El exceso de peso, que incluye las condiciones de sobrepeso y obesidad, afecta a siete de cada diez personas adultas mexicanas, siendo más afectadas las mujeres (76.8%) en comparación con los varones (73.0%), con un aumento progresivo en las cifras; de hecho, en los últimos seis años la prevalencia incrementó 3.9% (Shamah-Levy et al., 2020). El exceso de peso constituye un problema de salud complejo al ser multifactorial y con alta comorbilidad con diabetes, hipertensión, cardiopatías, entre otras, convirtiéndose en un padecimiento de alto riesgo para la salud (Organización Mundial de la Salud, 2020).
La prevención y el tratamiento del exceso de peso requiere del trabajo multidisciplinario (Diario Oficial de la Federación, 2010). Se ha demostrado que la combinación de actividad física, un plan alimenticio y estrategias psicológicas genera mejores resultados que si se aborda su tratamiento por separado (Gómez-Puente & Martínez-Marcos, 2018). En una revisión sistemática realizada por Teixeira et al. (2015) sobre los predictores de pérdida de peso individual a corto y largo plazo, se encontró que, a mayor motivación autónoma, autoeficacia y habilidades de autorregulación (autocontrol) se obtienen más resultados benéficos. La motivación para iniciar un tratamiento de control de peso puede influir en los resultados y puede ser predictiva del éxito, sin embargo, las razones iniciales para la disminución del peso pueden ser diversas y no son independientes ni estáticas, por lo que si se monitorean en el transcurso del proceso de cambio de peso pueden llevar a resultados más favorables y por tanto mantener a largo plazo el peso adecuado (Mroz et al., 2018).
Diversos estudios han encontrado que la razón de la motivación para la disminución de peso puede ser más importante que la intensidad de la misma (Mroz et al., 2018; Teixeira et al., 2012). Si bien existen diferentes motivos, se han identificado dos principales: la apariencia y la salud. Ésta última es relevante porque genera mayor reducción de peso; la apariencia, por el contrario, al relacionarse con la imagen corporal puede generar resultados negativos o tener menor disminución de peso, y se ha encontrado que ésta última motivación es más frecuente en las mujeres (Larose et al., 2013; Meyer et al., 2010; Mroz et al., 2018; Soini et al., 2018).
Conocer las razones que motivan a una persona para la reducción de peso corporal es importante porque favorece el éxito del tratamiento; por tanto, es necesario contar con medidas confiables y válidas para medirlas Oliveira et al. (2019) realizaron una revisión sistemática para identificar las herramientas que evalúan la motivación para la reducción de peso corporal y encontraron seis cuestionarios: Weight Control Motivation Scale (rWCMS; Stotland et al., 2012); The Weight Loss Motivation Questionnaire (WLM-Q; Meyer et al., 2010); The Motivation for Weight Loss Questionnaire (MWLQ; Ames et al., 2005), The Primary Goals for Weight Loss Questionnaire (PGWLQ; Murphy et al., 2011) y dos cuestionarios desarrollados ad hoc (Braden et al., 2015; Rancourt et al., 2018). De estos cuestionarios cinco cuentan con ítems relacionados con la apariencia y la salud. Concluyeron que el instrumento con mejor calidad metodológica y evidencia psicométrica fue el WLM-Q.
El WLM-Q fue desarrollado para evaluar la salud y la apariencia como principales razones para la pérdida de peso corporal en personas con sobrepeso y obesidad. Está compuesto por 24 ítems agrupados en tres factores: Salud, Apariencia en Relación a Otros y Apariencia en Relación a sí Mismo. El estudio de validación incluyó la participación de mujeres y varones desde los 15 hasta los 74 años. Se realizó un análisis factorial exploratorio y uno confirmatorio generando un modelo de tres factores con adecuados índices de ajuste (CFI= .93, TLI= .92, RMSEA= .06). La consistencia interna se evaluó con alfa de Cronbach y se obtuvo .88, .91 y .89 para los tres factores, respectivamente, y para la puntuación total del cuestionario fue de .93 (Meyer et al., 2010).
