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México y la cuenca del pacífico

versión On-line ISSN 2007-5308

Méx.cuenca pac vol.9 no.25 Guadalajara ene./abr. 2020  Epub 15-Jun-2020

https://doi.org/10.32870/mycp.v9i25.673 

Opinión invitada

Rompiendo las brechas de género en las economías de APEC a través de las políticas públicas

Breaking Gender Gaps in APEC Economies through Public Policies

*Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Coordinadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África. Calle Facultad de Filosofía y Letras No. 88. Col. Copilco, Universidad C.P. 04360. CDMX, México. Correo electrónico: alicia@unam.mx


Resumen

¿Por qué es necesario romper con la inequidad de género y qué relación existe con las políticas públicas?, ¿hay respuesta a ello? Las economías que conforman el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés1) inician la tercera década del siglo XXI con grandes desafíos. La ‘equidad de género’ es uno de los retos a alcanzar para dar cumplimiento a la Agenda 2030 y ‘no dejar a nadie atrás’2, en el marco de un panorama de recesión con cambios tecnológicos profundos a partir de una estructura económica desigual y cada vez más digital. Por ello, nos centraremos en un análisis de algunos indicadores que permiten demostrar las brechas de género principalmente en relación al empleo. Abrir un espacio de discusión para romper barreras y favorecer la ‘equidad de género’ en los países que conforman APEC es el interés de la presente opinión. Más allá de patrones culturales que no permiten el empoderamiento económico de las mujeres, analizar las brechas de género bajo la perspectiva de las políticas públicas es tarea y responsabilidad de la academia, organismos internacionales, sociedad civil y del Estado. A continuación, se pondrá en la discusión en primer lugar, la importancia de alcanzar necesariamente la ‘equidad de género’ para lograr un desarrollo sostenido; segundo, la caracterización del empleo de las mujeres a través de diferentes indicadores; por último, la economía digital y las necesarias políticas públicas para favorecer a las mujeres desde la perspectiva de la economía feminista.

Palabras claves: APEC; Género; Empleo; Políticas Públicas; Inequidad

Abstract

Why is it necessary to break with gender inequality and what is the relationship with public policies? ¿Is there an answer to that? The economies that make up the Asian Pacific Economic Cooperation Forum (APEC) begin the third decade of the 21st century with great challenges. ´Gender Equality´ is one of the challenges to be achieved in order to comply with the 2030 Agenda and ´leave no one behind´, within the framework of a recession scenario with profound technological change based on an unequal economic structure and each more digital. Therefore, we will focus on an analysis of some indicators that allow us to demonstrate gender gaps mainly about employment. Opening a discussion space to break down barriers and favor ´gender equality´ in the countries that make up APEC is the interest of the current opinion. Beyond the cultural patterns that do not allow the economic empowerment of women, analyzing gender gaps form the perspective of public policies is the task and responsibility of the academy, international organizations, civil society and the State. First, we discuss the importance of achieving gender equality to achieve sustained development; second the characterization of women’s employment through different indicators; finally, the digital economy and public political needs to favor women from the perspective of the feminist economy.

Keywords: APEC; Gender; Employment; Public Policies; Inequality

1. Inequidad y desigualdad

La inequidad así como la inestabilidad y la fragilidad económica ha sido uno de los temas estudiado desde la frontera del conocimiento de la ciencia económica y las ciencias sociales a través de la academia, los organismos internacionales y la sociedad civil durante los últimos años. A ello se suma, el análisis macroeconómico desde la perspectiva de la economía feminista en relación con la intersección entre género, clase y etnia, a través de la distribución del ingreso que sirve para realizar diferentes comparaciones entre diferentes países sobre el impacto que han tenido las políticas públicas, específicamente las políticas de ajuste y austeridad, desde finales de los setenta del siglo pasado hasta el día de hoy (Elson, 2019). Por su parte, Galbraith desde antes de la Gran Crisis enfatizó la inequidad como “… el corazón de la crisis financiera” (Galbraith, 2012). A ello se suman los trabajos de Cagatay, Elson y Grown (1995) donde se introduce la relación entre género, austeridad y macroeconomía como una de las variables para demostrar la inequidad y las grandes brechas y desigualdades de oportunidades entre hombres y mujeres al interior de una sociedad, considerados como acercamientos pioneros realizados desde los años ochenta (Cagatay, Elson, & Grown, 1995).

