Diez años en la vida de una persona son pocos, pero las experiencias de una década marcan y transforman al ser humano. En una institución, diez años son la base que marca su desarrollo. Resulta muy significativo que una revista virtual de Ciencias Sociales y Humanidades, como Intersticios Sociales, alcance sus primeros diez años de existencia, los cuales han sido fundamentales para un buen inicio. Hace diez años, cuando iniciamos esta aventura, sentíamos el gran reto que representaba una nueva aventura que exploraba El Colegio de Jalisco. No se imprimiría, solo sería digital y ahondaría en discusiones epistemológicas, teóricas y metodológicas. Además, se incluía la sección de avances de investigación, que buscaba darles una puerta a los alumnos de los programas de posgrado de la institución para que publicaran adelantos de sus investigaciones y así motivar el trabajo conjunto entre maestros y alumnos.

La nueva faena se emprendió con el invaluable apoyo de los colegas de la institución y de las autoridades de El Colegio: el entonces presidente, José Luis Leal Sanabria, y la secretaria general, Alicia Peredo Merlo. Hacía años que habíamos expresado la necesidad de que El Colegio trabajar en crear una nueva revista que, por supuesto, nunca se pensó exclusivamente digital, por lo que Intersticios Sociales representó el momento de tomar el timón y asumir los riesgos que implicaba. Como suele suceder, los desafíos fueron más grandes de lo esperado. Cómo no recordar la ayuda de German Petersen Cortés, quien con la habilidad de un joven estudiante emprendimos este nuevo camino.

La revista fue llamada Intersticios Sociales, nombre de gran significado que, como se expresa en la revista misma,

retoma el término ‘intersticio’, que alude a zonas (fisuras, espacios o huecos) existentes entre dos entidades o dos partes de un mismo cuerpo, cuya observación, medición y localización requiere de instrumentos especializados. Incorporado al estudio de fenómenos sociales, este término ha mostrado su capacidad para hacer inteligibles tanto las ‘fallas’, ‘discontinuidades’, como los nichos de interacción entre distintos elementos. Al evocar este término en el ámbito de lo social y lo humanístico, esta revista alienta la reflexión sobre procesos, espacios y representaciones novedosas que caen en estos ‘intersticios’ y que por lo mismo escapan con frecuencia a la mirada analítica de diferentes disciplinas y modelos de estudio.

Cuando alguien preguntaba el nombre de la revista, respondíamos: Intersticios Sociales, y nuestro interlocutor decía: Inter…. qué? No es un nombre fácil de memorizar pero es profundo su significado. Así buscábamos aportar conocimiento en esos espacios de las ciencias sociales y humanas y buscar esos puntos de encuentro en el análisis y el debate.

Intersticios Sociales se presenta como

una revista electrónica de Ciencias Sociales y Humanidades, con periodicidad semestral, editada por El Colegio de Jalisco, A.C. Nuestra publicación tiene alcance internacional, de estricto arbitraje y de acceso abierto total y gratuito, comprometida con la generación y difusión del conocimiento a través de la publicación de trabajos originales e inéditos vinculados a las áreas de sociología, historia, antropología, derecho, ciencia política, filosofía, geografía, estudios literarios, y demás disciplinas afines a las ciencias sociales y las humanidades.

Llevar esto a la práctica conllevaba una serie de complicaciones. Se picó piedra con investigadores y académicos de distintas instituciones, solicitándoles nos enviaran colaboraciones, con la aclaración puntual de que llevaría un proceso estricto de dictaminación. La respuesta no siempre era positiva, ya que en ese momento la revista no contaba con la certificación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). En algunos momentos era complicado completar el número de acuerdo a los parámetros que nos habíamos propuesto, sobre todo para la sección que en ese momento era la primera “Reflexión epistemológica”. Pese a todas las vicisitudes, siempre logramos tener los números completos puntualmente.

Uno de los mayores retos que tuvimos era lograr un proceso estricto de arbitraje. Nos propusimos buscar dictaminadores de distintas instituciones mexicanas y extranjeras, especialmente de América Latina. Buscábamos expertos en el tema, hacíamos la petición para que fungieran como evaluadores y nos topábamos con colegas que con gran entusiasmo respondían afirmativamente pero otros, que por fortuna eran los menos, argumentaban su negativa por no estar la revista acreditada ante CONACYT. La respuesta afirmativa de tantos colegas que creyeron en el proyecto fue generando el prestigio de la revista que más tarde favoreció para lograr la acreditación de CONACYT como una revista de calidad.

Todo esto fue factible por la colaboración incondicional de los miembros del Comité Científico y del Comité Editorial. Invariablemente encontramos en ellos su disposición a cooperar para lograr los objetivos. En el camino la ayuda de Marina González y de Cristal Fernández resultó invaluable. Jóvenes que daban sangre nueva a este proyecto.

