El 18° Congreso Nacional de Partido Comunista Chino (PCC), que se reunió en noviembre de 2012, terminó con la era de Hu Jintao y Wen Jiabao y marcó el arribo de la “quinta generación” de líderes chinos. La transición de poder en el Estado de Partido Único mantiene al mundo preguntándose sobre las implicaciones para el país en materia de política, economía y sociedad. ¿Hay realmente cambios en camino? Los hay. De hecho, son varios los aspectos sobre el 18° Congreso del Partido que parecen indicar cambios significativos en el futuro de China. Muchos periodistas occidentales han comentado sobre la reducción del número de miembros del Comité Permanente entrante del próximo Politburó, de nueve a siete miembros, además de la enmienda de la carta fundacional del mismo. Más aún, en su discurso de apertura del 8 de noviembre, el Presidente Hu Jintao enfatizó la importancia de organizarse en contra de la corrupción y la reforma política.

Pese a la aparente flexibilidad y adaptabilidad del PCC en tiempos recientes, después de todo sigue siendo el partido autoritario más grande del mundo. En lugar de adoptar plenamente los ideales liberales, la mayoría del tiempo enfoca sus esfuerzos a controlar a la sociedad y el mantenimiento de la “estabilidad” sigue ocupando un lugar primordial en su lista de prioridades.

Con respecto al menor número de miembros del actual Comité Permanente del Politburó no hay nada de que emocionarse. Si revisamos la historia del PCC, un comité de siete miembros era un caso común. Un comité con nueve miembros únicamente ocurrió en los dos últimos congresos nacionales del partido, mientras que durante los años ochenta y noventa, el Comité Permanente del Politburó tuvo siempre siete miembros o menos. De manera similar, las enmiendas a la carta fundacional del PCC están lejos de ser una innovación. Por el contrario, ésta ha sido una larga tradición de los congresos nacionales del partido. La enmienda más significativa fue la inclusión, en la carta fundacional, del concepto de “desarrollo científico” de Hu Jintao.

Hasta ahora la cuarta generación de líderes dejó su marca en la ideología del partido. Así pues, aun cuando el discurso sobre anticorrupción y reforma política de Hu Jintao sonó inspirador y hasta prometedor, ésta ha sido una tradición existente en la retórica de discurso del partido desde la década de los ochenta y ha sido repetida por los líderes más importantes en el país. Por tanto, sería ingenuo pensar que la quinta generación de gobernantes cambiará el paisaje político de China total y completamente. Incluso si el nuevo liderazgo parece diferente al inicio, se debe ser prudente en llegar a la conclusión de que ello cambiará el rumbo de la política en China. Haciendo memoria, poco después de que Hu Jintao y Wen Jibao asumieran funciones, ellos manejaron su primera gran crisis, la epidemia del síndrome respiratorio agudo severo (sars, por sus siglas en inglés) con transparencia y apertura sin precedentes. Sin embargo, los siguientes diez años bajo su liderazgo esto no se reflejó en el ascenso de la sociedad civil ni de los medios de comunicación libres.

Lo anterior no quiere decir que no haya nada nuevo que esperar de la quinta generación de los líderes políticos. Xi Jinping, sucesor del Presidente Hu Jintao, es el líder más joven en la historia de China. Al mismo tiempo, sería el primer comandante en jefe en la historia de la República Popular China que no fue elegido directamente por Mao Zedong o Deng Xiaoping. Lo que significa que aquella política de “grandes hombres” ha llegado eventualmente a su fin. Aunado a ello, Xi Jinping y Li Keiqiang (el nuevo Primer Ministro), ambos con grado de doctor, son los líderes con más alto nivel de educación que el país haya tenido jamás. Aún más, como sus contrapartes occidentales, sus grados son en leyes y economía. Presumiblemente, su estilo de gobierno será distinto al de los tecnócratas y revolucionarios del pasado.

En este momento es muy pronto para predecir qué significará para la sociedad el 18° Congreso del Partido. Sin embargo, hay algunos datos reveladores del mismo: de los 2,268 delegados que participaron en él, 7.4 por ciento son trabajadores industriales, esto es, 5.1 por ciento más alto que en el 17° Congreso del Partido. Por otro lado, el número de delegados emprendedores del sector privado se ha duplicado de 17 a 34. Aunque no ha descartado totalmente la noción marxista del Partido Comunista sobre ser “la vanguardia de la clase trabajadora”, el PCC está tratando claramente de incrementar la participación del sector privado en el rumbo político del país.

