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Botanical Sciences

versión On-line ISSN 2007-4476versión impresa ISSN 2007-4298

Bot. sci vol.93 no.3 México sep. 2015

https://doi.org/10.17129/botsci.168 

Florística y taxonomía

 

Flora y vegetación de la sierra El Rincón, Querétaro y Michoacán, México

 

Flora and vegetation of Sierra El Rincón, Querétaro and Michoacán, Mexico

 

José Alejandro Cabrera–Luna1, 3, Hilda Edith Huerta–Cantera, Patricia Salinas–Soto2 y Diana Olvera–Valerio

 

1 Herbario "Dr. Jerzy Rzedowski", Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro, Campus Juriquilla. Querétaro, Querétaro, México.

2 Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Querétaro, Querétaro, México.

3 Autor para la correspondencia: jose.alejandro.cabrera@uaq.mx

 

Recibido: 18 de junio de 2014.
Aceptado: 1 de septiembre de 2014.

 

Resumen

Se analizó la riqueza florística, el hábito y la forma de vida, la presencia de especies nativas e introducidas, la flora sinantrópica, los patrones de distribución y endemismo, el estado de conservación de las plantas vasculares y se caracterizó los tipos de vegetación presentes en la Sierra El Rincón, Querétaro y Michoacán, México. Se registraron 79 familias, 216 géneros, 333 especies y 23 taxa infraespecíficos. Las familias con la mayor riqueza florística fueron Asteraceae (67), Poaceae (28) y Fabaceae (13). En cuanto a los géneros destacaron Quercus y Stevia. El hábito herbáceo está presente en el 84.1 % de las especies y las formas de vida predominantes fueron las hemicriptófitas (45.1 %) y terófitas (12.9 %). El 96 % de la flora es nativa a México y el 36.6 % son indicadoras de disturbio. Se registraron siete patrones de distribución geográfica, donde se destaca que el 35.4 % (118) de la flora es endémica de México. Así como dos patrones de endemismo, en los cuales 29 especies (8.7 %) limitan su distribución al centro del país y 89 (26.7 %) presentan una amplia distribución en el territorio nacional. De acuerdo con la NOM–059–SEMARNAT–2010 son Especies Sujetas a Protección Especial a Gentiana spathacea y Mammillaria rhodantha subsp. pringlei, y como Amenazada se encuentra Dasylirion acrotrichum. Se reconocieron siete tipos de vegetación, de los cuales el bosque de Quercus y de QuercusPinus son los tipos dominantes en el área de estudio. Además de contribuir significativamente a la riqueza florística de la región, esta sierra brinda diversos servicios ambientales a la población como la recarga de acuíferos, flora útil y áreas de esparcimiento. Es necesario coordinar esfuerzos y desarrollar un plan de manejo integral dirigido a la conservación y al uso sustentable de la flora y vegetación de la Sierra El Rincón.

Palabras Clave: Amealco, bosque de encino–pino, Epitacio Huerta, Flora del Bajío, Huimilpan.

 

Abstract

In this work the taxonomic richness, habit and life form, presence of native and introduced species, sinantropic flora, distribution and endemism patterns, and species conservation status were analyzed, and the type of vegetation was characterized in Sierra El Rincón, Querétaro and Michoacán states, Mexico. Seventy nine families, 216 genera, 333 species, and 23 infraspecific taxa were recorded. Asteraceae (67), Poaceae (28) and Fabaceae (13) were the richest families. For genera, Quercus and Stevia were the richest. The herbaceous habit is present in 84.1 % of species and the main life forms were hemicryptophytes (45.1 %) and therophytes (12.9 %). From total flora, 96 % are native to Mexico and 36.6 % are disturbance indicators. Seven geographic distribution patterns were recorded, from total flora, 35.4 % (118) is endemic to Mexico. Two endemism patterns were recorded, in which 29 species (8.7 %) have their distribution limited to center of Mexico, and 89 species (26.7 %) show a wide distribution in Mexico. According to NOM–059–SEMARNAT–2010, Gentiana spathacea and Mammillaria rhodantha subsp. pringlei are considered as species in Special Protection and Dasylirion acrotrichum as a Threated specie. Seven types of vegetation were recognized, Quercus and Quercus–Pinus forests were dominant in the studied area. Besides significant contribution to floristic richness to this region, this sierra provides several environmental services like aquifers recharging, useful flora, and recreation areas. Development of an integral management plan for conservation and sustainable use of flora and vegetation of Sierra El Rincon is needed.

