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Revista iberoamericana de educación superior

On-line version ISSN 2007-2872

Rev. iberoam. educ. super vol.7 n.19 Ciudad de México May. 2016

 

Contornos

El proceso de construcción de la identidad profesional de los traductores de inglés

Professional identity construction process of English translators

O processo de construção da identidad de profissional dos tradutores de inglês

María-Virginia Mulone* 

*Argentina. Licenciada en Inglés, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina. Profesora a cargo de las cátedras Lengua Inglesa y Lingüística en las carreras Profesorado de Inglés, Traductorado de Inglés y Licenciatura en Lenguas Extranjeras. Temas de investigación: estrategias de enseñanza de la escritura académica en la segunda lengua, formación universitaria de profesores y traductores de inglés, influencia de la lengua materna en la redacción académica en inglés, influencia de la lengua materna en la traducción al inglés. mvmulone@yahoo.com.ar


Resumen

Con el objeto de explorar las percepciones que los traductores de inglés tienen acerca de su propia identidad como profesionales y la evolución de tal representación desde el ingreso universitario hasta la graduación y la inserción laboral, se realizaron encuestas y entrevistas a estudiantes del primer y último año del traductorado, y a traductores recibidos, las cuales involucraron la experticia disciplinar e instrumental del traductor profesional, las tareas, roles, contextos y relaciones laborales. Se concluyó que sus representaciones evolucionan desde una concepción difusa y equivocada de lo que implica ser y trabajar como traductor hacia una más definida y realista, y se sugirió que una parte crucial de tal evolución sucede durante el periodo universitario.

Palabras clave: identidad profesional; representaciones; formación universitaria; experticia disciplinar; experticia instrumental; contextos; roles

Abstract

With the pursuit of exploring the perceptions English translators have about their own identity as professionals and the evolution of such representation ever since college entrance up to graduation and labor integration, interviews and surveys to Translation freshmen and senior students, and graduated translators, involving the disciplinary and instrumental expertise of professional translators, assignments, roles, contexts, and working relations. The conclusion was that their representations have evolved from a scattered and wrongful conception of the implications of being and working as a translator, to a more defined and realistic one. It was suggested that a key aspect of such evolution takes place during college.

Key words: professional identity; representations; college training; disciplinary expertise; instrumental expertise; contexts; roles

Resumo

Visando explorar as percepções que os tradutores de inglês têm a respeito da sua própria identidade como profissionais e a evolução dessa representação desde a entrada na universidade até a formatura e a inserção no mercado de trabalho, foram realizadas enquetes e entrevistas a estudantes do primeiro e último ano do tradutorado, bem como a tradutores formados. Essas enquetes e entrevistas envolveram a expertise disciplinar e instrumental do tradutor profissional, bem como as tarefas, funções, contextos e relações de trabalho. Concluiu-se que as representações deles evolucionam a partir de uma conceição difusa e errada daquilo que implica ser e trabalhar como tradutor para uma conceição mais definida e realista, e sugeriu-se que uma parte essencial dessa evolução acontece durante o período universitário.

Palavras chave: identidade profissional; representações; formação universitária; expertise disciplinar; expertise instrumental; contextos; funções

Introducción

Los ingresantes al traductorado de inglés en la universidad se inician en sus estudios con un bagaje de presuposiciones y expectativas sobre lo que implica desempeñarse y ganarse la vida en esta profesión. Tales conceptos conciernen, entre otras cuestiones, al grado y naturaleza de experticia requerida tanto en lo disciplinar como en lo instrumental, es decir, al conocimiento experto del profesional tanto en la disciplina que le compete, en este caso, las lenguas castellana e inglesa, como en los procedimientos, metodologías, técnicas, e instrumentos a través de los cuales se realiza su labor, por ejemplo, estrategias de traducción y de búsqueda terminológica y manejo de herramientas informáticas, los contextos en los que actúan, las normas y características de las interacciones con colegas y clientes, las actividades, y los roles en los que se desempeñan. Todas estas percepciones conforman una representación de la identidad profesional que constituye parte del proyecto identitario que el estudiante aspira a desarrollar durante los años siguientes.

