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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.16 Zapopan sep. 2018

 

Sección general

Experiencias cotidianas de niños migrantes en California. Una mirada a través de sus ojos

The everyday experiences of child migrants in California viewed through their eyes

Magdalena Barros Nock1 
http://orcid.org/0000-0002-6847-8700

Yuribi Ibarra Templos2 
http://orcid.org/0000-0003-0632-4703

1 Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, SNI I, mbarros55@hotmail.com

2 Posdoctorada de la Universidad de California, Santa Bárbara, yuribi_ibarra@yahoo.com


Resumen

El presente artículo centra su interés en los niños y niñas que han experimentado la migración con sus padres desde México a California, Estados Unidos, o que han nacido en el vecino país del norte en una familia de inmigrantes. Teniendo como herramienta la fotografía, nuestro objetivo es presentar la visión de los niños y niñas respecto de su experiencia migratoria, lo que piensan y sienten sobre su vida en California. Partimos de la base de que los niños, como los adultos, son actores con agencia y participan en los procesos de cambio y adaptación que viven ellos y sus familias en los países de destino.

Palabras clave: Niños migrantes; taller fotografía; California; E.U

Abstract

This article focuses on boys and girls who have experienced migration with their parents from Mexico to California, USA, or who were born into immigrant families. Using photography as our research tool, the objective is to present the vision that those children have of their own migratory experiences, and what they think and feel about their life in California. We set out from the point of view that -like adults- children, are actors with agency who participate in the processes of change and adaptation that they and their families go through in the destination country.

Keywords: Migrant children; photograph workshop; California; U.S

Introducción

Las políticas neoliberales impuestas en todo el mundo han ocasionado un cúmulo de crisis económicas y guerras alrededor del planeta; millones de persona han migrado de su país de origen hacia aquellos con mayor desarrollo, como una alternativa para mejorar las deterioradas condiciones de vida y aumentar las posibilidades de que su familia tenga un mejor futuro. Hombres, mujeres, pero también jóvenes y niños, se han incorporado a los flujos internacionales de migración. Estos últimos habían sido ignorados de los análisis por su posición marginal en comparación con otros grupos de población; sin embargo, actualmente son parte integral de las corrientes migratorias. En 2009 la Organización Internacional de Trabajo (OIT) estimó que en el mundo existen aproximadamente 214 millones de migrantes internacionales, de estos cerca de un tercio, proveniente de todos los países en desarrollo, tiene entre doce y veinticuatro años.

Para el caso de México, el Instituto Nacional de Migración (INM) registró en el primer trimestre de 2013 127, 471 eventos de repatriación de menores migrantes mexicanos desde Estados Unidos, de ellos 120,983 corresponden a mayores de dieciocho años, 6,279 a menores de doce a diecisiete años y solo 209 de cero a once años de edad.1

A la par de este fenómeno de niños que viajan en compañía de sus padres o lo hacen solos,2 están aquellos que nacieron en los lugares de destino; por ejemplo, el Pew Research Hispanic Center registró que la población de origen mexicano en Estados Unidos en 2011 ascendía a más de 33 millones, de ellos alrededor de 7 millones eran menores de edad (menores de cinco y hasta los diecisiete años) habían nacido en los Estados Unidos.3

En este trabajo nos interesa visibilizar a la población infantil muchas veces olvidada en los estudios e investigaciones migratorias; nos alejamos de una visión numérica o estadística, partimos de las vivencias, experiencias y representaciones de los niños plasmadas en fotografías para, en sus propias palabras, mostrar lo que ha sido la experiencia migratoria para ellos: Queremos, a través de sus fotografías, transmitir lo que piensan y sienten sobre su vida en California, qué representa ser migrante o descendiente de ellos.

En los últimos años los estudios sobre niños y jóvenes migrantes han crecido, ha sido de especial interés el estudio de la segunda generación y su proceso de asimilación e integración a la sociedad receptora. Tenemos estudios que se pueden considerar ya clásicos en el tema, como el de Portes y Rumbaut, Portes y Zhou y Rumbaut y Portes, estos últimos, a través de un estudio longitudinal, analizan los factores que intervienen en los procesos de asimilación de niños y jóvenes de diversos grupos étnicos. En México tenemos estudios como el realizado por Mancillas y Galindo por nombrar algunos; Galindo nos da una visión de la situación de la segunda generación de mexicanos en Estados Unidos, y resalta tanto sus retos como sus logros. Sin embargo, la mayoría de estos estudios utilizan metodologías cuantitativas y pocos son los estudios cualitativos, con etnografías participativas, que lleven al investigador a trabajar con los niños y hacerlos participes del proceso de investigación.

Como ejemplo de investigadores que utilizan metodologías que hacen participes a los niños de los procesos de investigación tenemos el estudio de Glockner,4 quien utilizó herramientas como el dibujo, las narrativas y la fotografía para trabajar con los niños sujetos de su estudio. Desde la perspectiva antropológica, la etnografía participativa ha sido una de las herramientas que nos acercan a los individuos como actores y no solo como sujetos. En este trabajo partimos de la base de que los niños, como los adultos, son actores con agencia y participan en los procesos de cambio y adaptación que viven ellos y sus familias en los países de destino; ocupan un lugar clave en la integración de la familia y sus miembros. Son actores con capacidad de transformación, socialización y adaptación a la sociedad receptora. Sin embargo, hay una diversidad de factores que intervienen y convierten las experiencias de los niños y jóvenes en experiencias muy heterogéneas, diversas y conflictivas.

