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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.23 Zapopan mar. 2022  Epub 04-Abr-2022

https://doi.org/10.55555/is.23.386 

Espacios sociales a debate

La participación de los jóvenes en acciones de ayuda humanitaria después de los sismos de 2017 en Ciudad de México

Young people’s participation in humanitarian aid activities following the 2017 earthquakes in Mexico City

Laura Loeza Reyes* 
http://orcid.org/0000-0002-5872-0356

Ivonne Amira Campos Gómez** 
http://orcid.org/0000-0002-6130-8469

* Universidad Nacional Autónoma de México, SNI I, México. loezar@unam.mx

** Universidad Nacional Autónoma de México, México. amira.campos@politicas.unam.mx


Resumen

Con base en entrevistas a jóvenes que participaron en acciones de ayuda humanitaria a las víctimas de los sismos de 2017 en Ciudad de México, en este artículo indagamos acerca de sus motivaciones para hacerlo. Discutimos el enfoque analítico que asume el uso de las tecnologías de comunicación por parte de los jóvenes como un síntoma de desinterés en lo político. Presentamos nuestros resultados de investigación en cuatro apartados: a) Los recursos movilizados por los entrevistados en las brigadas y en las organizaciones en las que participaban antes del sismo. Indagamos en variables como en qué medida se involucran cotidianamente en los procesos políticos y en el nivel comunitario (su entorno inmediato) y nacional. Las características de su participación política y el uso que hacen de las tecnologías de información y comunicación y las redes digitales para expresarse y actuar políticamente; b) Los discursos que invocan (a qué valores apelan y cuáles contestan) en sus procesos organizativos y en las movilizaciones en las que participan, como el discurso de los derechos humanos y la (des)igualdad de género; c) Su valoración acerca del desempeño de las autoridades y la población durante la emergencia, y d) El manejo emocional que los llevó a la acción colectiva durante la situación de desastre. Mostramos que en ella estuvieron involucrados procesos subjetivos como la memoria, identificaciones, sentimientos y emociones. Pero también, debido a su experiencia, desconfianza en las instituciones públicas, en las autoridades y en formas tradicionales de participación política, como los partidos políticos.

Palabras clave: movimientos-red; emociones; memoria prostética; jóvenes

Abstract

Based on interviews, this article examines the motives that led young people to participate in humanitarian aid activities to help victims of the 2017 earthquakes in Mexico City. It presents an analytical framework which sees their use of communications technologies as a symptom of disinterest in political matters. Findings are presented in four parts. The first examines the resources that interviewees utilized in the aid brigades and/or organizations in which they participated before the earthquakes. Variables such as their degree of involvement in political processes at the community (local areas) and national levels are analyzed, as is the nature of their political participation and use of information and communications technologies and digital networks to express themselves and act politically. The second part examines the discourses they utilize (the value systems to which they appeal, or that they contest) in their organizational processes and activism, including discourses on human rights and gender (in)equality. The third part deals with interviewees’ assessments of the actions taken by the authorities and ordinary citizens during the emergency, while the fourth studies the role of emotional aspects in leading them to participate in collective action. Findings show that subjective processes like memory, identity, feelings, and emotions were factors in their decisions to act, but that their experience with, and distrust of, government institutions, the authorities, and traditional forms of political participation, such as parties, also played a role.

Keywords: web movements; emotions; prosthetic memory; youth

El contexto1

El 19 de septiembre de 2017 tuvo lugar en México un sismo de 7.1 grados con epicentro en los límites de los estados de Puebla y Morelos (en el centro del país) que causó severos daños en Ciudad de México y en otros estados de la República. Al igual que ocurrió el 19 de septiembre de 1985, cuando un terremoto de 8.1 en la escala de Richter tuvo efectos más devastadores, el desastre no solo fue causado por los sismos sino por la corrupción en los procesos de construcción de los inmuebles de la que se beneficiaron funcionarios públicos de los diferentes partidos políticos. En 2016 tres ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): Reinoso, Jaimes y Torres habían publicado un estudio en el que demostraban y advertían que, si bien el Reglamento de Construcción del Distrito Federal (hoy Ciudad de México, la capital del país) publicado en 2004 era muy avanzado y específico respecto a los requerimientos que deberían cumplir los inmuebles, había muchas irregularidades en la construcción de los nuevos edificios; presentaban debilidades estructurales evidentes que hacían previsible que no resistirían a un sismo de la magnitud del que ocurrió en 2017.2 Por su parte, en 2004 el sismólogo Cinna Lomnitz advertía que nunca se hizo un estudio exhaustivo del sismo de 1985 ni se invirtió en investigación con el fin de prevenir los graves daños que provocaría un nuevo sismo en el futuro.3

En los desastres causados por ambos sismos fue principalmente la población civil -y no las autoridades- quien organizada espontáneamente en brigadas hizo frente a la emergencia. Participó en acciones de solidaridad en la remoción de escombros para rescatar a las víctimas; acopio y distribución de la ayuda humanitaria donada por la población; optimizó la distribución de la ayuda material y humana en las zonas de desastre y trató de evitar, en la medida de lo posible, que las autoridades hicieran un uso indebido de ella. En ambos desastres destacó la participación de los jóvenes en la atención de la emergencia.

En 2017 fue muy importante el uso de herramientas tecnológicas como teléfonos celulares y redes digitales (Facebook y Twitter) por parte de los jóvenes brigadistas, en los procesos organizativos y en la difusión de información que permitió llevar la ayuda humanitaria a las víctimas, así como herramientas y otros insumos a los rescatistas, a fin de que pudieran mantener ininterrumpidamente su apoyo durante varios días. La participación masiva de los jóvenes cambió la percepción social que se tenía de ellos res pecto a su involucramiento y compromiso con los problemas sociales. Había quienes los asumían como un sector de la población indolente, autorreferenciado y políticamente pasivo o apático.4 Los testimonios de los jóvenes brigadistas a quienes aquí nos referimos muestran que el sismo y los daños que este causó no “los sacaron de un ensimismamiento, aletargamiento o zona de confort” porque muchos de ellos ya estaban organizados, atentos y dispuestos a colaborar en la atención a problemas sociales, en la medida de sus posibilidades y capacidades, antes del sismo.

Alva agrupa la experiencia que aquí analizamos y otras expresiones políticas de los jóvenes a través de medios digitales en la categoría de “ciudadanía digital”,5 que como señala, es polémica y está aún en proceso de definición. La autora sitúa el surgimiento de este tipo de ciudadanía en México en 2009, con el movimiento anulista, que a través de redes digitales y en las calles promovió el voto nulo para las elecciones de 2019. El movimiento estuvo conformado por jóvenes universitarios y fue una reacción ante la falta de representación de los partidos políticos, su alejamiento de la ciudadanía, la corrupción, falta de rendición de cuentas y lo oneroso que resultan.6 Otros caso de “ciudadanía digital” que Alva7 menciona, en los que los jóvenes fueron protagonistas, son el movimiento #Internetnecesario, que junto con organizaciones civiles promovió que no se gravara impositivamente los servicios de telecomuni caciones. Y el movimiento estudiantil #YoSoy132, en 2012, logró que se realizara el primer debate entre candidatos a la Presidencia organizado por ciudadanos. Estas experiencias tienen en común la desconfianza de los jóvenes hacia las instituciones y las autoridades.

Construcción metodológica

Las preguntas de investigación de las que partimos se desprendieron de la discusión teórica respecto a la trascendencia de la expresión política de la población joven a través de las redes digitales. Autores como Morozov8 quien en su obra es recurrente en su posicionamiento sobre esta cuestión y Gladwell9 sostienen que este tipo de expresiones políticas carecen de impacto, sentido y trascendencia, pero no han sustentado sus argumentos en datos empíricos. Ambos autores se refieren al ciberactivismo como slacktivism.10 Lo consideran “el tipo ideal de activismo para una generación perezosa”11 a la que atribuyen no haber participado antes en ninguna campaña de activismo. Gladwell los compara con el movimiento de defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos de Norteamérica y concluye que: los participantes en los movimientos-red, al igual que ocurre en las redes de actores sociales, construyen lazos débiles entre sí y esto rara vez los conduce a tomar riesgos. No confrontan las normas ni las prácticas sociales. A pesar de iniciar con mucha motivación, la participación va decayendo a lo largo del tiempo. La estructura horizontal de las redes, sin liderazgos reconocidos conduce a la falta de compromisos políticos.12 Otros autores como Balardini13 y Natanson14 han discutido este argumento sosteniendo que la manera como los jóvenes se relacionan con la política y las expectativas que se forman de ella son muy diferentes a como lo hicieron generaciones anteriores.

