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México y la cuenca del pacífico

versión On-line ISSN 2007-5308

Méx.cuenca pac vol.11 no.31 Guadalajara ene./abr. 2022  Epub 07-Mar-2022

https://doi.org/10.32870/mycp.v11i31.755 

Análisis

Corea del Sur y la controversia del THAAD: más allá de las sanciones

THAAD Controversy in South Korea: Beyond Sanctions

1 Investigadora independiente, Ciudad de México, México. Correo electrónico: maría.blancas@kcl.ac.uk


Resumen

Este artículo tiene como objetivo explorar cómo China utiliza sus recursos económicos (en este contexto relaciones comerciales) como un instrumento de política exterior, donde busca ejercer presión en un objetivo cuando sus intereses se ven afectados. A través de una metodología mixta, con fuentes primarias como notas mediáticas y reportes de gobierno (cualitativas) e indicadores económicos (cuantitativa) el artículo explora cómo las sanciones van más allá de los boicots tradicionales. La evidencia muestra una ampliación dentro de los campos de análisis de política exterior y las relaciones internacionales modificando el concepto de las sanciones económicas como algo que ya no está limitado a bloqueos ejercidos por las Naciones Unidas o por Estados Unidos, sino que también puede ser un instrumento unilateral, y en este sentido Corea del Sur fue objeto de presión en 2017 por la decisión de emplazar el sistema de misiles THAAD.

Palabras clave: China; Corea del Sur; THAAD; sanciones; perspectiva geoeconómica

Abstract

This article aims at exploring how China has been using its economic instruments (in this context, trade relations with other countries) as a foreign policy tool, where China expects to exert pressure on an objective whenever its interests are threatened. This article uses a mixed method approach with primary sources such as media and government reports (qualitative) and economic indicators (quantitative) to prove that the concept of sanctions is not solely limited to the traditional blockades. Evidence shows that economic statecraft has widened the fields of foreign policy analysis and international relations by modifying the concept of sanctions ordered or imposed by the United Nations or the United State, as economic statecraft can be imposed unilaterally through multiple alternatives. South Korea is a clear example after it was subject to economic pressure from China in 2017 resulting from their decision to deploy the THAAD missile system.

Keywords: China; South Korea; THAAD; sanctions; economic statecraft

La globalización ha permitido que los estados, las empresas y los gobiernos amplíen sus horizontes de crecimiento y actividad económica alrededor del mundo. Por ello, la interconexión y las relaciones de dependencia han incrementado gracias a que las cadenas de valor y de producción se ubican en diferentes regiones cuyo rol en la actividad económica se convierte en indispensable para el producto o servicio final. Robert Keohane y Joseph Nye (1987) explicaban la importancia de las relaciones de interdependencia y que, dentro de las interacciones de los Estados, las relaciones económicas tienen un rol importante al ser una parte inherente a la posición que tiene un Estado en el sistema internacional (Keohane & Nye, 1987, p. 731). Desde esta perspectiva, el poder económico se convierte en una variable que contribuye al estatus de un Estado como potencia.

En vista de que las relaciones internacionales siguen estando determinadas por los Estados buscando maximizar su seguridad y buscar las alternativas que vayan acorde a sus intereses, el sistema internacional sigue siendo un ejemplo del panorama del Realismo (de manera general) desde una perspectiva teórica en el campo de las relaciones internacionales. Actualmente, sin embargo, el poderío o ventaja entendida desde la perspectiva de fuerzas militares y capacidad de expansión ya no constituye la única manera en la que un Estado puede considerarse una potencia dado que para el poderío militar se requieren recursos económicos. Dada la importancia de la existencia de estos últimos para la subsistencia de un Estado, la relevancia y expansión del intercambio comercial, la globalización y la creciente interdependencia entre los países en términos de relaciones económicas, una economía fuerte es también una fuente potencial de poder e influencia. En este sentido, China constituye el mejor ejemplo de cómo una economía fuerte y diversificada puede servir para objetivos distintos al de ampliar las actividades comerciales y utilizar estas ventajas como instrumento punitivo hacia otros Estados con los que tiene relaciones comerciales cercanas o de casi dependencia, como Corea del Sur.

