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México y la cuenca del pacífico

versão On-line ISSN 2007-5308

Méx.cuenca pac vol.12 no.34 Guadalajara Jan./Abr. 2023  Epub 10-Mar-2023

https://doi.org/10.32870/mycp.v12i34.841 

Opinión invitada

Papel de China ante la guerra entre Rusia y Ucrania

1 El Colegio de México, A. C. (Colmex). Carretera Picacho Ajusco 20 Ampliación, Fuentes del Pedregal, C. P. 14110 Tlalpan, CDMX, México. Correo electrónico: mconne@colmex.mx.


In memoriam a Ulises Granados, promotor de los estudios sobre Asia en general y China en particular. Investigador riguroso y docente comprometido, fue mi discípulo desde que estudiaba la licenciatura en la UNAM y en la maestría en El Colegio de México. Deja un legado importante, ejemplo para las generaciones que se especializan en estos estudios.

China se encuentra en una encrucijada ante el escenario de la guerra en Ucrania. Los líderes chinos desean preservar un ambiente estable dentro del país, así como evitar un daño mayor a su economía por la deteriorada relación comercial con Estados Unidos, y por las medidas tomadas para detener el avance de la pandemia de la covid-19. La guerra en Ucrania ha añadido una preocupación más, por las implicaciones que tiene en la relación con Rusia y la misma Ucrania, y por la posición de Estados Unidos y sus aliados de querer crear semejanzas con el conflicto en el Estrecho de Taiwán.

China se ha puesto en guardia ante las continuas declaraciones de los políticos estadounidenses que, no obstante su gran preocupación por la situación en Europa, continúan con sus ataques hacia China y estimulan el conflicto con Taiwán, alentando a los líderes de la isla a continuar con sus actitudes desafiantes hacia el régimen chino. La posición china es consistente en el sentido de que Taiwán es una provincia china y el conflicto, un asunto interno en el que no deben intervenir agentes extranjeros.

Estados Unidos ha incitado a Japón para que siga con una retórica agresiva, de crítica hacia China; acumulando los resentimientos históricos y los temores a que una China poderosa ataque a Japón por la disputa territorial sobre las Islas Senkaku/Diaoyu. India, que se ha resistido a criticar a Rusia, también tiene problemas con China por territorio en las fronteras comunes que uno y otro reivindican como propios. Estados Unidos mantiene bases militares en Japón y Corea del Sur; el temor a una China poderosa ha hecho que, en los últimos años, países de la región busquen nuevamente afianzar su relación con los estadounidenses. Los líderes chinos están resueltos a defender su soberanía y su justo reclamo por un mundo más equitativo y multipolar.

Rusia y China, a lo largo de los años han desarrollado su asociación estratégica de igualdad, confianza y coordinación mutua establecida desde mediados de la década de 1990. En el siglo XXI, Vladimir Putin y Hu Jintao, en reuniones de alto nivel, acordaron la firma de una Declaración Conjunta para profundizar la relación bilateral, resolviendo sus añejas disputas de límites fronterizos, firmando el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación que lograba poner también las bases para el desarrollo de la relación, reafirmando los principios de soberanía nacional e integridad territorial respectivas. En octubre de 2004, Putin realizó su tercera visita a China, importante porque finalizaron los acuerdos para delimitar los 4,300 km de frontera común. En 2005, cuando Hu Jintao visitó Moscú, los dos líderes hicieron pública una declaración conjunta sobre el nuevo orden mundial. En ella señalan que los dos países fortalecerán su coordinación estratégica en asuntos internacionales y en la promoción de la paz y prosperidad del mundo.

Xi Jinping y Vladimir Putin sumaron coincidencias respecto a la relación bilateral y su concepción del mundo. En 2014, después de la intrusión rusa en Crimea y la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos y países aliados, la relación sino-rusa se estrechó; los desacuerdos en materia energética quedaron resueltos, y más petróleo y gas ruso fluyeron hacia China, desbloqueando también la construcción de oleoductos y gasoductos desde territorio ruso hacia el chino. Cuando Putin visitó Beijing en 2016, quedó claro el avance y profundidad de la relación política y económica, con la firma de acuerdos económicos, comerciales, y uso de sus respectivas monedas en sus intercambios.