Nosotras diferimos de Morozov y Gladwell pero tomamos distancia de esa representación romántica muy difundida de las tecnologías de información y comunicación, a la que se refiere Saskia Sassen, que las presenta como un espacio de libertad ilimitada o de total autonomía y en la que su uso se concibe como un hecho socialmente no mediado.15 Esta representación ha contribuido a que algunos analistas atribuyan a estas formas de activismo un gran potencial transformador. Por ejemplo, Manuel Castells16 las considera una fuente que daría un nuevo aliento a las democracias actualmente debilitadas, a partir de la difusión de valores. Laraña y Díez consideran que son agentes de reflexividad social, que incitan a la sociedad “para reflexionar y ser consciente de lo que es, de sus problemas y limitaciones”;17 mientras que Subirats y Parés18 y Alva19 los consideran “nuevos formatos de ciudadanía”. En el caso que nos ocupa las tecnologías de información y comunicación fueron centrales para la organización y acción de los brigadistas pero el despliegue que estos hicieron de sus capacidades y agencia no trastocó las estructuras institucionales ni de poder. Tampoco derivó en un movimiento social. En este sentido, coincidimos en que:

[…] el uso de las tecnologías está construido o constituido en términos de culturas y prácticas a través y dentro de las cuales los usuarios articulan la experiencia/utilidad del espacio electrónico. […] [este] está infligido por los valores, culturas, sistemas de poder y órdenes institucionales dentro de los cuáles está incorporado.20

En las entrevistas no nos propusimos indagar acerca de si las redes digitales estuvieron atravesadas (o no) por lógicas de poder y jerarquía en las acciones de ayuda humanitaria durante la emergencia. Sin duda un análisis de este tipo abonaría al campo de los estudios sobre el ciberactivismo. Sin embargo, en México no es rara la expresión en redes digitales de relaciones de este tipo a través de discursos clasistas y racistas contra población indígena y otros sectores de la población socioeconómicamente más desfavorecidos, por ejemplo. Estos discursos expresan relaciones subordinantes propias de la colonialidad del poder.21

Aunado a lo anterior, las expresiones de sorpresa de otros grupos etarios de la población, a través de los medios de comunicación, ante la respuesta solidaria de los jóvenes durante la emergencia nos llevaron a tratar de comprender qué fue lo que motivó la reacción inmediata de los jóvenes brigadistas. Así, nuestra investigación estuvo guiada por las siguientes preguntas. ¿Qué motivó a los jóvenes a involucrarse de manera inmediata en las acciones humanitarias? ¿Qué importancia y trascendencia atribuyen a su participación en dichas acciones? ¿En qué medida se involucran cotidianamente en los procesos políticos y en la atención de problemas comunitarios (su entorno inmediato) y nacional? ¿Qué características tiene su participación política y el uso que hacen cotidianamente de las tecnologías de información y comunicación y de las redes digitales para informarse, expresarse y actuar políticamente? A partir de estas preguntas inscritas en una investigación cualitativa buscamos arribar a una generalización22 que conteste las teorías que niegan la trascendencia y el impacto político de las expresiones políticas a través de los medios digitales y de los movimientos-red. En todo caso, su trascendencia o banalidad dependen de la intencionalidad de quienes las expresan y esto solo podemos conocerlo a través de ellos mismos y contextualizando el análisis sociológica y políticamente.

Analizamos los procesos organizativos de los jóvenes para llevar la ayuda humanitaria a las víctimas como una acción colectiva, definida como:

[…] un campo de relaciones sociales donde están presentes el conflicto, las solidaridades, el cálculo, la organización, los recursos, los sistemas de creencias y de elaboración simbólica, así como otros actores sociales y políticos que facilitan u obstaculizan el desarrollo de una acción.23

Sin duda esta tuvo una dimensión política desde que grupos de la sociedad civil organizados desempeñaron funciones que debería haber realizado el Estado y al hacerlo llegaron a confrontarse con funcionarios estatales, como se expresa en los relatos de algunos de nuestros entrevistados.

Tanto su participación en las acciones de ayuda humanitaria como sus formas de participación, o más precisamente acción política, responden a las siguientes premisas. “La acción se produce en la emergencia de un acontecimiento que incorpora novedad ante un trasfondo de sedimentaciones que funcionan como una condición de posibilidad”.24 La acción política pone de manifiesto la posibilidad de otros modos de ser y de hacer. Otras condiciones de posibilidad “[…] que emergen al subvertir y modificar un orden anterior, introduciendo novedad (ni determinada, ni determinable, incluso ni esperada ni esperable)”.25 Sin embargo, “toda novedad o diferencia siempre lo es en relación y en (des)adecuación a un contexto de reglas que ya están antes del acontecimiento, aunque los efectos de su presencia no sean unívocos”.26

Para tratar de responder a nuestras preguntas recurrimos a entrevistas directivas que aplicamos a jóvenes que participaron en acciones de ayuda humanitaria. Entrevistamos a 16 jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, 8 hombres y 8 mujeres en Ciudad de México y con este número de entrevistas llegamos al punto de saturación.27 Comenzamos con aquellos de quienes sabíamos que habían participado y posteriormente utilizamos la técnica de bola de nieve. Buscamos entrevistar a jóvenes que no hubieran participado en las mismas brigadas para tratar de recoger información sobre características personales diversas (como el tipo de organizaciones a las que pertenecían antes del sismo y la manera como se incorporaron a las brigadas en las que participaron); y situaciones y experiencias contextuales vividas durante la emergencia y algunas previas, que eventualmente podrían contribuir a explicar su involucramiento en las acciones de ayuda humanitaria.

Consideramos que el uso de las redes digitales por parte de los jóvenes en los procesos de organización de la ayuda humanitaria durante la emergencia en 2017 puede analizarse como un simple uso práctico de la tecnología, sin ningún contenido ni objetivo político intencionado. Tampoco puede considerarse un marcador identitario de este sector de la población. Y si bien los procesos organizativos a los que nos referimos en este documento no dieron lugar a un movimiento social, y los jóvenes no se lo propusieron como objetivo,28 sí podemos caracterizarlos como una acción colectiva que podemos analizar con la categoría “movimientos-red” propuesta por Manuel Castells, quien los define como un espacio físico y de autonomía que conecta el ciberespacio con el espacio físico creando un foro público en el primero, que se manifiesta o visibiliza posteriormente en el espacio físico.29

Recurriremos también al término “ciberactivismo” porque nos permite problematizar algunos presupuestos que se atribuyen a las nuevas generaciones de jóvenes respecto a su compromiso social y político, y por el uso de las tecnologías mediando acciones colectivas como las que analizamos en este documento. Las tres acepciones que da el Diccionario de la Real Academia Española del término “activismo” permiten fundamentar esta elección semántica. “Tendencia a comportarse de un modo extremadamente dinámico. Ejercicio del proselitismo y acción social de carácter público. Fil. Doctrina según la cual todos los valores están subordinados a las exigencias de la acción y de su eficacia”.30 Además, nuestros entrevistados refieren tener una presencia constante en los medios digitales y expresarse políticamente también en el espacio físico.

Hallazgos de investigación

En el marco de la discusión a la que nos hemos referido en las secciones anteriores presentamos nuestros hallazgos de investigación centrándonos en tres aspectos de las estrategias de acción de nuestros entrevistados antes de la emergencia y durante la misma. a) Los recursos movilizados por los entrevistados en las brigadas y en las organizaciones en las que participaban antes del sismo. Consideramos sus experiencias previas de participación política como parte de su capital político cultural; b) Los discursos que invocan (a qué valores apelan y cuáles contestan) en sus procesos organizativos y en las movilizaciones en las que participan, como el discurso de los derechos humanos y la (des)igualdad de género. Y el manejo emocional que los llevó a la acción colectiva durante la situación de desastre (secciones 3 y 4 de este artículo).

Los recursos movilizados

Los relatos de los entrevistados muestran que están activos políticamente y se involucran en acciones que ellos consideran pueden contribuir a la solución de problemas sociales. Para ello recurren a sus saberes y a sus propios recursos económicos y materiales. Pero no lo hacen con partidos políticos ni gobiernos sino organizados con sus pares. Nueve de los entrevistados señalaron que ya participaban en algunas organizaciones antes de los sismos y siete dijeron haber participado en ellas en la ayuda durante la emergencia y continuar haciéndolo posteriormente.31 Quienes no participaban en organizaciones previamente dicen haber quedado motivados para seguir tratando de incidir en cambios sociales.

El tipo de ayuda que brindaron durante y después de la emergencia también está relacionado con su formación profesional y otras capacidades. Revisando construcciones dañadas para determinar si seguían siendo habitables, requerían reparación o demolición.32 Dando terapias a víctimas y rescatistas para manejar el estrés post traumático y para ayudar a las primeras a procesar las pérdidas de familiares y viviendas.33 A través de funciones de teatro y talleres, dando apoyo emocional a niñas, niños y adultos.34 La entrevistada 7,35 diseñadora gráfica, obtuvo la autorización de las autoras chilenas del libro infantil Cuando tiembla la tierra, para que el libro se imprimiera y difundiera en México. Esta obra ayuda a los niños a comprender los sismos, los daños que causan y los sentimientos y emociones que provocan en ellos. La entrevistada 6, pasante de Sociología nos dice:

El hecho de estar presente y ver todo este shock y también vivirlo, sí me hizo darme cuenta de que no solo es ir a dejarlo [los víveres], sino ir más allá de eso. Y más como científicos sociales. Yo creo que el hecho de tener una credencial que me avale como socióloga me abre más puertas que no tenerla.

La cooperación de sus familiares fue importante desde el primer momento: les donaron víveres, ropa, cobijas, herramientas, medicamentos y posteriormente les prestaron un automóvil o camioneta para que distribuyeran la ayuda. Todos los entrevistados dicen haber aportado recursos materiales y económicos propios y algunos además, sus saberes profesionales.

Balardini demuestra que los jóvenes jamás han dejado de estar políticamente activos. Lo que ha cambiado es que actualmente se relacionan con la política de una manera diferente, sin la mística sacrificial que tuvieron los movimientos juveniles en las décadas de 1960 y 1970.36 El entrevistado 4, por ejemplo, describe la manera como los jóvenes del colectivo en el que participa socializan sus propuestas y conciben sus proyectos en un ambiente lúdico y de convivencia porque el formato de asamblea o de reuniones de trabajo programadas que utilizaban anteriormente, les resultaba “tedioso”. Así, cuando alguno de ellos tiene algún proyecto en mente lo expone a sus compañeros y se adhieren voluntariamente quienes lo desean.

De acuerdo con Balardini los paradigmas y expectativas que daban sentido a las acciones políticas de las generaciones pasadas no tienen sentido para las generaciones actuales porque perdieron plausibilidad en los nuevos contextos políticos dando paso al escepticismo.37 Para las jóvenes generaciones la concepción de la política como motor de la transformación perdió vigencia al quedar subordinada a la economía.38 Además, los participantes en los movimientos-red no están dispuestos a perder su individualidad en la organización-masa.39 En el caso de nuestros entrevistados, efectivamente, ninguno de ellos declara participar o haber participado en algún partido político, salvo la entrevistada 11, quien participó cuatro años con el Partido de la Revolución Democrática.