Key words: Amealco, Epitacio Huerta, Flora of Bajio, Huimilpan, oak–pine forest.

 

La diversidad biológica de México es ampliamente reconocida por el número de especies de flora y fauna, razón por la que se le considera como un país megadiverso (Mittermeier et al., 1997). Esta riqueza es producto de su ubicación geográfica, su accidentada fisiografía, la presencia de diversas condiciones climáticas y su compleja historia geológica (Rzedowski, 1978; Ferrusquía–Villafranca, 1993). Todos estos factores dan como resultado un mosaico diverso de comunidades vegetales (Rzedowski, 1978), de las cuales las templadas y xerófilas destacan por su riqueza florística, la alta presencia de especies endémicas, sus variadas formas de vida y su amplia distribución (Rzedowski, 1978; Rzedowski 1991a; Rzedowski 1991b; Villaseñor y Ortiz, 2014).

Los bosques templados en México, son comunidades vegetales distribuidas principalmente en los sistemas montañosos, entre los 2,000 y 4,000 m, en climas templados y subhúmedos. Estas comunidades están dominadas fisionómicamente por especies de coníferas y de encinos o una combinación de ambos (Miranda y Hernández X., 1963; Rzedowski, 1978). Villaseñor y Ortiz (2014) estimaron su riqueza en 8,824 especies, de las cuales cerca del 50 % (4,534) son endémicas de México. Aunado a su valor biológico, se suma la importancia económica que poseen varias de sus especies vegetales, las cuales han sido objeto de explotación racional e irracional (Rzedowski, 1978; Espejel et al., 1999; Luna et al., 2003).

Los bosques templados mexicanos presentan una tasa de deforestación considerable (Toledo y Ordoñez, 1993; Challenger, 1998; Aguilar et al., 2000; Velázquez et al., 2002; INEGI, 2003; INEGI, 2005; Sánchez et al., 2009). De acuerdo con los datos presentados por el INEGI (2003; 2005), en el año 2003 estos bosques ocupaban 43.96 millones de hectáreas, para el 2005, se calculaba que se había perdido cerca del 27 % de la superficie ocupada en años anteriores. En la actualidad estas cifras pueden ser aún más alarmantes. Ejemplo de ello, son los bosques templados del centro del país, los cuales han sido modificados y utilizados para la obtención de combustible (leña y carbón); de celulosa para la elaboración de papel; de madera para la construcción de muebles, viviendas y herramientas; e indirectamente en la obtención de hojarasca, humus (comercializados en los mercados como "tierra para macetas"), y de especies con valor ornamental (Cabrera–Luna et al., 2007) y medicinal. En algunos casos, han sido talados y sustituidos por zonas urbanas, agrícolas, ganaderas o por plantaciones de Eucalyptus, quedando los bosques fragmentados, vulnerables y aislados en las partes altas de las montañas (Zamudio et al., 1992). Lo antes mencionado se observa en la Sierra El Rincón, localizada entre los estados de Querétaro y Michoacán. Esta sierra alberga un manchón continuo y de extensión considerable de bosque de encino y de encino–pino (Zamudio et al., 1992), rodeado por zonas agrícolas y ganaderas, matorrales y pastizales secundarios, zonas reforestadas y pequeñas áreas sin vegetación donde se presenta una fuerte erosión.

A pesar de los esfuerzos que se han desarrollado en las últimas décadas por conocer e inventariar la flora de varias regiones de México, entre ellos el proyecto "Flora del Bajío y de Regiones Adyacentes", el cual abarca los estados de Guanajuato, Querétaro y norte de Michoacán (Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 1991), todavía existen áreas en las que el conocimiento sobre sus recursos vegetales es incompleto (Llorente–Bousquets y Ocegueda, 2008). Dichos esfuerzos se ven superados por la deforestación y destrucción del hábitat, lo que nos lleva a la pérdida de la biodiversidad (Dirzo, 1990; Dirzo y Gómez, 1996; Ceballos y Ortega–Baes, 2011; Martínez–Meyer et al., 2014).