Realizamos pequeños talleres lúdicos mediante el uso de la fotografía que nos permitieron adentrarnos en la vida de los pequeños participantes. En estos talleres los niños utilizaron la fotografía para expresar sus sentimientos, qué los hace felices y lo que les provoca conflicto y tristeza en su vida. De una manera lúdica logramos que los niños compartieran con nosotras durante tres meses sus emociones y opiniones, las cuales plasmamos en las siguientes páginas.5

En este trabajo nos enfocamos, concretamente en los talleres realizados en dos ciudades de California: Arvin, con niños y niñas mixtecos originarios de San Juan Mixtepec, Oaxaca, y en Santa María, California, con niños originarios de Guanajuato, Jalisco y Michoacán. En ambos talleres participaron niños nacidos en México con experiencia migratoria y niños nacidos en Estados Unidos descendientes de mexicanos. Los resultados de ambos talleres son un primer acercamiento al trabajo con menores migrantes y a las representaciones y percepciones del fenómeno migratorio desde su propia experiencia. Somos conscientes de la necesidad de llevar a cabo análisis con mayor profundidad; no obstante, no quisimos dejar de lado los hallazgos de este primer contacto con los pequeños.

El artículo tiene tres secciones, en la primera discutimos el concepto de asimilación, que nos permite resaltar algunos de los retos que estos pequeños enfrentan en sus vidas. En la segunda presentamos la metodología utilizada, describimos los talleres y sus sesiones. Finalmente presentamos los aspectos que las niñas y los niños eligieron en sus fotos para hablar de sus vidas.

Un proceso de asimilación en construcción

Durante los talleres, las fotografías tomadas por los participantes y las discusiones en torno a ellas nos hicieron reflexionar sobre los procesos de integración de estos jóvenes y niños, en las experiencias que influyen en su desarrollo,6 las cuales, como nos dicen Beck y Beck-Gernsheim,7 son determinaciones simultáneas tanto globales como locales, nacionales e internacionales, y tal vez tendríamos que incluir una visión cosmopolita para entender a las nuevas generaciones y, en especial, como veremos más adelante, a niños y niñas migrantes.

Por años la teoría de la asimilación gestada en la escuela de Chicago marcó el rumbo en el análisis sobre la integración de migrantes, con argumentos etnocéntricos y raciales en boga durante la época, que sostuvo la necesidad de que los “otros”, los inmigrantes, se asimilaran a la “gran nación” como requisito indispensable para ser parte de ella y, en un sentido más ideal que práctico, obtener los beneficios que de ello se derivaban. La perspectiva asimilacionista postulaba el paulatino abandono de modelos culturales y conductuales de los inmigrantes a favor de los patrones de las sociedades de destino. Esta visión lineal sostenía, además, que en el transcurso generacional los descendientes de los inmigrantes serían más afines a los patrones socioculturales de la sociedad de acogida.8 Así, por ejemplo, aun cuando Gordon9 dio un carácter pluridimensional a la noción de asimilación al proponer tres fases: aculturación, asimilación estructural y formación de una identidad común, siguió imperando la noción de que en las siguientes generaciones la asimilación sería casi irrevocable.

Burgess en su libro The Growth of the City: An Introduction to a Research Project, propuso que los inmigrantes pasarían por un proceso de sucesión espacial que traería como consecuencia la completa asimilación de las segundas generaciones que, a diferencia de las primeras, que vivían en colonias de inmigrantes deterioradas, concentradas en zonas industriales o comerciales de las ciudades, transitarían a una zona de hogares para trabajadores y eventualmente se dispersarían a otros barrios o suburbios hasta extenderse por vecindarios de clase media.10

Asimismo, la teoría de la asimilación sostenía que en la primera generación el inglés aprendido sería suficiente para sobrevivir económicamente, mientras que en la siguiente generación el uso de la lengua materna se reduciría al espacio doméstico y en el público (escuela y trabajo) el inglés tendría preeminencia. Finalmente, en la tercera generación el inglés representaría la lengua exclusiva de comunicación.11

Las explicaciones anteriores, sin embargo, no consideraron la posición estructural de los inmigrantes, las desventajas socioeconómicas, los pocos o nulos contactos entre las minorías y los grupos “depositarios” de la cultura americana: el White, Anglo-Saxon, Protestant (WASP), la formación de enclaves económicos y étnicos y la discriminación de la sociedad de acogida hacia las primeras y segundas generaciones. Todo ello llevó en muchos casos a revueltas violentas de las segundas y terceras generaciones, ante la falta de oportunidades y expectativas de vida.12 El reclamo de estos grupos de jóvenes, de ser tratados como la mayoría de los miembros de la sociedad en que nacieron, y en muchos casos de preservar elementos de sus prácticas culturales, aún sigue en pie. Esto ha dado nuevos elementos para el análisis.

La propuesta transnacional propone que la consolidación de comunidades allende las fronteras de los Estados-nación tiene que ser tomada en cuenta para entender los procesos de aculturación.13 La consolidación de comunidades transnacionales puede dificultar los procesos de integración de las segundas y terceras generaciones, debido al contacto estrecho con su lugar de origen. Ello no implica, sin embargo, que a la par de la consolidación de comunidades transnacionales exista un proceso de incorporación en los lugares de destino.14

Por su parte, la perspectiva estructural argumenta que los procesos de inserción de los inmigrantes son más complejos que solo el abandono de las prácticas culturales. Las estructuras socioeconómicas, y sobre todo la segmentación de las sociedades occidentales, colocan a los inmigrantes en una situación de desventaja, pues la jerarquía y el poder del grupo mayoritario limita el acceso igual a los recursos laborales, habitacionales, educativos e incluso jurídicos.15

