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Valenciana

versión impresa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.7 no.14 Valenciana jul./dic. 2014

 

Reseñas

 

Jaime Marroquín Arredondo, Adela Pineda Franco y Magdalena Mieri, Open Borders to a Revolution. Culture, Politics and Migration

 

Mirtha Elsa Diez Barroso Herrera*

 

Washington, D.C., Smithsonian Institution Scholarly Press, 2013

 

*Universidad de Guanajuato

 

 

A raíz de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, en el año 2010, surgieron numerosos recuentos de las consecuencias que ambos eventos armados trajeron a la vida del país. Más allá de los justificados reclamos ante el dispendio oneroso de recursos que utilizaron para festejar aquel año, instituciones internacionales como el Smithsonian Latino Center se dieron a la tarea de convocar, en el año 2013, a un grupo de investigadores que llevó a cabo el estudio conjunto del efecto inmediato y de largo plazo que la Revolución Mexicana tuvo en los Estados Unidos, en esferas tan amplias como la diplomacia, la política y el ámbito cultural. En aras de obtener retroalimentación y establecer nuevos paradigmas en la comprensión de la relación entre México y Estados Unidos, el Instituto Smithsoniano organizó un simposio cuyo programa fue englobado y desarrollado en el presente volumen.

Open Borders to a Revolution. Culture, Politics and Migration es el resultado del trabajo que el Programa de Historia y Cultura Latina de la misma institución logró reunir con la participación de universidades como la de Boston, George Washington, Maryland y la Biblioteca del Congreso, entre otras. Así, los académicos exploraron desde diversas áreas el papel que la Revolución Mexicana adquirió cuando entró en contacto con distintas manifestaciones culturales, tanto las populares como las consideradas cultas (nacionales e internacionales), destacando por supuesto las establecidas con el vecino país del norte.

Para comprender la intención de los ensayos compilados en este volumen, es necesario aclarar que su función no radica en negar lo que hasta ahora conocemos como antecedentes y consecuencias del movimiento de 1910 ni desterrar a los protagonistas que hemos aprendido de memoria y aparecen en los libros de texto, sino dar a conocer a otros personajes de la historia que por su ubicación geográfica o nacionalidad no son mencionados de forma común y constante. Al tratarse del primer movimiento armado del siglo XX en Latinoamérica, en el cual intervenía el campesinado a la par de la intelectualidad, la importancia en la comprensión del movimiento no sólo está en las estrategias desplegadas o en las consecuencias políticas que hasta la fecha resiente la nación, sino en comprender cómo la cultura popular, los medios masivos de comunicación y el arte, tanto norteamericanos como mexicanos, dieron forma al ideario revolucionario. Los estudios recopilados buscan ante todo eliminar la idea de la Revolución Mexicana como un evento con resonancia e impacto únicamente al interior del país. La postura política de los Estados Unidos frente al levantamiento de armas en México no sólo influyó de manera decisiva en el flujo migratorio entre ambas naciones, sino que determinó en buena medida el rumbo que el discurso oficial haría tomar tanto en la prensa como en otras manifestaciones culturales. Los buenos ojos con que fue visto un movimiento armado en los inicios del siglo XX por idealistas y liberales comprometidos, propició que los mexicanos que huían de la violencia o los saqueos encontraran terreno fértil para asentarse con seguridad en suelo norteamericano, sin tener que apartarse de la vida política y el curso de los acontecimientos nacionales.

El libro está divido en dos partes: en la primera, llamada "Traveling Borders" ("Fronteras móviles"), se exploran las empresas culturales y el apoyo trasnacional que surgió en los Estados Unidos una vez iniciada la Revolución. La importancia en este apartado no se centra en establecer los orígenes y formación de la mexicanidad, sino en la dinámica de intercambio comercial y cultural establecida en la línea fronteriza, cuyas consecuencias se dejaron sentir también en el ámbito político de ambos países.

La mayor parte de los artículos de este apartado hace hincapié en el papel de los artistas en la formación del ideario revolucionario. Uno de ellos, "Hollywood Villa and the Vicissitudes of Cross-Cultural Encounters" ("El Villa de Hollywood y las vicisitudes de los encuentros y cruces culturales"), realiza un seguimiento de la figura de Francisco Villa en sus apariciones cinematográficas para explicar cómo, al explotar su imagen, la maquinaria cinematográfica hollywoodense favoreció al gobierno mexicano y mermó, hasta cierto punto, la imagen del jefe de la División del Norte como justiciero para rebajarlo al de bandolero.

También se analiza, en "From Antagonism to Accord: The Controversy over the Mexican Revolution in the Political Culture of the United States" ("Del antagonismo al acuerdo: la controversia sobre la Revolución Mexicana en la política cultural de los Estados Unidos"), el asentamiento de políticos e intelectuales norteamericanos de izquierda en México, que mostrarban su desacuerdo con el intervencionismo de su país en los asuntos mexicanos. Así, las revisiones hechas por los especialistas de las universidades que participaron con el Smithsonian Institute buscan destacar las complejas relaciones que se establecieron entre intelectuales con trayectorias propias en sus países de origen y cómo tuvieron que adaptarse al apoyo u oposición que encontraron en las comunidades a las que emigraron.

