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Intervención (México DF)

versión impresa ISSN 2007-249X

Intervención (Méx. DF) vol.10 no.20 México jul./dic. 2019  Epub 09-Oct-2020

https://doi.org/10.30763/intervencion.2019.20.214 

Editorial

Editorial

Carolusa González Tirado1 

1 Centro INAH-Guanajuato, México.


Durante la Segunda Guerra Mundial gran parte de los objetos considerados patrimonio histórico y artístico de los países europeos en conflicto fueron resguardados en sótanos, cuevas, estaciones de tren subterráneas y otros refugios para protegerlos de la destrucción ocasionada por los bombardeos constantes en las ciudades más importantes para la historia de esas naciones. Terminado el conflicto bélico, muchos edificios históricos habían sido dañados por las bombas, y los bienes muebles que habían sido escondidos presentaban deterioros debidos a las precarias condiciones de almacenamiento, donde la humedad y la temperatura imperantes no fueron las óptimas.

Como respuesta ante la crisis, se crearon instituciones internacionales abocadas a proteger y restaurar el patrimonio mueble e inmueble de los países devastados por la guerra. Entre ésas se encontraba el Instituto Internacional para la Conservación de Objetos de Museos, que desde 1952 comenzó a publicar la revista Studies in Conservation (Reino Unido), con artículos en inglés y francés: al principio dos números al año y ahora con ocho entregas anuales, sólo en inglés, editada por el actual International Institute for Conservation of Historic and Artistic Works (IIC, Instituto Internacional para la Conservación de Obras Históricas y Artísticas). Al correr de los años surgieron otras revistas dedicadas a la conservación del patrimonio tangible, como el Journal of the American Institute for Conservation (JAIC-IIC, Reino Unido), que comenzó como un boletín del Grupo Americano del IIC (EUA) en la década de 1960.

Aunque en el mundo académico la lingua franca al día de hoy es el inglés, los investigadores iberoamericanos dedicados a la conservación, restauración, museología, museografía, gestión y estudio del patrimonio cultural buscábamos la oportunidad de leer y escribir artículos de alto rigor académico en nuestra lengua materna. Después del chino, el español es el idioma con más hablantes en el mundo, por arriba del inglés o el francés. En respuesta a esa necesidad, desde 1997 se publica anualmente la revista Conserva en Chile (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos [Dibam]). Ya en el presente siglo nace Ge-conservación (GEIIC), editada en España a partir de 2009, cuya periodicidad ha pasado de ser anual a semestral. Éstos no han sido los primeros ni los únicos intentos por generar publicaciones periódicas en los campos arriba mencionados: ha habido otros, de impacto más local o de vida más efímera, que sentaron las bases para que existieran las revistas con que contamos hoy. Con nostalgia recuerdo, porque fueron más cercanos a mí, Imprimatura, revista que editó varios números y pocos ejemplares, como un loable esfuerzo de los alumnos de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como El Correo del Restaurador, editado por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC-INAH).

En ese contexto se comenzó a publicar Intervención (ENCRyM-INAH), que con este número 20 cumple 10 años de publicaciones semestrales ininterrumpidas. En la presentación de la primera entrega de esta revista, Liliana Giorguli escribió:

Con la certeza de que las publicaciones periódicas no son solamente producto de un equipo de trabajo o de una administración específica, será responsabilidad de la comunidad académica de la ENCRyM, asumir Intervención como propia para fortalecerla y desarrollarla. Construir y redibujar el rostro que presentará cada número de hoy en adelante será una tarea cotidiana, enriquecida por las capacidades intelectuales individuales y colectivas que existen en esta escuela [Giorguli Chávez, “Presentación”, Intervención 1 (1): 4].

Sus augurios fueron más que superados: este proyecto ha sido apoyado por varias administraciones, comenzando por la misma Liliana Giorguli como directora de la ENCRyM, a quien siguieron en el mismo cargo Andrés Triana y ahora Gerardo Ramos Olvera. De igual manera, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha tenido varios directores generales en este decenio, desde Sergio Raúl Arroyo, después Alfonso de Maria y Campos, María Teresa Franco y hoy Diego Prieto Hernández: todos han apoyado a la revista. Es más, a pesar de importantes cambios en el ámbito federal: de formar parte del otrora Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), presidido por Consuelo Sáizar y después por Rafael Tovar y de Teresa, el instituto está hoy en la Secretaría de Cultura, en un inicio a cargo de Rafael Tovar y de Teresa, después, de María Cristina García, y ahora de Alejandra Frausto; a pesar de esos cambios, digo, la revista Intervención ha mantenido su intención original.

