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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente

On-line version ISSN 2007-4018Print version ISSN 2007-3828

Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.19 n.3 Chapingo Sep./Dec. 2013

https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2012.07.044 

Germinación, infestación y viabilidad en bellotas de Quercus polymorpha (Schltdl. & Cham.) tras un año de almacenamiento

 

Germination, infestation, and viability in acorns of Quercus polymorpha (Schltdl. & Cham.) after 1-year storage

 

Claudia González-Salvatierra; Ernesto I. Badano*; Joel Flores; Juan P. Rodas

 

División de Ciencias Ambientales, Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, A. C. Camino a la presa San José, San Luis Potosí. 2055. C. P. 78216. S. L. P., México. Correo-e: ernesto.badano@ipicyt.edu.mx; Tel.: +52 444 8342049; Fax: +52 444 8342010 (*Autor para correspondencia).

 

Recibido: 10 de julio, 2012
Aceptado: 26 de agosto, 2013

 

Resumen

Los encinos blancos tienen semillas recalcitrantes que se mantienen viables por corto tiempo. Sin embargo, esta información es escasa para encinos mexicanos. Este es el caso de Quercus polymorpha, una especie tolerante a la sequía y ampliamente distribuida en la Sierra Madre Oriental que puede utilizarse en programas de restauración forestal. Las bellotas son colectadas durante la época reproductiva y son almacenadas por varios meses antes de su germinación. Este estudio se enfocó en 1) determinar cuántas semillas se pierden durante el almacenamiento debido a factores fisiológicos relacionados con su viabilidad, 2) cuantificar las semillas que se pierden por otros factores, y 3) evaluar si la estratificación fría puede estimular la germinación de las bellotas. Las bellotas utilizadas fueron almacenadas durante un año. El 70 % de las bellotas estaban parasitadas por insectos antes de su almacenamiento, mientras que el 20 % perdió su viabilidad debido a factores fisiológicos o infestación por hongos. Los ensayos de germinación se llevaron a cabo utilizando sólo bellotas potencialmente viables, las cuales fueron sometidas a tres periodos de estratificación en frío (0, 20 y 50 días). El experimento mostró que las bellotas estratificadas durante 50 días tienen mayores tasas de germinación (64.2 %) que las de 20 (44.8 %) y 0 días (16. 5 %).

Palabras clave: Estratificación en frío, parasitismo de semillas, insectos, hongos, pruebas de viabilidad.

 

Abstract

White oaks have recalcitrant seeds that remain viable for short periods of time, but this information is still conspicuously lacking for Mexican oaks. This is the case of Quercus polymorpha, a drought-tolerant species widely distributed across Sierra Madre Oriental that can be used in forest restoration programs. The acorns used to develop their saplings are collected during the reproductive season and stored by several months before their germination. This study focused in 1) determining how many seeds are lost during storage because of physiological factors linked to their viability, 2) quantifying how many seeds were lost by other factors, and 3) assessing whether cold stratification can stimulate acorn germination. Acorns used in this study were stored during a round year. We found that 70 % of these acorns were parasitized by insects prior to their storage, while an additional 20 % had lost their viability due to physiological factors or fungal infestation. Germination trials were performed by only using potentially viable acorns, which were subjected to three different cold stratification periods (0, 20 and 50 days). This experiment indicated acorns stratified during 50 days display higher germination rates (64.2 %) than those stratified by 20 (44.8 %) and 0 days (16.5 %).

Keywords: Cold stratification, seed parasitism, insects, fungi, viability tests.