El artículo está dividido en cuatro secciones, la primera consiste en ampliar el horizonte en torno a las sanciones como un ejemplo de muchas medidas económicas punitivas que corresponden a una perspectiva que se le conoce como geoeconómica. La perspectiva geoeconómica no ha sido ampliamente estudiada hasta relativamente poco, ya que los primeros enfoques académicos se basaron en el concepto de las sanciones como se conocían en la Guerra Fría (1947-1989) y poco tiempo después (2000 en adelante) como instrumentos que utilizaban algunos países (como Estados Unidos) o las Naciones Unidas para presionar a un Estado para acatar las convenciones o por actos violentos contra la integridad humana como las guerras o el genocidio.

Dado que las sanciones económicas normalmente se percibían como una medida previamente pactada por el Consejo de Seguridad en una resolución o bien con previa advertencia del país que busca imponerlas, las medidas económicas punitivas impredecibles constituyen un reto nuevo para los Estados. China desde su posición de economía fuerte ha utilizado sus ventajas frente a otros Estados para presionarlos cada que los gobiernos de estos últimos toman una decisión que no conviene a sus intereses que varían en táctica e intensidad. En este sentido, este artículo a partir de la segunda sección analiza el caso de Corea del Sur cuando decidió construir y emplazar un sistema de defensa de misiles con amplio alcance (THAAD por sus siglas en inglés, Terminal High Area Altitude Defense) en conjunto con Estados Unidos destinado a defenderse de Corea del Norte y China lo tomó como una amenaza a su territorio e intereses.

El problema de las reacciones de China, como se explora en la tercera sección, vino en un momento complicado para Corea del Sur en el ámbito político, ya que la decisión de emplazar el sistema fue tomada durante el gobierno de la facción conservadora de Park Geun-hye, quien en los últimos meses de 2016 fue depuesta y enfrentó cargos por corrupción y tráfico de influencias. Esta parte del artículo menciona brevemente los retos que enfrentó el presidente actual, Moon Jae-in, al tomar posesión en torno al asunto del THAAD, ya que el mandatario estaba completamente de acuerdo con este emplazamiento y llegó a apoyar las protestas locales hasta que las circunstancias lo forzaron a un cambio de rumbo.

La cuarta sección se enfoca en las reacciones que tuvo China y las medidas que tomó en detrimento de las empresas y productos coreanos en su territorio, así como la prohibición del turismo hacia la península y cómo esto afectó a Corea del Sur en términos de cifras. En vista de que China es el socio principal de Corea, el impacto económico llevó al gobierno de Moon a ceder en algunos aspectos en torno al THAAD, pero a la vez sujeto a discusiones con Estados Unidos y también con Japón dada la amenaza constante de Corea del Norte. La presencia y presión que ejerce el vecino impredecible de Corea del Sur es también un elemento clave en torno a la postura poco defensiva por parte de Seúl ante las acciones de China, ya que Beijing tiene un rol indispensable en el objetivo de mantener la paz en la península a largo plazo.

Por último, esta sección también plantea los desafíos creados por China al tener una economía diversificada y con una extensión que llega a prácticamente todo el mundo desde la perspectiva de qué tanto pueden influir las relaciones económicas en las decisiones que pueden tomar sus socios en torno a temas que sean parte de sus intereses, de los cuales la defensa de sus fronteras es uno de ellos. El principal problema con China es que las medidas que toma son de forma unilateral y sin previa advertencia, lo cual puede complicar las interacciones con el país asiático, y que pueden crear fracturas o controversias en las relaciones diplomáticas.

Perspectiva geoeconómica: Instrumentos coercitivos más allá de las sanciones

La idea de sanciones económicas se ha ligado con resoluciones de las Naciones Unidas o bien con Estados Unidos hacia los países con los que han tenido dificultades, tal es el caso de Cuba o la misma Corea del Norte. Sin embargo, dado el incremento de las actividades económicas alrededor del mundo, el imponer boicot a un país ya se convierte en una forma de varias para presionar al objetivo mediante una medida punitiva. Las relaciones económicas y de intercambio ya no están limitadas a uno o dos países que tienen interacción comercial, ahora son varios Estados los que participan en la producción de bienes y servicios, por lo que las cadenas de abastecimiento y de valor ya se convirtieron en un conjunto de relaciones de interdependencia entre los Estados. La lógica detrás de la perspectiva geoeconómica es que, si un elemento clave de esta cadena tiene dificultades o falla en sus actividades, el resto se ven afectadas y en ocasiones la situación se puede llevar hasta un punto de quiebre.

