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México y la cuenca del pacífico

On-line version ISSN 2007-5308

Méx.cuenca pac vol.8 n.22 Guadalajara Jan./Apr. 2019

https://doi.org/10.32870/mycp.v8i22.563 

Análisis

Inversión extranjera directa y la iniciativa china de La Franja y la Ruta

FDI and China’s Belt and Road Initiative

Gabriela Correa López1 
http://orcid.org/0000-0001-5725-3496

1UAM Iztapalapa. Departamento de Economía. San Rafael Atlixco 186. Colonia Vicentina, C.P.09340, Iztapalapa, Ciudad de México, México. Correo electrónico: gcl@xanum.uam.mx


Resumen

En el trabajo se analizan las tendencias de los flujos mundiales de inversión que muestran la creciente importancia de la originada en la República Popular China y puede asociarse a la iniciativa de “La Franja y la Ruta”, identificada como “Belt and Road Initiative” y “One Belt, One Road” (BRI y OBOR, sus siglas en inglés). El principal contenido de la BRI incluye acuerdos de inversión y financiamiento de proyectos de construcción de infraestructura en distintos países asiáticos, europeos y africanos, que mejorarían notablemente las conexiones físicas. De acuerdo con la hipótesis de trabajo, se concluye que los impactos económicos de la BRI son importantes, pero lo son aún más las consecuencias geopolíticas que ratifican la capacidad china de fortalecerse como líder regional y mundial.

Palabras clave: China; BRI; IED; La Franja y la Ruta; OBOR

Abstract

This paper analyzes the trends of global investment flows that show the growing importance of that which originates in the People’s Republic of China and can be associated with the initiative “La Franja y la Ruta” (in Spanish), also identified as “Belt and Road Initiative” y “One Belt, One Road” (bri y obor). The main content of bri includes financing and investment agreements of infrastructure projects in several Asian, European and African countries, which would improve physical connections. In accordance with the working hypothesis, the economic impacts of bri are important but even more are the geopolitical consequences that ratify China’s capacity to strengthen itself as a regional and global leader.

Key words: China; BRI; IED; Belt and Road Initiative; OBOR

Introducción

El análisis de los flujos globales de inversión es relevante porque permite destacar algunas de las tendencias recientes de la inversión extranjera directa (IED) y otros movimientos de capital. Dichas tendencias muestran también la fuerza y el sentido de las inversiones de la República Popular China (RPC, China) en el exterior, y en particular los argumentos de la BRI, conocida en su traducción al español como La Franja y la Ruta.

En este trabajo se discuten en primer lugar las tendencias recientes de los flujos mundiales de la IED, tanto en proyectos nuevos (greenfield) como en compras con capital extranjero de empresas ya establecidas que se registran como fusiones y adquisiciones (FYA).

En segundo lugar se analiza el principal contenido, las propuestas y los significados de la BRI, que consolida propuestas chinas como la Nueva Ruta de la Seda, acuerdos bilaterales y regionales de cooperación económica y algunas instituciones con fuerte presencia china; entre ellos el Nuevo Banco de Desarrollo,2 el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, sus siglas en inglés) y el Acuerdo de Reservas de Contingencia.

En la tercera parte se discute el contenido de la BRI no solo como una estrategia de construcción de infraestructura, sino también como un proyecto a largo plazo que busca ampliar y consolidar la influencia china, principalmente en Asia, Europa y África, con trascendencia geopolítica. Además, la intención de culminar la BRI en el año 2049 simboliza el fin de un periodo que celebraría los 100 años de establecimiento de la RPC. Esto es, tanto por su dimensión económica como por los impactos geopolíticos, la BRI confirma una estrategia de despliegue de la presencia china en el mundo y es un símbolo de las capacidades de desarrollo y liderazgo chinos para otros países, temas que se han discutido desde el año 2000.

Finalmente, antes de algunos comentarios, se incluyen en el texto consideraciones respecto de las posiciones de aceptación y rechazo de la BRI que provienen de experiencias financieras en algunos proyectos de grandes dimensiones, cuestionamientos sobre transparencia y criterios de mercado en los proyectos, las implicaciones geopolíticas y algunas de las tensiones por confrontación de intereses con otros países.

