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Intervención (México DF)

Print version ISSN 2007-249X

Intervención (Méx. DF) vol.8 n.15 México Jan./Jun. 2017

 

Editorial

Editorial

Isabel Medina-González1 

1 ENCRyM-INAH, México


Justamente hace siglo y medio un grupo de ciudadanos británicos, encabezado por William Morris, suscribió el Manifesto de la Society for the Protection of Ancient Buildings (SPAB 1887), organización vigente, cuya ontología instituyó como paradigmático el discurso de la conservación-restauración moderna. Por provenir de una asociación impulsora del movimiento de salvaguardia patrimonial, resulta significativo apuntar que su contenido parte de una apelación que vincula la raison d’être de aquella con una aguda exégesis contextual e histórica:

Sin duda, en los últimos 50 años ha surgido, casi sin paralelo, un nuevo interés en los monumentos de arte antiguos, lo que los ha convertido en sujetos tanto de las más interesantes investigaciones como de diversos frenesíes: religioso, histórico y artístico, condición que, en nuestro tiempo, produce rentas. No obstante, pensamos que, si acaso continúa el actual tratamiento que se da a estos edificios, nuestros descendientes verán que su estudio no sólo es inútil sino que, además, produce un reticente entusiasmo. Concluimos, así, que el conocimiento y la atención en esta última centuria han logrado más destrucción que todos los siglos anteriores de revoluciones, violencia y desdén (SPAB 1877; traducción de la editora).

De la lectura de estas palabras derivan varias reflexiones; aquí destaco algunas, como, por ejemplo, la forma en que la utilidad de la crítica ante escenarios adversos cobra un papel protagónico en el aliento de la acción propicia de una colectividad. Efectivamente: en los subsecuentes años a su constitución, la SPAB se tradujo en una potencia axiomática para la protección del patrimonio edificado “de cualquier año y estilo” (SPAB 1887), y así, precisamente, ubicado en la enunciada perspectiva incluyente, el Manifesto contribuyó con la compleja tarea de, por una parte, poner en crisis las delimitaciones discursivas y prácticas de la conservación-restauración, y por otra, de apuntar a sus potencialidades. Y es a partir de este análisis fronterizo, y en la feliz coincidencia que aporta la revisión histórica, que esta página editorial busca incitar una reflexión retrospectiva y prospectiva, contextualizada, este 2017, en las celebraciones de los 50 años de la conservación-restauración en México.

Como consta en los materiales concretos de la crónica, así como en aquellos, más volátiles, de la narrativa, el origen de la institución que durante ya ocho años ha albergado a Intervención: la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), se descubre en una serie de sucesos tanto institucionales como particulares que entre 1966 y 1968 incidieron en ella local y mundialmente. Hoy en día es evidente que tales acontecimientos le confirieron una personalidad única que, a lo largo de los años, desembocaría en una tradición propia del saber y hacer conservación-restauración en México. Vale la pena, por ello, adentrarse en algunos de los pormenores de esta historia.

En una vertiente, el Centro Churubusco surgió de una iniciativa de ordenamiento, centralización y formalización de la práctica dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institucionalización que, a la postre, daría estabilidad y amplitud tanto a las iniciativas de formación como de desarrollo profesional. Tampoco debe olvidarse que la articulación de la disciplina se fincó en la fábrica de la diplomacia -en específico, en las políticas culturales internacionales-, lo que redundó en iniciativas de capacitación regionales, auspiciadas, inicialmente, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y, más adelante, por la Organización de los Estados Americanos (OEA). Estos esfuerzos devendrían, 10 años más tarde, en la apertura del primer programa universitario en materia de restauración de bienes culturales muebles en Iberoamérica, ya en la propia ENCRyM-INAH, cuyos resultados ya han superado la prueba del tiempo, al haber llevado la profesionalización de nuestra disciplina, en cinco arduas décadas, a su edad adulta.

En esta condición de madurez, y con el regocijo propio de la actual celebración, es oportuno tomarse la libertad de cuestionar, en concordancia con el SPAB, cuáles han sido los desafíos y los logros en el desarrollo de la conservación-restauración en México. En la intimidad de estas revelaciones será posible asumir el legado y articular las visiones de futuro respecto de nuestro campo disciplinar. En sintonía, este editorial busca perfilar algunos rumbos de reflexión, al enlazar los contenidos de este decimoquinto número de Intervención con algunos límites y posibilidades del tema enunciado en este párrafo.

Es indudable que la alianza entre las ciencias naturales y las sociales constituyó una herramienta esencial de consolidación del Centro Churubusco; de hecho, esa orientación acabó por conformar uno de los sellos distintivos de sus egresados. Más tarde, la confluencia epistemológica de las áreas antropológica, histórica, física, química y biológica distinguió los iniciales cursos de formación, puntales de la plenitud interdisciplinar incorporada en la currícula universitaria. Así, en el área de bienes muebles e inmuebles los conservadores-restauradores mexicanos han desarrollado sólidas tradiciones investigativas, cuya diversificación se muestra en las primeras cuatro contribuciones de este número de Intervención.

