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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente

versão On-line ISSN 2007-4018versão impressa ISSN 2007-3828

Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.26 no.3 Chapingo Set./Dez. 2020  Epub 25-Jun-2021

https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2019.11.082 

Artículo científico

Índice para la estimación de ocurrencia de incendios forestales en superficies extensas

Juan M. Torres-Rojo1  2  * 

1Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Carretera México-Toluca 3655, Lomas de Santa Fe. C. P. 01210. Álvaro Obregón, Ciudad de México, México.

2Centro Transdisciplinario Universitario para la Sustentabilidad (CENTRUS), Universidad Iberoamericana. Prolongación Paseo de la Reforma 880, Santa Fe. C. P. 01219. Álvaro Obregón, Ciudad de México, México.


Resumen

Introducción:

La estimación del riesgo de ocurrencia de un incendio contribuye a reducir pérdidas humanas, de infraestructura y recursos naturales; promover actividades para mantener y restaurar regímenes de fuego; y optimizar los recursos destinados a la supresión.

Objetivo:

Desarrollar un índice de ocurrencia de incendios forestales en superficies extensas, denominado superficie en riesgo de incendio (SeR).

Materiales y métodos:

El índice corresponde a la superficie asociada a un nivel de probabilidad medido en la cola derecha de la distribución de densidad de la superficie afectada anualmente por incendios forestales. La distribución de densidad se estimó a partir del historial de superficie siniestrada (1970-2018) en México por entidad federativa. El ajuste se realizó minimizando el estadístico Kolmogorov-Smirnov con cuatro modelos: exponencial, gama, lognormal y Weibull. Se proponen dos indicadores relacionados: proporción de la superficie forestal afectada (PSeR) y superficie incremental en riesgo (ISeR).

Resultados y discusión:

Todos los modelos mostraron un ajuste significativo (P < 0.05); el modelo lognormal fue el de mejor desempeño. La SeR discrimina unidades territoriales con mayor superficie afectada por incendios; adicionalmente, predice eficientemente la superficie a ser afectada por incendios. La PSeR facilita la comparación del riesgo de ocurrencia de incendios entre unidades territoriales de tamaño diferente, mientras que la ISeR estima el cambio en la máxima superficie afectada por incendios en un periodo.

Conclusión:

La SeR es un índice de riesgo de eventos extremos que brinda información útil y tiene un poder predictivo estadísticamente aceptable.

Palabras clave: riesgo de incendio; acumulación de combustibles; predicción de incendios; distribución de densidad; superficie siniestrada

Abstract

Introduction:

Estimating the risk of occurrence of a fire contributes to reducing human, infrastructure and natural resource losses; promoting activities to maintain and restore fire regimes; and optimizing resources for suppression.

Objective:

To develop an index of occurrence of forest fires on large areas, called Area at risk of fire (SeR).

Materials and methods:

The index corresponds to the area associated with a probability level measured at the right tail of the density distribution of the area affected annually by forest fires. The density distribution was estimated from the history of the area affected (1970-2018) in Mexico by state. The fit was performed by minimizing the Kolmogorov-Smirnov statistic with four models: exponential, gamma, lognormal and Weibull. Two related indicators are proposed: proportion of forest area affected by wildfires (PSeR) and incremental area at risk (ISeR).

Results and discussion:

all models showed a statistically significant fit (P < 0.05); the lognormal model performed the best. The SeR discriminates territorial units with the largest area affected by fires; additionally, it efficiently predicts the area to be affected by fires. The PSeR facilitates the comparison of the risk of fire occurrence between territorial units of different sizes, while the ISeR estimates the change in the maximum area affected by fires over a period.

Conclusion:

SeR is an extreme event risk index that provides useful information and has a statistically acceptable predictive power.

Keywords: fire risk; fuel accumulation; fire prediction; density distribution; burned area

Introducción

Los incendios forestales se consideran la causa más importante de pérdida de cobertura vegetal (Moore, 2019). En regiones tropicales de Asia y América, la ocurrencia de incendios, en áreas arboladas, es el segundo factor más importante de pérdida de vegetación tan solo detrás del cambio de uso del suelo (Food and Agricultural Organization [FAO], 2007). En México, las afectaciones de estos siniestros son una causa importante de pérdida y degradación de la cobertura forestal. Cada año se registran en promedio 7 087 ± 2 538 incendios (1970-2018) con una superficie anual afectada promedio de 253 950 ± 189 500.597 ha y una superficie de afectación promedio por incendio de 109 ± 107 ha (Comisión Nacional Forestal [CONAFOR], 2019).

