SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número7¿Qué es eso de pedagogía y educación en complejidad?Discurso y violencia: "El Látigo" del catolicismo índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Intersticios sociales

versão On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.7 Zapopan Mar. 2014

 

Debate teórico-metodológico

 

Migración interna e indígena en México: enfoques y perspectivas

 

Erika Patricia Cárdenas Gómez

 

El Colegio de Jalisco

 

Artículo recibido: 7 de enero de 2014
Aceptado: 17 de febrero de 2014

 

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo trazar los enfoques y perspectivas de la migración interna en México. En un inicio se hacen algunas consideraciones de la migración en general y se delinean los marcos teóricos utilizados para el análisis del fenómeno. Luego, el texto hace una revisión de la producción bibliográfica acerca de la migración interna hacia las ciudades mexicanas. El ejercicio es reflexivo en los aspectos teóricos, pero intenta esbozar las tendencias de las nuevas manifestaciones de la migración interna en el país, así como enfatizar sobre sus implicaciones en el contexto actual. Fue en la década de 1990 cuando los estudios cualitativos señalaron sobre algunos acontecimientos en la migración interna del país, éstos fueron: a) que la migración ya no tiene como destino final a tres ciudades mexicanas, sino que el abanico de ciudades se ha ampliado; b) aumento en el volumen de los indígenas al proceso migratorio; c) el fenómeno migratorio dejó de ser una cuestión que involucraba únicamente al género masculino, pues incluye a mujeres y niños; y d) que los habitantes de las grandes ciudades también emigran, ya sea a las ciudades medias o a Estados Unidos. Por cuestiones de extensión, el presente trabajo se centrará en los trabajos de la migración indígena que se han elaborado.

Palabras clave: migración interna, ciudades mexicanas, indígenas.

 

Abstract

This article aims to draw approaches and perspectives of the domestic migration in Mexico. Initially some migration considerations are made in general and theoretical frameworks used for the analysis of the phenomenon are delineated. Then the text makes a review of bibliographical production about the domestic migration towards the Mexican cities. The exercise is reflective in the theoretical aspects, but tries to outline the trends of new manifestations of domestic migration in the country, as well as to emphasize on its implications in the current context. It was in the 1990 when the qualitative studies noted about some developments in domestic migration in the country, these were: a) that migration has no final destination three Mexican cities, but it has expanded the range of cities; b) increase in the volume of the Indians to the migratory process; c) immigration ceased to be a matter involving only the masculine gender, since it includes women and children; and d) that the inhabitants of big cities also emigrate, either to the medium cities or the United States. By extension issues this work should focus on the work of indigenous migration that has been development.

Keywords: domestic migration, Mexican cities, indigenous.

 

Introducción1

No cabe duda que la migración ha sido y es un componente importante en el crecimiento de las ciudades. En el caso de México, y debido al proceso de industrialización acontecido desde 1940, tres centros urbanos crecieron en gran medida por la llegada de grandes flujos migratorios; fueron los casos de la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Es cierto que el país también registraba altas de crecimiento demográfico en esos años, pero sin lugar a duda éste se explica por los grandes contingentes de población que arribaron a estos centros urbanos, se trataba pues, del fenómeno migratorio del campo a la ciudad.

La mayoría de las personas del campo veían la migración como una medida para salir de su situación de pobreza. Dirigirse a la ciudad era visto como una oportunidad para acceder a mejores condiciones de vida. Esto fue así porque en ese tiempo las ciudades tenían la capacidad para absorber la mano de obra que constantemente llegaba. Cabe decir que durante mucho tiempo la población que migraba se quedaba en el lugar de destino, lo cual le daba la característica de ser definitiva. Esto trajo como consecuencia el crecimiento de las ciudades, pues los nuevos residentes se alojaban primero en las vecindades del centro y una vez establecidos compraban terrenos en algunos puntos de la periferia de las grandes ciudades. Asimismo, algunas personas llevaban a cabo una migración temporal, es decir, combinaban el trabajo asalariado con las labores propias del campo.

No obstante, hoy día la situación económica, política y social del país ha cambiado. Las ciudades han crecido en términos poblacionales y han acrecentado su superficie urbanizada, dando pie a la conformación de zonas metropolitanas. De igual manera, estos centros urbanos atraviesan por serias dificultades económicas, sobre todo porque son incapaces de ofrecer empleo a sus habitantes, y el que se oferta tiene una baja remuneración. Esta dinámica económica se presenta desde 1970 porque es partir de entonces cuando las crisis en México fueron recurrentes, hubo inestabilidad financiera y poco crecimiento económico.2

También es importante señalar que en el campo se presentan varias problemáticas. Patricia Arias identifica las siguientes: 1) ha disminuido la proporción del ingreso y los productos agrícolas en la economía campesina; 2) la población rural ha experimentado procesos de envejecimiento; 3) la extensión de la propiedad agraria ha disminuido, hay más jóvenes sin tierra; y 4) el mundo rural se ha empobrecido.3 A ello se le debe agregar el cambio climático el cual ha afectado varias comunidades campesinas.

Ante este escenario el fenómeno migratorio se ha complejizado, diversas etnografías han reconocido que: a) "la migración se ha intensificado y se ha modificado el patrón migratorio";4 b) que la migración ya no tiene como destino final las tres ciudades mexicanas antes mencionadas, sino que el abanico de ciudades se ha ampliado;5 c) que a partir de la década de 1990 se puede apreciar un aumento en el volumen de la migración indígena; d) que ahora la migración incluye a las mujeres y a niños, de esta manera el fenómeno migratorio dejó de ser una cuestión que involucraba únicamente al género masculino; y e) que los habitantes de las grandes ciudades también emigran, ya fuera hacia las ciudades medias o hacia Estados Unidos.

Ante estas nuevas tendencias, patrones o expresiones del fenómeno migratorio en México, el presente artículo esboza los enfoques teórico-metodológicos con los cuales la comunidad académica ha valorado, estudiado y analizado la migración interna en el país, en específico la migración interna hacia las ciudades mexicanas. Cabe señalar que este esfuerzo y ejercicio desde luego tendrá algunas omisiones y no podrá ser mostrada toda la producción y los hallazgos que sobre este tema se han vertido, pero tener en cuenta grandes trazos, y en tanto tendencias, servirá para ubicar los enfoques y perspectiva implícitas en el estudio del fenómeno migratorio.

Para la consecución de lo anterior, el artículo descansa en tres pilares. En el primero se hacen algunas consideraciones generales y básicas de la migración. Asimismo, se señalan los marcos analíticos con los cuales se estudia el fenómeno migratorio. En el segundo pilar se esbozan diversas investigaciones que han estudiado la migración interna en México en el periodo de 1940-1990. Las obras son de corte sociológico y demográfico las cuales permiten, además de contextualizar, preparar el camino para que este texto se centre, en el tercer pilar: en la migración indígena hacia las ciudades como el nuevo fenómeno de análisis, cuyos estudios en su mayoría son de corte cualitativo o antropológico.

 

Consideraciones previas: el ABC de la migración

La migración es un fenómeno social complejo, dinámico y multifacético. No hay una definición única sobre él,6 aunque se puede reconocer que: "la migración es básicamente el movimiento territorial de personas que trasladan su espacio de vida a otro'.7 De la misma manera en que en torno del significado de migración se ha vertido mucha tinta, en sus manifestaciones sociológicas hay diferentes tipos de migración que no dejan de renovar el debate académico. Básicamente los especialistas reconocen dos tipos de migración: la internacional y la interna. La primera, se limita al cruce de las fronteras nacionales para el cambio de residencia. En tanto que la migración interna ocurre entre dos regiones de un mismo país.8

Ahora bien, y para hacer más intenso el debate en torno de la migración y debido a que por su característica implícita es la movilidad de las personas, el ABC del fenómeno migratorio reconoce y diferencia la migración con un carácter definitivo de la que tiene uno temporal. La migración definitiva se refiere al cambio contundente del lugar de residencia de la persona que se traslada. Mientras que en la migración temporal no ocurre un cambio determinante del lugar de residencia de la persona desplazada. Pero en ambos la acción de migrar implica, generalmente, el cruce de una división político-administrativa.9

De lo anterior, se desprende que en el fenómeno migratorio están íntimamente ligadas dos variables: el espacio y el tiempo. Con matices y grados debido al dinamismo del fenómeno, siempre se tendrá la necesidad de contar con cifras más o menos certeras de las personas que se desplazan. Ello plantea que esté presente la discusión entre lo cuantitativo y lo cualitativo. Sin embargo, hay un consenso en hacer estudios integrales donde estén presentes ambos métodos.

Se debe recordar que, de acuerdo con el tipo de información que trabajan, los estudios migratorios suelen dividirse en dos grandes vertientes: estudios macro y estudios micro. Los primeros se centran en la influencia de las características de los lugares en la movilidad de la población y trabajan con información documental y geoestadística descriptiva; mientras que los segundos prestan atención en la selectividad y las características de los migrantes, así como en la búsqueda de las decisiones que toman para movilizarse o no, por medio de trabajo de campo y entrevistas a diversos sujetos.10 Por lo tanto, con la finalidad de acercarse al fenómeno migratorio de manera integral, lo ideal es hacer trabajos que incluyan los enfoques macro y micro.