Les ayudaba con el papeleo sobre los apoyos que brindaban a familias de bajos recursos, apoyos económicos o en especie, y llevaba un control de afiliaciones al partido. Me motivó que de entrada me parecía bueno su discurso del cambio.40

El entrevistado 4 dice haber participado apoyando la campaña de la candidata indígena a la Presidencia de la República para la elección de 2018, pero fue una candidatura ciudadana, independiente de los partidos políticos.

Por su parte, Natanson propone que la idea de la política de los participantes en los movimientos-red no está sostenida en una idea de futuro no evidente, construyen sus metas en el presente y buscan resultados concretos.41

En el caso de nuestros entrevistados esto se expresa en su participación en acciones de voluntariado dentro o fuera de su comunidad. Diez de ellos refieren participar o haber participado en acciones de voluntariado. Si bien esto no constituye una forma de participación política, sí muestra su involucramiento en la atención de problemas sociales y su manera personal de asumir que están haciendo algo por cambiar situaciones concretas, desde sus saberes y posibilidades materiales, pero también organizados entre pares, como expresan en sus relatos.

Nos proponíamos objetivos a corto plazo y objetivos cercanos. Objetivos que podíamos alcanzar, situaciones que podíamos nosotros solucionar que estaban afectando de manera directa a la convivencia social. Donde tampoco teníamos que utilizar demasiado dinero, porque no lo teníamos.42

O el entrevistado 10, quien participa en una organización de aproximadamente cien estudiantes de su Facultad que se reúnen para resolver problemas de infraestructura urbana en sus colonias, como el desazolve de alcantarillas obstruidas por la basura. O apoyando a niños en situación de calle.43 A jóvenes con problemas de rendimiento escolar.44 O a adultos mayores.45 Respecto a sus motivaciones para hacerlo nos dicen: “Empezamos a ver ciertas cosas que no nos agradaban de nuestra localidad”. “Dar conocimiento y enfatizar para poder cambiar nuestra sociedad”.46 “Para cambiar la situación de la niñez”.47 Sus testimonios muestran que están convencidos de que, con estas acciones, están promoviendo cambios sociales y creando conciencia social, aunque las organizaciones en las que participan no estén constituidas legalmente. Esto no resta compromiso a sus actividades ni estabilidad y permanencia en el tiempo a la organización ni a su participación en ella, como refieren en sus relatos.

Relacionado con lo anterior, algunos datos de cómo los entrevistados refieren usar las tecnologías de información y comunicación cotidianamente y cómo las usaron durante la emergencia e incluso después, para seguir involucrados, muestran que no les dan un uso banal y frívolo, como sostienen Morozov y Gladwell.

Todos los entrevistados refieren informarse diariamente de las noticias. Ocho dicen leer las noticias varias veces al día; cinco diariamente; uno una vez por semana y de dos no tenemos información. Señalan que recurren a varias fuentes para tratar de corroborar la veracidad de la información o para formarse una idea propia de la misma, pues consideran que la mayoría de los medios “nos son confiables”. Nueve entrevistados mencionaron tres fuentes diferentes. Dos entrevistados mencionaron las redes digitales como su única fuente; un entrevistado dijo consultar cinco fuentes y otro mencionó dos fuentes diferentes. De uno no tenemos la información. Llama la atención que entre los entrevistados que expresaron una identidad predominantemente política (desarrollaremos este tema más adelante), dos de ellos son los que refieren más fuentes: 7 y 5 fuentes distintas, respectivamente.48 Entre las fuentes de información noticiosa que los entrevistados refieren, predominan notablemente los medios electrónicos, destacando las redes digitales. Catorce de los dieciséis entrevistados las mencionan como una de sus fuentes de información.49 Pero esto no puede interpretarse como un rasgo identitario de la juventud actual, sino como un signo de los tiempos.

Por el contrario, para expresarse políticamente solo 4 refieren hacerlo con mayor frecuencia a través del ciberespacio; 4 en el espacio físico y 7 en ambos espacios, indistintamente. De uno no tenemos la información. Pero la mayoría (12 de los 16) dijeron preferir hablar de política cara a cara. Los otros 4 declararon hacerlo cara a cara y a través de los medios digitales, sin preferencias.

En las acciones de atención a la emergencia, los jóvenes lograron movilizar el apoyo de otros actores sociales individuales y colectivos. El uso de la tecnología y recursos digitales les permitió operar como red potenciando su capacidad de respuesta ante la situación de emergencia; ocupar algunos vacíos que dejaron las autoridades, influir en la opinión pública nacional e internacional respecto a la situación que se vivía en las zonas afectadas en tiempo real y transparentar la información que se difundía a través de diferentes medios, como veremos en otras secciones de este artículo.

Doce de los entrevistados dicen haber dado seguimiento a lo que ocurrió con las víctimas, la ayuda humanitaria, la reconstrucción de los inmuebles dañados y el uso que las autoridades han hecho de los recursos donados y los fondos públicos para estos fines, después de la emergencia. Declaran haberlo hecho presencialmente y a través de los medios digitales. Tres de ellos dicen haber continuado apoyando a los damnificados seis meses después del sismo. La entrevistada 5, por ejemplo, refiere que cada dos meses, junto con sus amigas reúnen dinero y víveres y los donan a organizaciones en las que confían. O bien, una de ellas, que tiene automóvil, entrega directamente los donativos a las comunidades afectadas y sube un video a Instagram para comprobar que hizo la entrega. Es importante mencionar que, al igual que nuestros entrevistados, otras personas estaban dispuestas a continuar ayudando pero las autoridades llamaron a la población a “volver a la normalidad” (trabajo y escuelas) y cerraron los centros de acopio cuando los damnificados aún requerían la ayuda

Discursos invocados

Cuando preguntamos a los entrevistados acerca de los temas de las movilizaciones de protesta en las que participan, las causas que apoyan, sus espacios de participación y las acciones en las que involucran políticamente encontramos una estrecha relación con las categorías jóvenes, de género y estudiantes.

Trece de los dieciséis entrevistados dicen participar en manifestaciones de protesta en las calles y refieren que cuando lo hacen, tanto los que actualmente son estudiantes como los egresados, se unen a los colectivos estudiantiles. Respecto a las causas que apoyan cuando se movilizan, mencionaron 4 veces: “mujeres”, “género” o “feministas”. Y “estudiantiles” 7 veces.50 Identificamos dos temas en las movilizaciones de protesta que parecen ser un referente para los entrevistados. Las movilizaciones de protesta por la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa (doce dijeron haber participado en movilizaciones por este tema) y el movimiento estudiantil #YoSoy132. Seis dijeron haber participado en movilizaciones por ambos temas. De igual manera, señalaron que durante la emergencia después del sismo quince de ellos se organizaron con sus pares (compañeros de la Universidad o de la organización en la que participan y amigos) en brigadas de ayuda humanitaria o se sumaron a las brigadas de jóvenes y/o de estudiantes que ya estaban conformadas. Para ello se sirvieron de las redes digitales.

La importancia de la categoría “jóvenes” también se expresó en la valoración que hacen a posteriori de su participación en la ayuda humanitaria. Algunos entrevistados dijeron haberse sentido reconocidos por los adultos.

Yo creo que ahí fue como un reconocimiento de la parte adulta, de decir: ‘joven, sí estás preparado para este tipo de cosas’.51

Nosotros logramos permanecer ahí [en la zona de desastre] gracias al apoyo de los familiares de la gente atrapada, quienes confiaron en nosotros y nos reconocieron como enlace para estar al pendiente de lo que ocurriría con los cuerpos de sus familiares.52

Entre los entrevistados pudimos distinguir a cuatro53 que parecen estar más politizados y en cuyos relatos se expresa una identidad política. Definimos las identidades políticas como las definiciones de sí que el actor construye a partir de una situación de poder en la que se encuentra en un momento histórico dado y que será central para la construcción de sus estrategias de actor, incluidas las discursivas. El actor moviliza esta identidad para contestar el poder o aquellos aspectos del poder que lo colocan en una situación desventajosa, minusvalorada o de exclusión, promoviendo formas alternativas de distribución y de ejercicio del poder que lo colocarían eventualmente en una posición diferente. O bien, la moviliza para conservar y reproducir la situación de poder que lo mantiene en su posición dominante.54 Sus relatos hablan de una socialización política que tuvieron en la familia y/o en el medio universitario. En dicha socialización fueron decisivos un actor y/o un evento histórico político que permanece en la memoria familiar y ha sido transmitido de forma oral.

Por otra parte, algunos de los entrevistados identifican a sus padres o algún otro familiar como los actores que les influyeron en su orientación política o les motivaron a participar políticamente; pero en otros casos han sido los entrevistados quienes han influido sobre sus padres en la manera como perciben la participación política.55 De los cuatro casos solo la entrevistada 14 refiere que sus padres han participado o participan en organizaciones políticas pero toda su familia ha sido siempre muy activa políticamente. Ambos padres participan en organizaciones políticas de académicos y su padre además participó en movimientos sociales y comunitarios. Tanto él como un tío de la entrevistada han sufrido persecución política por su activismo. Ella menciona a toda su familia y a un amigo de la Facultad como su principal influencia política. La entrevistada 5, por su parte, aprendió de su madre el involucrarse en acciones para solucionar los problemas comunitarios; ambas son muy activas en este sentido. La entrevistada ha influido políticamente sobre sus padres, su madre nunca ha estado de acuerdo en que participe en marchas de protesta por temor a la represión, pero su padre la acompañó a su primera marcha y posteriormente a otras. Ella identifica a ambos padres como su principal influencia política, además de “sus propias convicciones”.56 Por su parte al entrevistado 4 menciona a un profesor del bachillerato como su principal influencia política. De él recibió, entre otras enseñanzas, una fuerte y sólida formación en materia de derechos humanos, misma que el entrevistado ha continuado desarrollando académica y políticamente. También el entrevistado 13 identifica a un profesor del bachillerato como su principal influencia política. Su relato expresa un activismo muy dinámico desde el bachillerato y relata que sus padres se oponían a su activismo pero él ha terminado por influirlos políticamente.

