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Valenciana

versão impressa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.13 no.25 Valenciana Jan./Jun. 2020  Epub 15-Jun-2020

 

Reseñas

Jorge Alberto Ramírez, El expresionismo poético de Alejandra Pizarnik, México, Universidad de Guanajuato, Colección de Estudios Literarios, 2017

Irán Francisco Vázquez Hernández* 

*Universidad Nacional Autónoma de México, México

Ramírez, Jorge Alberto. ,, El expresionismo poético de Alejandra Pizarnik. México: Universidad de Guanajuato, ,, Colección de Estudios Literarios, ,, 2017.


Alejandra Pizarnik es una poeta cuya obra muchas veces ha sido velada por una apasionante biografía. Basta leer sus Diarios o su correspondencia con otros escritores para entender el porqué de esa fascinación. La poeta argentina era alguien que vivía al límite de la existencia, en la conciencia del dolor y la tragedia de la angustia, siempre bajo la duda existencial de un mundo que consideraba ajeno o en el cual ella se sentía desterrada. Su propia vida configuró una trama de gran intensidad y la poeta misma, como personaje, se esmeró bien en representar el papel de escritora maldita. Pero aquellos que, seducidos por las tribulaciones de su vida, la vislumbran únicamente bajo esas circunstancias biográficas, omiten la parte más esencial de su legado, no su imagen, sino su obra misma. Y es que es la poesía de Alejandra Pizarnik la casa donde descubrimos a la poeta en cuerpo y alma, vívida, tal como ella era en su densidad: con sus temores, sus inseguridades y las obsesiones que, cual Erinis a Orestes, la merodearon siempre en su rededor. A través de su poesía creó un mundo propio y ese mundo simbolizó un espejo en el cual ella misma se reflejó como Narciso; su imaginación, última inocencia, constituyó la fuerza alquímica mediante la cual pudo transformar el mundo que le era ajeno en un mundo propio.

Hoy la crítica literaria le ha dado el lugar que se merece como escritora. No el de una poeta secundaria en la tradición argentina, sino el de una de las voces femeninas más importantes dentro de la poesía hispanoamericana en general. Su lugar como fabuladora de versos ha de estar al lado de escritoras como Alfonsina Storni o Juana de Ibarbourou, pero también junto a nombres como los de Hugo Padeletti o Virgilio Piñera. Así que un estudio acerca de su obra jamás será gratuito, siempre y cuando tal estudio nos brinde apreciaciones que ayuden a profundizar más en su poética o en su visión de mundo superando las referencias biográficas. Y, para los que amamos la poesía, estudiar la obra de Alejandra Pizarnik desde el ámbito de la crítica literaria es una tarea fundamental.

El libro de Jorge Alberto Ramírez, El expresionismo poético de Alejandra Pizarnik, es un estudio que nos aproxima a una Alejandra Pizarnik distinta, más allá del lugar común de la poeta maldita o de la poeta surrealista. Para el autor, Alejandra Pizarnik es, antes que nada, una poeta vanguardista. Esto es lo que la define: la actitud conflictiva ante el lenguaje, la construcción de mundos lingüísticos propios y la idea de la poesía como salvación. Pero su vanguardia no es como la que tuvo vigencia durante la segunda década del siglo XX en Europa y en América Latina, sino otro tipo de vanguardia, menos bulliciosa que aquella, más íntima, transgresora de sí misma. Una vanguardia que se regodea dentro de su propia autorreferencialidad como los circulares grabados de Escher. Quizá esta esta la razón por la que Jorge Alberto Ramírez afirme que Pizarnik es más una poeta expresionista que surrealista. Al respecto, hay que señalar que la crítica literaria muchas veces tiende al reduccionismo cuando encasilla a un autor en una corriente estética o ideológica. No niego el valor clasificatorio de los especialistas para comprobar ciertas hipótesis, pero el estudioso ha de ser capaz de lograr que su lectura enriquezca a las otras interpretaciones y no al revés. Es decir, la crítica literaria, como quería Alfonso Reyes, ha de posibilitar distintos caminos interpretativos, aun cuando al final se escoja uno solo de ellos. Jorge Alberto Ramírez es consciente de este hecho: sabe que el expresionismo de la poeta argentina es relativo, ya que su poesía es, en palabras del autor, “heterogénea y ciertamente inclasificable”. Y esto es algo que debemos agradecer al autor del libro que reseñamos, el no recluirse en una crítica enamorada de su propia tesis, sino en mantener las puertas abiertas a otras perspectivas exegéticas que destaquen la riqueza de la escritora que se ha propuesto estudiar. En este sentido, podemos decir que la forma de leer a Alejandra Pizarnik de Jorge Alberto Ramírez no es un simple cambio de perspectiva; es decir, el autor no niega que la poeta argentina sea surrealista para luego cercarla en el expresionismo poético; lo que realiza al sustentar su propuesta es permitir el juego de lecturas al que aspira toda obra escrita. El expresionismo no es tanto para Jorge Alberto Ramírez una plataforma de llegada como un punto de partida, una sugerencia de exploración más que un resultado concluyente. La Pizarnik que traza Ramírez es una poeta de múltiples intersecciones, difusa en su propia especificidad, compleja en sí misma.

