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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.19 Zapopan mar. 2020  Epub 24-Feb-2020

 

Reflexión Teórica

La transformación del concepto de pobreza: un desafío para las ciencias sociales

The transformation of the concept of poverty: a challenge for the social sciences

Alfredo Sánchez Carballo1 
http://orcid.org/0000-0002-3008-0318

Joel Ruiz Sánchez2 
http://orcid.org/0000-0002-2459-8452

Miguel Ángel Barrera Rojas3 
http://orcid.org/0000-0002-9240-7646

1 Universidad Autónoma de Tamaulipas, SNI C, México. alfredo.sanchez@docentes.uat.edu.mx

2 Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México. jorsan30@hotmail.com

3 Universidad de Quintana Roo, SNI C, México. miguel.barrera@uqroo.edu.mx


Resumen

El objetivo de este ensayo reflexionar el concepto de pobreza desde una tradición europea, así como su transformación a lo largo del tiempo. Además, se relaciona dicha conceptualización con el quehacer de las ciencias sociales en la actualidad. La pobreza se ha definido a partir del ingreso o el gasto, necesidades básicas insatisfechas, hasta llegar a la medición multidimensional, lo cual ha marcado una constante evolución. En América Latina, la importancia de esta discusión radica en que es un fenómeno social que se estudia desde perspectivas como la psicología social, la economía, sociología, antropología, entre otras, todas ellas aportando coordenadas conceptuales específicas. Sin embargo, parece que su conceptualización tiende a la complejidad, a pesar de que se ha establecido un interés marcado por la distinción de la de pobreza relativa y absoluta. Se concluye que, a partir de la herencia y transformación del concepto de pobreza, las ciencias sociales deben aprovechar el desafío para criticar la postura hegemónica occidental acerca de la conceptualización de un aspecto del acontecer social como la pobreza que va más allá de un aspecto meramente económico.

Palabras clave: pobreza; ciencias sociales; concepto; América Latina

Abstract

The objective of this essay is to reflect upon the concept of poverty derived from a European tradition and its transformation over time, and to relate this conceptualization to current work in social science. Poverty has been defined in terms of income, expenditures, and unsatisfied basic needs, as well as multidimensional measurements, through a process in constant evolution. In Latin America, the importance of this discussion resides in the fact that poverty is a social phenomenon studied from diverse perspectives, including social psychology, economics, sociology and anthropology, among others, each one of which offers specific conceptual coordinates. However, it seems that their conceptualizations tend towards complexity, despite the marked interest in distinguishing between ‘relative’ and ‘absolute’ poverty. The essay concludes that, based on the inheritance and transformation of the concept of poverty, the social sciences should address the challenge of criticizing the hegemonic western position regarding the conceptualization of a social phenomenon that, like poverty, goes beyond mere economic elements.

Keywords: poverty; social sciences; concept; Latin America

Introducción

La pobreza ha sido conceptualizada desde diferentes perspectivas, sobre todo en las ciencias sociales, y esto deviene en la determinación acerca de quién es o no considerado como pobre, y desde qué perspectiva se determina a los sujetos de la pobreza. El ingreso monetario es la principal variable para determinar si un individuo se encuentra o no en condición de pobreza. Sin embargo, este tipo de acercamiento se ha transformado a lo largo del tiempo: se han agregado conceptualizaciones que incorporan el gasto, necesidades básicas insatisfechas, enfoque de derechos, hasta llegar una amplia diversidad de enfoques de medición y conceptualización. Al señalar esto, debe entenderse que, para determinar una medición para la pobreza, se parte de la aclaración y ‘operacionalización’ de los conceptos, es decir, para poder construir una metodología para la medición de la pobreza es necesario delimitar, anticipadamente, un concepto que pormenorice las dimensiones que se pretenden observar y analizar. Ya que, tras la condición de pobreza se esconden ideologías y discursos que determinan y justifican la dominación y sujeción de unos grupos sociales por parte de otros.

Algunos postulados de la filosofía de la ciencia indican que los conceptos son las unidades más básicas de las formas de conocimiento.1 Estas unidades básicas facilitan las construcciones que se pueden hacer con respecto a la realidad, la plataforma que proporciona el lenguaje cumple una tarea esencial para dotar de sentido el pensamiento abstracto. Partiendo de la necesidad humana de clasificar, ordenar y nombrar para apropiarse de los objetos y situaciones que le rodean, el individuo aborda la realidad por medio de las construcciones conceptuales. Charles Ragin indica que los conceptos son

síntesis abstractas de las propiedades compartidas por los miembros de una categoría de fenómenos sociales. Constituyen los componentes cruciales de los marcos analíticos, los cuales, a su vez, se derivan de las ideas, es decir, del pensamiento teórico actual acerca de la vida social.2

Por tal motivo es relevante considerar la conceptualización de la pobreza como un tema de análisis.

Ante esto, habrá que entender los conceptos como “unidades de significado”, los cuales pueden ser exactos o vagos, aplicables o inaplicables. El complemento o predicado del concepto pueden ser “unarios (trabaja), binarios (se relaciona), ternario (se interpone), cuaternario (intercambia), etc.”.3 Estas acotaciones van a la par de lo que indicia Amartya Sen: “empero, detrás de cada medida hay un concepto analítico”,4ergo, para medir cualquier aspecto de la interacción social, por ejemplo, la pobreza, este debe sustentarse en un análisis conceptual consistente. Finalmente, a manera de provocador, se formulan algunas preguntas que dan oportunidad para ensayar algunas ideas: ¿Cuáles son los principales insumos teóricos para el concepto de pobreza desde una perspectiva eurocéntrica para las ciencias sociales en América Latina? ¿A partir de cuáles criterios e ideologías se ha conceptualizado la pobreza?

Este ensayo está dividido en varias partes que se complementan unas con otras. En la primera parte se discute el origen del concepto de pobreza desde la tradición europea. En la segunda parte se continúa analizando la transformación del concepto de pobreza y la herencia que este ha tenido para la realidad en América Latina. En la tercera sección, se propone un puente discursivo y analítico del papel que juegan las ciencias sociales en el análisis conceptual de la pobreza. En la cuarta sección, se responde a la pregunta sobre cuál es la importancia del concepto de pobreza para las ciencias sociales y el desafío que esto representa.

El concepto de pobreza. Breve esbozo histórico

En el desarrollo histórico del concepto de pobreza puede notarse una tradición europea. Las primeras conceptualizaciones de la pobreza tienen origen en la preocupación por entender un fenómeno histórico, si esto servía para erradicar la condición de pobreza, se consideraría como un resultado extra. Los primeros estudios de la pobreza surgen en Inglaterra. La herencia que hoy se tiene para los estudios de pobreza proviene de Inglaterra iniciando con la ley de pobres: la Ley de Pobres Inglés fue el primer sistema nacional de ayuda a los pobres, introducido en 1598 y consolidado en 1601. La vieja Ley de Pobres organizó un sistema nacional de ayuda a los pobres, pero su práctica era incompatible y dependientes de la administración local La Ley de Pobres se ha tomado como modelo para las formas de disuasión y residuales de ayuda a los pobres.5

A partir de entonces, los estudios sobre la pobreza comenzaron a ser relevantes para entender parte de los hechos sociales.

Las definiciones disponibles sugieren que la pobreza es un fenómeno social polifacético. Las definiciones de la pobreza y sus causas varían en función del género, edad. La cultura y otros factores sociales y económicos.6

La persona que está encasillada o calificada en condición de pobreza, como se puede ver desde el inicio, debe cumplir con al menos dos manifestaciones puntuales: la primera, carencia de recursos para satisfacer necesidades básicas y, en segundo lugar, quien depende de la recepción de ‘caridad’ para sobrevivir debido a su propia condición de vulnerabilidad.7 Ofrecer ayuda para contrarrestar los ‘daños’ de la pobreza, era una estrategia desde que en Inglaterra surgió la Ley de Pobres, y parece que se ha seguido la misma estrategia desde entonces para dotar a los individuos del mínimo vital para satisfacer sus necesidades.

