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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.10 Zapopan sep. 2015

 

Avances de investigación

 

"Cuando el trabajo acaba queda muerto el huerto": educación y desempleo, la persistente ironía migratoria en Guachinango, Jalisco1

 

Eduardo González Velázquez

 

Tecnológico de Monterrey.

 

Artículo recibido: 23 de enero de 2015
Aceptado: 6 de mayo de 2015

 

Resumen

Guachinango ha cimentado su vida económica en la agricultura, la ganadería y la minería, con una débil actividad comercial focalizada en la territorialidad municipal, lo que ha impedido incrementar su peso específico en el desarrollo económico de Jalisco, ello ha ocasionado una sensible, pero constante, disminución de su población que ha buscado mejores horizontes sea en Guadalajara, sea en otros estados de la república mexicana, sea en Estados Unidos. Actualmente la población de Guachinango no sólo disminuye, sino que sus habitantes están divididos y miran hacia dos rumbos diferentes: los que habitan la parte sur del territorio desde la comunidad de Pánico y la cabecera municipal hasta los linderos con el municipio de Ameca; y quienes viven en las comunidades norteñas en los márgenes del río Ameca. La juventud del pueblo se encuentra frente a la paradoja de poder estudiar, incluso hasta la universidad en el Centro Universitario de los Valles (CUVALLES), pero no encontrar fuentes de empleo que los arraigue en su poblado. Se les educa aunque no se les retiene. En medio de esta lógica en Guachinango "nunca vamos a crecer, al contrario, la población irá disminuyendo. Podemos perder la categoría municipal o convertirnos en un pueblo fantasma como tantos que hay en la geografía nacional". Así las cosas, la educación sólo ha retrasado la migración, sin poder detenerla.

Palabras clave: migración, empleo, desempleo, educación.

 

Abstract

Guachinango's economic life has been based on agriculture, ranching and mining, with a very weak level of commercial activity, which is mainly focused on its municipal territory. This has been stopping the town from having a bigger weight on the economic development in Jalisco; having the effect of a significant, and constant diminishment of their population which starts chasing after better horizons whether in Guadalajara, in any other State of our Mexican Republic or in the United States. Now a days, Guachinango is not only suffering this reduction in number of its population, but also a division between them: those who live in the southern part (from Pánico and the municipal capital to the border with Ameca's municipality); and the ones who live in the northern communities (on the sides of the Ameca river). Guachinango's youth is facing the paradox of being able to even go to college in the CUVALLES, but not having any employment to keep them inside their town. Being educated, but not retained. With this logic "we will never grow, on the contrary, our population diminishes. We may lose the status of municipality or even turn into a ghost town like so many others existing within our national borders". This being the case, education has only been able to slow down the process of migration, but not yet been able to stop it.

Keywords: Migration, employment, unemployment, education.

 

Origen, geografía y desarrollo de Guachinango

Guachinango es un municipio de Jalisco localizado en la región Sierra Occidente entre los paralelos 20º 27' y 20º 57' de latitud norte; y los meridianos 104° 13' 50" y 104° 38' de latitud oeste; a una altitud entre 500 y 2 100 metros sobre el nivel del mar (msnm); su nombre es de origen náhuatl y significa: "lugar cercado de árboles". Colinda al norte con Amatlán de Cañas, Nayarit; al sur con el municipio de Mixtlán; al este con el municipio de Ameca y Amatlán de Cañas; y al oeste con los municipios de Mascota, San Sebastián del Oeste, Mixtlán y nuevamente con Nayarit. Tiene una superficie de 938 km2 lo que representa 1.1% de la territorialidad jalisciense, ubicándolo en la posición 25 en relación con el resto de los municipios del estado, y cuenta con una población de 4 323 personas dispersas en 76 localidades, siendo de las más grandes la cabecera municipal con 1 847 habitantes; Amajaquillo con 283; Llano Grande con 254; La Ciénega con 245.2 La geografía municipal cuenta con pocos terrenos planos que eventualmente pudieran utilizarse en labores agrícolas o ganaderas, la mayor parte del territorio está afectado por agrestes ramificaciones de la Sierra Madre Occidental, cuyas alturas principales son: al norte, los cerros de La Ciénega y El Iguelo; al sur, el cerro de La Catarina; al este, el cerro del Puesto y Peña Blanca; y al oeste, los cerros de San Francisco, El Barqueño y Verdosilla, estas elevaciones van de los 1 200 a los 2 600 msnm. Dos son los principales afluentes del municipio: por el norte, el río Ameca; y al oeste, el Atenguillo, ambas corrientes reciben arroyos de origen pluvial y menor importancia.3

Es uno de tantos asentamientos de origen prehispánico que quedó a la deriva con apenas un puñado de habitantes a principios del siglo XVI, pero fue repoblado con el avance español luego de la caída de México-Tenochtitlan en el año de 1521 en el contexto de la fundación de pueblos, villas y ciudades españolas en el occidente de México. Los territorios de Guachinango serían tierra fértil para congregar indígenas, aglomerar algunos españoles para fortalecer los poblados entre el arranque de la sierra y las planicies de Ameca, que a la postre se convertirían en el asiento de importantes haciendas proveedoras del alimento para Guadalajara. Todo ello enmarcado en el "ensanchamiento" del territorio a consecuencia de la conquista, la evangelización y el poblamiento, procesos que necesariamente generaron una significativa disminución de la población indígena.

