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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente

versión On-line ISSN 2007-4018versión impresa ISSN 2007-3828

Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.22 no.1 Chapingo ene./abr. 2016

https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2015.04.014 

Artículos

Encinos mexicanos, un recurso no maderable con potencial para elaborar bebidas tipo Kombucha

Blanca D. Vázquez-Cabral1 

Martha R. Moreno-Jiménez1 

Nuria E. Rocha-Guzmán1 

José A. Gallegos-Infante1 

Silvia M. González-Herrera1 

Claudia I. Gamboa-Gómez1 

Rubén F. González-Laredo1  * 

1Instituto Tecnológico de Durango. Felipe Pescador núm. 1830 Ote., col. Nueva Vizcaya. C. P. 34080. Durango, Dgo., México.


Resumen:

Los encinos (Quercus spp.) son algunos de los árboles más importantes y abundantes en casi todos los bosques templados del hemisferio norte. El sudeste asiático y México destacan como centros de diversidad del género. La investigación sobre el encino se ha enfocado principalmente en sus aplicaciones maderables, siendo poco reconocido su valor como recurso no maderable. La tradición etnobotánica muestra que las infusiones de hojas de encino, solas o combinadas con otras plantas, presentan efectos contra el cáncer gástrico; sin embargo, el análisis sensorial de las infusiones ha mostrado relación inversa entre su aceptabilidad y su contenido fenólico. Por lo anterior, el hongo del té (Kombucha) es una alternativa para fermentar infusiones de encino, mejorando su aceptabilidad y carácter profiláctico. La bebida Kombucha es ligeramente ácida debido a que se prepara a partir de té negro endulzado que es fermentado por el consorcio microbiano Kombucha. El consorcio se forma por bacterias ácido acéticas y levaduras que cambian gradualmente la composición fenólica del sustrato, produciendo una bebida rica en antioxidantes. La conversión metabólica de los polifenoles puede deberse a su glucuronidación, que es un proceso que libera y realza la biodisponibilidad de los fitoquímicos presentes en el encino, incluyendo elagitaninos y flavonoides bioactivos.

Palabras clave: Bebidas nutracéuticas; bebidas funcionales; infusión herbal; polifenoles; Quercus

Abstract:

Oaks (Quercus spp.) are some of the world's most important and abundant trees in nearly all temperate forests of the northern hemisphere. There are two diversity centers for this genus: one is in Southeast Asia, and the other is in Mexico. Studies on the use of oak have mainly highlighted its timber applications. However, its non-timber value is still unappreciated. Ethnobotanical tradition shows infusions from Quercus leaves, alone or in combination with other plants, which have anticarcinogenic effects in gastric cancer patients. Sensorial studies on oak herbal infusions have shown that a higher phenolic content decreases their acceptability. Therefore, a significant alternative for encouraging use of herbal teas is fermentation with the Kombucha culture (black tea fungus). Kombucha drink is reported as a potential health promoter. It is a slightly acidic beverage from fermentation of sweetened black tea with Kombucha consortium, which consists mainly of acetic acid bacteria and yeasts. The phenolic composition and content gradually changes over fermentation time, producing a beverage rich in antioxidants. Metabolic conversion of polyphenols may be due to glucuronidation of original flavonoid compounds. This process enhances the bioavailability of phytochemicals, which include a wide range of bioactive ellagitannins and flavonoids, in oaks.

Keywords: Nutraceutical; herbal infusion; functional drinks; polyphenols; Quercus.

Introducción

Los encinos son árboles que pertenecen a la familia Fagaceae y a uno de los géneros más importantes del mundo: Quercus. Este género se encuentra en casi todos los bosques templados del hemisferio norte, así como en algunas regiones tropicales y subtropicales; algunas especies se encuentran incluso en hábitats más secos en el sudeste de Asia y el noreste de África. En América, los encinos se encuentran desde Canadá hasta Colombia, incluyendo Cuba. Se conocen dos centros de diversidad del género; uno de ellos es el sudeste asiático con más de 125 especies (Valencia, 2004), y el otro es México, en particular las regiones rocosas, donde los encinos son una parte importante de los bosques templados y se destacan entre las comunidades de plantas. La mayoría de los encinos (~95 %) están distribuidos entre los 1,200 y 2,800 m de altitud a lo largo de México, excepto en la península de Yucatán.

Los encinos como un recurso natural en México

El número de especies de encino en México no se sabe con exactitud; algunos autores que estudian su distribución estiman alrededor de 253 especies, mientras que otros calculan entre 135 y 150 especies. El recurso forestal es importante en la ecología y economía de México, especialmente en el estado de Durango, donde alrededor de 44 % (5,402,825 ha) de la superficie total está cubierta por bosques templados de coníferas: es decir, pino-encino (Pinus-Quercus), encino-pino o bosques de encino (Luna-José, Montalvo-Espinoza, & Rendón-Aguilar, 2003). La familia de encinos incluye de seis a nueve géneros y cerca de 600 a 900 especies. En México, tres variantes de estos géneros han sido reconocidas: Quercus (encino rojo, también conocido como Erythrobalanus), Lobatae (encino blanco o Leucobalanus) y Protobalanus (encino intermedio) (Vázquez, Valencia, & Nixon, 2004). Los encinos blancos están mejor distribuidos en zonas montañosas, donde muestran mayor tolerancia ecológica. Los bosques de encino se encuentran en cañones protegidos donde hay mejores condiciones de humedad. La proporción de encino rojo aumenta hacia lugares húmedos, tales como cañones o laderas altas y límites de arroyos. Todos los encinos comparten una serie de características biológicas comunes: tallos leñosos, hojas coriáceas (duras) y presencia de bellotas. La forma de crecimiento de los encinos es como un árbol común (con altura de 3 a 40 m) y algunos como arbustos (alturas de 10 a 60 cm), pero jamás como en el caso del pasto. Las hojas se caracterizan por diferentes tipos de ápice, base, número de costillas, margen, textura, tamaño y color, y propiedades morfológicas que se utilizan en la taxonomía para su clasificación botánica (González-Elizondo, López-Enríquez, González-Elizondo, & Tena-Flores, 2002).

Algunos estudios científicos que han abordado el uso del encino en México destacan principalmente el uso maderable debido a sus importantes propiedades físicas, mecánicas y anatómicas. Aunque este uso es reconocido ampliamente, el uso no maderable ha sido infravalorado, a pesar de que diferentes comunidades étnicas y rurales en todo el país, como parte de su cultura, recolectan y procesan alimentos y medicamentos de encinos (Luna-José et al., 2003). El estudio de los encinos ha recibido poca prioridad, debido a la falta de información biológica y taxonomía compleja. En México existen muchas especies de Quercus que se utilizan para fines no maderables, entre las que destacan: Q. eduardii Trel., Q. sideroxyla Bonpl., Q. durifolia Seemen ex Loes, Q. resinosa Liebm, Q. laeta Liebm, Q. obtusata Boonpl. y Q. grisea Liebm. En el Cuadro 1 se muestran algunas especies de encino con usos no maderables.

Cuadro 1. Especies de encino con uso no maderable en México (adaptación de Arizaga, Martínez-Cruz, Salcedo-Cabrales, & Bello-González, 2009). 

Nutracéuticos provenientes del encino

Desde la antigüedad, las plantas se han utilizado ampliamente con fines medicinales. La mayoría de las hierbas tienen múltiples efectos fisiológicos, debido a que producen una diversidad de fitoquímicos bioactivos especializados que corresponden a las necesidades particulares del metabolismo secundario de la planta. Estos incluyen productos químicos esenciales y no esenciales, como vitaminas y polifenoles que pueden considerarse parte de la cadena alimenticia humana y que también proporcionan efectos benéficos para la salud (Biesalski, 2009). En el caso de las plantas medicinales, los fitoquímicos activos están siempre equilibrados biológicamente. Este balance se basa en la presencia de sustancias adicionales que se potencian entre sí, no se acumulan en el cuerpo y muestran efectos indeseables limitados (Wagner & Ulrich-Merzenich, 2009). Recientemente, estos nutracéuticos han sido recomendados para tratar los síntomas de enfermedades comunes o deficiencias nutricionales; por lo general, dichas sustancias son consumidas al beber una infusión de hierbas, que se define como la bebida producida a partir de partes de plantas secas sumergidas en agua caliente o hirviendo durante unos minutos. El uso de infusiones de hierbas es muy popular debido a su aroma, propiedades antioxidantes y aplicaciones terapéuticas (Manteiga, Park, & Ali, 1997). Los informes etnobotánicos mencionan que las infusiones de algunas especies de Quercus en combinación con otras plantas, como flores amarillas de Solanum rostranum Dunal, muestran efectos anticancerígenos en pacientes con cáncer gástrico, cuando las consumen regularmente (Alonso-Castro et al., 2011). Investigaciones más específicas en relación con estudios antinflamatorios de extractos acuosos de encino se llevaron a cabo por Gharzouli, Khennouf, Amira, y Gharzouli (1999). Ellos demostraron las propiedades citoprotectoras de extractos acuosos de la corteza de raíz de Q. ilex Liebm. en comparación con los extractos acuosos de hojas de Punica granatum Linneo y Artemisia herba-alba Asso. contra daños causados por etanol en el estómago, teniendo el ácido tánico como control positivo. También documentaron que el ácido tánico junto con otros polifenoles, tales como quercetina y ácido elágico, pueden inhibir la bomba de protones presente en las células parietales y así participar en la protección del estómago contra agentes nocivos. En el mismo estudio, Gharzouli et al. (1999) obtuvieron contenidos de fenólicos oligoméricos altos de extractos acuosos de Q. ilex y P. granatum (2.33 a 4.41 mg·mL-1), mientras que en las hojas de A. herba-alba solo encontraron flavonoides monoméricos (0.33 a 0.51 mg·mL-1). Estudios sobre la composición química de Quercus infectoria G. Oliver, tradicionalmente utilizada para el tratamiento de heridas o quemaduras asociadas con infecciones bacterianas, han reportado galotaninos y ácido elágico (Figura 1) en una proporción de 60 a 70 % (Shariatifar, Fathabad, Khaniki, & Nasrabadi, 2014). Se ha reportado que estos compuestos tienen actividad astringente, antidiabética, anestésica local, antibacteriana, antiviral y antinflamatoria, y que actúan como buenos agentes de protección contra el daño oxidativo de los lípidos y proteínas (Charrier, Marques, & Haluk, 1992).

Figura 1. Compuestos químicos relevantes que intervienen en la producción de té Kombucha. 

En estudios adicionales hemos dilucidado el potencial de encino como fuente sostenible de productos de alto valor añadido, como resultado de sus propiedades nutracéuticas. Se han reportado actividades antioxidantes y anticancerígenas de fitoquímicos presentes en infusiones de hojas de encino, y mecanismos de prevención del cáncer con fitoquímicos de encino que tienen potencial terapéutico en modelos in vitro de células humanas (Rocha-Guzmán et al., 2009) y modelos in vivo utilizando ratas Sprague-Dawley (Moreno-Jiménez et al, 2014; Rocha-Guzmán et al., 2012). También se han identificado la actividad antitopoisomerasa en modelos in vitro utilizando levadura mutada, y actividades antimicrobianas contra patógenos entéricos (Sánchez-Burgos et al., 2013). Algunas alternativas para la preparación de productos alimenticios que contienen compuestos fenólicos provenientes de encinos que han mostrado un alto potencial cardioprotector han sido investigadas, especialmente en especies de Q. resinosa (Rivas-Arreola et al., 2010). Recientemente se demostró un efecto gastroprotector importante contra el daño inducido por productos químicos en alimentos y medicamentos antinflamatorios no esteroideos (NSAID por sus siglas en inglés) en modelos de células intestinales humanas (Sánchez-Burgos et al., 2013). La edad o grado de madurez de las hojas de encino determina el contenido de fenoles totales extraíbles; Makkar, Dawra, y Singh (1991) realizaron estudios en varias especies de Quercus y observaron que las hojas más jóvenes mostraron dos o tres veces más contenidos fenólicos (20 a 284 mg·g-1) en comparación con las hoja maduras (8 a 125 mg·g-1). Al parecer, el grado de polimerización aumenta con la edad, así como el contenido de proteína y fenólicos; al mismo tiempo, las actividades biológicas cambian a medida que se convierten en hojas maduras. Por lo tanto, el grado de polimerización de los polifenoles determina la capacidad antioxidante y diversas características de la materia vegetal que se reflejarán en su respuesta biológica.

El encino como infusión de hierbas para la producción de té Kombucha

Se ha estudiado la aceptabilidad de infusiones de hierbas de diferentes especies de Quercus, encontrando que las hojas de encino con mayor contenido fenólico (3 a 13 mg·g-1) tienen menor aceptabilidad (Rocha- Guzmán et al., 2012), tal es el caso del té de hierbas de Q. resinosa, que a pesar de su contenido fenólico saludable comprobado, no es aceptado totalmente por toda la gente. Esto se debe al fenómeno de astringencia, donde los polifenoles presentes unen las proteínas ricas en prolina de la saliva en la boca, dando lugar a un precipitado insoluble. Este estímulo también afecta las propiedades reológicas de la saliva, dando lugar a la fricción y la reducción de la lubricidad. Vázquez-Cabral et al. (2014) utilizaron el microbioma Kombucha (té de hongo chino) para fermentar las infusiones de hojas de encino, lo que aumentó su aceptabilidad sensorial sin detrimento de sus propiedades nutracéuticas. Los resultados de este estudio mostraron mayor capacidad antioxidante y aceptabilidad sensorial, al reducir el sabor astringente distintivo del té de hierbas. Kombucha es una bebida ligeramente ácida que se produce por la fermentación de té negro y azúcar a través de una asociación simbiótica de bacterias y levaduras que forman el "hongo del té". La bebida se remonta a alrededor del 220 a. C. en China, donde fue reconocida por la dinastía Tsin debido a las propiedades energizantes y desintoxicantes de la infusión (Dufresne & Farnworth, 2000), y se ha consumido por sus propiedades profilácticas y terapéuticas en todo el mundo. Este producto de fermentación es conocido por diferentes nombres: en Rusia, donde se ha preparado durante dos siglos, se le llama "Tea Kvass", mientras que en Japón se conoce como "kōcha kinoko". Tradicionalmente, para que un producto sea considerado Kombucha tiene que estar hecho solo de té negro o té verde endulzado, ya que poseen la fuente de nitrógeno que necesitan los microorganismos que se liberan durante la decocción de té como purinas y derivados de xantina, tales como la cafeína, la teofilina y los alcaloides estimulantes del sistema nervioso central (Frank, 1995). La amplia investigación sobre el té negro/verde y sus efectos en la salud es una buena referencia para comprender los mecanismos complejos que intervienen en la actividad fisiológica del té y la Kombucha (Dufresne & Farnworth, 2000). Las células de levadura hidrolizan la sacarosa en glucosa y fructosa produciendo etanol como metabolito (Figura 1) (Reiss, 1994; Sievers, Lanini, Weber, Schuler-Schmid, & Teuber, 1995). Mientras que las bacterias del ácido acético convierten la glucosa en ácido glucónico y la fructosa en ácido acético, existen otros metabolitos producidos tales como el ácido láctico, ácido glucurónico y glicerol. La oxidación de los polifenoles del té durante la fermentación conduce a la formación de catequinas, teaflavinas, ácido teaflavias y polímeros de proantocianidina, así como la síntesis de vitaminas B y ácido fólico (Dufresne & Farnworth, 2000). Los compuestos fenólicos están involucrados en diversas funciones, tales como absorción de nutrientes, síntesis de proteínas, actividad enzimática, fotosíntesis, formación de componentes estructurales y defensa contra factores ambientales adversos. Los polifenoles dietéticos muestran un efecto antioxidante significativo/propiedad de eliminación de radicales; sin embargo, los mecanismos por los que expresan sus efectos benéficos contra varias enfermedades crónicas comunes, tales como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer, no están totalmente claros, pero al parecer implican la interacción con vías de señalización molecular y maquinaria relacionada que regulan los procesos celulares como la inflamación (González et al., 2011).

Las bacterias y los hongos en Kombucha forman una simbiosis poderosa que es capaz de inhibir el crecimiento de bacterias contaminantes potenciales (Balentine, Wiseman, & Bouwens, 1997; Liu, Hsu, Lee, & Liao, 1996). Las principales bacterias que se encuentran en el hongo del té son: Acetobacter xylinum Brown (Balentine et al., 1997), Bacterium gluconicum Hermann (Reiss, 1994), Acetobacter aceti Pasteur y Acetobacter pasteurianus Kozulis & Parsons (Liu et al., 1996). Las levaduras comunes identificadas en el hongo del té son: Schizosaccharomyces pombe Lindner, Saccharomycodes ludwigii Hansen, Kloeckera apiculata Reess, Saccharomyces cerevisiae Meyer, Zygosaccharomyces bailii Barnett, Brettanomyces bruxellensis Kufferath & Von Laer, B. lambicus Koff & Van Laer, B. custersii Florenz, Candida y Pichia (Balentine et al., 1997; Liu et al., 1996; Mayser, Fromme, Leitzmann, & Gruender, 1995). En consecuencia, la bebida de Kombucha ha mostrado actividad antimicrobiana al igual que las bebidas fermentadas producidas a partir de otras infusiones de hierbas como Thymus vulgaris L., Lippia citriodora Palau, Rosmarinus officinalis L., Foeniculum vulgare Mill. y Mentha piperita L. (Battikh, Bakhrouf, & Ammar, 2012). Estos análogos de Kombucha han mostrado gran potencial antimicrobiano, en particular contra cepas de Candida, que los convierte en bebidas de salud prometedoras. Curiosamente, el potencial antimicrobiano de las bebidas de Kombucha no solo se debe a la acidez o a sus ácidos orgánicos (glucónico, glucurónico, láctico, y acético), sino también a otros metabolitos biológicamente activos (polifenoles, vitaminas, aminoácidos, antibióticos y micronutrientes) que se biosintetizan durante el proceso de fermentación, mejorando el perfil nutracéutico de la bebida.

El proceso de fermentación del té Kombucha implica como primera etapa, la acción de la levadura que fermenta la glucosa y fructosa en etanol, que continúa la oxidación a ácido acético mediante la acción de las bacterias de ácido acético. La principal fuente de carbono en este proceso es la sacarosa. Esta azúcar se hidroliza mediante la enzima invertasa proveniente de la levadura en el consorcio de Kombucha, dejando disponible la fructosa y glucosa. Las levaduras metabolizan el azúcar con preferencia inicial por la fructosa para producir etanol. La glucosa no metabolizada inicialmente por la levadura se utiliza por las bacterias en el consorcio y mediante la acción de la catalasa se convierte en ácido glucono delta lactona, que se transforma espontáneamente en ácido glucónico (Figura 1). Otra forma de metabolizar la glucosa es mediante la oxidación a ácido glucurónico. La importancia fisiológica de este ácido orgánico se basa en su capacidad para conjugarse con diversas sustancias endógenas y exógenas (es decir, xenobióticos) que forman glucurónidos, los cuales se producen mediante una reacción catalizada por la enzima udp-glucuronil transferasa. Las moléculas hidrófobas pequeñas que contienen oxígeno, nitrógeno, azufre o grupos funcionales de carboxilo pueden conjugarse químicamente con ácido glucurónico para producir glucurónidos más polares y ácidos que son más solubles en agua a pH fisiológico en comparación con los precursores, alterando sus propiedades de metabolismo, transporte o excreción.

Algunos de los efectos positivos atribuidos al consumo de Kombucha, basados principalmente en testimonios y observaciones personales, son: propiedades antibióticas, regulación intestinal y gástrica, actividad glandular, alivio de dolencias reumáticas, control de gota, tratamiento contra hemorroides, nivel de colesterol y regulación de aterosclerosis, limpieza de toxina en la sangre, y como control para la diabetes, nerviosismo y problemas de envejecimiento; algunas propiedades han sido probadas mediante estudios científicos y experimentales. En 1995, la Food and Drug Administration (FDA) reportó dos casos de enfermedad graves donde se involucró el consumo de Kombucha. Una persona murió debido a perforaciones en el tracto intestinal causadas por acidosis grave, y la otra persona que sobrevivió mencionó que había aumentado el tiempo de fermentación de 7 a 14 días. Estos casos se investigarony se concluyó queelconsumode Kombucha no es perjudicial a bajas dosis de 100 mL·día-1. La FDA recomienda que el periodo de fermentación no exceda los 10 días, debido a que el aumento de la acidez puede conducir a niveles potencialmente dañinos para los consumidores (Nummer, 2013).

Jayabalan, Subathradevi, Marimuthu, Sathishkumar, y Swaminathan (2008) encontraron que el contenido fenólico total en el té negro aumentó gradualmente (de 80 a 100 µg·g-1) con el tiempo de fermentación (0 a 18 días), obteniendo un nivel alto de antioxidantes con la capacidad de capturar radicales libres y especies reactivas de oxígeno. Un caso similar fue reportado por Vázquez-Cabral et al. (2014), quienes observaron que el contenido fenólico (~1 mg·g-1) se relaciona con el tiempo de fermentación, aunque la aceptación sensorial se ve afectada. Esto último se atribuyó a la reducción de aceptabilidad sensorial de los metabolitos de biotransformación de sacarosa que interfieren con el sabor, así como la presencia de flavan-3-oles tales como la catequina y epicatequina. Es posible que la conversión metabólica de los compuestos fenólicos en infusiones de encino mediante el microbioma Kombucha se deba a la glucuronidación de compuestos flavonoides. Esto puede aumentar su biodisponibilidad, siendo las hojas del encino una rica fuente de elagitaninos y flavonoides, que han mostrado actividades biológicas importantes en pruebas in vitro e in vivo.

Conjugación de polifenoles y su biodisponibilidad

La biodisponibilidad puede entenderse como la integración de varios procesos por los cuales una fracción de un nutriente o medicamento ingerido está disponible para la digestión, absorción, transporte, uso y eliminación (Hurrell & Egli, 2010). Un aspecto importante en relación con la biodisponibilidad de los polifenoles es su estabilidad química durante la digestión gástrica y curso intestinal. El consumo total de polifenoles implica una interacción compleja que incluye la bioquímica de glucósidos de polifenol, su metabolismo de aglicón y la tasa de transporte de cada forma. La mayoría de los flavonoides que entran en la circulación sistémica en forma conjugada son sulfatados o glucuronizados.

La mayoría de las actividades biológicas in vitro se realizan utilizando las formas de aglicona de los glicósidos de polifenol. En particular, la mayoría de los flavonoides, excepto las catequinas, están presentes en plantas y alimentos como B-glucósidos. Se reconoce que la glicosilación influye en las propiedades químicas, físicas y biológicas de los polifenoles. Una vez ingeridos, y antes de entrar en la circulación general, estos glucósidos pueden sufrir hidrólisis (Berrin, McLauchlan, Needs, & Williamson, 2002; Németh, Plumb, Berrin, & Juge, 2003). Después que los flavonoides se hidrolizan pueden someterse a la conjugación mediante reacciones de metilación, sulfatación o glucuronidación, ya que muestran en general una capacidad alta de conjugación en sus concentraciones plasmáticas muy bajas (Manach, Scalbert, Morand, & Remesy, 2004). Las catequinas se someten a una biotransformación amplia, incluyendo glucuronidación, lo que aumenta su biodisponibilidad. La bioconversión de flavan-3-oles como la metilación u otras reacciones de conversión puede ocurrir en los enterocitos o más tarde en las células hepáticas (Tapiero, Tew, Nguyen Ba, & Mathé, 2002). Dentro de los enterocitos, las agliconas se convierten en glucurónidos que pueden pasar a través de sus membranas basolaterales, viajando hasta el sistema vascular y posteriormente a la circulación sistémica; también pueden ser transferidos de regreso al compartimiento luminal por P-glicoproteína o proteínas resistentes a múltiples fármacos.

La glucuronidación es una de las reacciones más comunes utilizadas por el hígado para producir metabolitos polares (hidrófilos). La glucuronidación implica la transferencia de componentes de ácido glucurónico a partir de ácido udp-glucurónico a un sustrato mediante cualquier udp-glucuronosil transferasa. Se sabe que el ácido udp-glucurónico es un intermediario en el proceso y se forma en el hígado. Las sustancias resultantes de la glucuronidación se identifican como glucurónidos y son más solubles en agua. Por lo tanto, este sistema se utiliza por el cuerpo humano para permitir la eliminación posterior a través de la orina o heces. Las hormonas también pueden someterse a glucuronidación para permitir la transportación más fácil por todo el cuerpo. La conjugación de las moléculas xenobióticas con especies moleculares de hidrófilos tal como el ácido glucurónico se conoce como Metabolismo Fase II.

Los experimentos in vitro que utilizan agliconas flavonoides o conjugados glicosilados (Lolito, Zhang, Yang, Crozier, & Grei, 2011) han demostrado que la glucuronidación quercetina o sulfatación quercetina afectan su resultado inhibitorio sobre la expresión de moléculas de adhesión, mientras que la metilación conserva su actividad antinflamatoria. El galato de epigalocatequina no conjugado altamente documentado (EGCG) es la forma más abundante detectada en el plasma, con una relación que va desde 77 a 90 % de la ingesta. Por otro lado, otras catequinas parecen altamente conjugadas con grupos de ácido glucurónico y/o sulfato (Rahman, Biswas, & Kirkham, 2006).

La glicosilación afecta las propiedades químicas, físicas y biológicas de los polifenoles. La extracción de azúcar proveniente de flavonoides glicosilados, mediante la acción de glicosidasas y por consiguiente la acción hidrófila, induce una difusión pasiva de la aglicona a través de las microvellosidades intestinales. Los polifenoles dietéticos son sustratos de βglucosidasas, udp-glucuronosil transferasa o catecol-O-metilo transferasa en el intestino delgado, y también de diversas enzimas fase I y II en el hígado (Rechner et al., 2002). En cuanto a la bioconversión de flavan-3-oles y flavonoles, dos importantes subclases de flavonoides asociados con la salud humana, pueden ocurrir reacciones de conjugación (metilación, sulfatación y glucuronidación) tanto en los enterocitos como en las células hepáticas. Los flavanoles, tales como (-)-epicatequina están a menudo acilados, especialmente por el ácido gálico. Las sustituciones galoilas resultantes no afectan aparentemente los coeficientes de partición de compuestos y su biodisponibilidad tan dramáticamente como lo hace la glicosidación (Tapiero et al., 2002). Los flavan-3-oles aparentemente pasan a través de membranas biológicas y son absorbidos sin desconjugación o hidrólisis. Por lo tanto, cuando se consume (+)-catequina, a dosis de 2 g, su fracción de plasma varía de 0.2 a 2 % del total consumido, detectándolo después de 30 min como catequina sin conjugación y después de 120 min como catequina metilada. Después de 8 h, 40 % de la catequina se detecta en la orina como derivado metilado, sulfatado y glucuronizado. Los flavan-3-oles no alteran los niveles de antioxidantes endógenos y productos de bioconversión en presencia de ácidos fenólicos tales como vanílico, 4-hidroxibenzoico, 3,4-dihidroxibenzoico, y 3-metoxi- 4-hidroxihipurico (Rodrigo, Miranda, & Vergara, 2011).

Otros compuestos modelo como el ácido elágico y los elagitaninos han mostrado actividad antitumoral en pruebas in vitro e in vivo. Tales compuestos se han propuesto como profitoestrógenos debido a que la biodisponibilidad de los metabolitos derivados de elagitaninos de la microflora del colon, conocidos como urolitinas (derivados de hidróxido benzopiran- 6-ona), han mostrado actividad antiestrógena en modelos in vitro (Larrosa, González-Sarrías, García- Conesa, Tomás-Barberán, & Espín, 2006). Azorín-Ortuño et al. (2008) evaluaron in vivo la seguridad de un encino con sabor a leche en polvo, pero no fue posible detectar elagitaninos y metabolitos derivados en el hígado, riñón y útero de ratas, debido a la baja cantidad de elagitaninos administrados (0.094 mg·día-1). Sin embargo, fue posible identificar urolithin A glucurónido en la orina y urolithin A en las heces, confirmando que la producción como metabolitos derivados de la microflora es independiente de la estructura o concentración de los elagitaninos. Espín et al. (2007) evaluaron la biodisponibilidad y metabolismo de elagitaninos de cerdo ibérico y la distribución en diferentes tejidos con el fin de proporcionar información sobre la biodisponibilidad en humanos. Los autores mostraron que los elagitaninos liberan ácido elágico en condiciones fisiológicas in vivo, que se metaboliza gradualmente en el intestino para producir urolithin D y C, finalizando con urolithin A y B. Cuando se absorben los metabolitos, la primera glucuronidación puede ocurrir en las células intestinales, encontrando su camino a la aorta; una vez que los compuestos están en el hígado, se metabolizan para producir glucurónidos y sulfatos que pueden secretarse en la bilis. La presencia de ácido elágico en la bilis y la orina, y la ausencia en tejidos intestinales, sugiere que dicho ácido se puede absorber en la primera parte del tracto gastrointestinal.

El uso de otras hierbas analógicas como el romero (R. officinalis) ha despertado gran interés científico, debido a sus principales componentes diterpénicos: ácido carnósico y carnosol, que confieren significado biológico de la planta, incluyendo actividades antinflamatorias, antiobesogénicas, antiangiogénicas y anticancerígenas. Romo-Vaquero et al. (2013) llevaron a cabo un estudio sobre el perfil metabólico del lumen intestinal, hígado, plasma y cerebro en ratas hembras Zucker tratadas con extracto oral de romero, señalando que la conjugación de ácido carnósico y carnosol se debe principalmente a la glucuronidación. La presencia del glucurónido de ácido carnósico en el hígado y el plasma se confirmó, aunque la incidencia de ácido carnósico metilado fue más abundante en el plasma que en el intestino y el hígado.

Conclusiones

Se espera que los recursos no maderables, tales como las hojas de encino, sean de uso sostenible para beneficio de la salud humana. Sin embargo, todavía es necesario aclarar la bioconversión de polifenoles en sistemas de fermentación que utilizan al hongo de Kombucha, sobre todo en infusiones de encino, lo cual proporcionaría información valiosa sobre los mecanismos de consumo del sustrato. De esta manera, se puede mostrar un panorama abierto a una gran fuente de materiales a base de plantas forestales, para ser utilizados como análogos de Kombucha tal como las infusiones de hojas de encino con presunta biodisponibilidad y bioactividad altas.

References

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Recibido: 14 de Abril de 2015; Aprobado: 01 de Diciembre de 2015

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