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México y la cuenca del pacífico

versión On-line ISSN 2007-5308

Méx.cuenca pac vol.4 no.10 Guadalajara ene./abr. 2015

 

Análisis

Análisis y perspectiva del Abenomics, la propuesta económica de Shinzo Abe

Analysis and perspective of Abenomics, the economic proposal of Shinzo Abe

Antonio Gil Fons1 

Alejandra Nieves Camacho2 

1 Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Profesor del Departamento de Estudios Internacionales. Guadalajara, Jalisco, México. Correo Electrónico: antoniogilfons@hotmail.com

2 Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad de Guadalajara. Correo electrónico: ale.rint@gmail.com


RESUMEN

El presente trabajo tiene como objetivo analizar la situación de la economía japonesa en la actualidad y las políticas de respuesta emprendidas por el primer ministro Shinzo Abe. Con este propósito, el artículo inicia con la apertura y proceso de industrialización de Japón a finales del siglo XIX y las reformas económicas y políticas desarrolladas a partir de la ocupación estadounidense. Éstas dieron comienzo a un proceso de transformación que sentó los cimientos para que el país del sol naciente se consolidara a nivel mundial como la tercera potencia económica en la segunda mitad del siglo XX. Posteriormente se expone cómo el milagro japonés fue interrumpido por la crisis del petróleo de 1973 y la apreciación del yen, dando lugar a una serie de reformas destinadas a la liberalización financiera, cuyos errores de diseño desembocaron en la burbuja financiera que estallaría en 1989. La subsiguiente crisis implicó severas consecuencias económicas y políticas que los gobiernos posteriores, uno tras otro, han buscado combatir sin éxito. En un contexto de estancamiento económico, de déficit fiscal crónico, de la mayor deuda pública del mundo industrializado y con un progresivo envejecimiento de su población, llega Shinzo Abe al poder en 2012 con la ambiciosa política económica analizada en este texto. Finalmente, se delinean los resultados alcanzados hasta el momento y se plantean una serie de dudas y perspectivas a tener en cuenta.

Palabras clave: Abenomics; política económica; reforma estructural y económica; crisis japonesa; desregulación

ABSTRACT

This work aims to analyze the status of current Japanese economy and the policy responses implemented by prime minister Shinzo Abe. With this purpose, the article starts with the opening and industrialization process of Japan at the end of 19th century, and with the economic and political reforms undertaken since the U. S. occupation. These reforms started a transformation process that laid out the foundation for the Land of the Rising Sun to consolidate as the world's third largest economy in the second half of the 20th century. Subsequently it is explained how the japanese miracle was interrupted by the 1973 oil crisis and the yen's appreciation, making room for a new series of reforms aimed to financial liberalization whose design miscalculation led to the financial bubble which would burst in 1989. The subsequent crisis involved harsh economic and political consequences that the following governments, one after another would try to battle with no success so far. In a context of economic stagnation, chronic fiscal deficit, having the largest public debt among the industrialized economies, and a progressive aging of population, Shinzo Abe comes to power in 2012, with the ambitious economic policy discussed in this text. Finally, the paper outlines the results achieved thus far, and sets out a series of questions and perspectives to be considered.

Keywords: Abenomics; economic policy; structural and economic reform; japanese crisis; deregulation

Introducción

Desde finales de la década de los ochenta, la economía japonesa está realizando una larga travesía por el desierto del crecimiento moderado y del estancamiento económico. La otrora segunda potencia económica mundial, y que ahora es la tercera por detrás de la República Popular China, no parece encontrar la adecuada senda del crecimiento sostenible pese a que sucesivos gobiernos lo han intentado. A finales de 2012, el nuevo primer ministro Shinzo Abe pasó a encabezar el gobierno nipón y a liderar los esfuerzos de la reactivación económica mediante ambiciosas políticas y planes de estimulación y crecimiento.

En un contexto donde Estados Unidos y la Unión Europea no están consiguiendo la recuperación esperada tras la crisis de 2008 y con incertidumbres planeando sobre la República Popular China, el desarrollo económico nipón se torna un elemento a tener en cuenta por sus efectos sobre la evolución de la economía mundial. Japón es la tercera economía del mundo con alrededor de 10% del PIB mundial, el décimo país más poblado y posee una de las rentas per cápita más altas -46,735 dólares en 2012-. Tales características vuelven pertinente el conocer más de cerca las circunstancias del estancamiento económico de Japón y exponer y analizar las medidas que se están adoptando para subsanarlo. Los componentes y características de dichas medidas, claramente contrastables con las adoptadas por otros gobiernos en crisis, agregan un valor añadido para el estudio.

Por todo ello, el objetivo en el presente trabajo es presentar al lector una exposición y análisis de la situación de la economía japonesa en la actualidad y de las políticas de respuesta emprendidas por el primer ministro Shinzo Abe, así como efectuar una evaluación de los resultados económicos parciales obtenidos hasta el momento. El texto resultante, y las conclusiones del mismo, son la suma de un arduo proceso de investigación, contrastación y análisis de la información proporcionada por fuentes diversas, como discursos y estadísticas oficiales, libros, artículos en prensa, opiniones de diversos economistas, etcétera.

En pro de la finalidad del artículo, se ha considerado adecuado comenzar con unos breves antecedentes históricos -tomando como punto de partida la apertura y proceso de industrialización de Japón a finales del siglo XIX- que permitan comprender mejor el desarrollo histórico de la economía japonesa y su configuración actual, consecuencia en gran medida de la burbuja financiera que estalló en 1989. Dicho viaje contextualizador se detiene en 2012 con la elección de Shinzo Abe como primer ministro. A partir de ese momento se exponen las medidas emprendidas por el Gobierno nipón, se delinean los resultados alcanzados hasta el momento y se plantean una serie de dudas y perspectivas a tener en cuenta. Finalmente, la conclusión procederá a cerrar el artículo pero no el debate sobre las políticas emprendidas por Shinzo Abe y el futuro de Japón.

Antecedentes históricos: del Japón feudal al sacrificio económico nipón

Cuando en 1854 la Convención de Kanagawa 3 inició la apertura de Japón al mundo, el panorama que encontraron las potencias occidentales distaba mucho de la idea que en la actualidad concebimos de Japón. Tras el establecimiento del sakoku, 4 en Japón habían pervivido las estructuras propias de un régimen feudal bajo la férrea mano del shogun, 5 gobernante efectivo del país, y la mirada benevolente del emperador, "invitado" a dedicarse a actividades filosóficas y artísticas alejadas de las complicaciones del poder. Como sociedad feudal, el principal poder económico era la posesión de la tierra y su explotación agrícola. Pocas noticias e innovaciones del exterior llegaban al Japón de los samuráis. Entre las pocas excepciones se encontraba el rangaku, 6 los conocimientos que los holandeses autorizados a comerciar en la bahía de Nagasaki compartían con los nativos.

Así, cuando Japón se abrió -o lo abrieron más bien- en 1854, las nuevas formas económicas, políticas y sociales propagadas por los occidentales supusieron un choque frente a las viejas estructuras tradicionales del shogunato. Pronto surgieron nuevos recelos y viejos odios hacia los extranjeros. La xenofobia se mezcló con la disputa por el poder y estalló la guerra entre los partidarios del shogun y aquellos que abogaban por restaurar el poder efectivo del emperador. 7 El resultado fue la denominada Guerra Boshin entre 1868 y 1869, de la que resultó la victoria del emperador Meiji. 8 Cabe destacar que, pese al desprecio que en parte de los dos bandos se profesaba hacia los extranjeros, ambos rivales recurrieron a las armas y asesoramiento occidental. 9 Y es que una idea se había consolidado en la mente de muchos japoneses: para vencer a los extranjeros, la única forma era hacerlo con sus propias armas. Es decir, había que modernizar las estructuras caducas para salvaguardar la soberanía japonesa frente a unos poderes occidentales que se expandían con facilidad.

Esta máxima guió la política nipona -tanto exterior como interior- en las siguientes décadas. Japón comenzó, en colaboración con las inversiones y transferencias tecnológicas occidentales y los programas de formación de técnicos nipones en Europa y Estados Unidos (Pelegrín y Jensana, 2011: 46), la modernización e industrialización del país.

Pronto la ambiciosa economía nipona requirió de recursos suficientes para proseguir con su crecimiento. Estas necesidades se combinaron con las ideas nacionalistas y llevaron a Japón a buscar su "esfera de coprosperidad", 10 lo que le precipitó a enfrentamientos bélicos con China (1894-1895) 11 y Rusia (1904-1905), 12 saldados ambos con victoria nipona. La realidad internacional del nuevo Japón como potencia de proyección internacional, en los planos político, militar y económico, fue confirmada por el Reino Unido mediante el tratado de alianza firmado en 1902. El resto de la historia resultará familiar: potencia vencedora en la Primera Guerra Mundial, expansión por Manchuria, guerra con China a partir de 1937, alianza con las fuerzas del Eje, ataque a Pearl Harbor, bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, etcétera.

La alocución que por radio dirigió a su pueblo el emperador Hirohito 13 el 15 de agosto de 1945, en la que afirmaba que "la situación de la guerra no se ha desarrollado necesariamente en provecho de Japón", era un eufemismo para referirse a la destrucción que asolaba a su país tras la confrontación bélica. Una nación devastada procedía a ser tutelada por la superpotencia, Estados Unidos.