Los primeros estudios en torno a las sanciones económicas tienen una parte de sus orígenes con el autor David Baldwin (1985), que exploró el concepto de sanción y los elementos que la componen: país emisor, el objetivo y las acciones. En su trabajo, Baldwin explora los casos de Estados Unidos hacia Cuba y otros países (hasta la edición reciente de 2020 que incluye a China), y en resumen define las sanciones como un conjunto de estrategias y medidas ejercidas por un emisor cuyo objetivo es el de presionar o castigar al objetivo de tal forma que este último actúe en la manera que convenga al emisor (Baldwin, 1985, p. 31). Baldwin reconoce la complejidad de definir el concepto de forma precisa debido a las variables que implican las sanciones, ya que se asume que son un instrumento político cuyo uso recae exclusivamente en los gobiernos. Sin embargo, el autor advierte que dada la naturaleza más práctica que teórica de este concepto, no hay una definición que abarque todas las perspectivas (Baldwin, 1985, p. 31).

En el contexto de este artículo y para el caso de Corea del Sur, la definición va dirigida a un emisor (China) cuyas acciones y estrategias (boicot a los productos, empresas y turistas de Corea) buscan ejercer presión a consecuencia de una decisión (emplazamiento del THAAD) que el objetivo tomó que no conviene a los intereses del emisor. James Reilly (2012 p. 3), también propone un concepto que en esencia es como el de Baldwin, pero aplicado al caso de China en torno a los comportamientos del país asiático hacia asuntos de interés nacional o que considera “parte de su soberanía”, y para ello Reilly se basa en la experiencia de China con la Unión Europea.

En vista de que las relaciones con China varían de un lugar a otro en cercanía, interacción y profundidad, otros autores (por mencionar algunos) como Chang-Liao Nien-Chung (2016, p. 86), Minjang Li (2017, p.1 8), entre otros, han explorado casos concretos y desde el punto de vista práctico en los que China ha ejercido presión mediante instrumentos económicos en países de su propio vecindario, donde el caso más evidente es el de Taiwán.

Dado que el uso de instrumentos económicos como herramienta de política exterior no es nada nuevo por su antecedente de las sanciones, es importante recalcar que China antes de 2012 tenía como guía la “Coexistencia Pacífica” y el “Ascenso Pacífico” durante la administración de Hu Jintao, pero al llegar Xi Jinping al poder, China tomó un rumbo determinante en torno a proteger, defender y expandir sus intereses para satisfacer las necesidades de un país cuya economía ha crecido de forma exponencial.

Los autores Jennifer Harris y Robert Blackwill (2015) proponen el concepto de “geoeconomía”, que provee una perspectiva más práctica que va más allá de la idea de sanciones. Los autores definen geoeconomía como el uso de instrumentos económicos (préstamos, inversión, proyectos de infraestructura, etcétera) para promover y defender intereses nacionales y producir resultados a escala geopolítica, donde las estrategias (o acciones, como lo mencionan los autores) están dirigidas a generar o completar un objetivo geopolítico (Harris & Blackwill, 2015, p. 20). Gracias a la globalización y a que el grado de intercambio económico es prácticamente mundial, China ha logrado construir cadenas de producción y abastecimiento alrededor del mundo, así como vínculos con otros países bajo la idea del beneficio mutuo.

Es por esta razón que Blackwill y Harris proponen otros instrumentos de coerción que van más allá de las sanciones, en donde existe una relación estrecha y coordinada entre el país que utiliza estas técnicas y los medios, por ejemplo: China utiliza los bancos estatales para financiar sus proyectos de infraestructura alrededor del mundo y como el vehículo principal de los préstamos a otros países. Dentro de estas estrategias, sin embargo, hay técnicas que son “legales” y otras que son “ilegales”, en donde el intercambio comercial, los préstamos, la inversión y políticas fiscales y monetarias (China tiene una política en torno al valor que le asignan a su moneda) se basan en un marco de leyes y políticas específicas, mientras que los ciberataques, el uso punitivo de instrumentos económicos y la decisión del costo al que van a pagar los recursos naturales (normalmente utilizados como moneda de intercambio con los países que los producen), siempre dependerán del contexto.