Otros de los desafíos de los estudios migratorios han sido identificados por Marina Ariza y Alejandro Portes, éstos son: 1) El cambio en el perfil de los migrantes, para ello se requiere el desarrollo de herramientas metodológicas que permitan aprehender su especificidad; 2) la necesidad de encontrar los cauces metodológicos para aislar los efectos interactivos de la migración con otros procesos sociales; y 3) la urgencia de emprender estudios que recojan las variaciones en la jerarquía del proceso causal de la migración.11

Ante las problemáticas anteriormente enunciadas se propone que los estudios migratorios contengan "aproximaciones que se esfuercen por aprehender su simultaneidad, su dinámica en varios de los espacios y planos sociales que envuelve'. De ahí que los trabajos interdisciplinarios sean necesarios. Así pues, se debe aprovechar que en los estudios de la migración convergen varias disciplinas, tales como la economía, la antropología, la demografía y la sociología. El punto de partida es definir claramente cada uno de los conceptos a utilizar.

Pero, ¿por qué se da la migración? Es una cuestión difícil de contestar, pero en el intento se ha llegado al consenso de que el fenómeno migratorio es complejo e intervienen varios factores, lo cual propicia que no haya una respuesta única. No obstante, y a partir de dos grandes vertientes que se identifican en el estudio de la migración, se erigen dos grandes respuestas. Una de ellas es la macrosocial, la cual señala que el contexto económico es sumamente importante para tomar la decisión de migrar. Así pues, se identifican las regiones de atracción y las regiones de expulsión. Aunque queda la pregunta ¿por qué no todos los habitantes de las comunidades de rechazo emigran? Para ello la corriente microsocial cuestiona, o bien complementa, la vertiente anterior al puntualizar que en la migración intervienen los factores individuales; el conocimiento del lugar de atracción, parientes o amigos que habiten en éste, entre otros.

Ahora bien, dentro de los estudios de la migración están presentes varios conceptos. Uno de ellos es el de la unidad doméstica, el cual se utilizó en la década de 1980 como una vía metodológica para no caer en lo macro ni en lo micro, sino en un nivel meso. Otro concepto es el de redes, término bastante socorrido por los estudios migratorios. Larissa de Lomnitz12 lo utilizó para entender cómo sobrevivían las familias de migrantes que arribaban a una colonia marginal de la ciudad de México. Por su parte, Douglass Massey usó el concepto de redes para analizar la migración de carácter internacional. Para este autor y Jorge Durand "las redes migratorias son conjuntos de lazos interpersonales que conectan a los migrantes con otros migrantes que los procedieron y con no migrantes en las zonas de origen y destino mediante nexos de parentesco, amistad y paisaje'.13 No cabe duda que las redes son importantes pues median y facilitan el proceso migratorio. Además de que éstas son las causales para que la migración se convierta en un proceso social autosostenido.14 Ahora bien, el de capital social es otro de los conceptos utilizados. De acuerdo con Alejandro Portes dicho término hace alusión "a la capacidad del individuo para obtener recursos a través de su inserción en redes u otras estructuras sociales'.15

Pero ¿qué teorías se utilizan en el estudio del fenómeno migratorio interno? Primero se debe mencionar que la mayoría de las teorías han sido elaboradas en los países desarrollados e intentan explicar la migración de carácter internacional. Las teorías aludidas son: la de la economía neoclásica, la de la nueva economía de la migración, la del mercado dual, la de los sistemas mundiales, la de redes, la institucional, la de la causación acumulativa, la de los sistemas de la migración.16 Como segundo punto para responder a la pregunta planteada, es que algunas de estas teorías se pueden aplicar para el estudio y análisis de la migración interna. Tal es el caso de la teoría neoclásica, la teoría del mercado dual y teoría de las redes.

En cuanto a la teoría de la economía neoclásica se debe señalar que dicho enfoque enfatiza que el contexto económico es sumamente importante para que se dé el proceso migratorio. De tal modo que existen diferencias económicas entre países (las regiones de un país) por lo que se pueden observar factores de "push' y "pull'. El supuesto de la teoría parte del hecho que los migrantes al llegar a sus lugares de destino logran un equilibrio en la asignación de los recursos. Otro de los supuestos de esta teoría es que la decisión de migrar es una cuestión individual.17

Otra teoría que se puede aplicar para el estudio de la migración interna, como se dijo anteriormente, es la teoría del mercado dual. Esta teoría considera que la migración se da en virtud de que los países industrializados (o regiones internas de un país en crecimiento económico) demandan constantemente mano de obra de los países menos desarrollados (entidades federativas de un país). El exponente de esta teoría es Michael Pioré. Él ha puesto énfasis en los factores que atraen a la migración, además de observar que los empresarios juegan un papel muy importante pues emplean a migrantes, y desde luego a mujeres y niños, con el fin de tener una reserva importante de mano de obra y no verse en la necesidad de incrementar los salarios. En contraparte los migrantes tienen la oportunidad de tener un empleo seguro y mejor remunerado, si se compara con los de sus lugares de origen.18

Finalmente, la otra teoría que sirve para estudiar y analizar la permanencia y crecimiento de los flujos migratorios internos es la teoría de redes. Básicamente esta teoría menciona que los migrantes van creando en las sociedades receptoras un conjunto de lazos con amistades y parientes, los cuales permiten que se establezca un flujo migratorio sucesivo indefinidamente. Las redes son a la vez mecanismo para reducir los costos que resultan del traslado.19 Sin embargo, algunos expertos consideran que dicha teoría no aporta los factores explicativos de la misma.

Cabe precisar, como punto de partida, que en el contexto latinoamericano, para el estudio de la migración interna, sobresalen dos autores: Gino Germani y Paul Singer. Sobre el primero se debe decir que esbozó una teoría de la migración a partir de la teoría de la modernización. Si bien la migración no era su objeto central, planteó que la migración era la consecuencia de un proceso más amplio de tipo modernizador dado que los países necesitaban transitar de una sociedad tradicional a una sociedad urbana; y para ello la movilización espacial de las personas era fundamental. Principalmente del campo a la ciudad. Para este autor en el estudio de las migraciones se deben atender tres cuestiones: 1) La motivación para migrar; 2) analizar las características de la población que migra; y 3) la absorción de los migrantes dentro del marco social y cultural de la nueva sociedad.20

El punto de partida para Paul Singer en el análisis de los estudios del fenómeno migratorio es la urbanización que vivieron los países de América Latina en la década de 1970. Él considera que la existencia de desigualdades regionales es el motor principal de las migraciones internas que acompañan el proceso de industrialización en el sistema capitalista. Singer menciona que las migraciones deben ser analizadas por momentos. En un momento inicial emigran los grupos sociales que se han visto afectados por los cambios económicos y sociales. No obstante, no todos los miembros del grupo social se desplazarán, sino que las condiciones objetivas y subjetivas se pondrán en juego para tomar la decisión final.21

En este esbozo de perspectivas teóricas, y al ver los alcances y limitaciones explicitas e implícitas en los estudios del fenómeno migratorio, conviene traer a colación el comentario de Joaquín Arango cuando señala que "es dudoso que el arsenal teórico sobre migraciones existente esté a la altura de las exigencias de una realidad tan multifacética como dinámica'.22 Aunque actualmente algunos autores señalan que es necesario romper con la idea de espacios separados origen y destino, por lo cual se adopta el concepto de transnacionalismo. Este término se centra en los aspectos culturales, deja de lado la cuestión económica. De acuerdo con Alejandro Portes, el transnacionalismo evoca la imagen de un movimiento continuo de ida y vuelta. Con la aplicación de dicho concepto los migrantes mantienen su presencia en ambas sociedades y ambas culturas; los migrantes explotan las oportunidades económicas y políticas creadas por llevar una vida dual.23 Sería conveniente que en los estudios de migración interna se retome el concepto de translocal.