Hoy, la preocupación de la inequidad y las desigualdades se manifiesta en la necesidad de reorientar las políticas públicas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) a partir de la aprobación de la Agenda de Desarrollo 2030 durante la Asamblea de Naciones Unidas en 2015. La ‘equidad de género’ es uno de los ODS transversal al resto de los 16 objetivos de la agenda, surgiendo aquí la importancia de que el género sea parte de las políticas públicas para alcanzar un desarrollo sostenible con equidad. Este objetivo al entrelazarse con el resto de los objetivos de la Agenda centra el análisis de las políticas públicas con enfoque de género para alcanzar un crecimiento y desarrollo económico a partir de una participación tanto en el mercado laboral como una mayor visibilidad de las mujeres en la sociedad y en la vida pública. El fin de la pobreza, una mejor educación, acceso a la salud, alimentación y un trabajo decente para las mujeres, indudablemente se relacionan con la infraestructura realizada por el sector público a través del gasto público, siendo de vital importancia y prioritario en una sociedad el aprovisionamiento de bienes y servicios públicos como el acceso al agua, la educación y la energía, sólo por mencionar ejes de política económica.

La inclusión laboral de las mujeres en los diferentes sectores de la economía parte del supuesto que un ingreso reducirá las desigualdades y fomentará un equilibrio entre hombres y mujeres en la sociedad fomentado el empoderamiento económico de las mujeres. Este supuesto no responde a la realidad económica, política y social de un país si no analizamos con mayor profundidad las brechas de género a través de la economía del cuidado, aspectos jurídicos en cuanto a leyes incluyentes o incluso una mejor preparación en habilidades para una mayor inclusión digital y financiera a favor de las mujeres. Por ello, para poder realizar una comparación sobre las brechas de género entre los países es importante adentrarse en los indicadores del Informe de la Brecha Global de Género3 (GGG por sus siglas en inglés) del Foro Económico Mundial. Para 2018, el valor promedio del indicador (GGG) 4 para los países APEC fue de 0.71 similar al promedio mundial de 0.70, donde Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos, Filipinas, México, Nueva Zelanda y Perú se ubicaron sobre el promedio, siendo Filipinas y Nueva Zelanda los países con el índice más alto al registrar un valor de 0.80 (Foro Económico Mundial, 2018a). Rusia, Singapur Tailandia y Vietnam se ubicaron entre el promedio mundial y el promedio APEC. Finalmente Brunei Darussalam, China, Corea del Sur, Indonesia, Japón y Malasia registraron un valor menor al promedio, destacando a Corea del Sur y Japón como los países con el índice más bajo al registrar un valor de 0.66; llama la atención que, como se mostrará más adelante, estos dos países pertenecen a los países del APEC con PIB per cápita y acceso a cuentas financieras por encima del promedio.

El último informe de la Brecha Global de Género inicia haciendo alusión a la 4º Revolución Industrial (4IR) y las oportunidades que presentan las nuevas tecnologías para el ser humano. Los ODS, por lo tanto, implican que para alcanzar los retos de la agenda la preparación de las mujeres a través de la educación para obtener mejores oportunidades y la contribución igualitaria entre ambos géneros es fundamental en un proceso de trasformación crítica y de innovación tecnológica (Foro Económico Mundial, 2018b).

Intentar analizar la ‘igualdad de género’ y realizar comparaciones entre los países de APEC, enfrenta una gran complejidad debido a su heterogeneidad, ocho de los veinte países considerados pertenecen al G20. El grupo cuenta con países altamente desarrollados y en vías de desarrollo, por lo que difícilmente podemos hacer comparaciones cuantitativas no sólo por el nivel de desarrollo de sus economías, sino también por los factores culturales, económicos, políticos y sociales que presentan los países de APEC. Si se utiliza el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, indicador indispensable para comparar el grado de riqueza de los países, existe una asimetría entre los países del grupo muy elevada.