Los dos países cooperan en organismos multilaterales como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) establecida en 2001 y llevan a cabo ejercicios militares conjuntos desde 2005. El ejercicio de 2018 en Volstok fue particularmente importante porque mostró la cercanía de los dos países, combinando fuerzas de aire, mar y tierra, mandando un mensaje de unidad a Estados Unidos. Tanto Rusia como China han visto a esta Organización como un contrapeso a la Organización de Países del Atlántico Norte (OTAN) y como factor para la multipolaridad.

El 4 de febrero de 2022, Vladimir Putin viajó a Beijing para presenciar la inauguración de los Juegos Olímpicos a celebrarse en esa ciudad. Los dos líderes hicieron público un comunicado conjunto en el que se recogen sus ideas sobre el establecimiento de un nuevo orden internacional. En él, se ven reflejadas las nuevas prioridades geopolíticas de China, tomando en cuenta que Xi considera que su país será la potencia de este siglo XXI.

En abril de 2022 se llevó a cabo otra reunión en la que se dejó ver nuevamente la coincidencia de propósitos de los dos países. Li Zhanshu, presidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular se entrevistó con Matviyenko, presidente del Comité de la Federación Rusa, coincidiendo en la postura de los dos países en cuanto a defensa de la soberanía, equidad y justicia como base para la reforma de gobernanza global (Diario del Pueblo, 2022). Rusia y China perciben una clara convergencia de sus intereses estratégicos: aprovisionamiento y seguridad energética y la manera de enfrentar a Estados Unidos.

La intrusión rusa en Ucrania y la guerra abierta llevaron a China a una nueva dimensión de la relación bilateral con Rusia. En principio, los líderes chinos negaron saber de antemano sobre los propósitos rusos. No criticaron la acción rusa ni la caracterizaron como invasión, pero sí señalaron a Estados Unidos y sus aliados como agentes promotores de la inestabilidad, por expandir a la OTAN y amenazar los intereses de seguridad de Rusia. El canciller chino Wang Yi declaró que la asociación estratégica ruso-china “era sólida como una roca” y que “contribuía a la paz mundial” (Reuters, 2022). Al mismo tiempo que pugnaba por una solución pacífica y negociada al conflicto, señalaba la importancia de la defensa de la integridad territorial y soberanía.

Después de la imposición de sanciones a Rusia por parte de Estados Unidos y sus aliados, los funcionarios chinos las catalogaron de “terrorismo financiero”, y “hegemonismo económico”; no obstante, fueron cuidadosos para no violarlas y así evitar conflictos.

Un día después de la invasión a Ucrania, Putin y Xi hablaron por teléfono y Xi la llamó “operación militar especial”; señaló que debían de tomarse en serio las preocupaciones de seguridad de los países y trabajar, a través de la negociación, por un mecanismo de seguridad europeo que fuera balanceado, efectivo y sostenido. A fines de marzo, Wang Yi habló con su contraparte ruso Sergei Lavrov, en la provincia de Anhui, donde había tenido lugar una reunión de varios ministros de Relaciones Exteriores de la región, para tratar asuntos relacionados con Afganistán. Wang Yi reconoció las preocupaciones de seguridad de Rusia, pero también insistió en el diálogo como forma de solucionar el problema (Wang, 2022). China fue acomodando sus posiciones de manera gradual, balanceando sus intereses. Los dos presidentes de China y Rusia volvieron a comunicarse el 15 de junio. Xi fue muy claro al decir que estaban dispuestos a trabajar para que la relación bilateral siguiera fortaleciéndose, apoyándose mutuamente en sus respectivos intereses centrales, es decir, soberanía y seguridad, coordinación estratégica, comunicación y coordinación en los organismos regionales e internacionales como ONU, BRICS2 y OCS. Putin dejó claro que la cooperación entre los dos países era clave y que se oponía a cualquier interferencia en los asuntos chinos. En las votaciones en la ONU sobre cuestiones de la guerra y condenas a Rusia, China se ha abstenido en cinco, y en dos ha apoyado a Rusia.