Ahora bien, Marina Ariza sugiere que a la par de adoptar el concepto de transnacionalismo también se debe incluir el de género,24 una variable en un inicio, y enfoque después, "representa una de las principales relaciones sociales sobre las que se fundan y configuran los patrones migratorios. La inmigración, por su parte, es uno de los factores que con mayor fuerza alteran y realinean la vida diaria'.25

Son diversos los ejemplos con los que cuales se podría resaltar la importancia y potencial de dicho enfoque, pero por la extensión del trabajo únicamente se mencionarán tres: un caso es el de las mujeres jornaleras, la perspectiva de género resaltaría que las jornaleras han ampliado sus horas de trabajo: a la par de hacer las faenas propias del campo llevan a cabo las actividades relacionadas con su género, como es el cuidado de los niños y la preparación de alimentos. Esto genera estrés lo cual repercute, muchas de las veces, en el trato con los hijos. Un segundo ejemplo es en el caso cuando de posponer la maternidad a causa de embarcarse en el proceso de la migración. Y un tercero que se puede apreciar en las mujeres que no se inserten en el proceso o acción de migrar, pero al tener un miembro que sí lo hace, propicia que aumenten sus quehaceres: "a los múltiples roles como madres, proveedoras y guardianas de la familia, se agrega también el de representantes de los maridos asumiendo el cargo en que éstos fueron nombrados. Su inclusión en la esfera política se hace a la sombra del marido ausente. Ello ha conllevado a una creciente desobligación de los maridos no sólo con la familia sino con la comunidad'.26

Es importante señalar que el estudio del género en los trabajos migratorios en México ha pasado por varias etapas: surgimiento, consolidación y renovación. La primera está íntimamente ligada al proceso de desarrollo económico del país, pues el auge de expansión industrial dio cabida a mano de obra femenina. Así pues, la preocupación de los trabajos académicos se centraba en analizar los efectos diferenciales de la dinámica económica sobre la fuerza de trabajo femenina. La segunda etapa surgió en los años 90 cuando surgieron esfuerzos por problematizar teóricamente las migraciones femeninas como objeto de reflexión independiente, al margen de la migración masculina. Para esos años eran frecuentes los trabajos que analizaban la inserción de las mujeres migrantes en la industria de exportación mexicana. En muchos de estos estudios se aprecia que un concepto nodal es el de empoderamiento.27 Sin embargo, con el tiempo se descubrió que "las mujeres no reportan una experiencia de emancipación derivada de haber ingresado a la fuerza de trabajo, tras haber emigrado, sino que viven nuevas experiencias de explotación y opresión',28 lo cual representa la tercera fase.29 Además, en esta fase se puede apreciar a la familia como una estructura dinámica y contradictoria en la cual pueden encontrar relaciones de solidaridad y conflicto en los distintos miembros.30

En síntesis de esta primera parte se debe subrayar que hasta antes de la década de 1970, e inmersos en la disciplina de la sociología, la economía política, las teorías de modernización o bajo el paradigma histórico-estructural, la migración era un proceso intrínseco de los cambios sociales suscitados en la región.

Pero, ¿cuál ha sido el devenir de la migración en nuestro país? Ante esta interrogante se puede mencionar que el proceso migratorio ha venido acompañando al crecimiento y desarrollo de México. Así, Virgilio Partida Bush menciona que "la migración interna ha sido el principal determinante demográfico de la distribución territorial de la población de México a lo largo del siglo XX'.31 Ello se puede observar en los distintos episodios económicos, políticos y sociales que se han presentado. El primero de éstos lo constituye la revolución mexicana, pues ante el conflicto armado las personas se desplazaban de un lugar a otro con la finalidad de buscar refugio. Después de la revolución el gobierno federal se dio a la tarea de incentivar el crecimiento poblacional de algunas regiones, dando pie a la movilización de personas que se trasladaban de los lugares menos favorecidos a otros más prósperos. Sin embargo, la relación entre el crecimiento económico del país y la migración fue más evidente en el periodo que va de 1940 a 1970, pues grandes contingentes de personas se desplazaron a unas cuantas ciudades, principalmente: la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.32

Para tener una idea de la importancia de los flujos internos del país se pueden destacar los siguientes datos: en 1940 se movilizaron alrededor de dos millones de personas, lo que representó 10.6% de la población total. En 1960 fueron más de cuatro millones, representó 12.5%; y en 1990 fueron trece millones, significó 17.2%. Para el año 2000 se alcanzó la cifra de más de 18 millones, lo que equivalió 19.2%.33 Sin embargo es una aproximación, pues mucho del grueso de la población no queda registrada en los censos y conteos.

 

La migración interna en México: 1940-1990

Se puede decir que durante buen tiempo la migración interna formaba parte de los procesos de ver el cambio social y urbano en algunos de los marcos de la teoría social preocupados por la modernización o los cambios económico-estructurales. El mejor ejemplo son los estudios de la ciudad de México que se llevaron a cabo durante esos años y que en párrafos posteriores se dará cuenta de ellos. La migración interna y el crecimiento de las ciudades, así como la relación campo-ciudad constituían básicamente las relaciones para comprender las transformaciones que se suscitaban. Sin embargo, actualmente ha habido cambios y la manifestación de nuevos fenómenos. Por ejemplo que la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey pasaron de ser centros para la atracción de población a lugares expulsores de población. Ahora la migración interna se dirigía a ciudades medias; y éstas serán algunas de las cuestiones tratadas en este segmento.

Detrás de estas realidades se encuentra que el sistema urbano mexicano ha llegado a un punto en que sus ciudades de mayor tamaño han alcanzado un límite máximo de crecimiento y se inicia un proceso de desconcentración,34 por lo que las ciudades de menor tamaño son las que ganan población tanto del ámbito rural como del urbano. Lo anterior se explica por la existencia de diferentes fases del proceso de movilidad de la población que se encuentran íntimamente relacionados con la modernización de las sociedades. Así, algunos investigadores mencionan que en las primeras etapas existen pocos movimientos y son de carácter rural-urbano.35 Aunque esta idea se debe tomar con cautela para el caso mexicano, pues Guadalupe Espinosa en 1978 destacó que en el país ha estado presente la migración rural-rural, pero por dificultades para obtener la información se tiene poco conocimiento de ella. Su investigación evidencia que las migrantes se trasladan a zonas agrícolas menos pobres, si se compara con sus lugares de origen,36 en tanto que en las últimas fases los desplazamientos son esencialmente entre los habitantes de las ciudades, por lo que se da un proceso de contraurbanización, es decir, la población de grandes ciudades se traslada a otras de menor tamaño.37 En el caso mexicano también se observa que a la par de los flujos migratorios urbanos se encuentran las corrientes migratorias compuestas por indígenas.

También se debe mencionar que hoy día Jordi Borja y Manuel Castells han identificado la intensificación del patrón pendular de migrantes rurales que se dirigen a las metrópolis. Ellos mencionan que las temporalidades y espacialidades varían según las circunstancias. Reconocen que este tipo de desplazamientos traen consigo tres dificultades: 1) ejercen presión sobre los servicios urbanos mayor de lo que la ciudad puede asumir, 2) falta de contabilidad estadística adecuada, por lo cual es difícil planear la ciudad, 3) se crea una distorsión entre las personas presentes en la ciudad y la ciudadanía capaz de asumir los problemas y el gobierno de la ciudad.38

Pero ¿cuál es la relación que guardó la urbanización con la migración interna en México? A esta pregunta se le tratará de dar respuesta en los siguientes párrafos pero antes de ello se debe mencionar que el proceso de urbanización en México respondió más a las modificaciones originadas por los cambios en la estructura económica y no tanto por la concentración de población que ella misma produce.39

En este contexto, y durante mucho tiempo, la migración interna se observó en las periferias de las grandes ciudades mexicanas. En este periodo el grueso de la migración interna era definitiva y con ella se podían apreciar las dinámicas de ocupación del territorio cuando los nuevos habitantes construyeron sus viviendas en los lugares donde simplemente podían hacerlo: en lugares que no contaban con el equipamiento urbano y no tenían acceso a los servicios públicos. Sin embargo, es importante señalar que la ubicación de población migrante en cada ciudad tiene su propia historia. Aunque, de acuerdo con Claude Bataillon, se pueden identificar varios procesos. El primero fue el aumento de los flujos migratorios propiciado por el crecimiento industrial, sobre todo a partir de la segunda guerra mundial; el segundo, los flujos migratorios eran más numerosos y estaban representados por las clases populares; y, el tercero, el establecimiento de estos flujos migratorios en la ciudad estuvo determinado por las épocas en que se hizo el arribo y por las disponibilidades de alojamiento.40

Wayne Cornelius, por su parte, encontró que los inmigrantes de bajos ingresos que llegaban, por ejemplo, a la ciudad de México durante el periodo comprendido entre 1930 y 1950, se asentaron en viviendas multifamiliares baratas del viejo centro urbano; posteriormente, cuando sus finanzas lo permitían, se trasladaban hacia la periferia donde había terrenos disponibles para asentamientos ilegales o para comprarlos a bajo precio y en los cuales construir vivienda para la familia. Había así inmigrantes más antiguos en las colonias de la periferia a los que se les incorporaban amigos o parientes, esto fue un factor importante para elegir un lugar de residencia dentro de la ciudad.41

Cornelius también encontró oportunidades para la residencia en este tipo de asentamientos precarios de la periferia para los inmigrantes: vivienda libre de alquileres, su propio terreno, aislamiento del ruido y de la contaminación del centro de la ciudad y algunos aspectos similares a los de la vida rural (espacios abiertos, tranquilidad, cultivo de vegetales y ganadería en pequeña escala). Con el paso del tiempo, las vecindades centrales dejaron de ser los principales lugares en los que se asentaban los migrantes al llegar del campo a la ciudad. De esta manera, el autor destacó que el inmigrante podía escoger entre dos tipos básicos de asentamientos de bajos ingresos: a) las colonias paracaidistas o b) el fraccionamiento de bajos ingresos.42

Así pues, la pobreza del campo fue trasladaba a la ciudad, pues, muchas de las veces, donde la gente llega y recién habita no se cuenta contaban con los servicios públicos indispensables. Pero lo que se debe hacer notar es que los estudios estaban incrustados en la correlación que había entre la migración interna y el crecimiento urbano. De este modo, una parte de la investigación urbana, siguiendo a Gustavo Garza, durante los años de 1960 y 1970 se centró en las características del migrante pobre a la ciudad.43 En esta tesitura, donde lo urbano estaba íntimamente relacionado con la migración interna, las ciudades de México y Guadalajara fueron las más estudiadas.

