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Valenciana

versión impresa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.14 no.27 Valenciana ene./jun. 2021  Epub 23-Abr-2021

 

Reseñas

Edith Negrín, Letras sobre un dios mineral. El petróleo mexicano en la narrativa, El Colegio de México / Universidad Nacional Autónoma de México, 2017

Conrado J. Arranz Mínguez* 

*Instituto Tecnológico Autónomo de México

Negrín, Edith. Letras sobre un dios mineral. El petróleo mexicano en la narrativa. El Colegio de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2017.


Bajo un título que evoca aquel críptico poema de Jorge Cuesta, “Canto a un dios mineral”, y un epígrafe de José Emilio Pacheco, extraído de su libro La edad de las tinieblas, en el que el petróleo flota en el quinqué para dar a la noche un olor “a luz carbonizada”, la investigadora Edith Negrín publica Letras sobre un dios mineral. El petróleo mexicano en la narrativa, un estudio en torno a las obras literarias que se han ocupado del petróleo mexicano. El volumen, este caso en coedición con la Universidad Nacional Autónoma de México, forma parte de la colección de libros “Estudios sobre Energía”, del Programa de Energía que se desarrolla en El Colegio de México bajo la coordinación de la profesora e investigadora Isabelle Rousseau. A priori, esto tiene dos implicaciones de enorme relevancia. Por un lado, el espacio tan notable que un estudio literario, este en concreto repartido su carácter entre lo historiográfico y lo crítico, ocupa dentro de una serie de estudios de ciencias sociales sobre un fenómeno histórico, político y social que tuvo tanta trascendencia en la configuración del “México moderno”. Por otro lado, la adjetivación de “petróleo” y no de “narrativa”, permite a la autora ampliar el corpus de estudio a aquellas obras extranjeras -la mayoría de las cuales son de autores estadounidenses y poco conocidas por nuestra tradición-, cuyo tema principal es la explotación petrolera que se llevó cabo en tierras mexicanas, lo cual supera el alcance de estudios que se habían realizado hasta el momento con una perspectiva historiográfica.

En este último sentido y, por tanto, desde el punto de vista de los estudios literarios, el presente volumen supera en amplitud y profundidad a aquel de Luis Mario Schneider que fue referencia fundamental para estos estudios: “La literatura del petróleo en México”, ponencia del coloquio “México a cincuenta años de la Expropiación Petrolera”, que posteriormente se incluyó en las Memorias (UNAM, 1989) y más tarde en La novela mexicana entre el petróleo, la homosexualidad y la política (Nueva Imagen, 1997). En este último libro, el ensayo de Schneider dedicado al petróleo ocupa aproximadamente unas 50 páginas y se reconoce deudor de dos tesis anteriores sobre el tema, la de Helen Louise Rapp y la de María de Lourdes López Alcaraz (63), de 1957 y 1976 respectivamente. Schneider parte de la hipótesis de diferenciar esta literatura del petróleo de aquella sobre la Revolución, a pesar de sus vínculos ineludibles o compartidos (15), hipótesis que también asume la investigadora Edith Negrín, que, aunque reconoce también esta deuda, prefiere enraizar este trabajo en los estudios sobre la narrativa mexicana de intención testimonial, en los que ella, sin duda, es un referente académico.

Letras sobre un dios mineral se divide entonces en seis grandes partes, cuyo criterio responde principalmente a uno cronológico, aunque, también dentro de este, podemos observar una clasificación estética y temática para aglutinar las diferentes obras. Como muestra, las tres primeras partes separan a los escritores de origen mexicano de los extranjeros: la primera, reúne las obras de Jack London, Isabel Ostrander y Joseph Hergesheimer; la segunda, las de Francisco Monterde, Mauricio Magdaleno, José Manuel Puig Casauranc y Xavier Icaza; la tercera, las de Upton Sinclair, B. Traven y Carleton Beals. La cuarta, sin embargo, reúne, por ejemplo, la obra de los mexicanos Gregorio López y Fuentes, José Mancisidor, Héctor Raúl Almanza y otros, con la de Evelyn Waugh; mientras que la quinta y sexta parte se enfoca en la tradición literaria mexicana hasta llegar incluso a la actualidad, con autores como Luz Aurora Fernández de Alba y Francisco Martín Moreno. Cada una de estas partes está dividida a su vez por capítulos dedicados al análisis concreto de la obra, siguiendo a grandes rasgos un esquema tradicional para el análisis de una obra literaria: contexto de la obra y recepción crítica, análisis literario (tema, personajes y recursos) y evaluación o crítica individual. El lenguaje del libro oscila entre uno más técnico -para referirse tanto a recursos de la literatura y la historia para trenzar significados como a referencias de la tradición literaria- y otro más divulgativo -que permite también el acceso a un público más general no tan familiarizado con el tema-, como se puede comprobar tanto en el amplio espacio dedicado a la descripción de los argumentos de las obras analizadas, como en la composición de párrafos con una sola oración, aspecto que sin duda agiliza la lectura.

