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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.5 Zapopan mar. 2013

 

Reseñas

 

El significado de una casa. Luis Barragán y su trayectoria

 

Juan Palomar Verea

 

Alfonso Alfaro, Daniel Garza Usabiaga y Juan Palomar Verea. La Casa de Luis Barragán. Un Valor Universal. México: Fundación BBVA Bancomer-Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán-RM, 2012

 

Vicepresidente de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán A. C.

 

En el año 2004 la UNESCO decidió declarar la casa de Luis Barragán como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Un largo recorrido llevó a ese acontecimiento. Esta residencia representa la formulación más acabada de un pensamiento arquitectónico que fue madurando conforme el autor encontró su propio lenguaje y, más profundamente, la depuración de una manera de estar en el mundo llevada a sus últimas consecuencias.

Es conocido el trayecto que Barragán siguió durante la primera parte de su vida. Nacido en Guadalajara en 1902, tuvo en el campo del sur de Jalisco, en la Sierra del Tigre donde su padre poseía la hacienda de Corrales, un aprendizaje que marcó de por vida su sensibilidad. La vigorosa presencia de la arquitectura popular, el contacto con la naturaleza, el continuado trato con los caballos son algunos de los elementos que luego serían una constante en sus futuras preocupaciones estéticas.

Años después ingresaría a la Escuela Libre de Ingenieros, en donde compartió una enseñanza sólida y ordenada destinada a los nuevos profesionales que habrían de resolver los problemas constructivos de la región de Occidente. En 1924, al terminar su carrera, viajó a Europa. En París asistió a la Exposición de Artes Decorativas en la que encontró dos libros del escritor y jardinista francés Ferdinand Bac: Les Jardins Enchantés y Les Colombières, que fueron fundamentales en su carrera. Conoció allí mismo el célebre pabellón de L’Esprit Nouveau de Le Corbusier, arquitecto cuya presencia también habría de acompañarlo. En Granada, la impresión de la Alhambra lo marcó para toda la vida.

A su regreso a Guadalajara comenzó sus primeras hechuras, en las que una nueva interpretación de la arquitectura tradicional jalisciense conjugada con el reconocimiento de la influencia mediterránea a través de Bac dio pie a lo que es ahora conocido como Escuela Tapatía de Arquitectura, tendencia en la que sus principales compañeros fueron Rafael Urzúa, Ignacio Díaz Morales y Pedro Castellanos. La casa que en 1928 edificó para don Efraín González Luna, ahora Casa ITESO-Clavigero, es sin duda la obra maestra de este primer período de Barragán.

En 1931, ya con las fotografías de sus obras tempranas bajo el brazo, regresó a Europa. Recibió entonces por parte de Ferdinand Bac una especie de confirmación "por la comprensión de un estilo mediterráneo". También visitó a Le Corbusier, a quien le entregó cartas y señas para conocer algunas de sus obras, entre ellas la Ville Savoye. Su segunda etapa en Guadalajara se encaminó a una inicial conciliación de búsquedas e influencias. En 1936 decidió establecerse en la ciudad de México. Comienza entonces una etapa que él mismo llamaría especulativa y en la que, dentro de los registros de la arquitectura funcionalista en boga, deja clara muestra de una temprana maestría.

Hacia 1940 se produce una franca cesura: el arquitecto decidió, y así lo comunicó a clientes y amigos, continuar su carrera dentro de los términos profesionales que el propio arquitecto pudiera controlar; siendo casi exclusivamente su propio cliente. De esa decisión se desprendió, en ese mismo año, la compra de dos predios: El Cabrío, en las lindes del Pedregal de San Ángel, y el terreno de Madereros, en el antiguo barrio de Tacubaya. En ambas superficies decidió construir sendos jardines. Mediante estas creaciones Barragán dio paso a una nueva etapa en su obra, en ella la mejor expresión es la segunda casa construida en el predio de Madereros: la casa que habitó desde 1947 hasta el final de sus días, en 1988.

Su primera casa, que data de 1940, ahora conocida como la Casa Ortega, es una especie de ensayo general de su propia morada a la que rodea de extensos jardines. La segunda, de 1947, edificada utilizando una parte de esos jardines, sería una especie de declaración definitiva. Hay en ella el testimonio de toda una evolución estética y una decantada síntesis de un pensamiento arquitectónico elaborado a lo largo de cuarenta años.