Sin embargo, a medida que los estudiantes avanzan en sus estudios, esta imagen de la identidad profesional se va cuestionando y transformando. Este replanteo conduce a algunos estudiantes a afianzarse en su determinación de integrarse al mundo laboral de la profesión que escogieron, y a otros, aquellos que alimentaban una imagen idealizada de la profesión, a enfrentarse al dilema de flexibilizar sus expectativas, considerar un cambio de carrera, o incluso abandonar los estudios universitarios. El contacto momentáneo con la realidad laboral que se concreta en la última etapa de la formación de la facultad a través de las pasantías o prácticas profesionales supervisadas suele constituir otro punto de inflexión en el proceso de construcción de la identidad profesional, como también es probable que lo sea el periodo tras la graduación y el inicio de la inserción laboral. Durante esta etapa, las primeras experiencias como profesionales motivan nuevos cuestionamientos y replanteos de la imagen profesional.

Este estudio se propone explorar cuáles son las representaciones que los estudiantes del traductorado de inglés tienen acerca de la identidad profesional de esta profesión, y la manera en que dichas representaciones evolucionan durante el paso por la universidad y los primeros años tras la graduación. Se conjetura que los estudiantes ingresan a la universidad con representaciones de la identidad profesional que provienen de estereotipos mantenidos a nivel social o cultural y formados externamente a la profesión, y que esta imagen se va ajustando y adaptando como consecuencia del contacto con los profesores de la carrera y profesionales graduados, así como por la interiorización con los contenidos y actividades académicas, y las experiencias en el campo profesional previas y posteriores a la graduación.

El concepto de identidad profesional

Autores como Epstein (1978), Billet (2001), Bolívar (2007), o Balduzzi y Egle (2010: 67), definen a la identidad profesional como “un proceso de carácter dinámico mediante el cual el sujeto se define a sí mismo en relación con un espacio de trabajo y un grupo o colectivo profesional de referencia, es decir, en términos de una ocupación, oficio o profesión y respecto de aquellos que la ejercen”. Este proceso implica la interacción con otros y la apropiación de modelos propuestos culturalmente, e incorpora el contexto, es decir, características como estabilidad o inestabilidad, crisis, situaciones amenazantes, políticas sociales, cambios tecnológicos, modelos difundidos a través de los medios de comunicación, etcétera. Asimismo, la identidad profesional supone tanto las representaciones del sujeto acerca de sí mismo como las del otro respecto del sujeto. Al identificarse con un conjunto de otros sujetos que pertenecen a una determinada ocupación o profesión, una persona establece una referencia no sólo a lo que hace, sino también a quién es.

Tal percepción de la propia identidad con relación a un campo ocupacional o un conjunto de prácticas y un grupo de referencia cambia en función de una variedad de factores, por ejemplo, la situación de la ocupación o de la profesión en ese contexto histórico-social, el grado de prestigio alcanzado, las atribuciones de los otros, la posibilidad efectiva de ejercicio, o los modelos propuestos a partir de políticas sociales. La construcción de la identidad profesional, entonces, se constituye en un proceso complejo que involucra “identificaciones, pertenencia a un grupo, proyecto identitario, valoración social de la profesión, prácticas desarrolladas durante la formación y primeras experiencias laborales, así como las representaciones sociales y la trama ideológica en que se sostienen” (Balduzzi y Egle, 2010: 67). Si bien la identidad profesional toma forma a través de la socialización laboral, la cual supone prácticas, modos habituales de acción y un lenguaje compartido, su construcción se inicia durante la formación académica.

La transición del estatus de estudiante al de profesional, se concreta gradualmente por medio de la influencia de los profesores y profesionales graduados, las prácticas, residencias y pasantías supervisadas, y la interiorización con informaciones y modelos de desempeño, todo lo cual proporciona los elementos para la construcción de la identidad profesional. Tal construcción se va modificando o afianzando a medida que el estudiante avanza en su proceso de profesionalización. Al momento de la graduación, el sujeto conforma una construcción identitaria provisoria, en la que intervienen “sus fantasías, expectativas y proyectos, y las percepciones y representaciones que elabora en el contacto con otros y con el mundo laboral, en un contexto ideológico determinado” (ibid.: 69). Dicho contexto ideológico, como sostiene Clark (1983: 118), está ligado a la “cultura” de las disciplinas, dado que cada campo de conocimiento “opera con una determinada tradición cognitiva —categorías de pensamiento— y códigos de comportamientos correspondientes”. Los estudiantes entran en contacto con estas tradiciones cognitivas y códigos de comportamiento durante su formación académica, proceso que se continúa posteriormente en el ámbito laboral mediante la interacción con los colegas.