Para la Sierra El Rincón no existe un conocimiento florístico previo que nos indique su importancia biológica. Por lo anterior y lo vulnerable a la pérdida de la biodiversidad de la Sierra El Rincón, se planteó estudiar su flora y vegetación, para generar un inventario florístico, caracterizar los tipos de vegetación y sentar las bases para la conservación y manejo de sus recursos vegetales, además de contribuir al conocimiento biológico de la región.

 

Materiales y Métodos

Área de estudio. La Sierra El Rincón se ubica entre los municipios de Huimilpan y Amealco, en el estado de Querétaro, y una pequeña porción se localiza en el municipio de Epitacio Huerta en el estado de Michoacán. Sus coordenadas extremas son: X= 368573, Y=2246981 al norte y X= 368179, Y= 2239471 al sur (Figura 1). La altitud varía de los 2,450 a los 2,850 m, siendo el punto más alto el cerro La Sanguijuela, en Amealco, Querétaro. Esta sierra pertenece a la región conocida como Sierra Queretana y a la provincia fisiográfica de la Faja Volcánica Transmexicana (García–Tuena et al., 2005), y su superficie estimada es de 5,520 ha.

El clima predominante es templado subhúmedo, con una precipitación anual de 700 a 800 mm. El tipo de suelo es Luvisol rojizo. La vegetación corresponde a bosques Quercus, Quercus–Pinus, Pinus, matorral y pastizal (Zamudio et al., 1992), y en las partes bajas se observan zonas de cultivo de maíz y frijol.

Trabajo de campo y gabinete. De octubre de 2010 a diciembre de 2013, se hicieron colectas de ejemplares botánicos a través de recorridos periódicos en el área de estudio. El material vegetal colectado se procesó mediante las técnicas convencionales para cada grupo taxonómico (Lot y Chiang, 1986) y se determinó con ayuda de los siguientes tratamientos: Flora del Bajío y de regiones adyacentes (Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 1991), Flora Neotropica (Farjon y Styles, 1997), Flora fanerogámica del valle de México (Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 2001) y The pteridophytes of Mexico (Mickel y Smith, 2004); y algunos ejemplares fueron revisados por especialistas. La colección principal de los ejemplares botánicos se encuentra depositada en el herbario "Dr. Jerzy Rzedowski (QMEX)" de la Universidad Autónoma de Querétaro, y los duplicados serán distribuidos a otros herbarios nacionales. La vegetación de la Sierra El Rincón se caracterizó en base a observación directa siguiendo los criterios de Zamudio et al. (1992).

Se analizó la riqueza taxonómica, el hábito y la forma de vida, la presencia de especies nativas e introducidas, la flora sinantrópica, los patrones de distribución y endemismo, además del estado de conservación de las especies vegetales presentes en la Sierra El Rincón. Con esta información se elaboró un listado florístico (Apéndice), siguiendo las propuestas de clasificación de Mickel y Smith (2004) para Pteridophyta y grupos afines; Farjon (2001) para Pinophyta y los del APG III (2009) para angiospermas. Los nombres científicos se citan de acuerdo con el Índice Internacional de Nombres de Plantas (IPNI por sus siglas en inglés) <www.ipni.org> (consulta mayo 2014) y a la base de datos del Missouri Botanical Garden W3 Tropicos <www.tropicos.org> (consulta mayo 2014).

Los hábitos y las formas de vida se asignaron por observación directa durante la colecta, siguiendo los criterios de Judd et al. (2002) para el hábito y el sistema propuesto por Raunkiaer (1934), y modificado por Mueller–Dombois y Ellenberg (1974) para las formas de vida. Las especies introducidas y la flora sinantrópica se reconocieron al consultar las siguientes obras: Villaseñor y Espinosa–García (1998), Calderón de Rzedowski y Rzedowski (2001), Suárez–Ramos et al. (2004), Villaseñor y Espinosa–García (2004), y el sitio web Malezas de México <www.conabio.gob.mx> (consulta abril 2014).