Para China la relación con Estados Unidos y la Unión Europea es muy importante, los dos son sus grandes socios comerciales. El deterioro de su vínculo afecta la relación económica. La Unión Europea ha apoyado las iniciativas de Washington tendentes a contener la mayor presencia económica china en sus países. Respecto a Estados Unidos, los líderes chinos han realizado esfuerzos por activar el diálogo: tres semanas antes de la invasión, Xi Jinping envió a Yang Jiechi para entrevistarse con Jack Sullivan en Roma; el 18 de marzo Joe Biden y Xi Jinping conversaron en una reunión virtual; el embajador de China en Estados Unidos Qin Gang publicó un artículo en el Washington Post, otro en la edición en línea de The National Interest; en las dos Qin explicó la posición de su país, enfatizando en la necesidad de diálogo. Pero los líderes estadounidenses consideran que China es el mayor peligro que enfrenta su país. El 26 de mayo de 2022, Blinken dio un discurso sobre la estrategia del gobierno de Biden hacia China. Dijo que China, no Rusia, constituía “el más serio reto a largo plazo, para el orden internacional”. Explicó los tres pilares que sostienen la estrategia de la administración: 1) invertir en la competitividad e innovación; 2) alinear los intereses de Estados Unidos con los de los aliados y socios; 3) competir con China y defender los intereses de Estados Unidos, salvaguardando el orden basado en reglas. De modo que para estos líderes, China representa la mayor amenaza para Estados Unidos y el orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial (U. S. Department of State, 2022).

La Unión Europea está alineándose con Estados Unidos en la estrategia de contención de China. La diplomacia china estuvo muy activa: Wang Yi se entrevistó con sus contrapartes de Reino Unido, Francia, Alemania y Unión Europea. El 1 de abril se llevó a cabo la Cumbre China-Unión Europea, la primera desde junio de 2020. Los funcionarios chinos hicieron un llamado por reducir el impacto negativo de la crisis, reducir la severidad de las sanciones; la autonomía en la toma de decisiones de los líderes europeos, evitando seguir en todo a Estados Unidos.

China, Estados Unidos y concepto de Indo Pacífico

El término geográfico de Indo Pacífico ha sido reconocido como una construcción geopolítica que ofrece oportunidades económicas y retos en materia de seguridad. Lo componen dos océanos, el Índico y el Pacífico, rodeados de varios países. En agosto de 2007, el entonces primer ministro de Japón, Shinzo Abe, pronunció un discurso ante el Parlamento indio en el que dijo:

Los océanos Pacífico e Índico están provocando ahora un acoplamiento dinámico como mares de libertad y prosperidad. Una ’Asia más amplia’ que rompió las fronteras geográficas ahora está comenzando a tomar una forma distinta. Nuestros dos países tienen la capacidad, y la responsabilidad, de garantizar que se amplíe aún más y de nutrir y enriquecer estos mares para que se conviertan en mares de la transparencia más clara. (Ministry of Foreign Affairs of Japan, 2007)

Lo que implicaba la integración del sur de Asia y el este de Asia, en donde Japón e India ejercerían un papel relevante.

Durante la segunda administración de Abe, iniciada en diciembre de 2012, el término Indo Pacífico fue delineándose, desarrollándolo con mayor nitidez. En su discurso en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington DC, durante su visita en febrero de 2013, Abe señaló que el Indo Pacífico era cada vez más próspero y que Japón estaba comprometido en promover las reglas de comercio, inversión, y medio ambiente; Japón protegería los bienes comunes globales; Japón, dijo, trabajaría de manera cercana con Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y demás democracias de la región. En enero de 2015, el entonces ministro del Exterior Fumio Kishida pronunció un discurso titulado: “Asociación especial en la era del Indo Pacífico”, en Nueva Delhi. Señaló que la región estaba unida por los mares, extendiéndose desde el océano Índico hasta el mar Meridional de China en el océano Pacífico. En el Diplomatic Bluebook de 2017, el liderazgo japonés adoptó el término Indo Pacífico y se le promovió como una región integrada, en la que Japón era el agente promotor del desarrollo y conectividad entre Asia, Medio Oriente y África.