Flujos mundiales de inversión

De acuerdo con los datos publicados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, su sigla en inglés), el volumen de los flujos de entrada de IED se ha recuperado de la caída en 2008 pero sin alcanzar el punto más alto, que se registró en el año 2007, como se aprecia en la Figura 1.

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 16.

Figura 1 Flujos de IED de entrada por grupo de economías 

UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017) registra que los flujos de IED se han dirigido en los últimos años principalmente hacia países de Europa, Asia en desarrollo (China e India, países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN, su sigla en inglés) y América del Norte, como se aprecia en la Figura 2.

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 18.

Figura 2 Flujos de IED de entrada por región 

En la Tabla 1 se presenta la información sobre las diez primeras economías que captaron IED en 2016. La lista está encabezada por Estados Unidos y seguida por China, pero el saldo neto de los flujos es deudor para Estados Unidos y acreedor para China; esto es, China invirtió en el exterior en el año 2016 un monto superior a la IED que recibió.

Tabla 1 Flujos de IED por economía en 2016 (miles de millones de dólares) 

Economía IED de entrada IED de salida
Estados Unidos 391 299
China 134 183
Países Bajos 92 174
Japón 11 145
Canadá 34 66
Hong Kong, China 108 62
Francia 28 57
Irlanda 22 45
España 19 42
Alemania 33 35
Resto del mundo 874 344

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations Conference on Trade and Development, 2017, pp. 222 y ss.

Los datos de UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017) que se presentan en la Figura 3 se refieren a las tendencias de la IED destinadas a China, así como las que se originan en ese país. Puede notarse, en particular después de 2008, una aceleración de los volúmenes de IED hacia el exterior que revela la importancia de la internacionalización de empresas chinas y el aumento de la inversión china en la economía de otros países.

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD), Data Center (2018)Foreign Direct Investment: Inward and Outward Flows and Stock, annual. Disponible en: http://unctadstat.unctad.org/wds/TableViewer/tableView.aspx?ReportId=96740.

Figura 3 China. Inversión extranjera directa (miles de millones de dólares) 

Avendaño (2014) sostiene que los patrones de localización de la IED china entre 1979 y 2011 pueden distinguirse en periodos y asociarse a distintas motivaciones que combinaron varias estrategias: búsqueda de mercados y recursos, eficiencia y disminución de costos, control de mercados, participación en bloques comerciales, triangulación de exportaciones, adquisición de activos estratégicos, presencia en mercados desarrollados, formación de corporaciones con presencia en el exterior, servicios financieros, hidrocarburos y activos estratégicos. La autora señala que en la localización de empresas hay un pragmatismo económico ligado a intereses políticos, que conciliaron las necesidades de inversión de las empresas con la política externa del país. Considerando los sectores y actividades receptoras de IED, la diversificación de las empresas chinas ha sido muy amplia en los últimos años, en particular dirigida hacia países desarrollados y actividades financieras (Avendaño, 2014, pp. 1020-1021).

UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017, pp.49 y ss.) registra que en 2016 se estimaron en 298 mil millones de dólares los flujos de salida de IED de países del Este y Sudeste Asiático. De esa cifra, China tuvo una participación de 60%, la Región Administrativa Especial de Hong Kong de 21%, los diez países de ASEAN del 12% y Taiwán del 6%. Los sectores de destino cubren una variedad de manufacturas y servicios, además de propiedades inmobiliarias.

Otras formas de presencia económica en el exterior de las que disponen tanto China como otras economías son las corporaciones de propiedad estatal, que son numerosas en China. UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017) registró que las economías con un mayor número de empresas de propiedad estatal fueron: la Unión Europea, con 420 empresas; China, con 257; Malasia, con 79; India, con 61, y Sudáfrica, con 55. Si bien la variedad en actividades productivas y escalas de operación son considerables entre las distintas empresas, tiene un efecto positivo contar con empresas a través de las que se pueden facilitar inversiones y operaciones en el exterior (United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 31).