Briggs (2007), al considerar la identidad profesional como aquella basada en la percepción personal de su auto-imagen y auto-eficacia en relación con su contexto de trabajo, considera central el sentimiento individual de pertenencia, el cual se desarrolla a través de las interacciones con otros en el contexto laboral y en lo que Giddens (1984) denomina sistemas y estructuras sociales: escenarios de contexto en los cuales el sujeto se desenvuelve. Tal sentido de pertenencia se relaciona con tres elementos: los valores profesionales, la ubicación profesional y el rol profesional. Muchas definiciones de identidad profesional están ligadas a la auto-percepción de rol. Sweitzer (2008), por ejemplo, la define como la percepción del sujeto como un profesional y como un particular tipo de profesional, y considera que la identidad profesional es relativamente estable e integra los atributos, creencias, valores, motivos y experiencias que ayudan a los individuos en un rol profesional. Ibarra (1999), por su parte, observa en los profesionales que se inician en su carrera una tendencia a mantener y mostrar una imagen creíble de su profesión, aun cuando no la tienen aún bien internalizada. Anderson-Nathe (2008), asimismo, señala que una gran cantidad de jóvenes incorporados al mundo laboral carecen de la instrucción adecuada para hacerlo, y su identidad profesional ha ido construyéndose arbitrariamente y sin seguir un estándar aceptable.

Identidad profesional y la carrera de traducción

Monzó Nebot (2006) asegura que los profesionales de la traducción sufren actualmente de un grado deficiente de socialización, lo cual redunda en una falta de identidad común entre los traductores que los obligue a adaptarse para resistir en un mercado altamente competitivo. La falta de prestigio, la exposición a las críticas, los conflictos internos y externos a la actividad laboral, así como los valores sociales atribuidos a su trabajo, se cuentan entre los factores que afectan la vida de los traductores y los colocan en una posición vulnerable como profesión, no sólo en relación con los pares, sino también a las otras profesiones ligadas a las lenguas, que suelen disputar el mismo campo laboral. Por otro lado, asegura Ferreira-Alves (2011), lejos de estar en crisis, el mercado de la traducción ha experimentado una expansión sin precedentes a nivel mundial, como consecuencia de las políticas globalizadoras.

Los servicios de traducción se han transformado en una suerte de commodity,1 al incrementarse el volumen de consumidores de material traducido, gracias al aumento en las ventas de bienes de consumo, electrodomésticos, herramientas, tecnología, electrónica, software, juegos, etcétera. Esta expansión del mercado implica nuevas exigencias para los traductores en lo que hace a velocidad del servicio y exactitud y calidad del producto. Además, la diversificación de este mercado, reflejada en un grado más alto de especialización temática, diversidad textual y combinaciones lengua de origen-lengua meta, resulta en una mayor competencia y especialización, estándares diferentes de demanda y calidad, y nuevos roles y niveles más altos de exposición y crítica social por parte de quienes son ajenos a la profesión.

Otra problemática es que el mercado de la traducción está aún muy fragmentado y poco regulado institucional y jurídicamente. Lo que asegura Pym (2000) en relación con la situación en Europa puede aplicarse al ámbito de Latinoamérica: el crecimiento del sector ha sido tan rápido y las estructuras de poder son tan dinámicas y fragmentarias, que la normalización oficial de la actividad, así como la actividad colectiva de colegios profesionales y sindicatos, son escasas. El modo en que los profesionales y las agencias publicitan sus servicios también se ha diversificado, por lo cual la gente suele buscar las mismas atribuciones en las profesiones relacionadas con el campo de las lenguas, demostrando que el concepto que se suele tener de la competencia y la actividad específica del traductor es poco claro y difuso (Ferreira-Alves, 2011). Mucha gente tiende a asociar los servicios del traductor con otros como los de las academias de idiomas, los trabajos temporarios o de medio tiempo, los trabajos administrativos o incluso ligados a los servicios de organización de eventos. También se lo vincula con las actividades de gestión y mercadeo, y con los servicios contables y legales. Todo esto ha llevado a que la lengua, y particularmente la traducción, se perciban como un servicio, y no como el trabajo de una profesión con competencias y pertinencias definidas.