En Estados Unidos, durante el gobierno de Obama, el entonces secretario de Estado John Kerry mencionó el Corredor Económico Indo Pacífico, en el Diálogo Estratégico Estados Unidos-India en junio de 2013.

En 2017, en la administración Trump, el secretario de Estado Rex Tillerson explicó el concepto de Indo Pacífico: espacio que cubre el océano Índico, el Pacífico occidental y los países que los rodean, señalando que India y Estados Unidos debían de ser los puntos de referencia en el este y oeste del Indo Pacífico. En diciembre de 2017, el presidente Trump anunció la “Estrategia de Indo Pacífico Libre y Abierto”, definiendo el término como la región que va desde la costa occidental de la India hasta la orilla occidental de Estados Unidos. En esta definición se excluye la parte occidental del océano Índico. Desde entonces, Estados Unidos se ha posicionado dentro de este concepto; en 2017, Trump y Shinzo Abe afirmaron que trabajarían en conjunto para promover la paz en la región, desarrollando un Indo Pacífico libre y abierto. En 2018, Mike Pompeo hizo público el documento sobre la estrategia en el Indo Pacífico, enfocada en áreas de seguridad, económica y de gobernanza.

En otros países como Australia, el concepto también fue desarrollado y explicado en el documento de defensa de 2013. En 2017 Australia ajustó su definición indicando en el Libro Blanco sobre defensa que el Indo Pacífico iba desde el océano Índico hasta el océano Pacífico, conectando al sudeste de Asia, incluyendo India, el norte de Asia y Estados Unidos, coincidiendo así con los intereses de este último país.

En India, durante la administración de Narendra Modi, la definición de Indo Pacífico fue explicada en su discurso en el Diálogo de Shangri-La, en junio de 2018. Modi describió al Indo Pacífico como la región que iba desde las costas de África hasta las costas de América, extensa e inclusiva, trabajando en conjunto para hacerla una región estable y pacífica.

Diálogo de seguridad cuadrilateral

El tsunami de 2006 en Asia fue el motivo por el cual países como Estados Unidos, Japón, Australia e India se reunieron para discutir sobre la ayuda a los países afectados. El grupo no tenía pretensiones de ser permanente, pero en 2007, cuando se llevó a cabo el Foro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA) en Filipinas, el grupo se reunió para buscar opciones de cooperación. A fines de ese mismo año llevaron a cabo ejercicios militares conjuntos, a los que se sumó Singapur. Al año siguiente, Australia se distanció del grupo, temiendo repercusiones en su relación con China, que veía al grupo con suspicacia. Fue en 2017 cuando reemergió y sus integrantes se reunieron en Filipinas, cuando se llevó a cabo la Cumbre de Este de Asia. Su temor al ascenso de China y sus intenciones de extender su influencia en la región asiática hicieron que se enfocaran en las cuestiones de seguridad. Japón promovió la idea de establecer un orden basado en reglas. En 2016, Abe y Modi de la India ya se habían entrevistado y declararon que un Indo Pacífico abierto y libre era esencial para la prosperidad de toda la región. El 2017 fue un año clave para el grupo, gobiernos nacionalistas en Japón e India que tenían problemas con China: India nuevamente con enfrentamientos con China por las disputas fronterizas; Australia enfrentaba conflictos con China al criticar el origen de la covid-19 en Wuhan y la misma posición del Gobierno chino en el asunto. Como consecuencia el Gobierno chino estableció una serie de medidas que afectaron el comercio bilateral. En la reunión del Quadrilateral Security Dialogue (QUAD) de noviembre de 2017, el Gobierno de Estados Unidos reiteró su posición de un Indo Pacífico libre y abierto, basado en el orden y libertad de navegación. La cooperación entre los miembros que compartían valores y principios democráticos; por ello, sus esfuerzos para establecer un orden basado en reglas en la región Indo Pacífico.