Así, los pobladores oriundos de la región se vieron envueltos en las andanzas de Francisco Cortés de San Buenaventura (primer alcalde mayor de la villa de Colima) quien en 1526 otorgó una encomienda a Pedro de Ulloa (confundido por Fray Antonio Tello, al nombrarlo como Francisco) para que éste se beneficiara del trabajo indígena a cambio de colaborar en el proceso de evangelización de las poblaciones recién conquistadas. Posteriormente fueron encomenderos, Francisco de Estrada y Luis de Ahumada. En ese entorno algunos indígenas eran trasladados de una región a otra no sólo con la obligación de trabajar en las haciendas, sino para ayudar en las labores de pacificación y defensa haciendo las veces de "muros humanos, muros de contención territorial"4 para dar mayor seguridad a los linderos de las nuevas poblaciones. Los encomenderos de Guachinango quedaron, como tantos otros en la Nueva España, obligados jurídicamente a proteger a los indígenas encomendados y a garantizar su instrucción religiosa con la ayuda de un sacerdote diocesano o regular. El fundador y primer alcalde de Guachinango fue Melchor Mateo quien gobernó con la ayuda del regidor, Roque Jacinto; el mayordomo, Marcos Pirulino; y el alguacil, Pedro Giorge. Aunque para 1533 el asentamiento español no terminaba de tomar forma para constituirse en un polo de atracción, ya se conocía con el nombre de Real de Guachinango a consecuencia de la incipiente explotación minera de la región. Sin embargo, fue hasta 1541 que las noticias de la existencia de minas de oro, plata y plomo atrajeron a Juan Fernández de Híjar, quien nombró al lugar como "Real de Minas de Guachinango de la Purísima Concepción".5 En 1576 Fernández de Híjar recibió de parte del presidente de la Audiencia de Guadalajara, Gerónimo Orozco, la "merced de las minas de Guachinango, de dos caballerías de tierra, junto al camino real de Ameca y a dos arroyos de agua".6 A partir de ese momento fue configurándose la dinámica minera novohispana de Guachinango, y sus habitantes comenzaron a tender lazos con la zona agrícola del valle de Ameca, y posteriormente fortalecieron sus relaciones comerciales con Guadalajara.

Guachinango, junto con Etzatlán, se encontraba en la región agrícola occidental colindante con Guadalajara, conformando el segundo distrito más productivo; además se convirtió en uno de los centros mineros, al igual que Bolaños y Hostotipaquillo, que más influyeron en el desarrollo de Guadalajara.7

A consecuencia de su actividad minera, Guachinango se convirtió en un polo de migración donde la extracción de minerales se significaba como anzuelo para cientos de trabajadores que buscaban donde emplearse. Por otro lado, las haciendas del valle de Ameca ofrecían también un espacio de trabajo a los habitantes de Guachinango. Así fue que la vida novohispana regida por la economía agrícola, comercial y minera tendió un velo de relativa tranquilidad sobre la población guachinanguense. Sin embargo, como en casi todos los rincones de la Nueva España, la sacudida de la guerra de independencia trajo severos problemas para el poblado y sus habitantes. La calma se trastocó. La estabilidad se demolió. El orden del Ancien Régime se desmoronó. El empleo se adelgazó y con ello la desbandada poblacional apareció. Al término de dicha guerra sobrevino un periodo de tensa calma con escaso desarrollo económico.

A pesar de ello, pasado el trago amargo de las revueltas independentistas y los aciagos años del nacimiento de México como nación independiente, donde fue necesario superar la crisis poscolonial, a saber: recesión económica, fractura de las relaciones entre los comerciantes y empresarios, la debilidad del mercado interno, el bandolerismo, las epidemias, la deuda pública, y sobre todo la crisis minera. En ese contexto comenzó la lenta reconstrucción nacional con una sociedad poco integrada políticamente. Ya para 1868 Guachinango adquirió la categoría de pueblo, y el 7 de mayo de 1885, en los albores del porfiriato, se erigió como municipio con base en el decreto 136 del Congreso del estado de Jalisco. Desde 1825 perteneció al Sexto Cantón de Autlán hasta 1885 cuando fue el Décimo Cantón de Mascota. De cualquier manera los actos violentos no terminaron ahí, el 27 de mayo de 1914, en los primeros años de la revolución mexicana, el poblado fue incendiado y asolado por Ignacio Soto y sus huestes, que además raptaron a un número elevado de mujeres. La primera revolución social del siglo XX volvía a sacudir a los guachinanguenses, quienes se verían inmiscuidos también en la guerra Cristera para la segunda mitad de los años veinte del siglo pasado.8

El resto del siglo XX y los primeros años del XXI, el municipio ha cimentado su vida económica en la agricultura, la ganadería y la minería, con una débil actividad comercial focalizada en la territorialidad municipal, lo que ha impedido incrementar su peso específico en el desarrollo económico de Jalisco, ello ha ocasionado una sensible, pero constante, disminución de su población que ha buscado mejores horizontes ora en Guadalajara, ora en varios estados de la república, ora en Estados Unidos. A principios de los años ochenta se presentó un nuevo auge minero con la explotación del yacimiento de oro El Barqueño. Actualmente la compañía minera canadiense "Soltoro" continúa explotando otros sitios como el Rayo y el Tecolote. No obstante, por medio de los censos levantados en Guachinango a partir de 1950 podemos observar el inexorable decrecimiento poblacional, con la excepción de los años sesenta: en 1950 el municipio contaba con 5 739 habitantes; en 1960, 6 223; en 1970, 5 777; en 1980, 5 539; en 1990, 5 324; en 2000, 4 864; y en 2010, 4 323.9 A querer o no, el adelgazamiento poblacional impacta en la comunidad estudiantil, como lo refiere el profesor Andrés10 de la Escuela Urbana número 433 "José María Mercado": "en el pueblo no hace falta otra primaria, lo que faltan son niños"; sin embargo para la quinceañera Mizti, sí es necesario otro edificio para el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco (COBAEJ), con ello la secundaria no compartiría por las tardes su plantel, y el mobiliario de ambos escuelas mantendría mejores condiciones.