En este sentido, Corea del Sur fue objeto del segundo tipo de medidas después de la decisión de emplazar el sistema THAAD, cuando en pocos días, sin previa advertencia, comenzaron a sentir los efectos del boicot a su país como destino turístico y como proveedor de bienes y servicios en el país vecino. El que una estrategia punitiva tenga éxito en ejercer presión en el objetivo requiere necesariamente que la coordinación entre los participantes sea efectiva, y, en términos de organización, China ha demostrado tener estrategias eficientes que va modificando de acuerdo con y en proporción de la respuesta del objetivo. Corea del Sur, a la fecha (2021), sigue bajo presión de la población y también de las empresas que fueron objeto del “castigo” de China, ya que estas compañías van desde el rubro turístico hasta el de los alimentos.

¿Qué es el THAAD y por qué Corea del Sur decidió desplegarlo?

El acrónimo de THAAD sirve para nombrar un sistema de defensa contra misiles balísticos diseñado por la empresa Lockheed Martin cuyo objetivo es defender a las fuerzas locales, a la población e infraestructura de un país contra un ataque de misiles de corto y medio alcance (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 1). Se compone de lanzacohetes, misiles, control de disparo, radar y equipo de soporte, tiene un rango de alcance que va desde 150 hasta 200 kilómetros de altura y su radar tiene hasta 1,000 kilómetros de alcance y se controla mediante transmisiones y programación (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 2).

El THAAD sirve para complementar los sistemas que ya tiene Corea del Sur contra misiles balísticos, como el sistema de defensa Patriot, cuyo rango de operación va de los 20 a los 35 kilómetros. Corea tiene otros proyectos para crear un sistema de defensa efectivo contra los misiles de Corea del Norte que espera estar completado para 2022, y el THAAD cuenta con la ventaja de que puede utilizarse contra misiles que contengan una cabeza con componentes nucleares, químicos, biológicos, entre otros, pero no puede utilizarse para defensa contra misiles balísticos de alcance intercontinental (ICBM) o misiles submarinos (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 2).

La decisión de desplegar el sistema THAAD fue a raíz de las amenazas y pruebas de misiles provenientes de Corea del Norte, por lo cual en febrero de 2016 comenzaron las discusiones en torno a tener un sistema de defensa mejorada, y en julio del mismo año la administración de Park Geun-hye aprobó la instalación del THAAD. Los comunicados desde Cheongwadae (o la Casa Azul, donde reside el primer mandatario en Seúl) establecieron desde un principio que el emplazamiento del THAAD era una consecuencia y una necesidad de las amenazas constantes por parte de Corea del Norte para proteger a Corea del Sur y a su población (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 3).

El 22 de julio de 2016, Seúl tomó la decisión de instalar el THAAD en la provincia de Seong-ju a 200 kilómetros de la capital dentro de una base de la fuerza aérea. Este es un lugar estratégico porque permite una respuesta simultánea en caso de ataque a cualquiera de las ciudades principales del país: Seúl, Busan, Ulsan y Pohang, lugares donde están las principales plantas nucleares, almacenes de petróleo y recursos importantes (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 4); Seúl, por su parte, verá una mejora en el sistema Patriot. El acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Sur consistía en que el segundo pondría el lugar para la instalación y el primero la inversión (1.3 miles de millones de dólares). El lugar se cambiaría más adelante debido a protestas de las personas que viven en los lugares aledaños a la base, pero la idea original era que, para abril de 2017, dos de los seis lanzacohetes estarían funcionando para mayo del mismo año, y finalmente el 7 de septiembre comenzó la instalación.

Reacciones al THAAD: Inestabilidad política y protestas

La zona donde se instalaría el THAAD no estaba lejos de zonas residenciales, y a falta de un aviso o consulta a las poblaciones locales, los habitantes de las zonas de Seongju y Gyeongsang manifestaron su descontento y hubo protestas en torno a ello a pesar de que estas provincias estaban a favor del gobierno de Park. Las preocupaciones principales en torno a la instalación del THAAD eran de seguridad (por aquello de que en caso de un bombardeo o una guerra, las poblaciones cercanas a las bases correrían un gran riesgo) y otras eran de materia de contaminación, ya que algunos argumentaron que los radares (banda X) emitían señales dañinas para los seres humanos (Xinhua, 2017e), argumento que fue desmentido por el Ministerio del Medio Ambiente de Corea del Sur.