El WLM-Q ha sido utilizado en distintos países como Estados Unidos, Suiza e Israel; en población adulta, tanto de varones y mujeres entre 18 y 75 años (Jeffers et al., 2013; Maclin-Akinyemi et al., 2017; Mroz et al., 2018; Schelling et al., 2011) y en dos estudios se utilizó con niños y jóvenes entre 9 y 18 años (Pantanowitz et al., 2018; Schelling et al., 2011). Hasta el momento se tiene conocimiento de que fue adaptado para población militar y niños (Maclin-Akinyemi et al., 2017; Pantanowitz et al., 2018).
Las investigaciones en las que se ha utilizado el cuestionario han mostrado que es útil para discriminar entre las personas que optaron iniciar la pérdida de peso por apariencia y quienes lo hicieron por salud, y se identificó que niños con mayor grado de obesidad se inclinaron por la apariencia; también se encontró que a mayor número de intentos de dieta mayor fue el motivo de apariencia relacionada con uno mismo. Además, la apariencia en relación a otros se asoció con el uso de drogas de prescripción médica (Jeffers et al., 2013; Pantanowitz et al., 2018; Schelling et al., 2011).
El exceso de peso es un problema de salud pública en nuestro país y su abordaje requiere un enfoque multidisciplinar, por lo que es importante contar con instrumentos psicológicos con calidad métrica que permitan realizar investigaciones que aporten tanto al estudio como al tratamiento de esta problemática. El WLM-Q mide una de las variables predictoras con mejor pronóstico en la pérdida de peso individual a corto y largo plazo, ha mostrado adecuadas propiedades psicométricas que avalan su uso y es considerado uno de los mejores instrumentos en el área de estudio. Sin embargo, no se tiene conocimiento de que se haya adaptado y validado en el idioma español; por ello, el propósito de la presente investigación fue evaluar la estructura factorial y la consistencia interna de las puntuaciones del WLM-Q en una muestra de estudiantes universitarios mexicanos.
Método
Se realizó un estudio instrumental con un diseño transversal (Ato et al., 2013).
Participantes
La muestra estuvo conformada por mujeres y varones universitarios (n = 294) de los cuales 233 fueron mujeres y 61 varones de una universidad pública del Sur del estado de Jalisco, México. Se incluyó a participantes que estuvieran en un rango de edad entre 18 y 39 años (M = 21.76 años, DE = 3.08), con índice de masa corporal entre 17.9 a 35.0 (calculado mediante el peso y la talla autoinformados), estado civil indistinto y sin importar si se encontraban en un programa de control de peso. Se excluyó a mujeres embarazadas y se eliminó a quienes no respondieron los cuestionarios en su totalidad. Para la selección de la muestra se utilizó un muestreo no probabilístico por conveniencia. El tamaño de la muestra se decidió considerando el criterio de más de 10 participantes por reactivo (Kim, 2005); además, se incluyó una muestra mayor a 200 casos como se sugiere para evaluar la calidad métrica de una prueba (Ferrando & Anguiano-Carrasco, 2010; Lloret-Segura et al., 2014).
Instrumento
El WLM-Q, fue desarrollado por Meyer et al. (2010) para medir las razones que motivan a una persona a iniciar un tratamiento para el control de peso. Consta de 24 reactivos directos con cuatro opciones de respuesta en escala tipo Likert que van desde nunca hasta mucho. Los reactivos se agrupan en tres factores: Salud (7 ítems), Apariencia en Relación a Otros (7 ítems) y Apariencia en Relación a Uno Mismo (10 ítems). La consistencia interna fue Alfa de Cronbach =.93 para el total del cuestionario y .88, .91 y .89 para los factores respectivamente.
Procedimiento
En primer lugar, se realizó la traducción y adaptación del WLM-Q siguiendo los lineamientos de la Comisión Internacional de Tests (Muñiz et al., 2013). Participaron dos traductores certificados en la lengua inglesa, quienes realizaron de manera independiente la traducción directa del idioma inglés (versión original) al idioma español. Las dos versiones fueron analizadas por dos psicólogas con experiencia en investigación para así obtener una versión unificada, considerando las diferencias lingüísticas y culturales entre la población de origen y destino. Posteriormente se llevaron a cabo cinco entrevistas cognitivas con personas de la población diana para analizar si comprendían los reactivos del instrumento y para pedirles que retroalimentaran el mismo. Finalmente, durante el mes de febrero del año 2020 el cuestionario fue aplicado de manera presencial en formato grupal en las aulas donde regularmente los estudiantes reciben las clases. Inicialmente, se explicó el objetivo del estudio y se entregó el consentimiento informado y el cuestionario sólo a quienes aceptaron participar de manera voluntaria. En todo momento una de las investigadoras permaneció en el lugar de aplicación para responder dudas o preguntas de los participantes. Cabe mencionar que la validación del cuestionario forma parte de un proyecto mayor registrado ante el comité de ética de la institución bajo el número de registro CEI/014/2020. Se garantizaron los principios éticos de no maleficencia, confidencialidad, beneficencia y justicia. Además, la investigación se calificó como de bajo riesgo de acuerdo con el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la salud en México (Gobierno de México, 2014).