Portes y Rumbaut afirman que, en los procesos de inserción de los inmigrantes, debe tomarse en cuenta los contextos de recepción; es decir, las condiciones estructurales, pero también las características de los grupos (clase y etnia).16 La combinación diferenciada de estos elementos, sostienen Portes y sus colaboradores, llevan a una asimilación segmentada. Es decir, la incorporación no es un proceso lineal; por el contrario, la inclusión de inmigrantes depende del sistema de estratificación de la sociedad de destino, pero también de las características de los grupos, cuyos resultados tendrán diferentes estrategias, de ahí que la asimilación no pueda ser un fenómeno homogéneo. Los casos de jóvenes migrantes haitianos de segunda generación analizados por Portes y Zhou arrojan tres trayectorias posibles de adaptación: la primera coincide con la concepción clásica de asimilación; es decir, la asimilación a la clase media del país; en segundo lugar, y contrario a la anterior, está la asimilación a la clase baja, que provoca una condición de pobreza permanente.17 Finalmente, la tercera muestra que, aun con un progreso económico, los haitianos deciden, de manera deliberada, mantener sus valores mediante redes sociales comunitarias, manteniendo la solidaridad intragrupal; este fenómeno es conocido como aculturación selectiva (selective acculturation).18 En cambio, si los hijos de inmigrantes experimentan un proceso distinto al de sus padres, hablamos de aculturación disonante (dissonant acculturation). La asimilación, por tanto, es un proceso en el que intervienen múltiples factores, pero no de una manera lineal y separada, como fue tratada por la teoría clásica de la asimilación, sino en interacción.

En la integración de los inmigrantes y sus descendientes no existe un solo camino; como bien señalan Portes y Zhou existen diversas alternativas que, sin embargo, siguen siendo desiguales19 y donde, a decir de algunos los Estados tienen un peso predominante, pues las políticas implementadas para la integración o la ausencia de ellas tienen un efecto directo sobre la formación identitaria de las distintas generaciones de descendientes de inmigrantes.20

El proceso de asimilación no implica necesariamente el abandono de la pertenencia étnica, pues “choice to live in an ethnic social and cultural matrix need not be associated with the loss of the advantages once afforded almost exclusive by the mainstream”.21 La integración de los inmigrantes a la vida social no implica la gradual o total pérdida de sus costumbres, indumentaria, religión o prácticas étnicas. Alba y Nee proponen que no existe una ruptura entre la participación en las instituciones de la sociedad americana y las prácticas sociales y culturales específicas.22

El material fotográfico del cual surge nuestro análisis ilustra los argumentos anteriores. Los niños con quienes trabajamos participan y se integran en la sociedad estadounidense a través de algunas de sus instituciones, sin que ello signifique la pérdida total de sus rasgos culturales. Este proceso, sin embargo, no está exento de conflictos y de discriminación, lo que coloca, en la mayoría de los casos, a los niños y niñas en una situación de ambivalencia entre desdibujar parte de sus rasgos culturales o volver a sus orígenes. En nuestro caso encontramos que los niños de la segunda generación y de la llamada 1.523 mantienen rasgos de la cultura y tradición de sus padres, pero también adoptan otros de la sociedad en que se desarrollan. El idioma es quizá uno de elementos que más se preservan. El uso del español es importante, pues es la lengua con que se comunican con sus padres y familiares mayores. Así, aunque los asimilacionistas clásicos abogaban por el monolingüismo como uno de los principales factores para la asimilación de los grupos de inmigrantes, el español sigue teniendo un lugar importante.24

Metodología

El uso de la etnografía participativa y la realización de talleres lúdicos fueron dos de nuestras herramientas, enmarcadas siempre en la metodología antropológica. Diseñamos talleres bajo la premisa de que lo importante era la participación activa y libre de los niños; un espacio en el que pudieran expresarse.

Queríamos que los niños articularan a través de las imágenes lo que piensan sobre la experiencia migratoria de algunos familiares de su comunidad, e inclusive de su propia migración. Proporcionamos a los niños elementos básicos para tomar fotografías. En ambos talleres trabajamos los siguientes temas: presentación del proyecto a los niños y sus padres, sensibilización de la imagen y expresión, introducción a la fotografía, la migración en sus vidas, entorno y la vida en sus comunidades. En este trabajo esperamos colaborar en el desarrollo de una etnografía participativa en la cual los sujetos que participan en nuestros estudios hablen y se expresen directamente a los lectores.

Los talleres

Trabajar con niños en California requirió la ayuda de varias instituciones que nos guiaron en la interpretación y el desarrollo de las múltiples regulaciones existentes. Por ejemplo, respecto de las disposiciones legales que exigen un seguro para infantes y para el lugar o establecimiento donde se reúnen los niños en espacios públicos. Una forma de resolver este problema en Santa María fue unirnos a los grupos 4-H; grupos de niños y jóvenes organizados por la Universidad de California para llevar a cabo un conjunto de actividades extracurriculares. Para los niños fue muy estimulante formar parte de un programa de la Universidad de California.25

El primer taller se llevó a cabo en Santa María, California; su facilitadora fue Magdalena Barros Nock. Santa María es una ciudad de 99,553 habitantes; el 65.5 de la población es de origen mexicano (US Census 2010).26 La mayoría de los mexicanos trabaja como jornalero agrícola; sin embargo, un creciente número de ellos ha montado sus propios negocios. Los niños que participaron en este taller son hijos de pequeños comerciantes y de jornaleros agrícolas.

Foto: Magdalena Barros Nock

Imagen 1 

El taller estuvo conformado por cuatro niños y tres niñas entre siete y once años de edad, hijos de migrantes originarios de los estados de Jalisco, Guanajuato y Michoacán. Seis nacieron en California y solo una nació en Guadalajara y migró a California.