Las reacciones de Rusia y de China también se convirtieron en una fuente de preocupación para la población y el gobierno, pero dadas las circunstancias, estas preocupaciones desaparecerían más adelante. En julio de 2016, las encuestas indicaron que el 50 % de la población estaba de acuerdo con el emplazamiento, mientras que el 32 % estaba en contra, además de que en esos meses comenzaron las diligencias para remover y juzgar a Park. Dadas las circunstancias, durante las campañas presidenciales posteriores, el actual Presidente Moon estaba en contra del THAAD, pero su postura, al igual que la de la población, cambió rápidamente, yéndose hasta el 72 % de apoyo al emplazamiento después de otro ensayo nuclear de Corea del Norte el 3 de septiembre de 2017 (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 5).

En vista de las protestas, el 30 de septiembre de 2016 el gobierno decidió cambiar la ubicación del THAAD a los terrenos del Club de Golf Lotte Skyhill en Seongju, un lugar más retirado de las zonas residenciales de Seongju, pero fueron recibidos por protestas constantes hasta el día 6 de septiembre, en que llegó la última batería que se instalaría en el THAAD. Los manifestantes permanecieron en la zona casi un año, y en muchas ocasiones bloqueaban la entrada al campo de golf y acamparon en la zona, y según Xinhua la policía los quitaba y los golpeaba (Xinhua, 2017e).

Corea del Norte, por su parte, después del anuncio de su vecino reaccionó con la prueba de un misil Pukkuksong I, y seis días después (agosto 2016) con una prueba de tres misiles de corto alcance y dos de alcance intermedio. En 2017 Corea del Norte siguió con sus pruebas, y el 9 de agosto de 2017 amenazó con enviar un misil a la base militar estadounidense en Guam, a finales de agosto envió un misil por encima de Japón, y finalmente el 3 de septiembre de 2017 probó un misil balístico intercontinental que según Pyongyang contenía una bomba de hidrógeno (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 6). En vista de estas señales, Moon Jae-in ya como presidente solicitó el 29 de julio de 2017 que el THAAD tuviera lanzacohetes adicionales después de los disparos de Corea del Norte.

Las advertencias y medidas económicas de China

Beijing tenía sospechas desde 2015 en torno al proyecto de Estados Unidos para instalar el sistema THAAD en la península coreana, por ello, el 31 de marzo de 2016, Xi Jinping expresó su postura en contra del THAAD al Presidente Obama. Posteriormente, al ver las negociaciones entre Seúl y Washington, y la declaración del ministro de la Defensa Han Min-koo en la Cumbre de Seguridad de Asia en Singapur en torno a la instalación (Yonhap News Agency, 2016), se confirmaron los rumores. En vista de la decisión de Corea del Sur y a pesar de las declaraciones por parte de Washington y Cheongwadae sobre el THAAD como dirigido a Corea del Norte, China lo tomó como una amenaza a sus intereses y su territorio.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de China comenzó a enviar comunicados a Seúl en torno a sus preocupaciones del THAAD, y, en marzo de 2017, Hua Chunying (vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores) declaró que China comprendía perfectamente las preocupaciones de la República de Corea en torno a mantener su propia seguridad, pero que el THAAD perjudicaba el balance estratégico de la región y que no conducía a ningún arreglo constructivo en torno a la estabilidad en la península coreana (Xinhua, 2017d).

Las preocupaciones de China, sin embargo, están principalmente relacionadas con las funciones del THAAD más que con el asunto de mantener la estabilidad y la paz en la península, ya que existía el temor de que el THAAD pudiera espiar en su territorio. Seúl y Washington negaron el uso del THAAD para tales propósitos, ya que tendría una trayectoria programada para interceptar los misiles de Corea del Norte, y la única zona en donde pudiera haber una trayectoria similar es en la zona de Tonghua (frontera con Corea del Norte). El THAAD no podría encontrar misiles que provinieran de Dengshahe (cerca de Dalian), Laiwu (provincia de Shandong) y Hanchang (Hunan), pero en cualquier caso el radar del sistema puede tener funciones múltiples para establecer la dirección de disparo (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 6).