Otros estudios dieron seguimiento lo establecido por la Ley de Pobres, sin embargo, establecieron adecuaciones mínimas tanto al concepto de pobreza como a la metodología para su medición. Entre los estudios más destacados se encuentran: el realizado por Lady Bell titulado At the Works;8 el estudio de Davies Life in an English Village;9 Reeves con su estudio Round About a Pound a Week;10 Bowley y Burnett-Hurst con su trabajo Livelihood and Poverty, A Study in the Economic and Social Conditions of Working Class Households in Northampton, Warrington, Stanley, Reading (and Bolton);11 Bowley y Hogs Has Poverty Diminished;12 por mencionar los más destacados a principios del siglo XX. Como puede constatarse, son estudios elaborados en Inglaterra, evidentemente influidos los datos y referencias que se había establecido siglos atrás.13 Cabe resaltar que sería una tarea prácticamente imposible describir en esta sección toda la historia del concepto de pobreza que se desarrolló en Europa, no obstante, se hace mención de los trabajos más destacados en Inglaterra, porque son estos los que influyen a los futuros estudios en el resto de Europa.

Los esfuerzos continuar apareciendo para atender el problema de los pobres, ya sea que fuese interpretado como un castigo divino, como un problema de salud pública, como el resultado de las dinámicas de la industrialización o, más recientemente, como un problema cultural, la pobreza ha estado en la agenda pública como en la opinión no especializada como un fenómeno que requiere atención y soluciones inmediatas. Desde entonces, se consolidaron los primeros estudios en que podía medirse la pobreza, los cuales dieron pauta para establecer políticas públicas y leyes para el control o erradicación de la pobreza. Charles Booth, quien siendo pionero en este tipo de estudios hizo análisis detallados de las formas en que se desarrollaba la vida de los habitantes pobres de Londres y, de algún modo, dio los primeros pasos para determinar una ‘línea de pobreza’.14 A la par, Rowntree realizó un estudio para medir la pobreza en York, utilizando como estándar para cuantificarla a los requerimientos nutricionales que cada persona necesitaba para desarrollarse a plenitud.15 Los resultados y experiencias provenientes de estos análisis han ofrecido un amplio legado para los estudios sobre la pobreza.

Eric Hobsbawn manifiesta que “la pobreza se define siempre de acuerdo con las convenciones de la sociedad donde se presenta”;16 de esto deriva decir que hay factores tanto estructurales como individuales que se atañen a la conceptualización de pobreza; por tal razón no puede auspiciarse un concepto de pobreza generalizado sin considerar ciertas particularidades. Desposeídos, desprovistos, vulnerables, olvidados, excluidos, dependientes, etc., han sido los adjetivos para encasillar a los pobres. Estos calificativos encuentran su raíz a partir de las disposiciones caritativas y filantrópicas del poder eclesiástico y económico desarrollado desde siglo XVII en adelante en Europa. Estas disposiciones se establecieron para erradicar la amenaza al ‘orden social’ que provocaban los pobres y, en consecuencia, la ayuda solo podía otorgarse a todos los que deseaban reformarse otorgándoseles la oportunidad de reinsertarse en las lógicas de la sociedad. Esta tendencia se desarrolló en los siglos subsecuentes con mayor inclinación “hacia las doctrinas de “menor elegibilidad” y la “prueba de medios”, así como en programas modernos como las transferencias monetarias condicionadas”.17

Por otro lado, a partir del establecimiento del modelo económico capitalista, la forma de entender, conceptualizar y estudiar la pobreza toma nuevas direcciones. Dado que los pobres no tienen un lugar establecido en el sistema de producción, es decir, producen pero no al mismo nivel de lo que pueden consumir, carecen de oportunidades claras para hacerse visibles, o al menos, de ofrecer una opinión sobre su condición de precariedad, sobre sus intereses, sus necesidades o algún aspecto personal. La pobreza no solo se mide, también es representada de forma subjetiva por los individuos, situación que en la mayoría de las ocasiones no es considerada por las actuales mediciones de pobreza.

Se debe agregar que, como lo advierte Sen,

un concepto de pobreza debe incluir dos ejercicios bien definidos, mas no inconexos: 1) un método para incluir a un grupo de personas en la categoría de pobres (‘identificación’), y 2) un método para integrar las características del conjunto de pobres en una imagen global de la pobreza (‘agregación’);18

de tal manera que, conforme los estudios de pobreza se extendieron más allá de Inglaterra y de Europa, se añadieron parámetros para continuar desarrollando análisis que permitieran entender que la pobreza es un fenómeno que evoluciona a la par de los ciclos económicos, políticos y hasta ambientales. Tan es así, que la tradición europea del estudio de la pobreza tiene influencia innegable sobre el tipo de estudios que se realizan en lo que hoy es América Latina, donde, a pesar de los esfuerzos por entender la pobreza y crear conceptualizaciones y mediciones acordes a la realidad de esta región, siguen aplicándose herramientas conceptuales y analíticas de la herencia europea.

La transformación del concepto de pobreza a partir de la tradición europea

Mientras en los primeros estudios sobre la pobreza solo se consideraba la variable ingreso o gasto -con el objetivo de observar en qué proporción una persona o una familia tenía la capacidad de satisfacer sus necesidades básicas como alimento, vestido o vivienda-, posteriormente se sumaron variables como necesidades básicas, derechos, capacidades, oportunidades, entre otras. Este señalamiento permite entender la complejidad que se le adjudica al fenómeno, dotándolo de un manejo solo ‘para expertos’, complejidad que debe traducirse en multidimensionalidad con un abordaje multidisciplinario. En este sentido las ciencias sociales tendrían que incidir de manera puntual ya que, lo que no puede observar la antropología, podría entenderlo la psicología social, la sociología o la economía. Una característica que alude a oportunidad de análisis más que a una barrera.

En este sentido, en 1983 Chambers abre el campo de la ecuación de la pobreza más allá de las dimensiones “tangibles” referidas a la privación de las necesidades básicas (por ejemplo, alimentación, nutrición, vestido, vivienda, agua y educación básica), incorporando algunas dimensiones “intangibles” de la pobreza, como la vulnerabilidad, el aislamiento y la falta de poder.19 Es en esta época cuando surge “la nueva escuela sobre estudios de pobreza”:

La llamada nueva escuela de la pobreza, con Sen a la cabeza, ha sido objeto de debate en los círculos académicos. Algunos la han caracterizado como el intento de conceptualizar la pobreza desde un punto de vista normativo, económico y político, que deriva en la visión una sociedad estática que pretende resolver rezagos en consumos individuales, según parámetros socialmente aceptables, para reconstruir funcionalmente las legitimidades políticas. Es interesante anotar que otras teorías unidas, y algunas veces confundidas, con el concepto de pobreza, como la marginalidad y la informalidad, evolucionaron en un sentido similar.20

Chambers continúa y describe la llamada ‘trampa de la privación’ que trasciende a la pobreza en sí misma, vista en términos económicos. Así, sugiere que en la mencionada trampa se interrelacionan -como en un tipo de telaraña- cinco conjuntos de factores: la pobreza misma, la debilidad física, el aislamiento, la vulnerabilidad y la carencia de poder (powerlessness). El aislamiento, por ejemplo, lo adjudica a la lejanía física, la carencia de educación, la ignorancia y la falta de acceso a servicios de información. La vulnerabilidad, vista desde sus componentes intangibles, está relaciona con tensión interna y externa, con el miedo y el peligro de volverse más pobre y estar privado de ciertos beneficios para satisfacer necesidades. La debilidad física, es consecuencia de la mala nutrición y de problemas de salud no atendidos, se relaciona con aspectos existenciales que se ubican en la dimensión de los “intangibles”.21