El segundo taller se desarrolló en Arvin, coordinado por Yuribi Mayek Ibarra Templos. Arvin es una pequeña ciudad agrícola de 19,304 habitantes, el 92.7% e de origen hispano o latino.27 Arvin, al igual que Santa María, cuenta con una comunidad grande de indígenas mixtecos.

Yuribi trabajó con niños mixtecos, hijos de migrantes originarios de San Juan Mixtepec, Oaxaca, en su mayoría trabajadores agrícolas. A diferencia del taller de Santa María, en Arvin el proyecto contó con la ayuda de la mesa directiva de la Unidad Popular Benito Juárez (UPBJ), organización que aglutina a un número importante de migrantes mixtecos en la ciudad de Arvin y Lamont. La UPBJ, y en especial su coordinador, Héctor Hernández López,28 brindaron todo su apoyo para la realización del taller conformado por cinco niñas y un varón, de entre siete y doce años de edad. Cuatro de los niños participantes nacieron en Estados Unidos, dos de ellos conocen el pueblo de origen de sus padres e incluso hablan un poco de mixteco, aunque han dejado de practicarlo. Dos niñas nacieron en Ensenada, Baja California y no conocen el pueblo de origen de sus padres.

Foto: Yuribi Ibarra, Arvin

Imagen 2 

Las sesiones

Aun cuando elaboramos un plan de trabajo común para los talleres, este sufrió cambios y adaptaciones según las circunstancias locales de cada ciudad y los integrantes de los talleres. La dinámica la fijaron los niños y niñas que participaron en ellos, su imaginación, sus expectativas, inquietudes, miedos y sueños dieron las directrices a seguir.

A continuación describimos las sesiones, los contenidos y las técnicas utilizadas en los talleres y algunas de las diferencias entre el trabajo con niños y niñas de origen mixteco y niños y niñas de origen mestizo. Los talleres duraron alrededor de tres meses cada uno, con reuniones semanales de tres horas.

Nuestra intención fue reunir a los pequeños y sus padres para explicar los objetivos del proyecto y el contenido de los talleres; sin embargo, esto no fue posible, debido a que los padres de familia trabajan seis días a la semana incluso los domingos y organizar una reunión en la que estuvieran todos presentes fue imposible. Decidimos entonces ir de casa en casa explicando el contenido del taller y pidiendo la autorización de los padres.

Foto: Magdalena Barros Nock, Santa María

Imagen 3 

En las segundas y terceras sesiones llevamos a cabo ejercicios que tenían como finalidad crear confianza y empatía. Utilizamos técnicas de relajación para poner a los niños en contacto consigo mismos y trabajar en la expresión de pensamientos y sentimientos a través de la fotografía. Una de las actividades fue escuchar distintos géneros musicales, primero canciones y melodías cercanas a ellos (música de banda, chilenas, norteñas), enseguida música nueva y desconocida (música africana, reiki, china, etcétera). Al terminar la música expresaban dibujando lo que la música los había hecho sentir o lo que les evocaba, en una frase o dos escribían en cuadernos el significado de sus dibujos y finalmente lo discutíamos entre todos.

En los dos talleres se llevaron a cabo varios ejercicios cuyo objetivo era incrementar la autoapreciación y la autoestima de los niños y niñas. Estos ejercicios ayudaron a desarrollar su imaginación.

El tema de la migración se abordó de diversas maneras en los talleres. Queríamos abrir el tema para poder discutirlo, pero sin influir en la percepción de los niños. Estimulamos la discusión haciendo preguntas y hablando de las experiencias familiares. Nos centramos en temas como: quién soy, cómo es mi vida en California, cómo se ve México y la tierra de mis padres desde California.

Los talleres se llevaron a cabo en español y en inglés, ya que para muchos era más fácil comunicarse en el segundo idioma. Sus escritos muestran la mezcla entre inglés y español.

Las técnicas básicas de la fotografía se introdujeron entre la cuarta y la quinta sesión. Se proporcionaron cámaras análogas que utilizaron durante todo el taller. Cada semana los niños y niñas tomaban fotos, se revelaban y se discutían durante las sesiones. Los niños y niñas escogían las fotos que más les gustaban de todas las tomadas durante la semana, las pegaban en sus cuadernos y escribían en una frase o dos lo que cada foto significaba para ellos.

Foto: Alejandro, Santa María

Imagen 4 

Utilizamos sus fotos para discutir temas básicos sobre luz, movimiento, encuadre. También hablábamos de cómo las fotografías se pueden construir para expresar lo que uno quiere decir. Incentivamos la participación de todos para comentar las fotos de sus compañeros, comentar constructivamente y escuchar las críticas útiles sobre su trabajo.

Durante el transcurso del taller observamos con agrado la confianza que fueron generando los pequeños para usar la cámara y cómo la calidad de las imágenes tomadas fue mejorando. El taller fue una excelente oportunidad para afinar sus habilidades como fotógrafos y para compartir con otros niños un poco de su vida cotidiana. Los talleres nos permitieron ver la importancia y la necesidad de crear espacios donde los niños puedan expresar sus opiniones y puedan ser escuchados. Fue posible visualizar, a través de sus fotografías y de sus pequeñas narrativas, a jóvenes que crecen con sueños de crecimiento y mejora. Sus fotos también reflejan la discriminación que viven día a día.

Los niños captaron imágenes que cautivan y seducen desde el punto de vista artístico, pero también por los sentimientos que expresan; las expectativas e ideas que la migración forja, el ser parte de una familia de migrantes, el tener raíces en otro país, pero crecer en lugares distintos. Para cerrar los dos talleres, los niños y niñas hicieron una selección de las fotos que más les gustaban o que tenían un significado especial para ellos. Son algunas de esas fotos las que mostramos aquí; ellas nos permiten ver a través de sus ojos su vida cotidiana en California.