Construyendo la identidad profesional del traductor de inglés

Con el objeto de explorar las percepciones que los traductores de inglés tienen acerca de su propia identidad como profesionales y la manera en que tal representación evoluciona desde los comienzos de los estudios universitarios hasta después de la graduación y la inserción en el mundo laboral, se seleccionó una muestra de 21 sujetos, de los cuales siete son alumnos del primer año del traductorado, ocho del último año de esta carrera, y seis traductores recibidos con una experiencia de seis meses a dos años en la profesión. Los estudiantes y traductores involucrados completaron una encuesta cuyos componentes estaban orientados a identificar un número de rasgos de la identidad profesional, estructurados en torno a tres dimensiones: la experticia (disciplinar e instrumental), el contexto (el contexto laboral y las relaciones profesionales) y las tareas (las actividades y roles). Para profundizar en las cuestiones planteadas en la encuesta, se entrevistó además a 14 de los sujetos encuestados (cuatro alumnos ingresantes, cuatro egresantes y seis traductores recibidos). En tal entrevista se indagó sobre los factores que influyen en dichas representaciones de la identidad profesional y su evolución. Los resultados obtenidos por medio de este proceso de recolección de datos fueron registrados y organizados y posteriormente sintetizados como se expone a continuación.

La experticia disciplinar

La experticia disciplinar está constituida por la competencia en y/o conocimiento del idioma inglés, así como en aspectos de la cultura de la lengua inglesa, tales como la historia y la literatura.

La totalidad de los estudiantes ingresantes, así como de los traductores graduados, y una amplia mayoría de los estudiantes cercanos a la graduación, aseveró que el traductor de inglés posee una competencia en el idioma inglés que le permite aprobar un examen de nivel avanzado como el CPE (Cambridge Proficiency Exam). El 100% de los encuestados agregó que los conocimientos explícitos sobre la lengua inglesa, por ejemplo de la fonética, la gramática y la lingüística, una impecable ortografía y corrección gramatical y la voluntad de instruirse sobre las temáticas de los textos que se traducen, son rasgos fundamentales o al menos ponderables. Los estudiantes y la mayor parte de los traductores profesionales confirmaron que la lectura extensiva en ambos idiomas de una amplia variedad de textos es de suma importancia, como también lo es el conocimiento de la literatura y la cultura de los dos idiomas con los que trabaja. En cambio, los conocimientos explícitos sobre las lenguas en general fueron considerados irrelevantes para la mayor parte de los estudiantes ingresantes y los traductores recibidos, sólo siendo considerados pertinentes para los alumnos egresantes de los estudios.

La experticia instrumental

Esta experticia refiere a procedimientos y estrategias de traducción así como a competencias ligadas al desempeño de la profesión.

La mayoría de los participantes en la encuesta, tanto estudiantes como profesionales, sostuvieron que el traductor experto conoce e implementa una variedad de métodos y estrategias de traducción y de búsqueda terminológica, además de estar capacitados para utilizar una variedad de herramientas informáticas relacionadas con la traducción, como traductores automáticos y memorias de traducción. La capacidad para el manejo de herramientas informáticas relacionadas con el diseño gráfico, en cambio, fue considerada relevante por apenas la mitad de los egresantes y recibidos, y directamente irrelevante para la mayoría de los alumnos ingresantes.

El contexto laboral

Esta sección describe los contextos donde se desempeña la labor del traductor de inglés, tales como domicilios particulares, agencias de traducción, empresas y negocios.

Al ser encuestados, los involucrados en este estudio no valoraron el domicilio particular como el principal contexto de trabajo en esta profesión. La mayoría de los estudiantes egresantes consideraron que trabajar en la casa no es un rasgo esencial del perfil del traductor, y la mitad de los otros encuestados estuvieron de acuerdo con esta afirmación. Asimismo, si bien la mayoría de los estudiantes ingresantes apoyó la importancia de trabajar para empresas que requieren de servicios lingüísticos, compañías editoriales y agencias de traducción, los porcentajes de egresantes y traductores en actividad que mantuvieron este punto de vista apenas alcanzó la mitad.

