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Valenciana

Print version ISSN 2007-2538

Valenciana vol.15 n.30 Valenciana Jul./Dec. 2022  Epub Sep 29, 2022

https://doi.org/10.15174/rv.v15i30.636 

Reseñas

La técnica del capital: Ensayos sobre Bolívar Echeverría y Karl Marx

Luis Guillermo Martínez Gutiérrez* 

*Universidad Nacional Autónoma de México

Torres Gaxiola, Andrea. La técnica del capital. Ensayos sobre Bolívar Echeverría y Karl Marx. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2021.


El tren es una ráfaga de hierro

que azota el panorama y lo

[conmueve todo.

Manuel Maples Arce

Después de la traducción Transcrítica, sobre Kant y Marx (2020) de Kojin Karatani, que aporta un camino de largo alcance en la investigación de los estudios críticos en Latinoamérica, Andrea Torres Gaxiola presenta un estudio sobre la categoría de técnica dentro del capitalismo. Un estudio original que pone en tensión la conformación de las dinámicas sociales de las ciudades-estado a la vez que va desarrollando su crítica a la técnica y la tecnología. Un estudio que recuerda, por la presencia de la máquina, a la crítica estridentista de Manuel Maples Arce en Paroxismo y, a pesar de no tener los elementos satíricos, al Orozco de Katharsis, pues por caminos diversos, llegan a similares conclusiones. El progreso y la tecnología como categorías que guían el curso dinámico de las sociedades se encuentran, pues, en conflicto. Por otro lado, algunas de las posturas recuerdan propuestas como la de la economía política del vampirismo de John Kraniauskas, ya que la autora, en un momento dado, habla del capital como si fuera un nuevo Prometeo, “para Marx el valor se autonomiza a través del capital, cobra vida. En su interior, se halla la pulsión de ser relanzado perpetuamente; así se transforma en un pseudo-sujeto cuando impone su voluntad, cuando impele al capitalista a lanzar nuevamente el dinero acumulado, una y otra vez, al proceso de producción/circulación” (178).

Me interesa dejar algunos puntos de lectura que considero imprescindibles sobre este libro.

1) Una original forma de pensar a Marx. La autora presenta a un Marx en tensión, entre el de la alienación (Manuscritos del 44), el de la ley general de la acumulación capitalista (visión tanto anglosajona como soviética) y la visión de Marx como un científico, como el caso de Althusser. Entre esta tensión, la autora analiza la técnica que, a su decir, está naturalizada en la obra de Marx, pues “por momentos se presenta como una en la que la industrialización que surge del capital es un avance importante de la sociedad, y por momentos, al contrario, sobre todo en el Marx de los primeros años, parece añorar una forma de trabajo que recuerda al feudalismo” (12).

Aunque el objetivo es claro: “la tecnología del capital ha sido desarrollada con el fin de producir mayor plusvalor, y contribuir a profundizar el proceso de acumulación” (14), el desarrollo parece ser complicado, pues la misma tensión teórica en la que se posiciona la autora hace no estar siempre en un lugar fijo. La crítica se va desplazando, va volteando la mira constantemente; la fija solo por momentos breves y concisos. Un trabajo teórico complicado que utiliza la movilidad infinita y, en apariencia, contradictoria. La traductora de Transcrítica, al ver a un Marx en tensión, se encuentra en un vaivén teórico importante que enriquece sus aportaciones. Va del pensamiento marxiano al marxismo soviético y del analítico anglosajón a la teoría crítica con conocimientos de causa de alto nivel. Este intersticio crítico en el cual se encuentra es, tal vez, uno de los elementos más potentes de su estudio.

Asimismo, la técnica también está pensada dentro de una tensión importante, entre la naturaleza y las sociedades humanas. Una tensión que ocurre entre el metabolismo, el trabajo y la reproducción social. “Es claro que una superación del capitalismo supone una revolución en las tecnologías y, más aún, en la concepción misma de la naturaleza” (120). La autora trabaja este dilema desde la categoría echeverríana/marxiana de forma natural, aunque la asocia con perspectivas feministas como la de Maria Mies que plantea la división sexual del trabajo en Patriarcado y acumulación en escala mundial.