Para el año 2018 se observó una media de $24,300 dólares anuales, donde Singapur registró un PIB per cápita de $58,200 dólares equivalente al 239% respecto al promedio; por el contrario, Vietnam registró apenas $2,000 dólares equivalente únicamente al 8%. APEC cuenta con nueve países cuyo PIB per cápita se encuentra por encima del promedio y once países5 por debajo, lo que ejemplifica la dificultad de comparar los países de la región, incluso enfocándonos únicamente en la dimensión económica

Más allá de patrones culturales que no permiten el empoderamiento económico de las mujeres, es importante analizar la inserción de estos países en un contexto de desenvolvimiento económico sostenido previo a la Gran Crisis y, posteriormente, observar el impacto de la Gran Recesión acompañada de políticas económicas diferenciadas. Mientras en algunos países hubo políticas económicas expansivas de creación de empleo y políticas fiscales que permitieron una mejor distribución de ingresos en otros países, las políticas de ajuste limitaron el desarrollo económico. Es importante mencionar aquellos indicadores económicos que permiten abrir un espacio para romper barreras y favorecer la ‘equidad de género’ y “no dejar a nadie atrás” en los países cuyos indicadores en relación al empleo reseñaremos a continuación.

2. Caracterización de las brechas del empleo6 femenino 2008-2018

En este apartado se intentará utilizar los indicadores del empleo femenino comparando el año 2008 como base, previo a los efectos de la Gran Crisis Financiera y diez años después para observar el desenvolvimiento económico de los países del grupo que conforman el APEC.

2.1 Tendencias del crecimiento del empleo femenino

Se observó un ligero incremento de las mujeres con empleo al pasar de 53.2% en 2008 a 54% para 2018, mientras que para los hombres se dio una diminución de 71.9% a 70.5% en el mismo periodo. Al considerar las diferencias de las tasas de empleo entre mujeres y hombres se puede observar la existencia de una brecha, la cual tuvo un valor de 18.7% en 2008 y 16.5% para 2018, que se traduce en una evolución al haberse disminuido tal diferencia en 2.2% durante el periodo. El valor promedio de las mujeres con empleo en el grupo APEC fue de 54% respecto a la población total de su género, observando que Vietnam, Perú, Nueva Zelanda, Tailandia, China, Singapur, Canadá, Australia y Estados Unidos se ubicaron con una tasa mayor a la media, siendo Vietnam el país con la mayor participación de mujeres al registrar una tasa de 71.4%. Un caso único dentro de APEC es Canadá, que destaca como el país que tuvo la menor brecha entre mujeres y hombres con 8.1%. De manera opuesta, México tuvo una menor tasa de mujeres empleadas con 42.3%, la mayor brecha con una diferencia porcentual del 34.1%. Los países que completan la lista con una tasa menor al promedio son Hong Kong, Rusia, Brunei Darussalam, Corea del Sur, Japón, Indonesia, Malasia, Chile, Papúa Nueva Guinea y Filipinas, observando así que al menos un 50% de los miembros de APEC tienen una tasa menor al promedio de la brecha entre hombres y mujeres.

Otro aspecto que resulta relevante al analizar el empleo femenino es considerar el empleo de medio tiempo durante el periodo 2008-2018.Como primera característica se observa una amplia brecha entre mujeres y hombres, ya que en dicho periodo el valor promedio de este tipo de trabajo fue de 36% para las mujeres y 21% para los hombres, existiendo una diferencia del 15%. Una segunda característica para analizar es el comportamiento del empleo de medio tiempo en el contexto de la crisis financiera, en 2008 este tipo de empleo rondaba en 40% para las mujeres y 22% para los hombres. A partir del periodo de postcrisis, el trabajo de medio tiempo para las mujeres se ubicó cercano al 32% y 20% para los hombres; ésta tendencia predominó de 2009 a 2016 y, solo hasta 2017-2018 volvió a aproximarse a sus valores previos a la crisis, sin embargo, se espera que en los próximos años ante la incertidumbre de crecimiento y la aproximación de una recesión el panorama del empleo a través de este indicador sea incierto a nivel mundial.

La mayor parte de las economías de APEC se caracterizan por contar con un sector servicios ampliamente desarrollado, el cual concentra la mayor parte del empleo femenino. De los veinte países presentados únicamente tres de ellos cuentan con una ocupación en el sector servicios menor al 50%, siendo éstos Vietnam con 37%, Papúa Nueva Guinea con 28% y China con 47%; los primeros dos concentran la mayor parte de su fuerza de trabajo en la agricultura con 41% y 70% respectivamente, mientras que China ocupa su fuerza de trabajo femenina en industria un 28% y la agricultura con 24%.