En un principio sí fue difícil con mi familia, aunque después yo les explicaba qué era lo que hacíamos y que lo que hacíamos no es nada ilegal; era simplemente ejercer nuestro derecho de movilizarnos, de expresarnos, que eran parte de las libertades que teníamos.57

Además de apoyarlo cuando ha sido reprimido por su activismo, sus padres han participado con él en algunas marchas, y en algunas organizaciones por un periodo corto. También comenzaron a consultar fuentes de información diferentes de las oficiales, que eran en las que se informaban anteriormente. Estos tres últimos entrevistados participaron con familiares en las acciones de ayuda humanitaria después del sismo.

En el caso de las entrevistadas 11 y 22 su socialización política estuvo influenciada por la memoria familiar transmitida de forma oral de eventos políticos importantes en la historia política mexicana en la que algún familiar fue víctima. En el caso de la entrevistada 11 un tío que era militar y tenía 22 años de edad, se negó a participar en la represión a los estudiantes durante el movimiento estudiantil de 1968 y por ello fue encuartelado durante un mes sin que sus padres fueran notificados. Durante todo ese tiempo lo consideraron desaparecido. Este evento sensibilizó políticamente a toda la familia, incluida la entrevistada. Toda su familia (incluidos sus tías y tíos) participan en marchas frecuentemente. El bisabuelo materno de la entrevistada 12 participó en la Revolución Mexicana, posteriormente sufrió persecución política y tuvo que cambiar su apellido. Así explica la manera como la memoria de este hecho la interpela políticamente: “si en su momento él luchó en armas por eso, ¿por qué nosotros no cuestionamos nuestra realidad y si algo vemos mal, pues al menos expresarlo de alguna forma? Creo que es lo mínimo que podemos hacer”.58 Ambas entrevistadas y la entrevistada 14 participan en marchas con sus familiares y amigos. Mientras que el resto participa con amigos. Ambas participaron también con familiares en la ayuda humanitaria a las víctimas del sismo.

En cuanto a los espacios organizativos en los que participa el conjunto de los entrevistados, algunos fueron creados por ellos mismos y también tienen la impronta de las categorías “jóvenes”, “estudiantes” y “género”. Por ejemplo la entrevistada 9, quien junto con su colocataria creó una organización hace tres años, en la que dan clases de defensa personal a mujeres en un parque público, motivadas por la ola de violencia que se padece en México desde hace varios años. Su objetivo específico es “caminar seguras en la calle. Pero también es una forma de alzar la voz”.59 De acuerdo con la entrevistada, en esta organización participan mujeres con diferentes especialidades, por ejemplo médicas. “En el futuro queremos llegar a hacer esta red un poco más grande”.60

Algunos de los relatos se refieren a los riesgos que corren los entrevistados cuando participan en manifestaciones públicas, exponiéndose a la represión. Esto contradice la afirmación de algunos autores, como Morozov, quienes afirman que los jóvenes hacen “política desde el sillón” a través de las redes digitales para no correr riesgos. El entrevistado 13, por ejemplo, refiere haber sido “encapsulado”61 por granaderos en dos ocasiones mientras participaba en sendas marchas. En la primera de ellas “a los compañeros que estaban alrededor, sí se los llevaron presos”.62 En la segunda marcha fue necesario que organizaciones civiles de derechos humanos llegaran a liberarlos del encapsulamiento al que estuvieron sometidos durante varias horas.63

Durante la emergencia post sismo tampoco escatimaron la ayuda que brindaron a los damnificados, pensando en los daños físicos ni psicológicos que podrían sufrir, como se expresa en sus relatos:

Realmente no estábamos teniendo noción de la decisión que tomábamos. Íbamos en una camioneta [rumbo al estado de Morelos] con personas que no conocíamos; lo único que hice fue mandar mi ubicación [a su familia] y decirles hacia dónde iba por si algo me pasaba. [En Morelos] Me metí a una casa, tenía una columna de cemento pero todo lo demás era adobe. No medí las consecuencias porque había una familia hasta el fondo, les dijimos: ‘no se preocupen, los vamos a sacar’, y empezamos a romper la columna, pero de momento no pensamos cuánto fuera a pesar. Al momento que la rompimos, se cayó a los pies de todos… cimbró el piso con ganas… todos nos quedamos perplejos.64

Por mi complexión pude meterme entre los escombros [de una maquiladora de ropa], porque colapsó pero había unos huecos; siempre debajo de todas las losas que estaban colapsadas para tratar de buscar a algún sobreviviente. En el caso del Multifamiliar de Tlalpan pude colaborar en actividades de rescate diferentes. Me ofrecí como voluntario para escalar el edificio, entonces me amarraron unos cinturones, unas protecciones como para escalar montaña; a través de esas nos colgábamos con cordones, lazos especiales para poder subir a cada una de las estructuras o de los niveles que estaban colapsados y poder desde ahí, en principio, picar algunas losas y sacar escombros y en segundo, meternos entre los espacios que había por losa, que eran muy, muy pequeños, a veces espacios de 30, 40 centímetros, para tratar de ver dónde se localizaban algunos gemidos, algunas señales de vida.65 También refiere haber participado en el rescate e identificación de cuerpos de personas sin vida.

La entrevistada 14, psicóloga, relata que los rescatistas que realizaron este tipo de actividades tuvieron que someterse a terapias durante varios meses después del sismo por el daño psicológico que sufrieron. Ella fue una de las especialistas que los atendieron.

Por su parte, la entrevistada 12 y otros brigadistas encararon a un presidente municipal que estaba confiscando la ayuda humanitaria durante la emergencia.

En la valoración final que hacen de su experiencia de participación durante el desastre dan más valor a la eficacia y la capacidad de respuesta de la ciudadanía, que a las instituciones públicas y las autoridades. Algunas de las afirmaciones que citamos se expresan reiterativamente en sus relatos.

La participación desde abajo puede generar un cambio impresionante.66

Nuevamente quedó demostrado que la gente hizo el trabajo más importante.67

La organización es la única manera en que la sociedad puede hacer frente a un desastre natural de este tipo […] Parece que hubo algo que se pudo reconstruir de lo social. […] Esto no se hubiera hecho sin la participación de este tipo de organizaciones. Eso no se logra como gobierno.68

Pero también ponen en relieve la importancia de que la ciudadanía se involucre en los procesos.

Se vale hacer cosas, no solo criticar.69

Sentías como que aportabas tu granito de arena y no solo te quedabas en tu casa, sin hacer nada.70

Creo que fue un momento solidario, que todos nos unimos como pueblo.71

Como que me queda el recuerdo de que hicimos cosas padres. Con nuestros conocimientos hicimos cosas y funcionó.72

Relacionado con el tipo de ayuda que brindaron los rescatistas y otros brigadistas, fue perceptible un cambio en los roles tradicionales de género, con respecto a lo que ocurrió en los sismos de 1985. Esto se vio en las imágenes transmitidas a través de los medios de comunicación y se refleja en los testimonios de nuestros entrevistados cuando narran las actividades en las que participaron. Hubo mujeres removiendo escombros y tirando bardas;73 descargando camiones que transportaban víveres;74 transportando herramientas de los centros de acopio a las zonas de desastre.75 Y hombres administrando los artículos donados para bebés.76 Sirviendo alimentos a los damnificados y a los brigadistas77 y cocinando. Pero también identificamos elementos de continuidad en los imaginarios y prácticas respecto a los roles de género. Una de nuestras entrevistadas que en su relato expresa una militancia feminista dice respecto a la memoria que guarda de los sismos de 1985:

Mis tíos, los hombres, fueron a apoyar, apoyaron demasiado. Las mujeres se quedaron en casa porque dice mi mamá que no se veía nada en el centro, era como zona de guerra, se quedaron en casa cuidando a los chamacos [los niños], haciendo comida para llevar.78

La experiencia de malas prácticas de las autoridades: shock moral y respuesta emocional

Algunos de los entrevistados experimentaron el mal desempeño de las autoridades durante la emergencia. Los hechos que narran en sus testimonios ocurren cotidianamente y ocurrieron después de los sismos de 1985. En esta ocasión les tocó corroborarlo vivencialmente. Este es uno de los factores que explica la desconfianza de la población en las instituciones públicas, las autoridades y los partidos políticos que documenta el informe del Latinobarómetro. El mal desempeño y malas prácticas de las autoridades tuvieron en nuestros entrevistados el efecto de shock moral79 por los agravios e injusticias infligidas a las víctimas y a la población dispuesta a ayudar. Este fue uno de los factores que los movió a la acción, como se muestra en la Tabla 1 y otras secciones de este artículo. Así narran sus experiencias.

  1. Las autoridades dejaron desprotegidos a sectores de la población a quienes no estaba llegando ningún tipo de ayuda y los brigadistas trataron de solventar esta situación.80 “El gobierno no dio la respuesta esperada ni el apoyo necesario”.81 “Llegamos a espacios donde el gobierno no daba abasto. Quienes llegamos éramos los que nos habíamos organizado. En la Facultad recibimos a chicos que estuvieron en el Colegio Rébsamen, sacando cuerpos de niños. Entonces recibíamos a chicos que habían pasado una semana sin dormir, que habían pasado tres días sin comer y a esas personas el gobierno no les daba una atención. A esos chicos los teníamos acá en calidad de que se estaban deshaciendo”.82 “Al principio era muy ágil la situación, porque había mucha organización de la ciudadanía, no estaba el ejército todavía, la policía ni nada de eso”.83 “Me gustó mucho ayudar pero también me di cuenta que la Delegación84 no estaba preparada para ese tipo de cosas. Los brigadistas eran pura gente externa, prácticamente eran puros voluntarios. No era gente especial que la Delegación contratara para hacer ese tipo de cosas, iban niños de 15 años”.85

  2. Los militares impedían el acceso de los brigadistas en algunas construcciones colapsadas a pesar de que se requería ayuda.86 El entrevistado 13 relata que, cuando llegó al lugar donde una maquiladora de ropa colapsó, los granaderos estaban impidiendo el paso de familiares de víctimas y voluntarios. Un grupo de cerca de 50 voluntarios trataron de ingresar para ayudar y fueron agredidos físicamente y amenazados por los granaderos. También refiere que las autoridades retrasaban el acceso de los voluntarios a las zonas de derrumbe, exigiéndoles contar con equipo de protección, cuando muchos brigadistas estaban logrando avanzar en las labores de rescate apoyándose solo con las manos porque urgía tratar de salvar vidas.