Uno de los elementos que nos propusimos era que estuviera en línea el primer día del inicio del semestre al que correspondía el número. El primer ejemplar fue publicado unos días después por cuestiones técnicas. Algo de lo que nos sentimos orgullosos y que hasta la fecha se ha conservado es la puntualidad en la publicación. Después de varios meses de pulir las cuestiones técnicas y alistar los primeros artículos, la revista vio la luz con su primer número en marzo de 2011, abriendo con broche de oro con el artículo de Miguel Jesús Hernández Madrid, “El conocimiento social y el compromiso del investigador en el mundo contemporáneo”. Con ello abríamos dos caminos, por un lado el primer número de Intersticios Sociales y, por otro, acababa de iniciar una nueva generación del programa de Doctorado en Ciencias Sociales. Así dábamos la bienvenida a los estudiantes, pues el proyecto originalmente se pensó como un instrumento para que ellos buscaran el camino de publicar sus investigaciones. Esto no prosperó en ese sentido, pero fue construyéndose como una revista con un prestigio sólido y propio.

En septiembre de 2015 se publicó el número 10 de la revista. Después de prepararnos durante varios años buscamos el reconocimiento de CONACYT. En esos días logramos que fuera incorporada al Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica (CONACYT), así como indexarla en SciELO, REDALYC y LATINDEX. Gracias a la labor conjunta y colegiada de miembros de El Colegio de Jalisco, la revista tomaba un giro diferente. Fue el momento de dejar el timón. Intersticios Sociales daba un giro con mayores exigencias, cambiaban sustancialmente los parámetros. Han pasado cinco años en que podemos decir que la revista ha cumplido con creces las expectativas de diez años atrás, gracias al trabajo incansable de quienes la han dirigido: José Refugio de la Torre Curiel y Francisco Javier Velázquez Fernández y todo su equipo que han logrado darle la proyección que estos tiempos demandan. No cabe duda que los proyectos institucionales son el fruto de la entrega y el trabajo de todos y cada uno de sus miembros. ¡¡¡Enhorabuena por estos primeros diez años!!!

Intersticios Sociales, con este su número 20, arriba a su primera década de circulación en el ciberespacio, difundiendo novedosos trabajos académico de Ciencias Sociales y Humanidades, muy de acuerdo con la vocación de su casa editorial, El Colegio de Jalisco, A. C.

No ha sido un trabajo sencillo, pues desde su concepción, allá por el año 2009, ha implicado ardua labor de todo un equipo de trabajo. Por ello, es menester agradecer a las personas que han estado detrás de este proyecto, comenzando por sus anteriores directores: Laura Alarcón Menchaca y José Refugio de la Torre Curiel; a los asistentes que han brindado su apoyo: German Petersen Cortés, Marina González y Cristal Fernández. Al departamento de publicaciones, encabezado en distintos momentos por Iliana Ávalos, Guadalupe Márquez y actualmente por Débora Moloeznik. Al área de informática de El Colegio de Jalisco, al presente bajo el cuidado de Julio Almaraz. A nuestro excelente traductor, Paul Kersey. A Rosario Ivonne Lara Alba, Rafael Uribe Morfín y Lilia Nataly Vaca Tapia, por todo el trabajo editorial detrás de cada número.

Nuestro mayor agradecimiento a nuestros comités editorial y científico, ambos de enorme valor y respaldo en las decisiones a tomar en la revista. Nuestro especial reconocimiento a todos los colegas que amablemente aceptan colaborar en la revisión de los artículos enviados a la revista, ingrata labor poco visible, menos reconocida e imperceptible aún hoy día en todas las evaluaciones a que nos vemos sometidos quienes nos dedicamos a la vida académica: ustedes son el aire que da vida a este proyecto.

Un muy especial agradecimiento a la Universidad de Guadalajara, institución que, gracias a ser parte de la Asamblea de Asociados Numerarios de El Colegio de Jalisco, A. C., nos proporciona todo el soporte técnico relacionado con nuestro portal OJS.

Obviamente no pueden quedar fuera de este agradecimiento todos los autores de artículos y reseñas, quienes han confiado en este proyecto enviando sus trabajos para ser difundidos en Intersticios Sociales. Y nuestra gratitud también al público lector.

Quienes laboramos actualmente en Intersticios Sociales estamos plenamente comprometidos con el desarrollo de este proyecto, mismo que ciertamente tiene carencias, retos y desafíos que enfrentar, y que poco a poco han ido subsanándose, siempre con la intención de ser un mejor vehículo de difusión científica. Pero por ahora también es tiempo de festejar, porque no siempre un proyecto editorial alcanza los diez años de vida, y menos en la región del mundo en la que nos toca vivir, donde los recortes presupuestales y la desaparición de revistas de este tipo lamentablemente se han vuelto más frecuentes de lo deseable. Por ello, felicidades Intersticios Sociales, por tus diez años de circulación, y felicidades a El Colegio de Jalisco, por auspiciar este fructífero proyecto.