Las relaciones profesionales

Se indagó además acerca de las maneras en que los traductores de inglés se relacionan con en su medio laboral con colegas y clientes. Más de la mitad de los ingresantes refutó las nociones que los traductores no conocen a la mayoría de sus clientes personalmente y que el contacto es en la mayoría de los casos exclusivamente telefónico y/o a través de internet, que colaboran y trabajan en equipo con otros traductores, incluso, que trabajan de manera autónoma, más que en relación de dependencia. Los estudiantes del último año de la carrera, así como la mitad de los traductores recibidos, en contraste, se mostraron algo más inclinados a confirmar que estos modos de relaciones son frecuentes en la profesión del traductor.

Las tareas

Otra cuestión incluida en la encuesta fueron las actividades y roles desempeñados por los traductores de inglés.

La mayoría, y en algunos casos la totalidad, aseguró que los traductores traducen tanto del inglés al castellano como del castellano al inglés, y que generalmente se especializan en la traducción de textos referidos a campos o temáticas específicas, por ejemplo, documentos jurídicos, textos médicos, literatura, etcétera. Afirmaron además que los traductores se capacitan constantemente para estar actualizados con respecto a los cambios en la lengua, la tecnología, los campos de especialización de la traducción, y el mercado de la traducción. Sin embargo, se mostraron algo más reticentes a asociar el perfil del traductor con algunos roles y campos ligados a la traducción, como la traducción audiovisual, la interpretación o la edición. Menos del 50% confirmó que los traductores suelen dedicarse a la producción de subtitulados y doblajes para cine, televisión, multimedia, etcétera, mientras el porcentaje de quienes relacionaron el perfil del traductor con los roles de intérprete consecutivo y/o simultáneo y editor de traducciones realizadas por otros traductores, apenas superó la mitad.

Con respecto a aspectos que conlleva la actividad de traducir, un alto porcentaje en los tres grupos de participantes expresó que los traductores suelen utilizar diccionarios y enciclopedias, así como fuentes de búsqueda informática, tales como buscadores o foros, para resolver cuestiones terminológicas. Afirmaron, además, que consultan constantemente libros de gramática y guías de estilo. La mayoría de los encuestados, aunque no todos, señaló que el traductor suele trabajar bajo gran presión y con fechas de entrega ajustadas.

La visión de los ingresantes

En general, los estudiantes de primer año entrevistados tomaron la decisión de convertirse en traductores posteriormente a la graduación de la escuela secundaria y, en algunos casos, tras haber cursado algunos años de otras carreras universitarias. Tal elección en su momento tuvo que ver, para algunos, con el hecho que les gustaba la lengua extranjera pero no deseaban ser profesores, y, para otros, con la flexibilidad de horarios y lo práctico de trabajar en línea que la profesión promete. Estos estudiantes admitieron que no conocían traductores recibidos antes de ingresar a la carrera, así que no poseían una fuente de primera mano que les pudiera interiorizar en lo que implica ser un traductor en la vida real.

De la profesión del traductor les parece atractivo, comentaron, además de la conveniencia de horarios y modalidad de trabajo, la posibilidad de trabajar en un ámbito ligado a la cultura y la comunicación, y en algunos casos, la posibilidad de escribir. En general, manifestaron que piensan que la traducción no es una tarea fácil, si bien algunos aspectos, como comprender el sentido de las palabras, pueden resultar menos complicados que otros. El trabajo puede volverse dificultoso a causa de los conocimientos limitados de vocabulario y los temas específicos sobre los cuales versan las traducciones. Otro aspecto difícil que señalaron es la autoevaluación del desempeño y la identificación de los aspectos que deben mejorar.

Este grupo mencionó que atributos como responsabilidad, organización, disciplina, confianza en sí mismo y paciencia, perfilan el carácter de un traductor profesional. Además plantearon que debe poseer una competencia avanzada en el castellano y el inglés, capacidad de manejo de herramientas informáticas y fuentes de búsqueda terminológica, habilidad para expresarse con corrección, concisión y claridad, y también “sentir que se está haciendo algo importante”.

Estas ideas, explicaron, son opiniones propias, si bien están influenciadas por puntos de vistas expresados por compañeros y profesores de la facultad. La mayoría reconoció que, en los meses que llevan de cursado de la carrera, sus puntos de vista respecto a ésta han cambiado. En general encuentran que la traducción resulta una labor mucho más complicada y compleja de lo que imaginaban, incluso más árida y repetitiva. Este cambio de mentalidad se relaciona con el contacto con los profesores y las actividades de la facultad, así como con la experiencia de traducir textos.