  3. Los militares confiscaban la ayuda humanitaria y la desviaban al DIF,87 impidiendo que los brigadistas entregaran directamente la ayuda a los damnificados.88 También trabajadores universitarios robaron la ayuda humanitaria donada por la población en el centro de acopio del Estadio Olímpico Universitario.89 “Por las redes sociales vimos lo que hicieron con lo que llevaban [los ciudadanos. Se refiere a los víveres y enseres donados por la población] y cómo lo tenían en el DIF, y se los dieron hasta a sus familiares, entonces no te quedan ganas”.90 Esto lo hizo desistir de seguir apoyando, pues a él y sus amigos el ejército les confiscó la ayuda que llevaban y les impidió entregarla directamente a los damnificados. Otros entrevistados buscaron la manera de entregar directamente la ayuda. “Tuve la oportunidad de encarar al presidente municipal de Tepalcingo. Cuando fue eso también llegaron chicos de la Universidad Anáhuac [una universidad privada] de Querétaro, entonces todos nos dimos apoyo y lo fuimos a encarar, a preguntarle, a cuestionarle qué estaba pasando. La justificación que nos dio fue que querían tener reservas para repartirlas cuando los voluntarios dejaran de repartir víveres. Pero bueno, del dicho al hecho… ya no supe más”.91

  4. Las autoridades usaron maquinaria pesada para remover escombros cuando aún había víctimas atrapadas (con o sin vida), “pero no metían equipos especiales [de socorristas]”.92

  5. La intervención del ejército fue tardía mientras que la sociedad civil tuvo una respuesta inmediata.93 “Llegó primero la gente que cualquier otra autoridad. Nosotros [la gente] éramos los únicos que estábamos llevando víveres a otras partes fuera de Ciudad de México”.94

  6. Las autoridades desarticularon a la población involucrada en las labores de ayuda, cuando los brigadistas veían que aún era necesaria su ayuda.95

Tabla 1 Emociones y motivaciones para la acción en los relatos de los jóvenes brigadistas 

Emociones Testimonios
Compasión y empatía que movió a la solidaridad "Esta gente que se quedó sin casa podríamos ser nosotros. Entonces, si nosotros estamos ahí para ellos, ellos podrían estar ahí para nosotros"[E2]; "Más fue como por humanidad, olvidar esa cuestión individualista y apoyar en lo que se pudiera"[E4]; "Ese mismo día en la tarde fuimos con unos amigos cerca de mi casa, a Santa Rosa. El ver que de plano no tenían nada, no tenían material, no tenían absolutamente nada... ahí fue lo que me motivó a participar más activamente"[E3]**; "El sufrimiento de la gente. Ver la desesperación de la gente"[E5]; En Xochimilco "Había gente que ni siquiera hablaba español y no tenía forma de decirte [lo que necesitaba]"[E6]; "Que la gente sintiera que no importaba poco, que si importaba a la sociedad"[E7]; "La necesidad de la gente. De por sí son personas vulnerables"[E11]; "Pensar que podía ser cualquier persona como mi mamá" [Se refiere al apoyo que brindó en una maquiladora de costura que colapsó. Su mamá es costurera]. "Solidaridad." "Yo podía haber sido esa víctima"[E13].
Impotencia (por diferentes razones) "Ver a familias que conocía, sobre todo de la tercera edad y niños que ubico y todo, fue como un sentimiento de mucha impotencia, de querer hacer algo más por ellos, pero pues... no poder"[E3]; "Quería ayudar de alguna manera pero no sabía cómo".[E9] "Cierta impotencia por no tener más fuerza, más energia [para rescatar a personas desaparecidas entre los escombros]"[E10].
Preocupación "Mucha preocupación"[E9].
Miedo "Mucho miedo"[E9]; "Tenía mucho miedo, necesitaba canalizarlo porque sabía que después iba a necesitar dar contención [psicológica a otros]"[E14].
Tristeza "Recuerdo que estaba triste porque no sabía qué hacer, entonces lo que hacía era compartir mi información en redes sociales"[E9].
Responsabilidad, deber "Principalmente pensaba que había muerto mucha gente. Tenía una responsabilidad conmigo mismo, como persona, como ser humano"[E10]; "Saber que estaba en mi poder ayudarles"[E11]
Incredulidad "Dieron como algunas cifras, como cuántos eran los damnificados, cuántos edificios se habían caído y no me lo podía creer"[E2].

[E#] Entrevistado y el número de entrevistado; **Entrevistada 3, entrevistada por Laura Loeza, 26 de julio de 2018. Fuente: elaboración propia.

Pero también fueron testigos de abusos cometidos por la población, como pedir la ayuda humanitaria sin necesitarla.96 Gente que se resistía a apoyar a sus vecinos damnificados.97 Personas que hacían selfies en zonas de desastre, albergues o centros de acopio y se marchaba sin brindar ayuda.98 El entrevistado 10, lloró al relatarnos que encontró a un niño de aproximadamente 4 años en una casa en un pueblo de Morelos, a quien su familia habían dejado solo para ir en busca de alimentos. El niño les contó que unas personas se habían metido a su casa a robarles a pesar de que eran damnificados del sismo. “[…] la gente se ponía a robar, a asaltar ahí a las demás personas”.99

Los entrevistados valoran ambos tipos de abusos (los cometidos por las autoridades y los cometidos por la población) de manera diferente. Reconocen que ambos son inadmisibles pero asumen los primeros como un contínuum, como algo que sucede habitualmente y lo segundo como un fenómeno no generalizado que se ve compensado por el hecho de que la población que abusó fuera minoría frente a la que actuó con civismo y solidaridad. “La gente era muy buena, te daba de comer. Afortunadamente eran más las personas que querían ayudar. Fue una experiencia muy bonita”.100 El entrevistado 10 relata que cinco meses después de la emergencia pasó por una comunidad en la que había ayudado y la gente seguía organizada y apoyándose mutuamente. El entrevistado 16 conoció en su brigada a un joven que viajó desde Quintana Roo (en la frontera sur del país), con sus propios recursos y pidiendo permiso para ausentarse de su trabajo, para ayudar a los damnificados en Ciudad de México.

Sin embargo, no interpelaron directamente a las autoridades sino al resto de la sociedad convocándola a sumar esfuerzos y ocupar el vacío que dejaron las primeras.

Las emociones y los procesos de memoria como motores de la acción social

Como ocurre a menudo con los movimientos-red, los relatos de los entrevistados muestran que lo que los movió a participar en las labores de rescate y ayuda humanitaria fueron factores emocionales, cognitivos y afectivos, más que racionales en términos de costo-beneficio. Las emociones son “respuestas transitorias a eventos externos y nueva información a partir de efectos positivos y negativos subyacentes que ayudan a dar forma a dichas respuestas”.101 Jasper reconoce que algunas emociones involucran o contienen algunos sentimientos, como el sentimiento de pertenencia a un grupo.102

En efecto, los entrevistados expresan que su solidaridad con las víctimas estuvo motivada por diferentes emociones que experimentaron desde que ocurrió el sismo. Estas fueron desde la incredulidad, el miedo y la impotencia, hasta la empatía, la compasión y la indignación por la corrupción que se hizo evidente como la causa de la catástrofe y algunos agravios e injusticias infligidas a los damnificados, algunas de ellas estructurales; así como por la respuesta tardía y en muchos casos deshonesta e indolente de las autoridades frente a la situación de emergencia. Estas diferentes emociones -algunas de ellas opuestas- aparecen en sus relatos relacionadas unas con otras y a partir de ellas explican sus motivaciones para ayudar a los damnificados. Jasper denomina “baterías morales” a la combinación o interacción de emociones opuestas: una negativa (como la indignación frente a injusticias) y una positiva (como la compasión que motiva la solidaridad). O “el miedo y la ansiedad causados por el sufrimiento presente y la esperanza de un cambio futuro”. […] “una emoción puede fortalecerse cuando implícita o explícitamente la enfrentamos con su opuesta”.103 Los relatos de nuestros entrevistados expresan que la tristeza, la frustración y/o la impotencia por diferentes motivos, sumados a la compasión por las víctimas, impidieron que se paralizaran y se esforzaran más por ayudar. Incluso el miedo no impidió que reconocieran su capacidad de agencia y de esta manera no se paralizaran y actuaran con un gran compromiso y responsabilidad. Slaby y Wüschner proponen que la relación entre un episodio emocional y el despliegue de la agencia depende de en qué medida hacemos nuestros los episodios en los que se despliega la agencia.104 En este caso, la crisis causada por el desastre.

Según Jasper, las emociones de compasión y la indignación frente a las injusticias se basan en intuiciones o en principios morales y están relacionadas con la satisfacción de hacer y sentir lo correcto (o incorrecto).105

La Tabla 1 recoge la manera como los entrevistados relatan la relación entre sus emociones y sus motivaciones para la acción. Algunas palabras aparecen subrayadas por las autoras.