En 2018, los miembros del grupo se reunieron en Singapur, enfatizando de nuevo en que el Indo Pacífico debía ser abierto, inclusivo, próspero y libre. También señalaron la centralidad que tenían los países de la ANSEA en la región. Hubo críticas veladas a la posición de China en el mar Meridional de China y sus disputas territoriales con países del área.

La administración Biden en Estados Unidos dio nuevo ímpetu al QUAD. En septiembre de 2021 presidió una reunión con los líderes de Japón, India y Australia, la primera del grupo en forma presencial. En el comunicado conjunto señalaron que los miembros del grupo defendían el Estado de derecho, la libertad de navegación, la resolución pacífica de conflictos, valores democráticos, integridad territorial de los Estados y medidas para detener el cambio climático. El primer ministro japonés, Yoshihida Suga, habló sobre sus preocupaciones por la asertividad de China en el mar Meridional de China, y sus acciones contra Taiwán.

El Gobierno chino reaccionó a estas aseveraciones. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Zhao Lijian declaró ante los medios que China siempre había creído que un mecanismo de cooperación regional no debía dirigirse contra terceros o dañar los intereses de terceros. Defendió los reclamos territoriales en el mar del sur de China: “China es un constructor de la paz mundial, contribuyente al desarrollo global y defensor del orden mundial”.

En el área económica Biden anunció el establecimiento de un nuevo grupo: el Marco Económico Indo Pacífico (MEIP) que incluye 13 miembros que ostentan el 40% del producto interno bruto (PIB) mundial. El MEIP es el brazo económico de la estrategia estadounidense para contrarrestar el poderío económico chino y sus vinculaciones con otros países como los del sureste de Asia. Con este Marco, Biden intenta recuperar el liderazgo económico en la región (Churchill & Lo, 2022).

Otro instrumento usado por Estados Unidos es el acuerdo entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS por sus siglas en inglés) en el que los dos se comprometen a vender a Australia submarinos movidos por energía nuclear. Francia mostró su descontento, pues con ello Australia canceló un contrato previo con Francia para venta de submarinos con esas características. Éste es otro elemento más que produce la desconfianza de China y alimenta la percepción de los líderes de que Estados Unidos y sus aliados desean afectar sus intereses en la región asiática. Sus representantes declararon que ese pacto socavaba gravemente la paz y la estabilidad en el Indo Pacífico e intensificaba la carrera armamentista.

China, Taiwán y Estados Unidos

La situación en el Estrecho de Taiwán ha puesto al Gobierno chino en alerta. Desde 2016, cuando la actual líder de Taiwán, Cai Yingwen, del Partido Democrático Progresista ganó las elecciones, el Gobierno chino, ante la negativa de Cai de reconocer los acuerdos previos sobre la vinculación con el continente y su estatus, inició una campaña tendente a aislar cada vez más a Taiwán en el ámbito internacional. La isla poco a poco perdió aliados diplomáticos, que reconocieron al Gobierno chino como único representante del pueblo chino, incluyendo a Taiwán. Los líderes de Estados Unidos en años anteriores habían cuidado de no acercarse demasiado a los líderes de la isla; sin embargo, desde la administración Trump las cosas empezaron a cambiar. Viendo cómo China cercaba más a Taiwán impidiéndole participar en organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, Trump señaló que un gobierno democrático como lo era el de Taiwán debía tener mayor presencia internacional. Las visitas de funcionarios de alto nivel estadounidenses a la isla, sus elogios a la democracia taiwanesa y a sus representantes, que habían logrado combatir de manera eficiente la covid-19, produjo las protestas chinas, y acusó a Estados Unidos de violar los acuerdos establecidos para su relación con Taiwán. El Congreso de Estados Unidos, que siempre ha defendido a la isla, empezó a legislar para que su país tuviera una posición más firme en la defensa de la isla: el Acta para Viajar a Taiwán, es un ejemplo.

