Estimadas lectoras y lectores:

Con este nuevo número, Intervención saldrá a la luz en un mundo muy distinto, radicalmente alterado debido a la pandemia global de Covid-19 (SARS-CoV-2), declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es tan inoportuno como imposible seguir adelante con los planes tal como se habían proyectado antes de esta crisis sanitaria mundial, lo cual aplica tanto para individuos como para instituciones. Al momento de escribir esta editorial, en México nos encontramos aún en un periodo de aislamiento físico, pero ya se alcanza a sentir la gran incertidumbre y a vislumbrar el impacto social, económico y humano de la pandemia. En particular para quienes nos dedicamos a la cultura, el patrimonio y las humanidades, se avecinan tiempos de aún mayor dificultad ante el ineludible escenario de recortes presupuestales y despidos de personal, y posposición -o, en el peor de los casos, cancelación- de proyectos.

Además del necesario tiempo para pensar y plantear las nuevas formas de actuar en el panorama posCovid (que puede prolongarse durante meses e incluso años), es probable que necesitemos una “afinación” sustancial con las nuevas necesidades y condiciones de todos aquellos que dependen de los bienes y productos culturales, ya sea para disfrute, como identidad o sustento de vida. La reciente remoción y lanzamiento al río de la estatua de Edward Colston, un mercader y comerciante de esclavos, en Bristol, Inglaterra, durante una protesta a favor del movimiento Black Lives Matter a raíz del brutal asesinato de George Floyd en Estados Unidos, nos muestra las complejas relaciones con el pasado y el patrimonio que están operando en el convulso panorama de la “nueva normalidad”.

En este dramático contexto, Intervención inicia con el número 21 una nueva época, que se comenzó a gestar hace aproximadamente un año. Cumplimos 10 años de publicación ininterrumpida, y por ello el equipo editorial ha implementado una transformación de la revista que permita afianzar lo ya construido, pero también expandirnos a nuevos horizontes, físicos e intelectuales. A partir de ahora, Intervención será una revista bilingüe (inglés-español) y digital, lo que nos permitirá llegar a públicos no hispanohablantes e incluso, a cualquier lugar del mundo mediante internet. Esto exigirá, consecuentemente, un replanteamiento y fortalecimiento de los procesos editoriales de la revista no sólo para hacer frente a lo que involucra la recepción y procesamiento de postulaciones en inglés, sino también para la consolidación tanto de lectores en esos nuevos horizontes como de la calidad académica de los contenidos de la revista. Por ello, como parte de las nuevas medidas, se está conformando un Comité Científico que incorporará a reconocidos especialistas nacionales e internacionales de las diversas disciplinas que abarca Intervención.

Esta expansión ha sido y seguirá siendo un gran reto. Sin embargo, los beneficios superan por mucho las dificultades. En un mundo que se dice globalizado, pero que en términos reales perpetúa gran número de barreras, hace falta emprender y apoyar iniciativas que ayuden a tender puentes. Al ser traducida al inglés, la revista hace una apuesta por establecer y compartir diálogos entre el valioso conocimiento producido en México y otros países hispanohablantes y aquel que se genera en cualquier otra parte del mundo que pueda ser comunicado en inglés. Buscamos leer sobre -y ser leídos en- otras latitudes más allá de nuestro confín idiomático y, con ello, retar las fronteras lingüísticas que a menudo prolongan la inequidad y el aislamiento en la circulación del conocimiento. Estos objetivos se incrementan con la propuesta digital de la nueva época: si bien es cierto que Intervención siempre ha estado plenamente accesible a través de su portal Open Journal System (OJS), ahora hemos rediseñado el formato para priorizar una interacción digital óptima; un salto cualitativo de gran relevancia.

Siguiendo la tradición de la revista, en esta entrega presentamos una diversa selección de textos pertenecientes a la conservación, restauración, museología, estudios del patrimonio y campos afines. Este primer número inicia con un homenaje a Sergio Arturo Montero Alarcón, restaurador pionero del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pilar de esta profesión en México y cofundador de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM); quien desafortunadamente falleció el 14 de junio del presente año. Posteriormente, los lectores podrán emprender un viaje que va desde las viviendas elaboradas con arquitectura de tierra en el estado de Colima, hasta la nueva museología en una favela en Río de Janeiro, Brasil. Encontrarán también discusiones sobre: el papel de las comunidades en la creación y actualización de archivos digitales; la conservación de patrimonio religioso edificado en tierra en Cuenca, Ecuador; la política internacional en la formación de gestores de la conservación y restauración en México, y la conservación de restos óseos humanos en un museo municipal de Olavarría, Argentina. Asimismo, y como es costumbre, están disponibles dos reseñas que, en esta ocasión, abarcan el libro Estudios sobre conservación y restauración, vol. V, así como una serie de eventos especializados sobre nuevas tecnologías y patrimonio. En su conjunto, los artículos apuntan a discusiones y tendencias de relevancia contemporánea, como la vulnerabilidad de bienes culturales en proceso de acelerada desaparición, la irrupción de la tecnología en la conservación, comprensión y uso de los productos culturales, las políticas locales e internacionales en la administración del patrimonio y la incorporación de narrativas antes consideradas “periféricas” como centro de los discursos museológicos.

Esperamos que la lectura de este número les proporcione alimento intelectual para continuar con sus labores, a pesar de la inusitada y triste circunstancia en que nos encontramos; también, que los cambios puestos en marcha para la nueva época sean efectivos e inviten a la postulación de contribuciones internacionales tanto en las líneas ya conocidas como en áreas emergentes que, sin duda, abundarán a partir de la experiencia planetaria de la pandemia. Intervención ha sido siempre un espacio abierto para la circulación y el debate de ideas, en concordancia con las políticas internacionales de acceso abierto al conocimiento. En mi función como editora continuaré con ese legado, poniendo además un énfasis en visibilizar los temas más urgentes de la contemporaneidad. ¡Ayúdennos a pasar la voz!

A manera de cierre, sólo me resta agradecer y reconocer la invaluable labor que durante toda la primera época ha realizado la doctora Isabel Medina-González, editora fundadora y corazón de Intervención; asimismo, la de Paula Rosales Alanís, coordinadora editorial y engranaje central de todos los procesos. Agradezco también al solidario Comité Editorial, al equipo de trabajo que da vida a esta revista académica de carácter internacional, a la dirección de la ENCRyM y a la Coordinación Nacional de Difusión del INAH, que desde la Subdirección de Publicaciones Periódicas hace de este proyecto una realidad aún vigorosa.