En años recientes, los incendios forestales muestran mayor dispersión, frecuencia, tamaño y severidad (International Panel on Climate Change [IPCC], 2007). Este aumento en la siniestralidad se atribuye tanto a la generación de mayor volumen de combustible, resultado de las acciones de supresión de incendios, como al cambio climático (Marlon et al., 2009; Westerling, Hidalgo, Cayan, & Swetnam, 2006). Ambos factores han ocasionado cambios importantes en los patrones de precipitación y sequía, y en los procesos de acumulación de combustibles, que en conjunto han modificado la dinámica de los incendios forestales (IPCC, 2007). Por lo anterior, a nivel mundial, los gobiernos gastan un presupuesto importante en labores de prevención y combate de incendios. Si bien la mayor parte del gasto se destina a labores de supresión, el diseño de mecanismos de prevención y manejo, dentro de los cuales destaca la generación de información para calificar el riesgo o anticipar la ocurrencia de un incendio, representa una proporción importante del gasto (FAO, 2007). En este contexto, la estimación de la ocurrencia de un incendio es relevante, ya que permite planear medidas para minimizar pérdidas humanas, de infraestructura y de recursos naturales (Adab, Kanniah, Solaimani, & Sallehuddin, 2015); promover actividades para mantener y restaurar los regímenes de fuego (Keeley, Fotheringham, & Morais, 1999); y optimizar la distribución de los recursos disponibles en las labores de supresión (Podschwit, Larkin, Steel, Cullen, & Alvarado, 2018).

La ocurrencia de un incendio se ha estimado a través de dos estrategias. La primera consiste en estimar indicadores de riesgo de ocurrencia con base en medidas indirectas de atributos climáticos, físicos, ambientales o de las características de los mismos incendios (i. e. las estadísticas de ocurrencia). Esta estrategia se deriva de la ausencia o poca calidad y cantidad de datos de las variables causales de un incendio o del conocimiento limitado del comportamiento del fuego en una región particular (Miller & Ager, 2013; Thompson & Calkin, 2011). Las estimaciones se hacen a través de indicadores derivados de análisis probabilísticos de la información disponible (distribuciones de tamaños) con refinamientos a través de modelos de regresión, redes neuronales, programación matemática y modelos Markovianos (Ager, Vaillant, & Finney, 2010; Miller & Ager, 2013; Podur, Martell, & Stanford, 2009; Preisler et al., 2004). La segunda estrategia es la predicción de la ocurrencia o características de un incendio (tamaño, intensidad y duración), a través de modelos que predicen la probabilidad de observar una superficie afectada (o atributos del incendio) en función de las particularidades del sitio (v. g. pendiente, exposición, elevación, distancia a caminos y densidad de población) (Adab et al., 2015; Adab, Kanniah, & Solaimani, 2013; Ávila et al., 2010; Munn, Zhai, & Evans, 2003). Las estimaciones se hacen a través de una variedad amplia de técnicas que van desde modelos estadísticos de predicción, hasta redes y métodos bayesianos, entre otras (Stojanova, Panov, Kobler, Džeroski, & Taškova, 2006).

La estimación de ocurrencia de un incendio por una u otra estrategia es compleja, no solo por la multitud de factores que determinan su presencia (Rodríguez, 2015), sino también porque estos tienen dinámica propia. Por ello, los incendios forestales han sido catalogados como “eventos complejos, cuya ocurrencia es el resultado de la interacción entre procesos naturales y factores humanos en un entorno social, económico y cultural” (Vasilakos, Kalabokidis, Hatzopoulos, Kallos, & Matsinos, 2007).

La estimación de indicadores de ocurrencia de incendios o del área siniestrada (annual burned area) en una temporada, con base en el análisis de distribución de tamaños de incendio, ha sido una práctica recurrente para analizar su comportamiento general o generar indicadores de ocurrencia de largo plazo (Malamud, Morein, & Turcotte, 1998; Torres-Rojo, Magaña-Torres, & Ramírez-Fuentes, 2007). El supuesto básico es que las superficies siniestradas siguen un proceso estacionario, por lo que su distribución de tamaños no cambia (Federal Emergency Management Agency [FEMA], 2002; Finney, 2005). Estos análisis se han extendido al estudio de incendios de gran magnitud, eventos que han adquirido gran relevancia, debido a que su frecuencia ha aumentado y a que causan el mayor impacto negativo en la cobertura vegetal (Jones et al., 2016). Los estudios han demostrado que las grandes superficies incendiadas constituyen un proceso no estacionario; es decir, su distribución de frecuencias si cambia, por lo que su estimación es más complicada (Holmes, Huggett, & Westerling, 2008; Liu, Stanturf, & Goodrick, 2010; Sun & Tolver, 2012).

