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Valenciana

versión impresa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.15 no.29 Valenciana ene./jun. 2022  Epub 08-Abr-2022

https://doi.org/10.15174/rv.v15i29.668 

Dossier

Presentación

Cuauhtémoc Nattahí Hernández Martínez* 
http://orcid.org/0000-0002-5205-8007

María Yolanda García Ibarra* 

*Universidad de Guanajuato, México


I

El pensamiento de Giorgio Agamben, como ocurre con todo gran pensador, se encuentra poblado por presencias que en mayor o menor medida y de una u otra manera lo signan profundamente. Walter Benjamin, Martin Heidegger, Jacques Derrida, Michel Foucault, Carl Schmitt, Hannah Arendt, Simone Weil, Aby Warburg, Furio Jesi, Primo Levi, entre otros más, son algunos de los escritores, filósofos y pensadores a través de los cuales el pensamiento de Agamben adquiere su propia consistencia.

Existe, sin embargo, una presencia en el pensamiento de Giorgio Agamben en la que no se ha puesto suficiente atención en el ámbito de la recepción y de la crítica filosófica de su obra; se trata de Guy Debord, el teórico francés del situacionismo, con quien Agamben entabló amistad a fines de los años ochenta.

La presencia más visible e inmediata de Guy Debord en la obra de Agamben tiene que ver con el diagnóstico que aquél hizo de la sociedad moderna en términos de una “sociedad del espectáculo”; diagnóstico que Agamben recupera en momentos muy precisos de su obra, donde el pensador italiano, no solo lo asume y lo confirma, sino incluso lo extiende y desarrolla. Como ocurre en “Glosas marginales a los Comentarios sobre la sociedad del espectáculo” donde sostiene que los libros de Debord constituyen el análisis más lúcido y severo de nuestra sociedad y que, en la época del triunfo consumado del espectáculo, este ha llegado a ser el lenguaje mismo, la comunicabilidad, pues es la naturaleza lingüística y comunicativa del hombre lo que ahora es expropiado y separado en el orden espectacular, de modo que el lenguaje termina por ya no revelar nada y la comunicación entre los hombres termina imposibilitada por la comunicabilidad misma. O como ocurre también en El Reino y la Gloria. Por una genealogía teológica de la economía y del gobierno, donde Agamben se vale del orden y la lógica espectacular para afirmar su tesis de que las democracias contemporáneas poseen una dimensión aclamativa y un profundo carácter glorioso que las hace, en definitiva, “democracias gloriosas”, en las que la función glorificante (diseminada y multiplicada) vela y asegura el ejercicio despótico del poder separado de la oikonomia sobre el conjunto de ámbitos que conforman la sociedad contemporánea.

A parte de estas referencias fundamentales al diagnóstico y a la crítica debordiana de la sociedad del espectáculo, Debord es un referente esencial en Agamben a la hora de pensar el estatuto de la imagen, al intentar atisbar la naturaleza y el significado político que encierra la vida privada o al acometer la arqueología de la obra de arte. De modo que la presencia de Debord en el tejido y la urdimbre conceptual de la filosofía agambeniana, lejos de ser marginal, constituye más bien un pilar decisivo de su reflexión.

Lo que podemos corroborar sobre todo si tomamos en cuenta que, más allá de estas referencias palpables al pensamiento de Debord, el situacionismo en Agamben es posible localizarlo en algunos tópicos en los que uno no esperaría poder encontrarlo a primera vista. ¿Cómo no reconocer que el détournement situacionista guarda una estrecha semejanza con los “medios sin fin” o que la importancia que cobra el juego en su filosofía tiene un antecedente directo en el situacionismo? ¿Cómo no reconocer que el programa situacionista de una realización y supresión del arte en la vida está a la base de la noción agambeniana de gesto, o que la idea de la oikonomía como gobierno de la palabra vacía sobre la vida desnuda es una clara referencia a la proliferación espectacular de la palabra vana?

En este contexto, los artículos que conforman el presente dossier asumen como tarea analizar la presencia de Guy Debord en el pensamiento de Giorgio Agamben, seguir sus huellas, sus rastros para dar con los temas, los conceptos, las estrategias y perspectivas de análisis que el filósofo italiano retoma del cineasta, revolucionario y pensador francés. Pero más que pretender agotar la discusión acerca de las relaciones, conexiones y articulaciones entre los pensamientos de Guy Debord y Giorgio Agamben, lo que intentan los artículos es más bien abrirla y situarla desde perspectivas y emplazamientos diferentes, con la intención de contribuir a una discusión donde lo que está en juego no es solo la tarea de pensar a Agamben a partir de Debord, sino sobre todo la posibilidad de pensar el presente a partir de la articulación de sus pensamientos.

II

La idea del dossier tuvo su origen en el seno de una experiencia de trabajo grupal al que le dimos por nombre “Grupo de investigación sobre Debord y Agamben” (GIDA), del que formamos parte Yolanda García Ibarra, José de Jesús Jiménez, Gerard Moreno y Cuauhtémoc Hernández. Un grupo de investigación que, de forma intermitente, estuvo reuniéndose por espacio de dos años, en los que nos dimos a la tarea de leer y discutir la obra de ambos pensadores, bajo la consigna de abrir un espacio al pensamiento más allá del hábito arraigado en los contextos académicos que privilegia la intervención individual por sobre las experiencias grupales de pensamiento.

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