Análisis de datos
Todos los análisis estadísticos se realizaron en el software libre RStudio. Considerando la propuesta de Viladrich et al. (2017). Se inició con el análisis descriptivo de cada uno de los ítems, por lo que se calculó la asimetría, la curtosis, la media y la desviación estándar de cada uno de los reactivos del WLM-Q. Los valores entre - 1 y + 1 se consideraron adecuados tanto para la asimetría como para la curtosis (Ferrando & Anguiano-Carrasco, 2010). Para analizar el modelo de tres factores propuesto por los autores del instrumento se realizó el análisis factorial confirmatorio (AFC) empleando el paquete de Lavaan en R (Rosseel, 2012); para identificar el modelo de medida que mejor representa a los datos en primer lugar se trabajó con un modelo de medidas congenéricas y posteriormente con un modelo de medidas tau-equivalentes. Para identificar el modelo con el mejor ajuste se consideraron cuatro criterios: el índice de ajuste comparativo (CFI, por sus siglas en inglés), el índice de Tucker-Lewis (TLI, por sus siglas en inglés), el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA, por sus siglas en inglés) y los residuos estandarizados de raíz cuadrática media (SRMS), tomando en cuenta las recomendaciones de Hu y Bentler (1999) y Brown (2015); los valores para CFI y TLI > .95 indican un buen ajuste, .90 -. 95 ajuste aceptable; y para el RMSEA valores < .05 indican un buen ajuste, .06 - .08 ajuste aceptable; y para los SRMR valores < .08 indican un buen ajuste y valores < .10 un ajuste aceptable. Para analizar la consistencia interna del instrumento se calculó el coeficiente Omega de McDonald y el Alfa de Cronbach.
Resultados
En la Tabla 1 se presentan los descriptivos de los reactivos del WLM-Q. Se observa que el valor de asimetría de 17 ítems fluctuó entre +1 y -1, considerados como valores adecuados en tanto que para la curtosis en 10 ítems se encontraron valores adecuados. Por tanto, se concluyó que no se tenía una distribución normal de las puntuaciones de los reactivos por lo que se procedió con el cálculo de las correlaciones policóricas de los reactivos del WLM-Q, encontrando que las correlaciones fluctuaron entre .17 y .74.
Ítems | Media | Desviación estándar | Asimetría | Curtosis |
1 | 1.67 | .79 | .91 | -.02 |
2 | 2.11 | 1.05 | .43 | -1.08 |
3 | 2.83 | 1.09 | -.46 | -1.11 |
4 | 1.56 | .81 | 1.42 | 1.33 |
5 | 3.32 | .96 | -1.24 | .46 |
6 | 1.80 | .93 | .86 | -.34 |
7 | 1.49 | .84 | 1.61 | 1.47 |
8 | 1.49 | .86 | 1.77 | 2.31 |
9 | 2.81 | .97 | -.33 | -.90 |
10 | 3.13 | .98 | -.77 | -.57 |
11 | 1.51 | .88 | 1.61 | 1.45 |
12 | 2.12 | 1.15 | .54 | -1.18 |
13 | 2.87 | .99 | -.37 | -.99 |
14 | 1.55 | .90 | 1.53 | 1.21 |
15 | 3.15 | 1.01 | -.91 | -.35 |
16 | 1.30 | .71 | 2.46 | 5.28 |
17 | 2.28 | 1.17 | .29 | -1.42 |
18 | 2.91 | 1.09 | -.53 | -1.06 |
19 | 1.93 | 1.05 | .82 | -.61 |
20 | 1.58 | .89 | 1.41 | .95 |
21 | 1.98 | 1.06 | .65 | -.91 |
22 | 2.29 | 1.14 | .29 | -1.32 |
23 | 2.53 | 1.20 | .01 | -1.50 |
24 | 1.57 | .93 | 1.51 | 1.21 |
El CFA se realizó utilizando el método robusto de la estimación (ML) buscando confirmar la estructura de los tres factores propuestos por los autores del cuestionario. Se trabajó con el modelo de medidas congenéricas y el de medidas tau-equivalentes. El primer modelo mostró adecuados índices de ajuste CFI = .96, TLI = .96, RMSEA = .07 y SRMR = .08; en tanto que el modelo de medidas tau-equivalentes presentó los siguientes índices de ajustes: CFI = .94, TLI = .94, RMSEA = .07 y SRMR = .10. El modelo con los mejores índices fue el de medidas congenéricas (ver Figura 1).