El presente número de la revista México y la Cuenca del Pacífico consta de cuatro artículos y una reseña. En el primer trabajo Francisco Javier Haro y Rosángel Hernández analizan las relaciones entre la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA) y la Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS), enfatizando los elementos que vinculan a ambas organizaciones en una relación de aprendizaje e imitación. Con base en su análisis, los autores discuten los procesos de institucionalización y socialización que ocurren entre ambas organizaciones, así como el papel de China como vínculo entre Asia central y el sudeste de Asia. Posteriormente, exponen algunas ideas para entender la relación entre la ANSEA y la OCS en el contexto del proceso de desarrollo de las relaciones político-diplomáticas en el sudeste y centro de Asia. En el trabajo, de fuerte orientación institucionalista, se recuperan planteamientos constructivistas, sobre todo en lo que se refiere a los tipos de identidad colectiva.

Zoe Infante y Ariel Gutiérrez identifican y evalúan los principales factores que determinan los niveles de eficiencia portuaria en los países miembros de APEC. De acuerdo con los autores, la eficiencia desempeña un papel fundamental en la administración de los puertos marítimos con la intención de mejorar el desarrollo y obtener el éxito en las actividades comerciales que se realizan en los países de origen. La competencia entre los puertos marítimos se ha incrementando constantemente, en donde el objetivo principal de los puertos es convertirse en la mejor opción para que las empresas realicen sus actividades comerciales de importación y exportación. Los autores utilizan el análisis envolvente de datos (Data Envelopment Analysis, DEA), para medir y evaluar la eficiencia de 33 puertos que pertenecen a APEC, en el periodo de 2003 a 2010. Con base en su análisis, realizan un benchmarking con respecto a los puertos eficientes de APEC, lo que permite determinar nuevas metodologías para lograr una mejora continua en las actividades de los puertos marítimos.

Ángel Licona y Cintli Ayesa Cárdenas exploran el panorama de la tensa relación entre las dos Coreas, tras la repentina muerte del líder norcoreano Kim Jong-il a finales de 2011 y el ascenso al poder de su hijo menor Kim Jong-un, quien como parte de una línea dinástica heredó el gobierno y la responsabilidad de mantener la continuidad del poder en Corea del Norte. De acuerdo con los autores, el arribo de Jong-un al hermético Estado comunista, caracterizado por un férreo control sobre la población, su retórica beligerante ante Occidente y su cerrado programa armamentista, tiene implicaciones geopolíticas tanto para el contexto internacional, determinadas por su programa nuclear, como para el contexto político de la península coreana, derivadas de la postura hostil del nuevo líder hacia sus vecinos surcoreanos y japoneses y su voluntad de impedir avances en la reconciliación con Corea del Sur. Con respecto a las relaciones ínter-coreanas, los autores sostienen que a pesar de algunos avances y retrocesos, que han oscilado entre el conflicto y la cooperación, éstas han permanecido siempre en un estado de tensión latente. Ante esta circunstancia, recurren al análisis multidimensional para explicar el panorama de la península a partir de elementos como la política nacional, las relaciones ínter-coreanas, la política de las superpotencias y el papel de las organizaciones internacionales.

Por último, Carlos Javier Maya y Hossam Younes Abdel analizan en su trabajo la transformación de Egipto en uno de los principales proveedores de cebolla deshidratada para el mercado japonés. Con base en el análisis de factores de naturaleza económica, histórica, política y cultural, ambos autores explican la manera en que un producto egipcio ha llegado a conquistar a un consumidor tan distante y exigente como lo es el nipón. Los autores exponen que tanto para Egipto como para Japón, la cebolla deshidratada se ha convertido en un producto de gran importancia; para el primero es uno de los principales productos de exportación en tanto que para el segundo es un ingrediente esencial de diversos alimentos procesados con una creciente demanda entre su población, misma que obedece fundamentalmente a cambios demográficos y en la cultura alimentaria de los japoneses. En su trabajo explican las razones de la incapacidad de Japón para satisfacer su demanda de este producto; asimismo, de la creciente capacidad exportadora de los egipcios hacia el mercado japonés. Finalmente, examinan las experiencias, opiniones y valoraciones de directivos de las cinco mayores empresas egipcias exportadoras de cebolla deshidratada.

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