Ya en el campo de los estudios propios de la migración interna en México, la década de 1970 y 1980 son fundamentales. Los trabajos se circunscriben a la economía y la sociología. Así encontramos el estudio pionero de la migración interna propiamente dicha de Jorge Balán, Harley L. Browing y Elizabeth Jelín publicado en 1977. Su trabajo estudia la migración en Monterrey, y con esta investigación quizá se inicia la tendencia por hacer estudios regionales de la migración interna. En dicho trabajo se estudia, por medio de encuestas, la migración que arribó a la Sultana del Norte destacando las características económicas y sociales de los migrantes y las dificultades que éstos enfrentaban en su inserción el mercado laboral.44

Luego Humberto Muñoz, Orlandina de Oliveira y Claudio Stern en ese mismo año (1977) realizaron un estudio donde se puede apreciar el análisis de la migración interna hacia la ciudad de México. El trabajo estadístico les permitió identificar algunas características de los migrantes, y hacer la distinción entre nativos y migrantes con el objeto de conocer la difícil situación por la que atraviesan estos últimos para ascender socialmente. Asimismo, señalaron que las causas económicas explican el fenómeno de la migración en nuestro país.45

Para 1976 y 1978 se hicieron algunos estudios de caso. Destacan los trabajos de Robert V. Kemper y Lourdes Arizpe. Ambas investigaciones permiten observar o considerar algunas cuestiones cualitativas en la migración interna. Por ejemplo, Kemper realizó un estudio sobre la gente de Tzinzuntzan que arribó a la ciudad de México, y notó que estos migrantes buscaban otros aliados urbanos a menudo más poderosos que ellos con el objetivo de ascender socialmente en la ciudad.46 En tanto que Lourdes Arizpe realizó un trabajo sobre las migrantes mazahuas hacia la ciudad de México. Entre otras cosas, su obra puntualiza que las fluctuaciones de los volúmenes de migrantes están asociadas con la circulación de capitales que provocan variaciones en la demanda de mano de obra.47

En contraste con los estudios cualitativos o de caso sobre la migración interna, se encuentran los estudios cuantitativos de Virgilio Partida Bush y Rodrigo Pimienta Lastra. Dichos estudios se interesan en obtener las cifras exactas de la migración interna y contar con una visión general y total del fenómeno en el país por medio de las estadísticas sobre patrones de edad y sexo para, de alguna forma, inferir que la causa principal de la migración se debe a la inequitativa distribución del desarrollo social y económico entre las diferentes regiones del país.48 No cabe duda que con estos trabajos se pueden señalar varias cuestiones interesantes. Por ejemplo, con la investigación de Virgilio Partida Bush quedó demostrado que "la movilidad territorial de la población económicamente activa responde tanto a mayores oportunidades de empleo como a mejores niveles salariales en el lugar de destino'.49 Por dicha razón mucho del grueso de la migración masculina se dirige a Sinaloa y se emplea como jornaleros; o que la femenina se localice en la ciudad de México y se dedique al trabajo doméstico.50

En la línea de los estudios cuantitativos y de carácter regional, pero además de dar cuenta de la manifestación en el fenómeno de la migración interna, están las investigaciones de William W. Winnie, Jesús Arroyo Alejandre, Luis Arturo Velázquez Gutiérrez y Jean Papail, quienes al estudiar la migración en ciudades medias hacen notar que en las décadas de 1980 y 1990, la migración ya no se dirigía a las grandes ciudades sino a estos centros urbanos. Así pues, al estudiar la migración interna en el occidente del país, estos autores concluyeron que estaba ocurriendo un cambio en los patrones migratorios donde las ciudades medias se estaban convirtiendo en los principales destinos de la migración.51

La revisión de bibliografía sobre el tema de migración interna que se ha hecho constituye un conjunto de obras cuya mirada es general, clásica, y que aún sigue dando resultados. Sin embargo, desde mediados de la década de 1990, otros estudios han asentado que están presentes nuevas manifestaciones en el fenómeno migratorio interno hacia las ciudades y son: a) aumento en el volumen de la migración indígena; b) el componente de mujeres y niños en los flujos migratorios; c) la ampliación del abanico de ciudades que atraen inmigrantes; y d) una población flotante e itinerante que se desplaza según los procesos económicos. De alguna manera estas cuestiones serán tratadas en los siguientes párrafos, aunque se hace hincapié en la cuestión indígena debido a la proliferación de trabajos realizados en este rubro. Así pues, se podrá observar que: "Hoy los pueblos indígenas se encuentran territorializados, desterritorializados y transterritorializados. Están en el campo y en la ciudad, en el país y fuera de él, dentro y fuera de sus territorios originales'.52

Cabe señalar que la migración indígena de las mujeres y niños no es un fenómeno nuevo como tal. En cuanto a la migración de las mujeres y niños, Virgilio Partida Bush, en un estudio de corte cuantitativo demuestra que "a lo largo del medio siglo [XX] predominan las mujeres en el total de migrantes interestatales del país', así como que la edad de los migrantes eran jóvenes entre los 15 y 29 años los cuales se ubicaban en una etapa inicial de la construcción de la familia, por lo que muchas de las veces traían consigo a sus hijos. "Así una parte importante de los migrantes lo constituyen también los menores de cinco años'.53 De ahí que su trabajo en cierto modo cuestione este consenso.

En tanto que de la migración indígena existen registros en el siglo XIX donde se tienen bien identificados los puntos de origen y destino. Por lo tanto, la migración indígena interna tampoco tiene algo de novedad. Sin embargo, Miguel A. Rubio señala que

[…] la migración indígena a las ciudades ha cobrado particular relevancia, no sólo por el cada vez más importante volumen de población que se ha involucrado en este proceso, sino también por el efecto económico, político y sociodemográfico que ha ocasionado tanto en los sitios de expulsión como en los de atracción. Este fenómeno ha evolucionado en relación estrecha con el incremento de un significativo número de ciudades medianas y pequeñas en las que el ritmo de crecimiento ha sido notablemente superior al de las demás [...]54

En consonancia con lo anterior, los trabajos de corte antropológico y cualitativo intentan recalcar que la participación de las mujeres, niños e indígenas en los flujos migratorios no comenzaron específicamente en la década de 1990, sino que se hacía énfasis, en muchas ocasiones de manera cualitativa y desde la perspectiva de género, en que en la migración hay nuevas manifestaciones, roles y situaciones. Ya no son esas familias que seguían al padre o jefe de familia. Ahora los indígenas y las mujeres son nuevos personajes que le dan nuevas manifestaciones y rostros al fenómeno migratorio. El hecho de que las mujeres sean madres solteras, divorciadas, jefas de familia, indígenas, etc., significa mucho y los estudios cuantitativos no profundizan en estos aspectos. Consecuentemente, más que contrastar esta divergencia se debe hacer notar la importancia de integrar ambos enfoques: el cuantitativo y el cualitativo.

 

La migración indígena hacia las ciudades: un nuevo fenómeno de estudio

Antes de analizar a la migración indígena se debe traer a colación el comentario de Séverine Durine quien opina que: "existe una reivindicación de los estudios de los indígenas en la ciudad por diferentes disciplinas por dos razones: la primera es la crítica a la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América y, la segunda, el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN'.55 Bajo este contexto los científicos sociales han vuelto a mirar a los indígenas en las ciudades. Así ha habido trabajos de tipo general y otros que se abocan a un grupo étnico en particular.

En primer lugar, se encuentra el trabajo ya citado que Miguel Ángel Rubio elaboró junto con un equipo de investigadores, en el cual señalaron las causas de la migración indígena, así como sus principales lugares de destino e identificaron que:

[…] los grupos indígenas cuyos miembros emigran con más frecuencia son: zapotecos de Oaxaca (76 911); mixtecos de Guerrero, Oaxaca, Puebla (87 057); mazatecos de Oaxaca (37 334); otomíes de Hidalgo, Estado de México, Querétaro, Puebla y Veracruz (26 801); nahuas de Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Veracruz y San Luis Potosí (26 606): Chinantecos de Oaxaca (25 520); kajonbales (17 404); totonacas de Veracruz (16 548); mazahuas del Estado de México (14 155); choles de Chiapas (13 413); purépechas de Michoacán (11 684): mayas de Campeche, Quintana Roo y Yucatán (11 659); mixes de Oaxaca (11 652).56

Otro trabajo, con este mismo corte, es el de Maya Pérez, que analiza la migración indígena a las ciudades mexicas. Ella encontró que: 1) los indígenas eran objeto de discriminación; y 2) en algunos casos había migrantes exitosos al constituirse como empresarios.57 Y con mayor claridad Maya Pérez invita a la comunidad académica a adentrarse en el estudio de cada uno de los grupos indígenas que ha arribado a la ciudad.