Los patrones de distribución y de endemismo se establecieron para cada especie a partir de la literatura empleada en la determinación taxonómica. Las especies se agruparon en los siguientes patrones de distribución geográfica: distribución mundial, amplia en América, de México a Sudamérica, de México a Centroamérica, de México a Norteamérica, México y las Antillas, y endémica de México. Para el endemismo, se agruparon en los siguientes patrones: con amplia distribución en México y, endémica del centro de México (Guanajuato, Querétaro, norte de Michoacán, Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Morelos y Puebla). El estado de conservación de cada una de las especies se obtuvo de la Norma Oficial Mexicana NOM–059–SEMARNAT–2010 (SEMARNAT, 2010).

 

Resultados

Inventarío florístico. La flora de la Sierra El Rincón está representada por 79 familias, 216 géneros, 333 especies, nueve subespecies y 14 variedades (Apéndice). El grupo que presentó la mayor riqueza fue Eudicotyledoneae, seguido de Monocotyledoneae, Pteridophyta, Pinophyta y Magnoliidae (Tabla 1). La familia mejor representada fue Asteraceae con 36 géneros y 67 especies, seguida de Poaceae (22/28), Fabaceae (10/13), Lamiaceae (5/11), Pteridaceae (5/11) y Cyperaceae (5/10). En estas seis familias se encuentra representado el 38.1 % (83) de los géneros y el 42 % (140) de las especies. Las 73 familias restantes registraron menos de diez especies cada una (Tabla 2).

Los géneros que presentaron la mayor riqueza fueron Quercus y Stevia con nueve especies cada uno; seguidos de Juncus, Pinus y Salvia con seis, Muhlenbergia, Pseudognaphalium y Tagetes con cinco y Cyperus, Desmodium, Oenothera y Roldana con cuatro. Estos 12 géneros albergaron el 20.7 % (69) de las especies registradas en el área de estudio. El resto de los géneros (204) presentaron tres o menos especies.

El hábito herbáceo está presente en 280 especies (84.1 %), seguido del arbustivo (28/8.4 %) y el arbóreo (25/7.5 %). En cuanto a las formas de vida, las hemicriptófitas son la forma de vida mejor representada en la flora de la Sierra El Rincón. Le siguen en número de importancia las terófitas, caméfitas, hidrófitas, fanerófitas cespitosas, fanerófitas escaposas, geófitas, lianas, parásitas y epífitas (Tabla 3).

Del total de especies registradas, el 96 % (320) son nativas de México y el 4 % (13) son introducidas. La flora sinantrópica (malezas o indicadoras de disturbio) está representada por 122 (36.6 %) especies, de las cuales 109 son nativas y 13 son introducidas (Apéndice). En cuanto a los patrones de distribución geográfica (Tabla 4), cabe destacar que el 35.4 % (118) de la flora de la Sierra El Rincón es endémica de México, seguido con el 21.3 % (71) las especies con amplia distribución en América. Se identificaron dos patrones en las especies endémicas de México, en los cuales, 29 (8.7 %) limitan su distribución al centro del país y 89 (26.7 %) presentan una amplia distribución en el territorio nacional. De acuerdo con la NOM–059–SEMARNAT–2010, dos especies están en la categoría de Especie Sujeta a Protección Especial (Gentiana spathacea y Mammillaria rhodantha subsp. pringlei) y una como Amenazada (Dasylirion acrotrichum).

Vegetación. En la Sierra El Rincón se reconocieron siete tipos de vegetación: bosque de Quercus, bosque de Quercus–Pinus, bosque de Pinus, matorral crasicaule, pastizal, vegetación acuática y vegetación subacuática. Siendo el bosque de Quercus y el bosque de Quercus–Pinus los tipos de vegetación dominantes en la Sierra El Rincón.