En este contexto, el presente trabajo es una contribución al estudio de la distribución de tamaños y su aplicación para estimar indicadores de ocurrencia de superficies extensas afectadas por incendios. El estudio tuvo por objetivo presentar un indicador de la superficie máxima en riesgo de ser afectada por incendios forestales (SeR) en una unidad territorial y a lo largo de una temporada.

Materiales y métodos

Desarrollo del indicador de máxima superficie en riesgo de incendio

La variable aleatoria “superficie anual afectada por incendios forestales” (y) se define como la suma de la superficie afectada por todos los incendios ocurridos a lo largo de un año en una unidad territorial y, como toda variable aleatoria, posee una distribución de densidad f(y) y una función de distribución F(y). Dicha variable se conoce en la literatura anglosajona como “área quemada anual” (annual burned area) y no debe confundirse con la variable “superficie afectada por incendio” (SAI) en una unidad territorial, la cual es la más usada comúnmente para modelar distribuciones de tamaño de incendios. Las distribuciones de frecuencia de la variable SAI exhiben asimetría positiva, similar a la que se ilustra en la Figura 1 para la variable aleatoria y; sin embargo, se caracterizan por tener una cola muy pesada (Jiang, Zhuang, Flannigan, & Little, 2009; Katz, Brush, & Parlange, 2005), que dificulta el modelaje, incluso con el uso de distribuciones de valores extremos (Alvarado, Sandberg, & Pickford, 1998; Jiang & Zhuang, 2011).

Figura 1 Variable aleatoria y (superficie anual afectada por incendios forestales) con distribución de densidad f(y). Se ilustra la máxima superficie en riesgo de incendio (SeR) con probabilidad máxima (P max ) de 5 %. 

En lo que resta del documento, la variable aleatoria y será referida como la superficie afectada y equivale a la suma de superficies afectadas por incendios a lo largo de un año en una unidad territorial. Cabe señalar que esta variable es el indicador más usado para calificar la severidad de una temporada de incendios, el riesgo de la superficie bajo aprovechamiento maderable o para asociar la calidad del aire y salud en presencia de incendios (Wiitala & Carlton,1994). La variable también tiene una asimetría positiva (Figura 1), pero el peso de la cola derecha es menor, debido a que los incendios individuales con afectaciones muy grandes son un sumando más en la suma de superficies afectadas en un año y no representan un valor único en el extremo de la distribución, como sucede en distribuciones de eventos individuales.

Si f(y) es conocida, entonces la máxima superficie en riesgo de incendio (SeR) en una unidad territorial, dado un nivel de probabilidad P max , se define como la superficie que corresponde al valor de y en la cola derecha de f(y) para un nivel de probabilidad P max ; es decir, SeR = F -1 (1- P max ). La SeR es un indicador análogo al valor en riesgo (Jorion, 2000) conocido popularmente como VaR y usado como medida de riesgo en el sector financiero. La SeR se ilustra en la Figura 1 con P max = 5 %. Este indicador, medido en superficie, tiene el atributo de aislar los eventos de valores muy altos (superficie total afectada en un año) de los que ocurren en 1- P max de las ocasiones. Con ello se logra estimar la magnitud de una pérdida poco frecuente, pero de gran escala, sin el efecto de los eventos (superficie afectada en un año) más comunes.

La determinación del valor de P max depende del riesgo que se esté dispuesto a tomar en la estimación de la superficie de máxima afectación. El VaR financiero usa un nivel de probabilidad de 5 %, aunque ocasionalmente utiliza 2.5 % y 1 % (Dowd, 2003). Para la estimación de la SeR, el valor P max = 5 % parece apropiado, ya que aproxima la frecuencia relativa de incendios de gran magnitud (Taylor et al., 2013) y también puede asociarse a un periodo de retorno (PR = 11-Fy ) de 20 años.

Otros indicadores relacionados

Los incendios forestales de gran magnitud regularmente se asocian al cambio climático, mayor acumulación de combustibles o al manejo deficiente de incidentes (Fernandes, Pacheco, Almeida, & Claro, 2016); por ello, los incendios siguen un patrón no estacionario derivado de la misma característica de sus principales causales, lo cual origina que su distribución de probabilidades cambie de periodo a periodo (Read & Vogel, 2016). Este cambio en la distribución de incendios grandes y, por consecuencia, de las superficies afectadas entre el año t-k y el año t, se puede evaluar por la diferencia en el valor de la SeR en ambos tiempos. A esta medida se le denominará en lo subsecuente SeR incremental (ISeR); su cálculo para un periodo de k años, dada una P max (ISeRk,Pmax) se realiza como ISeRk,Pmax=SeRt, Pmax-SeRt-k, Pmax , donde SeR i,j corresponde a la SeR en el periodo i calculada con una P max = j.