[…] el arribo significativo de los inmigrantes a las ciudades es un proceso mediante el cual a las relaciones sociales existentes, con su lógica propia de globalización, estratificación, diferenciación y exclusión social, se les agrega la dimensión étnica como una variable más; de allí que conocer cómo se expresa y cómo viven los indígenas tal condición debe ser materia de investigación y no de generalizaciones que evitan conocer las particularidades de los procesos en los que están involucrados y contribuyen a generar estereotipos.58

Cabe enfatizar que cinco años después de la invitación anteriormente expuesta, Margarita Nolasco y Miguel Ángel Rubio coordinaron varios trabajos antropológicos. Los trabajos aportan una acuciosa mirada etnográfica y etnológica de la población indígena en los fenómenos migratorios nacionales e internacionales. Los grupos indígenas estudiados son: chatinos, chinantecos, chochos, cuicatecos, mixtecos, nahuas, coras, huicholes, ñähñus, mayas, mazahuas, otomíes, yaquis, mayos, tzotziles, tzeltales, guarijós, tarahumaras, entre otros.59

Por su parte Alberto Valencia Rojas construyó una tipología de las tendencias particulares de la migración indígena a las principales ciudades, pero sobre todo a aquellas que se están conformando como nuevos polos de desarrollo, catalogadas como ciudades medianas y pequeñas.60

También José Aurelio Granados Alcantar analizó tres áreas de México, de un total de ocho, que atraen migración indígena. Estas fueron la zona metropolitana de la ciudad de México como la primera área; los estados de Sinaloa, Sonora y Baja California como la segunda área; y los estados de Yucatán y Quintana Roo como la zona tercera. Aurelio Granados encontró que la mayoría de los flujos migratorios indígenas se dirigió a la ciudad de México son de sexo femenino y se emplearon en el sector terciario informal. Mientras que los indígenas que se dirigían a la segunda área se dedicaron a la actividad agrícola, principalmente a la siembra de hortalizas orientadas hacia la exportación. En esta zona no hay preponderancia de ningún sexo en los flujos migratorios. En la tercera encontró que los flujos migratorios laboran en el sector de la construcción, pues Cancún como destino turístico requirió de mano de obra para la construcción de hoteles de infraestructura urbana.61

Con base en lo hasta ahora expuesto, se puede establecer que los flujos de la migración interna, y en particular la indígena, se dirigen básicamente a tres tipos de ciudades, cada una de las cuales guarda ciertas características sociourbanas. Los trabajos al ser cualitativos o circunscritos en la disciplina de la antropología, tienen al trabajo de campo baluarte. Se hace etnografía, realizan entrevistas tanto semiestructuradas como a profundidad, observación participante y en varios casos se levantaron encuestas. La travesía nos lleva a hacer una tipología heurística de la migración indígena hacia las ciudades en tres tipos: a) hacia las ciudades industriales, b) hacia las ciudades agroindustriales, y c) hacia las ciudades turísticas de sol y playa.

En la migración indígena que se dirige a las ciudades industriales62 se ubican autores como: Daniel Hiernaux, Carmen Bueno, Cristina Oehmichen, Laura Velasco, Eugenia Bayona, Regina Martínez, Séverine Durin, Rebeca Moreno, Adela Díaz y Laura Chavarría. Sus trabajos coinciden en analizar diferentes problemáticas entre las cuales hacen hincapié en las razones de la migración, señalar qué estrategias utilizan los migrantes para adaptarse a las ciudades, así como la relación que guardan los migrantes con los nativos.63

Ya en el esbozo particular de los diferentes hallazgos de los autores antes citados, se debe resaltar el trabajo de Daniel Hiernaux, quien por medio de encuestas y relatos de vida da a conocer cómo viven y se integran los migrantes indígenas en la metrópoli de la ciudad de México.64 Mientras que Carmen Bueno menciona que la mayoría de los migrantes indígenas que arriban a la ciudad de México se emplean en el ramo de la construcción, sector que no exige demasiadas credenciales. La autora destaca que por la incertidumbre laboral que se vive en este ramo, los trabajadores de la construcción tejen relaciones importantes de amistad, familiares y de paisanaje.65

En tanto que Cristina Oehmichen realiza un estudio sobre la identidad, el género y las relaciones interétnicas que establecieron las mazahuas que arribaron a la ciudad de México. En dicha investigación, Oehmichen puntualiza que las mujeres mazahuas migraban para evitar ser robadas por los novios, por desamparo a causa de la viudez, "el fracaso matrimonial' o del abandono por parte del cónyuge, la poliginia, la violencia intrafamiliar y social, y la soltería. Pero, como lo menciona la autora, los factores de expulsión de las mujeres no serían tales sino existieran factores de atracción, donde la existencia previa de redes familiares y espacios laborales hacen posible o facilitan la salida de su comunidad. Otra cuestión interesante que nos plantea Oehmichen es la relación que se establece entre los migrantes y los nativos de la ciudad, la cual se calificaría como "áspera' pues en la ciudad se tiene que compartir y competir por su espacio físico. Consecuentemente se da una lucha por la vivienda, el trabajo y el uso común del transporte.66

Laura Velasco revisa la literatura sobre la migración de poblaciones indígenas a las ciudades de México y Tijuana durante la segunda mitad del siglo XX. Ella reconoce que a la par de la discriminación, la segregación socioespacial, para el caso de Tijuana, se agrega la diversidad de categorías nacionales que circulan en esta ciudad.67

En este esbozo de la migración indígena hacia las ciudades industriales Séverine Durín, y a partir de encabezar un grupo de investigadores en la zona metropolitana de Monterrey, concluye que los indígenas se vuelven visibles en la ciudad por las ocupaciones laborales que desempeñan y por los conflictos que tienen con las autoridades. Esto es así porque a los indígenas se les puede observar en la calle cuando se dedican al ambulantaje. Sin embargo, cuando se dedican a las labores domésticas y se quedan a dormir en las casas donde trabajan, "puertas adentro' son invisibles.68 Por eso no es de extrañarse que en la proyección de los datos estadísticos en la cartografía del área metropolitana de Monterrey se ponga en evidencia que en las áreas más adineradas se concentran el mayor número de indígenas.69

Ahora bien, el proceso migratorio de las mujeres de la Huasteca empleadas en Monterrey no se explica sin la participación de las redes migratorias que se tejen entre familiares, con las cuales también circulan bienes, información y apoyo moral y económico.70

Por su parte, Eugenia Bayona y Regina Martínez centran su estudio en los migrantes que se localizan en Guadalajara. La primera autora analiza a los purépechas y observó que se emplean como comerciantes en los tianguis del municipio de Tlaquepaque. Igualmente destaca que los indígenas, para lograr su inserción laboral, se han organizado en una red de parientes y paisanos, lo cual les ha permitido conseguir y conservar un nicho laboral. Así, estas redes de parentesco y paisanaje le permite a los recién llegados a la ciudad conseguir mercancía, informarse sobre los mejores tianguis y obtener préstamos en efectivo para incursionar en el comercio. Al final Bayona dice que la ciudad es vista por los migrantes como un lugar de riesgos ya que algunas mujeres pierden normas y costumbres.71

Regina Martínez Casas aborda la migración otomí. Con la noción de comunidad moral, el objetivo de su investigación es dar cuenta de la oscilación cultural presente de los migrantes entre los valores y patrones de su comunidad indígena y los de la vida urbana, en función de los diferentes contextos interactivos en los cuales deben aprender a moverse. Un ejemplo de lo anterior es no hablar otomí en la vía pública. Martínez resalta que la decisión de migrar por parte de los otomíes no corresponde a los individuos sino a todo el grupo familiar.72

Como se puede observar, la mayoría de los autores se centran en las características del migrante y algunos aspectos estructurales que promueven la migración, pero hay una ausencia de los factores que la atraen. De ahí la importancia de incluir en los siguientes estudios migratorios el concepto de translocal.