 

INTRODUCCIÓN

México alberga la mayor diversidad de especies de encinos, los cuales se extienden principalmente a través de los bosques templados (Nixon, 1993a). La mayoría de los encinos mexicanos se pueden clasificar en dos grandes grupos: los encinos blancos (sección Lepidobalanus) y encinos rojos (sección Eritrobalanus) (Nixon, 1993b). Con pocas excepciones, las bellotas de los encinos blancos tienen poca o nula latencia y normalmente germinan después de madurar. Por el contrario, las bellotas de los encinos rojos pueden presentar latencia variable (Zavala-Chávez, 2001, 2004). Los encinos blancos tienen semillas muy recalcitrantes; es decir, la deshidratación reduce drásticamente la viabilidad de la bellota (Bonner, 1996; Gosling, 1989; Guthke & Spethmann, 1993; Pardos, 2000). En el caso de los encinos blancos, la pérdida de agua se inicia casi inmediatamente después que las bellotas son liberadas de los árboles madre y su periodo de viabilidad es inferior a 12 meses (Zavala-Chávez, 2001; Zavala-Chávez & García, 1996). Por lo tanto, en condiciones de campo, la viabilidad de las bellotas es impredecible, ya que depende del equilibrio entre la ganancia/pérdida de agua, que a su vez depende de varios factores ambientales (Vázquez-Yanes & Orozco-Segovia, 1990). A pesar de esta falta de latencia, muchos encinos blancos mexicanos son valiosos para los programas de restauración debido a su plasticidad para establecerse en diferentes tipos de hábitats (Badano, 2011; García-Coll et al., 2004; Návar-Cháidez, 2010). De hecho, la mayoría de los programas de reforestación de encinos en América dependen de trasplantes masivos brinzales en las zonas seleccionadas (Guthke & Spethmann, 1993; Sáenz-Romero, 2003), los cuales se cultivan a partir de bellotas recolectadas en el campo (Arriaga, Cervantes, & Vargas-Mena, 1994; Sáenz-Romero & Lindig-Cisneros, 2004). Sin embargo, en México, las bellotas que se utilizan para desarrollar árboles jóvenes se suelen almacenar por varios meses después de la recolección (Garwood & Lighton, 1990; Vázquez-Yanez & Orozco-Segovia, 1990), y uno de los principales problemas que deben enfrentar los productores es la baja tasa de germinación en las bellotas proporcionadas por los recolectores (Garwood & Lighton, 1990; Vázquez-Yanez & Orozco-Segovia, 1990). Por lo tanto, existen dos factores importantes que deben tenerse en cuenta para la producción de brinzales de encinos: el periodo en que se almacenan las bellotas antes de su germinación y la aplicación de tratamientos para estimular la emergencia de la radícula y el tallo en las bellotas almacenadas (Arriaga et al., 1994; Díaz-Pontones & Reyes-Jaramillo, 2009; Kolotelo et al., 2001; Martínez-Pérez, Orozco-Segovia, & Martorell, 2006; Willan, 1991).

Quizás el método más común utilizado en los viveros para mejorar la germinación de las bellotas almacenadas y obtener uniformidad en el crecimiento de las plántulas es exponerlas a temperaturas frías durante periodos variables (Castro-Colina et al., 2012; Garwood & Lighton, 1990; Vázquez-Yanez & Orozco-Segovia, 1990). En este sentido, el presente estudio resume los resultados de una serie de evaluaciones realizadas sobre bellotas de Quercus polymorpha Schltdl. & Cham., o roble Monterrey, que se distribuye ampliamente en América del Norte y Centroamérica (Simpson, Karges, & Carpenter, 1992). Para esto, bellotas almacenadas durante un año después de su recolección fueron utilizadas: 1) para determinar cuántas de ellas perdieron su viabilidad durante el almacenamiento debido a factores fisiológicos; 2) para cuantificar el número de bellotas que se perdieron por otros factores, tales como el daño por insectos parásitos; y 3) para evaluar si la estratificación en frío puede estimular la germinación de bellotas sanas, no infectadas, que conservaban su capacidad de germinación después del almacenamiento. Este estudio forma parte de un proyecto a largo plazo centrado en determinar las condiciones de germinación y de almacenamiento requeridas por bellotas de encinos mexicanos.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Recolección de bellotas