"Bienvenidos a Guachinango, tierra de oro y amistad", esta leyenda se inscribe en el monumental arco blanco con aplicaciones en ocre localizado en el cruce de la carretera federal número 70 que corre de Guadalajara a Mascota, y la carretera de ocho kilómetros inaugurada en 1992 que va del pequeño caserío de la Estanzuela a la cabecera municipal. El arco lo remata la figura del templo parroquial de Nuestra Señora de la Purificación; completan la decoración dos escudos de Guachinango en cada una de las columnas. El escudo fue elaborado por Felipe de Jesús Arreola, cronista oficial del pueblo, y fue oficializado el 30 de septiembre de 1987. La divisa se compone en su parte central de dos frondosos árboles colocados sobre un rectángulo de color rojo y amarillo que simboliza la tierra. Debajo de las raíces rojas de los árboles se encuentra el signo del oro. En la parte superior del escudo yace la fachada del templo parroquial con su espigada torre. Los colores que dominan son el azul y el amarillo. Un listón rojo se posa por el contorno dejando en claro la etimología de Guachinango, "lugar cercado de árboles". Sin duda, llama la atención que el escudo oficial de un municipio del Estado laico mexicano cuente con una iconografía religiosa. Evidentemente, el contrasentido no hace mella en la población ni en el gobierno. La carretera que lleva al pueblo concluye en el cementerio y el monumento a los "Hijos Ausentes", a quienes se debe mucho de lo que Guachinango es, según refiere la presidenta municipal, Laura Cruz Topete, quien llegó a la presidencia en 2012 y concluye su periodo en 2015. A partir de la entrada serpentean angostas y empedradas calles, pero de tamaño suficiente para la circulación de algunos vehículos. El pueblo tiene tres plazas públicas: la Cívica, la de la Cruz y la de Juan Bosco. La primera, a la que se llega por la calle Miguel Hidalgo, es una pequeña plancha de concreto y adoquín adornada con jardineras, una fuente, un kiosco, un asta bandera y un pequeño monumento por el Bicentenario de la independencia. En el portal oriente se localiza el Palacio Municipal y las oficinas de la Recaudadora 36 de la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas de Jalisco. Al oriente se levanta la casa parroquial donde habita el párroco del pueblo. El ala norte es ocupada por el templo de Nuestra Señora de la Purificación; y el sur alberga unos pocos negocios. En el piso de la plaza, a las afueras del Palacio Municipal, aparece inscrito con letras blancas el nombre de Guachinango. En las calles aledañas a la plaza se concentra la mayoría del débil comercio local, a saber: la Caja Solidaria, fondas, dulcerías, abarrotes, boneterías, paleterías, ferreterías, un billar, tortillerías, panaderías, un hotel y algunos puestos de tacos y fruta picada. En la serranía que rodea al pueblo yacen amplias casas repletas de silencio por la ausencia de sus propietarios, añejos habitantes al norte del río Bravo.

Actualmente la población de Guachinango no sólo disminuye, sino que sus habitantes están divididos y miran hacia dos rumbos diferentes: los que habitan la parte sur del territorio desde la comunidad de Pánico y la cabecera municipal hasta los linderos con el municipio de Ameca; y quienes viven en las comunidades norteñas en los márgenes del río Ameca. Los primeros llevan una vida con fuertes relaciones hacia el centro de Jalisco; los segundos se identifican e interactúan mejor con el estado de Nayarit, incluso su parroquia pertenece a la Diócesis de Tepic y no a la Arquidiócesis de Guadalajara. Si se toma en cuenta que el municipio cuenta con una red de 200 km de caminos casi en su totalidad de terracería en no muy buenas condiciones, no es extraño que algunos habitantes limítrofes con Nayarit no conozcan la cabecera municipal, y otros muchos realicen una o dos visitas al año para atender algún asunto administrativo. Esta red de caminos lo ubica en el sexto lugar de la región Sierra Occidental, registrando grado bajo de conectividad en caminos y carreteras.11

En Guachinango la dinámica migratoria resulta compleja, su andamiaje es multifactorial, el anclaje para detener la sangría poblacional y poder cambiar las condiciones que catapultan a sus habitantes en busca de otros derroteros han variado históricamente. Una de las razones para que la gente de Guachinango "decida" migrar es la falta de tierras de labranza para los brazos jóvenes del municipio. "Si queremos trabajar en el campo, debemos hacerlo como peones de los grandes dueños de terrenos porque nosotros carecemos de propiedades", comenta un joven al pie del kiosco municipal. Desde luego, existen algunos pequeños propietarios agrícolas "pero sus tierras apenas alcanzan para mantener a la familia", mirándose imposibilitados para incrementar la extensión de la propiedad en beneficio de los hijos al crecer y formar nuevas familias. Cuando se pensaba que la falta de instituciones educativas propiciaba el abandono del pueblo se fortaleció la oferta escolar hasta contar con estudios de bachillerato, con ello se consiguió retrasar la salida de los pobladores, pero no se contuvo. La realidad es que hoy en la cabecera municipal se ofrece educación media-superior a través del COBAEJ, y en Ameca se cuenta con el Centro Universitario de los Valles de la Universidad de Guadalajara (CUVALLES), pero al no haber en Guachinango suficientes fuentes de empleo, al final del día la gente continúa huyendo.

 

La educación apenas alcanza para retrasar la migración

El eje de la sangría poblacional que presenta Guachinango desde hace décadas se sostiene en dos extremos claramente identificables: la falta de empleo y la débil oferta educativa. De cara a esa realidad las autoridades estatal y municipal han tratado de actuar en consecuencia obteniendo no muy buenos resultados. La primera apuesta fue aumentar la oferta educativa. Bajo esta premisa se impulsó la apertura de diversos centros educativos desde el nivel básico hasta el nivel medio-superior. Si bien las escuelas impactaron positivamente para detener la migración, el freno fue sólo temporal, pues el desempleo no ha sido atendido de raíz, y decenas de guachinanguenses migran a ciudades de México y Estados Unidos.

Desde hace muchos años el pueblo cuenta con dos planteles de educación primaria: la Urbana 434 "Leona Vicario" y la Urbana 433 "José María Mercado"; la educación secundaria se estableció el 17 de septiembre de 1974 con la Escuela Secundaria por Cooperación "Jalisco", llamada posteriormente "24 de Febrero", la cual mantuvo operaciones hasta octubre de 1985 al inaugurarse la Escuela Secundaria Técnica núm. 106 del sistema federal en las instalaciones de la Casa de la Cultura. Actualmente la secundaria se encuentra al norte del pueblo en un edificio propio equipada con laboratorios, biblioteca y talleres, dando atención a una población de cien estudiantes. Por su parte, la Casa de la Cultura mantiene su propio edificio donde se efectúan reuniones varias, eventos, exposiciones, pastorelas y festivales diversos de las escuelas; además desde 1984 alberga una biblioteca dependiente del Gobierno de Jalisco y el museo de historia y arqueología. El municipio también cuenta con jardines de niños que atienden a más de un centenar de infantes; existen 19 escuelas primarias con 45 profesores y medio millar de estudiantes; dos telesecundarias con 50 alumnos; y el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco establecido en el año 2000 que atiende a un centenar de jóvenes.12