El bosque de Quercus se desarrolla entre los 2,450 y 2,800 m. Fisonómicamente es un bosque subcaducifolio con árboles de 5 a 15 m de altura como: Buddleja cordata, Crataegus mexicana, Prunus serotina subsp. capuli, Quercus castanea, Q. crassifolia, Q. crassipes, Q. eduardii, Q. laeta, Q. laurina y Q. rugosa. Entre los arbustos destacan: Arctostaphylos pungens, Baccharis pteronioides, Bouvardia ternifolia, Calliandra grandiflora, Monotropa hypopitys y Montanoa grandiflora. Las hierbas están representadas por: Begonia gracilis, Bletia neglecta, Echeveria mucronata, Helianthemum glomeratum, Lamourouxia dasyantha, Mammillaria rhodantha subsp. pringlei, Muhlenbergia pubescens, M. robusta, Phytolacca icosandra, Pseudognaphalium purpurascens, Salvia elegans, Silene laciniata, Selaginella pallescens, Tagetes erecta y Tillandsia tortilis. Cladocolea diversifolia y Conopholis alpina se encontraron parasitando a diversas especies de Quercus, y Tillandsia juncea y T. recurvata creciendo como epífitas.

El bosque de Quercus–Pinus se desarrolla en un intervalo altitudinal de 2,500 a los 2,850 m, en lugares planos o con pendiente pronunciada. Fisonómicamente es un bosque perennifolio a subcaducifolio con individuos de 10 a 25 m de altura. En el estrato arbóreo están presentes especies como: Arbutus tessellata, A. xalapensis, Clethra mexicana, Pinus hartwegii, P. leiophylla, P. montezumae, P. patula, P. pseudostrobus, P. teocote, Quercus candicans, Q. castanea, Q. crassifolia, Q. crassipes, Q. laeta, Q. laurina, Q. obtusata y Q. rugosa. Entre los componentes arbustivos destacan: Berberis moranensis, Cestrum thyrsoideum, Cornus excelsa, Monnina ciliolata y Rhamnus microphylla. Entre las hierbas se distinguen: Cirsium pinetorum, Cosmos bipinnatus, Dahlia coccinea, Gentiana spathacea, Geranium bellum, Iostephane heterophylla, Macromeria longiflora, Malaxis fastigiata, M. soulei, Muhlenbergia pubescens, Packera sanguisorbae, Pteridium aquilinum var. feei, Ranunculus petiolaris var. arsenei, Salvia mexicana, S. patens, Schizachyrium sanguineum, Stevia elatior, S. eupatoria, S. origanoides, Trisetum virletii y Viola grahamii. Las epífitas y parásitas están representadas por: Arceuthobium vaginatum, Conopholis alpina, Elaphoglossum petiolatum, Phoradendron velutinum y Polypodium madrense, y las lianas por: Ipomoea madrensis y Smilax moranensis.

El bosque de Pinus se encuentra escasamente representado en la Sierra El Rincón, desarrollándose en lugares planos, a altitudes desde los 2,700 a 2,850 m, y rodeado de bosque de Quercus–Pinus. En él se encuentran árboles de P. montezumae de 20 a 25 m de altura. Los arbustos, las hierbas, epífitas, parásitas y lianas se encuentran pobremente representados.

El pastizal se localiza en claros del bosque de Quercus y del bosque de Quercus–Pinus entre los 2,450 y 2,800 m, en sitios planos o con pendiente poco pronunciada. Entre los elementos herbáceos destacan las gramíneas como: Aristida schiedeana, A. ternipes, Chloris submutica, Digitaria ternata, Hilaria belangeri, Poa annua y Sporobolus indicus. Dentro de esta vegetación se observan creciendo a Dasylirion acrotrichum.

El matorral crasicaule se desarrolla entre los 2,450 y 2,550 m. Se localiza en lugares planos o en pendientes poco pronunciadas, y colindando con zonas de cultivo y asentamientos habitacionales. Se encuentran arbustos espinosos de 1 a 2 m de altura como: Mimosa biuncifera, Opuntia robusta, O. tomentosa y Painteria leptophylla. Entre las herbáceas se encuentran: Asclepias linaria, Astrolepis sinuata, Cheilanthes bonariensis, Loeselia caerulea, L. mexicana, Muhlenbergia minutissima y Tragia nepetifolia. Los árboles, epífitas, parásitas y lianas se encuentran ausentes.