Con la ocupación vinieron las reformas políticas y económicas. En el segundo ámbito, la abolición de los zaibatsu, 14 reformas laborales 15 y la reforma de la tierra cultivable 16 destacaron entre las primeras medidas adoptadas por los ocupantes. Sin embargo, Japón necesitaba de estrategias a largo plazo para salir de la acuciante situación en la que se encontraba, con una escasez extrema de artículos y una inflación de entre 100 y 200%. Frente a esto, el denominado Keisha Seisan Hoshiki o Plan de Producción Preferencial 17 y el Plan Dodge 18 de estabilización conformaron los cimientos que, junto al desarrollo tecnológico y las políticas gubernamentales, iban a ser la base del denominado "milagro japonés" de la segunda mitad del siglo XX (Pelegrín y Jensana, 2011: 56-58).

Los éxitos de la "política de targeting" durante los años cincuenta convirtió a Japón en un país competitivo que creció económicamente en la década siguiente a una media de 12% anual. 19 Sin embargo, este desarrollo económico que al mundo asombraba, se vio entorpecido comenzados los años setenta por una combinación de factores. A la conocida crisis internacional del petróleo de 1973, se le sumó una apreciación del yen japonés que restó competitividad a las industrias pesadas e intensivas en energía, que dadas sus debilidades estructurales, eran incapaces de adaptarse a las nuevas circunstancias. Disposiciones como la Ley de Medidas Temporales para la Estabilización de Industrias Especialmente Estancadas de 1978, se mostraron claramente insuficientes para la reestructuración y optimización de la cada vez más anquilosada industria japonesa (Nishijima, 2009: 8-11).

Por otra parte, en 1975 la economía real nipona presentaba un pronunciado incremento del déficit público y severos cambios en el saldo de la cuenta corriente. Esta combinación empujó al Gobierno japonés a emprender una serie de reformas destinadas a la liberalización de un sector financiero que precisaba tanto un cambio institucional como una desregulación. 20 El déficit presupuestario propició la apertura de mayores opciones de financiamiento -desarrollando los mercados de títulos de deuda-, mientras que los cambios en el saldo en la cuenta corriente -causantes de una volatilidad excesiva del tipo de cambio real- incentivaron la liberalización y el desarrollo del mercado de divisas. De acuerdo con Marchini (1998), las medidas implementadas se dividieron en dos grupos: aquel enfocado en la desreglamentación de la determinación de los rendimientos financieros a través de la emisión de nuevos instrumentos asociados a tasas libres, y otro dirigido a la desregulación de las operaciones permitidas a los intermediarios, disipando con ello la segmentación del sistema.

Si bien estas reformas tuvieron lugar desde mediados de los setenta, dada la cautela excesiva de su instrumentación, los efectos comenzarían a hacerse visibles a partir de los ochenta, favoreciendo la formación de la burbuja financiera e inmobiliaria de finales de la década. A este respecto, es importante mencionar que la implementación de las reformas financieras no estuvo precedida por una revisión de los mecanismos de supervisión y seguridad del sistema financiero, sino que ésta se dio en un segundo momento. Este error de diseño dio paso a un contexto de liberalización en el que convergieron altos niveles de especulación con una supervisión deficiente.

Sin embargo, el Gobierno nipón no pudo concentrar sus esfuerzos en lo que estaba ocurriendo, ya que la economía estadounidense demandaba auxilio internacional. Mientras que en la primera etapa de Reagan imperaba en los mercados una política de laissez-faire, los altos niveles alcanzados por el dólar durante febrero de 1985, junto al déficit comercial, hicieron necesaria una mayor intervención por parte del Estado para intentar equilibrar el desajuste de la cuenta corriente y frenar la apreciación del dólar. Es en estas condiciones en que el 22 de septiembre de 1985, James Baker, quien fuera el Secretario del Tesoro durante la administración de Reagan, convoca a los ministros de hacienda y a los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Francia, Japón y Reino Unido para firmar el Acuerdo Plaza. En éste se estipulaba la necesidad de depreciar el dólar a través de la apreciación del resto de las divisas y así ajustar los desequilibrios que aquejaban a las economías del G5.

En el caso particular de Japón -cuyo superávit en ese momento ascendía a 3.7% de su PIB- los compromisos asumidos en el acuerdo incluían: proporcionar un acceso completo a su mercado interno a los productos extranjeros, la liberalización de sus mercados de capital y del yen, un manejo flexible de su política monetaria con especial atención al tipo de cambio del yen y, finalmente, el estímulo de la demanda interna, que se conseguiría con la ampliación del crédito hipotecario y de consumo. Tras la firma del acuerdo, el yen se apreció nominalmente en 54%, con una apreciación real de 40%, lo que generaría, hacia finales de 1986, la desaceleración del sector manufacturero de exportación y de la inversión empresarial en 6%, además de una contracción del PIB de 3.7%. 21

La caída del dólar tras el Acuerdo Plaza incentivó al mercado japonés, respaldado en sus activos inflados, a adquirir propiedades y empresas en Estados Unidos. El avance de la marea japonesa encendió los ánimos nacionalistas estadounidenses que desembocaron en la adopción de medidas encaminadas a fortalecer nuevamente el dólar, objetivo que comenzaría a materializarse con la llegada de George H. W. Bush a la presidencia en 1989 (Uekusa, 1995a: 241).

A finales de 1986 Japón experimentó una etapa de rápido crecimiento conocida como la "expansión Heisei". Los factores que propiciaron esta recuperación fueron, en un inicio, la apreciación del yen, producto del Acuerdo Plaza, que atrajo la inversión en el sector de alta tecnología debido a la transformación de la estructura empresarial. Además, también contribuyeron la disminución de la tasa de interés -que bajaría de 5 a 2.5% en 1987- y la caída del precio internacional del petróleo. Por último, el Acuerdo Louvre de 1987 hizo que el Gobierno japonés se comprometiera a disminuir las exportaciones y a colocar su énfasis en la demanda interna y en la continuidad del proceso de liberalización de los mercados. 22 En consecuencia, el Ministerio de Finanzas adoptó una política fiscal expansiva pretendiendo reducir el superávit comercial al consolidar la demanda interna, pero lo que logró con esta acción fue redirigir las inversiones privadas de la producción a los bienes raíces y al mercado de acciones.

El periodo Endaka 23 y los tipos de interés por los suelos, trajeron consigo un auge en los mercados de acciones y de los bienes inmuebles. Los precios de ambos comenzaron a dispararse mantenidos por la ilusión de que los activos seguirían revalorizándose y por la posibilidad de acceder fácilmente al crédito. Las acciones compradas por los especuladores servían a su vez como garantías de préstamos para comprar propiedades, que podían usarse como préstamos para la adquisición de más acciones. La escalada de precios de los activos amplió las posibilidades de financiamiento de las compañías, las cuales disminuyeron su dependencia de los préstamos bancarios incluso cuando se manejaba el doble del nivel de inversión respecto al periodo anterior (Lincoln y Gerlanch, 2004: 266). Los lazos tradicionales entre banca y corporaciones se debilitaron. Los keiretsu parecían ceder ante el aumento de financiamiento de capital.

Durante este repunte de su economía, Japón se erigió como la primera nación acreedora del mundo y Tokio se convirtió en el mercado internacional financiero más grande. Su envergadura era tal, que algunos como Gao (2001) afirmaban que el precio del terreno del Palacio Imperial de Tokio valía más que el del estado de California completo.

Japón no tomó las medidas oportunas para restringir la política monetaria y así frenar la expansión de la demanda interna y disminuir el superávit externo que se había generado por la depreciación del yen. Los estímulos macroeconómicos echados a andar habían llegado muy lejos. Sin embargo, este retraso en contrarrestar la burbuja que se estaba formando no puede sólo atribuírsele a la lenta reacción del Banco de Japón (BoJ), 24 ya que las presiones internacionales ejercieron también un papel importante.

A inicios de 1987 Estados Unidos incrementó en un punto porcentual su tipo de descuento y, justo cuando Japón pretendió hacer lo propio, los acontecimientos del "lunes negro" frustrarían su intento. El desplome de 22.6% del índice Dow Jones arrastraría consigo al resto de los grandes mercados, principalmente los de Tokio, Frankfurt, París, Londres y Hong Kong. La respuesta de Estados Unidos consistiría en una inyección de dinero al sistema, una reducción de la tasa de interés y en la petición a las economías industrializadas de seguir su ejemplo y así fortalecer el dólar.

Luego de este golpe, Japón esperaría hasta mayo de 1989 -cuando aumentó en cuatro ocasiones consecutivas su tasa de interés hasta llegar a 5%, el nivel que tenía en 1985- para por fin restringir su política monetaria. Esta demora se atribuye al hecho de que Japón ostentaba un gran superávit en su cuenta corriente y, en consecuencia, asumía el papel de proveedor de capital a nivel mundial, presumiendo que un aumento en su tasa de interés provocaría severas consecuencias en los países deficitarios como Estados Unidos. Así, como afirma Kazuhide Uekusa, nuevamente Japón actuaba con base en la idea de ser el "ancla" de la economía mundial. La asunción de este rol, que se sustentaba principalmente en consideraciones externas, permitió que el crédito continuara su expansión, colaborando a la formación de la burbuja económica.

A finales de 1989 el índice Nikkei alcanzó el nivel más alto de su historia con 38,915 puntos, sólo para hacer más aparatosa la caída de octubre de 1990, cuando se desplomó hasta los 20,221 puntos. La ilusión de la revalorización infinita de los activos se había roto. El estallido de la burbuja desencadenó los problemas del sector bancario. La caída de los precios de los bienes raíces disminuyó la calidad de las carteras de préstamo y aumentaron los impagos provenientes de los créditos de las inversiones de la época de la burbuja. Así, las calificaciones crediticias cayeron de rango y sus reservas de capital eran insuficientes para cumplir con los estándares requeridos por el Banco de Pagos Internacionales.