También al interior del comité editorial de la revista (CERI, Comité Editorial de la Revista Intervención) ha habido reorganizaciones; asimismo, en la manera en la que éste opera. Al principio éramos pocos miembros, sólo seis, todos académicos de la ENCRyM. En estos 10 años se han unido al CERI muchas personas, y otras se han separado; algunos estamos en el comité desde el inicio, otros han sido miembros desde hace poco tiempo, y hubo quien sólo participó en uno o dos números; en fin, mucho movimiento. Ahora los integrantes del comité no sólo somos miembros de la ENCRyM, sino de otras instancias del INAH, como el Centro INAH Guanajuato, el Centro INAH Jalisco y la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH); también hay académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de El Colegio de Michoacán (Colmich), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), todas éstas en México.

En 2012, en el número 5 de Intervención se anunció, con gran júbilo, que la revista se indexaba en Latindex (sistema regional de información en línea para revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal). Las contribuciones publicadas en esta revista eran, en un principio, más bien endémicas; sin embargo, la creciente reputación de Intervención ha atraído a autores de otros países, como Perú, Chile, España, Cuba, Argentina, Estados Unidos y Venezuela. Los esfuerzos por garantizar procesos editoriales acordes con las normas establecidas por los organismos encargados de la revisión permitieron que la revista fuera incluida en otros indexadores. Desde su lanzamiento en 2010, hasta 2014, Intervención se consolidó como revista académica y logró integrarse al Sistema de Clasificación de Revistas Mexicanas de Ciencia y Tecnología de Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y otras indizaciones importantes que la han reconocido como revista de buena calidad. A la fecha ha mantenido esos logros, sumándose a otros repositorios, directorios e indizaciones académicas de reconocimiento nacional e internacional. Para nuestra revista es importante seguir en estos repositorios e indizaciones, lo que ha significado también un reto tecnológico, ya que ahora el conocimiento se disemina por medios digitales: la sociedad ha cambiado sus formas de acceso a la información e Intervención sabe que debe ser partícipe de esa evolución.

Éste, su vigésimo número, nos permite conocer más sobre los museos y recintos de Córdoba, Argentina, y, en la República mexicana: Guadalajara, capital de Jalisco, la Ciudad de México y el estado central de Tlaxcala, así como San Cristóbal de Las Casas, en Chiapas.

En el ámbito de los museos, sus objetivos, creación y público, tenemos por un lado los museos de la mujer y, por el otro, los de arte, que cumplen funciones muy distintas. En esta edición de Intervención se abordan unos y otros.

En el número anterior de Intervención, Eréndira Muñoz hizo patente la invisibilidad de las mujeres a través del análisis del discurso de dos salas del Museo Nacional de Antropología (MNA-INAH, México). Este tipo de situaciones es una de las muchas razones que dieron origen a un tipo particular de museos, como lo explica Nicole González en su INVESTIGACIÓN “Museo de la Mujer en la Ciudad de México: una reflexión museológica de su historia, México”. La autora se pregunta hasta qué punto el museo está cumpliendo con sus objetivos, que no se limitan a señalar el papel de las mujeres en distintas etapas de la historia de México, sino que fundamentalmente pretenden educar y crear un cambio de conciencia que derive en un marco jurídico y social que garantice los derechos de las mujeres. La Federación Mexicana de Universitarias, A. C. (Femu), tiene ante sí un importante reto al coordinar este museo, inserto en un país catalogado como uno de los más inseguros de América Latina para la vida de las mujeres, no sólo por las tentativas de homicidio, sino por los abusos y el acoso. Es importante considerar que también desde el campo del patrimonio cultural es posible hacer algo que contribuya a disminuir los índices de violencia, tema muy preocupante en la actualidad, por lo menos en México, que de unos años para acá se ha tornado cada vez más inseguro.