La vegetación acuática prospera en sitios con drenaje deficiente dentro del bosque de Quercus y del bosque de Quercus–Pinus donde se forman estanques temporales o permanentes, en pequeños bordos y en la presa de la comunidad La Beata, Amealco, Querétaro. Esta vegetación está conformada por herbáceas de 10 a 90 cm de alto, entre las que encontramos a: Acmella repens, Cyperus niger, Echinochloa oplismenoides, Eleocharis ignota, E. montevidensis, Eriocaulon benthamii, Equisetum hyemale subsp. affine, Heteranthera limosa, Juncus acuminatus, Limosella aquatica, Polygonum hydropiperoides, P. mexicanum, Ranunculus hydrocharoides, Rorippa mexicana, Utricularia perversa y Typha domingensis.

La vegetación subacuática se desarrolla a la orilla del arroyo de la comunidad La Beata, donde prosperan árboles de 7 a 15 m de altura de Alnus jorullensis subsp. jorullensis y Salix bonplandiana. En este tipo de vegetación se encuentran creciendo diversos helechos, entre los que destacan: Adiantum andicola, A. capillus–veneris, A. poiretii y Woodwardia spinulosa.

 

Discusión

La flora de la Sierra El Rincón representa el 6 % (333 especies) de las 5,500 especies de plantas vasculares estimadas por Rzedowski (1997) para la Flora del Bajío y de Regiones Adyacentes, y cerca del 3.7 % de las especies registradas por Villaseñor y Ortiz (2014) para los bosques templados mexicanos. Esta riqueza florística es significativa, ya que el área de estudio ocupa alrededor del 0.1 % con respecto a la superficie que abarca el proyecto Flora del Bajío y de Regiones Adyacentes (aproximadamente 50,000 Km2) (Rzedowski, 1997). Aunado a lo anterior, esta riqueza florística es ligeramente superada por la de la Sierra de Santa Rosa, Guanajuato (496 especies), cuya superficie es cuatro veces mayor a la del área estudiada (Martínez–Cruz y Téllez–Valdés, 2004). Al comparar nuestros resultados con otros estudios florísticos llevados a cabo en Guanajuato (Quero, 1984), norte de Michoacán (Cornejo–Tenorio et al., 2003) y Querétaro (Fernández y Colmenero, 1997; Baltazar et al., 2004; Cabrera–Luna y Gómez–Sánchez, 2005), se observa que las cifras registradas en este trabajo son superiores a las reportadas en los estudios mencionados.

Según Villaseñor (2003) y Mickel y Smith (2004) algunas de las familias más ricas y diversas en la flora mexicana son: Asteraceae, Cyperaceae, Fabaceae, Lamiaceae, Poaceae y Pteridaceae; resultados que fueron corroborados en el presente trabajo. Los géneros registrados con mayor riqueza de especies en la Sierra El Rincón (Cyperus, Desmodium, Juncus, Muhlenbergia, Oenothera, Pinus, Pseudognaphalium, Quercus, Roldana, Salvia, Stevia y Tagetes), también se encuentran ricamente representados en México (Villaseñor, 2004). Nuestro país es considerado como centro de diversidad de Pinus, mientras que para Quercus y Salvia, México está considerado como uno de los centro de diversidad, particularmente en las regiones montañosas y templadas (Rzedowski, 1991; Styles, 1993; Farjon y Styles, 1997; Nixon, 1998; Ramamoorthy y Elliott, 1998; Valencia, 2004), lo que explica su alta riqueza en el área de estudio. Resalta que la Sierra El Rincón tiene un número importante de especies de encinos (9) y pinos (6) con respecto a otros sistemas montañosos del centro de México (Fernández y Colmenero, 1997; Cerros–Tlatilpa y Espejo–Serna, 1998; Figueroa–Rangel y Olvera–Vargas, 2000; Enríquez et al., 2003; Martínez–Cruz y Téllez–Valdés, 2004; Rubio–Licona et al., 2011; Cornejo–Tenorio, et al., 2013). Tan sólo esta sierra alberga el 20 % de las especies de Quercus mencionadas por Romero–Rangel et al. (2014) para la Flora del Bajío y de Regiones Adyacentes.