En vista del compromiso y alianza de largo plazo que tiene Estados Unidos con sus aliados en el norte de Asia, ya hay dos sistemas THAAD en Japón y un sistema de defensa en Corea del Sur que mejora la capacidad de detección por mil kilómetros, lo cual incrementa los temores de China en torno a su contención. A pesar de las aclaraciones constantes provenientes tanto de Seúl como de Washington, Beijing no creyó que el THAAD estaba dirigido únicamente hacia Corea del Norte. En este sentido, Chunying declaró que la cobertura del THAAD, particularmente su sistema y alcance del radar banda X, va “demasiado lejos” de las necesidades de seguridad y defensa de Corea del Sur, ya que el radar puede alcanzar las zonas interiores de Asia y el territorio de China. Por otra parte, China no se opone a que la República de Corea tome las medidas necesarias para mantener la seguridad nacional, pero afirma que no puede hacerlo a expensas de la seguridad de China (Xinhua, 2017b).

Las declaraciones de Wang Yi, por su parte, fueron en la misma línea, ya que mencionó que el despliegue del THAAD excede las necesidades de autodefensa de Corea del Sur y que la decisión era en detrimento de los intereses de China en torno a la seguridad. La postura de China es que Corea del Sur quite este sistema lo más pronto posible, ya que desde la perspectiva de Beijing, el asunto de Corea del Norte debe resolverse apegándose a las resoluciones del Consejo de Seguridad, y por ello la postura de Corea del Sur debe orientarse a la cooperación y esfuerzos en común para reducir la tensión mediante el apoyo de la iniciativa de “suspensión por suspensión” dirigida a que Corea del Norte suspenda sus pruebas nucleares y de misiles (conocido como “Desnuclearización” de Corea del Norte) y, al mismo tiempo, que Estados Unidos y Corea del Sur suspendan sus demostraciones militares (Xinhua, 2017c).

Después de la instalación del THAAD, Beijing tomó la decisión de ejercer presión mediante las actividades económicas con Corea del Sur, siendo el conglomerado Lotte el primer objetivo por haber sido esta empresa la propietaria de los terrenos del campo de golf donde se instaló el THAAD. En marzo de 2017 comenzó una serie de inspecciones en las tiendas departamentales y supermercados de la empresa en varias ciudades de China, dando como resultado el cierre de 75 tiendas en todo el país bajo el argumento de “irregularidades durante las inspecciones” (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 7).

Las ramas de venta al menudeo (Lotte Department Store), bebidas (Chilsung Beverage) y de confitería (Orion Holdings) fueron de las más afectadas, principalmente por ser de las industrias más fuertes de la empresa Lotte, por ejemplo: Orion reportó una pérdida de más de la mitad de sus ventas con 308.3 millones de dólares en 2016 a 125.3 millones de dólares en 2017, y Lotte Mart (supermercado) de mil millones de dólares en 2016 a 220 millones de dólares en la primera mitad de 2017 (Hankyoreh, 2017).

En términos de vender sus productos en otras tiendas que no fueran las de Lotte, tanto en ese momento como recientemente (2020) Beijing instó a los negocios locales y a la población a dejar de adquirir o consumir productos provenientes de Corea del Sur, ya que los supermercados “voluntariamente” quitaban los productos de sus estantes y las personas también dejaron de comprarlos (Yi, 2020), medida que también se extendió a las presentaciones de los grupos de K-pop en China.

Otros ejemplos adicionales son la industria automotriz, donde las ventas de Hyundai y KIA en su conjunto tenían ventas de 1,043,496 unidades de enero a agosto de 2016, y para el 2017 fueron 576,974 unidades, es decir, 44.7 % menos que el año anterior, y por otro lado, la alianza entre el fabricante chino de autor BAIC y Hyundai también corría riesgo, pero sobrevivió a las presiones del THAAD, y en este sentido de las alianzas con empresas chinas, las compañías coreanas como LG Chem también vieron que perdieron prioridad para ser elegibles a subsidios por parte del gobierno chino para extender sus actividades en el país (Hankyoreh, 2017).