En estas circunstancias, las instituciones bancarias comenzaron a vigilar de cerca a sus empresas prestatarias, volviéndose más selectivas y reduciendo los préstamos a las firmas que se encontraban en aprietos quienes, en otro tiempo, hubieran esperado ser rescatadas por sus respectivos bancos. La reducción del crédito deterioró las fuentes de financiamiento de las empresas mientras, que el impacto a los consumidores individuales se vio reflejado en el debilitamiento de la demanda doméstica a causa de la disminución del nivel de confianza del consumidor. Para los inversores resultaba preferible mantener la liquidez y aplazar su inversión, pues no creían posible que una tasa ubicada en 1% bajara más y les permitiera obtener ganancias e, incluso, si la tasa se ajustaba al alza, podrían incurrir en pérdidas. Esta desconfianza elevó la prima de riesgo por lo que los inversores sólo suministrarían liquidez a cambio de intereses elevados, agravando aún más el estancamiento de la economía japonesa.

Los daños sufridos por la explosión de la burbuja dejaron como consecuencia, de acuerdo con Nobuhiko Shima (1995), un kūdōka 25 en el sistema financiero que comenzó a profundizarse hacia 1991. Las expectativas de ganancias cayeron y subieron los precios, así como los impuestos sobre las transacciones y los márgenes de comisiones negociados en la bolsa tokiota. Semejante combinación terminó por expulsar la compra-venta de acciones japonesas a mercados más flexibles en Occidente y Asia.

El BoJ, buscando equilibrar la relación entre flujos de ingresos y precios de activos cuando éstos alcanzaron niveles sin precedentes, incentivó la disminución del precio de los valores y del suelo, prolongando el endurecimiento de la política monetaria, lo que condujo a una fuerte caída de la tasa de crecimiento, que pasó de 5.5% en 1990 a 3.3% en 1991 y a 0.8% en 1992. La caída afectó por igual dividendos, rentas, precios de suelo y valores. Pese a estos resultados, la restricción monetaria siguió en pie.

Los problemas de Japón se agravaron cuando el Gobierno, a inicios de 1992, se resistía a reconocer que el archipiélago se encontraba en recesión y, por lo tanto, no se aplicaban más que paliativos a una economía que se sumergía en la más honda de sus simas. Dichas medidas no se tomarían hasta que las estrepitosas caídas de la Bolsa -de 39,000 puntos en 1989 a 20,000 en marzo de 1992 y a 15,000 en agosto- pusieron de manifiesto el mal estado de las finanzas niponas. Se respondería con un paquete de 10.7 billones de yenes -unos 97,000 millones de dólares- 26 para aliviar la situación, los cuales se distribuirían principalmente a obras públicas y, en menor medida, a la Banca de Desarrollo de Japón y a préstamos para la pequeña y mediana empresa, pero con esta medida sólo se logró postergar la hecatombe.

La aparente recuperación fue socavada a finales del año, iniciando un decaimiento que se prolongaría hasta febrero de 1994 cuando el Gobierno decide echar a andar un paquete de medidas fiscales que reactivaría la recuperación pero no por mucho tiempo, pues la economía japonesa volvería a desacelerar en el último trimestre del mismo año (Uekusa, 1995a: 250). La reacción del BoJ fue sorpresiva pues, en lugar de incentivar la inversión disminuyendo los tipos, los incrementó y, para completar el panorama apocalíptico a inicios del siguiente año, el país sería azotado por el terremoto de Kobe, seguido de una última revalorización del yen.

De acuerdo con Gao (2001), la causa del estancamiento de la economía japonesa no es que ésta no se haya reformado, sino que las reformas de los noventa destruyeron los mecanismos tradicionales de crecimiento económico, mientras que los nuevos aún se encontraban estableciéndose y reconfigurándose con los componentes restantes del viejo sistema. Además, arguye que la liberalización financiera hizo más grande el boom económico y la crisis más profunda, pues al ingresar más capital durante la expansión, también huye más capital durante la recesión.

En el plano político, el estallido de la burbuja y la crisis subsiguiente, unida a diversos casos de corrupción 27 o de otra índole, 28 acabó con cinco gobiernos del Partido Liberal Democrático (PLD) y con 45 años de monopolio del poder por parte de esta formación. En agosto de 1993 los otrora opositores conformaron una coalición de ocho partidos para expulsar al PLD del poder. Tampoco la oposición pareció encontrar solución a los problemas de Japón y tres primeros ministros cayeron en el intento. En enero de 1996 el PLD retornaba al poder con un gobierno encabezado por Hashimoto. Pero ni el nuevo primer ministro ni sus sucesores pudieron sacar a Japón del agujero en el que había caído. Y cuando intentaron hacer reformas de envergadura para paliar la crisis y reactivar la competitividad de Japón, los diferentes gobiernos terminaron rindiéndose y dimitiendo. Así, entre 1996 y 2009 Japón llegó a tener hasta seis primeros ministros del PLD con una duración media de entre uno y dos años, salvo la rara excepción de Koizumi. 29 Ninguno de ellos tuvo la fuerza o los instrumentos precisos para hacer frente al desafío planteado al país.

Ante el pobre índice de acierto de los sustitutos de Koizumi, 30 las elecciones de agosto de 2009 a la Cámara de Representantes 31 de la Dieta otorgaron un gran triunfo al opositor Partido Democrático (PD). Las promesas electorales del nuevo primer ministro Hatoyama chocaron con la realidad del país. La situación requería de medidas impopulares que conllevaban riesgos. Y si la situación ya era lo suficientemente preocupante, el terremoto, y el tsunami posterior de 2011 no ayudaron al Gobierno y sí pusieron en evidencia su desastrosa gestión ante la emergencia. Así, tres gobiernos se sucedieron sin éxito hasta las elecciones de diciembre de 2012, cuando, como era de prever, el PD fue castigado severamente 32 por un electorado japonés hastiado de la ineficiencia, indecisiones e incoherencias de sus políticos. El PLD, encabezado ahora por Shinzo Abe, 33 obtenía un triunfo arrollador sobre sus rivales al obtener 294 diputados que, junto a los 31 obtenidos por sus tradicionales aliados de Nuevo Komeito, arrojaba una mayoría gubernamental de 325 diputados sobre un total de 480. 34

Gráfica 1 Cambios porcentuales en el producto interno bruto (PIB) e inflación de Japón entre 1980 y 2012 

Las tres flechas del arquero Abe

Era un mensaje claro el que estaba enviando el pueblo japonés. Era un SOS en toda regla ante una crisis que se había iniciado 23 años antes y que amenazaba, en algún momento del futuro cercano, con enviar a Japón a los abismos. Una economía estancada, un déficit fiscal crónico, la deuda pública en aumento, el lastre de la deflación, 35 los altos gastos de pensiones ante el progresivo envejecimiento de la población, etc., eran y son elementos que conllevan acciones duras y radicales. Y para ser el ejecutor de las mismas, los japoneses apostaron por Shinzo Abe.

No les defraudó y, tras su investidura como primer ministro el 26 de diciembre de 2012, Abe comenzó a desarrollar su plan de reactivación económica. Es bien sabido por todos, gobiernos anteriores incluidos, que Japón no necesita sólo unos "retoques" en la política fiscal para salir de la crisis, parches temporales que, hasta el momento, se han mostrado ineficaces. La recuperación nipona pasa por la ejecución de una serie de reformas estructurales que conllevarán sacrificios al pueblo japonés. Shinzo Abe es conocedor de esto y ha decidido triunfar donde otros han fracasado. Así, en la presentación de sus propuestas al gran público, aficionados como son los japoneses a los mitos y leyendas, Abe se inspiró en una parábola vinculada al daimyo 36 Motonari Mori. Se dice que un día Motonari Mori juntó a sus tres hijos y les dio una flecha para que la rompieran. Cuando lo hubieron hecho, a cada hijo le entregó tres flechas unidas y les hizo la misma petición. Ninguno de los tres hijos pudo quebrarlas. La lección que queda es que tres flechas solas son fáciles de romper pero tres flechas juntas no. 37 Es decir, si bien el Gobierno podía modificar la política fiscal -primera flecha- y monetaria -segunda flecha- para combatir la crisis, 38 era necesaria una reforma estructural - tercera flecha- para poder asegurar el desarrollo económico de Japón en el siglo XXI. La crisis no podría romper la acción conjunta de las tres flechas.

A principios de enero de 2013 Abe tomó la primera flecha de su carcaj, 39 la colocó, tensó el arco firmemente, apuntó y disparó un paquete de estímulos por valor total de 20.2 billones de yenes -226,500 millones de dólares-. El objetivo: aumentar el crecimiento económico en 2% y crear 600,000 puestos de trabajo. La flecha se debió quedar corta porque, en diciembre de 2013, el Gobierno japonés aprobó un nuevo plan de estímulos por valor de 18.6 billones de yenes -182,000 millones de dólares- con la finalidad de aumentar en un punto porcentual el crecimiento económico y crear 250,000 nuevos empleos. Eso sí, si descontamos el dinero correspondiente al pago de los gastos de los gobiernos locales y de los créditos de los prestamistas, ambos estímulos supusieron un total aproximado de 15.8 billones de yenes -154,000 millones de dólares- destinados a obras públicas, incentivos para la inversión y ayuda financiera para la pequeña y mediana empresa.