La predominancia del hábito herbáceo, así como la alta presencia de hemicriptófitas y terófitas en la Sierra El Rincón, es común en la flora de México, ya que las herbáceas son el grupo de plantas con la mayor riqueza y diversidad en el país (Villaseñor y Ortiz, 2014), sobre todo en las regiones montañosas y templadas (Rzedowski, 1978; Rzedowski y Calderón de Rzedowski, 1989). Otro factor que puede estar favoreciendo a la presencia de tan variadas formas de vida es la heterogeneidad ambiental en el área estudiada.

A pesar de los diversos agentes de perturbación observados en la sierra, ésta conserva un número importante de especies nativas (320), de las cuales, 109 forman parte de la flora sinantrópica de México, estas últimas reflejan la perturbación antrópica presente en la Sierra El Rincón. En cuanto a la flora introducida, la cual representa el 4 %, destacan dos especies por los posibles daños que pueden ocasionar a la flora nativa del lugar: Eucalyptus camaldulensis, árbol australiano utilizado para reforestación y como ornamental en México (Granados–Sánchez y López–Ríos, 2007), y que presenta alelopatía (Rice, 1979). Estos árboles se encuentran creciendo en los alrededores de algunas viviendas, a orillas de caminos y carreteras. Senecio inaequidens, es una hierba africana considerada como invasora agresiva, la cual puede estar compitiendo y desplazando a otras especies vegetales, principalmente herbáceas (Rzedowski et al., 2003). Ambas especies ameritan atención especial, para su control y disminución en número dentro del área de estudio, ya que pueden afectar la riqueza florística y por consiguiente la diversidad del lugar, principalmente de hierbas.

Entre los agentes de perturbación observados, sobresalen: (1) la tala ilegal, siendo más evidente esta actividad en la porción michoacana, es necesario y urgente llevar a cabo programas de reforestación y acciones para detener dicha actividad, permitiendo así la recuperación de la vegetación; (2) extracción de tierra y hojarasca, ambas afectan los ciclos biogeoquímicos, causando un empobrecimiento de nutrientes y del bancos de semillas en el suelo, afectando así a la dinámica poblacional de las especies vegetales; (3) extracción de cactáceas, crasuláceas, musgos, plántulas de pinos y líquenes, todos estos elementos son saqueados durante diciembre en diferentes grados de intensidad, con la finalidad de ser comercializados y utilizados en la decoración de hogares en la navidad, la educación y concientización ambiental son las herramientas más importantes que permitan frenar dicha actividad; (4) extracción de hongos comestibles como: Amanita caesarea, Cantharellus cibarius, Ramaria botrytis, R. flava y R. formosa, los cuales forman micorrizas con los encinos (García–Jiménez et al., 1998), son necesarios estudios más detallados que permitan conocer las afectaciones que causan la extracción de estos y otros hongos micorrízicos sobre el establecimiento de los encinos y (5) la apertura de áreas para la construcción de viviendas, de áreas de esparcimiento y de zonas de cultivo. Todos estos agentes causan la degradación del hábitat, la pérdida de especies, y el incremento en número y dispersión de las especies introducidas, y en su conjunto ponen en riesgo la riqueza y biodiversidad florística y faunística de la Sierra El Rincón.

Rzedowski (1978) considera a los elementos endémicos y a los meridionales como los más importantes para los bosques templados mexicanos y los resultados de este trabajo en la Sierra de El Rincón lo confirman. En cuanto a los patrones de endemismo observados, sobresalen las especies endémicas de México con amplia distribución, patrón comúnmente registrado en la flora mexicana (Rzedowski, 1991b).