La perspectiva de los egresantes

Los estudiantes de último año que fueron entrevistados optaron por esta carrera al finalizar la escuela secundaria, en algunos casos, y luego de haber cursado asignaturas de otras carreras, en otros. Sus motivos fueron la afición a la lengua, el interés por el conocimiento de otras culturas y la traducción. Al igual que el grupo de ingresantes, estos estudiantes señalaron que prácticamente no tienen contacto con traductores excepto con sus profesores en la facultad, y lo que saben acerca de la realidad de la profesión es mayormente a través de ellos.

Los aspectos de la profesión que les parecen atractivos son la posibilidad de leer y aprender sobre diversos temas, y la adquisición constante de vocabulario, así como el hecho de establecer en su labor nexos entre culturas y lenguas. Les atrae, además, la conveniencia de trabajar desde el hogar y con horarios flexibles, y la naturaleza de la comunicación con los clientes. Consideran que los aspectos más duros de ser traductor pueden ser la búsqueda de trabajo, el tener que ajustarse a fechas de entregas y la exigencia de manejo de terminología específica. Entre los atributos ponderables para un traductor, mencionaron paciencia, atención al detalle, excelente conocimiento de las lenguas que se traducen, y voluntad para la innovación, la actualización y el perfeccionamiento. Destacaron además la capacidad para la interpretación de textos, la impecable redacción en ambos idiomas, y los conocimientos extensos de gramática y de técnicas de traducción.

Los puntos de vista expresados en la entrevista, aclararon, son sus opiniones, si bien incorporan las perspectivas de compañeros y profesores de la facultad. Surgió además la cuestión de que las personas ajenas a la profesión suelen ignorar lo que implica el trabajo del traductor, y la diferencia entre éste y el del intérprete y del profesor de idiomas. Todos los estudiantes de este grupo reconocieron que su visión de la profesión ha cambiado durante los últimos tres años de cursado en la facultad. Aseguraron que al comenzar sus estudios no estaban conscientes de cuán complejo y difícil es el proceso de la traducción —uno de ellos admitió que incluso no sabía la diferencia entre traducción e interpretación— y que ahora poseen una idea más clara y realista de lo que involucra esta profesión. Esta concientización, reportaron, está muy estrechamente relacionada con el contacto con el trabajo real del traductor a través de las pasantías y prácticas supervisadas por la facultad que tienen la oportunidad de realizar durante el último año de cursado. Algunos, aunque no todos, destacaron además la influencia de los profesores de la facultad como motivadora de este cambio, así como la interiorización con los contenidos académicos de la carrera.

La experiencia de los recibidos

Los traductores entrevistados escogieron esta carrera al finalizar la escuela secundaria, incluso uno de ellos primero cursó algunas materias del profesorado para luego descubrir que prefería ser traductor. Todos ellos se inclinaron por la traducción motivados por su interés en el idioma. Su transcurso por la facultad y experiencia en la traducción, aunque limitada aún, les ha llevado a conocer colegas traductores, pero no todos los profesionales comparten con ellos apreciaciones relacionadas con su trabajo.

De la profesión de traductor consideraron que los aspectos más atractivos son la posibilidad de trabajar de manera independiente, en el hogar, y en horarios flexibles, y de ganar dinero si se trabaja duro y se consiguen buenos clientes. Consideraron positivo, además, la oportunidad de aprender acerca de los diversos campos temáticos sobre los cuales se traduce, la satisfacción de crear textos de buena calidad y de conocer el mundo y socializar. Coincidieron en que la labor de la traducción, si bien tiene aspectos complicados, la búsqueda de información y la construcción del texto en sí no son tareas tan difíciles comparadas a otras más pragmáticas como manejar tiempos y fechas de entrega de los trabajos, hallar material para trabajar, conseguir clientes, e insertarse en el mercado laboral. Uno de los traductores señaló además que “la lengua cambia día a día y es difícil mantenerse actualizado con el vocabulario”.

