Introducción
Con el objetivo de mejorar la estética corporal, el ser humano ha desarrollado numerosas técnicas en diferentes campos de la medicina. En el caso de la urología, la mejora de la estética peneana es una de las demandas más frecuentes, al respecto destacan técnicas como el alargamiento, engrosamiento o la corrección de curvatura peneana.1,2
Hoy en día no existen sustancias aprobadas para el engrosamiento no quirúrgico de pene; sin embargo, se han descrito técnicas para el engrosamiento quirúrgico interponiendo grasa o injertos (piel, matriz dérmica celular, xenoinjerto intexen, injerto venoso -safena).1
La silicona se ha usado desde hace varias décadas como material médico, y puede encontrarse en tres formas comunes: líquida, gel y elastómeros.3-5 La inyección subcutánea de silicona líquida parece ser una técnica sencilla y económica, lo que ha supuesto que se convierta en una alternativa popular a la cirugía plástica en algunas culturas. 3,6
Se han descrito casos de inflamación granulomatosa peneana tras inyección de sustancia extraña en tejido subcutáneo, con la intención de aumentar el tamaño peneano.1-4,6
Aunque en un primer momento la silicona se considera biológicamente inerte, posteriormente puede producir una reacción inflamatoria granulomatosa con deformidad local, dando lugar a una reacción a cuerpo extraño denominada “siliconoma”, que puede producir dolor peneano, erección dolorosa o impotencia; así como afectación a distancia por migración de partículas de silicona vía linfática y/o hematógena.3,4,6
Caso clínico
Presentamos el caso de un paciente de 40 años sin antecedentes de interés, natural de Senegal y residente en España desde hace varios años, quien acude por referir engrosamiento-edema de pene progresivo desde hace 10 meses. El paciente manifiesta que dicho padecimiento ha empeorado los últimos 12 días, presenta dolor y ello le ha imposibilitado mantener relaciones sexuales. No presenta clínica miccional ni fiebre, y niega haber padecido alguna enfermedad infecciosa reciente. No relaciones sexuales de riesgo. No presenta afectación de extremidades inferiores ni de otra localización. Refiere molestias a nivel inguinal.
A la exploración se observa engrosamiento de cubiertas peneanas, que parece afectar a piel y tejido celular subcutáneo, con afectación parcheada, objetivándose áreas de consistencia aumentada conformando una especie de nódulos subcutáneos de apariencia granulomatosa, sin verse afectación de cuerpos cavernosos a la palpación. La epidermis aparece íntegra, sin objetivarse úlceras ni otras lesiones. Circuncidado, presenta glande sin afectación. Exploración testicular sin hallazgos. Adenopatías inguinales amentadas de tamaño y consistencia. El análisis sanguíneo y de orina es normal. (Figura 1)
Se interroga al paciente en busca de la posible causa, se sospecha inyección de sustancia en tejido celular subcutáneo con la consecuente inflamación que ha ido extendiéndose, pero el paciente niega rotundamente inyección de sustancias.
Se realiza ecografía peneana objetivando inflamación granulomatosa de tejido celular subcutáneo y adenopatías reactivas “en tormenta de nieve”, sugestivas de reacción a inyección de silicona líquida.
Pese a que en un primer momento niega la inyección de sustancias, tras reinterrogarle nuevamente una vez obtenido el resultado de la ecografía el paciente finalmente confirma que hacía dos años le inyectaron una sustancia similar a la silicona líquida para engrosamiento peneano y que su distribución se había ido extendiendo, aumentando progresivamente.
Se completa estudio con resonancia magnética objetivándose tejido celular subcutáneo muy engrosado (hasta 3.8cm de espesor máximo), mal definido y con afectación total del cuerpo peneano, desde raíz hasta surco balano-prepucial, sugestivo de lipogranuloma esclerosante del pene secundario a inyección de cuerpo extraño (silicona líquida). Presenta también adenopatías inguinales bilaterales con probable afectación granulomatosa. No se objetiva afectación más profunda de fascia de Buck, mostrándose indemnidad de cuerpos cavernosos. (Figuras 2 y 3)
Ante los hallazgos y la afectación a la calidad de vida del paciente, se decide programar cirugía para exéresis de cubiertas peneanas y reconstrucción con injertos. Finalmente, el paciente es intervenido realizándose exéresis de piel y tejido celular subcutáneo peneano desde raíz a surco balano-prepucial, dejando pene denudado y posteriormente cubriendo el defecto cutáneo con injertos de piel libre de región inguinal bilateral. (Figura 4)
La anatomía patológica fue compatible con lipogranuloma de pene.
La intervención quirúrgica se realizó con anestesia general, extirpando toda la piel y el tejido subcutáneo peneano hasta la raíz del pene, hasta ver la fascia de Buck no afectada. Todo el tejido estaba infiltrado por una sustancia amarillenta distribuida irregularmente que hacía imposible separar la piel peneana del tejido subcutáneo, por lo que se resecó en bloque. Una vez extraída la pieza, se procedió a reconstruir el escroto y fijar la piel de la base del pene.
Con ayuda del servicio de Cirugía Plástica se extrajeron injertos de piel libre inguinal bilateral, preparándolos para cubrir el defecto cutáneo peneano y favorecer su adhesión y vascularización. Se utilizaron 2 injertos fijados con sutura reabsorbible y puntos de capitonaje. Se realizó sondaje uretral y vendaje compresivo. (Figura 5)
La pieza quirúrgica se analizó histológicamente objetivando un tejido subcutáneo con numerosos espacios claros de aspecto vacuolar sugestivos de material extraño (silicona), rodeado por una reacción histiocitaria y gigantocelular a cuerpo extraño. La anatomía patológica fue compatible con granuloma peneano secundario a la inyección de sustancia extraña, sugestivo de siliconoma.
Discusión
Se han descrito en la literatura varios casos de granulomas peneanos secundarios a inyección subcutánea de silicona líquida con la supuesta intención de aumentar el tamaño peneano y/o mejorar la función eréctil. 1-4,6
Los efectos se pueden ver no sólo a nivel local, sino también a distancia por diseminación hematógena y/o linfática de las partículas de silicona,3,5 y pueden aparecer mucho tiempo después de la inyección, habiéndose descrito un periodo de latencia de hasta 24 años.3,6
Como consecuencia de la inyección de esta sustancia pueden aparecer síntomas como dolor peneano, erección dolorosa, disfunción eréctil y migración de partículas de silicona, que requieren de cirugía para su resolución.1,3,4,6 Si es posible, el tratamiento quirúrgico debe ser restringido a los siliconomas sintomáticos y, aunque en ocasiones puede intentar preservarse la piel,3 en nuestro caso fue imposible, por lo que se utilizaron injertos libres de piel inguinal. Se han descrito otras técnicas para cubrir el defecto cutáneo, como el uso de piel escrotal o injertos de otras localizaciones.6
En definitiva, la inyección subcutánea de silicona líquida es una práctica no justificada que produce efectos catastróficos y requiere cirugías importantes para la eliminación del material inyectado, con un resultado no favorable en todos los casos.1