De las especies registradas en la Norma Oficial Mexicana NOM–059–SEMARNAT–2010, cabe mencionar lo siguiente: la noche buena azul o flor de hielo (Gentiana spathacea), es una hierba endémica a México y está registrada en la NOM–059–SEMARNAT–2010 en la categoría de Especie Sujeta a Protección Especial, se distribuye en los bosques templados de los sistemas montañosos del centro y norte del país, en el Bajío se le encuentra creciendo en los bosques de pino–encino y pino–oyamel (Villarreal, 1998) y es utilizada como planta medicinal en el municipio de Amealco, Querétaro (Serrano et al., 1992). En el área de estudio está bien representada, sobre todo en la porción queretana de la sierra. Presenta un potencial ornamental considerable, por lo que su cultivo y propagación puede justificarse.

La biznaga dorada (Mammillaria rhodantha subsp. pringlei), es una cactácea endémica del centro de México (Scheinvar, 2005) y en la NOM–059–SEMARNAT–2010 se encuentra en la categoría de Especie Sujeta a Protección Especial. Esta especie es extraída de su hábitat y comercializada como ornamental en las festividades decembrinas (Cabrera–Luna et al., 2007), actividad que puede poner en riesgo su supervivencia. En el área de estudio se encontró una pequeña población de 30 individuos creciendo sobre rocas cubiertas con musgo dentro del bosque de encino–pino. Por lo que es necesario llevar a cabo estudios más detallados sobre su biología que permitan desarrollar programas de propagación y reintroducción de la especie.

La cucharilla o sotol (Dasylirion acrotrichum), es una especie endémica del centro de México (Galván, 2001) que está registrada en la NOM–059–SEMARNAT–2010 como Amenazada. Esta especie es cada vez es más escasa en su hábitat, debido a la extracción de plantas femeninas con fines ornamentales y para la elaboración de adornos utilizados en fiestas religiosas locales, tradición que data desde tiempos prehispánicos (Haeckel, 2008). En la sierra El Rincón sólo se localizaron siete plantas femeninas y tres masculinas, las cuales estaban creciendo en lugares abiertos del bosque de pino–encino. La supervivencia de esta especie en el área de estudio es altamente crítica. Al igual que la biznaga dorada, es necesario conocer más sobre su biología para tener las herramientas y el conocimiento necesario para su conservación, propagación y reintroducción.

El bosque de Quercus y el bosque de Quercus–Pinus son los principales tipos de vegetación presentes en la Sierra El Rincón, le siguen el pastizal y el matorral crasicaule, los cuales al parecer son de origen secundario. El bosque de Pinus, la vegetación acuática y la subacuática, se encuentran poco representadas, no obstante aportan un número significativo de especies a la flora de la Sierra El Rincón. Son necesarios estudios más detallados sobre la vegetación presente en esta serranía. La Sierra El Rincón además de contribuir con una riqueza considerable a la flora de Querétaro y Michoacán, es un sistema montañoso que brinda servicios ambientales como la recarga de acuíferos, la conservación de suelos, la reducción de contaminación por dióxido de carbono. Así como áreas de esparcimiento para la población y ofrecer un número importante de especies útiles, las cuales ameritan ser estudiadas. Estos valores hacen de la Sierra El Rincón un ecosistema que se debe de conservar, ya que representa una área importante para que se desarrolle un plan específico para su restauración y aprovechamiento racional de sus recursos naturales. Este tipo de acciones resultan imperativas para evitar la pérdida de un ecosistema de singular valor paisajístico y biológico y que alberga uno de los dos bosques templados más importantes para los municipios de Amealco y Huimilpan (sur del estado de Querétaro).

 

Agradecimientos

Agradecemos a Fabiola Magallán Hernández, Raquel Galván Villanueva, Ana Rosa López Ferrari, Socorro González Elizondo, Adolfo Espejo Serna, José Luis Villaseñor, Eleazar Carranza, Luis Hernández Sandoval, Sergio Zamudio y Thomas F. Daniel, por la revisión de ejemplares de los grupos de los que son especialistas. También a Ma. del Pueblito Luna S., Andrea Cabrera L. y a Melisa Cabrera por su apoyo en campo, a Luis Ibarra por la elaboración del abstract y a Kathia Téllez por las sugerencias al manuscrito. Muy especialmente agradecemos al Sr. Alejandro Cabrera Z.† por su compañía durante las colectas, así como a los revisores por sus comentarios para la mejora de este manuscrito.

 

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