Los temas y espacios que más les interesó fotografiar

“Me gusta mucho estar con mi papá”. La familia

El ámbito familiar es el espacio de referencia en el que los niños pasan la mayor parte de su tiempo, y por tanto el espacio más importante de sus vidas a esa edad. Es el lugar donde, además de nutrirse física y emocionalmente, les es conferida la mayoría de los códigos culturales que conforman la base sobre la que fortalecerán sus vidas en el futuro. Las imágenes dejan ver el lugar que ocupa la migración en la vida familiar. Los niños mostraron la presencia y la ausencia de los miembros de su familia. Expresaron la tristeza que sentían por los que no estaban cerca y vivían en México, pero también hablaron de la alegría de vivir con sus padres y verlos llegar del trabajo todos los días.

Foto: Alejandro, Santa María.

Imagen 5 “I am happy to have him home” 

Foto: Elizabeth, Santa María.

Imagen 6 “Mi papá” 

Para los niños con quienes trabajamos es muy importante estar con sus padres; aunque los ritmos de trabajo sean intensos y dejen poco tiempo para la convivencia familiar, sus padres siempre están cerca de ellos.29

Foto: Lisa, Arvin

Imagen 7 

El amor hacía el país de origen es inculcado por los padres, quienes establecen y fortalecen de diferentes formas los vínculos que los niños tienen con sus parientes en México. Los pequeños entran en contacto con sus parientes mediante llamadas telefónicas o visitas periódicas, que hacen a México o que sus parientes hacen a California, según lo permitan los recursos y las oportunidades. Frecuentemente, reciben regalos de familiares residentes en México, los cuales, además de ser muestras de cariño, están encaminados a fortalecer el conocimiento sobre el lugar de origen de sus padres.

Los niños dejan ver la función importante que desempeñan los abuelos y otros miembros de su familia extensa. Las abuelas, por ejemplo, son las principales figuras que amortiguan las ausencias que los niños experimentan de los padres, y es común que migren a Estados Unidos para cuidarlos mientras los padres trabajan. Los abuelos, a través de pláticas e historias, recrean en la mente de niños y niñas un recuerdo de México: la historia, su origen.30 Nancy Sandoval lo muestra en la foto de su abuela, donde nos dice que su abuela es muy especial para ella.

Foto: Nancy, Santa María

Imagen 8 

La interacción que los niños mantienen con los miembros de su familia nuclear, sus hermanos y hermanas, y con la familia extensa, incluso con sus mascotas, nos permite suponer que constituye el principal soporte que los ayuda a afrontar los efectos que la migración trae a sus vidas. La familia representa la red social primaria en la cual los individuos socializan, pero además representa la intermediación entre el individuo y la sociedad. En la familia, desde su concepción sociológica, se configuran los lazos de parentesco, se diferencian las funciones materiales e incluso espirituales de sus miembros; la familia, además, responde a las condiciones del desarrollo económico y social en que se encuentran, a la vez que en lo interno establece normas para todos sus miembros, las cuales no son estáticas, se modifican con el tiempo.

Foto: Lisa, Arvin.

Imagen 9 

“Mis papás siempre llegan muy tarde a la casa”. El trabajo

Una de las quejas constantes de todos los niños y niñas con los que platicamos fue el tiempo que sus padres pasan en el trabajo. Los padres de los niños en los dos talleres ocupan la mayor parte de su día en actividades que les permiten obtener ingresos económicos para el sustento familiar.

Con el tiempo, algunos de los papás de los niños de Santa María pudieron transitar, del trabajo en el campo como jornaleros agrícolas, a desarrollar otras actividades económicas, e incluso abrir sus propios negocios (Barros 2009).31 Sin duda, trabajar fuera del campo ha implicado para los padres mejoras en el sentido de contar con un espacio laboral a salvo de las inclemencias del clima (rayos del sol y heladas), realización de actividades menos extenuantes físicamente, y la posibilidad de estar al tanto de sus pequeños. Sin embargo, las jornadas laborales siguen siendo largas y ocupan la mayor parte de su tiempo, por lo que los niños y niñas pasan las tardes y los fines de semana en los puestos y tiendas de sus padres.

Foto: Marcos, Santa María.

Imagen 10 

En contraste, la principal actividad económica de los padres mixtecos en la ciudad de Arvin es el campo. En él trabajan a lo largo del año en los distintos cultivos; sin embargo, la pizca de uva de “mesa” (julio-noviembre) es la que demanda mayor cantidad de mano de obra, por lo que no es extraño que durante este periodo los mixtepenses y demás mexicanos se encuentren realizando dichas actividades.32

El cultivo de la uva representa para muchos padres mixtecos la oportunidad de obtener mayores ingresos económicos, sobre todo para aquellos que lo hacen a destajo;33 la jornada de trabajo puede abarcar hasta diez horas al día, por lo que es casi imposible que los padres pasen un tiempo con sus hijos más allá de la hora de la cena. En los casos analizados, dos parejas trabajaban a destajo y una más lo hacía por hora.34

Las fotografías que los niños tomaron muestran el trabajo que sus padres realizan; los niños de Santa María fotografiaron los comercios de sus padres en los que, a diferencia de los niños mixtecos, pueden pasar tiempo con ellos. Las fotografías de los niños de Arvin también dejan ver los empleos de sus padres; sin embargo, a excepción de ocasiones especiales (la toma de fotografías, por ejemplo, o periodos vacacionales), los niños no pueden estar cerca de las actividades que sus padres realizan, lo que los obliga a permanecer al cuidado de parientes o padrinos, lejos de casa y de sus padres la mayor parte del día.

Los hijos de comerciantes tienen la posibilidad de acompañar y ayudar a sus padres en sus puestos y tiendas y lo agradecen aun cuando señalan que estos pasan todo el tiempo trabajando. Para los niños mixtecos el domingo es el día que mayor tiempo pueden pasar con sus padres pues entre semana “siempre llegan muy tarde a la casa”. Las familias mixtecas asentadas en Arvin tienen como su principal actividad económica el trabajo en el campo.

Foto: Jazmín, Arvin.

Imagen 11 “Mi papá estaba empacando la uva en el field”. 

La comunidad

Los niños de Santa María y Arvin tomaron fotos de la comunidad en la que viven y de los espacios que frecuentan. Sin embargo, una diferencia importante es que, mientras los niños de Santa María fotografiaron eventos ligados a la comunidad blanca no hispana, como el Rodeo (una fiesta tradicionalmente angloamericana), los niños indígenas retrataron celebraciones de la comunidad mixteca, como bodas, bautizos y el Festival Mixteco, que concentra principalmente a población mexicana, concretamente a población mixteca.

Foto: Bianca, Santa María.

Imagen 12 

Los mixtecos asentados en Arvin parecen integrarse cada vez más a la ciudad; sin embargo, los niños mostraron que la endogamia comunitaria es fuerte. El factor étnico puede brindarnos una explicación, entre los pueblos indígenas el sentimiento comunitario está muy arraigado.35 Al mismo tiempo, la composición demográfica de ambas ciudades puede ser un factor que impacte de manera distinta. Mientras en Santa María la población total es 99,553 habitantes, con el 65.5% o de la población de origen mexicano,36 en Arvin la población asciende a un total de 19,304, de los cuales de los cuales el 92% es de origen hispano.37 En Santa María la población de origen no mexicano aún representa el 35%; en Arvin solo el 18% de ella no es hispana o latina.38 Estas cifras nos presentan la heterogeneidad existente en las dos ciudades, la cual puede verse en las fotos de los niños.

Foto: Jazmín, Arvin.

Imagen 13 

Los pequeños de Santa María mantienen contacto y relaciones con otros grupos étnicos (según la clasificación del censo), y asisten a eventos organizados por, y dirigidos a, la población blanca. Lo anterior les permite entablar relaciones con personas distintas, cuyo origen es distinto al de sus padres, así las redes sociales se extienden más allá del origen nacional. Al proceso de construcción identitaria también se ligan el origen de los padres, y se incluye la sociedad de acogida como el principal referente. Durante los talleres de fotografía, a la pregunta expresa sobre su lugar de origen los niños de Santa María respondían California. Para ellos México era el país de origen de sus padres.

Foto: Paco, Santa María

Imagen 14 

Foto: Bianca, Santa María.

Imagen 15 My best friendo” 

En contraste, los niños del taller de Arvin comentaban que México, el país de origen de sus padres (aun cuando hubiesen nacido en California). México, y particularmente San Juan Mixtepec, Oaxaca, representaba un lugar muy cercano a su historia personal y a la de sus padres. Al preguntar sobre el lugar de origen de los niños la respuesta casi unánime fue “Oaxaca”, incluso para aquellos que nacieron en Ensenada, Baja California.

Los niños no conocen el pueblo de sus padres, pero las tradiciones y costumbres les son familiares, debido al mantenimiento de ellas en Ensenada y Arvin, la comunidad transnacional es fuerte. Solo dos pequeñas del taller de Arvin conocen San Juan Mixtepec, los demás niños solo han escuchado en relatos de sus padres y familiares. Han visto fotos “del pueblo”, o han recibido llamadas telefónicas de familiares que no conocen, pero que deben respetar.

Como bien se ha señalado, desde la perspectiva transnacional uno de los elementos más importantes para mantener los lazos con la comunidad de origen es la reproducción de las prácticas culturales en Estados Unidos 39 de las cuales los niños son participes.

Foto: Alejandra, Arvin.

Imagen 16 

Para las hermanas Lisa y Leticia, que nacieron en California pero que han pasado distintas temporadas en Oaxaca, Mixtepec es un lugar que conocen y que ubican como el sitio “donde vive mi abuelita”, o donde tienen más familiares. Sin embargo, el tránsito entre México y Estados Unidos ha sido complicado, pues de hablar mixteco han pasado al inglés y al español, dejando casi olvidado el primero por las burlas y estigmas que aún existen en las escuelas. Para Jazmín y Daniela su origen e identificación es con Oaxaca. “Venimos de allá de Mixtepec, allá hay mucho glass, a mí me gusta allá porque me gusta comer nopal. Pero también me gusta acá.40

Foto: Joel, Arvin.

Imagen 17 

Como vemos, los niños indígenas tienen un fuerte lazo con la comunidad de origen, aunque no conocen el pueblo donde nacieron sus padres. La participación en fiestas rituales y celebraciones de la comunidad permite la socialización de las prácticas culturales de los pequeños mixtecos. El lazo comunitario es uno de los rasgos que distinguen a las fotografías tomadas por los participantes del taller de Arvin, así como el lazo que aún se mantiene con México, particularmente con Oaxaca.

Los niños mestizos del taller de Santa María son conscientes de que son parte de una minoría étnica. Durante las sesiones expresaban los contrastes existentes con sus amigos; es decir, algunos vivían en casas móviles o rentadas, en vez de ser propietarios de ellas y vivir en zonas con mejores condiciones de vida dentro de la ciudad. Sentían la diferencia identitaria a través del otro y no por su identificación con su comunidad de origen, como en el caso de los niños mixtecos. Hablan inglés y Estados Unidos es su país de origen, aunque tienen familia en México. Los niños de Santa María fotografiaron a amigos de otros grupos étnicos y mostraron una mayor disposición a integrarse y socializar con otros grupos étnicos.

Los niños fotografiaron su ambiente cotidiano, en algunos casos los padres los llevaron a lugares públicos. Las fiestas familiares y las salidas durante los fines de semana fueron aprovechadas por los niños para utilizar sus cámaras. La realización de los dos talleres de fotografía coincidió con la celebración del rodeo en la ciudad de Santa María y el Festival Mixteco en Arvin; ambos eventos fueron plasmados en las imágenes de los niños.

Las imágenes también muestran el papel que asume la comunidad, entendida como una construcción cultural con prácticas y relaciones sociales, donde criterios de membresía son de suma importancia.41 En el caso de los niños de Arvin las fotografías expresan los lazos que aún se mantienen con Oaxaca pese a las fronteras físicas. Un número importante de niños solo conocen San Juan Mixtepec a través de los relatos de sus padres y familiares; sin embargo, al hablar sobre la música la mayoría señaló que las chilenas, música tradicional de la mixteca, entraban en la categoría de la música que les agradaba. Al preguntar sobre el origen de la música, los niños señalaron que es “la que se baila en Mixtepec”.

I took this Picture because I like how they dance.

This is taken in Arvin. We celebrate dance from Mixtepec”.

Foto: Ana Santos, Arvin 2007.

Imagen 18 

Comentarios finales

El objetivo de este trabajo fue mostrar la experiencia cotidiana de niños y niñas migrantes en California mediante fotografías tomadas por ellos mismos. La familia, el trabajo y la vida comunitaria fueron los temas que los niños mostraron mayor interés en fotografiar, pues es en estos ámbitos donde transcurre su cotidianidad en California. Sin embargo, aunque comparten el estado de California como el lugar donde viven, se perciben diferencias entre el grupo de Arvin y el de Santa María. El peso que tiene la etnicidad es notable, aunque en ambos grupos los padres siguen fomentando el interés y en muchos casos la nostalgia por México, los niños de Arvin mantienen un fuerte arraigo con Oaxaca y sus tradiciones.

Los hallazgos obtenidos durante la realización de los talleres y el análisis de las fotografías nos permiten observar que la experiencia de pertenecer a una minoría étnica (por cierto, la más grande en términos demográficos) en California, y a la vez tener fuertes lazos con México, influye de alguna manera en la construcción identitaria de los sujetos, concretamente de los niños y jóvenes. Sin embargo, aún falta un análisis más profundo que nos permita entender cómo las vivencias generadas a partir de la migración afectan a los niños migrantes.

El taller mostró transformaciones importantes en los participantes. Algunos encontraron un gusto por la fotografía, otros se dieron cuenta de que sus problemas y el hecho de ser mexicanos en Estados Unidos no era algo único de ellos, sino había otros niños y niñas que estaban pasando por el mismo proceso. La participación en el taller no solo los ayudó a encontrar una nueva forma de expresión sino también a darse cuenta de que podían expresarse y ser escuchados. Los niños y las niñas empezaron a adquirir mayor soltura y confianza a lo largo de las sesiones y participaban cada vez más con mayor soltura y candidez, hablando sobre su vida cotidiana, sus sueños, sus miedos y sus tristezas. Estos cambios los vimos dentro del taller a lo largo de los meses que estuvimos trabajando con los niños.

Sus fotografías fueron presentadas en exposiciones fotográficas en las dos ciudades. Los niños fueron felicitados por la comunidad y su trabajo fue reconocido. Los niños y las niñas se sintieron felices de ver sus fotografías en una exposición que fue visitada por la población.

Esta es solo una pequeña muestra de lo que podemos hacer como investigadores en las comunidades donde trabajamos, y de la gran necesidad de trabajar y abrir espacios donde los niños y jóvenes se expresen, donde vean que los cambios, conflictos y transformaciones no son solo propias, sino también son compartidas en un mundo global cada vez más complejo.

Referencias

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2Recientemente distintos análisis han evidenciado que los niños no solo viajan por motivo de acompañamiento a padres o por reunificación familiar, sino que también lo hacen por objetivos laborales. Véase el trabajo de Mancillas (2008).

4Valentina Glockner Fagetti, De la Montaña a la Frontera. Identidad, representaciones sociales y migración de los niños mixtecos de Guerrero. (México: El colegio de Michoacán, 2008).

5Los resultados que se presentan en este artículo forman parte de un proyecto colectivo realizado con investigadoras y estudiantes del CIESAS Distrito Federal y Golfo. El proyecto recibió financiamiento de CONACYT. Queremos expresar nuestro agradecimiento a todas las personas y organizaciones que nos ayudaron a llevar a cabo estos talleres en las ciudades de Santa María y de Arvin, y en especial un profundo agradecimiento a los niños y niñas que nos dejaron ver sus vidas desde sus ojos.

6Ricardo Falla, Migración trasnacional retornada Juventud indigena de zacualpa, Guatemala, Instituto Avancso, (Guatemala: Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2008).

7Beck Ulrich y Elisabeth Beck - Gernsheim, “Global Generations and the Trao of Methodological Nationalism for a Cosmopolitan Turn in the Sociology of Youth and Generation”, en European Sociological Review, Vol 25, No. 1, (Oxford University Press, 2009):25-36, https://doi.org/10.1093/esr/jcn032

8W. Lloyd Warne y Leo Srole, The Social System of American Ethnic Groups, (New Haven: Yale University Press, 1945).