Las cifras correspondientes al censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran una radiografía del nivel educativo alcanzado por los habitantes de Guachinango. Reporta el INEGI que 101 menores entre 3 y 5 años asisten a la escuela, mientras quienes no lo hacen son 117; entre los habitantes de 6 a 11 años, 491 asisten a la escuela y 12 no lo hacen; de 12 a 14 años van a la escuela 202, y no asisten 26. La población de 8 a 14 años que sabe leer y escribir llega a 569, y sólo 8 no saben; la población de 15 años en adelante alfabetizada es de 2 829, y la analfabeta llega a 334; la población de 15 años o más sin escolaridad es de 354. Las personas de 15 años y más que cuentan con educación básica completa son 744; con educación secundaria son 462. La población de 18 años y más con al menos un grado aprobado en educación media superior alcanza los 291; mientras la población de 25 años y más con al menos un grado aprobado en educación superior es de 83.13

A pesar de que los gobiernos estatal y municipal ofrecen suficientes opciones para cubrir la demanda educativa hasta el nivel medio-superior, como se observa en las cifras del INEGI, y los egresados del COBAEJ cuentan con amplias posibilidades para ingresar al CUVALLES de la Universidad de Guadalajara en Ameca, la educación aún no significa el dique suficiente para detener la migración de los jóvenes guchinanguenses.

Esta realidad la miran de cerca los docentes del pueblo, como dice Hugo, profesor de sexto de primaria: "afortunadamente desde que se abrieron el COBAEJ y el CUVALLES muchos aprovechan la oportunidad de seguir estudiando. No es como antes, en mis tiempos eran muy pocos los que terminábamos una carrera universitaria. Hoy la mayoría de los egresados del COBAEJ continúan en la universidad, lo que ha detenido un poco la migración, aunque de todas maneras la gente sigue dejando el pueblo porque no hay mucho trabajo", se lamenta.

Para Juan, con 27 años de experiencia en las aulas: "cuando aparece el COBAEJ empieza a cambiar la idea de migrar, antes del 2000 terminaban la secundaria y migraban a Estados Unidos. A partir de ese año hay un quiebre. Antes del COBAEJ estudiaban en Ameca o Mascota; después apareció el módulo en Atenguillo y corrieron hacia allá. Pero con el COBAEJ se comenzaron a quedar en el pueblo". Con ello a los bachilleres de Guachinango se les abren varias posibilidades no sólo en el CUVALLES, sino en Guadalajara, este año "tuvimos la sorpresa de que hubo varios que buscaron su lugar en Medicina, Nutrición y Veterinaria en la capital del estado. Ahora hay más alumnos pensando en estudiar una licenciatura que en irse a Estados Unidos, de 38 que egresaron el pasado ciclo sólo ocho pusieron la mira en Estados Unidos, porque tienen familiares que les consiguieron empleo". Es decir, nadie de quienes "decidieron" migrar lo hicieron sin contar con un empleo, "los que se fueron ya tenían algo amarrado". "Como la pasada está cada vez más difícil, el cobro de los coyotes pues también es más caro, por eso cuando nos vamos buscamos que sea algo seguro", comenta un joven que no pierde la esperanza de irse a los "yunaites".

El papel fundamental que ha tenido la educación en el pueblo también lo manifiesta Gustavo, profesor de bachillerato y secundaria: "La educación ha transformado muchas cosas. Cuando se salía de sexto de primaria la ilusión era jalar pa' Estados Unidos porque no había secundaria, cuando se abrió la primera por cooperación entonces varios nos quedamos en el pueblo". Algunos otros decidieron estudiar en Guachinango como Juan, de 31 años de edad, quien abandonó la escuela por trece años para irse de misiones "porque le llamaba la atención las cosas de la fe", pero en las misiones le pidieron estudiar la preparatoria. "Me dieron dos opciones: Guachinango o irme al convento de Aguascalientes". Decidió por "su pueblo", sin embargo, luego de concluir el bachillerato partió.

La ironía comienza a construirse. Hace algunos años se marchaban porque no podían estudiar la preparatoria, ahora lo hacen para cursar una licenciatura, pero al concluirla no regresan al pueblo. Hugo dice: "me salí como otros compañeros a la edad de 15 años, me fui a estudiar a la Preparatoria Regional de Ameca de la Universidad de Guadalajara, posteriormente en Guadalajara estudié mi licenciatura". Por su parte, Liliana y Alfonso de 30 y 18 años de edad respectivamente, han concluido su bachillerato e ingresarán al Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y al Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA). Incluso para estudiar la preparatoria algunos también salen del pueblo como Mizti quien buscará ingresar a la preparatoria número cuatro de la Universidad de Guadalajara. "Quisiera estudiar una carrera, –dice Mizti– pero aún no me decido por cuál: turismo, diseño de modas o diseño gráfico. Prefiero irme con mi hermana quien ya vive en Guadalajara y está estudiando la prepa".

Desde luego, una golondrina no hace verano, lo decimos por Marco de 17 años quien al no "salir en listas" en la Universidad de Guadalajara caminó en sentido contrario: se mudó a vivir con sus tíos en Guachinango, actualmente cursa el cuarto semestre de preparatoria; y es el líder de Diamantes Solitarios, un cuarteto norteño que él mismo organizó para tocar en las fiestas canciones de "matar y enterrar", o sea narcocorridos, aunque también "corridos de antes que piden las personas mayores", matiza. Comenta Marco:

hice trámites para la prepa y no quedé en las listas. Mis papás me decían que me viniera a Guachinango, yo no quería porque se me hacía muy aburrido. Ya conocía el pueblo porque aquí vive mi abuelita, me decía que me viniera a cuidarla, que me la iba a pasar bien, pero yo no tenía ganas de venir. Al principio estaba aburrido, no sabía cómo hacer amistades y no sabía cómo eran los de aquí. Ahora estoy en el COBAEJ, y quiero estudiar criminología o leyes

Por su parte, María del Rosario de 26 años, a pesar de tener dos hermanos y varios tíos en Estados Unidos nunca ha ido a ese país, cuenta con una licenciatura en Sistemas de Información que estudió en el CUVALLES luego de cursar la preparatoria en Atenguillo: "Regresé a Guachinango porque es mi pueblo, me enorgullece ser de aquí".

Para José Segura Tejeda, párroco de Guachinango originario de Tepic, Nayarit, quien lleva cinco años al frente de la parroquia, la oferta educativa en Guachinango es una condición para que los jóvenes retrasen su salida del terruño, pero sólo eso, porque hombres y mujeres no dejan de migrar.