Joe Biden ha continuado con la misma línea hacia Taiwán. El 20 de enero de 2021, el Departamento de Estado invitó al representante de Taiwán en Estados Unidos a la ceremonia de inauguración del nuevo Gobierno; primera vez desde que se dio la ruptura de relaciones con la isla en 1979, al establecer relaciones con China. Además, siguió con la política de venta de armas a Taiwán, insistiendo que estas acciones eran coherentes con el compromiso que había desde tiempo atrás. Las alabanzas a la democracia de la isla y el compromiso de Estados Unidos hacia la isla continuaron presentes en las declaraciones de funcionarios estadounidenses. Anthony Blinken extendió una invitación a los líderes de Taiwán para asistir a la Cumbre de la Democracia impulsada por el presidente Biden. Blinken también solicitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que invitara a Taiwán a su reunión anual de 2021.

En mayo de 2022, durante el viaje a Asia del presidente Joe Biden, en su estancia en Japón, en una rueda de prensa, le preguntaron si Estados Unidos defendería a Taiwán en caso de ataque de la República Popular China, y él respondió de manera afirmativa. Causó revuelo su respuesta, pues implicaba un cambio en la política estadounidense hacia el Estrecho de Taiwán. No obstante, sus funcionarios intervinieron tratando de explicar que no había cambio en la política hacia la isla (Kim et al., 2022).

La reacción de China ha sido contundente al ver cómo los líderes de Estados Unidos tratan de cambiar su relación con la isla, acercándose de manera peligrosa. Durante meses, los aviones de combate chinos han sobrevolado el espacio aéreo de Taiwán tratando de disuadir a sus líderes de seguir con políticas contrarias a la estabilidad del Estrecho. También para mostrarle al Gobierno estadounidense que defenderá su soberanía. Después de la respuesta de Biden en Tokio, el portavoz de la oficina de asuntos de Taiwán dijo que Estados Unidos estaba jugando con fuego, implicando que China respondería a un apoyo militar hacia Taiwán.

El Gobierno chino está preocupado por las declaraciones de Biden en el sentido de comparar la situación en Europa, con la guerra en Ucrania, y la situación en el Estrecho de Taiwán. En una ocasión el líder estadounidense comentó que las sanciones impuestas a Rusia enviaban un mensaje a China respecto de los costos que implicaría una invasión a la isla. En principio, la situación es completamente diferente, argumentan los líderes chinos, porque Taiwán es parte de China y, por tanto, un asunto interno en el que no deben intervenir terceros.

Tanto para China como para Estados Unidos y la Unión Europea, la isla de Taiwán es importante porque tiene una industria de semiconductores con un valor de us $147 mil millones y constituyen el 40% de las exportaciones de la isla (The Economist, 2022). Las compañías taiwanesas producen los chips más avanzados del mundo, y por ello son parte indispensable de la cadena de suministro global para compañías productoras de tecnología de consumo, autos y aviones. La Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) es la más grande en producción de chips, controla 90% del mercado de los más avanzados chips, los que tienen componentes muy pequeños, 10 mil veces más delgados que una hoja de papel. Para el Gobierno chino este punto es vital. Trump introdujo restricciones a las exportaciones chinas de chips en 2020; Biden siguió con la misma política, poniendo obstáculos al acceso de China a la tecnología de semiconductores. Biden formó el Acta de Chips para fortalecer el sector y a la vez construir una alianza con Taipei, Seúl y Tokio. Por esta situación, Beijing está trabajando para fortalecer sus capacidades en la manufactura de semiconductores, se ha propuesto producir 70% de sus chips para 2025. Ha otorgado incentivos a las compañías productoras y a los gobiernos locales para que se cumpla la meta fijada. Lo interesante del caso es que ha atraído ingenieros y ejecutivos taiwaneses para que trabajen en esa industria en China.

La Unión Europea está muy interesada en la tecnología de chips taiwanesa, por eso en 2022 se llevó a cabo una reunión con representantes taiwaneses para conseguir su apoyo para la producción de chips en ese continente. Las compañías taiwanesas de microchips tienen inversiones en Alemania, Francia y Lituania.