Las bellotas de Q. polymorpha provenían de bosques de encinos primarios ubicados en los alrededores de Ciudad del Maíz (22° 23’ 59’’ N, 99° 36’ 10’’ O), San Luis Potosí, México. La cosecha de bellotas fue realizada por los agricultores locales en octubre de 2010, recolectando bellotas maduras directamente de las ramas de los árboles madre. Las cúpulas de las bellotas se separaron durante este proceso. Las bellotas cosechadas se colocaron en bolsas de cultivo y se almacenaron inmediatamente en cobertizos locales usados para el almacenamiento de granos, que es el procedimiento más común utilizado por los agricultores mexicanos para acopiar bellotas. En septiembre de 2011, los agricultores nos proporcionaron un total de 28,875 de las bellotas que fueron recogidas y almacenadas en 2010.

Evaluación de la infestación por insectos

Durante la cosecha, los agricultores evitan recoger bellotas dañadas por insectos para asegurarse que sólo se almacenen bellotas potencialmente viables. En el campo, las bellotas que fueron parasitadas por insectos son fácilmente reconocibles porque muestran una perforación pequeña en el pericarpio debido a la aparición del imago y son evitadas por los agricultores. Sin embargo, este es un método a posteriori para evaluar la infestación de las bellotas y, en algunos casos, las bellotas que se recolectan y se almacenan ya están infestadas, pero no se identifican como tales porque el daño (el agujero por el cual emerge el imago) no es evidente hasta varios meses más tarde. Por lo tanto, primero se determinó la cantidad de bellotas infectadas por insectos después de un año de almacenamiento. Para ello, las bellotas proporcionadas por los agricultores se agruparon en cinco lotes de igual tamaño (5,775 unidades cada uno). Cada lote estuvo conformado por bellotas seleccionadas al azar de las bellotas totales disponibles. La prueba de flotabilidad se aplicó en estos lotes para separar las bellotas potencialmente viables de las que estaban infectadas (Flores-Cano, Badano, & Flores, 2012; Zavala-Chávez & García, 1996). Esta prueba se llevó a cabo mediante la colocación de las bellotas en recipientes (100 L) previamente llenos de agua. Después de 24 h, se supuso que las bellotas flotantes estaban infectadas debido a que los cotiledones y embriones habían sido consumidos por los parásitos (es decir, la bellota está vacía) (Zavala-Chávez & García, 1996). Por el contrario, se asumió que las bellotas hundidas eran potencialmente viables debido a que su contenido estaba intacto (Zavala-Chávez & García, 1996). Sin embargo, ya que las bellotas flotantes en esta prueba pueden ser inviables debido a otros factores, además de la infestación por insectos (por ejemplo, la desecación o carencia de embrión), todas las bellotas flotantes y hundidas de cada lote fueron inspeccionadas y diseccionadas para evaluar si presentaban daños por insectos. Las bellotas hundidas fueron utilizadas posteriormente para llevar a cabo otras pruebas de viabilidad. Estas bellotas se colocaron en bandejas de plástico y se mantuvieron en condiciones de laboratorio (25 °C) hasta que se llevaron a cabo las pruebas. Todas las pruebas adicionales aplicadas a las bellotas hundidas se realizaron en un plazo de 12 h después de finalizar la prueba de flotabilidad.

Se contaron las bellotas flotantes y las hundidas de cada lote, para estimar la relación entre las bellotas infectadas y las potencialmente viables. Estas proporciones se compararon posteriormente contra un valor esperado de cero mediante el uso de una prueba t para medias simples (Zar, 2010). En este análisis, si la proporción entre las bellotas infectadas y las potencialmente viables difiere significativamente del valor esperado (cero), entonces se asume que una cantidad sustancial de bellotas se perdió debido a la infección por insectos.