Los retos a los que se enfrenta Abe son muchos, pero de momento no está solo en este desafío. Además del apoyo "incondicional" 40 de la coalición gubernamental, el primer ministro nipón ha contado con la colaboración indispensable del Banco de Japón (BoJ), institución hasta el momento independiente a los avatares o ambiciones de los sucesivos gobiernos japoneses. Sin embargo, el 22 de enero de 2013 el BoJ confirmó que aplicaría una política monetaria más agresiva con el objetivo de combatir la deflación crónica que azota a la economía nipona. Con la designación del nuevo gobernador Kuroda el 20 de marzo de 2013, 41 el BoJ hacía suyos los planes del Gobierno y se marcaba el ambicioso objetivo de lograr una inflación estable de 2% antes de dos años.

Fue el propio Kuroda quien "disparó" la segunda flecha del Abenomics 42 cuando, el 4 de abril de 2013, anunció que el BoJ se dedicaría a la inyección masiva de grandes cantidades de dinero a la economía mediante la compra periódica de activos, principalmente bonos del Estado japonés. 43 Así, el BoJ guardaba en el cajón el instrumento de unos tipos de interés ya próximos a cero y sacaba a escena la herramienta de la flexibilización cuantitativa en la política monetaria. Su apuesta: duplicar la base monetaria 44 del país que, si todo va según lo previsto, pasará de los 138 billones de yenes -1.3 billones de dólares- de 2012 a 270 billones -2.6 billones de dólares- a finales de 2014.

La arriesgada política del BoJ busca tres objetivos. El primero, mencionado anteriormente, es lograr una inflación estable de 2% frente a la deflación que viene sufriendo Japón. Por otra parte, se piensa que si se alcanza el objetivo inflacionario, al estar los tipos de interés nominales cercanos a cero, implicaría que los tipos reales pasasen a ser negativos, abaratándose con ello el acceso al crédito por parte de la inversión privada. Finalmente, al aumentar la oferta de yenes en circulación, la cotización de dicha moneda bajará frente a otras divisas, facilitando con ello las exportaciones niponas al abaratarse sus productos. Así, el BoJ respondía ambiciosamente a los requerimientos del Gobierno para contribuir a esta segunda flecha.

Y, como no hay dos sino tres, el primer ministro Shinzo Abe anunció el 5 de junio de 2013 la que sería su tercera flecha. El proyectil, que tiene que impactar de lleno en la anquilosada estructura económica japonesa, se antoja como el más complejo y difícil de ejecutar, tumba de varios gobiernos anteriores. El propio discurso de Abe ya anunciaba la gran problemática de la reforma estructural. Frente a medidas concretas de las dos primeras flechas, Abe habló del objetivo general de rejuvenecer la economía nipona con reformas que buscarían incorporar a más mujeres al mundo laboral, 45 fomentar la inversión de los beneficios de las empresas y promover la innovación industrial. También se anunció la intención de crear "zonas económicas estratégicas" que permitan al sector privado operar infraestructuras como aeropuertos, sin que se dieran más detalles al respecto. También anunció su intención de desregular los sectores de energía, salud e infraestructura y duplicar la inversión extranjera a 357,000 millones de dólares para 2020. Por último, el primer ministro hizo un guiño a los contribuyentes asegurando que, si el Gobierno logra su objetivo de 2% de inflación, se compromete a subir los ingresos de los japoneses en 3% anual para que no pierdan poder adquisitivo. En resumen, frente a las medidas concretas dispuestas en las dos primeras flechas, Abe recuperó el discurso ambiguo propio de ineficaces gobiernos anteriores para abordar la siempre difícil cuestión de la reestructuración de la economía y administración japonesa. 46

Esta ambigüedad provocó la decepción de los mercados -quienes esperaban el anuncio de medidas tajantes que dieran fin al rezago de la economía japonesa- y ocasionó el desplome del índice bursátil Nikkei, cerrando esa jornada con una caída de 3.83%. 47 Abe tardaría un año en volver a intentarlo. No es de sorprender el tiempo que le tomó al primer ministro nipón volver a preparar la flecha, siendo ésta la más difícil de implementar dentro del conjunto que integra el Abenomics. Pero los mercados no perdonan y la espera colaboraría a explicar el bajo desempeño que tuvo el Nikkei durante la primera mitad de 2014.

Hasta finales de junio de 2014 no se detallaron más específicamente algunos componentes del proyectil. En ese mes se filtró a los medios de comunicación un plan preliminar de 60 páginas de lo que constituirían las reformas estructurales de la tercera flecha. Los mercados aguardaban especialmente por el anuncio de la reforma fiscal empresarial, que beneficiaría tanto a las firmas como a sus acciones, y el anuncio de la reforma del Fondo de Pensiones Gubernamental. Respecto a esta última, se pretende que el primer ministro asigne hasta 200 mil millones de dólares del fondo de pensiones a la compra de acciones y bonos extranjeros. Según los estimados, con este cambio a su fórmula de inversión -alrededor de 60% de sus inversiones actuales se dirigen a bonos locales de baja rentabilidad-, la divisa nipona podría depreciarse hasta 108 yenes por dólar al cierre del año (Bloomberg, en The Japan Times, 2014). La intención detrás de esta asignación es usar el fondo de pensiones para realizar inversiones de mayor riesgo y que esto genere un efecto dominó de confianza que incentive a otras instituciones a mover su dinero de los bonos del Gobierno japonés y lo invierta en activos que generen mayores intereses.

Finalmente el 23 de junio Abe volvería a levantar el arco, lo tensaría y dejaría volar una nueva tercera flecha. El primer ministro dio a conocer el paquete conformado por 230 propuestas con las que pretende alcanzar el Seisha Seichu 48 de su política económica: crecer al menos a una tasa de 2% anual del PIB. Para la elaboración de su estrategia, Shinzo Abe se reunió con comités de reforma dentro de su mismo partido, principalmente con el Economic Revitalization Headquarters 49 y con el Consejo de Competitividad Industrial. Entidades encargadas de reunir las opiniones de expertos en diversos campos, incluyendo economistas, representantes del sector privado, entre otros defensores de la reforma.

En la tercera flecha, con el fin de promover la inversión y el crecimiento, se incluye la tan anhelada y exigida reforma fiscal, que consistirá en realizar importantes recortes por etapas al impuesto corporativo, situado casi en 36% -uno de los más altos del mundo-, para ubicarlo por debajo de 30%. La incógnita es que no se ha especificado cómo se procederá para alcanzar tal objetivo ni cómo se restaurará el vacío tributario que genere. Se enunció que los recortes se realizarán de manera gradual, iniciando el próximo año fiscal, a lo largo de un periodo de cinco años. Dentro del paquete se incluye una promesa de reforma del Fondo de Pensiones Gubernamental, el más grande del mundo con un total de 1.26 billones de dólares, para poder invertir mayor cantidad de activos en la bolsa y, con el retorno, financiar infraestructuras. Se espera que con esta reforma, aunada a los recortes del impuesto corporativo, se fortalezcan las firmas japonesas. Conviene señalar que entre las empresas niponas existen grandes corporativos que poseen importantes ahorros financieros. De hecho, ante la caída del ahorro de las familias, la deuda pública ha venido nutriéndose de este ahorro empresarial, limitando así las políticas de reinversión de los beneficios (Feldstein, 2010). Como ejemplo de ello, actualmente 30% del total del mercado de valores japonés pertenece a manos extranjeras, una cifra bastante lejana del 4% de 1989 26).

Las reformas vinculadas al mercado laboral eran una asignatura indispensable dentro de la propuesta, dada la situación demográfica de Japón. Según estimaciones del FMI, se prevé que la población activa, que alcanzó su máximo en 1995 con 87 millones, para el año 2050 caiga a 55 millones, número equiparable al que tenía el país al final de la Segunda Guerra Mundial (Steinberg, 2012). En este sentido, se apunta a una mayor integración de la mujer a la fuerza laboral 50 y a una mayor flexibilidad de los trabajadores, de manera que los salarios vayan en sintonía más con el desempeño que con la antigüedad o las horas trabajadas. Se prevé, además, el incremento en el uso de la robótica para incrementar la productividad. En cuanto a los inmigrantes, se anunció la flexibilización de las rígidas políticas para trabajadores extranjeros, una medida necesaria ya que el número de inmigrantes ilegales va en aumento y su destino son los trabajos de baja calidad y mal remunerados en el sector de la subcontratación que cumplen con las "3-K", Kitanai, sucios; Kitsui, duros; y Kiken, peligrosos (Almazán y Barlés, 2010: 148).

Otro de los tópicos principales de las reformas estructurales del Abenomics es el aumento de las negociaciones para generar alianzas económicas estratégicas. Bajo este panorama, emerge la decisión de ingresar al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés), anunciada durante marzo de 2013. Sin embargo, esta acción deberá esperar para concretarse, dadas las diferencias con Estados Unidos, particularmente porque Japón pretende mantener el arancel en productos como el trigo, el arroz, la carne y el azúcar, en un intento de proteger a un sector vulnerable y deficitario pero con gran influencia política. Cambios o liberalizaciones en estos rubros implicarían un fuerte costo político para Abe ante las deficientes pero todopoderosas cooperativas. No obstante, en la propuesta del primer ministro, si bien no se trata en profundidad, sí se hace referencia a la apertura comercial que permita integrar al sector agrícola a la disciplina de competencia extranjera.