Luego, en la migración indígena que se dirige a las ciudades agroindustriales, se ubican autores como Gabriel Torres, Lourdes Consuelo Pacheco, Elsa Guzmán, Arturo León, Beatriz Canabal Cristiani, Ana María Chávez Galindo y Antonio Landa Guevara. Sus trabajos coinciden en señalar los lugares de origen como de destino de los migrantes indígenas. Exponer las razones de la migración y las condiciones laborales que enfrentan los jornaleros en los campos agrícolas.73

Estas investigaciones señalan la importancia de la actividad agroindustrial para atraer a la migración. De igual manera, estos estudios guardan ciertas peculiaridades. Así, por ejemplo, Gabriel Torres expone cómo los jornaleros oponen resistencia a las órdenes que dictan los encargados de los ranchos tomateros en Autlán, Jalisco. Sin embargo, está consciente de dos cuestiones: la primera es la heterogeneidad de los trabajadores y segunda la diversidad de mecanismos que se plantean en la organización de estos lugares productivos.74

En seguida, Lourdes Pacheco menciona que los huicholes jóvenes migran para emplearse como jornaleros en los plantíos de tabaco. Pero cuando no han sido contratados en los trabajos agrícolas se emplean como peones en la ciudad. Esta actividad la llevan a cabo mientras se llega el tiempo para ir a sembrar a sus lugares de origen. En este sentido, la autora presenta las pocas opciones laborales con que cuentan los trabajadores migrantes indígenas.75

Por su parte, Beatriz Canabal trata el tema de los migrantes indígenas de La Montaña de Guerrero, quienes se emplean en los campos de los estados de Jalisco, Sonora, Baja California y Sinaloa, donde se produce abundantemente jitomate y otras hortalizas para la exportación. Su estudio se centra en Culiacán, Sinaloa. Canabal apunta que para estos jornaleros migrantes las condiciones de contratación son malas, percibiendo un salario promedio de 220 pesos semanales sin recibir prestaciones sociales, por laborar en un trabajo eventual. Una característica de estos trabajadores es que viajan con toda su familia y en grupos de la misma comunidad, además de que no se arraigan, permanecen fuera de sus comunidades, y son vistos como fuerza de trabajo y con extrañeza por una población nativa que se considera distinta, con mejores hábitos y formas de vida.76

En un trabajo posterior, Beatriz Canabal señala que los migrantes se ven en desventaja a la hora de ser contratados en los campos agrícolas por su monolingüismo y el analfabetismo. Ellos no comprenden las condiciones laborales que se les están ofreciendo y por lo tanto se ven impedidos en negociarlas. Así, las condiciones de flexibilidad laboral, la diversidad de destinos y la contratación por temporada, evita que los migrantes cuenten con las mínimas prestaciones que ofrece la Ley Federal del Trabajo.77

En esta veta de la migración indígena hacia ciudades agroindustriales se encuentra un estudio de Elsa Guzmán Gómez y Arturo León. Estos autores estudian a los jornaleros de los estados de Oaxaca y Guerrero en las plantaciones cañeras del estado de Morelos. Su estudio destaca que al final de la zafra la mayor parte de los migrantes regresaba a sus comunidades de origen, y que 20% se quedaba todo el año trabajando en otros cultivos, en el mantenimiento de la misma caña o como albañiles en zonas aledañas. Sin embargo, lo que se debe realzar es que los jornaleros debían cumplir con dos aspectos para concretizar la venta de su fuerza de trabajo: el primero era el dinero para pagar la salida y, el segundo, el tener las relaciones que permitieran encontrar al contratante.78

Finalmente, debe resaltarse, siguiendo a Ana María Chávez Galindo y Ricardo Antonio Landa, que aunque en algunos casos la migración en este tipo de ciudades es temporal, se observan algunas novedades, como es el hecho de que las jornaleras lo han adoptado como una forma de vida, es decir, que ellas junto con sus familias recorren el país durante todo el año; se emplean en los distintos cultivos que se producen. Y volver a sus lugares de origen es una opción que no se contempla en el corto plazo.79 Ese 20% que señalaron los anteriores autores se ha vuelto una generalidad.

De los trabajos de este ramal debe resaltarse que se toman en cuenta fuerzas estructurales que promueven la migración, además señalar las características sociales de los migrantes y de los problemas que enfrentan.

En el cierre de la tipología de la migración indígena hacia las ciudades, toca el turno la que se dirige a las ciudades turísticas de sol y playa. En esta vertiente destacan autores como José Antonio de la Cruz, Alicia Castellanos, María Dolores Pombo, Gustavo Marín y Cristina Oehmichen. Sus trabajos señalan que debido al crecimiento y dinamismo económico de estas ciudades ha llegado un gran número de inmigrantes, así como grupos indígenas quienes padecen una fuerte segregación socioespacial.80

José Antonio de la Cruz Hernández reflexiona en torno de Bahías de Huatulco, que en la construcción de este centro turístico los nativos y propietarios de este lugar no se han visto beneficiados, pues los empleos que los hoteles ofrecen son de poco prestigio. Con su creación atraen a personas de todos niveles sociales, pero es más notoria la presencia de personas de bajos recursos. Así que se cuestiona la estrategia económica del gobierno federal de crear Centros Integralmente Planeados (CIP).81

Por su parte, Alicia Castellanos y María Dolores Pombo señalan que para el surgimiento de Cancún se requirió de mano de obra. Ante este requerimiento acudieron tanto los indígenas que ahí vivían como los que se ubicaban en su cercanía. Con la presencia de indígenas en esta ciudad turística de sol y playa fueron visibles dos cuestiones: el racismo y la segregación socioespacial.82

Gustavo Marín también menciona la importancia de la migración en la creación y despegue de Cancún. Esta ciudad se conformó como tal en pocas décadas. Él destaca que el dinamismo económico de Cancún aún continúa, pues semana tras semana arriban grandes contingentes de personas para emplearse en el sector de la construcción. Dicho centro turístico se ha reinventado, ha expandido su área urbanizable al grado de que se ha visto en la necesidad de crear municipios, como es el caso de Solidaridad.83

Cristina Oehmichen recalca que Cancún es una "ciudad de orillas' pues en ésta coexisten espacios de lujo con los precarios. Recalca que los migrantes pobres únicamente pueden ocupar trabajos invisibles, en los cuales no se tiene contacto con el turista. No obstante, uno de los atractivos que ofrecen las ciudades turísticas es el salario alto que se recibe, aunque también son elevados los precios de los productos de primera necesidad. Así pues, en algunos casos la migración resultó ser un fracaso.84

Con lo anteriormente expuesto se puede recalcar que "la población indígena del siglo XXI vive en ciudades pluriétnicas, plurilingüísticas y multireligiosas'.85 Que el marco de la migración interna a las ciudades mexicanas ya no es el proceso de industrialización sino la globalización económica. Se observa que el arribo a la ciudad, con diferente vocación económica, ya no es garantía de conseguir mejores oportunidades de vida, por tal razón, algunos migrantes indígenas continúan su peregrinaje, ya sea de ciudad en ciudad, de campo agrícola a campo agrícola, para finalmente internarse en Estados Unidos. Cabe enfatizar que dicha estrategia no es exclusiva de hombres sino que también incluye a mujeres,86 niños y a ciudadanos de grandes centros urbanos. Así pues, se vuelve aún más complejo el estudio del fenómeno migratorio.

 

Conclusiones

El presente trabajo hizo un recuento de las teorías que se han elaborado para el estudio de la migración interna, que corresponden básicamente a las de carácter internacional. Ambas respondían a las mismas leyes que las originaban, hasta hace algunos años, era el subdesarrollo del campo en contraposición con el auge económico que tenía la ciudad. Sin embargo, hoy habría que mencionar que las problemáticas tanto en el campo como en la ciudad se han recrudecido. Así pues, el telón de fondo de la migración interna de México ya no es la industrialización y su relación con la urbanización sino la globalización económica.

Por dicha razón, en las dos últimas décadas el fenómeno migratorio ha presentado grandes transformaciones, éstas son: a) que la migración ya no tiene como destino final a tres ciudades mexicanas, sino que el abanico de ciudades se ha ampliado; b) aumento en el volumen de los indígenas al proceso migratorio; c) el fenómeno migratorio dejó de ser una cuestión que involucraba únicamente al género masculino, pues incluye a mujeres y niños; y d) que los habitantes de las grandes ciudades también emigran, ya sea a las ciudades medias o Estados Unidos.

Ante lo complejo del fenómeno se observa, y se constata lo mencionado por Arango, que el arsenal teórico que se dispone resulta ser insuficiente. La labor para los estudiosos de la migración interna es tratar de teorizar con la inclusión de las nuevas tendencias del fenómeno. Para ello se requiere de hacer trabajos integrales y utilizar algunos conceptos clave como son: translocal, redes y capital social. El punto de partida es llegar a acuerdos en la definición de dichos términos así como en su tratamiento metodológico.

Asimismo, sería interesante combinar tanto los métodos cualitativos como los cuantitativos en los estudios migratorios, cosa que no es fácil por la diversidad de etnias presentes en las ciudades mexicanas y por la gran movilidad que se está dando dentro y fuera de los centros urbanos. No cabe duda que en la actualidad seguir los pasos del migrante es una tarea titánica, pues se debe recordar, además, del peregrinaje, que el retorno ya no se contempla en el corto plazo. Se debe poner mayor énfasis en las mujeres y en los niños pues, en el largo plazo, impulsarán o condicionaran otras dinámicas sociales. Asimismo, debe ser analizada, desde otro escenario, la relación que guarda la migración con la ciudad. Ello con la finalidad de entablar políticas públicas acordes con la situación de vulnerabilidad que enfrentan los migrantes.

 

Notas

1 Quiero agradecer las observaciones y comentarios de los dos dictaminadores que me hicieron mejorar este artículo. Si el objetivo se logró fue gracias a ellos, en caso contrario, la responsabilidad es únicamente de la autora.