 

El desempleo catapulta la migración

Es una realidad que la oferta educativa en Guachinango permite estudiar en el pueblo al menos hasta el bachillerato, gracias a ello muchos pueden continuar sus estudios afuera; sin embargo, cuando la gente sale a cursar una licenciatura las condiciones laborales del municipio impiden que sus habitantes retornen. "Donde no hay trabajo la gente no echa raíces", comenta el regidor de cultura. Así, algunos miembros de las familias más temprano que tarde "deciden" migrar a Estados Unidos o no regresar de su estancia tapatía.

Guachinango contaba hasta marzo de 2012 con 120 unidades económicas, de las cuales casi 54 por ciento están dedicadas a los servicios, 37.5 por ciento al comercio y poco menos del diez por ciento a la industria. Los censos económicos de 2009 registraron que en Guachinango los tres subsectores más importantes en la generación de valor agregado censal bruto14 fueron las instituciones de intermediación crediticia y financiera no bursátil, el comercio y la industria alimentaria, las cuales generaron en conjunto 86.6% del total del valor agregado censal bruto en 2009. Por su parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hasta mayo de 2012 registró 92 trabajadores asegurados, 46 trabajadores más que en diciembre de 2009. Siguiendo las cifras del IMSS, el grupo económico que más empleos ha generado dentro de Guachinango, es el dedicado a los servicios financieros y de seguros, que en mayo de 2012 contaba con 63 trabajadores permanentes y eventuales, casi 70% del total de asegurados en el municipio.15

Frente a esta realidad, las alternativas de empleo son muy escasas. Hasta los propietarios de tierras y ganado apenas alcanzan a recuperar lo que invierten, y a veces ni eso; "aunque se trabaje toda la vida, sólo se obtendrá para medio vivir, nunca para ahorrar y comprar un vehículo, ni mucho menos para construir o comprar una casa, como lo hacen los que han ido a los Estados Unidos", se escucha decir a Roberto sentado junto a una mesa en una de las pocas fondas del pueblo.

Los guachinanguenses que se van al "norte", son individuos de entre 16 y 35 años de edad. El destino preferido es California, destacando las ciudades de Los Ángeles, San José, San Francisco, Oakland y Concord. También se asientan en los estados de Illinois, Texas, Florida, Iowa, Oregon y Washington. La mayoría de los "idos" se emplean como pizcadores, jardineros, lavaplatos, obreros y albañiles.

En "Guachi", como se refieren al pueblo todos los lugareños, las dos principales fuentes de empleo son el Ayuntamiento y la Caja Solidaria. "Una persona capacitada tiene que salir a buscar empleo porque aquí no hay". Existen otros trabajos pero son temporales de 8 a 15 días en el campo para sembrar, abonar, rociar la hierba y cosechar. El trabajo en el campo y la construcción "se da un día sí, un día no". A pesar de ello, la construcción o remodelación de las viviendas realizadas por los migrantes no sólo representan una parte importante de las remesas, sino que impacta de manera directa en la economía del lugar en la medida que genera empleo y fortalece el mercado local. Las construcciones dependen principalmente de dos fuentes económicas: los recursos municipales destinados a obra pública, "donde ponemos a la gente a empedrar una calle, a deshierbar los caminos, o arreglar las banquetas para darles trabajo", afirma la presidenta municipal, Laura Cruz Topete; y las remesas que son invertidas en ampliar o construir las casas de los "hijos ausentes". La producción agrícola se concentra en dos o tres grandes propietarios. "Ahorita con lo caro que está lo que se requiere para la siembra, muchos están dejando de sembrar". Algunos tienen pequeñas "parcelitas" donde practican la ganadería de subsistencia y de autoconsumo. No existe, por ejemplo, una pequeña industria que elabore productos lácteos, más allá de la pequeña producción de quesos en Quililla, a pesar del ganado lechero con que cuentan y el gran consumo de quesos entre la población, lo que obliga a los comerciantes a llevar estos productos desde Guadalajara o Ameca. Hasta hace pocos meses la industria de la panificación brilla por su ausencia, no obstante que la población consume importantes cantidades de pan dulce llevadas desde Ameca, sin embargo, desde finales de octubre se puso en marcha una panadería. No obstante, formar parte de la ruta peregrina hacia el santuario de la Virgen de Talpa, los guachinanguenses no han explotado el "turismo religioso". Asimismo, es evidente que el capital humano capacitado en Guadalajara al no regresar al pueblo fortalece el círculo vicioso donde por falta de oportunidades en Guachinango no se aprovecha el capital intelectual de los habitantes salidos a estudiar. Se habla de proyectos lecheros, madereros, agrícolas pero muchos de ellos sólo quedan en el papel o incluso ni al papel llegan. Es tan poco el recurso económico y el material humano con el que se cuenta que la creación de empleos es una tarea complicada para gobierno y sociedad. Según el INEGI, la Población Económicamente Activa (PEA) asciende a 1 488 personas, prácticamente el mismo número que se tenía en 1980 cuando eran 1 469 individuos.16 En el mes de mayo los pequeños propietarios acceden a créditos para la siembra de maíz, frijol y garbanzo; otros más venden sus becerros menores a un año a grandes ganaderos quienes los engordan y los ofrecen en Guadalajara. El precio de los becerros oscila entre los 20 y 30 pesos el kilo, luego de la engorda valen hasta 40 pesos. Frente a esta realidad, las remesas hacen las veces de un salario extra, por lo tanto se complica la posibilidad de invertirlas en proyectos productivos en tanto son utilizadas para cubrir el déficit familiar por la falta de buenos empleos.

En cuanto al Ayuntamiento su planta burocrática es pequeña, laboran 50 individuos. En la Caja Solidaria, dice Andrés ex presidente de su consejo de administración, se tiene por lo menos 20 plazas: 15 en la cabecera y 5 en el resto del municipio. La Caja Solidaria cuenta con una fuerte presencia en el pueblo, de hecho, representa el banco del lugar. El salario de los burócratas se cobra en la Caja, las remesas se envían a través de ella, además se ofrece una amplia gama de servicios financieros y comerciales. No sólo eso, la Caja Solidaria propone y colabora en pequeños proyectos económicos puestos en marcha por la asociación ganadera del pueblo. Es un punto de encuentro que genera seguridad a los actores económicos del lugar.