Aunque también en América Latina, el caso expuesto por Alejandra Panozzo en su INFORME “La visita a los museos de arte. ¿Qué atrae a los visitantes de fin de semana a recorrer el Museo Evita-Palacio Ferreyra?, Córdoba, Argentina”, resulta completamente distinto. La autora explica cómo, a partir de un planteamiento capitalista, algunos museos han llegado a concebirse como un atractivo desde el punto de vista de la industria del ocio, el entretenimiento y el turismo, principalmente en el orden municipal. Al saber si el público es atraído por la belleza del edificio, o por un interés en conocer la colección que el museo resguarda, o bien por otras actividades organizadas en ese espacio, será entonces posible llevar a cabo algunas modificaciones para mejorar la experiencia de los visitantes. El objetivo no debe ser sólo aumentar el número de éstos, o de boletos vendidos, sino atender la diversidad de intereses del público y producir experiencias significativas.

Como hemos visto hasta ahora, la comunidad académica responde a los estímulos del entorno. Tras los sismos acaecidos en México hace dos años, en este número se presenta una contribución en torno del tema de la vulnerabilidad del patrimonio arquitectónico ante este tipo de eventos. En el INFORME “La aproximación de una evaluación analítica a un efecto sísmico real: el caso del templo de Santa Lucía, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México”, Carla Ángela Figueroa, José Manuel Jara y Miguel Ángel Pacheco presentan un caso bastante particular. Hace algunos años se realizó un estudio sobre la vulnerabilidad del templo de Santa Lucía en el cual, mediante herramientas digitales, se elaboraba una predicción sobre los efectos que tendría un sismo en los diferentes componentes del templo, como la fachada y la cúpula. Poco más de un lustro después se presentó la infortunada ocasión de comprobar la exactitud de estas predicciones, ya que el templo estudiado fue afectado por los sismos ocurridos en México en septiembre de 2017. Una oportunidad inusitada, y bien aprovechada por los autores, para comparar las predicciones elaboradas por medio de modelos con los efectos reales ocasionados por un sismo. Si bien no es posible predecir cuándo ocurrirá un terremoto, ni se puede evitar que suceda, con la cultura de la prevención es posible reducir sus impactos.

Desde el campo de la conservación de bienes muebles, tenemos dos investigaciones que muestran cómo la ciencia puede ayudar a conocer la historia de los objetos, ya sea proporcionando indicios sobre el momento de su creación o bien revelando datos sobre procesos de restauración ejecutados en el pasado. El primer caso lo describen Nathael Cano, Alejandra Quintanar-Isaías, José Luis Ruvalcaba-Sil, Édgar Casanova, Manuel Espinosa Pesqueira, María Angélica García y Jazziel Lumbreras en la INVESTIGACIÓN titulada “Testigo material de un retablo desaparecido: conjunto tabular del ex convento de San Francisco Tepeyanco, en Tlaxcala, México”. Tras el descubrimiento de tres pinturas sobre tabla en las ruinas del templo anexo al ex convento franciscano, un grupo conformado por restauradores, historiadores del arte, biólogos, físicos y químicos realizó un trabajo detectivesco que permitió inferir que las pinturas originalmente formaron parte de un retablo. Pese al avanzado estado de deterioro de los materiales y a la gran cantidad de suciedad que presentaban los cuadros, mediante diversas técnicas que combinan análisis no invasivos y examen de muestras fue posible determinar el tipo de materiales utilizados y conocer las técnicas empleadas para su manufactura, además de descubrir que los paneles tienen dos etapas pictóricas. El trabajo interdisciplinar permite un mayor conocimiento sobre las tecnologías usadas en el pasado, a la vez que los hallazgos pueden sentar las bases para nuevas investigaciones.

La segunda INVESTIGACIÓN, presentada por Ana Paula García, hace referencia a materiales aplicados en la restauración de papel, la malla de monofilamento de nylon y un adhesivo a base de nitrato de celulosa. En “Identificación de adhesivos en laminados de papel y recomendaciones de conservación para la Colección Antigua de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), México”, se describen los análisis realizados sobre muestras de documentos que presentaban laminados y refuerzos hechos a mediados del siglo pasado. El desarrollo de la profesión conlleva una revisión constante de los procedimientos empleados con el fin de evaluar la pertinencia de las técnicas y la estabilidad de los materiales; los hallazgos presentados en esta contribución abren nuevas líneas de investigación en torno de la interacción entre los elementos originales y aquellos utilizados para su conservación.