Continuando con la perspectiva europea de la pobreza, Nussbaum y Sen adhieren la perspectiva de la libertad al concepto de pobreza, indicando que estos dos conceptos mantienen lazos firmes con el punto de vista de las capacidades. Uno de los múltiples ejemplos del ejercicio de la libertad se da en el momento en que los individuos emprenden actos y actividades (realizaciones) tendientes a maximizar la capacidad de sobrevivir y no sucumbir a una muerte prematura, una capacidad de elección frente a las condiciones que imperan en su ambiente cotidiano, por decirlo de alguna manera. Asimismo, estos especialistas amalgaman al concepto de pobreza el de “calidad de vida”, esta adición de nociones conceptuales ha permitido analizar las trayectorias personales (o, en términos más amplios, en la forma en que transcurre la vida humana y las opciones que tenemos) y no solo en los recursos económicos traducidos en ingresos, gastos o satisfacción de necesidades de una persona.22 Con esto, Sen y compañía advierten sobre el peligro de utilizar métodos que atienden variables cuantitativas, afirmando que la economía positiva no ha logrado explicar este tipo de hechos puesto que, de una u otra manera, están impregnados por juicios de valor, y esto requiere un ajuste en el análisis o abordaje, tanto teórico como práctico en el tema de la pobreza.

A partir de la noción de capacidades se argumenta que una persona es pobre si carece de los recursos para ser capaz de realizar cierta cantidad -mínima- de actividades. Las capacidades pueden entenderse como: 1) la capacidad de permanecer vivo y de gozar de una vida larga; 2) la capacidad de asegurar la reproducción de carácter intergeneracional en su sentido biológico y cultural; 3) la capacidad de gozar de una vida saludable; 4) la capacidad de interacción social o sea la de establecer un abanico variado de relaciones, redes e interacciones, y 5) la capacidad de tener conocimiento y libertad de expresión y pensamiento.23 Cuando se llevan a cabo mediciones objetivas de la pobreza, en mínimas ocasiones se añaden este tipo de elementos.

Además, en su obra, Sen revisa el concepto de desigualdad socioeconómica y propone una conceptualización de la pobreza como campo de estudio, diferenciándola del análisis de la desigualdad. Desai busca operacionalizar el enfoque de capacidades y realizaciones de Sen según la interpretación de que “las tres raíces (layers) de la teoría de Sen son las capacidades (capabilities), el acto de realizar cosas o las realizaciones (functioning) y los bienes (commodities).24

Sin embargo, la pobreza no solo es la satisfacción de necesidades, identificación de capacidad o afirmación de la libertad humana; cabe recordar, como lo acota Peter Townsend, que el individuo es un individuo social y tiene que cumplir roles, y este cumplimiento va más allá del simple rol individual, ya que su propia condición está supeditada al ser social. Townsend continúa en esta vertiente de la discusión y resume que

La pobreza puede ser mejor entendida como aplicada no sólo aquellos que son víctimas de la mala distribución de los recursos, pero, más exactamente, aquellos cuyos recursos no les permiten cumplir las elaboradas demandas y costumbres sociales que han sido depositadas sobre el ciudadano de esa sociedad: estas son materiales y socialmente privativas y pueden ser observadas, medidas y descritas en diferentes maneras.25

En este sentido, hay complementariedad entre los aspectos que aportan Sen y Townsend en los estudios y conceptos de pobreza. Por un lado, se hace referencia a las capacidades que poseen los individuos y, por otro lado, las restricciones de la estructura social que limitan las capacidades y libertad con las que cuenta un individuo.

Entre estas dos visiones, han crecido otras vertientes que aportan a la creciente construcción de un concepto de pobreza. El trabajo de Oscar Altimir ayuda, de manera resumida, a entender las distintas vertientes del abordaje ‘del síndrome de la pobreza’. El autor clasifica la pobreza y su evolución en el siguiente orden:

  • Satisfacción de las necesidades básicas: la noción de pobreza se basa, en última instancia, en un juicio de valor sobre cuáles son los niveles de bienestar mínimamente adecuados y cuáles son las necesidades básicas cuya satisfacción es indispensable, qué grado de privación resulta intolerable. En esta clasificación están incluidas las necesidades básicas no materiales, un ejemplo de estas son: igualdad, autosuficiencia y participación.

  • Pobreza relativa y pobreza absoluta: la pobreza es relativa solo en la medida en que la norma que sirve para definirla se relaciona con un contexto social determinado y se refiere a una determinada escala de valores, asociada a un estilo de vida. Dentro de un marco así fijado, la pobreza tiene una dimensión absoluta, directamente relacionada con la dignidad humana, y dimensiones relativas a los niveles medios de bienestar locales.26

Estas últimas diferencias son las que han aportado más significativamente a la constante amplitud por los estudios de la pobreza. Esto refleja el nivel de desarrollo de su conceptualización y, en consecuencia, la forma en que se mide. Con esta distinción se han establecido los umbrales para localizar a quienes son o no pobres, con qué nivel de ingreso son considerados en esa situación combinando esta medida con la región en que se ubique a un individuo o un grupo.

La pobreza es, por lo pronto, un síndrome situacional en el que se asocian el infraconsumo, la desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles educacionales, las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el aparato productivo o dentro de los estratos primitivos del mismo, actitudes de desaliento y anomia, poca participación en los mecanismos de integración social, y quizás la adscripción a una escala particular de valores diferenciada, en alguna medida, de la del resto de la sociedad.27

A riesgo de simplificar, es este concepto expuesto por Altimir el que condensa, en buena medida, las diferentes visiones que se han agregado al proceso de conceptualización de este síndrome situacional y en el cual las ciencias sociales tienen un objeto de estudio por excelencia.

El mismo Altimir explica que

El concepto de necesidades básicas se focaliza, en cambio, sobre los niveles de satisfacción de cada grupo de necesidades, sin integrar necesariamente las distintas características de los necesitados ni sus posibles relaciones con otros aspectos del funcionamiento del sistema socioeconómico.28

De esto, resulta insoslayable reafirmar la constante ‘evolución’ de la pobreza en su proceso de conceptualización. Cada vez más se agregan aspectos que dan relevancia a otros que anteriormente no se habían tomado en cuenta. El siguiente cuadro, a manera de descripción visual, resume el robustecimiento que ha tenido el concepto de pobreza a lo largo del tiempo, a través de distintos análisis y a partir de las visiones de varias disciplinas de las ciencias sociales.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Evolución del concepto de pobreza a lo largo del tiempo 

Sirva esta figura para mostrar la evolución que ha experimentado no solo la metodología para medir la pobreza, sino su conceptualización. Se puede observar cómo se han agregado variables que, según los objetivos de las instituciones estatales nacionales e internacional, permiten hacer mediciones mucho más completas pero su vez más complejas; la unidimensionalidad a través del ingreso o el gasto definían líneas de pobreza y se podía clasificar al pobre de no pobre en consecuencia podía entenderse a quiénes otorgar ayuda. El paso obligado por las necesidades básicas insatisfechas ponía un nuevo piso al entendimiento de las cusas de la pobreza, hasta alcanzar un modelo multidimensional, donde las capacidades, libertades y elecciones poseen un peso sustancial al momento de entender la pobreza. Lo relativo y lo absoluto está implícito en el esquema, así como la evolución en el tiempo.