La ISeR brinda una métrica de la magnitud y el sentido en que el riesgo de ocurrencia de una superficie afectada cambia en el periodo de k años. Un aumento en la ISeR en un periodo de k años indica que el riesgo aumenta a tasa creciente (no lineal), dada la no linealidad de la cola de la distribución de frecuencias (Dowd, 2003).

La razón entre la superficie afectada por incendios en un año y la superficie forestal total, en cada unidad territorial, es una expresión relativa de la superficie afectada respecto a la superficie forestal. Esta proporción constituye una nueva variable aleatoria x (x = superficie total incendiada/superficie forestal), la cual también tiene una función de densidad f(x). De manera análoga a la SeR, la “máxima proporción de superficie forestal con riesgo de ser afectada por incendios” (PSeR) con un nivel de confianza P max , se definió como la proporción en la cola derecha de f(x) dado un nivel de probabilidad P max .

Si f(x) es conocida para dos momentos consecutivos, es posible calcular una diferencia en la proporción máxima de superficie en riesgo de incendio (PSeR) en un periodo de k años y dada una P max (ISeRk,Pmax). Esta diferencia se denominará PSeR incremental (IPSeR), la cual se estima como IPSeRk,Pmax=PSeRt,  Pmax-PSeRt-k, Pmax , donde PSeR i,j corresponde a la PSeR en el periodo i calculada con una P max = j.

Datos

La superficie afectada por incendios forestales por entidad y por año se obtuvo de la CONAFOR para el periodo 1970-2018. La superficie con cobertura forestal varía año con año derivado de los procesos de cambio de uso del suelo. La estimación de esta cobertura tiene un nivel variable de precisión. Por ello, la superficie forestal se consideró constante en el tiempo y se determinó con base en la última cobertura de vegetación disponible (serie VI del Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2015). Este supuesto hace que la forma de la distribución empírica de la variable PSeR [f(x)] sea similar a aquella de la variable SeR [f(x)], dado que X = Y/k, donde k es constante en todos los años.

Métodos

Cada una de las series de datos de superficie afectada a causa de incendios forestales, por entidad, se ajustó a varios modelos de función de distribución para identificar el modelo de mejor ajuste. Los modelos probados fueron: gama, exponencial, lognormal y Weibull, selección realizada con base en las recomendaciones de varios autores (Alvarado et al., 1998; Cui & Perera, 2008; Cumming, 2001; Jiang & Zhuang, 2011). La función de probabilidad se ajustó a partir de la estimación de una distribución empírica [ F~y ] (Forbes, Evans, Hastings, & Peacock, 2011). Esta distribución se ajustó al modelo de prueba (gama, exponencial, lognormal y Weibull) con el uso del estadístico Dmax de la prueba Kolmogorov-Smirnov, como criterio de minimización de desviaciones. El estadístico se define como Dmax=supyF~y-F^y , donde F^y representa la función de distribución predicha bajo el modelo hipotético. Esta metodología aseguró que los estimadores cumplieran con el criterio Dmax mínimo desde el ajuste. La estimación se realizó con la aplicación Risk Simulator™, desarrollada para Excel.

El desempeño de cada modelo se evaluó con la significancia del estadístico Dmax y dos criterios cualitativos. El primer criterio calificó con un valor de 1 al modelo con mejor significancia, 2 al modelo con la siguiente mejor significancia y así sucesivamente hasta 4 que corresponde al modelo de menor significancia. La calificación de cada modelo en todas las entidades se sumó y se usó como un primer indicador del modelo más recomendable. El segundo criterio calificó con 1 al modelo que brindó el mejor ajuste y 0 para los demás. La suma de estos valores, dividido entre el número de entidades, define la proporción de ocasiones en que un modelo brindó el mejor ajuste.

Una vez elegido el modelo de mayor significancia se procedió a calcular la SeR para valores de P max de 1 %, 5 %, 20 % y 90 % para las series 1970-2008, 1970-2013 y 1970-2018, siguiendo el modelo de mejor ajuste para cada entidad (i. e. no se usó un modelo genérico para todas las entidades). Estos valores de P max se eligieron dado que corresponden a periodos de retorno de 100, 20, 5 y 1 año, respectivamente.