De manera somera, se menciona el tema de la liberalización del sector salud y el energético así como la iniciativa de la nueva ley de casinos que fomente el turismo nacional, y en la cual ya tienen interés grandes compañías del ramo como la MGM Resorts International y Las Vegas Sands Corp, especialmente luego de que se dio a conocer que Tokio ha sido seleccionada como la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2020. A esto hay que agregar la intención anteriormente anunciada de una reforma urbana que consistiría en la transformación de los principales centros urbanos nipones -Kansai, Tokio, las islas de Okinawa y las ciudades de Yabu, Fukuoka y Niggata- en "zonas especiales estratégicas nacionales". Se proyecta que las llamadas tokku, en japonés, serán el terreno donde comiencen a aplicarse las reformas estructurales, por lo que gozarán de desregulación en determinados sectores económicos y una burocracia laxa con el afán de convertirlas en importantes centros internacionales de negocios que capten la inversión y, posteriormente, sirvan como modelo para el resto de las ciudades japonesas.

Según el consejero económico de Abe, Koichi Hamada (2013), los efectos de las primeras dos flechas alcanzarán su límite cuando eleven el crecimiento real por encima del crecimiento potencial. Cuando esto suceda, la expansión económica no generará aumentos significativos en el PIB ni en los niveles de empleo. De ello deriva la importancia de la tercera flecha, pues mientras que la primera y segunda apuntan a la transformación del patrón de crecimiento actual, ésta tiene como blanco aumentar el potencial de crecimiento económico, asumiendo la utilización óptima del total de recursos y tecnologías disponibles.

Diversos expertos han afirmado que las medidas van en la dirección correcta aunque aún falta ver cómo se aplican. Kenji Yumoto 51 afirmó que, "incluso después del anuncio de la estrategia de crecimiento del Gobierno, varias leyes deben ser promulgadas y tomará tiempo para que las empresas comiencen a actuar". Dicho experto calcula que pasarán de 10 a 20 años antes de que se eleve la tasa de crecimiento potencial y que alcanzar el 2% de crecimiento anual que pretende el Gobierno va a ser muy difícil (Kajimoto y White, 2014).

Hay una gran divergencia en cuanto a los objetivos a los que debe apuntar la tercera flecha y su fuerza de impacto. En general, hay propuestas de todo tipo, aunque una mayoría de economistas vinculados a determinadas escuelas hablan de la imperiosa necesidad de una desregulación del funcionamiento de la economía nipona, de la privatización de las empresas estatales, de flexibilización laboral y de la imprescindible reforma en profundidad de las pensiones, todos ellos temas sumamente polémicos. Sin embargo, frente a la desregulación necesaria de la que se suele hablar, economistas como Joseph Stiglitz (2013), premio Nobel de Economía, antepone el término de "regulación correcta". Para él, Japón caería en un error si retrocede en legislación sanitaria o ambiental. Afirma que es necesario el papel del Gobierno para garantizar una competencia más efectiva, aunque reconoce la necesidad de reformas en las prácticas de contratación, 52 en el sector servicios para el aumento de su productividad o en la legislación laboral para facilitar la incorporación de la mujer así como facilitar la inversión en innovación. Así, como suele ocurrir ante un problema económico, diversas propuestas aparecen como la posible solución.

Análisis de los resultados de Abenomics

Tras dos flechas lanzadas, y una a la espera de impactar, es difícil, en tan corto espacio de tiempo, valorar adecuadamente si las medidas adoptadas por el primer ministro Abe supondrán la solución a los males crónicos de Japón. Sin embargo, exponemos a continuación algunos datos interesantes que, al mismo tiempo, han sido aplaudidos por unos y cuestionados por otros.

En lo que respecta al problema de la deflación, en abril de 2014 Japón logró que el IPC subiera hasta 3.2% en tasa interanual, la más alta desde 1991. El BoJ afirmó que se producían los "efectos deseados" a su política monetaria y que estaba dispuesto a tomar nuevas medidas para consolidar la inflación. Sin embargo, diversos analistas comenzaron a matizar el éxito obtenido por el Gobierno nipón. Para calificar de "éxito" la tasa interanual de 3.2%, hay que tener en cuenta que el 1 de abril el impuesto sobre el consumo subió de 5 a 8%, 53 incrementando en consecuencia, y de forma obligada, los precios. El otro matiz que se expone para cuestionar el éxito de Abenomics es que la inflación viene producida principalmente por el aumento del precio de las importaciones de energía 54 y de alimentos. Es decir, el incremento de los precios no vendría como consecuencia de cambios internos del país sino, más bien, derivado de un alza en los precios internacionales. Así, el IPC subyacente, que excluye a los alimentos y a la energía, estableció un incremento en la tasa interanual para abril de 2.3%. 55

El crecimiento inflacionario no puede basarse en estos elementos, ya que además de la volatilidad de los mercados internacionales, hay que tener en cuenta que la particular situación energética que vive Japón tras la paralización de sus centrales nucleares, le está obligando a una importación anormal de hidrocarburos que no tiene por qué continuar una vez se restablezca una adecuada política energética. 56 Por último, y bastante grave, si la inflación no aumenta con base en la subida de los salarios y un mayor consumo interno, que supone 60% del PIB del país, se estaría cercenando la renta disponible y el poder de compra de los japoneses, 57 cayendo los salarios reales de Japón a su nivel más bajo en los últimos 20 años (Lacalle, 2014). De esta forma, si bien parecía que se había logrado romper con la dinámica deflacionaria, el espectacular incremento de 3.2% en la tasa interanual de abril no sería tal si se eliminaran las influyentes y caras importaciones energéticas o si no se hubiera subido el IVA. Con base en esto, Japón quedaría lejos aún del objetivo del 2% de inflación anual y, en cualquier caso, ésta se asentaría sobre unas bases equivocadas que estarían limitando progresivamente el poder adquisitivo de los japoneses, con todos los riesgos que ello comporta.

Las dudas en torno a un posible frenazo al consumo en los meses siguientes 58 y, en consecuencia, una vuelta a la deflación en el mediano plazo, se han visto confirmadas parcialmente. Los últimos datos relativos al tercer trimestre de 2014 indican que el consumo interno creció un escaso 0.4%, mientras que la inversión de las empresas y del sector inmobiliario bajó en 0.2 y 6.7%, respectivamente. De momento la inflación subyacente, incluyendo los hidrocarburos 59 y excluyendo los alimentos frescos, alcanzó 3.1% en agosto respecto al año anterior, un poco menos de la estimación promedio de 3.2% que se esperaba. Lo grave es que, según el BoJ, si restáramos el efecto de la subida del IVA a la inflación de agosto, ésta sería de 1.1%, lejos del objetivo de 2%.

En cuanto a la creación de empleo, Japón logró en mayo de 2014, en cuanto a tasa de desempleo, el mejor dato desde 1997 con la envidiable cifra de 3.5%, el mayor nivel de disponibilidad de empleos desde 1992. Habrá que ver el comportamiento del mercado laboral japonés ante la pronosticada contracción económica del segundo trimestre (Kihara y White, 2014). Eso sí, es justo señalar que Japón parte de unas condiciones particulares. Desde 2007 la población japonesa ha venido descendiendo paulatinamente. Sólo en 2013 el país registró una disminución de 244 mil personas, caída record desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El último censo oficial de marzo de 2013 situaba a la población japonesa en 126'393,679 personas. 60 A este descenso se suma el envejecimiento progresivo de la ciudadanía ante una reducción constante de la tasa de natalidad, 61 disminuyendo, en consecuencia, la fuerza de trabajo disponible y aumentando, por tanto, la disponibilidad de empleo. Sin embargo, el aspecto negativo de estas particularidades son los desequilibrios en la financiación de las pensiones. En 1955 había una persona de más de 65 años por cada 11.5 trabajadores, mientras que en 2010 el ratio era de una por cada 2.8. 62 De hecho, Marcel Thieliant, de Capital Economics, afirma que la tercera flecha difícilmente impulsará el crecimiento ya que "no aborda la contracción de la fuerza laboral de manera adecuada, la cual es el principal factor que está frenando la economía" (Pérez Barros, 2014).

En lo que respecta a la balanza comercial, la devaluación del yen 63 y las necesidades energéticas del país provocaron un encarecimiento de las importaciones e hicieron que, en 2013, se registrara un déficit comercial de 112,406 millones de dólares, cifra récord desde 1979. 64 Además, la situación tiene el agravante de ser el tercer año consecutivo de déficit para la otrora superavitaria balanza comercial nipona.

En cuanto al crecimiento económico, en el primer trimestre de 2014 Japón registró su mejor dato en dos años al expandirse en 1.6% respecto al trimestre anterior. Sin embargo, hay que tener en cuenta que veníamos de dos últimos trimestres de 2013 con datos decepcionantes de crecimiento de 0.5 y 0.2% 65 y que el previsto incremento del IVA para el 1 de abril catapultó el consumo. De hecho, desde el verano se avecinaba tormenta ante una posible contracción en el horizonte inmediato y los peores presagios se cumplieron. En el segundo y tercer trimestre de 2014 el PIB experimentó una caída de 1.9 y 0.4%, respectivamente, convirtiéndose en la cuarta recesión 66 nipona desde 2008. Así, retomando lo dicho por Yumoto, se antoja muy difícil que el Gobierno logre el objetivo de 2% de crecimiento económico. Ante estos malos datos, y en un intento de evitar una contracción mayor de la economía, Abe no dudó en aplazar hasta 2017 el segundo incremento del IVA -que preveía un aumento de 8 a 10% para 2015- pese al riesgo que ello supone para el futuro saneamiento financiero. 67

No hay que olvidar, finalmente, que el Abenomics está operando a costa de unas finanzas públicas ya de por sí muy castigadas. En marzo de 2014 la Dieta aprobó, para el periodo de abril de 2014 a marzo de 2015, un presupuesto récord de 95,882 billones de yenes -936,000 millones de dólares-, de los que 43% se financiará a cargo de la deuda pública, recurso que viene siendo habitual desde hace años para cuadrar las cuentas por parte del Gobierno. De esta manera, no es de extrañar que la deuda pública nipona sobrepasara 245% de su PIB en 2013 y que, al pago de dichos créditos, el Gobierno japonés destina 24.3% de su presupuesto actual 68 (Tetsuji, 2014). Según la previsión del primer ministro Abe, aún pasarán algunos ejercicios económicos hasta que los datos del déficit fiscal crónico o la deuda pública mejoren.