2 Marina Ariza. "Itinerario de los estudios de género y migración en México'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords.). El país trasnacional: migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM, Centro de Estudios Migratorios-Miguel Ángel Porrúa, 2010, p. 456.         [ Links ]

3 Patricia Arias. "Migración, economía campesina y ciclo de desarrollo doméstico. Discusiones y estudios recientes'. Estudios demográficos y urbanos. México, El Colegio de México, 2013, vol. 28, núm. 1, pp. 96-98.         [ Links ]

4 Ibid., p. 102.

5 En estos momentos las zonas metropolitanas en donde la migración está contribuyendo en mayor medida al crecimiento poblacional se encuentran en la frontera norte y el sureste del país, además de algunas ciudades del centro del país y la costa del Pacífico. Véase Enrique Pérez Campuzano y Clemencia Santos. "Urbanización y migración entre ciudades, 1995-2000. Un análisis multinivel'. Papeles de población. Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, abril-junio de 2008, núm. 56, p. 174.         [ Links ]

6 La migración, según la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, deriva de la palabra del latín migrare que significa cambiar de residencia. De ahí que la migración sea definida primariamente como el desplazamiento de personas a una distancia significativa y con carácter relativamente permanente. Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. Madrid: Aguilar, vol. 2, Ejemplar 2, 1975, p. 93.         [ Links ] O bien, para un mejor análisis del significado del concepto migración, véase Roberto Herrera Carassou. La perspectiva teórica en el estudio de las migraciones. México: Siglo XXI, 2006.         [ Links ]

7 Ligia Aurora Sierra Sosa. "Un acercamiento a los conceptos de migración y mercado de trabajo en un contexto urbano'. Ligia Sierra Sosa y Julio Roberto Jiménez (coords.). Migración, trabajo y medio ambiente. México: Universidad de Quintana Roo-Plaza Valdés, 2006, p. 134.         [ Links ]

8 Idem.

9 Ana María Chávez Galindo. La nueva dinámica de la migración interna en México de 1970 a 1990. México: UNAM, 1999, p. 21.         [ Links ]

10 Pérez Campuzano y Santos, op. cit., p. 175.

11 Ariza y Portes, op. cit., pp. 30 y 31.

12 Larissa de Lomnitz. Cómo sobreviven los marginados. México: Siglo XXI, 2006.         [ Links ]

13 Jorge Durand y Douglas Massey. Clandestinos. Migración México-Estados Unidos en los albores del siglo XXI. México: Miguel Ángel Porrúa, 2003, p. 39.         [ Links ]

14 Stephen Castles y Mark Miller. La era de la migración. Movimientos internacionales de población en el mundo moderno. México: H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura-Universidad Autónoma de Zacatecas-Instituto Nacional de Migración-Fundación Colosio-Miguel Ángel Porrúa, 2004, p. 41.         [ Links ]

15 Ariza Portes, op. cit., p. 681.

16 Para una comprensión general y uso de las mismas en los estudios migratorios véase a Douglas Massey, Joaquín Arango, Graeme Hugo et al. "Theories of International Migration: A Review and Appraisal'. Population and Develompent Review, vol. 19, núm. 3, pp. 431-466;         [ Links ] así como a Joaquín Arango. "La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra'. Migración y Desarrollo. Zacatecas, Red Internacional de Migración y Desarrollo, octubre de 2003, núm. 1.         [ Links ]

17 Massey, Arango, Graeme et al., op. cit., p. 433.

18 Idem.

19 Ibid., p. 448.

20 Gino Germani. Sociología de la modernización. Buenos Aires: Paidós, 1971.         [ Links ]

21 Paul Singer. Economía política de la urbanización, México: Siglo XXI, 1998, pp. 40 y 58.         [ Links ]

22 Arango, op. cit., p. 1.

23 Alejandro Portes. "Un diálogo Norte-Sur: El progreso de la teoría en el estudio de la migración internacional y sus implicaciones'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords.). El país trasnacional migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM-Centro de Estudios Migratorios-Miguel Ángel Porrúa, 2010, p. 659.         [ Links ]

24 Si su invitación es aceptada los temas que se deben analizar son: la maternidad, la paternidad y las familias transnacionales, el régimen de sentimiento, la efectividad, el costo emocional de la migración y los códigos morales, la sexualidad y el manejo del cuerpo, la participación política, las remesas, la ciudadanía y las organizaciones sociales transnacionales. Véase Ariza, op. cit., pp. 468 y 469.

25 Pierrette Hodagneu-Sotelo. "La incorporación del género a la migración: no sólo para feministas-Ni sólo para la familia'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords). El país trasnacional migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM, Centro de Estudios Migratorios-Miguel Ángel Porrúa, 2010, p. 423.         [ Links ]

26 Martha Judith Sánchez. "La importancia del sistema de cargos en el entendimiento de los flujos migratorios indígenas'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords.). El país trasnacional migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM, Centro de Estudios Migratorios, Miguel Ángel Porrúa, 2010, p. 378.         [ Links ]

27 Ariza, op. cit., pp. 455-462.

28 Hodagneu-Sotelo, op. cit., p. 433.

29 Para un mejor análisis véase Arias, op. cit.

30 Ofelia Woo Morales. Las mujeres también nos vamos al Norte. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2001.         [ Links ]

31 Virgilio Partida Bush. "La migración interna'. José Gómez de León y Cecilia Rabell (coord.). La población de México. Tendencias y perspectivas sociodemográficas hacia el siglo XXI. México: FCE, 2001, p. 403.         [ Links ]

32 Idem.

33 Rodrigo Pimienta Lastra y Martha Vera Bolaños. Dinámica migratoria interestatal en la República Mexicana. Estado de México: El Colegio Mexiquense, 2005, p. 29.         [ Links ]

34 Pérez y Santos, op. cit., p. 184.

35 Wilbur Zelinky y Berry citados por Pérez y Santos, op. cit., p. 176.

36 Además, se debe recalcar que en este mismo trabajo se da a conocer que las mujeres tienen una amplia participación en el proceso migratorio. Guadalupe Espinosa. "El contexto de la migración rural en México'. Investigación demográfica en México. México: Conacyt, pp. 237-250.

37 Wilbur Zelinky y Berry citados por Pérez y Santos, op. cit., p. 176.

38 Jordi Borja y Manuel Castells. Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información. México: Taurus, 2000, p. 130.         [ Links ]

39 Luis Unikel et al. El desarrollo urbano de México. Diagnósticos e implicaciones futuras. México: El Colegio de México, 1976, p. 14.         [ Links ]

40 Claude Bataillon. La ciudad y el campo en el México central. México: Siglo XXI, 1978.         [ Links ]

41 Wayne Cornelius. Los inmigrantes pobres en la ciudad de México y la política. México: FCE, 1980.         [ Links ]

42 Ibid., p. 39.

43 Gustavo Garza. Cincuenta años de investigación urbana y regional en México, 1940-1991. México: El Colegio de México, 1996, p. 130.         [ Links ]

44 Jorge Balán, Browing Harley y Jeín Elizabeth. El hombre en una sociedad en desarrollo. Movilidad geográfica y social en Monterrey. México: FCE, 1977.         [ Links ]

45 Humberto Muñoz, Orlandina de Oliveira y Claudio Stern (comp.). Migración y desigualdad social en la ciudad de México. México: UNAM-El Colegio de México, 1977.         [ Links ]

46 Robert Kemper. Campesinos en la ciudad. Gente de Tzintzuntzan. México: SEP, 1976 (Col. SEP-Setentas).         [ Links ]

47 Lourdes Arizpe. Migración, etnicismo, cambio económico. Estudio sobre migrantes campesinos a la ciudad de México. México: El Colegio de México, 1978.         [ Links ]

48 Véase Virgilio Partida Bush. Migración interna. México: INEGI, 1994;         [ Links ] y Rodrigo Pimienta Lastra. Análisis demográfico de la migración interna en México: 1930-1990. México: Plaza y Valdés, 2002.         [ Links ]

49 Partida, ibid., p. 102.

50 Ibid., pp. 108-114.

51 Véase Jesús Arroyo Alejandre. Las ciudades menores de Jalisco y la migración interna. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1982;         [ Links ] Jesús Arroyo Alejandre et al. Migración a centros urbanos en una región de fuerte emigración-el caso del occidente de México. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1986;         [ Links ] Jesús Arroyo Alejandre y Luis Arturo Velázquez. Guadalajara en el umbral del siglo XXI. Guadalajara: Universidad de Guadalajara-Ayuntamiento de Guadalajara, 1992;         [ Links ] Jesús Arroyo Alejandre y Edgar Olmos. "Políticas económicas y distribución territorial de la población en el occidente de México'. Jesús Arroyo (coord.). Economía regional y migración. Guadalajara: Universidad de Guadalajara-Asociación Mexicana de Población-Juan Pablos Editor, 1998;         [ Links ] Luis Arturo Velázquez y Papail Jean. Migrantes y transformación económica sectorial, cuatro ciudades del occidente de México. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1987;         [ Links ] William Winnie. La movilidad demográfica y su incidencia en una región de fuerte emigración. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1984.         [ Links ]

52 Pablo Yanes. "Diferentes y desiguales: los indígenas urbanos en el Distrito Federal'. Rolando Cordera, Patricia Ramírez y Alicia Ziccardi (coords.). Pobreza, desigualdad y exclusión social en la ciudad del siglo XXI. México: UNAM-Siglo XXI, p. 240.         [ Links ]