Como lo mencionamos líneas arriba, Guachinango es un lugar de tradición minera y por mucho tiempo su economía giró en torno de esa actividad; en ese sentido existen temporadas de bonanza y periodos de declive. Cuando se descubre un rico filón de oro o plata en minas como La Catarina, La Pilarica, La Escondida o El Realito comienzan a generarse empleos, aumenta el flujo monetario y la población flotante que se acerca a solicitar trabajo. Aunque también con la actividad minera suben los precios de los servicios: "por culpa de los mineros nos subieron las rentas". Pero cuando la actividad minera disminuye el círculo en la comunidad se torna vicioso: no hay trabajo, falta el capital, la actividad comercial se comprime y la desbandada se agudiza. En las últimas tres décadas los discursos sobre la minería son más entusiastas que la explotación del mineral. "Se ha dicho que con la minería saldremos adelante", pero todo termina en peroratas triunfalistas que no se concretan. "Algunos extranjeros vienen y al mirar la realidad se retiran", dice María de Jesús, ex empleada del Consejo de Recursos Minerales. Incluso en alguna ocasión se manejó, en tiempo del senador de la república Raymundo Flores Gómez, la recuperación del campamento minero y la apertura de una escuela de minería, pero todo quedó en "pura plática que no culminó".

Juan refiere que sus alumnos se plantean la posibilidad de irse por la falta de trabajo y el mayor poder adquisitivo de la moneda con que allá serían remunerados. El profesor afirma:

sí hay trabajo, pero es muy pesado: el campo, la albañilería. Si vemos las posibilidades de los jóvenes, como que ya no quieren quedarse estancados, quieren superarse más. Otros deciden quedarse aquí y están trabajando. Lo paradójico es que el trabajo en el campo de Guachinango es pesado, pero al irse a Estados Unidos se emplean en labores igualmente pesadas, aunque no podemos olvidar que lo hacen por más salario

El poco trabajo que existe en el pueblo es mal pagado. Como dependiente en una tienda de abarrotes o mercería se recibe un salario de 700 pesos a la quincena y se "trabaja hasta los domingos". A las mujeres empleadas en el servicio doméstico se les paga entre 300 y 350 pesos a la semana, trabajan de lunes a sábado a partir de las ocho de la mañana, sus labores incluyen cocinar, lavar, planchar, y arreglar la casa. Alfonso de 18 años de edad, tiene pensado regresar al pueblo cuando concluya la universidad: "Me gustaría que me contratara la gente para ganar dinero y no tener la necesidad de salir de aquí". El maestro Hugo es lapidario:

En el empleo la verdad estamos jodidos. Los que tenemos un trabajo estable somos muy afortunados. En Guachinango realmente no hay empleo. No hay una empresa o una fábrica, muchos trabajan de vez en cuando. Los jóvenes se van a Ameca a estudiar y trabajar porque aquí está realmente muerto, es un pueblo de los más olvidados de Jalisco

Guachinango se convierte en un cruce de caminos migratorios: primero, de las rancherías se mueven las madres con sus hijos pequeños para que estudien en la cabecera municipal, mientras los padres permanecen en labores agrícolas en la ranchería. Más tarde, de la cabecera se van los jóvenes a seguir sus estudios y ya no regresan. Rancherías y la cabecera poco a poco se van despoblando. Asimismo, el pueblo es un escenario de flujos y reflujos migratorios donde conviven durante varios periodos en el año los migrantes de retorno, quienes han sido deportados de Estados Unidos; los migrantes circulares, que van y vienen, sobre todo en las fiestas patronales, porque "ya arreglaron sus papeles"; y aquellos que viven una experiencia migratoria de larga estancia y que eventualmente regresan a su comunidad.

Johana de 15 años originaria de Sun City, Iowa, piensa que "los jóvenes en Guachinango se quieren ir a Estados Unidos o a Guadalajara, porque en las grandes ciudades hay más posibilidad de encontrar un buen trabajo para pagar sus estudios y poder, como se dice, ser una mejor persona". Su padre trabaja en el Ayuntamiento y su madre pasa seis meses en Guachinango y seis meses en Estados Unidos donde labora como cajera en una gasolinera. "Mis hermanos ya se fueron al norte y yo seguiré la misma ruta". Para Ana Karina de 15 años nacida en Chicago la realidad es muy clara: "si hubiera trabajo en Guachinango los jóvenes se irían menos y se quedarían más a vivir aquí".

El problema de la falta de empleo lo viven quienes permanecen en el pueblo y quienes salen a estudiar con la idea de regresar a su terruño porque los estudiantes al concluir su preparación se asoman a Guachinango y al no mirar ofertas de trabajo ya no regresan. Algunos tienen la fortuna de conseguir empleo en La Caja Solidaria aunque no todos se acomodan en la sucursal del pueblo.

José Segura Tejeda refiere que "aquí realmente la fuente de empleo para un profesionista es muy limitada. Como profesionistas pueden trabajar en el Ayuntamiento, pero para quienes tienen cierto nivel académico, el regresar y estar aquí es un retroceso". Esta reflexión explica la pregunta del joven Rogelio a su madre: "¿quién te dijo que yo quiero regresar?" luego de escuchar la afirmación materna: "de veterinario no podrías trabajar en Guachinango".

 

El Guachinango de las "barras y las estrellas"

Y sin embargo, se siguen yendo. Con educación pero sin empleo los guachinanguenses continúan huyendo. Casi todas las familias tienen un pariente "trabajando" en el "norte". Algunos son de antigua estadía otros de reciente migración. Por las calles del pueblo se miran pocos jóvenes "porque la mayoría de ellos están en Estados Unidos, y los que quedan se irán en una fecha cercana". El gobierno municipal no sabe cuántos oriundos de Guachinango viven en la Unión Americana. No hay censo para saber cuántos individuos se fueron a los "yunaites". Para Felipe Arreola "está muy presente la idea de migrar sobre todo se acentúa cuando llegan las fiestas, son pocos los que no tienen planes de irse al otro lado".