Este número incluye también la RESEÑA de una exhibición temporal montada para celebrar el centenario del museo más importante de la región occidental de nuestro país, “Una mirada a la exposición Esencias, riquezas y secretos. 100 años custodiando el patrimonio”, inaugurada en 2018 en el Museo Regional de Guadalajara. Alejandra Mosco señala los aciertos que, como experta en museología, encontró en esta muestra, en la que estuvo presente parte de un acervo que se caracteriza por su amplia variedad. Se describen, asimismo, las dificultades que podría experimentar un visitante al tratar de entender esta propuesta, en la cual la distribución de los objetos en cada sala no se basa en su tipología ni en su cronología.

Para terminar, Rubén Páez-Kano y Álvaro Zárate presentan la RESEÑA del libro Los nuevos alquimistas, de la pluma de Alfredo Vega Cárdenas. Desde hace más de una década, Vega ha trabajado en el análisis de la restauración con base en los postulados del sociólogo francés Pierre Bourdieu. Su labor como docente de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente motivó a otros investigadores a continuar explorando esa línea de pensamiento, como hacen constar Mauricio Jiménez y Mariana Sainz en un ensayo del tercer número de Intervención. Tras arduo trabajo de investigación, el año pasado Vega publicó el libro aquí analizado. Los autores de esta reseña, además de ofrecer una visión panorámica de la obra en cuestión, señalan las tareas que, derivadas de las reflexiones de Vega, quedan pendientes no sólo para los restauradores que ejercemos la profesión sino también, y más importante, para las instituciones dedicadas a la formación de restauradores al momento de plantear el enfoque de sus asignaturas.

Este vigésimo número de Intervención ha sido posible gracias al esfuerzo constante de muchas personas, particularmente el de Isabel Medina-González, editora fundadora de esta revista. Ella, en coautoría con Concepción Obregón y Valeria Valero, escribieron hace siete años en la página editorial del número 5: “A esta confrontación contextualizada que media entre el presente y el pasado dedicamos este quinto número de Intervención. […] Sólo el tiempo podrá documentar si la semilla plantada logra germinar” (Medina-González, Obregón Rodríguez y Valero Pié, “Editorial”, Intervención 5 [1]: 4). Ante los ojos de nuestros amables lectores está la prueba de que la semilla germinó, y la planta ha extendido sus ramas.

Carolusa González Tirado
Editora
Octubre de 2019

Carolusa González Tirado. Licenciada en restauración de bienes muebles (Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía [ENCRyM], Instituto Nacional de Antropología e Historia [INAH], México), maestra en ciencias de la restauración (De Montfort University [DMU], Reino Unido). Restaurador perito de base (Centro INAH Guanajuato, México). Posee una larga trayectoria docente, destacando su papel como profesora en el Seminario-Taller de Conservación de Metales (ENCRyM-INAH) de 1989 a 2002 y profesora titular del Seminario-Taller de Conservación de Documentos y Obra Gráfica en Papel (ENCRyM-INAH) de 2008 a 2013, entre otros. De 2002 a 2008 fue subdirectora de conservación de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH-INAH, México). Ha impartido cursos en Perú, Uruguay, Panamá y Colombia. Ha recibido tres premios nacionales otorgados por el INAH, en la especialidad de restauración de bienes muebles. Ha sido galardonada con el Premio Paul Coremans 1992, a la mejor investigación de campo; 1996, a la mejor tesis de licenciatura; y 1998, a la mejor tesis de maestría. Profesor de perfil deseable (PROMEP, México) 2012-2013. Ha realizado más de 26 publicaciones. Actualmente, responsable del proyecto “Estudio y registro del retablo del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo de la Parroquia de la Purísima Concepción, en Purísima de Bustos, Guanajuato”. Coordinadora de conservación de la actual exposición temporal “Códices de México: memorias y saberes” del Museo Nacional de Antropología (MNA-INAH, México). Es miembro del Consejo Editorial de la Revista Intervención, (ENCRyM-INAH).

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