A fin de identificar el poder predictivo de los indicadores desarrollados, la predicción para el año t+1 de un modelo compuesto por la SeR y la ISeR se contrastó con la predicción para el mismo año basada en la variable superficie afectada en el año anterior (SAA), variable que en teoría tiene mayor poder predictivo. El modelo de predicción con la SeR y la ISeR se basa en un modelo lineal de dos componentes: i) un estimador de riesgo sistemático o inevitable relacionado con el riesgo inherente de la unidad territorial y ii) un estimador de la tendencia de la superficie en riesgo, el cual como se ha señalado, aproxima la acumulación de combustibles. El componente de riesgo sistemático se definió por la SeR con P max = 90 % (SeR0.90), debido a que esta superficie es la esperada en un periodo de retorno de un año, mientras que el componente de tendencia se aproximó con la ISeR de los últimos k = 5 años (ISeR5,0.90). El modelo de predicción tiene la forma básica SAA t+1 = β0 + β1 SeRt,  0.90 + β2 ISeR5, 0.90 + e, donde las ß i corresponden a parámetros del modelo y e corresponde al término de error. Este modelo es análogo a un algoritmo de búsqueda en el cual, dado un punto de referencia, se aproxima el siguiente punto con una dirección y un tamaño de paso. El tamaño de paso está definido por el valor de la SeR Pmax , mientras que la dirección se aproxima por la ISeR k,Pmax estimada con la misma P max . Variantes de este modelo se compararon con el modelo de predicción de un retraso, definido por SAA t+1 = β0 + β1 SAA t + e. La comparación se realizó con el criterio de R2.

Resultados

Forma funcional de f(y)

Los ajustes tuvieron significancia alta para el estadístico Dmax en todos los estados, a excepción de Baja California Sur, entidad en la que fue necesario eliminar las observaciones con nula superficie afectada para mejorar la calidad de los ajustes. El modelo lognormal brindó la mejor calificación de acuerdo con los criterios cualitativos, seguido del modelo gama, exponencial y al final el modelo Weibull (Cuadro 1). Lo anterior muestra que la distribución de incendios sigue una función lognormal en la mayoría de los casos, tal y como lo han referido varios autores (Holmes et al., 2008; Reed, 2001; Strauss, Bednar, & Mees, 1989).

Cuadro 1 Calificación de los modelos de función de distribución probados en las series de datos de superficie afectada a causa de incendios forestales por entidad. 

Modelo Significancia ordenada* Entidades con mejor ajuste (%)
Exponencial 75 3
Gama 67 16
Lognormal 38 81
Weibull 120 0

*Valor menor significa mayor significancia.

Superficie máxima en riesgo de incendio (SeR)

La Figura 2 muestra la superficie máxima en riesgo de incendio (SeR) para valores de P max al 1 % (SeR1 %) y al 5 % (SeR5 %). En este gráfico sobresalen los estados de mayor superficie forestal (Chihuahua, Durango, Jalisco, Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas y Guerrero), derivado de su mayor exposición al riesgo (mayor superficie arbolada). Algunos estados como Coahuila, Sonora, Baja California, Zacatecas y Nuevo León mostraron una SeR significativamente grande; sin embargo, el resultado puede ser engañoso dado que la superficie reportada como afectada no necesariamente está relacionada con la superficie arbolada.

Figura 2 Estimaciones de superficie máxima en riesgo de incendio (SeR) para valores de probabilidad máxima (P max ) al 1 y 5 %. 

La Figura 2 resalta las diferencias entre la SeR1 % y la SeR5 % para estados como Quintana Roo, Coahuila, Sonora, Oaxaca, Campeche, Chiapas y Querétaro. El diferencial muestra una mayor ocurrencia de grandes afectaciones en periodos de retorno de 100 años (SeR1 %). Presumiblemente, el diferencial podría estar asociado a condiciones particulares de acumulación de combustibles, condiciones climáticas (temperaturas extremas y vientos específicos), regímenes de fuego, eficiencia de las acciones de supresión o incluso de condiciones socioeconómicas que crean un entorno de mayor riesgo para la propagación de eventos de gran escala. Estas diferencias contrastan con entidades como la Ciudad de México, Estado de México o Sinaloa, donde es evidente que los eventos extremos (i. e. afectaciones totales grandes en un año) en un periodo de retorno de 100 años, no son proporcionalmente más grandes en relación con aquellos que podrían observarse en un periodo de 20 años.

Máxima proporción de la superficie en riesgo de incendio (PSeR)

A diferencia de la SeR, la PSeR es comparable entre unidades territoriales, independientemente de su tamaño y cantidad de superficie forestal; por ello es un índice relativo. La PSeR evaluada con P max = 5 % y P max = 1 % en cada entidad, para el periodo 1970-2018, se muestra en la Figura 3. En esta figura, considerando P max = 5 %, los valores de las entidades con PSeR menor de 3 % se dividieron de aquellas con mayor proporción. Los resultados mostraron algunos patrones interesantes. Los estados de mayor superficie forestal se encuentran dentro del grupo de entidades con PSeR < 3 %; esto es, las afectaciones proporcionalmente mayores no ocurren en las entidades de mayor superficie forestal. De esta forma, entidades como Coahuila, Baja California, Nuevo León y Tabasco, con baja proporción de superficie forestal, presentan altos valores de PSeR. Asimismo, el caso de Baja California destaca con valores muy altos de PSeR (26 %). No obstante, este valor es engañoso dado que la PSeR es relativa a la cobertura forestal y gran parte de los incendios en esta entidad corresponden a pastizales o vegetación semiárida. En una situación similar se encuentran los estados de Coahuila y Nuevo León.

Figura 3 Estimaciones de la máxima proporción de la superficie en riesgo de incendio (PSeR) para valores de probabilidad máxima (P max ) de 1 % y 5 %. Entidades con PSeR < 3 % considerando P max = 5 % (a) y PSeR ≥ 3 % considerando P max = 5 % (b), en el periodo 1970-2018. 

Otro aspecto relevante en los resultados es la PSeR con P max = 1 % (PSeR1 %) para Quintana Roo, entidad con alta incidencia de eventos grandes; su PSeR1 % es proporcionalmente más alta que la PSeR5 %, lo que sugiere mayor probabilidad de que se observen eventos más aislados de gran magnitud que eventos de mediana magnitud. El mismo caso se observa para entidades como Campeche, Tamaulipas, Zacatecas, Yucatán, Querétaro y Baja California.

Proporción de la superficie en riesgo incremental (IPSeR)

Para ejemplificar la PSeR incremental (IPSeR) se usó un periodo k = 10 años. La diferencia se obtuvo comparando la PSeR del periodo 1970-2018 con aquella del periodo 1970-2008 (i. e. el periodo evaluado es 2009-2018). En todos los casos, la comparación se hizo con la forma funcional f(x) que tuvo mejor ajuste para cada estado. La Figura 4 muestra tres grupos de entidades: el primero compuesto por entidades donde la IPSeR es creciente, el segundo grupo con entidades donde prácticamente no hay cambio, y el tercer grupo donde la IPSeR es decreciente para el periodo 2009-2018. Los aumentos en la IPSeR superiores a 2 % solo se observan en la Ciudad de México, Baja California, Quintana Roo y Aguascalientes. Por el contrario, reducciones en la IPSeR solo se observan en Coahuila; el resto de las entidades parece tener cambios muy pequeños durante el periodo analizado.

Figura 4 Valores de proporción de la superficie en riesgo incremental (IPSeR10, 5 %) de incendios entre 2009 y 2018. 

La IPSeR es un indicador de la dirección en que la PSeR cambia durante el periodo analizado y muy probablemente se relaciona con la cantidad de combustible disponible o la mayor incidencia de agentes causales en una unidad territorial. Un ejemplo de su relación con la disponibilidad de combustibles son los estados de Coahuila, Chiapas, México y Nuevo León, que tuvieron superficies incendiadas importantes en el periodo previo (2009-2018) y causaron una reducción en el volumen de combustibles. Tal reducción presumiblemente disminuyó las afectaciones posteriores a este periodo, lo cual se refleja en una IPSeR < 0. Por el contrario, entidades con IPSeR positivos (Ciudad de México, Baja California, Quintana Roo y Aguascalientes) se caracterizan por haber presentado superficies extensas afectadas en un periodo mayor de 10 años, antes de 2009, por lo que muy probablemente recuperaron el inventario de combustibles en el periodo evaluado (2009-2018) y muestran mayor riesgo de tener superficies extensas afectadas después de dicho año. Un resultado que refuerza este argumento es que, en estas entidades, el número promedio de incendios en el periodo analizado fue estadísticamente superior al promedio de toda la serie.

Predicción de superficies afectadas

El Cuadro 2 muestra los resultados de los ajustes realizados para la predicción de la SAA en el año 2014, a partir de variantes de los modelos señalados en la sección metodológica. La ISeR corresponde a aquella entre los periodos 2009-2013 (k = 5). En todos los casos se usó una transformación logarítmica, debido a que el modelo de mejor ajuste es un modelo lognormal. El modelo C brindó estimadores cuya suma de ß i es cercana a la unidad, lo cual es consistente con el modelo teórico SAA t+1 = β0 + β1 SeRt,  0.90 + β2 ISeR5, 0.90 + e y una ß 0 restringida a cero. Por el contrario, en el modelo A no se restringió ß 0 = 0, aunque el ajuste mostró que este estimador es estadísticamente igual a cero (ß = 0), lo que confirmó el resultado esperado para el modelo 3. El modelo D incluyó un componente no lineal para la SeR0.90 (doble logaritmo de SeR0.90) y muestra que la suma de ß i se alejó de la unidad, pero con estimadores más robustos. Finalmente, el modelo autorregresivo (B) mostró un ajuste extraordinario para la predicción de 2014. No obstante, este modelo tiene una evidente restricción para predecir eventos poco frecuentes, ya que requiere de una calibración año con año, a diferencia de los modelos basados en SeR que son más consistentes. En resumen, el modelo D mostró el mejor ajuste; sin embargo, el modelo C presentó mejor parsimonia y fiabilidad.

Cuadro 2 Modelos usados para la predicción de la superficie afectada por incendios en el año anterior con respecto al 2014. 

Variable Modelos
A B C D
Intercepto 14.3744 ns
ln(Superficie afectada 2013) 0.8351*
ln(ISeR 2009-2013) 1.3237* 0.4871* 0.8189*
ln(SeR (Pmax = 90 %)) -0.3916 ns 0.4170* 1.9051*
ln[ln(SeR (Pmax = 90 %))] 1.2691 ns -7.0846*
R2 ajustado 0.5402 0.9431 0.9349 0.9416
Observaciones 32 32 32 32

ns: no significativo; *significativo (P ≤ 0.05).

Discusión

Los ajustes de todas las distribuciones de superficie anual afectada por incendios a lo largo de un año, y para cada una de las entidades federativas, mostraron alta significancia estadística (P ≤ 0.05). Varios autores han señalado que la distribución Pareto es la que mejor ajusta las distribuciones de tamaño de incendios individuales, ya que estas tienen cola muy pesada (Alvarado et al., 1998; Cui & Perera, 2008; Irland, 2013; Schoenberg, Peng, & Woods, 2003); sin embargo, las distribuciones de la superficie total afectada por incendios durante un año en una unidad territorial no mostraron colas tan pesadas, por lo que no requirieron el uso de modelos de valores extremos (i. e. Pareto, Gumbel, Fréchet o Weibull de más de dos parámetros) para su ajuste o la aplicación de técnicas de ajuste especial (i. e. modelo ponderado probabilísticamente). En todos los casos, los modelos probados para ajustar las distribuciones de tamaño de las afectaciones en cada una de las entidades mostraron alta bondad de ajuste. El modelo lognormal destacó por ser el de mejor ajuste en 75 % de los estados, en concordancia con Taylor et al. (2013), quienes proponen dicho modelo para la misma variable (suma de superficies incendiadas en una temporada).

La SeR aproxima la ocurrencia de eventos muy grandes con un nivel de probabilidad, por lo que es un indicador de una posible afectación de gran escala. El indicador es relevante dado que los eventos grandes constituyen menos de 5 % de ocurrencia (Taylor et al., 2013); sin embargo, son los que ocasionan daños mayores (Strauss et al., 1989). La SeR no considera factores como intensidad del evento o los efectos del incendio sobre la estructura o composición de la vegetación afectada; variables que están más ligadas a los índices de riesgo de corto plazo y de aplicación local como los definidos por Adab et al. (2015), Ager et al. (2010), Keeley et al. (1999), Podur et al. (2009) y Preisler et al. (2004). No obstante, un estimador de la ocurrencia de eventos extremos en una unidad territorial resulta útil para estimar un escenario presupuestal en presencia de eventos atípicos (grandes), así como estimar el costo de oportunidad de la falta de protección de un área forestal. Hasta donde se tiene conocimiento, no hay indicadores de riesgo similares a los propuestos en este estudio que hayan sido reportados en la literatura. El más cercano es el de Jiang y Zhuang (2011), quienes usaron distribuciones de valor extremo para estimar los periodos de retorno de grandes incendios forestales con datos de incendios individuales. Como se señaló anteriormente, el periodo de retorno se relaciona con la SeR en tanto se estima la distribución de tamaños y se identifican los valores extremos. El otro estimador cercano es el de Podur, Martell, y Knight (2002), quienes usaron la distribución de la suma de áreas incendiadas anualmente (área quemada anualmente), para evaluar el cambio en los daños derivados de incendios en Canadá; su aproximación usa momentos de la distribución para identificar diferencias en las áreas quemadas, pero no estimaron una probabilidad de ocurrencia de áreas quemadas en grandes extensiones.

La PSeR es un indicador especialmente útil para un planificador central, como podría ser la CONAFOR, ya que brinda información para priorizar regiones o estados ante la posibilidad de tener un evento (superficie total incendiada) atípico de gran magnitud. El conocimiento de las regiones o entidades que podrían tener más riesgo de presentar un evento de estas características mejora la planeación de las necesidades de equipo, recursos humanos y financieros que deberán apostarse en cada entidad para enfrentar las contingencias.

Varios autores señalan que los eventos atípicos grandes están más relacionados con la cantidad de combustible disponible que con las condiciones meteorológicas, aunado al manejo deficiente de incidentes (Fernandes et al., 2016; Taylor et al., 2013). Por ello, las recomendaciones recurrentes para evitar eventos atípicos grandes son reducir la cantidad de combustibles donde sea posible y aumentar el monitoreo de este material, particularmente en las regiones cercanas a la interfaz urbana (Fernandes et al., 2016). En este contexto, la ISeR es un indicador relevante, dado que muestra la dinámica de la SeR en el tiempo y, por tanto, la probable acumulación de combustible dada la mayor o menor ocurrencia de eventos atípicos grandes. Una ISeR pequeña (negativa) está relacionada con eventos atípicos grandes recientes, que seguramente han consumido combustible; por tanto, se esperaría una menor ocurrencia de este tipo de sucesos en el corto plazo. La relación parece tener bases teóricas; sin embargo, es necesaria más investigación que ayude a calibrar el tiempo de acumulación de combustibles con la periodicidad del cálculo de la ISeR, ya que esta variable podría estar relacionada con otras no analizadas como eventos climatológicos extremos, mayor actividad antropogénica ligada a la aparición de incendios, acciones de supresión diferenciadas o un pobre manejo de incidentes, como lo indican Fernandes et al. (2016).

Con base en las estimaciones, las entidades con mayor superficie forestal tienen PSeR más pequeñas, aunque SeR relativamente más grandes. La relación inversa puede atribuirse a factores como: 1) entidades con menos superficie forestal tienen bosques más vulnerables a la aparición de incendios; 2) entidades con mayor cobertura arbórea presumiblemente tienen más superficie bajo manejo maderable, lo que conduce al desarrollo de numerosas actividades para el control de combustibles o la mejora en la oportunidad y eficacia de las actividades de supresión que se realizan. De cualquier forma, es necesaria más investigación sobre este tema, cuyo resultado puede tener alto valor en la planeación de actividades de prevención y supresión de incendios.

Los indicadores SeR, PSeR e IPSeR son herramientas prácticas para estimar la ocurrencia de grandes afectaciones producidas por incendios. Los tres indicadores pueden recalcularse año con año con base en las nuevas estadísticas de incendios y usarse en una aplicación de uso público para actualizar variables tan importantes en la planeación de temporadas de incendio como: 1) la estimación de la superficie máxima que se espera sea afectada en cada entidad o región; 2) la superficie que se espera sea afectada al inicio de la temporada y que puede ser usada como aproximación de alerta temprana e instrumento de planeación de actividades de prevención y control de incendios; 3) la priorización de las regiones por su riesgo a sufrir grandes afectaciones, la cual es una herramienta para la planeación presupuestal de los planeadores centrales; y 4) la estimación de prioridades para realizar actividades de prevención y manejo del fuego, la cual resulta del potencial que la IPSeR tiene para estimar acumulación de combustibles.

El análisis de distribuciones de frecuencias de tamaños de incendios es un área de estudio que puede brindar más información sobre la dinámica de estos eventos y su impacto en el ambiente y la sociedad. Temas como la dinámica de distribuciones conjuntas de superficie y número de incendios o el análisis de la distribución espacial y temporal de tales distribuciones, sin duda, abren un espacio amplio de investigación.

Conclusiones

La distribución de la suma de superficies afectadas por incendios forestales año con año en una entidad se puede modelar con una distribución asimétrica. El modelo lognormal fue el modelo que mejor ajustó tales distribuciones. La superficie en riesgo (SeR) aproxima el área forestal potencialmente afectada por incendios forestales con un determinado nivel de probabilidad. El SeR puede transformarse en proporción de la superficie potencialmente afectada (PSeR) por incendios forestales y ambos indicadores son útiles para la planeación anual de las actividades de prevención y supresión de incendios. Adicionalmente, el estudio mostró que la SeR y su indicador de tendencia (ISeR) son buenos predictores de la superficie que se espera sea afectada al siguiente año. Esto hace que la SeR no solo sea un indicador de riesgo, sino también una variable aproximada de un índice de peligro de corto plazo.

Agradecimientos

Al Dr. Dante Arturo Rodríguez Trejo por sus valiosos comentarios durante la integración de los primeros borradores de este documento, así como a la Gerencia de Incendios Forestales de la CONAFOR por los datos proporcionados.

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Recibido: 07 de Noviembre de 2019; Aprobado: 30 de Junio de 2020

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