Para lidiar con estas dificultades, sugirieron que el traductor necesita estar “actualizado e informado de los acontecimientos diarios”. Otros factores que ayudan ciertamente son “interés por la profesión, dedicación, conocimiento, puntualidad, responsabilidad para cumplir con las fechas pautadas con el cliente”, “creatividad para encontrar la mejor forma de redactar los textos”, y disposición para “leer todo tipo de textos”. También se sugirieron atributos como inteligencia, concentración, observación, estrategia, confianza en sí mismo, apertura hacia el conocimiento y profesionalismo. En lo que refiere a conocimientos y competencias, se mencionaron perfecto manejo del inglés y el castellano, y de las herramientas informáticas y de búsqueda terminológica, habilidad para redactar, un vocabulario amplio, habilidad para resolver los problemas que se puedan plantear, capacidad para una lectura analítica, y una cultura general amplia.

Los puntos de vista expresados en la entrevista constituyen opiniones personales, formadas a través de la propia experiencia y, en algunos casos, por el compartir experiencias e ideas con colegas. Agregaron que la profesión del traductor vista “desde afuera” parece sencilla, cuando en realidad no lo es en absoluto, y que se suele tener una imagen errónea de esta labor. La mayoría aseguró que su visión de la profesión ha cambiado desde la obtención del título. Por un lado se comentó que la traducción resultó ser una tarea mucho más compleja que lo que se esperaba, incluso en la facultad: “Antes creía que cualquiera que supiera inglés podía traducir un texto”, expresó uno de los entrevistados, “lo cual me di cuenta que no es cierto a medida que empecé a estudiar. Es una carrera con dificultades al igual que todas”. En lo que hace al aspecto laboral concreto, se ha ampliado la brecha expectativa-realidad: “No es fácil conseguir trabajo. Pensé que había más salida laboral”. Otro señaló que sus expectativas se han visto desafiadas en lo que respecta al:

modo de trabajar en la mayoría de los casos. Si bien la tecnología avanza a paso agigantado, no sabía cuan ligado a ella estaba un traductor. Mi idea de traductor es tener un rol más marcado socialmente, es decir, tener contacto más cercano con las personas en lugar de trabajar desde la computadora con [un] determinado programa. Creo que da más experiencia y talla la personalidad el contactarse a diario con personas físicas, como en un ambiente de oficina, por ejemplo.

Sin embargo, este impacto con el mundo real de la traducción al graduarse no es necesariamente la experiencia de todos. Uno de los entrevistados afirmó que “mientras estudiaba, traducía y hablaba con colegas. Siempre tuve una buena idea de lo que significaba ser traductor, de los beneficios y de las dificultades.

Conclusiones

Tanto estudiantes como traductores recibidos involucrados en este estudio coincidieron en su planteamiento de la experticia del traductor profesional, tanto en lo disciplinar como en lo instrumental. En general se impone una competencia avanzada en la lengua extranjera, habilidades expresivas en ambas lenguas y conocimiento explícito profundo de los sistemas de la lengua de partida y llegada, y de aspectos culturales como historia y literatura. A esto se suma capacidad para la eficiente utilización de herramientas informáticas y fuentes de búsqueda terminológica. La tendencia fue, entonces, destacar las experticias que están relacionadas de manera más directa y pragmática con la labor de la traducción, más que visualizar al traductor como un experto lingüista en general.

También se apreció un consenso general con respecto a las tareas y roles ligados con la profesión. En general se confirmó el perfil del profesional que traduce en ambos sentidos, especializado en campos específicos, involucrado en la actualización constante y la utilización de recursos terminológicos e informáticos, y sujeto a presiones y fechas de entregas exigentes durante su trabajo. También se percibió una tendencia a desligar al traductor de dominios relacionados con la profesión como la interpretación, la edición y la traducción audiovisual. Se infiere, por lo tanto, que se planteó un perfil bastante purista de la pertinencia profesional del traductor, limitando su labor a lo específicamente traductológico.

Las diferencias entre estudiantes principiantes y aquellos más avanzados y traductores titulados se tornaron más marcadas al explorar su visión del contexto laboral. Mientras que los ingresantes enfatizaron la relación entre el traductor y empresas y negocios que requieren servicios lingüísticos, tanto egresantes como traductores recibidos desestimaron este aspecto como esencial del desempeño laboral del traductor. Sin embargo, entre los tres grupos encuestados se observó un consenso con respecto a que el hogar no es necesariamente el principal contexto laboral del traductor, a pesar de que la mayoría afirmó que la conveniencia de poder trabajar desde la casa es uno de los aspectos más atractivos de la profesión. Esto sugiere que, en general, tanto estudiantes como traductores poseen una visión desestructurada respecto al medio donde se desempeña la profesión, indicando que el contexto no define al traductor.