En particular, destaca el caso de algunos muralistas mexicanos que, becados o pagados por instituciones norteamericanas privadas, fueron llamados a pintar en edificios importantes de los Estados Unidos y, después, relevados de sus comisiones o privados de las subvenciones por el descontento de los artistas norteamericanos conservadores que sentían amenazado el ejercicio de sus propias actividades artísticas. Los antagonismos políticos culturales cedieron y dieron lugar a un período corto de acuerdos en el que la convivencia resultó armoniosa y fructífera, tanto en las ciudades norteamericanas como en la ciudad de México.

Muestra de esta corta armonía, que duró aproximadamente 3 años, es el caso de Anita Brenner, mexicana judía de ascendencia letona criada en la ciudad del Paso, Texas, quien volvió constantemente a la ciudad de México para enriquecer sus estudios antropológicos y para ejercer el oficio periodístico, enfocado principalmente en explicar los elementos culturales y sociales de la capital que a ojos extranjeros parecían incomprensibles por exóticos. El derrotero del artículo centrado en esta importante figura se dirige a la puesta en escena de las múltiples y complejas formas que lo nacional tomó en estos años. En Brenner, se conjugaban no sólo la comprensión del carácter propio de lo mexicano sin perderse en exaltaciones nacionalistas —debido a la constante problemática de su ascendencia judía frente al catolicismo acendrado de su país de origen—, sino también la habilidad de concertar las diferencias étnicas y culturales de aquellos extranjeros que buscaban en México un rubro de experiencias nuevas porque veían en la Revolución Mexicana la concreción de los ideales deseados por la izquierda.

La segunda parte, llamada "Living Borders" (Fronteras vivas"), deja de centrarse en los movimientos de cruce y en el flujo migratorio generalizado para poner su atención en los sujetos híbridos que la frontera engendró y la clase de expresiones culturales que producían gracias a la pertenencia y movilidad entre dos países. Las ciudades fronterizas son el tema de esta sección, donde los especialistas enfocan sus esfuerzos en dar a conocer novelas, cuentos y obras de teatro México-americanas que han sido poco o nada estudiadas, ya sea debido a su origen (escritas y publicadas en Estados Unidos) ya sea por la condición de sus autores (mujeres o exiliados) o bien por sus temáticas (cabezas parlantes y mujeres como protagonistas).

Además de la recuperación de obras literarias marginales, la arquitectura es incluida también para dar cuenta de la microhistoria. En "Charting the Legacy of the Revolution: How the Mexican Revolution Transformed El Paso's Cultural and Urban Landscape" ("Trazando el legado de la Revolución: cómo la Revolución Mexicana transformó el paisaje urbano y cultural de El Paso"), se hace un reconstrucción de los negocios funcionales en el episodio revolucionario y de aquellos cuyos beneficios económicos derivaron directamente del conflicto armado. Ya que estaba prohibido a los norteamericanos surtir de armamento a cualquiera de las facciones involucradas en el conflicto mexicano, los comerciantes diversificaron el ramo de sus negocios y se dedicaron a la venta de uniformes, botas, alambre de púas, pinzas para corte de alambre y demás productos básicos. No sólo eso, las azoteas de los edificios de dos o más pisos eran rentadas a turistas para ver los enfrentamientos que tenían lugar a escasos kilómetros de la frontera. Comercio, espectáculo y cultura modelaron y remodelaron la apariencia de las ciudades, permitiendo que edificios, casas y monumentos también fueran capaces de contar la historia de la que fueron testigos.

De forma integral, el compendio de artículos da cuenta de un dinamismo cultural incomparable entre el territorio mexicano y la frontera de los Estados Unidos durante los años de 1910 a 1913, el cual se interrumpiría en 1914 por el inicio de la Gran Guerra. En la ciudad de México convivía la izquierda norteamericana con exiliados rusos, podía tomarse clases de sánscrito con un profesor proveniente de la India o encontrar a pintores norteamericanos que buscaban aprender las técnicas de los muralistas mexicanos; mientras, en la frontera norte, surgían expresiones culturales que adelantaron en muchos casos la respuesta artística de aquellos que vivían en el centro del país.

Open Borders to a Revolution. Culture, Politics and Migration da cuenta de un escenario cultural que suele pasar desapercibido por los estudios tradicionales sobre la Revolución Mexicana y, por ello, trae una luz distinta a la forma en la cual comprendemos la relación entre México y Estados Unidos que, por periodos fugaces y de la mano de actores particularmente receptivos y abiertos, no ha sido tirante sino amigable e incluso cooperativa.

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