Si se considera el tamaño de las empresas de propiedad estatal, China tuvo en el año 2016 cuatro corporaciones registradas en la lista de las mayores corporaciones no financieras en el mundo que operaron en las actividades de petróleo, transporte marítimo, extracción de minerales, construcción e ingeniería.3 Además, China tuvo siete bancos y dos aseguradoras en la lista de las mayores corporaciones financieras.4

Al considerar FyA, la información de la UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017) muestra que, entre las diez operaciones más importantes de 2016, la adquisición de Syngenta por China National Chemical en 44 mil millones de dólares se destacó por referirse a una de las dos corporaciones en el mundo que operan laboratorios de semillas mejoradas, herbicidas y productos similares. Se registraron además otras tres grandes compras por empresas chinas con valor de dieciocho mil millones de dólares en las actividades de propiedades inmuebles, equipo de cómputo y refrigeradores domésticos.5 Estas FyA son ejemplo del alto valor de las adquisiciones que realizan empresas chinas, además de FyA de empresas de menor tamaño, que en conjunto les permiten ampliar su participación en los mercados mundiales.

En 2016 China inició cuatro nuevos proyectos de inversión (greenfield) de grandes dimensiones registrados entre los diez más importantes en el mundo: un gasoducto en Mozambique, dos proyectos de energía eléctrica (Myanmar y Bangladesh) y uno de construcción para turismo en Camboya.

La expansión empresarial china en el exterior encuentra en ocasiones frenos gubernamentales al desarrollo de sus proyectos; por ejemplo, en 2016, la cancelación de tres adquisiciones en el exterior rechazadas por los gobiernos con argumentos de seguridad nacional y por posibles daños a la competencia productiva de los mercados (United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 105).

La información que se ha presentado sobre IED muestra la creciente importancia china en los flujos de capital mundiales y señala la diversidad de negocios en distintos sectores de actividad productiva, comercial y financiera.

Para los países receptores de financiamiento e IED, el contar con infraestructura básica es una condición para actividades productivas más sofisticadas, así como la futura infraestructura social, como hospitales y escuelas. Este argumento ya estaba presente en los objetivos del AIIB, donde destacan tanto los altos requerimientos de infraestructura en los países en desarrollo asiáticos como las posibilidades de nuevos negocios a partir de proyectos de construcción de infraestructura. Estas son las claves del contenido de la BRI que China ha destacado desde la presentación inicial de la estrategia en 2013.

Contenido de BRI

La iniciativa BRI está asociada a los proyectos de Nueva Ruta de la Seda en su versión terrestre y marítima, así como a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia y África, principalmente de transporte comercial. El proyecto involucra a más de 60 países con enormes recursos de inversión, así como acuerdos bilaterales y multilaterales de inversión y cooperación.

La BRI se presentó en una organización de seis rutas terrestres o corredores económicos: China-Paquistán, China-Mongolia-Rusia, China-Península de Indochina, China-Asia-Europa, China-Asia Central y Occidental, Bangladesh-China-India-Myanmar. Entre los principales objetivos está mejorar las rutas comerciales entre los países participantes, así como asegurar el abastecimiento de recursos minerales y energéticos.

La BRI es una estrategia que incluye propuestas anteriores de cooperación encabezadas por China, en particular las relacionadas con construcción de la infraestructura básica, con el fin de aplicar, además de los recursos financieros aportados a través del Fondo de Ruta de la Seda, los proyectos financiados por el AIIB, el Nuevo Banco de Desarrollo y el Banco de Exportaciones e Importaciones de China.

Goh y Reilly (2017) sostienen que OBOR considera el poder de conectividad entendido como el logro de influencia que un gobierno central acrecienta a través de proyectos de infraestructura que conectan su periferia interna y sus Estados vecinos al núcleo económico central. Este concepto permite considerar los objetivos como estructurales e intencionales, por incluir transporte, comunicaciones digitales y generación de energía, que en general son proyectos con elevados requerimientos financieros y plazos largos de maduración. Este tipo de proyectos forma la base para el desarrollo de otras actividades económicas, generaría movimientos de personas, bienes, capital y energía, además de estímulos adicionales a inversiones de empresas chinas en cuanto se instalen en los territorios de nueva conexión.