El conflicto de Taiwán es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, sobre todo en este escenario de guerra en Europa, y por la política de contención hacia China de Estados Unidos y sus aliados. En diciembre de 2021, el ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, hizo una declaración que causó un gran malestar a los líderes chinos; dijo que Estados Unidos debía defender a Taiwán de un eventual ataque chino: “Una emergencia en Taiwán es una emergencia para Japón y, por lo tanto, una emergencia para la alianza Japón-Estados Unidos. Tanto el pueblo chino como el presidente Xi Jinping deben reconocerlo” (Newsham, 2022). La relación sino-japonesa es frágil, persiste el trasfondo histórico de la guerra de 1894-95 en la que China se vio obligada a ceder Taiwán a los japoneses, que la mantuvieron como colonia por 50 años. La guerra en las décadas de 1930-40 en la que los japoneses humillaron a los chinos. Por ello, ese tipo de declaraciones exalta el nacionalismo en China y el repudio generalizado.

Futuro incierto

La guerra en Ucrania ha mostrado las contradicciones inherentes en el mundo del siglo XXI. La competencia entre una Rusia que desea liberarse de su posición vulnerable ante el avance de Estados Unidos y sus aliados europeos, reivindicando el lugar que tenía en tiempos imperiales y soviéticos; un grupo de países encabezados por Estados Unidos que se dicen defensores del mundo libre y democrático; China que con su gran poderío económico reclama ser la potencia de este siglo que establecerá un mundo basado en la moral y en el bien colectivo.

Rusia ha visto que la guerra no ha sido como esperaba, pues Estados Unidos y países europeos han proporcionado armamento a los ucranianos, que les ha permitido resistir el avance de las tropas rusas. Las sanciones económicas impuestas a Rusia han minado su economía y obstaculizado sus exportaciones y transacciones financieras internacionales. Funcionarios y políticos rusos han sido sancionados, lo mismo que los grandes magnates rusos que han apoyado las acciones llevadas a cabo por Putin. Nuevamente, ante este escenario Rusia mira hacia Asia buscando apoyo sobre todo de China, su gran aliado.

La asociación estratégica entre Rusia y China sigue fortaleciéndose porque los líderes rusos saben que la ayuda china es fundamental para resolver los problemas creados por las sanciones, aunque, como se ha visto, los líderes chinos han sido cuidadosos en no violarlas. No obstante, la venta de petróleo y gas ruso a China se ha incrementado. De acuerdo con la Administración General de Aduanas China, las importaciones de crudo ruso, incluyendo el suministro que llega a través del oleoducto que va desde Siberia oriental hacia el océano Pacífico, alcanzaron 8.42 millones de toneladas solamente en el mes de mayo de 2022, lo que representa un incremento de 55% comparado con el mismo periodo de 2021. El Gobierno ruso le ha otorgado grandes descuentos. India también se está beneficiando pues sus importaciones de petróleo ruso subieron en el mes de mayo.

La relación ruso-china continuará fuerte; los dos líderes saben que no pueden desvincularse ante la amenaza que representan Estados Unidos y sus aliados en Europa y Asia. Los lazos económicos se profundizarán pues Rusia ve a China como su socio económico más confiable. Para China es claro que es la fuente de mayor preocupación para los líderes estadounidenses, por su crecimiento económico y presencia internacional. Es una competencia por el predominio en el mundo. Biden y Xi Jinping están luchando por tener preeminencia en la política global. Biden ha dejado en claro que su estrategia no se enfoca en Europa solamente, sino en Asia, viendo a China como su principal rival. Pero China no está dispuesta a ceder espacios a Estados Unidos. Los líderes chinos trabajan delineando su estrategia, apuntando hacia el avance tecnológico y la autosuficiencia en el suministro de recursos. Biden ha tratado de ganarse a los países del sudeste de Asia; la reunión que sostuvo con varios líderes de la región iba encaminada a lograr su apoyo a la posición estadounidense en el conflicto ucraniano y su oposición a China. No logró su propósito, estos países tienen vínculos económicos muy sólidos con China, no obstante las disputas territoriales entre China y varios de estos países.

China está aprendiendo lecciones de la guerra en Ucrania, de los errores rusos en el campo de batalla, en la diplomacia y en el manejo de la información. Los líderes chinos están evaluando la situación mundial y analizando las estrategias a seguir si Estados Unidos continúa con sus ataques hacia China.

La transformación del mundo seguirá irreversible.

Referencias

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2 . Brics: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

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