Prueba de viabilidad de bellotas

En esta prueba sólo se utilizaron las bellotas hundidas en la prueba de flotabilidad para evaluar la cantidad de bellotas que perdieron su viabilidad después de un año de almacenamiento debido a los procesos fisiológicos. Para ello, se seleccionaron al azar cuatro lotes, incluyendo 20 bellotas de cada uno de la reserva total de bellotas hundidas. Estos lotes se reunieron inmediatamente después de terminar la prueba de flotabilidad. Se realizó una pequeña incisión en el pericarpio de cada una de estas bellotas y los lotes se incubaron por separado en solución al 1 % de sal de tetrazolio (cloruro de 2, 3, 5-trifeniltetrazolio) a 20-25 °C, en oscuridad, durante 24 h. En esta prueba, las bellotas viables se evidencian cuando la sal de tetrazolio (incolora) reacciona con el hidrógeno liberado por las enzimas deshidrogenasas activas, lo que sólo es posible si las células de los embriones están vivas y, por lo tanto, la sal se reduce químicamente a un colorante rojo no difusible, el formazán (Black, Bewley, & Halmer, 2006). Después de 24 h de incubación en solución de tetrazolio, las bellotas fueron partidas a la mitad para evaluar si sus embriones estaban manchados de rojo y se calculó la relación entre las bellotas inviables y las viables para cada lote. Posteriormente, se realizó una prueba t similar a la descrita anteriormente para determinar si se produjo una reducción sustancial en la viabilidad de aquellas semillas que no estaban infectados por los insectos.

Efectos de la estratificación en frío sobre la germinación de bellotas

Para determinar si la estratificación en frío puede estimular la germinación de las bellotas, se seleccionaron al azar tres lotes de 320 bellotas cada uno provenientes del total de bellotas hundidas en la prueba de flotabilidad. En primer lugar, estos lotes de bellotas fueron esterilizados por inmersión en una solución al 1 % de hipoclorito de sodio durante 10 min y, posteriormente fueron lavadas con agua destilada estéril en condiciones asépticas dentro de una cámara de flujo laminar. Debido a que estas bellotas se sumergieron en agua durante 24 h en las pruebas de flotabilidad, todas recibieron el mismo periodo de hidratación. Por lo tanto, las bellotas de los tres lotes se sometieron a las mismas condiciones de normalización para inducir la germinación antes de iniciar los tratamientos de estratificación descritos a continuación. De los tres lotes de bellota, uno no fue estratificado (control) y estas bellotas se colocaron inmediatamente en una bandeja de plástico que contenía una mezcla de suelo limoso húmedo, para evaluar su germinación. Los otros dos lotes se sometieron a la estratificación en frío en diferentes periodos (20 y 50 días, respectivamente). La estratificación en frío se llevó a cabo mediante la colocación de los lotes de bellota en una cámara refrigerada a 4 °C y 100 % de humedad relativa. Después de los tratamientos de frío, los lotes de bellota también se germinaron en bandejas de plástico con una mezcla de suelo limoso húmedo.

Debido a que los tratamientos de estratificación terminaron en diferentes momentos (0, 20 y 50 días), los ensayos de germinación para estos tratamientos se iniciaron en diferentes momentos; en otras palabras, los ensayos de germinación se iniciaron secuencialmente después de acabada la estratificación. Sin embargo, todos los ensayos de germinación se llevaron a cabo en las mismas condiciones. Para esto, las bandejas que contenían las bellotas de los diferentes tratamientos de estratificación se colocaron en una cámara de crecimiento a 25 °C y 70 % de humedad relativa, con un fotoperiodo de 12 h de luz/oscuridad. En todos los casos, la germinación de bellotas se monitoreó cada dos días durante 100 días y se asumió que la germinación había ocurrido al registrar la emergencia de la radícula a 5 mm. Después de finalizados todos los ensayos de germinación, se realizaron análisis de tiempo de falla para determinar si la estratificación en frío aumentó las tasas de germinación de las bellotas, y para evaluar si los diferentes periodos de estratificación afectaron diferencialmente este proceso. La germinación de una bellota en particular, en una fecha de monitoreo determinada, se registró como una "falla" y, por lo tanto, estos análisis consideraron a cada bellota como una réplica (Lee, 1980). El método de Kaplan-Meier (Kaplan & Meier, 1958) se utilizó para estimar la tasa de germinación de cada tratamiento de estratificación. La prueba Chi cuadrada de Wilcoxon generalizada de Gehan (Lee, 1980) se empleó para comparar las tasas de germinación entre los tratamientos de estratificación. Si se detectaban diferencias, se realizaban comparaciones por pares entre los tratamientos mediante el uso de pruebas para dos muestras de Cox-Mantel (Lee, Desu, & Gehan, 1975).