Al analizar la política económica desarrollada por el primer ministro Abe, no hemos podido evitar el surgimiento de algunas dudas respecto al éxito de su proyecto:

  1. La tercera flecha, aquella que debe impactar de lleno en la anquilosada estructura económica japonesa, consta de 230 propuestas, un número muy amplio y que, al mismo tiempo, no dejan de ser eso mismo: propuestas. Su aplicación sigue siendo una incógnita, y el abarcar demasiados aspectos puede minimizar los logros que se obtendrían con una acción más concentrada en elementos clave.

  2. Se desconoce si los efectos de las dos primeras flechas -fiscal y monetaria- aguantarán hasta que la tercera tome forma y si, como era su objetivo inicial, se fortalecerán mutuamente.

  3. No parece haber una política clara y ambiciosa para abordar la contracción laboral y demográfica que padece Japón. Propuestas espectaculares como conceder tres años de permiso de maternidad a las mujeres se han quedado en el cajón ante la presión de los empresarios, y otras más modestas se han perdido por el camino.

  4. No se han definido los planes de reestructuración del sector público. Además, hasta en las mejores circunstancias cualquier reforma estructural será un proceso complejo y dificultoso que contará con la oposición de los sindicatos.

  5. Falta profundidad en los procesos de desregulación para desterrar viejas prácticas y en la liberalización de ciertos sectores como el agrícola.

  6. Se asume que el déficit fiscal se va a mantener durante la presente década y que la deuda pública seguirá subiendo de forma imparable, para financiar la recuperación económica prometida.

  7. La situación internacional puede lastrar el desarrollo económico. La espiral de tensión al alza con la República Popular China, 69 las disputas periódicas con la República de Corea 70 o una recuperación no consolidada de sus principales clientes Estados Unidos y la ue, pueden enturbiar la balanza comercial japonesa y perjudicar las previsiones del Gobierno nipón.

Creemos que nuestras dudas son legítimas y es justo plantearlas y compar tirlas. Y, sin embargo, en estos momentos apostamos por la ambiciosa política económica emprendida por Abe. Los resultados del Abenomics aún son parciales y no se debe denostar o sacralizar una política aún en evolución.

Frente a los fríos datos macroeconómicos, nos gustaría introducir un ele mento de perspectiva social. Como venimos repitiendo en este artículo, Japón requiere necesariamente de una reestructuración en sus sectores industrial y administrativo. La burocracia nipona es una ineficiente máquina administrativa que consume grandes cantidades de recursos. Como hemos podido ver en países europeos como Grecia, Portugal o España durante la reciente crisis, las palabras "reforma", "reestructuración" o "mejora de la competitivi-dad" implican recorte al gasto social, descenso de salarios y despidos, todo en pro de la tan sobrevalorada política de austeridad. 71 Shinzo Abe no es ajeno a estas realidades y sabe que, en algún momento, deberá abordar la reforma laboral y administrativa. Sin embargo, a diferencia de sus homólogos europeos obsesionados o presionados por un "ahora y ya", los tiempos y el contexto son importantes para el primer ministro nipón. En Europa, las políticas de austeridad recetadas por la Unión Europea a los países en crisis han acabado con el consumo, hundido el sector privado, expulsado a cientos de miles de trabajadores al desempleo 72 y cercenado el posible empuje del sector público.

Frente a esto, Abe está comprometido a la tan aplazada reforma laboral y administrativa, pero lo hará en un momento en el que el sector privado pueda absorber a los nuevos desempleados. Es decir, cuando el sector privado tenga unas condiciones de fortaleza y crecimiento que hoy en día no se dan. Si nada se tuerce, será sólo en ese momento cuando Abe comience los recortes en la administración, la flexibilización laboral, la reducción de los estímulos fiscales y el saneamiento presupuestario que permita la reducción de la deuda pública y asegure un desarrollo económico sostenible. Así, un dinamizado sector privado podrá absorber los excedentes públicos evitando, en gran medida, una situación social traumática, a diferencia de lo que ocurre en diversos países europeos. En esencia, un primer ministro de ideología conservadora está tomando algunas referencias keynesianas. Decía Keynes 73 que, en tiempos de crisis, es el sector público y los estímulos económicos los que deben impulsar la economía aun a costa de la deuda pública, mientras que en tiempos de bonanza la elevación de impuestos y los recortes deben sanear un Estado en una etapa en la que el sector privado sea quien cobre protagonismo. Abe toma parte de los principios keynesianos para afrontar la tan acuciante reestructuración.

¿Y cuándo el sector privado podrá absorber los excedentes públicos? Nadie lo sabe a ciencia cierta pero se podría intuir un calendario con base en algunas previsiones, cálculos y actuaciones 74 del Gobierno nipón. Entre julio y agosto de 2020 se celebrarán los Juegos Olímpicos en Tokio, y previsiblemente a finales de ese año, elecciones legislativas; 75 si todo va bien, Abe cuenta con ser reelegido para un nuevo mandato. Se espera que en esos momentos la economía japonesa esté en un crecimiento sostenible comandada por el sector privado. Será en ese momento cuando haya que hacer la "reestructuración desdramatizada". Y, si todo sale según lo previsto, Japón será salvado.

Eso sí, no es seguro que en 2020 el crecimiento económico de Japón se haya consolidado y la empresa privada lo lidere. Si no es así, Japón tendrá que seguir lidiando con un grave déficit fiscal en sus presupuestos anuales y con una deuda pública que previsiblemente se sitúe entre 260 y 280%. Además, hasta la fecha Japón se ha financiado a bajo interés y, principalmente, los compradores de bonos han sido sus ciudadanos y empresas. Sin embargo, si falla el Abenomics y la deuda pública continúa incrementándose, nadie asegura que los intereses a pagar aumenten, quebrando aún más las maltrechas arcas públicas, lo que nos llevaría a una situación insostenible y rozando lo apocalíptico.

Conclusión

En lo que nadie duda es que, vistas las circunstancias actuales de la economía japonesa, ésta demanda acciones ambiciosas y valientes, algo que durante las dos últimas décadas los gobiernos nipones no han hecho. Abe asume una responsabilidad que se le otorgó y apuesta su legado al futuro de Japón. Y como ejemplo de su compromiso con el país y buscando reeditar la confianza que los ciudadanos depositaron en él, en noviembre de 2014, ante los desalentadores resultados económicos producidos hasta el momento, decidió adelantar dos años los comicios legislativos y celebrarlos al mes siguiente. 76 Los políticos piensan en qué hacer hasta las siguientes elecciones; los estadistas ven más allá.

Pese a que los primeros resultados pueden ser cuestionables, no hay que olvidar que el plan se desarrolla en vistas a mediano y largo plazos. Confiamos en que las dudas planteadas se irán resolviendo durante los próximos años, una vez se definan mejor algunos de sus elementos. No se sabe cuál es la respuesta adecuada en economía hasta que se observan con perspectiva los resultados obtenidos, pero sin embargo la introducción de una perspectiva social dentro de las grandes políticas macroeconómicas hace que le otorguemos un margen de confianza al Abenomics. No todo son las grandes cifras sino también las personas. El tiempo dirá si Shinzo Abe acertó o no en sus decisiones pero, al menos, por desarrollar una política distinta a la de sus colegas europeos, merece ser tomado en consideración. No sólo eso, si Japón tiene éxito, puede convertirse nuevamente en el "ancla" de la economía mundial; la que aporte estabilidad al sistema. En definitiva, tal y como dijo el primer ministro Shinzo Abe en un discurso ante la Dieta en octubre de 2013:

Nuestra única opción es avanzar sin vacilación por este camino. El mundo está prestando mucha atención en este momento a la revitalización de Japón. Lo percibí agudamente en Lough Erne y nuevamente en San Petersburgo, así como también en Nueva York y una vez más en Bali. Japón puede volver a crecer con fuerza. Japón también puede participar dinámicamente en la escena central del mundo una vez más. Además, Japón tiene crecientes esperanzas en un futuro así, ahora. Recorramos juntos ese camino (Embajada de Japón en Colombia, 2003:1 y 2).

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3Tratado firmado el 31 de marzo de 1854 entre Hayashi Akira, en representación del Gobierno japonés, y el comodoro Matthew C. Perry, en representación de Estados Unidos. Perry habría amenazado en 1853 con bombardear los puertos nipones si el país no se abría al comercio estadounidense. Mediante el tratado, un Japón incapaz de responder a la amenaza se comprometía a permitir el comercio con Estados Unidos en los puertos de Shimoda y Hakodate. Fue el primero de una serie de tratados que abrieron a Japón al comercio extranjero.