En contraste, Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Corea del Sur, Estados Unidos Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Rusia y Singapur concentran más del 80% del empleo femenino en los servicios, seguido por la industria y finalmente la agricultura; inclusive Brunei Darussalam, Canadá, Hong Kong, Estados Unidos y Singapur ocupan a menos del 1% del empleo en la agricultura. La lista la completan las economías que tienen una ocupación en el sector servicios en un rango de entre 50% a 80%, siendo estos Filipinas, Indonesia, Malasia, México, Perú y Tailandia, de los cuales únicamente Malasia y México tienen como segunda actividad de importancia la industria, mientras que el resto ocupan el empleo femenino en agricultura.

2.2 Distribución del empleo y el desempleo femenino por sectores económicos

La distribución y desempeño por sectores del empleo femenino durante 20082018 a nivel mundial tiene características heterogéneas. El sector servicios ganó terreno incrementándose la participación de las mujeres de 48% a 56% frente a la agricultura que tuvo una disminución del 6%, y en menor medida, frente al sector industrial con una caída del 1%. Es importante señalar que la distribución del empleo nuevamente vuelve a depender del nivel de ingreso que tienen las regiones.

En América del Norte7 el trabajo femenino se concentró en el sector servicios con más del 90%, seguido por la industria y, finalmente, sólo el 1% en la agricultura. Por el contrario, en Asia Meridional el empleo femenino se concentró en la agricultura con 60%, seguido por los servicios 23% y la industria con 17%. Sobresale el caso de Asia Oriental y el Pacífico, que presentó una disminución de 11% de la participación de las mujeres en la agricultura reflejado en un incremento de la misma magnitud en el sector servicios, dejando prácticamente sin cambio la industria. En términos generales, el incremento del sector servicios a costa de la disminución en los sectores de la agricultura y la industria se repite para las regiones restantes.

La tendencia para los países de APEC se manifiesta al incrementarse la participación del sector servicios pasando de 69% al 74 %, éste incremento del 5 % se dio a la par de la disminución de la participación en la agricultura y la industria, en 4% y 1 % respectivamente.

Los números relacionados con el desempleo a nivel mundial nos indican la recuperación que se ha tenido durante el periodo de postcrisis, aunque, por supuesto, esto se encuentra ligado a las políticas impuestas principalmente por los bancos centrales. Ejemplo de ello fue América del Norte que se destacó como la región que tuvo la mayor disminución del desempleo, con una reducción del 1.5% para las mujeres y 1.9% para los hombres de 2008-2018. De igual forma, el promedio para los países que conforman APEC disminuyó el desempleo femenino de 4.6% a 4.0%, mientras que el masculino pasó de 4.4% a 4%. Por el contrario, América Latina y el Caribe presentó un incremento del desempleo para ambos géneros 1.3% para mujeres y 1.7% hombres. El desempleo femenino tuvo su mayor aumento en la región de Oriente Medio y Norte de África con 2.6%, mientras que para los hombres el aumento fue marginal 0.2%. En promedio a nivel mundial el desempleo femenino tuvo un leve incremento 0.1%, el masculino permaneció prácticamente sin cambios a una tasa del 4.7%. En conclusión, para APEC y América del Norte, desde una perspectiva regional, se puede afirmar que el desempleo se contuvo durante el periodo de postcrisis, sin embargo, al tomar en cuenta el resto de las regiones del mundo pueden observarse resultados heterogéneos, al considerar que los países utilizaron las medidas de apoyo de sus bancos centrales en mayor o menor medida.

3. Inclusión financiera y digital y su relación con las políticas públicas

De acuerdo a Mathews y Nunn (2019) sí se desea alcanzar la equidad de género, el ODS5 se “…requiere un cambio profundo, coherente y concurrente en la política, la economía y la sociedad” (Mathews & Nunn, 2019, p.23). A tal grado tienen que darse los cambios para ‘no dejar a nadie atrás’ que de acuerdo al Foro Económico de Davos las mujeres tardarían en alcanzar la equidad en 108 años. Por tanto, las políticas económicas inciden en acabar con la desigualdad a través de inversiones para abatir la pobreza ODS1, la salud ODS2 y la educación ODS3 con perspectiva de género para lograr que las niñas y las mujeres adquieran habilidades para desempeñarse con autonomía y lograr romper trabas culturales. Romper con la inequidad de género es desde la perspectiva de la economía feminista romper con las políticas de ajuste. Un sueño que requiere un gran esfuerzo en un ambiente de recesión con políticas de ajuste generalizado requiere de mayores inversiones por parte del sector público dispuesto a garantizar la confianza y la rentabilidad de los inversionistas del sector privado, principalmente los accionistas y la sociedad civil en las áreas urbanas y rurales. Desde esta perspectiva, la adopción del ODS5 a través de la economía digital es radicalmente esperanzadora.