Asimismo, pueden referirse otras políticas que China ha mantenido como estrategias en la expansión de su influencia económica. En primer lugar estaría el impulso a la mayor internacionalización del yuan como moneda para transacciones de capital, además de las comerciales, aprovechando la red de acuerdos de intercambios de divisas con bancos centrales. También coadyuvarían a la expansión de la influencia china los proyectos de instituciones multilaterales y regionales de desarrollo promovidos por Beijing, así como las relaciones personales y de negocios en los países beneficiarios de inversiones realizadas bajo OBOR.

Entre los argumentos opuestos a OBOR, Goh y Reilly (2017) citan los riesgos por elevados endeudamientos, condiciones opacas en los mecanismos de financiamiento, e incluso cancelaciones que no serían compensadas, en particular en economías pequeñas que podrían quedar en situaciones comprometidas, como los proyectos en Sri Lanka, que recibieron posterior oposición política.6

En mayo de 2017 se organizó en Beijing el primer encuentro de OBOR. Los participantes incluían una mezcla de aceptación y rechazo a la BRI, es-tuvieron representantes de otros países críticos al proyecto, como Estados Unidos, Japón e India. Como confirmación de la importancia estratégica de la BRI, en octubre de 2017 el Congreso del Partido Comunista Chino inscribió la estrategia OBOR en su constitución partidaria.

Park y Singh (2017) señalan que en el Foro OBOR se destacaron presencias y ausencias; estuvieron 29 jefes de Estado, 1,500 delegados de 130 países, 70 organizaciones y una delegación de alto nivel estadounidense encabezada por un director del Consejo de Seguridad Nacional.7 Entre los países asiáticos reticentes a los planteamientos de la BRI sobresalió India, que mantiene su desconfianza, en particular respecto de los proyectos del Corredor Económico China-Paquistán, ya que afecta el territorio disputado de Cachemira.

En particular, los temas que crean suspicacia y desconfianza sobre la BRI son los relacionados con aspectos territoriales y geopolíticos. Los discursos del presidente Xi Jinping llaman a una era de expansión con ganancias conjuntas para los participantes, y citan la imagen de sustitución de una potencia hegemónica en un contexto pacífico (refiriéndose a la declinación estadounidense y a la renuncia a mecanismos de libre comercio globales), frente al ascenso chino comprometido con crecimiento compartido en un ambiente de paz.8

Estos cambios en alianzas y entendimientos implícitos pueden encontrarse en las preferencias chinas por acuerdos bilaterales para enfrentar disputas económicas, territoriales y de procedencia de jurisprudencia internacional, que desde las economías más pequeñas pueden interpretarse como la búsqueda de balance en negociaciones. Tales son los casos en la ASEAN sobre disputas territoriales de algunos de sus miembros con China en el Mar del Sur y de Nepal firmando acuerdos con China9 que lo distancian de India.

Una discusión derivada de los discursos emitidos en el Foro OBOR fue la estimación de la posibilidad de canalizar anualmente a los proyectos recursos hasta por un billón de dólares. Las cifras corregidas refieren que el financiamiento a través del Banco Chino de Desarrollo como la principal agencia financiera concedió créditos por 160 mil millones de dólares en varios años, así que es difícil imaginar la aceleración de flujo de fondos hasta la cifra anunciada (Dollar, 2017).

Si se consideraran las participaciones crediticias de otras instituciones, habría que incluir recursos que pudiera proveer Estados Unidos, que ha manifestado su oposición a la BRI, así que la única forma en que ese país aportaría recursos sería a través del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo (ADB, su sigla en inglés), instituciones que se han opuesto al aumento de capital.

Australia se ha convertido en una voz reconocida sobre asuntos del Pacífico asiático, en particular respecto de las relaciones con China y, aunque se hizo miembro fundador del AIIB, ha manifestado dudas respecto a la BRI. Laurenceson (2017) señala que las tensiones entre gobiernos locales y el federal están en el centro de las distintas visiones australianas sobre la estrategia BRI. La exigencia de orientación de mercado, buenas prácticas internacionales y principios profesionales no ha llegado a concretarse en los proyectos con China, y el contenido de construcción de infraestructura ya está considerado en la propuesta federal de Desarrollo del Norte.