La industria turística en Corea, que produce alrededor de 7.5 miles de millones de dólares y que constituye el 0.5 del PIB del país, fue otra de las más afectadas por las restricciones del THAAD. Los turistas provenientes de China bajaron prácticamente de un mes al otro porque, en términos de porcentajes, en 2016 el 46.8 % de los turistas en Corea venían de China, y en 2017 bajaron a 31.3 %, luego a 31.2 % en 2018 (por un leve levantamiento de las medidas restrictivas), y hasta 2019 subieron al 34.4 % (Waldeck, 2020). Las zonas de mayor afluencia de turistas en Seúl, como Myeongdong y Dongdaemun, vieron una baja drástica de turistas que causó preocupación en los negocios de la zona, ya que los turistas chinos son valiosos por su poder de compra, y en este sentido la empresa Lotte Duty Free (tiendas de artículos libres de impuestos cuyas mayores ventas normalmente son en los aeropuertos de Gimpo e Incheon) también reportó una baja del 25 % de sus ventas (Xinhua, 2017a).

Las empresas locales de aviación también reportaron bajas considerables de vuelos provenientes de China, por ejemplo, Asiana Airlines reportó una disminución del 34.2 % de pasajeros coreanos yendo hacia China, mientras que los pasajeros chinos bajaron en un 40.9 % respecto a 2016, además de la crisis adicional por el riesgo de seguridad por las pruebas de Corea del Norte (Asiana Airlines, comunicación personal, 22 de agosto de 2017). Las agencias de viaje en China también limitaron la posibilidad de encontrar paquetes de viaje a Corea del Sur en las búsquedas por Internet, y además los vuelos de tipo chárter e internacionales también estuvieron a la baja por las restricciones de permisos y visas para coreanos que viajaban por negocios a China, al igual que restricciones a las actividades económicas de empresas coreanas y recientemente las giras artísticas de grupos de K-pop (Yi, 2021).

En vista de estas presiones y de que China es el segundo socio comercial más importante de Corea del Sur (25 % de las exportaciones provienen de y 20.5 % de las importaciones son hacia China), Seúl dirigió esfuerzos a apoyar a sus negocios y a la vez recurrió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para encontrar un medio que no llevara a la confrontación directa. Seúl argumentó que China estaba violando algunos de sus acuerdos comerciales y decidieron recurrir al recurso de una queja mediante el cual denunciaron el actuar de China y posteriormente escalarlo a un proceso de disputa comercial (Kim & Chung, 2017).

El gobierno utilizó recursos adicionales para apoyar a las empresas afectadas en lo que la OMC mediaba entre los dos países mediante políticas de alternativas en Norteamérica e India para diversificación de la cadena de abastecimiento, dándoles apoyo económico a aquellas que eligieran la reubicación (Hankyoreh, 2017) y también invirtiendo esfuerzos para la búsqueda (ahora forzada) de nuevos mercados (Kim & Chung, 2017). En vista de la importancia de China como destino de importaciones y exportaciones de Corea, en la Tabla 1 podemos apreciar las cifras de intercambio de 2016 a 2020 del balance comercial entre Corea del Sur y China (cifras de Korea Customs Service, 2021), las cuales muestran un cambio que, aunque no es sustancial, sí fue resentido por las empresas afectadas durante el boicot.

Tabla 1 Balance comercial entre China y Corea del Sur, 2016-2020 

Año Exportaciones Valor (miles de USD) Importaciones Valor (miles de USD) Balance
2016 2,494,688 124,432,941 3,028,993 86,980,160 37,452,782
2017 2,333,522 142,120,000 3,258,763 97,860,114 44,259,886
2018 2,520,350 162,125,055 3,461,660 106,488,592 55,636,464
2019 2,773,940 136,202,533 3,777,444 107,228,736 28,973,797
2020 2,625,007 132,555,008 4,565,016 108,870,202 23,684,806

Fuente: Cifras de Korea Customs Service (2021).

El dilema de Cheongwadae: Consideraciones finales

A pesar de la declaración de Wang Yi en torno al THAAD como la peor crisis en toda la historia de relaciones bilaterales entre ambos países (Institute for Security and Development Policy, 2017, p. 7), la postura de China dentro de la disputa en la OMC se mueve en torno a que las restricciones no están relacionadas con el asunto del THAAD, argumento que en vista de los hechos y los indicadores es debatible. En este sentido, el gobierno de Moon enfrentó (y aún enfrenta) críticas provenientes de legisladores locales por su respuesta poco agresiva en torno al actuar de China que incluyen también un veto a los productos culturales como la música y los programas de televisión (Kim & Chung, 2017).