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La prueba de flotabilidad indicó que 70 % de las bellotas eran inviables (Figura 1). Entre los cinco lotes de bellotas en que se llevó a cabo esta prueba, la relación promedio entre las bellotas infectadas (flotantes) y las potencialmente viables (hundidas) fue de 2.41 (± 0.29 S. E.). Esta relación fue significativamente mayor que cero (t(1,4) = 8.193, P = 0.002), lo que indica que los insectos causaron pérdidas sustanciales durante el almacenamiento de las bellotas. La posterior inspección visual de las bellotas flotantes mostró que el 96.3 % tenía pequeños agujeros en su pericarpio, entre 1.5 y 2.0 mm de diámetro, lo que sugiere que insectos adultos habían surgido durante el almacenamiento (Figura 2A). El restante 3.7 % de las bellotas que flotaron en esta prueba no mostró daños externos aparentes, pero se asumieron como inviables debido a otros factores (por ejemplo, fallas en su desarrollo). Las bellotas que estaban hundidas en esta prueba no mostraron daños externos aparentes. En las especies de encinos europeos con frecuencia se han reportado daños por insectos posteriores a la dispersión. Por ejemplo, Csóka y Hirka (2006) indicaron que los insectos parásitos pueden consumir de 36 a 61 % de las bellotas producidas en un evento reproductivo único en los bosques de Hungría, mientras que Branco, Branco, Merouani y Almeida (2002) mostraron que 68 % de las bellotas producidas por encinos portugueses pueden ser infestadas por gorgojos casi inmediatamente después de haber sido liberados de la planta madre. Además, en el sureste de España, se mostró que las tasas de depredación postdispersión en Q. ilex estaban relacionadas negativamente con el tamaño de la bellota, donde las bellotas más grandes son mayoritariamente preferidas por los depredadores de semillas (Gómez, 2004). En nuestro caso, se reportó que, en el sitio donde se recogieron bellotas para este estudio (Ciudad del Maíz, México), Q. polymorpha produce bellotas de tamaño similar (1.38 g) (Flores-Cano et al., 2012) y, por lo tanto, la masa de las semillas no sería una fuerza importante que promueva la infestación de bellotas por insectos durante el almacenamiento. En efecto, se ha sugerido que el parasitismo por insectos en los encinos de México ocurre mientras las bellotas todavía se encuentran en el árbol madre (Cibrián-Tovar, Mendez-Montiel, Campos-Bolaños, Yates, & Flores-Lara, 1995). Sin embargo, los estudios que reportan tasas de infestación de bellota siguen siendo escasos. Después de revisar la literatura publicada, se observa que sólo un estudio ha evaluado el impacto del parasitismo por insectos en bellotas de Q. candicans, reportando que hasta 21.6 % de las bellotas producidas por esta especie de roble son infestadas por insectos en un bosque de niebla del estado de Veracruz (Díaz-Fleischer, Hernández-Arellano, Cano-Medina, Cervantes-Alday, & López-Ortega 2010). En comparación con los resultados, se considera que las tasas de infestación por insectos pueden ser aún mayores si las bellotas se almacenan durante periodos prolongados en cobertizos agrícolas.