La BRI incluye acuerdos con organizaciones ya establecidos entre China y otros países; como la Unión Económica Euro-Asiática de Rusia, el Plan Maestro de Conectividad de ASEAN, la Iniciativa Camino Brillante de Kazajistán, la Iniciativa de Corredor Medio de Turquía, la Iniciativa de Desarrollo de Caminos de Mongolia, así como el Modelo de Cooperación entre China y países de Europa Central y del Este (identificado como “16 + 1”).10

Es decir, la BRI articula la visión de una red de acuerdos e instituciones que China ha impulsado en los últimos años (así como también los que ha cuestionado), a partir de los cuales elabora una estrategia de cooperación y expansión de su presencia global. Negocios nuevos, abastecimiento de recursos, financiamiento y cambios en la geopolítica están en el centro de la BRI. Esta sería parte de la proyección de la iniciativa que ha sido calificada como “una estrategia civilizatoria de conectividad y prosperidad compartida” y prueba de las posibilidades de cooperación Sur-Sur (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2017a).

El apoyo europeo a la BRI tiene variadas reservas. Le Corre (2017) sostiene que la idea china de acceder a un mercado de 500 millones de personas de la Unión Europea (UE) se justifica por conectividad, infraestructura y crecimiento compartido, pero hay dudas relacionadas con la falta de compromisos explícitos de estándares y aplicación de leyes internacionales.

Las conexiones de China con Europa tienen en operación, desde 2014, la línea ferroviaria entre Yiwu, en China, y Madrid, en España, además de las conexiones anteriores a ciudades alemanas. A pesar de dificultades técnicas y aduaneras, los trenes rápidos siguen construyéndose por empresas chinas en algunos países; por ejemplo, la línea Belgrado-Serbia, que está bajo investigación por posibles violaciones a las reglas de transparencia. Desde 2016, cosco controla el puerto Pireo, en Grecia, además de que la ampliación del canal de Suez facilita el acceso al Mediterráneo. En resumen, China tiene asegurado un amplio acceso físico a los mercados europeos.

Con los países de Asia Pacífico, las problemáticas por reclamos territoriales han disminuido mediante acuerdos bilaterales que alivian las tensiones, en particular las de los países miembros de ASEAN que han decidido no respaldar los reclamos como grupo, degradando las disputas a escala bilateral.11 En el Mar del Sur de China, Beijing desconoce los dictámenes internacionales respecto de espacios marítimos, y mantiene la construcción de instalaciones fijas. Las rutas marítimas en la zona son relevantes, ya que gran parte del comercio y el transporte se realiza a través de esa región asiática.

Las dificultades entre India y China tienen variadas controversias previas. China se opone a que India sea socio del Grupo de Proveedores Nucleares; India aceptó la visita del Dalai Lama a la región de Arunachal Pradesh y, como respuesta, China bloqueó en la ONU la solicitud de enlistar como terrorista al líder independentista Jaish e-Mohammad. Como miembros del Grupo BRICS, China e India han logrado entendimientos generales para modificar las instituciones internacionales y diseñar otras, pero la desconfianza mutua se mantiene. China cuestiona fuertemente la visión de India de una aproximación de “primero los vecinos”; es decir, moverse hacia una Asia multipolar (Rehman, 2017).

La presencia china en otros países genera en muchas ocasiones oposición local, tanto por el alto volumen de inversión como por el control de operaciones y la contratación preferente de técnicos y empleados chinos en los proyectos. Se agregan temas como el deterioro del medio ambiente, compra de tierra y pérdidas de negocios locales.

Estos últimos temas señalados son los que la BRI considera atender logrando conexiones entre pares es decir, con las experiencias de negocios y conocimiento mutuo de estilos de vida se mejoraría la apreciación de la presencia china, con una intervención importante de la enseñanza del mandarín e intercambios culturales.

La promoción de negocios chinos y contactos entre las personas es una categoría que destacan los sitios de noticias al informar que en algunos países se generaliza la práctica de usar letreros en mandarín, en tanto en China se amplían las prácticas y costumbres occidentales.