9Milton Gordon, Assimilation in American Life. The role of race, religion and national origins, (Nueva York: Oxford University, Prees, 1964).

10Ernest Burgess W., The Growth of the City: An Introduction to a Research Project, Publications of an American Sociological Society , (Chicago: University of Chicago Press, 1925).

11Warne y Srole, The Social System of American Ethnic Groups

12Joel Perlmann y Roger Waldinger, “Second Generationdecline? Children of Immigrants, past and present - a reconsideration”. International Migration Review, Winter, Vol 31, No. 4 (1997): 893-922.

13Nina Glick-Schiller, Linda Bash y Cristina Blanc, Towards a Transnational Perspective on Migration: Race, Class, Ethnicity, and Natonalism Reconsidered. (New York: New York Academy Sciences, 1992); Alejandro Portes, Luis E. Guarnizo y Patricia Landolt, The study of transnationalism: pitfalls and promise of an emergent research field”, Ethnic and Racial Studies, Vol. 22, No. 2 (marzo 1999): 217-237.

14Yuribi Mayek, Ibarra, “Más allá del transnacionalismo. Incorporación de migrantes mixtecos a las comunidades de origen”, (Tesis de doctorado, CIESAS, 2010).

15Alejandro Portes y Jozef Böröcz , “Contemporary Immigrants: Theoretical Perspectives on Its Determinants and Modes of Incorporation”, International Migration Review, Vol. 23, No. 3 (1989): 606 - 630.

16Portes y Rumbaut, Legacies: The story of Immigrant Second Generation…

17Portes y Zhou, “The New Second Generation: Segmented …

18Ibid.

19Ibid.

20Maurice Crul, Jens Schneider y Frans Lelie (Ed.), The European Second Generation Compared. Does the Integration Context Matter? IMISCOE Research, (Amsterdam University Press, 2012).

21Alba y Nee, Remaking The American Mainstream. Assimilation and Contemporany Immigration, (Cambridge: Harvard University Press, 2003), 6.

22Ibid.

23Por segunda generación nos referimos a los hijos de los migrantes nacidos en el lugar de destino. Generación 1.5 son hijos de migrantes nacidos en la sociedad de origen, pero socializados en la sociedad de acogida. Muchos de estos niños y jóvenes hablan inglés y crecieron en Estados Unidos; sin embargo, no son ciudadanos, por lo que no cuentan con documentos que avalen su estancia legal en el país por lo que en cualquier momento pueden ser deportados.

24Joshua Fishman, Language Loyalty in the United States. (The Hague: Mouton, 1966).

25Afortunadamente, el doctor Michael Marzolla, director de los grupos 4- H. para el Desarrollo de la Juventud de la Extensión Cooperativa de la Universidad de California en Santa Bárbara nos ayudó a resolver estos problemas invitándonos a formar parte de sus grupos. Estamos muy agradecidas por su ayuda.

26United States Census Bureau, Decennial by Decades, 2010 http://www.census.gov/programs-surveys/decennial-census/decade.2010.html (últma consulta mayo 1, 2015)

27United States Census Bureau, Decennial by Decades, 2010 http://www.census.gov/programs-surveys/decennial-census/decade.2010.html (últma consulta mayo 1, 2015)

28Estamos muy agradecidas por su ayuda.

29Sin embargo, con la crisis económica y el aumento de los sentimientos xenofóbicos contra los migrantes, en especial los indocumentados, el miedo entre los niños crece día a día de que su padre o madre en algún momento no regrese a casa.

30Magdalena Barros Nock, “Las abuelas en las familias de origen mexicano en California, Estados Unidos. Un estudio de caso” en Desafíos y Retos de la familia mexicana en México y Estados Unidos (México: CIESAS y DIF, 2007).

31Magdalena Barros Nock, “La calle Guadalupe” en Empresarios migrantes mexicanos en Estados Unidos, compilado por M. Basilia Valenzuela y Margarita Calleja (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2009), 211-234.

32La realización del taller de fotografía en la ciudad de Arvin coincidió con esta temporada, así los niños plasmaron el trabajo que durante este periodo del año realizan sus padres.

33Trabajo a destajo significa que el ingreso recibido es proporcional a la cantidad de uva cultivada.

34El trabajo es pagado por hora sobre la base del salario mínimo estipulado en el estado; además, se hacen pagos de incentivos.

35Cristina Oehmichen, “Las mujeres indígenas migrantes en la comunidad extraterritorial” Migración y relaciones de género en México, Dalia Barrera Bassols y Cristina Oehmichen Bazán, ed., (México: UNAM - GIMTRAP, 2000), 321-348.

36Unites States Census Bureau, Decennial Census by Decades. 2010 https://www.census.gov/programs-surveys/decennial-census/decade.2010.html, (última consulta mayo 1, 2015).

37Ibid.

38Ibid.

39Glick-Schiller, Bash y Blanc, Towards a Transnational Perspective on Migration; Michael Kearney, “The Local and the Global: the anthropology of globalization and transnationalism”, Annual Review of Anthropology (1995): 547-565.

40Entrevista a Jazmín, once años, Weedptach, California, 2007.

41Federico Besserer, Moisés Cruz. Historia de un transmigrante, (México: Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa, 1999); Oehmichen, “Las mujeres indígenas migrantes.

Recibido: 24 de Abril de 2017; Aprobado: 11 de Septiembre de 2017

Magdalena Barros Nock. Doctora en Estudios en Desarrollo por el Instituto de Estudios Sociales de la Universidad de Rotterdam, Países Bajos.

Yuribi Ibarra Templos. Doctora en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciudad de México. Posdoctorante de la UNAM

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