Como ya se ha dicho, la distinción entre pobreza absoluta y relativa ha dejado una marca inconfundible en la evolución de dicho concepto, por eso en este apartado se ahonda en esta discusión. En la actualidad, hay dos vertientes dominantes en cuanto a conceptualización y medición de pobreza: pobreza absoluta y pobreza relativa. Levy afirma que “la pobreza extrema es una condición absoluta, mientras que la pobreza moderada es una condición relativa”.29 Flores, Campos y Vélez discuten ambas propuestas al decir que la pobreza absoluta “se refiere a la incapacidad o imposibilidad de satisfacer lo que en general se conoce como necesidades básicas”, frente a la pobreza relativa la cual definen como aquella noción para relacionar un bajo nivel de riqueza o ingreso de un agente respecto a su entorno y se modifica a medida que avanza el desarrollo económico.30

Otro aspecto que se ha considerado es el hacer referencia a necesidades que surgen en virtud del tipo de sociedad a la que pertenecen los individuos. La pobreza es considerada dentro del concepto de lo relativo solo en la medida en que la norma que sirve para definirla se relaciona a un contexto determinado (ya sea político, social, económico y hasta cultural) y se refiere a una determinada escala de valores, asociada a un estilo de vida. Por ejemplo, no es aplican las mismas escalas y variables para definir y medir la pobreza en algún país de América Latina, que hacerlo en un contexto como el estadounidense.

Desde esta conceptualización, la pobreza relativa depende de contextos sociales con los cuales es confrontada y diferenciada y que tiene como sustento teórico la cuestión de las necesidades y sus satisfactores. Otros autores clasifican tres tipos de satisfactores: las relaciones, las actividades y los objetos (bienes y servicios).31 Bajo tal perspectiva, puede decirse que la pobreza es relativa, como también lo son sus grados y heterogeneidad (que remiten a privaciones mayores o menores). Dicho concepto es definido y estructurado a partir de un abanico de valores propios de una cultura (costumbres), es decir, la definición de una necesidad es social e históricamente localizada en una escala. Hay, en este marco, una suerte de énfasis en el carácter relativo de los contenidos de la necesidad, ya que ellos varían en función de las pautas que los conforman.32

Por su parte, la pobreza vista en términos absolutos contiene un núcleo de necesidades absolutas, es decir, que son irreductibles a determinadas comparaciones, tanto en términos contextuales -un país, una región, un barrio- como en términos de niveles, sean estos de bienestar, calidad de vida, acceso a bienes provistos públicamente o el tiempo de ocio La pobreza absoluta alude, por tanto, a estados de carencia en los que se soslayan necesidades que todos, por compartir la calidad de seres humanos, tienen el derecho a satisfacer, razón por la cual no pueden ser relativizadas.33

En otros términos, la pobreza absoluta es la definida bajo cualquier estándar a nivel mundial, a diferencia del enfoque relativo donde los individuos perciben su propia condición en comparación con los demás. Peter Townsend es uno de los especialistas en el tema quien indica lo siguiente, respecto a la discusión entre pobreza absoluta y relativa:

cualquier conceptualización rigurosa de la determinación social de las necesidades, refuta la idea de necesidades absolutas. Y una relatividad completa se aplica en el tiempo y en el espacio. Las necesidades de la vida no son fijas, continuamente están siendo adaptadas y aumentadas conforme ocurren cambios en una sociedad y en sus productos.34

Es quizá la economía, una de las vertientes de las ciencias sociales la que ha aportado más sobre el concepto de pobreza absoluta. No obstante, en las ciencias como la antropología y la sociología han hecho aportes sustanciales al concepto, sobre todo, poniendo especial atención en enfoques de tipo subjetivo adjudicando avances en la conceptualización y análisis de la pobreza relativa.

Cada concepto analítico tiene de fondo una herencia de aspectos metodológicos y hasta de intereses políticos;35 por ejemplo, Spicker hace una distinción del concepto de pobreza que incluye una crítica las posiciones y pensamientos políticos: mientras la conceptuación absoluta apunta a una posición derechista, la relativa a una de izquierda. La primera tiende a proponer a la pobreza como un problema limitado, la izquierda como un problema amplio causa de la estructura social y los problemas que de ella derivan. En la pobreza absoluta el estado interviene mínimamente, en la pobreza relativa lo hace ampliamente.36

La pobreza principalmente puede ser identificada a través de dos aspectos principales: la presencia de la privación, y la falta de disposición sobre los recursos. Se desprende de lo que se ha dicho que, a pesar de estos factores son importantes en la definición de la pobreza, ni es necesaria con el fin de identificar el problema: la privación se puede tomar como un indicador de la falta de recursos y la falta de recursos es propensa a generar la privación.

A pesar de continuar bajo la influencia de cierto canon en lo relacionado a la conceptualización y análisis de la pobreza, en América Latina se han hecho esfuerzos considerables para ampliar la discusión, sobre todo, reflexionando las particularidades de una sociedad diametralmente distinta a la europea. No solo se abundó en la conceptualización, sino que ha habido aportes para la creación de metodologías para la medición de pobreza,37 planes y proyectos de política pública para el combates a la pobreza,38 aplicación y diseño de políticas sociales,39 discusiones teóricas acerca de los fundamentos para entender la pobreza,40 la relación del concepto de pobreza con categorías ‘vecinas’ como exclusión, marginación, vulnerabilidad o marginalidad,41 análisis de las posibilidades para la superación de la pobreza,42 la pobreza entendida por medio de carencias y con un carácter multidimensional,43 entre otros esfuerzos. En todas estas investigaciones, las ciencias sociales han establecido un diálogo fecundo a la vez disruptivo de la tradición europea sobre la pobreza.

En síntesis, puede verse que la tendencia inicial de la conceptualización de la pobreza está ubicada y relacionada con la desigualdad, con las carencias y, sobre todo, con una tipología de ingreso económico determinada para ubicar a quienes están por encima o por debajo del ‘umbral de bienestar’. Pero lo que se ha dejado por un lado en buena parte de esta tradición analítica es que, la pobreza, está relacionada con aspectos ideológicos valorativos, de tal modo que se puedan elaborar amalgamas conceptuales relacionadas con otros aspectos como la marginación; aludiendo así, no solo a las clásicas comparaciones entre los que son o no son pobres, sino que tendrían que aprovecharse los aspectos intersubjetivos que permita descomponer una fórmula elaborada por el modelo económico dominante que es el que ha determinado cuáles son las carencias de los pobres y cuál es la vía para satisfacer necesidades vitales. La pobreza es, desde la tradición economicista dominante, una condición estructural que está presente en los individuos que no tienen la capacidad de integrarse a las lógicas del desarrollo económico, condición que además no pueda ser resuelta por “ellos mismos”.

La actualidad de las ciencias sociales y el desafío de la conceptualización de pobreza

Las crisis económicas, políticas, sociales y, tal vez, culturales representan una oportunidad y desafío para la humanidad. De estos puntos de inflexión en la historia mundial, resultan nuevas formas de entender y explicar el mundo, incluyendo fenómenos, hechos y acontecimientos como la pobreza. A finales de la Segunda Guerra Mundial y hasta el inicio de la década de 1990, las distintas regiones del mundo, incluida América Latina, entraban ya en una nueva reconfiguración de la geografía global: los centros hegemónicos ingresaban en un ciclo recesivo mientras otras zonas padecían los resultados de la exclusión.

Frente a este escenario se abre una ventana de oportunidad para las ciencias sociales. Las propuestas teóricas y analíticas de décadas anteriores, ya no poseían la fuerza suficiente para detectar las transformaciones en la sociedad en toda su amplitud; los fenómenos sociales, al igual que la comunidad rectora del conocimiento científico, planteaban desafíos de escala global no vistas ni experimentadas con anterioridad.