Hasta 61 % de las bellotas en las que se aplicó la prueba de tetrazolio mostraron embriones teñidos de rojo (Figura 2B), lo que sugiere que eran viables. Las bellotas restantes, utilizadas en este ensayo, no mostraron ninguna reacción a la sal de tetrazolio, posteriormente se observó que la pérdida de viabilidad se debía a otros factores. La proporción promedio entre las bellotas inviables y las viables en la prueba de tetrazolio fue 0.64 (± 0.06 S. E.), y el análisis estadístico indicó que esta relación fue significativamente mayor que cero (t(1,3) = 9.629, P = 0.003). Aunque estos resultados no son del todo concluyentes, ya que las pruebas de tetrazolio también debieron realizarse antes del almacenamiento; estos hallazgos sugieren que, si las bellotas no están parasitadas por insectos, una cantidad sustancial de bellotas puede conservar su capacidad de germinación después de un año de almacenamiento (Figura 1). Esto contradice un tanto la suposición general de que los encinos blancos tienen semillas muy recalcitrantes, que rápidamente pierden su viabilidad si son almacenadas (Kibinza et al., 2011). En este sentido, es importante destacar que hay un grupo de semillas que está entre las recalcitrantes y las ortodoxas; es decir, el grupo de semillas intermedias (Ellis, Hong, & Roberts, 1990). Se propuso que algunas especies de encinos blancos pertenecen a este grupo, como ocurre con Q. lyrata en el sur de Estados Unidos, cuyas bellotas mantienen niveles elevados de viabilidad (95.8 %) durante un año (Bonner & Vozzo, 1987). Por lo tanto, aunque Q. polymorpha parece tener menor capacidad para retener la viabilidad en comparación con otras especies de encinos, nuestros resultados permiten proponer que sus bellotas pueden pertenecer a este grupo. A pesar de esta la alta viabilidad detectada con la prueba de tetrazolio, es importante tener en cuenta que 39 % de esas bellotas aparentemente no dañadas (se hundieron en la prueba de flotabilidad y no mostraron agujeros en sus pericarpio) eran inviables. Después de partir las bellotas a la mitad, se observó que la pérdida de viabilidad se debió a dos factores. Por un lado, 21 % de las semillas sometidas a la prueba de tetrazolio no mostró signos de daños, pero sus embriones no estaban manchados de rojo (Figuras 1 y 2B). Esto sugiere que perdieron su capacidad fisiológica para germinar debido a factores ambientales, probablemente pérdida excesiva de agua y desecación del embrión (Zavala-Chávez, 2004). Por otra parte, 18 % de estas bellotas mostró sus cotiledones y embriones infestados por hongos (Figuras 1 y 2c), lo que indica que, además de los insectos, la infestación por hongos también puede promover la pérdida de bellotas durante el almacenamiento. Se ha sugerido que la infestación por hongos está estrechamente vinculada al parasitismo de insectos debido a que los hongos penetran las bellotas a través de los agujeros de oviposición realizados por los insectos (Csóka & Hirka, 2006). Sin embargo, se deben realizar más estudios para determinar la importancia relativa de los hongos y los insectos como las causas de las pérdidas de bellotas tanto en condiciones de campo como en almacenamiento.

Al extrapolar los resultados descritos en los párrafos anteriores al número total de bellotas obtenidas (28,875) de los agricultores, las pruebas de viabilidad (pruebas de tetrazolio y flotabilidad) junto con los análisis observacionales, permiten concluir que 82 % de las bellotas de Q. polymorpha se pierden después de un año de almacenamiento. El principal factor que contribuye a la pérdida de semillas parece ser los insectos parásitos, que representaron el 70 % de las bellotas (Figura 1). Tanto la infestación por hongos como la pérdida fisiológica de viabilidad representaron el 6 % del total de las bellotas, cada uno. Por lo tanto, después de un año de almacenamiento, sólo el 18 % de las bellotas parecen ser viables (Figura 1).