La postura que Seúl tomó respecto a este problema no se libró de críticas por parte de sus aliados, pero tampoco de que estos últimos también fueran criticados por su pasividad en torno al asunto. El que Corea haya sido objeto de mecanismos punitivos por parte de China tuvo un efecto de inseguridad, incertidumbre y vulnerabilidad para los coreanos, así como sorpresa, ya que quedaron en una posición de “un camarón en medio de dos ballenas” que los ubica como un objeto y no un actor en el contexto de las relaciones regionales (Glosserman, 2020).

Moon Jae-in desde el comienzo de su administración abogó por la paz en la península y en invertir todos los esfuerzos posibles para alcanzar la desnuclearización de Corea del Norte, y para ello el rol de China es indispensable. El límite para alcanzar un nuevo acuerdo de desnuclearización está por llegar al año establecido (2021), por lo cual Moon lleva casi cuatro años con dos problemas.

Por un lado, las declaraciones de Wang Yi en torno al THAAD como una amenaza para la seguridad nacional de China por lo de los alcances del radar, y por el otro la presión de Washington para “desplegar lo más pronto posible” un nuevo sistema de misiles de alcance intermedio para contrarrestar el ascenso de China en el noreste de Asia, y en este aspecto Corea del Sur es un candidato para ello junto con Australia y Japón (Kim, 2019). Sin embargo, dado que Moon Jae-in tiene en la mira el proceso de paz en la península como una prioridad, necesitará de una solución intermedia para que Beijing continúe su apoyo en este proceso con Pyongyang, y a la vez requiere de Estados Unidos para contener o disuadir ataques de Corea del Norte.

Actualmente prevalece un sentimiento de reserva y precaución en torno a las decisiones que se toman en asuntos de seguridad nacional por el temor de que pudieran desencadenar el enojo de Beijing, sin embargo, las críticas dirigidas a la pasividad de Seúl no se enfocan en el problema principal, que es crear una estrategia para enfrentar el enojo de China. En este sentido, el buscar alternativas de comercio es solamente una parte, pero el que Estados Unidos y Japón (aliados principales) permanecieran en la pasividad fue un error estratégico que también afecta sus intereses en esa región, ya que el que los gobiernos quieran utilizar las relaciones económicas como armas requiere el crear estrategias para contrarrestar los efectos de estas medidas (Glosserman, 2020).

Las medidas punitivas de China, en definitiva, representaron un gran reto para Corea del Sur y ante todo un desafío de mediar entre dos países (China y Estados Unidos) que buscan conservar sus intereses e influencia en Asia. Beijing, sin embargo, tiene muy presente el hecho de que Estados Unidos y Japón son los socios comerciales más importantes de su vecino y que por ello, en vista de la ausencia de apoyo más sustancial en la controversia causada por el THAAD, puede usar este espacio para separar a Seúl de Tokio y Washington.

Estados Unidos, en su postura de crear y mejorar los sistemas de defensa y los ensayos militares conjuntos en Corea del Sur, ha causado confrontaciones entre Beijing y Seúl que para este último representan una complicación que a veces Washington no percibe en su exacta dimensión. China y Corea del Sur tienen una relación estrecha y un entendimiento más amplio que el que tiene Seúl con el otro aliado de Washington (Japón), por lo que para Seúl navegar entre sus dos socios más importantes no es asunto sencillo.

Japón y Corea del Sur son economías complementarias, y a pesar de sus diferencias políticas podrían enfocarse en cooperar para aminorar los efectos de estas medidas, ya que de alguna forma Japón tiene familiaridad con ello, dado que también fue objeto de coerción en 2012 con las protestas anti-Japón y el boicot económico con China. A la fecha (enero 2021), Corea del Sur sigue dando mantenimiento al THAAD con cambio de baterías y comunicándole a Beijing sobre ello, por una parte, y por otra Seúl y Washington no han cambiado su postura inicial en torno a que el THAAD es para protegerse de Corea del Norte y no de China.

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Recibido: 23 de Febrero de 2021; Aprobado: 26 de Mayo de 2021

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