Así, las categorías que las ciencias sociales han utilizado no solo para entender la pobreza, sino otros hechos, lejos de comprender sus causas, llegan a ocultar su origen. Es decir, el proceso de conceptualizar depende en gran medida de las tendencias económicas y políticas, y en esto se incluye el concepto de pobreza. Por ejemplo, para hacer una crítica de la inclinación epistemológica del concepto de pobreza es necesario comenzar por hacer una crítica de las bases epistemológicas de la economía política burguesa.44 La crítica también podría orientarse a la metodología propia de las ciencias sociales.45

Las ciencias sociales no pueden desatenderse de las formas, procesos y tendencias del propio mundo que le interesa, en otras palabras, de su objeto de estudio. Las relaciones intersubjetivas -relaciones entre individuos-, que son parte del interés de las ciencias sociales, están permeadas por las relaciones políticas y económicas que, al mismo tiempo, tienen relación intrínseca con aspectos de la esfera de la cultura. Las ciencias sociales de la actualidad están supeditadas al paradigma filosófico de herencia mayormente europea. Al menos en América Latina, y por ende en México, la racionalización es la plataforma sobre la que el conocimiento científico se desarrolla: el instrumentalismo como razón superior que el ser humano (o cierto sector de la sociedad) ejerce sobre el resto del mundo.

Para que las relaciones intersubjetivas sean sustentadas en el mundo de la razón, deben demarcarse por el uso de conceptos comunes, entre ellos un concepto que resignifique lo que quiere decir pobreza. Las ciencias sociales de la actualidad persiguen una razón instrumental que entiende precisamente el conocimiento como dominio. Al interesarse por la conceptualización, se ejercen y se inclina el conocimiento a determinado tipo de interpretación. Un ejemplo de esto es la forma en que determinadas escuelas de teóricas “pensamiento” enseñan y miden la pobreza: teoría clásica y neoclásica de la economía, cultura de la pobreza desde la perspectiva antropológica o el capital social desde la sociología.

De esta manera puede hacerse evidente lo que se afirmó al principio de esta sección: la forma en que las ciencias sociales de la actualidad están supeditadas a los intereses políticos y económicos -principalmente- para determinar ciertas conceptualizaciones y tendencias en la explicación de fenómenos como la pobreza. Así, muchas de las teorías que han conceptualizado la pobreza desde la economía han servido para justificar tipos de clasificaciones, como es el caso entre países desarrollados en relación con aquellos subdesarrollados (o de primer mundo respecto a los del tercer mundo).

Otro de los desafíos actuales para las ciencias sociales frente al concepto de pobreza es cómo se han utilizado las nociones de lo cualitativo en relación a las nociones propias del enfoque cuantitativo. Lo ‘medible’ y representable a través de datos numéricos, es lo que ha dominado en el marco internacional de los estudios sobre pobreza. Instancias internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, han presentado estudios que tienen como objeto medible la pobreza, siempre y cuando la medición contenga variables ‘tangibles’; por ejemplo, ingreso o niveles de consumo. Lo cualitativo es considerado complejo por debajo de la ‘objetividad’ de lo cuantitativo. Aspectos como las necesidades básicas insatisfechas deben presentar y tener un parámetro de valor medible para ser traducidas en aspectos que determinen quién es o no pobre, cuantificando así las necesidades en términos de consumo o ingreso. La complejidad del ser humano queda fuera del alcance de la exactitud de lo que es medible.

La simplificación del objeto es materia indispensable para el conocimiento actual al que las ciencias sociales se enfrentan: el desafío de la conceptualización objetiva. La descripción es desdeñada por la medición. En la evolución de un concepto como el de pobreza, como se ha visto en la sección anterior, se han adherido aspectos que quizá apunten a la descripción, lo intersubjetivo y lo que permite interpretaciones. Un eje de nivel de vida que corresponde a una conceptualización no dogmática de la pobreza como condición, situación o posición en la escala de la sociedad.

Sería más justo decir que cuando se conceptualiza de manera deficiente la pobreza genera una radiografía e interpretación errada de la misma; esto tendrá una influencia directa en el tipo de políticas públicas que se consideren para combatir la pobreza. Por ejemplo, el Banco Mundial promueve un conjunto de reformas estructurales desde su propia perspectiva conceptual y de medición de la pobreza, con lo que legitima sus tendencias neoliberales a través de programas de reducción de pobreza focalizados (trasferencias monetarias condicionadas); en otros términos, una pobreza que puede ser erradicada desde la esfera de lo institucional y político, reivindicándose de esta manera la sentencia de que los conceptos, en ciencias sociales, muchas de las veces atienden a intereses meramente económicos y políticos.46

El constante desplazamiento del objeto de estudio de las ciencias sociales alude a una transformación de sus conceptos que, a su vez, se traduce en desafíos explicativos. Un ejemplo de lo antes señalado es que se ha pasado de analizar la sociedad y se pasa a observar ‘lo social’, del sistema a los actores. Esto acarrea el devenir de las ciencias sociales a una lucha de visiones de contraposición entre las características conservadoras frente a las propuestas críticas, situación que favorece la pérdida de orientación hacia la formación de un análisis que teja una visión que fortalezca una relación entre sociedad, economía, política y, en otras propuestas, la cultura; en otras palabras, que las ciencias sociales posean la capacidad de criticar las posturas oficiales y dominantes de la conceptualización de la pobreza y, a su vez, que estas ciencias propongan conceptos y métodos multidimensionales, con miras a propuesta multidisciplinares.

Si bien, las ciencias sociales han permitido y dialogado acerca del reconocimiento del concepto de pobreza como un fenómeno que es el resultado de la agregación de varias dimensiones, aún queda por incluir discusiones que miren más allá de las hegemónicas reducciones conceptuales. Huelga decir que estos desafíos llevan a señalar que es necesario criticar el positivismo contemporáneo como modelo hegemónico de la investigación social, recuperar la continuación de una teoría profunda y, esencialmente, fundamentar teóricamente un punto de vista propio,47 entre otras tareas que le corresponde enfrentar a las ciencias sociales de hoy dilucidando las viables alternativas de una discusión sobre los conceptos de los fenómenos de interés, entre ellos la pobreza.

Se puede recorrer, entonces, ciertas escuelas de pensamiento de las ciencias sociales que han propagado una alternativa en la base epistemológica frente a temas y fenómenos como la pobreza -a pesar de haber surgido en Europa- u otros temas interés para la economía lo mismo que para la sociología, antropología o ciencia política.

Por otro lado, las ciencias sociales de hoy están ocupadas, aunque no completamente, en atender las exigencias epistémicas de las ciencias naturales. Por eso, otro desafío contemporáneo de las ciencias sociales con respecto al uso y diseño de conceptos es estructurar una epistemología suficientemente capaz de constituir un tipo de interpretación -léase conocimiento- que colabore con lineamientos para la reelaboración de un paradigma, sino nuevo, sí que presente un contrapeso a la imposición del conocimiento heredado por la visión eurocéntrica de la razón. Una disección al concepto hegemónico de pobreza es pues un desafío resumido de lo que las ciencias sociales actualmente enfrentan.

Las teorías al igual que los conceptos, en ciencias sociales, parecen tener un carácter ‘biodegradable’: nacen y mueren o resurgen con distintos matices según sea el caso de los diversos contextos intelectuales, políticos y culturales en que se generen.48 Esto, en consecuencia, lleva a pensar en el nuestra latitud como subcontinente (América Latina),49 al cual es imposible pensarlo sin las condiciones particulares que enfrentan estas sociedades. Las ciencias sociales han pensado los conceptos para América Latina desde teorías como la marxista, el estructural funcionalismo o la influencia de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); estos conceptos están innegablemente relacionados a las directrices de las agendas política y social, provocando así un entrelazamiento de los intereses del Estado y de organismos financieros internacionales.50 Las inquietudes intelectuales de los científicos de las ciencias sociales, en especial en el tema de la pobreza, debieron atender lo que Harvey ha denominado “la acumulación por desposesión”,51 que van de la mano con las teoría de la globalización, con su debida ración de teorías posmodernas.