Lo importante es no confundir signos con formas; no hay que olvidar que la firmeza del gobierno chino en postular la difusión de la “historia correcta” y la “política correcta” colisiona con prácticas y valores culturales occidentales. Un ejemplo sería el debate sobre acceso desde China a discusiones políticas en publicaciones y foros académicos internacionales.

En América Latina algunos funcionarios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se han convertido en entusiastas promotores de la BRI y la presencia china, y enfatizan la experiencia de participación de China en instituciones regionales, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el Foro OBOR de Beijing estos funcionarios destacaron las posibilidades de algunos países de acrecentar la relación con China a través del mantenimiento de la provisión de materias primas y recursos naturales, además de ampliar las categorías de cooperación económica, institucional y académica.

En el discurso de estos funcionarios cepalinos se retoma la idea de cooperación Sur-Sur como una alternativa para superar algunos problemas de la estructura productiva, comercial y social del continente. También retoman los problemas de falta de infraestructura física que conecte algunas economías. Estos llamados institucionales destacan el poder chino para balancear las fuerzas económicas, tecnológicas y geopolíticas mundiales.

El entusiasmo es contradictorio con la información referida al comercio de algunos países latinoamericanos con China, que muestran una “reprimarización de exportaciones” (es decir exportaciones de materias primas y recursos naturales), alta concentración en pocos productos, además del desplazamiento de producción nacional. El análisis plantea que a mediano plazo los flujos chinos de IED podrían aliviar el déficit bilateral comercial, postulado que es poco viable.

Los datos señalan que la IED total en América Latina ascendió a 126 mil millones de dólares en 2016, incluyendo la que reciben los paraísos fiscales de Bahamas, Islas Vírgenes e Islas Caimán (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2017b). Si se considera el caso de México, que, a diferencia de otros países en el continente, tiene una estructura productiva que compite con la china, la IED originada en China en el año 2016 representó una cifra poco significativa del 0.19% del flujo total de entrada, en tanto que el déficit comercial bilateral ascendió a cerca de 64 mil millones de dólares. Estas cifras muestran la imposibilidad de que la IED proveniente de China compense este elevado déficit comercial, a pesar de las nuevas áreas de inversión que aborden empresas chinas.

Hasta el momento, a pesar de que China es un importante socio comercial de países de Latinoamérica y el Caribe, no se percibe la posibilidad que se establezcan mecanismos de aporte estratégico al desarrollo. Los acuerdos comerciales con Chile, Perú y Costa Rica tienen alcance limitado. Otros mecanismos de cooperación, como el Foro CELAC-China, el Plan de Cooperación 2015-2019 y las visitas oficiales chinas a la CEPAL y a países de la región son parte del reforzamiento del compromiso chino para fortalecer los lazos eco-nómicos y de cooperación. Un dato de contraste serían estos tres acuerdos comerciales preferentes con países latinoamericanos, frente a los 30 firmados con países africanos, los siete establecidos con países de Oriente Medio y los dos con pequeños países del Pacífico Sur.

Algunas implicaciones económicas y geopolíticas de la BRI

Las discusiones sobre el alcance financiero que podría tener la BRI son intensas. Dollar (2017) señala que las dos fuentes de flujos de capital relevantes para OBOR son la IED y los créditos oficiales. Pero habría que reconocer las limitaciones en el registro estadístico respecto de la IED originada en China, que en gran medida se dirige a Hong Kong, desde donde se mueve hacia paraísos fiscales o a alguno de los otros diez principales destinos de la IED: Islas Caimán, Islas Vírgenes, Estados Unidos, Singapur, Australia, Países Bajos, Reino Unido, Rusia, Canadá e Indonesia. De estos diez destinos, solo Rusia e Indonesia forman parte de OBOR.

La IED china tiene un comportamiento similar a la occidental en tanto es atraída por grandes mercados, acceso a tecnología e innovaciones, proveedores de materias primas y recursos naturales, principalmente en países desarrollados en los últimos años. Cierto es que en otras categorías China ha sido considerado como inversionista de riesgo (por ejemplo en exploraciones petroleras en Angola, República Democrática del Congo y República Bolivariana de Venezuela), que le aseguran provisión de recursos naturales.