El Consejo Estatal de Población de Jalisco calculaba en 2009 que la población jalisciense en el exterior era de cuatro millones de personas; de ellos un millón cuatrocientos mil, aproximadamente, nació en Jalisco y dos millones seiscientos mil que son descendientes de jaliscienses. El creciente número de jaliscienses en Estados Unidos ha obligado a los gobiernos estatales a incorporar, aunque débilmente, el tema migratorio, pero buscando obtener más beneficios de los paisanos que mirando por su bienestar. Carlos Rivera Aceves, gobernador interino de 1992 a 1995, fue el primer mandatario jalisciense en visitar a la paisanada avecindada en Los Ángeles, California, en el marco del Programa de Comunidades Mexicanas en el Exterior de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). En ese contexto, se promovió la creación de la Federación de Clubes Jaliscienses en California con sede en Los Ángeles. La Federación reunió aproximadamente treinta clubes californianos creados desde las década de 1950 con el objetivo principal de reunir ayuda de los migrantes para que fuera canalizada solidariamente a la comunidad de origen. Los clubes de oriundos en Estados Unidos ya rondan los 180. En el caso del Ayuntamiento de Guachinango se han concretado algunas visitas a la paisanada avecindada sobre todo en California, incluso la actual presidente municipal, Laura Cruz, radicó en la Unión Americana, donde cuenta con varios familiares, previo a su llagada a la alcaldía.17

Mientras no existan fuentes de empleo continuarán saliendo y jalarán al hermano, al primo, al amigo, al tío, al hijo. Cuando vamos para Estados Unidos decimos: "pues es otro "Guachi" chiquito, porque uno va a una fiesta y pues miras ahí a toda la familia de aquí". Juan tiene un hermano al otro lado y le ha preguntado "cómo es la realidad, porque los que migran vienen y la pintan muy bonito: traen su carro del año, "arrastran" las bandas para la fiesta y dan una pantalla". Así es, le contesta su hermano: "Eso es pura pantalla. Vienen al pueblo con el carro rentado, lo lucen pero cuando regresan deben de pagar". Para Hugo las fiestas de las Coronas, las decembrinas y las fiestas patrias generan expectativas en la población para migrar. Porque "desgraciadamente los paisanos vienen y muestran otra cara de la que realmente son: despilfarran su dinero ahorrado todo el año, "arrastran" la banda para que les toque por horas, mientras ellos disfrutan bebiendo alcohol". Muchos que no conocen la realidad de Estados Unidos "se van con la finta y dice no pues allá está el mero mole, pues allá está lo bueno, allá deben de barrer los dólares porque para venir a dar diez mil o veinte mil pesos en una noche para que toque la banda" deben tener un excelente empleo.

Por su parte, las mujeres ven en los muchachos que regresan la posibilidad de establecer una relación con ellos y eventualmente irse a Estados Unidos, incluso pueden salir "solamente" a Guadalajara, muchas no únicamente esperan a los "norteños" como cuando "yo era joven" ahora se pueden ir del pueblo con quien se los pida. Por otro lado, "muchas muchachas están casadas por lo civil con hombres nacidos al otro lado y se encuentran en proceso de que les arreglen sus papeles", mientras permanecen en Guachinango. Las "muchachitas" dicen, "yo prefiero casarme con uno que venga de Estados Unidos, prefiero esperar a fulanito que viene del norte".

La indefinición aparece en Jazmine, quien ha pensado estudiar leyes en Guadalajara, pero también le gustaría hacer el último año de preparatoria en California para mejorar su inglés; su hermano se iría con ella pero a trabajar, pues ya no le gustaría regresar. Liliana habla de los que se fueron: su hermana se casó con alguien de Guachinango y se fue al estado de Washington, tienen dieciséis años sin venir porque no han "arreglado sus papeles", pero ella no se iría de "ilegal, porque no me atrevería a cruzar, aunque mi hermana quiere que me vaya".

Los guachinanguenses que se van al norte no pierden el vínculo con su tierra, siguen de alguna manera unidos, se identifican mucho con Guachinango. Los migrantes invierten sus ahorros aquí, compran terrenos y casas, las reconstruyen o las levantan desde "el suelo" pensando en un futuro, en el retorno que pocas veces ocurre. Aunque sus casas en el pueblo están perfectamente equipadas, las usan solamente durante las fiestas patronales cuando visitan a los familiares, el resto del año las fincas permanecen cerradas y deshabitadas. Sin duda, el dilema no resuelto del retorno los mantiene en la Unión Americana.

Es evidente que quienes más se van a Estados Unidos son los hombres. Cuando las mujeres salen se van con documentos falsos. "Todo se prepara desde aquí", comenta una mesera en una taquería: "mira tengo este pasaporte y visa, es de fulanita, tú vas a decir que te llamas como ella, que tu esposo vive en Estados Unidos, quienes son tus papás y tus hermanos, que vives en Los Ángeles", todo para que te crean y no tengas problemas a la pasada. A los futuros exiliados económicos, al tiempo que escuchan las explicaciones y los consejos, les surgen más dudas y temores que certezas.

 

Niños que van y vienen

Una práctica muy interesante que podemos observar en varias familias guachinanguenses para "brindarles" a sus hijos un contexto "favorable" en caso de un eventual proceso de migración a consecuencia de no encontrar las condiciones adecuadas para permanecer en el pueblo, es el viaje a la Unión Americana que realizan las mujeres que cuentan con pasaporte y visa estadunidense para dar a luz allende el río Bravo. Con ello se obtienen los beneficios de la "ciudadanía gringa", como menciona Olga, cuyos tres hijos nacieron en Chicago y California:

"fui a Estados Unidos a tener a mis hijos y luego me regresé. Yo tenía la oportunidad de darles una doble ciudadanía y la aproveché. Las tres veces me fui dos meses antes del delivery y regresaba dos meses después de dar a luz. Ahora tienen la posibilidad de decir: bueno yo soy ciudadano, yo puedo ir a Estados Unidos"

Aunque Olga deja en claro que no le gustaría que sus hijos volvieran al norte.