Para esto recurre a una revisión del concepto de propiedad en Marx.

2) ¿Es posible una modernidad no capitalista y tecnológicamente desarrollada? Esta pregunta va dirigiendo intermitentemente los desarrollos teóricos a lo largo del libro. Así, se piensa la técnica desde tres frentes: como concepto crítico, en relación con la transformación de la naturaleza y en el proceso de producción capitalista. Estos tres frentes tienen la intención de atacar un interés aún más complicado: “intentaremos pensar en el conflicto que, en la actualidad, la técnica nos manifiesta: la imposibilidad de pensar una sociedad post-capitalista, a menos de concebirla como una sociedad post-dineraria” (16). Si bien el libro es una suerte de crítica de la tecnología del capital, no es la historia crítica de la tecnología que propone Marx en El capital como un recurso necesario de análisis de las relaciones sociales de vida de la humanidad. En este sentido el libro es un espacio crítico de dicha categoría que, en buena medida, barbecha el terreno para la comprensión de dicho concepto en las sociedades modernas actuales.

Desde esta posición teórica, desde dicho intersticio crítico, las conclusiones son interesantes. Así, la técnica permite, según nuestra autora, la materialización de la ley del valor. Bajo esta tesis, trabaja constantemente para, después, enlazarla con la crítica de la fetichización. Esta es una de las grandes problemáticas a las que se enfrenta el texto, pues “¿Por qué, entonces, utilizar dicha técnica en un socialismo que pretende trascender el modo capitalista de reproducción?” (22).

Una cosa queda pendiente, a mi parecer, pues al asegurar que “la transformación de la técnica consiste en buscar nuevos instrumentos, nuevas teorías científicas que se apliquen a la producción de nuevos instrumentos que incrementen la eficacia de la producción” (54), la autora omite análisis de obras canónicas como Materialismo y empiriocriticismo y vuelca rápidamente su mirada al marxismo contemporáneo. Tal vez, un análisis desde su postura de dicha obra resulte un trabajo interesante.

3) Tesis de trabajo sobre la técnica. Para la filósofa, la materialidad de la técnica es la máquina y, a su vez, como ya se aseguró, la técnica es la materialización de la teoría del valor en tanto explotación del trabajador, la profundización de las contradicciones del capitalismo y la valorización del valor. En suma, la técnica es el elemento que le permite establecerse al capitalismo como modo de producción. De ahí parte la importancia de su análisis.

La autora se posiciona claramente, desde el principio del libro, en el terreno del análisis del momento de producción capitalista. Por tal motivo, la técnica entra en el proceso de trabajo, que no es otro que el de producción, tanto en su momento proyectivo (actividad conforme a fines) como en el activo (el cumplimiento de dichos fines). No obstante lo anterior, otorga elementos importantes para pensar la técnica desde el momento del intercambio al decir que el dinero es por sí solo una tecnología. De esta manera se encuentra la técnica ya en el proceso de intercambio. Este es uno de los derroteros, en esta obra, que se sugieren seguir.

El análisis y seguimiento de El capital en este libro es admirable tanto por la claridad con la que lo hace como por la complejidad con la que maneja las categorías que operan en el capitalismo. Así, es muy claro cuando la filósofa relaciona el plusvalor relativo (aumento de la productividad, reducción del tiempo de trabajo necesario y aumento del plusvalor, que se traduce en la innovación técnica) con el estudio sobre la técnica y la tecnología en el capital.

Después de una interesante distinción entre instrumento y máquina, la autora sostiene que la maquinaria, en su diseño, está orientada a controlar la intensidad del trabajo, a monopolizar la virtuosidad y habilidad del trabajador, así como a simplificar su trabajo. Por tanto, la máquina no es neutral. Al considerar a la tecnología como una fuerza independiente del capital, se comete el error que llevó a los soviéticos a adoptar técnicas de producción capitalistas y a pensar que con la sola socialización de los medios de 387 producción bastaba para superar la enajenación del trabajo. Esto último, tan solo en el marxismo contemporáneo en México, debería de poner en entredicho a más de alguna postura al respecto.

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