En cuanto a la recreación y explicación del contexto socio-político de la narración, de la diégesis, por un lado, la autora se apoya en numerosas referencias a fuentes de carácter histórico, en especial, Las raíces del nacionalismo petrolero en México (2009), de Lorenzo Meyer, y Petróleo y Nación (1900-1987), de este mismo autor e Isidro Morales, con las que entabla un diálogo fructífero y profundo; por otro lado, se apoya también en una amplia investigación en torno a la crítica genética de cada una de las obras, así como en su recepción crítica, herramientas propias de los estudios literarios que permiten descifrar la historia testimonial contenida en la novela y el artefacto literario que la recrea. La investigadora, por tanto, lleva a cabo un minucioso trabajo de diálogo entre el contexto del autor a la hora de elaborar su obra y el contexto de la obra en el que se produce la narración, además de rastrear aquellos relatos o testimonios que fueron quizá semilla del relato final, así como las reacciones o consecuencias que la obra tuvo en los lectores, aspecto que, en el caso de esta literatura del petróleo, es fundamental, porque muchas de las obras se publicaron en momentos cenitales de la historia del petróleo en México. Así, por ejemplo, al posicionamiento de la Revolución institucionalizada frente a la explotación petrolera extranjera en territorio nacional, responden Oro negro, Mapimí 37, La hermana impura y Panchito Chapopote, de 1927 y 1928, mientras que, a la propia expropiación petrolera de 1938, responden Huasteca y Robbery Under Law, ambas de 1939. Estas transferencias entre la historia y la literatura, es decir, entre la historia de la nación, la historia recogida en la narración y la historia de la obra literaria, nos regalan a los lectores conclusiones como aquella que permitiría afirmar que las prácticas ideológicas en la política institucional determinan también las perspectivas narrativas de la obra, y a través de esta es posible interpretar lo que en los discursos políticos oficiales eran voces impuestas por las políticas presidencialistas o verdaderos impulsos revolucionarios. Esto se puede inferir a partir del comentario que hace la investigadora en torno al papel del escritor y secretario de Educación Pública, José Manuel Puig Casauranc (133). En este sentido, el presente volumen traslada a los lectores una visión plural que no evade a escritores incómodos, como el caso de Evelyn Waugh o de otros nacionales que desempeñaron puestos de responsabilidad pública, lo cual permite ampliar la óptica y observar, por un lado, la recreación del sistema cultural de la época, por ejemplo, cuando relaciona magistralmente la obra de Icaza y de López Velarde con los grabados de Alva de la Canal (148), y, por otro lado, las posibilidades de actuación o de intervención de la propia literatura en el contexto socio-político (y no solo al contrario, como suele ser la dirección más estudiada), ya que, como afirma la investigadora, “la escritura novelística permite acceder a una verdad mayor que la de la exactitud de los datos. En este caso la ficción documenta la injusticia, impunidad y descomposición del sistema político nacional” (332).

Además, Edith Negrín analiza también a partir del papel que los obreros y las masas desempeñan en la obra, lo cual responde a una de las líneas de investigación que la autora ha seguido a lo largo de su trayectoria académica; esto enriquece el análisis porque en muchos casos las novelas son conservadoras o muestran la perspectiva de las clases sociales privilegiadas o dominantes. Esta característica y el hecho de que la investigadora manifieste -en ocasiones de forma muy clara- el papel contradictorio de la narración en relación con la política nacional e internacional, así como que termine el análisis de cada obra con una valoración, otorga a este volumen un carácter muy personal, de culminación de una línea académica a la que ya había dedicado estudios relevantes en diferentes artículos y capítulos, tanto académicos como divulgativos.

El resultado del análisis propiamente literario que hace Negrín de cada una de las obras, no es menos sorprendente en algunos casos. El énfasis lo pone en el análisis de los personajes, casi siempre estableciendo una primera división entre aquellos nacionales y los extranjeros, y también entre los que representan a diferentes clases sociales, lo cual conduce a un amplio muestrario de tipos que, por un lado, permite la comparación entre las diferentes novelas y periodos, y, por otro lado, la lectura de estos personajes como metáforas de la historia, transparentando de nuevo las relaciones entre ambas disciplinas. Esta lectura de personajes contribuye al establecimiento de los tópicos, motivos y temas de esta literatura del petróleo, como, por ejemplo, la recurrencia al hecho del “incendio como instrumento de los mexicanos para protegerse de la agresión extranjera” (347).

Con Letras sobre un dios mineral. El petróleo mexicano en la narrativa, a los lectores nos quedan claros los rasgos que caracterizan a esta novelística, las peculiaridades que aporta cada una de las obras a esta suerte de subgénero, la extraordinaria experiencia de leer la historia y la literatura en ambas direcciones, la necesidad de incluir aquellas novelas extranjeras, especialmente estadounidenses, para poder leer de una forma más completa esta historia común. Edith Negrín culmina en este volumen una línea de investigación importante en su trayectoria académica, entrega a la comunidad una obra de referencia al respecto y, con un completo apéndice de todas las “obras sobre el petróleo mexicano y la vida social” que incluye al final del volumen, garantiza numerosos caminos por los que puede continuar la crítica.

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