53 Virgilio Partida Bush. "Migración interna'. Brigida García y Manuel Ordorica (coord.). Los grandes problemas de México. I. Población. México: El Colegio de México, 2010, pp. 333 y 348.         [ Links ]

54 Miguel Ángel Rubio et al. "Desarrollo, marginalidad y migración'. Miguel Ángel Rubio, Saúl Millán y Javier Gutiérrez (coords.). La migración indígena en México. México: INI-PNUD, 2000, p. 24.         [ Links ]

55 Séverine Durine. "Presentación'. Séverine Durine (coord.). Entre luces y sombras. Miradas sobre los indígenas en el área metropolitana de Monterrey. México: CIESAS-Comisión Nacional para el Desarrollo de las Pueblos Indígenas, 2008, p. 26.         [ Links ]

56 Rubio et al., op. cit., p. 24.

57 Maya Lorena Pérez Ruiz. "Metropolitanismo, globalización y migración indígena en las ciudades de México'. Cuadernos de Estudios Sociales y Urbanos, núm. 1, 2007, pp. 68-94.         [ Links ]

58 Ibid., p. 77.

59 Margarita Nolasco y Miguel Ángel Rubio (coords.). Movilidad migratoria de la población indígena de México. Las comunidades mutilocales y los nuevos espacios de interacción social. México: INAH, 2011.         [ Links ]

60 Alberto Valencia Rojas. La migración indígena a las ciudades. México: INI-PNUD, 2000.         [ Links ]

61 José Aurelio Granados Alcántar. "Las nuevas zonas de atracción de migrantes indígenas en México'. Investigaciones Geográficas, núm. 58, diciembre 2005.         [ Links ]

62 Se debe señalar que los antecedentes de estos trabajos son los de Robert Kemper. Campesinos en la ciudad. Gente de Tzintzuntzan. México: SEP, 1976.         [ Links ] Así como el de Lourdes Arizpe. Migración, etnicismo cambio económico. Estudio sobre migrantes campesinos a la ciudad de México. México: El Colegio de México, 1978.         [ Links ] Como se puede observar los títulos mencionan a campesinos migrantes y no de indígenas, pero en realidad se trata de purépechas y mazahuas.

63 Véase por ejemplo los siguientes trabajos: Daniel Hiernaux Nicolas. Metrópoli y etnicidad Los indígenas en el Valle de Chalco. Zinacantepec: El Colegio Mexiquense-Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; H. Ayuntamiento de Valle de Chalco Solidaridad, 2000;         [ Links ] Carmen Bueno Castellanos. Flor de Andamio. Los oficios de la construcción de vivienda en la ciudad de México. México: CIESAS, 1994.         [ Links ] Cristina Oehmichen Bazán. Identidad, género y relaciones interétnicas. Mazahuas en la ciudad de México. México: UNAM,Instituto de Investigaciones Antropológicas-Programa Universitario de Estudios de Género, 2005;         [ Links ] Laura Velasco Ortiz. "Migraciones indígenas a las ciudades de México y Tijuana'. Papeles de población. México: UAEM, vol. 13, núm. 52, abril-junio de 2007, pp. 183-209.         [ Links ] Eugenia Bayona Escat. "Comerciantes purépechas en la zona metropolitana de Guadalajara'. Patricia Arias y Ofelia Woo Morales (coords.). ¿Campo o ciudad? Nuevos espacios y formas de vida. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, pp. 125-148; Regina Martínez Casas. Vivir invisibles. La resignificación cultural entre los otomíes urbanos de Guadalajara. México: CIESAS, 2007;         [ Links ] Séverine Durine y Rebeca Moreno Zúñiga. "Caracterización sociodemográfica de la población hablante de lengua indígena en el área metropolitana de Monterrey'. Séverine Durine (coord.). Entre luces y sombras. Miradas sobre los indígenas en el área metropolitana de Monterrey. México: CIESAS-Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2008, pp. 81-138;         [ Links ] Adela Díaz Meléndez. "La Alameda de Monterrey: espacio estratégico de encuentro de los migrantes indígenas de la Huasteca'. Séverine Durine (coord.). Entre luces y sombras. Miradas sobre los indígenas en el área metropolitana de Monterrey. México: CIESAS-Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2008, pp. 139-172;         [ Links ] y Laura Chavarría Montemayor. "Cómo sentirse seguras en Monterrey. Redes migratorias femeninas y empleo doméstico puertas adentro'. Séverine Durine (coord.). Entre luces y sombras. Miradas sobre los indígenas en el área metropolitana de Monterrey. México: CIESAS-Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2008, pp. 173-206.         [ Links ]

64 Hiernaux, op. cit.

65 Bueno, op. cit.

66 Oehmichen, op cit., p. 144.

67 Velasco, op. cit.

68 Durín, op. cit., p. 32.

69 Durín y Moreno, op. cit., p. 94.

70 Díaz, op. cit., p. 146.

71 Bayona, op. cit., pp. 127 y 128.

72 Martínez, op. cit., pp. 20 y 108.

73 Véase por ejemplo los trabajos de Gabriel Torres. La fuerza de la ironía. Un estudio de poder en la vida cotidiana de los trabajadores tomateros del occidente de México. Zapopan: El Colegio de Jalisco-CIESAS, 1997;         [ Links ] Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara. Nomás venimos a mal comer. Jornaleros indios en el tabaco en Nayarit. Tepic: Universidad de Nayarit, 1999;         [ Links ] Elsa Guzmán Gómez y Arturo León López. Reproducción y movilidad de la fuerza de trabajo agrícola en Morelos'. Arturo León López, Beatriz Canabal Cristiani y Rodrigo Pimienta Lastra (coords.). Migración, poder y procesos rurales. México: UAM-Plaza y Valdés, 2005, pp. 109-130;         [ Links ] Beatriz Canabal Cristiani. "La población migrante de la Montaña de Guerrero y sus ámbitos de reproducción social'. Arturo León López, Beatriz Canabal Cristiani y Rodrigo Pimienta Lastra (coords.). Migración, poder y procesos rurales. México: UAM-Plaza y Valdés, 2005, pp. 79-108;         [ Links ] Beatriz Canabal Cristiani. Migración hacita todos los lugares… Migración jornalera indígena de la Montaña de Guerrero. Coyoacán: UAM- Secretaría de Asuntos Indígenas de Guerrero-UNISUR-CIESAS, 2008;         [ Links ] y Ana María Chávez Galindo. Así vivimos, si esto es vivir. Las jornales agrícolas migrantes. Cuernavaca: UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, 2007.         [ Links ]

74 Torres, op. cit., 1997.

75 Ibid., p. 259.

79 Para un mejor análisis véase Chávez Galindo y Landa Guevara, op. cit.

76 Canabal, op.cit., pp. 87, 91 y 104.

77 Ibid., pp. 76 y 202.

78 Guzmán y León, op. cit., p. 125.

80 Véase José Antonio De la Cruz Hernández. "Los intentos del desarrollo en el municipio de Santa María Huatulco, Oaxaca'. Arturo León López, Beatriz Canabal Cristiani y Rodrigo Pimienta Lastra (coords.). Migración, poder y procesos rurales. México: UAM-Plaza y Valdés, 2005, pp. 163-182;         [ Links ] Alicia Castellanos Guerrero y María Dolores Pombo. "Inmigración, identidad y exclusión socioétnica y regional en la ciudad de Cancún'. Arturo León López, Beatriz Canabal Cristiani y Rodrigo Pimienta Lastra (coords.). Migración, poder y procesos rurales. México: UAM-Plaza y Valdés, 2005, pp. 131-150;         [ Links ] Gustavo Marín Guardado. "Territorio de resistencia, integración mercantil y producción del espacio turístico en Quintana Roo: trayectorias y transformaciones del mundo maya'. Alicia Castellanos Guerreo y Jesús Antonio Machuca (comps.). Turismo, identidades y exclusión. Iztapalapa: UAM-Casa Juan Pablos, 2008, pp. 97-142;         [ Links ] Cristina Oehmichen. "Cancún: la polarización social como paradigma en un México Resort'. Revista Alteridades. México, vol. 20, núm. 40, 2010.         [ Links ]

81 De la Cruz, op. cit., p. 170.

82 Castellanos y Pombo, op. cit.

83 Marín, op. cit.

84 Oehmichen, op. cit.

85 Nolasco y Rubio, op. cit., p. 227.

86 Para un mejor análisis de los estudios de género véase María Eugenia D'Aubeterre. "Aquí respetamos a nuestros esposos. Migración masculina y trabajo femenino en una comunidad de origen nahua del estado de Puebla'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords.). El país trasnacional migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM, Centro de Estudios Migratorios-Miguel Ángel Porrúa, 2010, pp. 513-544;         [ Links ] Pierrette Hodagneu-Sotelo. "La incorporación del género a la migración: no sólo para feministas-Ni sólo para la familia'. Marina Ariza y Alejandro Portes (coords.). El país trasnacional migración mexicana y cambio social a través de la frontera. México: UNAM, Centro de Estudios Migratorios-Miguel Ángel Porrúa, 2010, pp. 423-452;         [ Links ] y Ariza, op. cit.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons