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Revista iberoamericana de educación superior

On-line version ISSN 2007-2872

Rev. iberoam. educ. super vol.8 n.22 Ciudad de México Jun. 2017

 

Visiones

Reseña del libro Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, coordinado por María Esther Aguirre Lora1

Roxana-Guadalupe Ramos-Villalobos* 

* Mexicana. Doctora en Pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), México; profesora de la Maestría en Investigación de la Danza del INBA. Temas de investigación: historia cultural de la formación artística, historia de la educación dancística, educación artística. nazult@hotmail.com

Aguirre, María Esther. 2015. Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM. México: IISUE, UNAM, Bonilla Atigas Editores,


En México, la historia de la educación yla formación artísticas es un campo poco explorado, por ello, tener en las manos un libro como Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, coordinado por María Esther Aguirre Lora, es un acontecimiento digno de celebración, más aún si los temas tratados nos invitan a un largo viaje en el tiempo para comprender y cuestionar los problemas que nos aquejan en el presente.

Este libro nace en el seno del Seminario de Historia Social y Cultural de la Formación Artística, que sesiona mensualmente en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y que está integrado por artistas plásticos, músicos, actores, bailarines, historiadores, pedagogos, quienes en dicho espacio expresan, comparten y analizan, la problemática de los campos a los que pertenecen.

Como fruto del seminario encontramos este texto, que fue escrito por personas que han vivido en carne propia la experiencia de haberse formado en alguna área artística y/o han sido testigos de los procesos históricos de dichos campos.

El libro está conformado por prólogo, introducción, epílogo y seis capítulos, en los que encontramos las trayectorias que han recorrido las diferentes disciplinas artísticas para su configuración como parte de los estudios universitarios, mostrándonos cuáles han sido las vicisitudes, avatares, quiebres y luchas que han tenido que enfrentar las instituciones y sus integrantes, para llegar hasta el siglo XXI y cómo dichos trayectos están entretejidos e influenciados por los procesos sociales, económicos e históricos de México.

La pregunta rectora que guía el capitulado de este libro es cuáles han sido las condiciones sociales y culturales que permitieron que la UNAM fuera un espacio explícitamente planteado para la formación artística profesional.

Se hace énfasis en la formación profesional, porque la UNAM también ha sido un espacio que se ha encargado de impulsar la práctica de la música, teatro, danza, cine, para el público en general, es decir, en espacios formativos más generales.

La historia cultural, en su variante de historial intelectual, es la perspectiva a través de la cual todos los autores se acercan y analizan su objeto de estudio, profundizando en el sistema de las artes el cual "no responde a una mera abstracción, sino que da cuenta de los procesos en los que se generan prácticas, de prácticas que se estructuran en instituciones formativas, que a menudo requieren de una lectura de largo aliento para observarlas con mayor nitidez, en su historicidad en el más profundo sentido del término" (Aguirre, 2015: 17)

Dos nociones que atraviesan tanto vertical como horizontalmente los textos de este libro son arte y formación. La primera, como resultado del trabajo de seres humanos concretos, llámense bailarines, actores, cineastas, pintores, músicos, fotógrafos, cuya presencia y labor forman parte de un continuo histórico, en donde confluyen dialécticamente las políticas culturales, la movilidad de los campos de conocimiento y los propios artistas en un espacio de tensiones, debido a que se encuentran en una lucha constante entre sí, con el fin de apropiarse del capital cultural propio del campo al que pertenecen (Bourdieu, 1990). La segunda noción es la de formación artística, como aquella que "se desenvuelve por las instituciones ad hoc (escuela, universidad, academia, colegio, institutos de diverso tipo, etcétera), que imparten una "educación formal", imprimen una educación intencional y dirigida a determinados propósitos, siguiendo metodologías pedagógico-didácticas definidas y usualmente controladas en el tiempo" (Santoni, 2001: 27), como en este caso, la Universidad Nacional Autónoma de México.