Los ensayos de germinación realizados en las cámaras de crecimiento indicaron que las bellotas no estratificadas tuvieron el porcentaje final de germinación más bajo (16.5 %), mientras que el más alto se registró en las bellotas estratificadas en frío durante 50 días (64.2 %). El porcentaje final de germinación de las bellotas (44.8 %) que fueron estratificadas durante 20 días fue intermedio (Figura 3). Estos resultados difieren de los de Flores-Cano et al. (2012), quienes encontraron porcentajes de germinación inferiores al 10 % para las bellotas Q. polymorpha después de dos semanas de la estratificación. Por lo tanto, es posible que el periodo de estratificación utilizado por estos autores (14 días) no fuera suficiente para promover la germinación de la bellota. Las pruebas de germinación también indicaron que las tasas de germinación difieren significativamente entre los tratamientos de estratificación (Prueba Chi cuadrada de Wilcoxon generalizada de Gehan = 1,029.104, df = 2, P < 0.001). En este caso, las comparaciones de pares indicaron que las bellotas no estratificadas requieren más tiempo para germinar, mientras que también tenían tasas de germinación más bajas que las bellotas estratificadas. Asimismo, estos análisis indicaron que las bellotas estratificadas durante 50 días germinaban aún más rápido y mostraron tasas de germinación más altas que las bellotas que fueron estratificadas durante 20 días (Figura 3). Esto sugiere que la estratificación en frío ayudaría a mejorar la germinación de las bellotas almacenadas. Vogt (1974) estudió la germinación de las bellotas Q. rubra y encontró que la estratificación en frío puede alterar bioquímicamente, diluir o lixiviar los inhibidores como ABA contenidos en el embrión. Además, este autor indica que el tratamiento también puede promover la germinación mediante el aumento de los niveles de giberelinas en el embrión por antagonizar los efectos de los inhibidores como ABA. Por lo tanto, es factible pensar que se produjeron procesos similares en las semillas Q. polymorpha después de que se aplicó la estratificación. Sin embargo, los resultados obtenidos también indican que la germinación de Q. polymorpha puede incluso aumentar al extender los periodos de estratificación en frío, y esto coincide con lo observado en otras especies de encinos (Bonner & Vozzo, 1987; Díaz-Pontones & Reyes-Jaramillo, 2009; Pritchard, 1991; Willan, 1991). Sin embargo, en Estados Unidos, Peterson (1983) informó que la capacidad de germinación de otras especies de encinos puede disminuir si se almacenan a bajas temperaturas durante más de seis meses. Por lo tanto, se necesitan más estudios a largo plazo para evaluar los efectos de la estratificación en frío en bellotas con bellotas de encinos mexicanos.

 

CONCLUSIONES

Este estudio indica que más del 80 % de las bellotas de Q. polymorpha se puede perder durante su almacenamiento y que el factor principal que promueve la pérdida de bellota son los insectos parásitos. Sin embargo, es importante señalar que la infestación de insectos no necesariamente puede ocurrir durante el almacenamiento. En cambio, las bellotas pueden estar infestadas por larvas de insectos parásitos cuando se recogen, sin que los colectores se percaten de que las bellotas están infestadas porque el daño no puede ser evaluado visualmente. Los resultados también indican que hasta 60 % de las bellotas podrían permanecer viables por un año si se previene el parasitismo de insectos. Se pueden generar los bancos de germoplasma semi-persistentes (es decir, 1-3 años de almacenamiento) si los métodos de almacenamiento evitan el desarrollo de insectos que ya han parasitado las bellotas recolectadas en el campo. Este objetivo se podría alcanzar al almacenar las bellotas recolectadas recientemente a bajas temperaturas (4-5 °C), como se sugiere para los encinos de otros países, o mediante la aplicación de insecticidas antes de guardar las semillas. Posteriormente, se deberán utilizar para métodos de estratificación y desencadenar la germinación de las semillas.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al Grupo de Mujeres de la Comunidad de Monte Caldera (San Luis Potosí, México) y a Mónica Martínez Zavala (PRONATURA) por donar las bellotas y a Coraquetzali Magdaleno López por su ayuda en el montaje de los ensayos de germinación. También se agradece a Andrea Pavlick por revisar la versión en inglés del manuscrito. Este estudio fue fundado para el proyecto SEMARNAT-2006-1-23818 para Joel Flores. Claudia González-Salvatierra quienes agradecen la beca postdoctoral CONACYT-172810.

 

REFERENCIAS

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