Finalmente, se analizó la consistencia interna de las puntuaciones de los factores calculando el Alfa de Cronbach, el cual mostró un valor de .91 para el total, .93 para Apariencia en Relación a los Otros, .91 para Apariencia en Relación a sí Mismo, y .92 para Salud, en tanto que los valores del coeficiente Omega de McDonald fueron = .89 .90, .89 y .87 para el total y los tres factores respectivamente.
Discusión
El propósito de la presente investigación fue evaluar la estructura factorial y la consistencia interna de las puntuaciones del WLM-Q en una muestra de estudiantes universitarios mexicanos. En primer lugar, se analizó la estructura factorial del WLM-Q, para ello se buscó comprobar el modelo de tres factores propuesto por los autores del instrumento (Meyer et al., 2010) y se replicaron en la muestra estudiada. En general se obtuvieron mejores índices de ajuste. Los valores para el cuestionario original fueron: CFI= .93, TLI= .92, RMSEA= .06; mientras que en la muestra estudiada fueron: CFI = .96, TLI = .96, RMSEA = .07 y SRMR = .08. Estos resultados confirman que los tres factores del WLM-Q, Apariencia en Relación a los Otros, Apariencia en Relación a sí Mismo y Salud, son importantes para medir las razones que motivan a una persona para decidir bajar de peso; y se ha encontrado que los tres factores permiten diferenciar las razones iniciales que motivan el tratamiento para el control de peso.
Las tres razones incluidas en el cuestionario fueron seleccionadas a partir de una revisión exhaustiva de la literatura, inicialmente se retomaron las posibles razones que se eligen al iniciar un tratamiento, posteriormente se llevó a cabo una encuesta para corroborar las razones que se percibían (Meyer et al., 2010). En México, las investigaciones también han mostrado que la salud y la apariencia son los principales motivadores para el control del peso, tal como lo refieren (Matus et al., 2014) en su estudio con metodología cualitativa y cuantitativa. Por tanto, puede decirse que los factores del WLM-Q permitirán evaluar las principales razones por las cuales las personas inician el tratamiento de control de peso y esto permitirá tomar mejores decisiones antes y durante el tratamiento.
En el análisis sobre la apariencia y la salud como razones para controlar el peso corporal se enmarca una diferencia, el grado de obesidad. Por un lado, las personas con obesidad grado I tienen como principal razón la apariencia; mientras que en las personas con obesidad grado II y III la salud es la principal razón (Matus et al., 2014). Por el contrario, no se encontraron diferencias en jóvenes y adultos mayores (Ręgwelski et al., 2019), si bien la edad no manifiesta una diferencia se podría relacionar con otras motivaciones como la búsqueda de pareja o cuestiones laborales. Asimismo, el sexo también genera diferencias en las motivaciones, los varones suelen bajar por salud a diferencia de las mujeres que lo hacen por la apariencia (Barragán et al., 2018). Este último aspecto delimita una nueva línea de investigación debido a que es importante analizar si las puntuaciones del cuestionario permiten diferenciar distintas poblaciones o con características específicas.
El análisis de las propiedades psicométricas del WLM-Q es relevante ya que conocer las razones por las cuales se decide iniciar con el control de peso permite desarrollar una intervención individualizada conforme a las características de la persona; por tanto, debe ser del conocimiento del profesional de salud y del beneficiario/a (Brosens, 2009). Investigaciones como la de Mroz et al. (2018) encontraron que tener en cuenta las razones puede resultar más benéfico que el saber el grado de motivación con que se inicia un tratamiento. Sin duda, la medición de esta variable contribuirá al desarrollo de programas para el control de peso, lo cual permitirá intervenir de manera oportuna y adecuada, considerando las necesidades personales, previniendo así el abandono del tratamiento.