También se percibieron diferencias en lo que hace al planteamiento de las relaciones laborales. Los estudiantes ingresantes conciben al traductor como un trabajador en relación de dependencia y con un trato más personal con clientes y empleadores. La mayoría de los egresantes y la mitad de los recibidos, en cambio, se inclinaron por conceptualizar la traducción como una profesión más autónoma en la cual los contactos con clientes se establecen mayormente a través de la tecnología, y en la que se trabaja en colaboración con colegas.

Antes de ingresar al traductorado, el contacto de los estudiantes de traducción con traductores es escaso, pero la interacción con compañeros de estudio y profesores en la facultad, así como la iniciación en la práctica de la traducción, los conduce en pocos meses a concientizarse de que la carrera que escogieron es más compleja de lo que esperaban. La tarea de traducir, descubren, requiere un completo arsenal de conocimientos, competencias y recursos que deben dominar, e implica procesos que pueden volverse complicados o incluso frustrantes y decepcionantes. Durante el periodo de cursado, además, los estudiantes aprenden a delimitar el campo de la profesión del traductor, y diferenciarlo del de aquellos propios del intérprete y el profesor de idiomas. Al acercarse a la graduación, el avance en los estudios, la interiorización más plena con una variedad de aspectos que la traducción implica y, especialmente, la experiencia adquirida a través de las pasantías y prácticas profesionales supervisadas por la facultad, conducen a los estudiantes a enfrentarse a nuevas complejidades involucradas en esta profesión: las exigencias en lo que respecta a fechas de entrega y manejo de terminología específica y las dificultades de la inserción laboral.

Los traductores recibidos, fogueados por la experiencia, enfatizaron estas exigencias y dificultades, y destacaron la necesidad del traductor de ser versátil, profesional y dispuesto a una constante actualización para mantenerse a la altura de las demandas de un mercado muy cambiante. Se señaló, por otro lado, que la visión de la profesión del traductor desde el punto de vista externo es completamente diferente a cómo la perciben quienes se ganan la vida en ella.

Para los traductores de inglés, la construcción de la identidad profesional es un proceso gradual que se extiende desde el periodo de educación en la facultad, la obtención del título, la experiencia en la profesión y el contacto con las exigencias del campo laboral. Se concluye que las percepciones de los estudiantes de traductorado y traductores acerca de la propia identidad profesional evolucionan desde una concepción difusa y hasta equivocada de lo que implica ser y trabajar como traductor hacia una mucho más definida y realista. Las respuestas obtenidas en encuestas y entrevistas a lo largo de este estudio sugieren que una parte crucial de tal evolución sucede durante el periodo universitario. Se impone, por lo tanto, que para los formadores del traductorado, el desafío es guiar a los futuros traductores en el proceso de construcción de una identidad profesional coherente con la realidad laboral actual. El desafío para los estudiantes es mantener una mente abierta para adaptarse y ajustarse a tales cambios de perspectiva y permanecer motivados y con una actitud positiva en la profesión que eligieron.

Referencias

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1 “Un commodity es un bien o producto por el cual existe una demanda en el mercado y se comercia sin diferenciación cualitativa en operaciones de compra y venta. Commodity es un término que generalmente se refiere a bienes físicos, que constituyen componentes básicos de productos más complejos (Caballero, 2012).

Apéndice

Tabla 1 Resultados de las encuestas: valoración de los rasgos del perfil profesional del traductor de inglés 

Referencias: + = es fundamental/frecuente/ponderable; - = tiene poca o ninguna relevancia; % = porcentaje de sujetos que escogieron tal valoración.

Nota: las cifras de los porcentajes se presentan sin decimales, por lo tanto el margen máximo de error es 0.99.

Tabla 2 Cuestionario guía de la entrevista 

Recibido: 14 de Marzo de 2014; Aprobado: 18 de Junio de 2015

Cómo citar este artículo: Mulone, María-Virgina (2016), “El proceso de construcción de la identidad profesional de los traductores de inglés”, en Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), México, UNAM-IISUE/Universia, vol. VII, núm. 19, pp. 152-166, https://ries.universia.net/article/view/1137/letrismo-academico-traves-asignaturas-universidades-publicas-estales-mexico [consulta: fecha de última consulta].

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