Así mismo, los testimonios revelan que las emociones también influyeron en la calidad de la ayuda que brindaron los entrevistados (y otras personas), aun cuando esta no fuera desde su saber profesional. La creatividad y capacidad de iniciativa que desplegaron muestra la sensación de capacidad de agencia que produce la acción colectiva.106 Pensaron en acciones y en formas de llevarlas a cabo (estrategias) que las autoridades normalmente no consideran, logrando que fuera más humanitaria que la brindada por las autoridades. Para ello, fue importante su sensibilidad para considerar las condiciones específicas de la población afectada (compasión), por ejemplo, que se tratara de población vulnerable o que no habla español, como muestran los relatos en la Tabla 1 y los que citamos a continuación.

Hicimos una serie de registros de datos, de información personal de todos estos familiares de personas que seguían atrapadas y dimos seguimientos a todos estos familiares del edificio colapsado.107

Cuando había derrumbes se solicitaba que estuviera un Psicólogo, un Trabajador Social y un Abogado para la contención de familiares cuando recibían los cuerpos de las víctimas, los cuerpos de sus familiares.108

Es decir, vieron a las víctimas como sus semejantes.

Algunos de ellos se dirigieron a brindar ayuda en las colonias en las que crecieron, aunque actualmente ya no viven allí.109 “Creo que todo es como muy sentimental la verdad, sobre todo por el apego que tenía a esa zona … creo que hubiera sido muy diferente hacer el acopio, o estar apoyando en la zona centro o la zona sur”.110

Todo lo anterior contradice las atribuciones que se hacen a los jóvenes respecto a su falta de compromiso social y de solidaridad con otras generaciones y que los representan como autorreferenciados. Una de nuestras entrevistadas relata:

De hecho me tocó ir en mi cumpleaños. Me decían: ‘¿Qué vas a hacer?’ [Y yo respondía]: ‘No tengo ganas de hacer nada, vamos a apoyar’. Porque no iba a estarme divirtiendo cuando sabes que hay personas cercanas y no tan cercanas que están sufriendo.111

La primera reacción que dicen haber tenido inmediatamente después del sismo, fue tratar de saber si sus familiares se encontraban bien. Solo una vez que lo comprobaron comenzaron a buscar la manera de ayudar a las víctimas contactando a amigos a través de dispositivos móviles para organizarse. O bien se dirigieron a aquellos lugares donde sabían que había inmuebles colapsados o dañados, centros de acopio y otros puntos donde se requería ayuda. Es importante señalar que inmediatamente después de los sismos el sistema de transporte público dejó de funcionar y las vías de comunicación estaban cerradas a la circulación de automotores por el riesgo de que ocurrieran nuevos derrumbes. Por ello en muchas ocasiones los brigadistas tuvieron que desplazarse en bicicleta o a pie, recorriendo distancias muy largas.

La memoria112 de los terremotos de 1985 también influyó en sus reacciones y estrategias de acción individuales y colectivas. Ayudó a dar sentido a lo que estaba pasando y a sus acciones y estrategias, pues la memoria es “la manera en que los sujetos construyen sentido del pasado” en el presente y en relación con el futuro deseado.113 La población había aprendido de manera directa o indirecta que sin su participación en las labores de rescate y para atender la emergencia en general, las víctimas no recibirían la ayuda necesaria pues las autoridades no cumplirían adecuadamente con sus obligaciones. Más aún, aprovecharían la situación de crisis para cometer abusos y tratar de ocultar actos de corrupción cotidianos, como de hecho sucedió. Es decir, los entrevistados constataron esta vez por experiencia directa lo que guardaban en su memoria. “Las memorias narrativas son construcciones sociales comunicables a otros”,114 y en este caso se trata de una memoria transmitida de forma oral por sus padres u otros familiares y/o profesores; o aprendida a través de libros, documentales y testimonios que circulan a través del ciberespacio, la televisión y el cine o una exposición fotográfica. Solo un entrevistado dijo no estar enterado de lo que ocurrió en 1985. A pesar de no haber vivido directamente la experiencia del sismo de 1985 porque aún no habían nacido, se vieron confrontados con experiencias similares después del sismo de 2017, como mostraremos más adelante.

Me dijo mi mamá que [en 1985] había mucha rapiña, mucha desorganización, que el gobierno no actuaba. Me dijo: ‘ahí fue la gente la que se organizó porque nadie hacía nada, y va a ser lo mismo aquí’. Y cuando vamos a la Narvarte [la colonia en donde ella estuvo apoyando] nos damos cuenta que es lo mismo. Eso como que también me motivó.115

Al igual que ocurrió en 1985, colapsó un edificio de maquila de costura en donde las costureras trabajaban en condiciones de semiesclavitud. Muchas trabajadoras eran extranjeras. El entrevistado 13 refiere que estuvo difundiendo en redes digitales señas de identidad y nombres de trabajadoras extranjeras a partir de los documentos de identidad que se encontraban esparcidos en las ruinas del inmueble, para que eventualmente sus familiares pudieran identificar y reclamar sus cuerpos.

Pero también las experiencias y los sentimientos vividos marcaron su memoria.

Existen desarrollos teóricos en la Sociología116 y en las Neurociencias117 que son complementarios y que tienen un gran potencial para tratar de dar cuenta de estos procesos subjetivos en los que la memoria se relaciona con sentimientos y emociones y mueven a la acción. Alison Landsberg analiza las memorias que emergen en los medios de comunicación de masas como una nueva forma de memoria cultural pública a la cual denomina memoria prostética (prosthetic memory), en el sentido de prótesis:

[…] que emerge en el interface entre una persona y una narrativa histórica acerca del pasado, en un sitio de la experiencia, como en un cine o un museo. En este proceso, la persona no aprende simplemente una narrativa histórica sino que adquiere de ella un sentimiento más personal y profundo del recuerdo de un evento pasado que él o ella no vivió.118

Como son sentidas, las memorias prostéticas producen empatía que mueve a la solidaridad y a la acción a actores que no necesariamente comparten marcadores identitarios entre sí ni con las víctimas; “crean las condiciones para el pensamiento ético animando a la gente a sentirse conectada a, reconociendo la alteridad de, el ‘otro’”.119 En el caso que nos ocupa podemos citar como ejemplos, además de los sismos de 1985, las marchas conmemorativas del movimiento estudiantil de 1968 que siguen motivando la participación en acciones de protesta contra la represión y otras formas de violencia de Estado. En estos casos “Las memorias prostéticas pueden servir como sitios para alianzas inesperadas a través de sistemas de diferencia”.120

La empatía que mueven a la acción se explica por la actividad de las neuronas espejo, de acuerdo con Antonio Damasio:

Las neuronas espejo (las que reaccionan como si nosotros hiciéramos un movimiento cuando vemos que otro lo hace) nos permiten comprender las acciones de los otros colocándonos en un estado corporal comparable. Cuando somos testigos de la acción de otro nuestro cerebro sensible al cuerpo adopta el estado que adoptaríamos si nos desplazáramos nosotros mismos. A veces esto provoca movimientos reales.121

El archivo de experiencias generado por las narrativas contenidas en las memorias prostéticas puede ser durable a pesar de la volatilidad de la circulación de las narrativas en los medios de comunicación de masas, si logran generar empatía y/o identificaciones en los receptores. Así ocurrió con la memoria de los sismos de 1985 treinta y dos años después. En 2017 los brigadistas replicaron estrategias empleadas entonces, adaptándolas a los nuevos contextos, por ejemplo, sirviéndose de las tecnologías de información y comunicación e interviniendo con los nuevos roles de género a los que nos hemos referido.

Esta memoria prostética de lo que ocurrió en 1985, relacionada con las emociones que experimentaron nuestros entrevistados en 2017 generó en ellos una especie de mandato ético122 que los llevó a actuar, y hacerlo con responsabilidad, como muestran los siguientes testimonios:

Es algo que él [su tío] nos cuenta de manera muy frecuente, porque él dice que tuvo que sacar de los escombros el cadáver de una enfermera y entonces para él fue muy impactante, incluso él se resignificó con ese evento. Entonces estas historias yo sí creo que de alguna manera crean un precedente de qué te toca a ti, qué responsabilidad123 también tienes con eso que se hizo en su momento. Había algo que se compartía de manera familiar: la sensación de que tenías que hacer algo para ayudar y que no podías quedarte en casa. Y creo que sí fue significativo el poder haber escuchado esas historias.124

Empecé a ver noticieros, lo del [Colegio] Rébsamen, un amiguillo que vive en San Gregorio se quedó sin casa. Yo decía: ‘es que algo se tienen que hacer. Y si se pudo hacer en el 85, ¿por qué no ahorita?’.125

Lo recordé [lo que sucedió en 1985] por la parte de que mucha gente quiso ayudar en ese momento.126

Reflexión final

El análisis empírico que aquí presentamos busca contribuir a la problematización y a la ampliación de nuestra comprensión sobre cómo lo político, las acciones colectivas y el manejo emocional de los episodios de desastre son procesados en el nivel micro social.

Jasper propone que los shocks morales (podemos asumir así el impacto emocional provocado por el desastre) “no cambian los valores subyacentes de las personas; solo los aclaran o los activan”.127 Esto pone en cuestión las atribuciones generalizadas que se aplican a los jóvenes como indolentes, autorreferenciados, no solidarios, desinteresados en lo público, etc. La experiencia a la que nos hemos referido y los relatos y testimonios de nuestros entrevistados contradicen la perspectiva analítica que interpreta la expresión política de los jóvenes a través de los medios digitales como apolítica y falta de compromiso. A partir de los relatos de los entrevistados mostramos que su solidaridad con las víctimas e involucramiento en las acciones colectivas de ayuda humanitaria estuvieron motivadas por procesos de memoria y emociones. Estas, de acuerdo con la literatura especializada, son respuestas transitorias a un contexto (en este caso el desastre), aunque están ancladas en normas morales, cogniciones y afectos.