Las mismas estimaciones de Dollar (2017) recuperan la cifra de 68 países de OBOR que han recibido el 12% de la IED china, en tanto que captaron el 17% de la IED mundial en los cuatro años anteriores. Esto confirmaría el patrón del inversionista chino como similar al de capitales provenientes desde otros países.

En resumen: el flujo de IED desde China es importante, y previsiblemente continuará manteniendo entre sus principales destinos los mismos de otros capitales en el mundo. Es decir, la BRI replica el patrón mundial de inversiones en el cual algunas inversiones realizadas en proyectos en países en desarrollo significan un aporte en infraestructura, al mismo tiempo que deudas por su financiamiento.

El área geográfica más conflictiva asociada a la visión de expansión china es el transporte por las rutas del Mar del Sur de China y los reclamos territoriales en esa zona. El transporte que cruza el canal de Suez desde el Mediterráneo y el abasto de petróleo desde la península Arábiga hacia China, Japón y Corea, así como el transporte por el océano Índico, cruzan en su ruta hacia el norte por el Estrecho de Malaca y por las vías cercanas a los territorios disputados entre varios países de la región asiática.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, su sigla en inglés) es reconocida por 167 países, a pesar de que se mantienen en distintas etapas de adhesión. Rehman (2017) sostiene que la ley marítima está siendo retada por varios países con reclamos históricos que reinterpretan los principios de navegación marina. China es uno de los países que han establecido su interpretación y desconocimiento de UNCLOS para asuntos que consideran materia de su soberanía e imponen sus leyes internas.

En los últimos años China ha construido instalaciones fijas civiles, de investigación y militares en islas del Mar del Sur de China, con delimitaciones que sustenta en la llamada “línea de nueve puntos”, que se refiere a la extensión de derechos desde sus costas, ignorando espacios compartidos con otros países por encima de otros demandantes, y prefiere negociaciones bilaterales que con un grupo de países.

La disputa China-Filipinas se presentó en 2012 con la denuncia filipina de la ocupación china del banco de arena Scarborough, argumentando que son elevaciones de rocas y no islas, que los reclamos históricos chinos en la “línea de 9 puntos” no se sostienen y que el control de la pesca viola los principios de UNCLOS. China respondió con los identificados “Cuatro no: no admisión, no participación, no aceptación y no implementación”. La resolución UNCLOS del año 2016 reconoció casi por completo el reclamo de Filipinas, en tanto los chinos anunciaron que aceptarían la declaración como algo más que “papel sin valor”.

Comentarios finales

Las tendencias de la IED en los últimos años confirman el nuevo papel de acreedor mundial de China, al colocar en el exterior un monto superior al que recibe en su economía. Las motivaciones económicas y comerciales detrás de estas inversiones comparten estrategias con capitales originados en otros países, así como la búsqueda de beneficios, aseguramiento de proveedores y ampliación de mercados.

La BRI es una estrategia que refuerza las intenciones de expansión global de la presencia china. Combina el desarrollo previo de instituciones regionales y multilaterales, los cuestionamientos al orden institucional internacional, el avance en las políticas de expansión del yuan como moneda de reserva de valor, así como variados acuerdos bilaterales y regionales de cooperación. Situar su conclusión en el año 2049 emite un mensaje de celebración exitosa de 100 años del establecimiento de la RPC. El impacto previsible en la geopolítica es relevante, en tanto que reforzaría la capacidad china de liderazgo regional y posiblemente mundial.

La infraestructura física que conectará con varios países en los continentes asiático, europeo y africano expandirá mercados y presencia china, y dará acceso a nuevos territorios económicos y rutas estratégicas. La propuesta central de construcción de infraestructura con proyectos de elevados recursos financieros y largos plazos de maduración resulta atractiva para muchos países que necesitan tales bases para propuestas futuras de desarrollo. Asimismo, la amplia red de acuerdos bilaterales y multilaterales establecidos por China confirma una visión expansiva capaz de dar cabida a distintas actividades de negocios, dejando de lado (pero intocables) los que China considera como principios fundacionales de su nación: su definición de soberanía y territorio.