4Conjunto de edictos decretados entre 1633 y 1639 que buscaban preservar a Japón de la influencia extranjera decretando el "cierre del país". Los extranjeros fueron expulsados bajo amenaza de muerte y a los japoneses se les prohibió viajar al exterior a riesgo de sufrir este mismo castigo. Este "cierre" permaneció hasta la llegada del comodoro Perry en 1853, aislando a Japón del resto del mundo durante más de 200 años.

5El término "shogun" proviene del título "Seii Taishogun" (Gran general apaciguador de los bárbaros). Pese a que en un origen era un título otorgado por el emperador, con el tiempo los shogunes se hicieron tan poderosos que terminaron convirtiéndose en los gobernantes de facto de Japón. Tras las guerras civiles de los siglos XV y XVI, en 1603 el título recayó en manos de Tokugawa Ieyasu. Dicho título seguiría perteneciendo a la dinastía Tokugawa hasta su abolición en 1868.

6Estos comerciantes holandeses fueron la única ventana al exterior tras el cierre del país. Pese a que sus movimientos eran restringidos, en gran medida se les permitió su presencia en el territorio al no haberse inmiscuido en la política interna de Japón y no haber realizado proselitismo religioso. Es más, cuando entre 1637 y 1638 ocurrió la rebelión cristiana de Shimabara contra el shogun, barcos de guerra holandeses apoyaron a las fuerzas del Gobierno contra los rebeldes.

7Los partidarios del emperador desarrollaron la filosofía política Sonno Joi, basada en la premisa "Reverenciar al emperador, expulsar a los bárbaros".

8En Japón, al emperador no se le suele denominar por su nombre personal sino por el nombre dado a su era. Así, el verdadero nombre del emperador Meiji era Mutsuhito, nacido en 1852 y coronado en 1867. Con su muerte en 1912 concluyó el periodo Meiji, que significa "era de culto a las reglas".

9El bando imperial era apoyado y armado por Reino Unido y el shogunato por la Francia de Napoleón III.

10El concepto de "esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental" pretendía formar un bloque de naciones asiáticas lideradas (o más bien tuteladas) por Japón y libres de la influencia occidental. Japón ambicionaba un territorio títere del cual obtener materias primas para su industria sin necesidad de depender de potencias extranjeras.

11La guerra finalizó con el tratado de Shimonoseki (1895), donde China era derrotada y obligada a renunciar a diversos territorios en favor de Japón y a sus ambiciones en Corea.

12Rusos y japoneses chocaron en sus ambiciones sobre China, especialmente sobre la norteña región de Manchuria. Mediante el tratado de Portsmouth (1905), Rusia renunciaba a sus aspiraciones sobre China en beneficio de Japón.

13En este caso, Hirohito sí corresponde al nombre personal del emperador. Nacido en 1901, fue coronado en 1926, aunque ejercía desde 1921 como regente debido a la enfermedad de su padre Yoshihito. Hirohito murió en 1989. A su periodo se le denomina Showa (periodo de paz ilustrada).

14Grandes grupos empresariales y comerciales que derivaron hacia los keiretsu, modelo empresarial que llega hasta nuestros días y donde varías empresas se coordinan por intereses económicos.

15Se reconocían los derechos de organización sindical, de huelga y de negociación laboral.

16Las grandes extensiones agrícolas de propietarios ausentes fueron expropiadas. Miles de pequeños campesinos pudieron acceder a la posesión de las tierras. Así, de un paisaje agrario de grandes latifundios, se pasó a uno donde destacaba el minifundio. Eso sí, como consecuencia de esto la productividad de las explotaciones bajó. Hoy en día la agricultura nipona mantiene escasos rendimientos pero es uno de los sectores más protegidos del país y las poderosas cooperativas agrícolas tienen una gran influencia política.

17El plan daba preferencia a las industrias siderúrgica y carbonífera en el reparto de las materias primas y los recursos financieros. Además, las dos industrias establecían un suministro preferencial de sus productos entre ellas. Este trato prioritario contribuyó a resolver la falta de capacidad productiva y preparó con éxito el terreno para el desarrollo de una industria pesada y química competitiva. Además, el gobierno intervino en el mercado directamente para controlar los precios, la prestación de subsidios, el racionamiento de crédito y el reparto de materiales importados limitados.

18Con tal de combatir la inflación, se establecieron diversos controles gubernamentales sobre los precios, nuevos proyectos de préstamo y subsidios se suprimieron, y el presupuesto fue controlado estrictamente. Con estas medidas la inflación desapareció rápidamente.

19Es el denominado "periodo de alto crecimiento" (1961-1972).

20La liberalización del sector financiero japonés ocurre en una década que, para Gao, evidenciaría los dos cambios más profundos en el movimiento de las economías capitalistas a largo plazo: el cambio en el ciclo de acumulación de capital proveniente de la expansión del comercio y la producción, a la expansión de la actividad financiera y monetaria; y el cambio en los grandes paradigmas políticos de las economías capitalistas avanzadas, de la protección social a la liberación de las fuerzas del mercado.

21Según datos del Banco Mundial, el crecimiento del PIB de Japón pasó de 6.52% en 1985 a 2.81% en 1986.

22Japón se adheriría en febrero de 1987 al Acuerdo Louvre, en el que los integrantes del G-6 se comprometieron a unir esfuerzos en la coordinación de sus políticas económicas con el propósito de promover un crecimiento global balanceado y de reducir sus desequilibrios exteriores. Los países con superávit, como era el caso de Japón, se comprometieron a fortalecer la demanda interna y a reducir el superávit comercial, al tiempo que mantendrían una estabilidad en los precios. Mientras, las economías deficitarias asumieron el compromiso de mantener la estabilidad, un bajo incremento de la inflación y a disminuir el déficit externo y sus desequilibrios internos. De manera específica, Japón acordó implementar políticas monetarias y fiscales destinadas a aumentar la demanda interna y así reducir su superávit comercial.

23Periodo del yen alto.

24Bank of Japan.

25Vacío.

26Éste sería el primer paquete de estímulos emitido durante la denominada década perdida. Hubo ocho paquetes en total desde 1992 hasta 1998 que, en su totalidad, sumaron una cantidad de 118.2 billones de yenes (The Wall Street Journal, 2008).

27En 1988, en el denominado "escándalo Recruit", numerosos políticos japoneses, incluyendo el primer ministro Takeshita, dimitieron por un caso de corrupción y tráfico de influencias e información privilegiada con la empresa Recruit.

28El primer ministro Uno dimitió en 1989 tras un escándalo sexual con una geisha.

29Junichiro Koizumi fue primer ministro de Japón entre abril de 2001 y septiembre de 2006, fecha en la que dimitió tras haber impulsado una serie de reformas, como la privatización del servicio postal. Su sustituto fue Shinzo Abe.

30En tres años Japón tuvo tres primeros ministros del PLD: Shinzo Abe entre septiembre de 2006 y septiembre de 2007, Yasuo Fukuda entre septiembre de 2007 y septiembre de 2008 y Taro Aso entre septiembre de 2009 y septiembre de 2009.

31Es la Cámara Baja de la Dieta o Congreso japonés. Consta de 430 representantes y es la encargada de elegir al primer ministro.

32En las elecciones de 16 de diciembre a la Cámara de Representantes, el gobernante Partido Democrático (PD) pasó de 308 escaños a 57. El índice de participación se situó en torno al 59.31%.

33Que con 328 votos sería elegido primer ministro e iniciaría su segundo mandato.

34El índice de participación se situó en torno al 59.31%.

35Desde 1998 la inflación de Japón se ha mantenido por debajo de 1%, llegando incluso a la deflación en los periodos 1999-2004 y 2009-2012. Se trata de uno de los principales problemas que arrastra la economía nipona.

36Es en Japón el equivalente a señor feudal.

37La parábola obviamente iba dirigida hacia sus hijos para que, tras la muerte de Motonari Mori, permanecieran unidos e invencibles. Esta parábola es reflejada con maestría en la película Ran (1985), escrita y dirigida por Akira Kurosawa. Es de destacar que, en la película, uno de los hijos del daimyo logra romper las tres flechas con la ayuda de su rodilla y afirma que la parábola es una tontería.

38Medidas que anteriormente habían dado pocos resultados.

39Caja usada por los arqueros para transportar las flechas.

40El apoyo incondicional es relativo en Japón. Diversos primeros ministros han caído ante la rebeldía de representantes y senadores de su propio partido. Koizumi tuvo que hacer frente a una rebelión interna por la privatización del servicio postal.

41En sustitución de Masaaki Shirakawa, más preocupado por el funcionamiento del mercado y la disciplina fiscal.

42Término popularizado que se refiere a la política económica emprendida por Shinzo Abe. Obviamente, se trata de un juego de palabras entre el apellido del primer ministro Abe y la palabra economics. Hay que decir que dicho juego de palabras ya se aplicó en el pasado a la política económica emprendida por presidentes como Reagan o Clinton.

43Kuroda parece haber seguido los pasos que puso en marcha Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal estadounidense tras la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Eso sí, conviene señalar que Bernanke afirma haber estudiado con detenimiento las medidas adoptadas por Koreikiyo Takahashi, ministro de finanzas de Japón entre 1931 y 1936, ante la Gran Depresión de los años treinta.

44La base monetaria es la suma del dinero en circulación en la economía y las reservas que las instituciones mantienen en el banco central.