En fin, las ciencias sociales contemporáneas enfrentan a los estilos hegemónicos de la producción del conocimiento validado por una visión eurocéntrica. Visión calificada como reduccionista ya que al conceptualizar la pobreza no considera, en la gran mayoría de los casos, las relaciones y deseos de los individuos, es decir, el aspecto subjetivo. Al mismo tiempo, estas visiones interpretativas del modelo racional dominante, han dado mayor atención al ingreso económico como las fuentes de bienestar válidas para determinar a pobres y no pobres, herencia de una visión desde la economía ortodoxa: europeización del marco de referencia teórico y, por consecuencia, conceptual de la pobreza y del resto de fenómenos que para las ciencias sociales son objeto y materia de la reproducción de conocimiento científico. De alguna manera, cada ramificación disciplinar de las ciencias sociales tienen como punto de partida las referencias clásicas teóricas en Europa ¿cómo pueden las ciencias sociales desmarcarse de esa influencia innegable? Esa respuesta será, quizá, el principal reto de las ciencias sociales de hoy.

¿Cuál es la importancia del concepto de pobreza para las ciencias sociales?

Como se mencionó al principio, el proceso de conceptualización es una herramienta básica para entender la realidad que nos rodea. Sin embargo, en el caso de la pobreza, al haber tantas vertientes y visiones nunca es una tarea extra poder reunir las variables y dimensiones de los conceptos de pobreza ya existentes.

Los especialistas en el tema, ya sean estos economistas, antropólogos, sociólogos, psicólogos sociales, etc., crean conceptos de pobreza según los intereses que les han inclinado a enfocar sus estudios. Entre las consideraciones para la creación de un concepto de pobreza destacan las que se refieren al ambiente que se pretende observar, analizar y describir, ya que no es lo mismo hacer un análisis de pobreza en Inglaterra, que llevarlo a cabo en una región específica de América Latina en la actualidad.

Estos elementos son pobreza conceptualizada a partir de la tensión entre recursos insuficientes e inadecuados (salario, trabajo, necesidades básicas), otros especialistas de las ciencias sociales podrán asirse de conceptualizaciones de pobreza que parten de las privaciones (libertad, justicia, desnutrición, acceso a procesos democráticos como el voto libre y secreto para elegir representantes políticos, acceso a agua potable, entre otros). Vale aclarar, que una ‘variable’ de aproximación que suele ‘olvidarse’ en los estudios de pobreza son los mecanismos del poder, entendido como estrategias y mecanismos de represión.52

En definitiva, la pobreza, en sus diferentes conceptualizaciones, no es solo una idea arbitraria de quienes la observan y miden. La pobreza es, por tanto, uno de los conceptos centrales que explican la condición de determinadas personas a partir de una visión específica de la realidad social. La diversidad de significados ha producido, o ha reflejado, divergencias en la metodología para su medición, modos de explicación y estrategias de mejoramiento. Aquí radica una clave para dar respuesta a la cuestión del porqué es tan esencial conceptualizar un fenómeno como la pobreza a partir de una epistemología basada en las ciencias sociales.

Cuando en ciencias sociales se habla de pobreza, se expone a partir de distintos desafíos: por ejemplo, entender la realidad que experimentan los individuos en condiciones de riesgo y vulnerabilidad, atentando contra el funcionamiento psicológico y la calidad de vida. La ventaja de conceptualizar la pobreza desde estas miradas es que se pueden realizar acercamientos a través de otras variables como el bienestar subjetivo en psicología social;53 el trabajo humano desde la antropología filosófica;54 la felicidad desde la sociología;55 la delincuencia a partir de estudios desde la sociología y la psicología social;56 cultura desde la antropología y la sociología;57 la satisfacción de necesidades en análisis desde la ciencia política y sociología;58 desde la antropología cultural análisis de la adaptación a los proceso de globalización;59 patrones culturales desde los estudios de la cultura;60 vulnerabilidad61 y caridad desde la sociología62 y la ciencia política,63 jerarquización de necesidades humanas en estudios de psicología,64 para así ensanchar la mirada de las variables reduccionista meramente objetivas sobre el concepto de pobreza.

Quizá los alcances de esta variedad de disciplinas están delimitados por la exigencia que Rappaport discute a través de paradigmas como elementos importantes para la conceptualización de la pobreza: a) la relatividad cultural; b) la diversidad humana y el derecho de la gente a acceder a los recursos de la sociedad y elegir sus metas y estilo de vida, y c) la ecología o ajuste entre personas y ambiente en el que se destaca el social como un determinante del bienestar humano.65

La posible desventaja de los nudos conceptuales que se ha hecho en las ciencias sociales herencia de la tradición europea, puede estar debilidad de un corpus de categorías delimitadas, generando un empobrecimiento que no da cuenta de las complejidades de fenómenos como la pobreza, ocultando así las relaciones que se pueden establecer, por ejemplo, entre la antropología y la economía, la psicología social y la sociología; donde cada rama del conocimiento aporta sus propios marcos de análisis, pero siempre coincidiendo en categorías y conceptos generales como . Visión parcelaria que va en detrimento de una mirada más bien multifocal de un concepto como el de pobreza.

Al entender a la sociedad como un conjunto de individuos que interactúan entre sí y, a través de ellos, se van creando lenguajes, formas culturales, costumbres, acciones específicas que en algún momento de la historia dotan de significados a las instituciones, cualidades que emergen y que pocas veces son consideradas en técnicas de medición cuantitativa, en otras palabras, cuando se conceptualiza a la pobreza desde una mirada de una materia como la economía, que indica que pobreza es la cualidad de carencias e insatisfacción de ciertas necesidades por un ingreso insuficiente, se dejan en la oscuridad cuestiones como la forma en que la interacción de la sociedad se da, es decir, sus peculiaridades cualitativas.

Más allá de ser llamado un “síndrome situacional”,66 el concepto de pobreza para las ciencias sociales debe incluir rasgos descriptivos, el uso del capital simbólico, libertades positivas, las condiciones ambientales en que se enmarcan los individuos, acceso a bienes y servicios, acceso a procesos de democratización y justicia, entre otros. La falta de posibilidades para el desarrollo de la potencialidad en el individuo es un signo de que el concepto de pobreza aún tiene aspectos para desarrollarse y ser considerado en toda su amplitud.

Para las ciencias sociales es relevante revitalizar esta discusión por las presentaciones epistemológicas, amplitud e importancia de las líneas que demarcan un concepto relevante como lo es el que aquí se discute. En vista de que no existen respuestas acabadas, la forma en que ha evolucionado el concepto de pobreza en las ciencias sociales permite entender que este fenómeno no es solo dependiente de la variable tan repetidamente utilizada: el ingreso, sino que su evolución lleva a entenderla como la falta de realización de derechos (civiles políticos, sociales, culturales), al mismo tiempo, este concepto debería considerar las libertades del individuo: uso de lenguas nativas, acceso a empleo digno, identidad cultural, afirmación por elección de movilidad a través de las fronteras (emigración) y acceso a recursos simbólicos.

En resumen,

Escoger una definición en lugar de otra puede indicar no sólo preferencias académicas sino a veces inclinaciones políticas, sociales y morales. Elegir una definición y no otra también puede conducir a diferentes resultados de investigación en un proyecto.67

Ya no solo se trata de que el concepto de pobreza contenga objetividad en cuanto a las categorías y variables, por ejemplo, ‘nivel de vida’, sino que existe la opción de enfocar la mirada desde otras perspectivas, ya que cada enfoque determinará de antemano quienes podrían o no ser clasificados en ‘área de los pobres’. En el centro de la discusión queda en entredicho la posibilidad, a manera de desafío, que tienen las ciencias sociales para entender que la pobreza es un concepto íntimamente ligado a la vida humana, ya que esta última está en detrimento cuando alguien es considerado como pobre.

Consideraciones finales

Este ensayo tuvo por objetivo plantear una discusión del concepto de pobreza a partir de la tradición teórica europea. A partir de ese recorrido histórico, se expuso que las principales tendencias de la conceptualización e la pobreza en América Latina están relacionadas a dicha tradición, lo cual se convierte en un desafío para las ciencias sociales en aras de aportar una discusión acorde al acontecer de esta región del continente.