La sección de INVESTIGACIÓN abre con los resultados de un “Estudio comparativo de sistemas de consolidación-flexibilización (almidón-PEG, quitina-PEG y lactitol-PEG) para la conservación de objetos de fibras duras provenientes de contextos arqueológicos secos y húmedos de México”, que aborda el ámbito del desarrollo de tratamientos de intervención directa. Al exponer la evaluación de algunos efectos macroscópicos inmediatos y de ciertas variables microscópicas de materiales arqueológicos celulósicos procedentes de contextos arqueológicos húmedos y secos, sus autoras: Gloria Martha Sánchez Valenzuela, Alejandra Alonso Olvera y María Fernanda Escalante Hernández, aciertan al descarte sustentado de varias alternativas -lo que, en sí mismo, representa un avance experimental- y establecen eventuales perspectivas de indagación.

A continuación, dentro de una alineación desde la arqueometría, Luisa Mainou Cervantes, Silvia Antuna Bizarro, Teresa Fourtol Van der Goes y Luisa Straulino Mainou, someten a consideración una aportación que conjuga saberes de conservación arqueológica y medicina para la “Identificación de restos de tejidos humanos en instrumentos rituales prehispánicos de México”, la que, además de sus valiosos resultados concretos, desvela las muchas líneas de investigación que dispara la observación de la cultura material, al proponer interrogantes que sólo pueden responderse mediante la interdigitación de diferentes órdenes de interpretación, en este caso, las resultantes de la categorización tipológica clásica de la arqueología y el análisis instrumental de frontera mediante microscopia electrónica de barrido.

La confluencia -ya firme en el ámbito patrimonial- entre la indagación histórica y el análisis arquitectónico se representa aquí en una contribución denominada “Guía para el diagnóstico de conjuntos industriales azucareros: el caso del central Toledo, La Habana, Cuba”. De la pluma de Adrián González González, Indira Costa Fallarero y Tania Gutiérrez Rodríguez, el estudio sintetiza el pasado del poderío azucarero en Cuba y explora las dificultades de la preservación de su patrimonio edificado, a la vez que propone una guía para activar su adecuación en la isla.

La sección de investigación cierra con la propuesta de “Un método simplificado para evaluar el riesgo sísmico y priorizar la atención de los bienes culturales inmuebles: el caso de Chile”, de Daniela Andrea Díaz Fuentes, la cual confirma las contribuciones procedentes de la experiencia latinoamericana en la evaluación de riesgos, un ámbito de acción ya arraigado en la realidad de la práctica profesional de la región desde los inicios del Centro Churubusco, organismo que confirmó los lazos de sus misiones en Guatemala tras el sismo de 1975 en ese país.

Otros aspectos de la colaboración regional -una de las vocaciones centrales del Centro Churubusco que prevalece en el ejercicio de diversos programas de capacitación internacional de la ENCRyM-INAH- encuentran eco, en esta entrega, en la política organizativa del Centro de Estudios de México y Centroamérica, que nos presenta una semblanza elaborada por Víctor Aurelio Zúñiga González, Delphine Mercier e Isabel Vázquez sobre la revista TRACE, la cual tiene una virtud especial: muestra la forma en que las publicaciones se entrelazan con la vida institucional, lo que hace que la producción escrita sea otro termógrafo de la filosofía de cada institución.

El desarrollo pragmático de la conservación-restauración se aprecia en “Nacimiento, muerte y resurrección: el templo de la Compañía de Jesús de la ciudad de Puebla después del sismo de 1999”, informe de Mariano Castellanos Arenas que proyecta buena parte de la experiencia de formación de conocimientos relevantes en la conservación, al mostrar que la propia intervención de la fábrica patrimonial conduce a una línea de acción metodológica que los restauradores mexicanos emprendieron desde sus orígenes, en el esfuerzo por transformar una disciplina nacida en contextos diferentes de los propios.

Esta edición que el lector tiene ante sí culmina con dos reseñas de sendos libros, cuyos debates no podrían ser más contrastantes: Gabriela A. Piñero analiza, sobre El cubo de Rubik. Arte mexicano en los años 90, de Daniel Montero (2014), la manera en que se concatenaron varios fenómenos ocurridos en la escena artística nacional para transformar el campo local del arte desde la redefinición de lo artístico y de las formas de producción plástica y narrativa. Los diversos frentes que ataca su autor -esto es, los múltiples lados del cubo de Rubik- esbozan la configuración de una zona en la que lo artístico también es política y economía.

Para dar término a este número, Michael Andrés Forero Parra explicita las modalidades de patrimonialización que tanto en América Latina como en el resto del mundo se emplean para “Conmemorar lo indecible: museos y monumentos”, título de la reseña que revisa las ideas claves del libro sobre memoriales y museos Memorials as Spaces of Engagement: Design, Use and Meaning.

Indagación científica, desarrollo tecnológico, análisis histórico, evaluación y manejo de riesgos, y crítica, son elementos que caracterizan la conservación-restauración en México, como también el que sus discursos hayan dejado su impronta en muy diversos materiales publicados, desde la memoria de trabajo, el diario y la libreta de apuntes, hasta el registro documental, el informe, la tesis, el libro o -válgase que nos paremos el cuello- la edición en determinado número de una revista especializada. En el gozo por los 50 años de conservación-restauración, festinamos cada esfuerzo editorial que, desde el Centro Churubusco, ya en dependencia, ya en coincidencia, ha configurado otro tipo de memoria: el logro de la reciente aceptación de Intervención en la Convocatoria 2016 de Sistema Nacional de Revista Científicas y Tecnológicas Conacyt sólo se explica como parte de un legado sobre el cual nos sostenemos. Ello nos da profundidad y perspectiva.

Isabel Medina-González Editora

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