45Durante el año 2012 la participación de la mujer en el mercado laboral ascendía a 63.43%, según datos del Women Work Index. Por otro lado, en el informe Gender Inequality, Growth and Global Aging de Goldman Sachs, se calcula que, de incrementarse las tasas de empleo remunerado femeniles hasta alcanzar a las de los hombres, el PIB de Japón aumentaría en 16%.

46Reformas estructurales vienen a ser sinónimo de despidos, recortes laborales y sociales, descontento, protestas, división, etc. Abe vivió cómo, en 2005, el primer ministro Koizumi tuvo que afrontar una rebelión interna del PLD en su intención de privatizar el servicio de correos, una institución que contaba con 400,000 empleados y que también funcionaba como fondo de ahorros y seguros de millones de japoneses. Varios miembros del gobernante PLD cambiaron el sentido de su voto y la propuesta fue rechazada por la Cámara Alta de la Dieta, obligando a Koizumi a convocar nuevas elecciones.

47El 12 de junio, el Nikkei caería más de 20% respecto a los indicadores del 22 de mayo de 2013 cuando, motivado por el anuncio de Kuroda, el índice alcanzó los máximos de cinco años y medio.

48En el Kyūdō, arte japonés de la arquería, la máxima aspiración del arquero devoto es alcanzar el Seisha Seichu, "tiro correcto es golpe correcto".

49Entidad encargada de la planificación y coordinación integral de las medidas económicas necesarias para implementar la estrategia de crecimiento a través de la suma de esfuerzos encaminados a superar la deflación y la apreciación del yen, así como la restauración de una economía fuerte.

50La tasa de población activa, que incluye a mujeres mayores de 15 años, se sitúa en 48%, siendo el salario medio de la mujer un 70% inferior al del hombre. Debido al nacimiento de su primer hijo, 60% de las mujeres abandonan su trabajo y, cuando vuelven, lo hacen en trabajos peor remunerados. Entre otras medidas, se ha prometido un aumento de plazas en las estancias infantiles que agilice el proceso de espera para el registro en las guarderías.

51Vicepresidente del Instituto de Investigación de Japón.

52Stiglitz señala que los cambios se requieren principalmente en las costumbres del sector privado y no tanto en las regulaciones gubernamentales. De esta forma, él afirma que "Abe sólo puede establecer el tono, no puede dictar los resultados".

53El incremento del IVA fue aprobado en 2012 por el gobierno anterior del primer ministro Noda. El aumento estaba previsto que se efectuara en dos fases. La primera fase se produjo en abril de 2014 con el incremento de 5 a 8% (6.3% será destinado para la hacienda estatal y 1.7% para las haciendas locales). La segunda fase hubiera debido aplicarse en octubre de 2015 (de 8 a 10%; 7.8% para la hacienda estatal y 2.2% para las haciendas locales). La medida aprobada por el Partido Democrático de Japón fue mantenida por el actual primer ministro Abe. Algunos analistas afirman que es contradictorio tratar de estimular el consumo al tiempo que se suba el IVA. Se habla de que se está apretando al mismo tiempo el acelerador económico y el freno.

54Tras el tsunami de 2011 y el accidente nuclear de Fukushima, el Gobierno japonés decretó el apagón total de sus 50 reactores nucleares para revisarlos. La energía producida por dichas centrales nucleares tuvo que ser sustituida por las importaciones de petróleo y gas, encareciendo con ello el coste de la energía.

55Incremento del IVA incluido.

56En abril de 2014 el Gobierno de Japón aprobó seguir utilizando la energía nuclear, reactivar las centrales nucleares que aún se encuentran paralizadas, abrir la posibilidad de construir nuevas instalaciones y un vago compromiso de, a la larga, reducir la dependencia de la energía nuclear. Conviene señalar que el anterior Ejecutivo en manos del ahora opositor Partido Democrático, llegó a aprobar la eliminación de la energía nuclear para 2030. En noviembre de 2014 la Asamblea de la Prefectura de Kagoshima, en sintonía con la nueva política nuclear del Gobierno, aprobó la entrada en funcionamiento de dos reactores de la planta de Sendai.

57A ello se le suma el hecho de que la tasa de ahorro de las familias japonesas ha ido decreciendo progresivamente en un intento de mantener sus niveles de gastos en épocas de escaso crecimiento. A comienzos de 1980, aproximadamente cada familia ahorraba un 15% de sus ingresos. Sin embargo, dicha tasa bajó a 5% a finales de la década de los noventa y a 2% en 2009.

58Las cifras del gasto anual de las familias en Japón durante el mes de abril de 2014 revelaron una caída de 4.6% y las de mayo un 8%, especialmente en los sectores de vivienda, automóviles y electrodomésticos, que habían crecido ante la elevación del IVA.

59A principios de noviembre de 2014 el petróleo sufrió una fuerte caída en sus precios a nivel mundial. El barril de Brent llegó a cotizar en torno a los 80 dólares. Al cierre de este artículo aún no se habían hecho públicos los datos oficiales relativos al impacto de este hecho sobre la inflación nipona, pero se prevé que produzca un descenso en la misma. Un nuevo contratiempo en los planes del Gobierno japonés que confiaba en los hidrocarburos para lograr un aumento sostenido de los precios.

60En la presentación de los datos, el Gobierno japonés afirmó también que para 2060 se espera que 40% de la población tenga más de 65 años.

61En 2013 hubo en Japón un millón 31 mil nacimientos, 0.5% menos de nacimientos que en 2012.

62Los gastos derivados de la seguridad social suponen 31.8% del presupuesto japonés para el periodo abril 2014-marzo 2015.

63En 2011 la moneda japonesa se apreció hasta alcanzar la cotización de 77.7 yenes por dólar. Tras la victoria electoral de Abe, se inició un periodo de importante depreciación respecto a la moneda estadounidense. A fecha de julio de 2014, el yen se mantiene por encima de las 100 unidades por dólar.

64Japón comenzó a compilar dicho dato en esa fecha.

65El producto interior bruto de Japón en 2013 creció un 1.5% respecto a 2012, una décima más que el de 2012 respecto a 2011.

66Se considera recesión cuando el PIB experimenta, al menos, dos trimestres de caída consecutivos.

67Ante este anuncio, la confianza de los inversores y la depreciación del yen hizo que la Bolsa de Tokio alcanzara en noviembre de 2014 su mayor nivel en siete años.

68Si sumamos los gastos de la seguridad social y del pago de la deuda, Japón destina 56.1% de su presupuesto actual a estas obligaciones.

69Desde la llegada de Abe, Japón ha iniciado un proceso de replanteamiento de su política de seguridad, que ha implicado, entre otros elementos, un aumento considerable de su presupuesto militar. Esto se ha realizado en un contexto de creciente tensión con la República Popular China por la disputa territorial sobre las islas Senkaku/Diaoyu y la inestabilidad periódica generada habitualmente por Corea del Norte. En julio de 2014 Japón aprobó una nueva interpretación del artículo 9 de su Constitución, que limita su acción bélica. Se ha introducido el término de "autodefensa colectiva", la posibilidad de ayudar a un aliado que está siendo atacado. Esto ha sido interpretado por los países vecinos como una vuelta al militarismo japonés de antes de la Segunda Guerra Mundial y ha elevado la tensión en la región.

70Pese a que ambos son aliados de Estados Unidos y albergan fuerzas de dicho país en sus territorios, las relaciones entre Japón y la República de Corea vienen limitadas por leves disputas territoriales sobre algunas islas y por, sobre todo, cuestiones de rivalidad histórica relacionadas con el periodo de la ocupación japonesa de la Península de Corea.

71Una política de austeridad justificada por el ensayo El crecimiento en épocas de deuda de Reinhart y Rogoff presentado en 2010 y que, un estudiante llamado Thomas Herndon, demostró en 2013 que sus resultados se sustentaban en errores cometidos al transcribir los datos estadísticos a una hoja de cálculo.

72Según Eurostat, la tasa de desempleo a fecha de marzo de 2014 era de 26.7% en Grecia, 25.3% en España y de 15.2% en Portugal. La mejora de los datos macroeconómicos de España sin que haya una reducción mayor de la tasa de desempleo hace plantear el término de "recuperación sin empleo".

73John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico cuyas ideas tuvieron una fuerte repercusión en la teoría económica y en las políticas económicas desarrolladas posteriormente.

74La decisión adoptada por Abe de retrasar hasta 2017 el segundo incremento del IVA demuestra que la prioridad del Gobierno es el estímulo del consumo y del crecimiento económico por encima del saneamiento financiero. Ello denotaría la existencia aún de un margen de maniobra aceptable para poder continuar el endeudamiento controlado hasta finales de la presente década.

75Al cierre de este artículo está prevista la celebración de elecciones legislativas adelantadas en diciembre de 2014. Este hecho podría retrasar la celebración de los comicios previstos de 2020 entre uno y dos años.

76Pese a los escasos éxitos económicos, el índice de aprobación ciudadana a la gestión de Abe rondaba el 50% en el momento de anunciar elecciones anticipadas. Además, estaba previsto que en septiembre de 2015 Abe enfrentara una elección por el liderazgo de su partido. Con una oposición fragmentada y que aún no se ha recuperado de la debacle de 2012 y sin tiempo para reorganizarse ante la inmediatez de la cita electoral, pocos analistas dudan de que Abe renovará mandato. Los comicios de diciembre de 2014 suponen una buena oportunidad para reforzar su poder y un buen momento para prolongar su cargo de primer ministro. Al cierre de este artículo aún no eran conocidos los resultados oficiales de la votación.

Recibido: 16 de Julio de 2014; Aprobado: 17 de Noviembre de 2014

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