El primer capítulo, escrito por José de Santiago Silvia, "La Escuela Nacional de Artes Plásticas: vicisitudes de una trayectoria", se centra en el estudio de la ENAP en un periodo de largo aliento que data de 1783, cuando la escuela se conocía como Academia de San Carlos, y llega hasta el 2014, cuando obtuvo el rango de Facultad de Artes Visuales y Diseño e ingresó la primera generación de estudiantes de doctorado. En este recorrido encontramos los debates y luchas que la institución tuvo que sortear para arribar hasta este momento histórico, los planes y programas que se han puesto en marcha a lo largo de los años y el nombre de los directores que han estado al frente de la institución; además, el autor se detiene en 1929, año en que la escuela pasó a formar parte de la Universidad, en medio de los cambios y la reorganización que Carlos Chávez propuso para la Secretaría de Educación Pública (SEP) y que quedó consignada en la Ley Orgánica de la Universidad en el artículo f transitorio que dice "pasan igualmente a depender del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública, la Escuela de Escultura y Talla Directa, y la Escuela de Música, Teatro y Danza"(cit. en Lora, 2015: 38).

El capítulo "Músicos en pos de una casa universitaria", de María Esther Aguirre Lora, hace un estudio profundo del reacomodo del Conservatorio de Música, y de la creación de la Facultad de Música de la UNAM, como resultado de la reorganización que vivió la SEP en 1929 y de la movilización de un grupo de músicos disidentes que no estaban de acuerdo con los cambios propuestos, ya que se pretendía que el Conservatorio pasara a formar parte de la SEP, después de que había estado integrado a la UNAM de 1917 a 1929. La autora también nos da a conocer que, gracias a este levantamiento, hoy en día corren paralelamente dos instituciones centrales para la formación musical en México: el Conservatorio de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Escuela Nacional de Música, esta última con las tareas primordiales de docencia, investigación y extensión académica.

En el caso de la formación teatral, Aimeé Wagner, en el texto "En torno al colegio de literatura dramática y teatro", da a conocer las propuestas, planes de estudio y luchas que libró la comunidad teatral en tres etapas de la historia y del acontecer de la Facultad de Filosofía y Letras, bajo la guía de tres maestros interesados en la formación actoral: Fernando Wagner, Rodolfo Usigli y Enrique Ruelas, quienes trabajaron arduamente para que se consolidara la carrera de Literatura dramática y teatro en 1989; asimismo, este texto nos informa del movimiento teatral universitario y su impacto en el teatro mexicano.

Si bien la danza, hasta este momento, no ha adquirido el rango de licenciatura en la UNAM, dicha institución la ha impulsado y apoyado a lo largo de los años, no sólo difundiéndola sino también fomentando su práctica y transmitiéndola de manera seria y con gran profesionalismo, a tal grado que ha sido cuna de agrupaciones con gran calidad artística, como es el caso del Taller Coreográfico de la UNAM, el Ballet de la Universidad, el Seminario de Danza Contemporánea y de Experimentación Coreográfica, y el Seminario del Taller Coreográfico; asimismo, ha sido formadora de bailarines con un alto desempeño en la danza clásica, contemporánea y folclórica; el texto "Por una danza universal y universitaria: la expresión dancística en la Universidad", de Fernando Aragón, nos da a conocer precisamente el proceso histórico de las agrupaciones, y el nombre de algunos de los protagonistas que se han formado en nuestra Máxima Casa de Estudios.

Como parte de los programas de Difusión Cultural, Emilio Méndez Río, en el texto "Voces del Centro Universitario de Teatro: crisis y transformaciones", nos cuenta cómo surgió el CUT (1962), los procesos históricos por los que ha tenido que atravesar, así como las crisis que ha vivido para finalmente consolidarse como CUT con una personalidad definida, que a la par de la Facultad de Filosofía y Letras, enriquecen la propuesta de formación de la UNAM.

Por último, Francisco Javier Ramírez Miranda, en el capítulo "Cultura cinematográfica y enseñanza en la UNAM", nos informa acerca del proceso histórico y social que fue necesario transitar para llegar a la creación del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y que abarca un periodo aproximado de 1952 a 1970, en el que tuvieron lugar una serie de acontecimientos que favorecieron dicho surgimiento, como son: el traslado, en 1952, de las instalaciones de la UNAM a Ciudad Universitaria y con ello el establecimiento de salas y auditorios más adecuados para la exhibición, análisis y debates de las cintas cinematográficas; la presencia de Jaime García Terrés, quien ocupó de 1953 a 1970 el puesto de coordinador de Difusión Cultural de la UNAM y quien se dio a la tarea de impulsar la difusión cultural; la creación en 1960 de la Filmoteca de la UNAM; la expansión de los cine-clubes y el interés de la comunidad por impulsar un nuevo cine. Todo esto en conjunto coadyuvó para que en 1963 empezara a funcionar el CUEC y, finalmente, en 1970, la UNAM lo reconociera como un centro de extensión universitaria cuyas tareas prioritarias son la formación de realizadores cinematográficos y la producción cinematográfica.