A mediados de los años sesenta, el gran arquitecto norteamericano Louis Kahn entró en relación con Luis Barragán y conoció su casa. Entre sus escritos puede leerse la siguiente cita: "Su casa no es simplemente una casa, sino la casa misma. Cualquiera podría sentirla suya. Sus materiales son tradicionales, su carácter es eterno".1 Este saludo de Kahn a la casa de Luis Barragán encerró quizás uno de los argumentos más contundentes acerca de su valía universal: la cualidad arquetípica que hace de la morada de Luis Barragán un posible territorio de reconocimiento para todos los hombres.

 

Las casa de Luis Barragán. Un valor universal

Los textos que componen el libro son, a mi juicio, tres maneras distintas de sitiar y situar una casa que es clave en la evolución de la arquitectura en México. Alfonso Alfaro explica la relación de Luis Barragán con la ciudad y la índole del pensamiento urbanístico que llevó al arquitecto a tomar posición respecto de su propia morada. Daniel Garza Usabiaga realiza un ejercicio de contextualización de la obra de Barragán, y particularmente de su casa, dentro del marco de la evolución del trabajo del arquitecto. Juan Palomar Verea trata de enfocar una descripción de la casa misma a través de sus diferentes espacios y dimensiones.

La visión que proponen las imágenes que incorpora el libro constituye por sí misma un nuevo acercamiento al conocimiento y registro de una obra maestra del arte mexicano. Diversos fotógrafos dejan aquí constancia de sus distintas maneras de dar cuenta de la casa, sus atmósferas, sus espacios y sus detalles. Desde las fotografías canónicas de Armando Salas Portugal hasta las recientes imágenes obtenidas especialmente para este libro, el lector encontrará diversos registros y enfoques acerca de un tema de insospechada profundidad y riqueza.

Para citar a Alfonso Alfaro en su reflexión acerca de la arquitectura de Barragán: "¿Cómo es posible crear un arte profundamente mexicano sin la menor referencia a las glorias del pasado prehispánico, un arte altamente refinado a partir de materiales provenientes de la tradición popular, un arte volcado hacia el futuro sin hacer concesiones a las modas del presente?" Y más adelante dice: "Ese arte existe para evocar la búsqueda y la ausencia y está al servicio de una causa: la construcción de un silencio que permita interrogar a la luz y a las formas para plantear las preguntas que no pueden ser respondidas en el territorio de la razón."

 

La responsabilidad de un legado: ante el futuro.

Desde 1994 la casa de Luis Barragán constituye un museo al que decenas de miles de visitantes, a través de los años, han tenido acceso. La Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán (FATLB), heredera y legataria del acervo del arquitecto es copropietaria, junto con el Gobierno del Estado de Jalisco, de la casa y los haberes de Luis Barragán en la ciudad de México. Adecuadamente restaurada, la casa fue dispuesta en el estado exacto como la dejó su propietario, como un testimonio vivo, una casa-museo que da cuenta del universo interior de su creador. Las colecciones de arte, archivos y biblioteca forman parte integral de un acervo que completa este universo intelectual y estético. Gestionada desde entonces por la Fundación, la casa-museo ha sido el centro de un esfuerzo mayor que podría sintetizarse como el Proyecto Barragán. Alrededor de él se han realizado múltiples iniciativas por conservar y promover la obra del arquitecto, por acercar a diversos artistas y expresiones culturales al ámbito barraganiano, por continuar el legado que el propio arquitecto construyó a lo largo de su vida.

Este libro, fruto de los esfuerzos de la FATLB, encabezada por el arquitecto Armando Chávez Cervantes, realizado con el apoyo de la Fundación BBVA Bancomer y editado por RM, pretende ser el testimonio más completo y exhaustivo hasta ahora publicado de una casa que encierra un profundo significado para la cultura mexicana y universal. Es una invitación a su conocimiento y también a su preservación, es una parte de los esfuerzos por dar testimonio no sólo de la obra de Luis Barragán, sino del legado cultural de toda una generación en la historia de nuestro país. Es una posible clave para seguir construyendo el futuro.

 

Notas

1 Louis Khan: atingencia de una declaración.

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