La medicina moderna es una celebración de la curiosidad y el ingenio humano. El descubrimiento de agentes patógenos y la investigación genética cambiaron profundamente nuestra comprensión de las enfermedades y el desarrollo de sus tratamientos.

Pero hoy existe un factor denominador común: el miedo. Ante la amenaza actual del COVID-19, muchos estamos en casa ansiosos, esperando saber cuándo poder dar un paseo en la calle, cuándo regresar al trabajo y a la vida diaria habitual o preguntándonos si alguien cercano se infectará con el nuevo coronavirus. Todos nos preguntamos lo mismo, ¿cuándo terminará todo esto?, ¿cuándo se detendrá la propagación del COVID-19? Algunos llegamos a pensar que somos los únicos que nos sentimos vulnerables, cuando esto no es así.

Por otro lado, está el grupo de los profesionales de la salud, que de repente se enfrenta a la amenaza con la esperanza de poder combatirlo de manera adecuada, pero con la duda de caer abatido. El personal médico se ha visto vulnerable y susceptible, caminando sobre una delgada línea de incertidumbre que podría sobrepasarnos. La única forma en la que el personal de salud involucrado en la atención de los llamados “pacientes COVID” logre paliar las consecuencias de la enfermedad es empezando por el conocimiento íntegro del agente patógeno y aún estamos en el desarrollo de este.

Conocer al enemigo no implica predecir el futuro, se trata de entender sus debilidades, identificar los puntos ciegos y desarrollar estrategias de mitigación, para reaccionar a las posibles amenazas. Hoy apenas estamos conociendo al enemigo mientras estamos siendo abatidos por él.

Nos encontramos ante una crisis mundial de salud pública. Los períodos de crisis nos obligan a desarrollar nuestra capacidad de adaptación en todos los aspectos personales y sociales. Sabemos que los servicios de urgencias están saturados con “pacientes COVID” en diferentes formas clínicas que ameritan hospitalización, muchos con dificultad respiratoria y fiebre. Procedimientos electivos han sido pospuestos y solo los casos de emergencia son atendidos.

Además, existe un miedo creciente a estar cerca de otras personas. El rápido aumento del contagio obliga a desarrollar estrategias de transformación para todos los hospitales en centros de atención general o especializada a "estructuras dedicadas a COVID". El panorama de la atención médica ha cambiado de forma radical.

A pesar de las medidas generales dispuestas en el mundo, incluido nuestro país, el número de contagios aumenta diariamente. Todo el personal de salud involucrado se encuentra en estado de espera. Especialistas y no especialistas hemos regresado al estudio de bases de fisiología respiratoria, infectología, ventilación mecánica no invasiva. En los servicios de atencion de urgencias ante “pacientes COVID” no hay subdivisión en el trabajo diario a nivel mundial. Esto representa un costo sin precedentes para los trabajadores de la salud en centros de urgencias y hospitalización, quienes soportan condiciones de trabajo extremas y sacrificios para ayudar a los infectados. Se presentan a trabajar a pesar de la escasez de equipos de protección personal (EPP), utilizando soluciones con un alto riesgo de infección. Muchos trabajan horas extras y son testigos de que un paciente tras otro sucumbe ante la enfermedad.

La duda de saber qué podría estar en riesgo cuando están desempeñando su trabajo es una constante diaria para los trabajadores de la salud. La ansiedad y el cansancio diario es parte de la nueva dinámica que juega en contra de todos, con el riesgo de un aumento inevitable en el agotamiento del personal sanitario. Datos previos de ansiedad y agotamiento (burnout) se estimaban en casi la mitad de los 10 millones de médicos del mundo y, ante esta situación de urgencia, estas cifras seguirán en aumento. Debemos estar preparados para la atención de salud mental del personal de salud con síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) en profesionales médicos en primera línea.

Frente a este panorama, las soluciones de salud digital han surgido como herramientas que llevan atención médica a los pacientes. Nuevos dispositivos digitales se pueden usar en forma remota y los resultados son medidos mediante de aplicaciones en dispositivos móviles, ayudando a reducir el riesgo de contaminación cruzada.

La urología mundial no ha sido inmune ante los cambios provocados por la emergencia epidemiológica. Los hospitales de atención diaria, hoy convertidos en Hospitales COVID, modificaron su estructura de atención. Aun los hospitales donde se ejerce la urología, en específico la urología privada, están siendo afectados en todos los rangos de atención, desde la consulta diaria hasta procedimientos complejos como cirugias robóticas. Estudios clínicos han demostrado un aumento de morbilidad en pacientes, así como del riesgo del personal de salud, ya que, en estos días, todo paciente puede considerarse como COVID positivo.

Los cursos de especialidad y subespecialidad han sido afectados de manera sustancial a nivel mundial. Las prácticas clínica y quirúrgica detuvieron el ritmo de atención temporalmente con incertidumbre del tiempo para la recuperación de la forma de atención ordinaria en el futuro.

Esté número de la Revista Mexicana de Urología presenta una serie de artículos realizados por residentes de urología de hospitales asociados a la Sociedad Mexicana de Urología con la finalidad de proveer a todos los urólogos mayor entendimiento de la pandemia COVID-19 desde los puntos de vista disponibles: un estado de arte de la enfermedad, el papel del urólogo ante la emergencia médica, protocolos de cuidado, protección y atención a pacientes. Un capítulo fundamental es el abordaje del impacto emocional en el personal de salud y finalmente, repercusiones futuras en área social y de salud posterior a COVID-19.

Hoy más que nunca llega a nuestras mentes la meta propuesta al iniciar nuestras carreras: la atención del paciente como objetivo principal. Nunca habrá suficientes médicos ni enfermeros para atender a todos, pero el amor a nuestra profesión y la pasión con la que atendemos a cada paciente logrará que nos acerquemos a la meta.