Para finalizar deseo subrayar que este libro, desde una perspectiva histórica, nos coloca en el análisis de temas de actualidad, porque nos permite interrogarnos acerca de las comunidades, de los protagonistas, de sus proyectos académicos, sueños y expectativas y de los procesos históricos que han vivido las diferentes áreas artísticas para configurarse y llegar a ser lo que ahora son.

A la vez, Rememorar los denoteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, nos deja ver la importancia de las comunidades en la toma de decisiones, un ejemplo es su respuesta ante la propuesta planteada por Carlos Chávez en 1929 para reorganizar la SEP.

Hago hincapié en este ejemplo porque, desde mi punto de vista, nos encontramos en un momento poblado de interrogantes y dudas debido a los cambios de normatividad, esquemas y dirigentes que seguramente traerá consigo la creación de la nueva Secretaría de Cultura.

Es decir, este libro nos hace ver que nos encontramos en un momento parecido a 1929 porque seguramente la creación de dicha Secretaría, afectará a todas las instancias relacionadas con la cultura y la formación artística debido a que, finalmente, la política cultural de un país se irradia en todas direcciones.

Ante los cambios que se avecinan, la lectura de este capitulado se torna fundamental porque pone ante nuestros ojos problemas sin resolver que se tendrán que tomar en cuenta para no seguir arrastrándolos como viejos lastres; por ejemplo, la necesidad de contar con un mayor número de estudios de posgrado, a fin de que los artistas cuenten con los documentos oficiales que les permita tener acceso a estudios en el extranjero o para integrarse a las instituciones mexicanas que los solicitan. De igual manera, nos alerta para discutir y analizar otros problemas como la pertinencia o no de la descentralización y de su política, la reducción de los presupuestos, la falta de oportunidad de trabajo para los jóvenes egresados y la necesidad de elaborar reglamentos acordes a las condiciones actuales.

Por otro lado, gracias a la lectura de este texto queda claro que la Universidad, con sus propuestas académicas, sigue siendo una opción que indudablemente ha enriquecido las iniciativas en el campo artístico mexicano.

En conclusión, este libro nos trae luz ante los problemas recientes y nos muestra que "la historia del presente es donde cada generación halla el pasado de una forma nueva, a través de un encuentro crítico en el que los fragmentos del pasado se encuentran con el presente […] El pasado no es el punto que culmina en el presente […] la historia es la implicación crítica del presente, que deja disponible, para su escrutinio y revisión, su producción de memorias colectivas" (Popkewitz et al., 2003: 16).

Referencias

Aguirre Lora, María Esther (2015), "Trazar el horizonte", en Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, México, IISUE, UNAM / Bonilla Artigas Editores. [ Links ]

Bourdieu, Pierre (1990), Sociología y cultura, México, Grijalbo. [ Links ]

Popkewitz, Thomas (2003), "Introducción", en Historia cultural y educación. Ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización, México, Pomares. [ Links ]

Santoni, Antonio (2001), "Escenarios: una aportación dramática a la historia de la educación", en María Esther Aguirre Lora (coord.), Rostros históricos de la educación. Miradas, estilos, recuerdos, México, UNAM: CESU/FCE. [ Links ]

Cómo citar este artículo: Ramos-Villalobos, Roxana-Guadalupe (2017), "Reseña del libro Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, coordinado por María Esther Aguirre Lora”, en Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), México, UNAM-IISUE/Universia, vol. VIII, núm. 22, pp. 197-201, https://ries.universia.net/article/view/2149/resena-libro-rememorar-derroteros-impronta-formacion-artistica-unam-coordinado-maria-esther-aguirre-lora [consulta: fecha de última consulta].

1María Esther Aguirre (coord.) (2015), Rememorar los derroteros. La impronta de la formación artística en la UNAM, México, IISUE, UNAM /Bonilla Atigas Editores.

Recibido: 17 de Junio de 2016; Aprobado: 23 de Octubre de 2016

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