fa- | |||
b'a- / ch'a- | colocativo | |||
Inicios coronales | sí- / ni- | causativo | ||
tsò- / mi- | locución | |||
Inicios dorsales | kjo- / chjo- | movimiento | ||
Conjunto abierto | VII | see / jnta | proceso nuclear |
El Proyecto de Documentación Lingüística y Dialectología del mazateco Nanginá 'nuestra tierra' -coordinado por el ciesas-inali- ha recolectado datos fónicos, morfológicos y léxicos con el objetivo de realizar una documentación lingüística de todas las variantes de la lengua mazateca (Chávez Peón 2016).
3.6. Estudios sobre toponimia
Fernández de Miranda (1961) elaboró un estudio de los topónimos de la familia popoloca (mazateco, chocholteco, popoloca e ixcateco). Su corpus está conformado por 337 nombres, correspondientes a 218 sitios, de los cuales dejó 126 sin analizar. La fuente bibliográfica que le proporcionó mayores datos, 79 nombres, fue Peñafiel (1897). Los topónimos de mazateco de Huautla de Jiménez los obtuvo de una lista con 43 nombres proporcionada por Sarah Gudschinsky, así como de un trabajo publicado por Eunice Pike; para la variante de Chiquihuitlán, 16 nombres le fueron facilitados por Roberto Escalante,18 mientras que Juan Hasler aportó 7 topónimos de Soyaltepec. Por último, para el análisis de los topónimos de Jalapa de Díaz, empleó un pequeño vocabulario de 200 palabras enviado por Paul Kirk.
Es importante señalar que, por medio de la distribución geográfica de los topónimos, Fernández de Miranda mostró que la región que antiguamente ocuparon los hablantes de mazateco alcanzaba una mayor distribución hacia las áreas marginales colindantes con Puebla y Veracruz.
3.7. Escritura
Uno de los principales problemas de los hablantes de mazateco es saber cómo escribirlo. Como se sabe, el diseño de una ortografía implica la elección de los símbolos que se usarán para marcar consonantes, vocales, nasalización, tonos y tipo de voz. En los primeros materiales elaborados por Eunice Pike, George Cowan y Florence Cowan, se utilizaban tres tipos de diacríticos para señalar el tono: el acento agudo <'> para tono alto, el macrón <ˉ> para tono semialto, el tono semibajo se dejaba sin marcar, y el tono bajo se marcaba con acento grave <'>. Una desventaja que presenta este sistema es que el acento agudo, usado para señalar tono alto, a veces puede confundirse con el acento ortográfico del español que señala prominencia métrica. Debido a las dificultades que surgieron con el uso de los diacríticos, a partir de 1951 se implementó una ortografía de numerales en superíndice (Gudschinsky 1959d: 446): tono alto <1>, semialto <2>, semibajo <3> y bajo <4>.19 La técnica que usaron los lingüistas para enseñar a los niños mazatecos a leer y escribir los tonos fue esencialmente la que Pike (1948) había esbozado para el análisis lingüístico del tono.
Por su parte, el alfabeto de Regino (1993), diseñado para las variantes de mazateco de la zona baja (Ixcatlán, Jalapa de Díaz, San José Independencia, Soyaltepec) está constituido por 5 vocales <a, e, i, o, u> y 21 consonantes <p, b, d, k, g, f, s, x, j, ts, ds, ch, c̈ h, m, n, ñ, l, r, y, '>. En esta propuesta se considera conveniente señalar solamente tono alto <'> y bajo <_> con el objetivo de facilitar la marcación.
Finalmente, uno de los méritos del trabajo de Duke (1995) consiste en mostrar el papel de la ortografía como un punto de intersección para los antagonismos sociales, culturales y políticos. Afirma que los intentos de intelectuales para crear un sistema de escritura del mazateco y un plan de estudios para enseñarlo en las escuelas se enfrentan con una considerable gama de opiniones respecto a su valor lingüístico, educativo y social.
Cerqueda (2001), en el método de escritura para el mazateco alfa
leim (Alfabetización en lengua indígena mazateca), utiliza 6 vocales <a, e, i, o, u, ö>20 y 19 consonantes <b, ch, d, f, g, j, k, l, m, n, ñ, p, r, rr, s, t, x, y, z>. De la misma manera que Regino (1993), emplea solamente acento agudo <'> y línea baja <_> para señalar tono alto y bajo respectivamente.
Por otro lado, sobre la normalización, estandarización y el alfabeto unificado para la lengua mazateca, Filio (2011: 245) considera que no sería tan complicado ya que "se integrarían los grafemas que utilizan las variantes para no excluir las particularidades de las mismas [...], el tener un alfabeto unificado no quiere decir que las variantes dialectales usen la misma escritura, sino que cada variante use las grafías que considere útiles en la representación escrita de la misma".
Para finalizar este apartado, es necesario mencionar que el inali ha proporcionado apoyo para realizar las reuniones de la norma de escritura del mazateco, en las que han participado representantes de la mayoría de los municipios mazatecos (Filio et al. 2016).
La alfabetización local debe ser considerada como un primer paso para la revitalización del mazateco. Una ortografía tiene impacto en la manera en que los mazatecos perciben su lengua, ya que la forma escrita eleva la percepción de su prestigio, mientras que la carencia de la misma frecuentemente es interpretada como señal de que la lengua no puede escribirse.
4. Consideraciones finales
Los estudios que se han realizado sobre la lengua mazateca demuestran que ha sido una lengua relevante en el terreno de la tipología lingüística. Los primeros trabajos tuvieron gran impacto en la lingüística moderna, pues sentaron las bases para la teoría de la constitución silábica (Pike & Pike 1947) y la teoría tonal (Pike 1948). Con base en los estudios anteriormente presentados, puede observarse que todas las variantes cuentan con diferentes tipos de fonación (oral, nasal, laringizada) y tonos. En la zona baja, la tendencia es de tres tonos, mientras que, en la zona alta, predominan las variantes de cuatro tonos. En el caso de algunos dialectos que en un principio fueron descritos con inicios formados por secuencia consonántica, se ha modificado el análisis de modo que hoy se consideran como segmentos complejos.
Es necesario realizar más estudios dialectales del mazateco, describir algunas variedades que no han sido bien documentadas (mazateco poblano) o que -en el peor de los casos- nunca han sido estudiadas (mazateco veracruzano). Hay que establecer un verdadero diálogo entre los lingüistas y el mundo real donde se encuentran los indígenas.