¿Qué diferencia entonces a nuestros entrevistados de los jóvenes que no participaron como brigadistas? Simplemente, no todas las personas responden conductual, afectiva y emocionalmente de la misma manera. Esto depende de características personales como las idiosincrasias, personalidades y lealtades afectivas, como ocurre con otros aspectos de la vida social.128 O de nuestras habilidades, capacidades y valores.129

Algunos fragmentos de los testimonios que citamos a lo largo de este documento permiten afirmar que la memoria prostética de eventos pasados, articulada con las emociones que experimentaron los entrevistados en el momento de la emergencia generaron en ellos mandatos éticos que los movieron a la acción. Y aunque algunos de ellos continuaron apoyando después de la emergencia, las emociones no fueron un factor que diera permanencia a la organización que lograron coyunturalmente, a diferencia de lo que han encontrado en movimientos sociales autores como Gravante y Poma.130 Se trata de procesos organizativos diferentes. Sería interesante analizar esto con más profundidad en otros casos y situaciones.

A pesar de que nuestros entrevistados no se propusieron lograr la permanencia de la organización ciudadana en el tiempo, incidir en los procesos de gobierno, en la agenda de los gobernantes ni en las políticas públicas, mostraron que están informados al respecto y que no son indiferentes a las problemáticas sociales pero que las acciones colectivas en las que se involucran se basan fuertemente en la confianza y confían más en sus pares que en las autoridades e instituciones.

La durabilidad, la profundidad y trascendencia de los cambios políticos y sociales provocados por las acciones colectivas generadas a través del ciberespacio estaría entonces sujeta a las mismas condiciones que sus homólogos en el espacio físico. Es decir, irían tan lejos como sean capaces de llevarlos los actores sociales concernidos, pudiendo incluso dar lugar a proyectos políticos.

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1Este artículo es producto de una investigación realizada con financiamiento de la UNAM en el marco del Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico, y del Conacyt, en el marco del Programa de Estancias Posdoctorales y Sabáticas al Extranjero para la Consolidación de Grupos de Investigación, realizadas en el Instituto Iberoamericano de Berlín y en la Universidad de Versalles, Francia, en el 2012.

2 Eduardo Reinoso, Miguel Angel Jaimes y Marco Antonio Torres, “Evaluation of building code compliance in Mexico City: mid-rise dwellings”, Building Research and Information 44.2 (enero de 2015): 202-213. doi: Y10.1080/09613218.2014.991622.

3 Cinna Lomnitz, “El próximo desastre sísmico en la Ciudad de México”, Nexos, 1 de septiembre de 2004, disponible en https://www.nexos.com.mx/?p=11251 (fecha de acceso: 26 de septiembre de 2017).

4Las notas de prensa que se publicaron en la coyuntura sosteniendo o refutando esos presupuestos fueron abundantes; en ellas se les denominaba jóvenes y millenials, indistintamente. Citamos solo las siguientes como muestra. “Para muchos jóvenes, el sismo del pasado 19 de septiembre […] generó [sic] que por su labor como rescatistas y en centros de acopio ya no sean vistos como indolentes, sino admirados” Notimex, “El sismo que cambió la imagen de los millenials en México”, Notimex, 28 de septiembre de 2017, disponible en https://www.economiahoy.mx/nacional-eAm-mx/noticias/8639989/09/17/El-sismo-que-cambio-laimagen-de-los-jovenes-en-Mexico.html (fecha de acceso: 3 de febrero de 2020). Incluso jóvenes se apropiaban de estas características socialmente atribuidas, como la autora de la nota periodística: Brenda Ballesteros, “El sismo que derrumbó el concepto millenial”, La Izquierda Diario, 24 de septiembre de 2017, disponible en http://www.laizquierdadiario.mx/Brenda-Ballesteros (fecha de acceso: 3 de febrero de 2020). También hubo académicos que contestaron estas atribuciones hechas a los jóvenes, Judith Amador Tello,

5 Alma Rosa Alva de la Selva, “Escenarios y desafíos de la ciudadanía digital en México”, Revista Mexicana de Sociología, Nueva Época 65.238 (enero-abril de 2020): 81-105.

6 Gerardo Cisneros Yescas, “La movilización por la anulación del voto en 2009: una nueva forma de protesta política”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 58.215 (mayo-agosto de 2012): 161-180.

7Alva, “Escenarios y desafíos…”.

8 Evgeny Morozov, “The brave new world of slacktivism”, Foreign Policy 19 (mayo de 2009), disponible en http://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=104302141 (fecha de acceso: 29 de diciembre de 2015).

9 Malcom Gladwell, “Why the revolution will not be tweeted”, The Newyorker, 4 de octubre de 2010), disponible en http://www.newyorker.com/reporting/2010/10/04/101004fa_fact_gladwell (fecha de acceso: 29 de diciembre de 2015).

10Existe la entrada en Wikipedia.

11Morozov, “The brave new world…”.

12Gladwell, “Why the revolution…”

13 Sergio Balardini, “¿Qué hay de nuevo, viejo? Una mirada sobre los cambios en la participación política juvenil”, Nueva Sociedad 200: 96-107.

14 José Natanson, “El retorno de la juventud. Movimientos de repolitización juvenil en nuevos contextos urbanos”, Nueva Sociedad 243 (enero-febrero de 2013): 92-103.

15 Saskia Sassen, “Towards a Sociology of Information Technology”, Current Sociology 50.3 (2002): 365-388.

16 Manuel Castells, Redes de indignación y de esperanza (Madrid: Alianza, 2012).

17 Enrique Laraña y Rubén Díez, “Las raíces del movimiento M15. Orden social e indignación moral”, Revista Española del Tercer Sector 20 (enero-abril de 2012): 107.

18 Joan Subirats y Marc Parés, “Cambios sociales y estructuras de poder. ¿Nuevas ciudades, nueva ciudadanía?”, Interdisciplina 2 (2014): 97.

19Alva, “Escenarios y desafíos…”.

20Sassen, “Towards a Sociology…”, 370.

21 Aníbal Quijano, “Coloniality of power, eurocentrism and social classification”. En Coloniality at large. Latin America and the post colonial debate, editado por. Mabel Moraña, Enrique Dussel y Carlos A. Jáuregui (Durham y Londres: Duke University Press, 2008), 181-224. Citamos solo dos ejemplos: Los comentarios racistas por el asilo político que el gobierno mexicano otorgó a Evo Morales en 2019, ver Ivonne Ojeda de la Torre, “El asilo de Evo Morales desata el racismo e intolerancia de miles de mexicanos desde FB y Twitter”, SinEmbargo, 12 de noviembre de 2019, disponible en https://www.sinembargo.mx/12-11-2019/3677591 (fecha de acceso: 31 de enero de 2020).Y los comentarios racistas que suscitó la entrega de un premio Oscar a la actriz indígena mexicana Yalitza Aparicio. Darío Brooks, “Oscar 2019: Yalitza se vuelve objeto de lo peor que tiene este país, cómo los ataques a la actriz de ‘Roma’ exponen el racismo enquistado en México”, BBC News Mundo, 23 de febrero de 2019, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47339295 (fecha de acceso: 31 enero 2020).

22Dicha generalización se refiere exclusivamente a Ciudad de México, pues es el espacio en el que aplicamos las entrevistas y situamos nuestra investigación. Las realidades y dinámicas políticas en otras entidades federativas son muy diferentes y también es diferente el fenómeno en localidades que carecen de servicio de internet. Sin embargo, el análisis que aquí presentamos podría contribuir al conocimiento de estos fenómenos para quienes estén interesados en hacer análisis comparados del fenómeno.

23 María Luisa Tarrés, “Perspectivas analíticas en la teoría de la acción colectiva”, Estudios Sociológicos 10.3 (1992): 754.

24 José Enrique Ema López, “Del sujeto a la agencia a través de lo político”, Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social 6 (2004): 3.

25Ema, “Del sujeto a la agencia…”, 4.

26Ema, “Del sujeto a la agencia…”, 6.

27En el momento de la entrevista once de ellos habían concluido los estudios de licenciatura. Tres eran estudiantes de licenciatura. Una había concluido la maestría y dos habían concluido el bachillerato. Nueve de ellos trabajaban. Para conservar el anonimato de los entrevistados, nos referimos a ellos asignándoles un número: Entrevistado 1, … Entrevistado 16.

28En 1985, cuando ocurrió el sismo, en México existía un amplio tejido organizativo al que analíticamente se denominó movimiento urbano popular que se había desarrollado a lo largo de las décadas de 1970 y 1980, como resultado de lo que McAdam et al., y Tarrow, denominan ciclos de protesta. Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly, Dinámica de la contienda política (Barcelona: Hacer, 2005). Sidney Tarrow, El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política (Madrid: Alianza Editorial 2012). Esto permitió, entre otras cosas, que los damnificados por el sismo se organizaran en un movimiento amplio, apoyado por el movimiento urbano popular para demandar solución a su situación y que este tuviera un efecto democratizador en los procesos electorales inmediatos posteriores. En su momento se produjo una literatura abundante sobre el fenómeno, ver por ejemplo Juan Manuel Ramírez Sáiz, “Organizaciones populares y lucha política”, Estudios Políticos 45 (enero-marzo de 1986): 38-55. Sergio Tamayo, “Del movimiento urbano popular al movimiento ciudadano”, Estudios Sociológicos 17.50 (1999): 499-518; Vivienne Bennett y Julio Bracho, “Orígenes del Movimiento Urbano Popular Mexicano: pensamiento político y organizaciones políticas clandestinas, 1960-1980”, Revista Mexicana de Sociología 55.3 (julio-septiembre de 1993): 89-102. En 2017 no existía una situación similar. Quizá esto explica que no se articulara un movimiento social posterior al sismo. En todo caso, explicar estos procesos escapa a los objetivos de este artículo. Nuestro argumento es que no puede imputarse a una falta de perspectiva o a la apatía política por parte de los jóvenes.

29Castells, Redes de indignación.