Desde sus inicios, los debates y estudios sobre pobreza han establecido un campo fértil para discutir. Desde Inglaterra, con sus estudios sobre pobreza y caridad, hasta llegar a los estudios multidimensionales de la pobreza. A pesar de las variantes en cuanto a conceptos, se puede plantear el siguiente recorrido: desde la pobreza formulada a partir del ingreso y el gasto, pasando por las capacidades, necesidades básicas, derechos, hasta llegar a un concepto de pobreza multidimensional.

Aun así, con todas las variables agregadas a la pobreza como instrumento de medición y concepto analítico, la pobreza está formada a partir de un núcleo central: un asunto de escasez y privación. Esto puede ser entendido a partir de las nociones de lo absoluto y lo relativo. Sin embargo, las aportaciones que ha dejado la discusión entre pobreza absoluta y relativa han complicado, en ciertos casos, la conceptualización; sin embargo, en otros casos, esta distinción admite complementariedades. Conceptualizar la pobreza ofrece ubicar el fenómeno en un momento específico de la historia, localizando a los individuos, sus necesidades, satisfactores, implicaciones psicosociales, vulnerabilidades, carencias y hasta sus capacidades.

¿Qué bienes son necesarios para satisfacer necesidades según la región o cultura donde se ubique al individuo? Si las necesidades son en relación con la sociedad, entonces también son en relación con el conjunto de subsistemas sociales a las que el individuo pertenece. Esto parece sugerir que se requiere una definición diferente de la pobreza para cada grupo social específico y diferenciado por características culturales, de identidad, alimentarias, entre otras.

A riesgo de sobre simplificar, se concluye que la pobreza es una noción absoluta en el espacio de las capacidades, pero con frecuencia tomará una forma relativa en el ámbito de los bienes. La disputa entre las concepciones absoluta y relativa de la pobreza se resuelve si se habla de manera explícita del espacio en el que se basa el concepto.

Todas las características (variables) que han servido para dar forma a un concepto de pobreza (utilizados para su medición), dan cuenta de que la conceptualización de pobreza no es tarea sencilla, sino que requiere de una mirada y aporte de diferentes disciplinas. Además, la pobreza como tal no puede ser una condición construida por un solo indicador como el ingreso o el consumo, sino que esta condición va más allá de los aspectos monetarios o tangibles. Es por ello que la riqueza de construir un concepto basado en los insumos tangibles como intangibles es mayor.

Naturalmente, no sería adecuado descartar los aportes que ha tenido la tradición teórica europea en relación a la conceptualización de la pobreza. Por lo menos en lo que corresponde a las circunstancias actuales de América Latina, el desafío para las ciencias sociales es irrevocable. Entre otros aspectos para atender se encuentra desarraigar el concepto de pobreza de intereses decantados por los discursos dominantes desde la política o la economía, entiéndase esta última como un modelo de producción capitalista, por ejemplo, el libre mercado.

En ciencias sociales, incluidas algunas disciplinas contingentes, el científico social deberá considerar, en lo posible y dependiendo del concepto de pobreza utilizado, prescripciones existentes en la sociedad: las fuentes de bienestar. Las ciencias sociales no deben olvidar otro desafío: el acomodo de los conceptos se acentúa ante la discusión de sus valores, de sus procesos ideológicos.68 La evolución del concepto de pobreza visto desde las ciencias sociales adquiere, en todo momento, un matiz que persiste en la insistencia de los intereses ideológicos de quién lo construye. Conceptualizar es encuadrar epistemológicamente un aspecto de la realidad, realidad social que algunas veces las ciencias sociales de nuestra actualidad desatienden, ya que, en resumen, la acuñación de variables depende de la postura y del cómo están organizados los puntos cartográficos de las ciencias sociales.

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2Charles C. Ragin, La construcción de la investigación social. Introducción a los métodos y su diversidad (Bogotá: Siglo del Hombre Editores/Universidad de los Andes/SAGE Publications, 2007), 145.

3Mario Bunge, Buscar la filosofía en las ciencias sociales (México: Siglo XXI Editores, 1999.

4Amartya Sen, “Sobre conceptos y medidas de pobreza”, Comercio Exterior 42.4 (abril de 1981): 310-322.

5Paul Spicker, Poverty and Social Security. Concepts and Principles (Londres: Routledge, 1993).

6Deepa Narayan, La voz de los pobres: ¿Hay alguien que nos escuche? (Barcelona: Banco Mundial/Impresiones Mundi Prensa, 2000), 32.

7En un ensayo titulado “El Pobre”, Georg Simmel consideraba que el pobre es “Aquel cuyos recursos no alcanzan a satisfacer sus fines y alivio de sus necesidades, el pobre, sociológicamente es el individuo que recibe socorro a causa de esa falta de recursos”; de tal manera que puede corroborarse las dos características que han hecho la distinción entre ser o no ser considerado pobre. Georg Simmel, Sociología. Estudios sobre las formas de socialización (Madrid: Revista de Occidente, 1917), 16.

8Lady Florence Bell, At the Works (Londres: Nelson, 1911).

9Maud Davies, Life in an English Village (Londres: G. Bell & Sons, 1909).

10Pember Reeves, Round About a Pound a Week (Londres: G. Bell & Sons, 1913).

11Arthur Bowley y Alexander Burnett-Hurst, Livelihood and Poverty, A Study in the Economic and Social Conditions of Working Class Households in Northampton, Warrington, Stanley, Reading (and Bolton) (Londres: G. Bell & Sons, 1915).

12Arthur Bowley y Margaret Hogg, Has Poverty Diminished? (Londres: P.S. King and Son, 1925).

13Para ampliar la discusión histórica de la pobreza en Londres véase el trabajo de Peter Townsend, Poverty in the United Kingdom (Reino Unido: Penguin/Harmondsworth, 1979).

14Charles Booth, Life and labour of the people in London (Londres: Macmillan, 1902-1903).

15Benjamin Rowntree, A Study of Town Life (Bristol: The Policy Press, 1901).

16Eric Hobsbawm, “Poverty”, International Encyclopedia of the Social Sciences (Nueva York: Macmillan, 1968), 398.

17Carlos Barba Solano, “Los estudios sobre la pobreza en América Latina”, Revista Mexicana de Sociología 71 (2009): 9-49, disponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S018825032009000500002&lng=es&nrm=iso (fecha de acceso: 11 de julio de 2018).

18Amartya Sen, “Sobre conceptos y medidas…”, 310-322.

19Robert Chambers, Rural Development: Putting the Last First (Nueva York: Longman, 1983).

20Verónica Villarespe Reyes, Pobreza: teoría e historia (Ciudad de México: IIE-UNAM/Casa Juan Pablos, 2002), 232.

21María de la Paz López y Vania Salles, “La pobreza: conceptuaciones cambiantes, realidades transformadas pero persistentes”, Estudios Sociológicos 24.71 (mayo-agosto de 2006), 473.

22Martha Nussbaum y Amartya Sen, The Quality of Life (Oxford: University Press, 1993).

23Clara Jusidman, y Vania Salles, “Privación y vulnerabilidad: las mujeres en la pobreza”. En ¿Cada vez más pobres? (compilación de ponencias, comentarios y relatorías presentadas en el Foro sobre Mujer, Salud, Trabajo y Pobreza), compilado por Pedro Gómez y Benjamín Nieto (México: GIMTRAP, 2003).

24Meghnad Desai, Route of All Evil: The Political Economy of Ezra Pound (Londres: Faber & Faber, 2006), 474-475.

25Peter Townsend, The International Analysis of Poverty (Londres: Harvester y Wheatsheaf, 1993), 36.

26Óscar Altimir, “La dimensión de la pobreza en América Latina”, Cuadernos de la Cepal, núm. 27 (Santiago de Chile: Cepal, 1979), 7-19.

27Altimir, “La dimensión de la pobreza…”, 1.