Sin embargo, los riesgos que los proyectos involucran se han evidenciado por las elevadas deudas por el financiamiento obtenido, las condiciones adicionales a la operación de los proyectos y al aumento de endeudamiento público. Son variadas las críticas y diversas las posiciones de rechazo a la estrategia BRI y, en un sentido más amplio, dudas sobre la declaratoria de beneficios compartidos y criterios de mercado como compromisos explícitos de los proyectos.

Aun así, el Foro OBOR de 2017 mostró la capacidad de convocatoria de China en un año en que se acentuaron las tensiones comerciales e institucionales derivadas del proteccionismo estadounidense. También confirmó la habilidad china para asumir la perspectiva del libre comercio, la cooperación económica y la construcción de su liderazgo internacional, temas que resultan relevantes para la geopolítica mundial.

Referencias

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2Asociado al grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

3China National Offshore Oil Corp (CNOOC), China COSCO Shipping Corp, China Minmetals Corp y China State Construction Engineering Corp (CSCEC), (United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 33).

4Industrial y Commercial Bank, Construction Bank, Agricultural Bank, Bank of China, Bank of Communications, Merchant Bank, Shanghai Pudong Development Bank, Ping An Insurance, Life Insurance. UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p.34).

5Compradas por Anbang Insurance, Tianjin Tianhai Investment y Qingdao Haier. United Nations Conference on Trade and Development, 2017, p. 234).

6 Balázs (2017) reseña el origen de la oposición política en Sri Lanka y señala que el proyecto del Puerto Colombo significó una deuda con China por 8 mil millones de dólares y críticas por los derechos de tierra adicionales otorgados en la extensión del proyecto.

7En el Comunicado Conjunto de Líderes (Xinhua, 2017) se destaca la cooperación internacional de OBOR. Instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y CEPAL reconocieron la importancia de la estrategia y enfatizaron la cooperación necesaria para resolver los requerimientos de infraestructura establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable y otras iniciativas regionales. Los llamados a cumplir estándares internacionales y lograr el crecimiento económico en un contexto de paz mundial se citan en muchos párrafos, con mecanismos que destacan consultas, beneficios mutuos y operaciones de mercado.

8En los discursos en este foro no se mencionaron temas comerciales centrales para China como la posposición indefinida para recibir el reconocimiento de Economía de Mercado, que fue parte de los acuerdos de acceso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001. Al res-pecto China inició en diciembre de 2016 dos solicitudes para realizar consultas con la Unión Europea y Estados Unidos (como demandados principales a los que se adicionaron otros 17 países), que fue respondida en diciembre de 2017 por el Grupo Especial formado por el Órgano de Solución de Diferencias aceptando organizar las consultas y posponiendo resultados al segundo semestre de 2018. (Organización Mundial de Comercio 2017a, 2017b).

9Los acuerdos de construcción de infraestructura eléctrica, de transporte y turismo con Nepal se estima que serían equivalentes al 12% del producto interno bruto (PIB) de Nepal e incluyen construcción de infraestructura en territorio considerado chino pero localizado en zonas conflictivas como Tíbet (Park & Singh, 2017). Los proyectos en Uzbekistán son equivalentes al 25% del PIB, al 20% en Bangladesh, al 50% los de la línea ferroviaria en Laos y 20% de los proyectos en Paquistán (Roy, 2017).

10El grupo está formado por 16 países que a iniciativa de China establecieron objetivos para desarrollar proyectos de infraestructura, alta tecnología y protección ambiental. Los representantes de los países se reunieron por primera vez en Varsovia en 2012. Los miembros junto con China son: Albania, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia, Montenegro, Polonia, Rumania, Serbia, Eslovaquia y Eslovenia. (Cooperation between China and Central and Eastern European Countries, 2012).

11El 5 de agosto de 2017 se dio a conocer un acuerdo marco sobre la implementación de un código de conducta entre ASEAN y China que críticamente puede ser interpretado como una vía para ignorar las recomendaciones de organismos internacionales a China.

Recibido: 23 de Febrero de 2018; Aprobado: 12 de Julio de 2018

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