El libro de referencia se divide en tres capítulos. En el primero, el autor coloca a la poeta argentina en el contexto de las vanguardias europeas y latinoamericanas (por ejemplo, el grupo Poesía Buenos Aires). Aquí es donde entra de lleno a debatir el tema del surrealismo en Alejandra Pizarnik, una perspectiva recurrente en los estudios críticos dedicados a la autora argentina. Para Jorge Alberto Ramírez, lo hemos adelantado, Pizarnik posee más una pulsión expresionista que surrealista, rasgo imaginativo que la vincula a poetas como Kurt Heynicke, Wilhelm Klemm y George Trakl. El autor afirma su método de lectura con las siguientes palabras: “Es mi propósito trabajar con elementos que constituyen la pulsión de su escritura y la visión personal de su mundo: tristeza, angustia, miedo, deseo, rechazo de la realidad, ternura, amor. Dentro de este mundo, los objetos son definidos y formados por las emociones”.

Por otra parte, en el segundo capítulo, el autor se concentra en analizar lo que denomina el expresionismo poético de Alejandra Pizarnik. ¿Qué debemos entender por tal expresión? Jorge Alberto Ramírez hace un repaso por diferentes concepciones teóricas del expresionismo -en música, en pintura, en literatura- para concluir que éste, más que una exteriorización de sentimiento, es una visión de mundo o una forma de aproximarse a las cosas a través de lo que él denomina como “emocionalización de la realidad”: “Los objetos de un poema cambian cuando son teñidos, intensamente, por un sentimiento”. El expresionismo es analizado aquí no como una opción retórica o un movimiento estético al cual se afilian los poetas, sino como una necesidad existencial y expresiva. Si los poetas recurren a la emocionalización de la realidad, eso se debe a que no tienen otra salida más allá de su propia tragedia personal, como lo afirma el autor: “El poeta expresionista es el hombre que sufre la realidad y, en cierta manera, es su propia víctima. No se trata del héroe, médium o semidiós romántico. Su mitología no posee referencias culturales sino personales, y está poblada de seres y objetos que presentan la intensidad de sus emociones”.

Finalmente, en la tercera parte, Jorge Alberto Ramírez dedica el tiempo necesario para leer cinco poemarios de la poeta argentina: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962) y Los trabajos y las noches (1965). En su lectura, el autor va repasando las distintas estancias expresionistas que la poeta plasmó en sus poemas, además de constituir un recorrido por la evolución literaria de la autora. La conclusión que extrae el autor a este respecto es reveladora: “¿Poesía pesimista? No enteramente. Su visión trágica de la vida se tensa porque hay siempre una pálida esperanza en la vida y en el amor, en la poesía y en la muerte. Su poesía, por lo tanto, es una tentativa de vivir, un deseo de vivir”.

Estamos, pues, ante un libro breve pero serio, profundo, de una prosa destacable y mucha intuición poética. En El expresionismo poético de Alejandra Pizarnik asistimos a una lectura novedosa, fructífera y de valoraciones múltiples. Si la crítica literaria, como afirmaba Samuel Johnson, tiene la función de develar lo oculto, el libro de Jorge Alberto Ramírez lo logra: nos descubre un perfil de Alejandra Pizarnik que hasta ahora no había sido esbozado totalmente. Con ello, me parece, El expresionismo poético de Alejandra Pizarnik se suma a estudios sobre la poeta hoy clásicos, los de Cesar Aira, Cristina Piña y Florinda Golberg.

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