En un mundo cambiante aceleradamente, la economía digital no sólo vino a transformar la economía financiera, sino que está transformando el mercado laboral y por ende la inclusión de las mujeres en el trabajo. Al mismo tiempo el acceso al internet y al control de activos financieros están relacionados con las políticas públicas. Por lo cual, no sólo las brechas por género entre hombres y mujeres son importantes al interior de un país sino la gran brecha que existe entre países desarrollados y países en desarrollo en el tema de la economía digital. Atendiendo al Informe sobre la Economía Digital de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2019) “…la brecha de género en el uso del Internet, definida cómo la diferencia entre las tasas de penetración de usuarios masculinos y femeninos es casi del 11.6 % para el mundo, marginalmente superior al 11 % en 2013. En promedio, es de aproximadamente el 16.1 % en los países en desarrollo y solo 2.8 % en los países desarrollados. Las brechas más altas se observan en los países menos desarrollados (LDCs)8 (32.9 %) y África Subsahariana (25.3 %), donde la brecha se amplió entre 2013-2017” UNCTAD (2019: 14).

Sí para el empoderamiento económico de las mujeres el acceso a una cuenta financiera es importante, existen diversos resultados en los países que conforman APEC. La brecha financiera no es significativa el ser menor a un punto porcentual en ocho países: Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Rusia y Vietnam. Así mismo, existen otros ocho países en los cuales los hombres tienen mayor acceso siendo estos Singapur, Hong Kong, Malasia, Tailandia, China, Chile, Perú y México; sobresale Perú como el país con la mayor brecha de acceso con una diferencia entre mujeres y hombres de 16.5%. Por el contrario, Indonesia y Filipinas registran un mayor acceso para las mujeres con una diferencia de 5.1% y 8.8% respectivamente, aunque cabe aclarar que el acceso a cuentas financieras en estos países es bajo para ambos géneros.

La aspiración a disminuir la brecha digital que existe entre las economías APEC es unir esfuerzos entre los sectores público y privado, para ampliar el impacto social y económico; Chile como economía anfitriona del foro APEC 2019 reconoció como dos de sus cuatros prioridades la incorporación de una Sociedad Digital y las Mujeres en Pymes y crecimiento inclusivo, enfocando esfuerzos en acortar la brecha digital que limita la participación de las mujeres en el comercio ante un panorama de integración y sociedad digital.

Los países con un acceso mayor al 90% a cuentas financieras son aquellos que registraron un PIB per cápita mayor a la media. Se observaron cinco países en los cuales el acceso a una cuenta financiera no superó el 50% los cuales fueron Indonesia, Filipinas, Perú, México y Vietnam, además, estos países también fueron los que registraron la mayor brecha financiera.

Es importante resaltar que los países con mayor acceso a diferentes gadgets (IoT)9 de la región de la Cuenca del Pacífico incluye a Estados Unidos (26), China (24), Japón (9) del total mundial y México ocupa el primer lugar entre los países subdesarrollados (UNCTAD, 2019, p.7). Por ello, el dinamismo que tiene esta región en la economía global y los cambios hacia una economía digital en ascenso son importantes para cerrar las brechas entre hombres y mujeres en esta región. Desde la óptica de la economía feminista, las brechas en el acceso al internet y a una cuenta financiera entre hombres y mujeres, están relacionadas con la inversión pública en inversión en educación, salud, e infraestructura para lograr un mejor apoyo para las niñas y mujeres, un mejor desempeño de habilidades para lograr el empoderamiento económico de las mujeres.