Por otro lado, varias familias que tienen a sus hijos en Estados Unidos deciden permanecer allá para que los niños cursen la primaria y aprendan inglés, incluso recibir algún apoyo gubernamental por la maternidad, y al pasar a la secundaria los regresan a Guachinango para que aprendan español y conozcan la "cultura de su pueblo". Más tarde, sea durante la secundaria o a las puertas de la preparatoria los regresan a Estados Unidos. Este es el caso de Remi y Lien oriundas de California donde estudiaron su primaria, hoy cursan la secundaria en Guachinango, y regresarán sin sus padres a Estados Unidos para estudiar la preparatoria. Oscar de 14 años nació en Sioux City, Iowa, lleva seis años y medio en Guachinango:

mis dos hermanos y yo nos venimos con mi papá cuando fue deportado, mi mamá va y viene a ver a mis otros hermanos que se quedaron en Estados Unidos, de 19 y 23 años de edad. Cuando termine la secundaria no sé si me regreso o me quedo en el pueblo porque quiero ingresar a usa Navy después de la preparatoria para luego ser detective.

Silvia Cassandra de 14 años de edad originaria de Paramount, California, a pesar de llevar dos años viviendo en Guachinango confiesa con honestidad: "si me dieran a elegir me gustaría irme a Estados Unidos".

 

Salida

Guachinango se ubica en la posición número 87 dentro del índice de desarrollo municipal (IDM) de Jalisco, y es el quinto municipio mejor posicionado en la región Sierra Occidental; en esa misma región ocupa el lugar 13 en cuanto a su índice de marginación; 8% de su población vive en pobreza extrema, y 50% en pobreza. Las remesas llegadas a 18% de las viviendas del pueblo continúan sin poder convertirse en una pequeña palanca de desarrollo, pues se siguen gastando.18 Por su parte, el programa 3 x 119 experimenta sistemáticamente un adelgazamiento en los recursos que los gobiernos destinan para él: en el sexenio de Enrique Peña Nieto el programa se redujo 71%, mientras en 2012 se apoyaron 2 126 proyectos productivos en 28 entidades federativas, hasta octubre del año pasado apenas fueron 611; al tiempo que según la Auditoria Superior de la Federación, los proyectos propuestos por los migrantes se incrementaron 18.5%.

Sin empleo la gente se va y muy pocos regresan. Estamos frente a la paradoja de poder estudiar pero no contar con fuentes de empleo que detengan a los oriundos de Guachinango. Se les educa aunque no se les retiene. A consecuencia de que el pueblo no tiene la infraestructura para atender la demanda laboral de los profesionistas, ellos terminan por irse a Estados Unidos o a Guadalajara a buscar otros horizontes. Quizá sea otra etapa de la migración ahora dirigida hacia la capital de Jalisco, Ameca o Puerto Vallarta, ya sea para estudiar o trabajar.

En medio de esta lógica en Guachinango "nunca vamos a crecer, al contrario, la población irá disminuyendo. Podemos perder la categoría municipal o convertirnos en un pueblo fantasma como tantos que hay en la geografía nacional", concluye Felipe Arreola.

Así las cosas, la educación sólo ha retrasado la migración. Francisca explica esta realidad: "nunca he ido a Estados Unidos, después de la preparatoria no seguí estudiando, tal vez por eso estoy en el pueblo, de haber estudiado no habría regresado".

 

Notas

1 Va mi agradecimiento para Paola Alexandra Díaz Solano y Metztli Abigail Benavides Figueroa por su trabajo en la transcripción de las entrevistas realizadas y por la búsqueda de información para la elaboración de este escrito. Asimismo, agradezco a todas los habitantes de Guachinango que amablemente aceptaron contarme sus historias para colaborar en la construcción de este escrito.

2 Prontuario de información geográfica municipal de los Estados Unidos Mexicanos. México: INEGI, 2009.         [ Links ]

3 Sistema de información estadística y geográfica de Jalisco. Guachinango. México: Gobierno del estado de Jalisco, 2012.         [ Links ]

4 Eduardo González Velázquez. El arrendamiento de la tierra en la hacienda de San Nicolás de los Agustinos 1779-1856. Zamora: El Colegio de Michoacán, 1999 (tesis de maestría), p. 80.         [ Links ]

5 Felipe de Jesús Arreola Sedano. Historia de Guachinango: México: Secretaría de Cultura Jalisco, 2007, pp. 47-53.         [ Links ]

6 Jesús Amaya Topete. Ameca. Protofundación mexicana: México: Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1983, p.38.         [ Links ]

7 Richard B. Lindley. Las haciendas y el desarrollo económico: Guadalajara en la época de la Independencia. México: FCE, 1987, p. 17.         [ Links ]

8 Arreola Sedano, op. cit., pp. 142-158.

9 Censo de Población y Vivienda 2010. México: INEGI, 2010.         [ Links ]

10 Todas las entrevistas fueron realizadas en Guachinango, Jalisco entre los meses de julio y noviembre de 2014. Ver al final el cuadro con el nombre, la edad, y el origen de las personas entrevistadas.

11 Sistema de Información Estadística y Geográfica..., op. cit., 2012, p. 10.

12 Arreola Sedano, op. cit., pp. 393-396.

13 Censo de Población y Vivienda 2010...

14 Definido como "el valor de la producción que se añade durante el proceso de trabajo por la actividad creadora y de transformación del personal ocupado, el capital y la organización, ejercida sobre los materiales que se consumen en la realización de la actividad económica".

15 Sistema de Información Estadística y Geográfica..., op. cit., pp. 22-25.

16 X Censo General de Población y Vivienda, 1980. Estado de Jalisco. México: INEGI, 1980.         [ Links ] XIII Censo de Población y Vivienda, 2010. México: INEGI, 2010.         [ Links ]

17 Adriana Sletza Ortega. "La conexión migratoria en las estrategias internacionales de gobiernos subnacionales, estudio comparativo entre Jalisco y Puebla (2000-2010)". Carlos Heredia Zubieta y Rafael Velázquez Flores. Prespectivas migratorias II. La agenda pendiente de la migración. México: Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2012, p. 301.         [ Links ]

18 Sistema de Información Estadística y Geográfica..., op. cit., p. 20.

19 El Programa 3×1 Migrantes se puso en marcha en 2001 con la intención de que los gobiernos estatales y municipales, así como el federal, apoyen a las comunidades que experimentan el fenómeno migratorio hacia Estados Unidos. Por medio del programa, los migrantes entregan 25% de los recursos, el gobierno federal otro 25% y los gobiernos estatales y municipales la mitad restante. La inversión se canaliza principalmente a obras de infraestructura municipal como alcantarillado, drenaje, caminos, puentes, carreteras, y eventualmente vivienda, becas escolares, eventos culturales.

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