30 Real Academia Española (RAE), “Definición de ‘activismo’”, Diccionario de la Real Academia Española, disponible en https://dle.rae.es/?w=activismo (fecha de acceso: 30 de enero de 2020.

31Entrevistada 1, estudiante de teatro y literatura. Entrevistada por Laura Loeza, 24 de julio de 2018; Entrevistada 4, entrevistada por Laura Loeza, 26 de julio de 2018; Entrevistada 6, entrevistada por Laura Loeza, 31 de julio de 2018; Entrevistado 8, entrevistado por Laura Loeza, 1 de agosto de 2018; Entrevistado 9, entrevistado por Laura Loeza, 6 de agosto de 2018; Entrevistado 13, entrevistado por Laura Loeza, 28 de agosto de 2018; Entrevistado 14, psicóloga. Entrevistada por Laura Loeza, 12 de agosto de 2018.

32Entrevistado 15, ingeniero. Entrevistado por Laura Loeza, 13 de septiembre de 2018.

33Entrevistada 14.

34Entrevistada 1.

35Entrevistada 7, entrevistada por Laura Loeza, 1 de agosto de 2018.

36Balardini, “¿Qué hay de nuevo…”, 100.

37Los siguientes datos arrojados por el Latinobarómetro 2017 nos ayudan a contextualizar y entender estos fenómenos. En la medición de ese año México ocupaba los niveles más bajos de la región en cuanto a las siguientes variables: satisfacción con la democracia (asociada al desempeño del gobierno) solo 18 % de la población respondió estar satisfecha. 90 % respondió que se gobierna para unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio. Solo 20% aprobaba el desempeño del gobierno. 14 % dijo que se puede confiar en la mayoría de las personas. 15 % expresó confianza en el gobierno y 9% en los partidos políticos. Corporación Latinobarometro, “Informe 2017”, Latinobarómetro, disponible en www. latinobarómetro.org (fecha de acceso: 1 de enero de 2020).

38Balardini, “¿Qué hay de nuevo…”; Según el Latinobarómetro “Los avances se ven en los indicadores económicos, no en los políticos y sociales. Es como una disociación entre dos mundos, el mundo de la economía, y el mundo del poder político.” Corporación Latinobarómetro, “Informe 2017”.

39Balardini, “¿Qué hay de nuevo…”, 101.

40Entrevistada 11, entrevistada por Laura Loeza, 13 de agosto de 2018.

41Natanson, “El retorno de la juventud…”, 101.

42Entrevistada 5, entrevistada por Laura Loeza, 30 de julio de 2018.

43Entrevistado 8.

44Entrevistado 15.

45Entrevistada 11.

46Entrevistado 10, entrevistado por Laura Loeza, 8 de agosto de 2018.

47Entrevistado 16, quien trabajó en Unicef. Entrevistado por Laura Loeza, 17 de septiembre de 2018.

48Es importante aclarar que estas respuestas se refieren a la diversidad de fuentes que consultan. No significa que consulten todas las fuentes mencionadas diariamente.

49Sus otras fuentes en formato digital que refirieron son los periódicos; periódicos independientes; noticieros en línea y aquí dicen seguir a periodistas independientes conocidos. Un semanario de periodismo de investigación; blogs de catedráticos; noticiero de radio independiente; un youtuber. Solo cinco entrevistados dicen leer diarios impresos y los dos que leen el semanario en línea, lo leen a veces en formato impreso. Solo una entrevistada mencionó un noticiero en televisión entre sus fuentes.

50Otros temas que mencionaron fueron: las conmemorativas del movimiento estudiantil de 1968, “contra el olvido”, “contra las injusticias sociales”, “contra la inseguridad”, “por la paz” y “ambientalistas”.

51Entrevistada 6.

52Entrevistado 13.

53Entrevistados 4, 5, 13 y 14.

54 Laura Loeza Reyes, Organizaciones civiles. Identidades de una elite dirigente (Ciudad de México: CEIICH, UNAM, 2010): 91-92.

55Históricamente una característica de la cultura política mexicana ha sido la connotación negativa de la participación política y de la política en general (aunque la valoración de esta última ha cambiado gradualmente, sobre todo en las generaciones más jóvenes). México es una democracia joven no consolidada en la que no es raro que los gobernantes recurran a la represión y los crímenes políticos para responder a las expresiones de crítica y disidencia. Para justificar estas prácticas difunden socialmente la idea de que las víctimas eran delincuentes. Por tanto, la percepción social de que “en algo ilícito andaban” las víctimas y el miedo a la represión siguen siendo eficaces políticamente en la actualidad.

56Entrevistada 5.

57Entrevistado 13.

58Entrevistada 12, entrevistada por Laura Loeza, 15 de agosto de 2018.

59Entrevistada 5.

60Entrevistada 5.

61“Encapsular” significa quedar cercado, en este caso, por un grupo de granaderos. Se trata de un tipo de policía armada que fue disuelta en 2019 pero que tuvo una trayectoria de represión violenta a movilizaciones sociales. Cuando los manifestantes quedan cercados, cualquier cosa puede suceder.

62Entrevistado 13.

63Entrevistado 13.

64Entrevistado 10.

65Entrevistado 13.

66Entrevistado 4.

67Entrevistado 13.

68Entrevistada 14.

69Entrevistada 5.

70Entrevistado 9.

71Entrevistado 2, entrevistado por Laura Loeza, 26 de julio de 2018.

72Entrevistado 16.

73Entrevistadas 12 y 14.

74Entrevistada 12.

75Entrevistada 1.

76Entrevistado 15.

77Entrevistado 13.

78Entrevistada 11. El subrayado es nuestro.

79 James Jasper, “The emotions of protest: affective and reactive emotions in and around social movements”, Sociological Forum 3 (1998): 397-424; James Jasper, “Las emociones y los movimientos sociales: veinte años de teoría e investigación”, Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad 4.10 (diciembre-marzo de 2012-2013): 48-68.

80Entrevistado 9.

81Entrevistada 1.

82Entrevistada 14.

83Entrevistado 4.

84Hasta 2017 se denominaba Delegaciones políticas a las unidades político-administrativas en las que se divide la capital del país. Actualmente se les denomina Alcaldías.

85Entrevistado 9.

86Entrevistado 9.

87Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, organismo público descentralizado cuyo objetivo consiste en prestar y promover servicios de asistencia social.

88Entrevistados 8 y 12.

89Entrevistado 15.

90Entrevistado 8.

91Entrevistada 12.

92Entrevistado 9.

93Entrevistada 11.

94Entrevistado 13.

95Entrevistado 9.

96Entrevistado 12.

97Entrevistada 11.

98Entrevistados 7 y 15.

99Entrevistado 9.

100Entrevistado 9.

101Jasper, “The emotions of protest…”, 399.

102Jasper, “The emotions of protest…”, 401.

103Jasper, “Las emociones y los movimientos…”, 54.

104 Jan Slaby y Philipp Wüschner, “Emotion and agency”. En Emotion and value, editado por S. Roeser y C. Todd (Oxford: Oxford University Press, 2014): 213.

105Jasper, “Las emociones y los movimientos…”, 50.

106Jasper, “Las emociones y los movimientos…”, 55.

107Entrevistado 13.

108Entrevistada 14.

109Entrevistadas 7 y 11.

110Entrevistada 3, entrevistada por Laura Loeza, 26 de julio de 2018.

111Entrevistada 5.

112“La memoria se refiere a la capacidad o facultad de recordar, de tener presente algo ligado al pasado. […] está ligada a acontecimientos políticos que tuvieron un carácter ‘especial’, o situaciones límite [como puede ser un desastre natural]”. Elisabeth Jelin, “Memoria”. En Diccionario de la memoria colectiva, dirigido por Ricardo Vinyes (Barcelona: Gedisa, 2018): 271.

113Jelin, “Memoria”, 272.

114Jelin, “Memoria”.

115Entrevistada 11.

116La obra de Alison Landsberg, Prosthetic Memory, es muy esclarecedora y sugerente respecto a la naturaleza y el funcionamiento de los procesos de memoria e identidad en la era de las tecnologías de información y comunicación de masas. En ella discute la pertinencia de los marcos teóricos clásicos para dar cuenta de estos fenómenos. Alison Landsberg, Prosthetic Memory. The Transformation of American Remembrance in the Age of Mass Culture (Nueva York: Columbia University Press, 2004).

117En este campo de las ciencias es remarcable la obra de Antonio Damasio, L’autre moimême. Les nouvelles cartes du cerveau, de la conscience et des émotions (París: Odile Jacob, 2010).

118Landsberg, Prosthetic Memory, 2.

119Landsberg, Prosthetic Memory, 9.

120Landsberg, Prosthetic Memory, 3.

121Damasio, L’autre moimême, 130.

122Proponemos hipotéticamente que este mandato ético se originó a partir de la relación que existe entre las emociones, que se basan en principios morales, y la satisfacción de hacer y sentir lo correcto (o incorrecto), como propone Jasper, “The emotions of protest…”, 50. Y porque las emociones, los entendimientos cognitivos y las visiones morales forman parte de la cultura. Jasper, “The emotions of protest…”, 398.

123El subrayado es nuestro.

124Entrevistada 14.

125Entrevistada 5.

126Entrevistado 9.

127Jasper, “Las emociones y los movimientos…”, 56.

128Jasper, “The emotions of protest…”, 404.

129Slaby y Wüschner, “Emotion and agency”.

130 Tomaso Gravante y Alice Poma, “Manejo emocional y acción colectiva: las emociones en la arena de la lucha política”, Estudios Sociológicos 36.108 (2018), disponible en https://estudiossociologicos.colmex.mx/index.php/es/article/view/1612/1708 (fecha de acceso: 4 de septiembre de 2018).

Recibido: 09 de Febrero de 2020; Aprobado: 21 de Julio de 2020

Doctora en Ciencia Política, Universidad París I, Panthéon-Sorbonne, Francia.

Pasante de Licenciatura en Sociología, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México.

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