4. Conclusiones

Desde la perspectiva de la economía feminista el espacio macroeconómico se relaciona estrechamente con las pautas desarrolladas a nivel de la microeconomía o sea, se ven reflejadas en las familias, hogares y la población en general. Es importante mencionar que en el intermedio de esas relaciones están las políticas públicas centradas principalmente en la política fiscal, monetaria y financiera. Esta complejidad en las relaciones económicas refleja los usos y costumbres culturales de una sociedad pero al mismo tiempo pueden cambiar a partir de cerrar las brechas de género y ‘no dejar a nadie atrás” existentes en todas las economías y países a nivel global. Atacar la Inequidad con una canalización del gasto público con enfoque de género ayudará a una mejor Inclusión de las mujeres y niñas y cerrar las brechas de género. Con ello se dará cumplimiento de la Agenda 2030 en un mundo incierto en la tercera década del siglo XXI.

Referencias

Elson, D. (2018). Intersections of gender and class in the distribution of income. The Japanese Political Economy, 44(1-4), 7-24. doi: 10.1080/2329194X.2019.1608259 [ Links ]

Cagatay, N., Elson, D., & Grown, G. (1995). Introduction: Gender, Adjustment and Macroeconomics. World Development, 23(11), 1827-1836. doi: doi.org/10.1016/0305-750X(95)90003-J [ Links ]

Galbraith, J. (2012). Inequality and Instability: A Study of the World Economy Just Before the Great Crisis. Reino Unido: Oxford University Press [ Links ]

Mathews, H. & Nunn, M. (2019). Women on the Move: Can We Achieve Gender Equality by 2030? Chapter Two. En H. Kharas, W. McArthur & I. Ohno (Eds.), Leave No One Behind: Time for Specifics on the Sustainable Development Goals (pp. 1-18). Recuperado de https://www.brookings.edu/wp-content/uploads/2019/09/lnob_Chapter2.pdfLinks ]

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). (2019). Digital Economy Report. Value Creation and Capture: Implications for Developing Countries. Recuperado de https://unctad.org/en/pages/PublicationWebflyer.aspx?publicationid=2466Links ]

Foro Económico Mundial (2018a). The Global Gender Gap Report. Recuperado de https://es.weforum.org/reports/the-global-gender-gap-report-2018Links ]

Foro Económico Mundial (2018b). The Fourth Industrial Revolution: what it means, how to respond. Recuperado de https://www.weforum.org/agenda/2016/01/the-fourth-industrial-revolution-what-it-means-andhow-to-respond/Links ]

1 Asian-Pacific Economic Cooperation Forum.

2 Todos los países se comprometieron ‘leave no one behind’ (LNOB) “no dejar a nadie atrás”, una amplia promesa de abordar los problemas generalizados y perjudiciales de la desigualdad y la exclusión. El acuerdo SDG 2015 incluso duplicó este compromiso a través de una promesa de que “los más rezagados que lleguen primero”.

3Global Gender Gap Report

4 El índice de la brecha global de género expresa los valores de 0 a 1. Un valor más próximo a uno indica que el país habrá cerrado la brecha de género. Este índice se compone a la vez de cuatro subíndices: 1) participación y oportunidad económica; 2) logro educativo; 3) salud y supervivencia; y 4) empoderamiento político.

5 Se presenta información para 20 países y no 21 debido a que Banco Mundial no proporciona datos para Taiwán.

6 Las cifras que se manejan en este trabajo relativas al empleo están basadas en los datos disponibles de las bases de datos del Banco Mundial (BM)y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Se consideró la tasa Empleo-Población definida como la proporción de personas (mayores de 15 años) con respecto a la población total de su respectivo género que cuentan con un empleo. Es decir, la participación de mujeres y hombres en el mercado laboral se define en consideración a la parte de la población que realmente cuenta con un empleo y no la población económicamente activa.

7 América del Norte incluye Canadá y Estados Unidos.

8 Países en Desarrollo, en inglés Less Development Countries por sus siglas en inglés (LDCs).

9 IoT significa en inglés ‘Internet of things’ y el Informe lo define como “the growing array of Internetconnected devices such as sensors, meters, radio frequency identification (RFID) chips and other gadgets that are embedded in various everyday objects enabling them to send and receive various kinds of data” (UNCTAD, 2019, p.7).

** Se agradece la participación e interpretación de las estadísticas al becario Jairo Cisneros del Proyecto ‘Geografía financiera e instituciones en la economía mundial’ (IN301918) de la Dirección General del Personal Académico de la UNAM. En la recopilación de la bibliografía la participación de Arlin Rivas y Adhelí Galindo becarias del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

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