28Altimir, “La dimensión de la pobreza…”, 16.

29Santiago Levy, “La pobreza en México”. En La pobreza en México. Causas y políticas para combatirla, compilado por Félix Vélez (México: ITAM/FCE, 1994), 15-112.

30Edmundo Flores, Emma Campos y Félix Vélez, Pobreza y desigualdad en dotaciones de tierra ejidal. En La pobreza en México. Causas y políticas para combatirla, compilado por Félix Vélez (México: ITAM/FCE, 1994), 205-238.

31Len Doyal y Ian Gough, A Theory of Human Need (Londres: MacMillan, 1991).

32Paulette Dieterlen, La pobreza: un estudio filosófico (Ciudad de México: UNAM/FCE, 2003).

33López y Salles, “La pobreza: conceptuaciones cambiantes…”.

34Townsend, The International Analysis.

35Stein Ringen, “Wellbeing, Measurement, and Preferences”, Acta Sociológica 38 (1995): 3-15.

36Spicker, Poverty and Social Security.

37Julio Boltvinik, Pobreza y necesidades básicas; conceptos y métodos de medición (Caracas: PNUD, 1990).

38Enrique Hernández, “Nota sobre la incidencia de la pobreza y de la pobreza extrema en México”, Foro Internacional XXXI 3.123 (1991): 482-493; Julio Boltvinik, “Estrategias de lucha contra la pobreza en América Latina. Análisis crítico de los planteamientos de algunos organismos internacionales”, Estudios Demográficos y Urbanos 38 (1998): 251-280.

39Carlos Barba y Enrique Valencia (coords.), La política social. En El Debate Nacional, tomo 5 (México: Editorial Diana, 1997); Anete Ivo, “As novas políticas sociais de combate à pobreza na América Latina: dilemas e paradoxos”. En The Poverty of the State: Reconsidering the Role of the State in the Struggle Against Global Poverty, editado por Alberto Cimadamore, Hartley Dean y Jorge Siqueira (Londres: CROP, 2004).

40Henrique Cardoso, Participação e marginalidade. Notas para una discussao teórica (Río de Janeiro: Paz e Terra, 1969).

41Fernando Cortés, “Consideraciones sobre la marginación, la marginalidad, marginalidad económica y exclusión social”, Papeles de Población 12.47 (2006): 71-84; Gino Germani, El concepto de marginalidad (Buenos Aires: Nueva Visión, 1980); José Nun, La marginalidad en América Latina (Buenos Aires: Instituto Torcuato di Tella/CIS, 1968).

42Sergio Molina (coord.), ¿Se puede superar la pobreza?, Realidad y perspectiva en América Latina (Santiago de Chile: Naciones Unidas/CEPAL/PNUD, 1980).

43En este caso, valdría la pena analizar lo que en los últimos 15 años ha llevado a cabo el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Tan marcada ha sido la evolución para conceptualizar y medir la pobreza que ha resultado en un abanico multidimensional de factores (carencias) que determinan qué tipo de pobreza ‘padece un individuo. Véase Fernando Cortés, “Las brasas y las llamas”. En Hacia dónde va la ciencia en México, vol. 11, núm. 11, Francisco Valdés Ugalde (Ciudad de México: CONACYT/Academia Mexicana de Ciencias/CCC, 2015).

44Orlando Moreno, “Crítica a las bases epistemológicas de la economía política burguesa y de su concepto de pobreza”, Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas 2 (octubre de 2015): 367-374.

45Fernando Cortés, “Desarrollo de la metodología en ciencias sociales en América Latina: posiciones teóricas y proyectos de sociedad”, Perfiles Latinoamericanos 23.45 (enero-junio de 2015): 181-202, disponible en http://perfilesla.flacso.edu.mx/index.php/perfilesla/article/view/16 (fecha de acceso: 21 de agosto de 2018).

46René Jaimez, “La investigación de la pobreza, la ciencia social emancipatoria y el pensamiento crítico”, Acta Sociológica 70 (mayo-agosto de 2016): 29-48.

47Jaimez, “La investigación de la pobreza…”, 35.

48Edgar Morin, Ciencia con Conciencia (Barcelona: Anthropos, 1984).

49Walter Mignolo, La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial (Barcelona: Gedisa, 2007).

50Para profundizar en estas ideas véase el trabajo de Barba Solano, “Los estudios sobre la pobreza…”.

51David Harvey, The Enigma of Capital and the Crises of Capitalism (Oxford: University Press, 2010).

52Michel Foucault, Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones (Madrid: Alianza Editorial, 2001).

53Ringen, “Wellbeing, Measurement…”; Ed Diener, Eunkook Suh, “Subjective well-being and old age: An international analysis”. En Focus on Emotion and Adult Development, editado por K. Warner Schaie y Michael Powell Lawton, Annual Review of Gerontology and Geriatrics, vol. 17 (Nueva York: Springer, 1998), 304-324; Joaquina Palomar, Jorge Hernández y Nuria Lanzagorta, Pobreza, recursos psicológicos y bienestar subjetivo (Ciudad de México: Ediciones Universidad Iberoamericana, 2004).

54Giörgy Markus, Marxismo y ‘antropología (Barcelona: Grijalbo, 1973).

55Ruut Veenhoven, Conditions of happiness (Dordrecht: Kluwer Academic, 1984); Carol Ryff, “Happiness is everything, or is it? Explorations on the meaning of psychological well-being”, Journal of Personality and Social Psychology 57 (1989): 1069-1081.

56Everett Stonequist, “The Problem of the Marginal Man”, American Journal of Sociology 41.1 (julio de 1935): 1-12.

57Oscar Lewis, Cultura de la Pobreza (México: FCE, 1959); Jorge Gissi, “Psicosociología de la pobreza”, Cuadernos de psicología, núm. 5 (Santiago de Chile: Escuela de Psicología Pontificia Universidad Católica de Chile, 1986); Jorge Gissi, Psicoantropología de la pobreza. Oscar Lewis y la realidad chilena (Santiago de Chile: SIO Quirihue, 1990).

58Gabriel Salazar y Julio Pinto, Actores, Identidad y movimiento. En Historia Contemporánea de Chile, vol. 2 (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 1999).

59Eleanor Leacock, The Culture of Poverty: A critique (Nueva York: Simon & Schuster, 1971).

60Ruth Benedict, El hombre y la cultura (Buenos Aires: Sudamericana, 1974).

61Lewis Coser, “The Sociology of Poverty”, Social Problems 13.2 (1985): 140-148.

62Javier Martínez y Margarita Palacios, Informe sobre la decencia. La diferenciación estamental de la pobreza y los subsidios públicos (Santiago de Chile: Ediciones SUR, 1996); Simmel, Sociología. Estudios sobre las formas.

63Oscar Dávila, “Estado y políticas sociales. Del Estado protector al Estado subsidiario”, Última Década 9 (1998): 105-120.

64Abraham Maslow, Toward a Psychology of Being (Nueva York: John Wiley & Son, 1999).

65Julian Rappaport, Community Psychology: Values, Research and Action (Nueva York: Holt, Rinehart y Winston, 1977).

66Altimir, “La dimensión de la pobreza…”.

67Else Øyen, The polyscopic landscape of poverty research. State of the art in international poverty research. An overview and 6 in-depth studies (Bergen: Norwegian Research Council, 2005).

68Loïc Wacquant, “Introducción”. En Respuestas. Por una antropología reflexiva, Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant (México: Grijalbo, 1995), 31.

Recibido: 09 de Junio de 2018; Aprobado: 07 de Marzo de 2019

Alfredo Sánchez Carballo. Doctor en Investigación de Ciencias Sociales; Sociología, FLACSO, México.

Joel Ruiz Sánchez. Doctor en Sociología, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.

Miguel Ángel Barrera Rojas. Doctor en Geografía, Universidad de Quintana Roo, México.

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