Respecto a la consistencia interna del WLM-Q se encontró que tanto el Alfa de Cronbach como el Coeficiente Omega fueron adecuados para cada uno de los factores. Los resultados obtenidos fueron mayores que los obtenidos en el estudio original, en el cual se obtuvo .91 para Apariencia en Relación a Otros, .89 para Apariencia en Relación a sí Mismo y .88 para Salud, en el cual sólo se calculó el coeficiente Alfa, mientras que en el presente estudio se obtuvo .93 para Apariencia en Relación a Otros, .91 para Apariencia en Relación a sí Mismo y para .92 Salud.
Hasta el momento sólo en dos estudios se mencionó que se adaptó o modificó el WLM-Q. En un estudio se trabajó con niños (Pantanowitz et al., 2018) y en otro con militares (Maclin-Akinyemi et al., 2017); sin embargo, en los estudios no se menciona si se analizaron las propiedades psicométricas de las puntuaciones del instrumento, por lo que no es posible comparar los resultados de la presente investigación con la validación del cuestionario en otras muestras. Este dato llama la atención porque la divulgación de los resultados respecto a las adaptaciones y validaciones es de gran relevancia ya que con base en ellas se diseñan nuevos estudios con mayor evidencia científica. Por otro lado, el cuestionario ha sido utilizado en diferentes poblaciones: niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, poblaciones en las cuales ha mostrado ser útil para identificar las razones por las cuales se inicia un programa para el control de peso. No obstante, es evidente la carencia de evidencia respecto a la validez y la confiabilidad de las puntuaciones del WLM-Q en diferentes muestras. Al respecto, es importante mencionar que constantemente deben generarse evidencias sobre las propiedades métricas de las puntuaciones de los instrumentos para garantizar la calidad de la medida.
Si bien existen cuestionarios que son utilizados para detectar la motivación para participar en programas para el control de peso, se enfocan en medir otros aspectos como los estadios de cambios que se relaciona con el grado de motivación, y no las razones para bajar de peso (Oliveira et al., 2019), mismas que van relacionadas con la percepción que se tiene del cuerpo y de la enfermedad y que por tanto favorecen el éxito del tratamiento.
Hasta donde se tiene conocimiento, el presente estudio es el primero en el que se realiza la traducción y validación del cuestionario al idioma español; se destaca que se siguieron las normas propuestas por la Comisión Internacional de Test (Muñiz et al., 2013), instancia que establece las directrices para la traducción y adaptación de los tests. Cabe resaltar que tal como se expone: se consideró la relevancia del constructo por su influencia en un problema de salud, se consideró un grupo de traductores cualificado en traducciones del idioma inglés y conocedores de la cultura, además se tomaron en cuenta las características de la población y la aplicación se llevó a cabo bajo condiciones adecuadas.
Una de las limitaciones del presente estudio corresponde a la muestra empleada, debido a que sólo incluyo a varones y mujeres universitarios, se sabe que los problemas de control de peso afectan a todos los rangos de edad y que las razones para disminuir el peso varían en las distintas edades, además interfieren en la motivación para llevar a buen término un programa de control de peso. No obstante, representa una aportación importante al campo de estudio por la relevancia de las variables que mide. En futuras investigaciones se recomienda incluir muestras clínicas, así como trabajar con participantes de distintos grupos etarios y culturales. Además, es necesario analizar la invarianza factorial del instrumento para garantizar su utilidad considerando el género, los distintos rangos de edad. Asimismo, es importante evaluar la estabilidad temporal de las puntuaciones WLM-Q.
Considerando los resultados obtenidos, se concluye que existe evidencia favorable para utilizar el WLM-Q en jóvenes universitarios ya que se replicó la estructura de tres factores con adecuados índices de ajuste y cuenta con una consistencia interna apropiada para evaluar las razones que motivan a una persona a bajar de peso. Se destaca la importancia de evaluar este constructo con un instrumento cuyas puntuaciones han mostrado adecuada calidad métrica para medir esta variable asociada a una de las problemáticas de mayor incidencia en México y a nivel internacional, como lo es el exceso de peso.